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La emotiva salida del clóset del basquetbolista argentino Sebastián Vega

Viernes, 13 de marzo de 2020
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3210283w740-660x440La emotiva carta del basquetbolista de la Liga Nacional Sebastián Vega para contar que es gay: “La verdad nos hace libres”. Vega tuvo un paso por la selección en 2010 y juega en Gimnasia y Esgrima de Comodoro Rivadavia.

Sebastián Vega tiene 31 años y juega al básquetbol en la Liga Nacional desde 2004. Es alero, debutó en Central Entrerriano, fue campeón con Peñarol, jugó con la Selección Argentina, estuvo en Boca, volvió a ser campeón con Quimsa, pasó por Libertad de Sunchales, regresó a Quimsa y hoy integra el plantel de Gimnasia y Esgrima de Comodoro Rivadavia.

Pero, más allá de sus logros deportivos, hoy dio uno de los pasos más importantes de toda su vida: escribió una emotiva carta pública para contar abiertamente que es gay, en un hecho histórico para el deporte argentino. De hecho, es el primer basquetbolista argentino en declararse homosexual.

A través de su cuenta de Twitter, el basquetbolista compartió un texto titulado “La verdad nos hace libres”, en el que describió con detalle y profundidad todo lo que implica ser homosexual en el deporte profesional. “Me acuerdo del momento con exactitud: yo tirado en la cama, absolutamente a oscuras, mirando el techo en silencio, sin saber qué hacer, sin querer asumir, con la cabeza explotada. Acababa de estar con un hombre por primera vez y no lo podía aceptar. Aquella noche fue una de las peores que recuerde”, comenzó Vega en el texto que también fue compartido por el club Gimnasia.

“No solo porque no pude disfrutar nada, sino porque significó un cambio definitivo en mi vida y mis estructuras. Me debatía entre mis deseos de estar con otro hombre y todo lo demás. Sufría, reprimía sentimientos, me sentía en falta. No podía comprender cómo me atraía una persona de mi mismo sexo, eso no estaba bien, eso no era lo ‘normal’. Y yo quería ser normal. Fue un momento de quiebre”, agregó el jugador.

Pero todos esos sentimientos hoy empiezan a quedar atrás. En una decisión valiente, y con el respaldo del cuerpo técnico, sus compañeros y un amplio espectro de figuras del básquetbol nacional que lo felicitaron y compartieron sus palabras, Vega eligió contar lo que siempre ocultó. Y lo hizo en plena disputa de la Liga Nacional, en la que Gimnasia se ubica en el tercer puesto, detrás de Quimsa y San Lorenzo, y mientras se recupera de una lesión en el tobillo derecho que lo marginó de los últimos partidos

“Quería y necesitaba sentirme más libre. Fueron años durísimos. Llevé una mochila muy pesada sobre mis hombros y no la quería tener más. No quería ocultarme más. No estaba haciendo nada malo, no había matado a nadie”, explicó Vega. “Hoy doy un paso determinante en mi vida. Estoy ansioso, tengo miedo, incertidumbre, ansiedad, llevo días durmiendo poco y mal. Escribí esta carta con el corazón en la mano. Sé que marcará mi futuro, pero también me permitirá reconciliarme con el pasado. Y caminar con la cabeza en alto. Persiguiendo mi propia libertad”.

La carta completa

“La verdad nos hace libres”

“Me acuerdo del momento con exactitud: yo tirado en la cama, absolutamente a oscuras, mirando el techo en silencio, sin saber qué hacer, sin querer asumir, con la cabeza explotada. Acababa de estar con un hombre por primera vez y no lo podía aceptar. Aquella noche fue una de las peores que recuerde.

No solo porque no pude disfrutar nada, sino porque significó un cambio definitivo en mi vida y mis estructuras. Me debatía entre mis deseos de estar con otro hombre y todo lo demás. Sufría, reprimía sentimientos, me sentía en falta. No podía comprender cómo me atraía una persona de mi mismo sexo, eso no estaba bien, eso no era lo ‘normal’. Y yo quería ser normal. Fue un momento de quiebre.

A partir de ese día, comencé a reprimir sentimientos y deseos. Estuve de novio con una chica intentando continuar con mi vida heterosexual, pero después de un tiempo las ganas de estar con un hombre volvieron a surgir. Y entonces conocí a quien se convertiría en mi pareja por los siguiente seis años.

Eran meses de absoluta confusión personal. Me mentía a mí mismo, negaba la realidad, estaba frustrado, triste. No entendía por qué me pasaba eso a mí, yo quería ser uno más, quería encajar. Quería ser como mis compañeros y amigos. Y me empecé a hundir. Percibía como mi profesión y mi vida personal iban por caminos diferentes al punto tal que llegué a considerar el retiro del básquet, que es lo que más amo en la vida, para dedicarme a algo que me permitiera tener una vida sentimental más tranquila, alejada de la exposición. Realmente no sabía qué hacer.

En aquella temporada (14/15) empecé a lesionarme todo el tiempo. Mi cuerpo evidentemente me estaba gritando que algo iba mal, que tenía que cambiar. Así fue que, tras arrancar terapia, decidí tomar las riendas de mi vida y le comuniqué la novedad a mi familia. No me olvido más: encaré a mi papá y fui decidido a contárselo, con mucho miedo (terror diría), dando por sentado que me iba a echar de casa. Fui preparado para lo peor. No obstante, para mi total sorpresa, su reacción fue de amor. Fue una escena dura, él casi se desvanece mientras le contaba, pero lo aceptó. Tuve que entender que era un proceso para él y para mi mamá. Y lo respeté. Fue un tremendo alivio encontrar respaldo en mi familia, más allá de que les costara asumirlo.

Luego de esa gran prueba superada, un par de años después, pude comenzar a contárselo a mis amigos y amigas de Gualeguaychú. Estaba cansado de tener que mentir, de decir que andaba con mujeres cuando en realidad no era así. A veces relataba que me iba de vacaciones con amigos cuando en realidad me iba con mi pareja de aquel entonces. ¿Qué clase de amistad le daba a mis amigos ocultando todo? No estaba siendo honesto con ellos ni conmigo. Empecé con los más cercanos. Siempre recuerdo que lo hacía llorando. Como si hubiese algo mal. Viviendo eternamente a oscuras por si alguien podía inferirlo, fingiendo soltería. No podía salir del laberinto. Y tenía que hacerlo para volver a ser feliz.

Ya en Comodoro, jugando en Gimnasia, tomé coraje (mucho) y le conté a un gran amigo (Lucas Pérez) todo lo que venía viviendo. Temblando pude decirle que era gay. Su reacción fue súper natural. Al tiempo, junté valor y también se lo pude confesar al DT, Martín Villagrán, quien quedó anonadado pero me brindó contención y afecto. Lo valoré. Más tarde se lo dije al capitán del equipo, Diego Romero, y más tarde a otros compañeros.

Quería y necesitaba sentirme más libre. Había pasado demasiados años en la sombra. Ellos también me respaldaron, me demostraron que no iba a cambiar nada, que las cosas seguirían igual. Que mi orientación sexual no modificaría mi situación personal, lo que yo era (y soy) como personal. Tenía mucho miedo de quedarme sin trabajo. Y en eso los dirigentes del club fueron los primeros en respaldarme. Percibir aquella protección grupal e institucional, me permitió ganar en confianza y estabilidad. Ya no tenía que seguir viviendo en las sobras.

Fueron años durísimos. Años donde llevé una mochila muy pesada sobre mis hombros y no la quería tener más. No quería ocultarme más. No estaba haciendo nada malo, no había matado a nadie. Fueron años agobiantes donde el miedo directamente me paralizaba. Me daba terror que alguien sospechara que era gay. Me volví una persona cerrada. Me aislaba para no tener que dar explicaciones y hasta dejé de hacer cosas que me gustaban para no exponerme a nada. Lloré y me maldije durante muchísimo tiempo. No quería ser diferente. Pero hoy puedo decir que todo ese dolor me fortaleció. Me hizo crecer.

¿Cuál es el objetivo de todo esto? ¿Qué quiero lograr? Lo más importante es poder cerrar una etapa y sentirme libre de una vez. Libre de culpa, de sentirme en falta. Demostrarle a todos, y a mí mismo, que mi profesión y mi vida personal o sentimental pueden ir por el mismo camino. Que puedo ser gay y seguir jugando al básquet con el mismo compromiso que tuve desde que debuté en la Liga. Soy el mismo de siempre. También me gustaría que este disparador pueda ayudar a otras personas que tal vez están o estuvieron en una situación semejante. Ayudar en ese recorrido, para que sea, al menos, un poco más liviano. Menos traumático.

Hoy doy un paso determinante en mi vida. Estoy ansiosos, tengo miedo, incertidumbre, ansiedad, llevo días durmiendo poco y mal. Escribí esta carta con el corazón en la mano. Sé que marcará mi futuro, pero también me permitirá reconciliarme con el pasado. Y caminar con la cabeza en alto. Persiguiendo mi propia libertad.”

Fuente: La Nación, vía SentidoG

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Asesinan en Argentina a una mujer trans de 36 años en Camino de Cintura

Sábado, 9 de febrero de 2019
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C697E518-431F-4FE5-BC9B-E375CB678867Laly Heredia Escobar fue asesinada en la madrugada del 3 de febrero en Camino de Cintura. Tenía un tiro en la cadera y a su alrededor había varias vainas servidas, calibre 9mm.

Una vecina que caminaba por la calle dio el alerta: al amanecer del domingo 3 de febrero, el cuerpo de una joven travesti asesinada yacía en el cruce de avenida Monseñor Bufano y Arribeños, Camino de Cintura, a la altura de Los Pinos (La Matanza, pcia de Buenos Aires). Tenía un tiro en la cadera y a su alrededor había varias vainas servidas, calibre 9mm. Fue llevada a la Comisaría 4° de Los Pinos. Sus compañeras travestis y trans estaban casi seguras de quién se trataba. Recién en la noche del 3 de febrero, su hermana y su pareja la identificaron: era Laly Heredia Escobar.

Tenía 36 años, había venido desde Lima (Perú) a la Argentina hace 10 años. Vivía en Morón (provincia de Buenos Aires), en una vivienda que alquilaba junto a Emanuel Ferraro, albañil. “Estamos en pareja hace 9 años. Ella salió de casa el sábado a medianoche, me había dicho que volvía a las 5, pero no vino nunca. Me enteré de lo que pasó por las redes”, contó Ferraro a Presentes.

Ayer, cuando la foto de Laly empezó a circular en Facebook, Ferraro y una de las hermanas de Laly que vive en Argentina (el resto de la familia vive en Lima), fueron a la comisaría y en la 4° de Los Pinos reconocieron el cuerpo.

“Por lo que me dijo la policía, la mataron a eso de las 3 de la mañana. Ella estaba trabajando, cuando la abordó un hombre pidiendo servicios (sexuales), y ahí la ejecutaron de una, en la puerta de un hotel sobre Camino de Cintura. Creemos que estuvo agonizando de las 3 a las 7 de la mañana. Nadie la ayudó”.

“Todavía no hay una hipótesis certera de quién la mató o por qué” informaron fuentes judiciales a esta agencia.

La causa está caratulada como “homicidio agravado por uso de armas”. Interviene la Unidad Fiscal de Investigación de Homicidios del departamento judicial de La Matanza. Hasta ahora, lo poco que se sabe es que fue asesinada de un tiro en la cadera. Pero antes de matarla, le dispararon varias veces. Se descarta que se haya tratado de un robo: no le sustrajeron la plata que llevaba encima.

Las vainas de las balas halladas junto a su cuerpo son .9 mm, el calibre utilizado por las armas de la policía. “Es el calibre más común. Por el calibre no generamos una hipótesis de trabajo”, dijeron fuentes judiciales.

El lunes a la tarde la familia seguía tratando de reunir los fondos para el velatorio. Y planeando cómo organizarse para pedir justicia. Quieren hacer una marcha, articulando con organizaciones de travestis y trans. “Estamos conmocionados. Laly era increíble, había venido a la Argentina a buscar una vida mejor. Viajaba una vez al año a Perú a ver a su mamá, les mandaba plata, siempre vivió abocada a su familia, no quería que les faltara nada. Se puso una mochila enorme. Tenía sueños. Ella sabía de la violencia que sufren las chicas en la calle, sabía que está todo muy mal. Había vivido lo que viven todas las que trabajan en la calle con la policía. Pero no andaba en nada raro”, dijo su pareja.

“Nos violentan hasta después de muertas”

Poco después de conocerse el travesticidio de Laly, el diario Crónica informó acerca de los hechos infringiendo la ley de identidad de género y tratándola en masculino. Al respecto, la activista travesti Violeta Alegre escribió:

“Ese proceso es una de las tantas particularidades de nuestras identidades, donde los medios de comunicación nos violentan hasta después de muertas, que aún no somos luz. Detenernos a leer los comentarios de nuestras noticias casi con festejo de nuestras muertes nos muestran el mundo horrible en donde nos tocó estar, por ser quienes queremos, por resultante de un Estado que no se responsabiliza ni siquiera de garantizarnos un descanso en paz, nos quieren muertas, lo sabemos.

Hoy encontraron a otra compañera muerta de un tiro, hoy en el feminismo hay un desparpajo de mensajes fascistas en contra de nosotras, hoy nuestras identidades están padeciendo mucha más violencias en la calle, desde insultos, botellazos, en manos de las fuerzas policiales, o un tiro. Hoy no van a compartir nuestras noticias ni a generar un revuelo como pasó con la noticia aberrante de La Nazión, ni el mainstream del feminismo que les encanta contar cuerpxs vivos y selecciona algunas muertas, tampoco nos darán luz”.

En el Camino de Cintura (que atraviesa varias jurisdicciones), muchas chicas travestis y trans sobreviven ejerciendo la prostitución, expuestas a las violencias de todo tipo, incluida la policial. Si bien puede haber algunas de ellas que se identifiquen como trabajadoras sexuales, son muchas más las que recurren a la prostitución como único medio de subsistencia, tras haber sido excluidas y expulsadas de otros ámbitos como la educación y el trabajo.

A fin de empezar a hacer algo para revertir la exclusión laboral, en la provincia de Buenos Aires, la ley de Cupo Laboral Travesti Trans Diana Sacayán (impulsada por esta activista de derechos humanos) fue aprobada por la legislatura hace más de 3 años, en septiembre de 2015. Pero al día de hoy no se reglamentó.

Muertes travestis y trans en lo que va de 2019

La de Laly Heredia es la segunda muerte violenta de una travesti en lo que va de 2019 en Argentina. Pero las organizaciones de travestis y trans que recolectan datos aseguran que en los primeros 31 días del año hubo al menos diez muertes de travestis y trans.

Jésica Benavídez, 33 años, Entre Ríos

De esas muertes, dos están siendo investigadas por la justicia. Una de ellas en Entre Ríos, a partir del 24 de enero, cuando en Paraná un vecino encontró el cuerpo sin vida de Jésica Benavídez, una mujer trans de 33 años. Sobrevivía a cuentagotas como trabajadora sexual y vivía en situación de extrema pobreza. Sus compañeras la llamaban “La Nicky”. Era oriunda de Santa Elena (La Paz) y había llegado a la capital entrerriana hace más de 10 años.

Mirta Antonella Eva Di Marzo, 30 años, Salta

Días después, el 27 de enero, tras pasar tres meses en coma a raíz de un brutal ataque de odio, falleció Mirna Antonella Eva Di Marzo, de 30 años, en Güemes (Salta). Estaba inconsciente, en terapia intensiva desde el 21 de octubre, cuando fue atacada por un hombre a la salida del boliche Caribe, en General Güemes (a 50 kilómetros de la ciudad de Salta). “El discurso de odio es el que mató a Mirna y es el que sigue matando a mujeres trans”, dijo el abogado de su familia, José Lazarte, a Presentes, la semana pasada, al conocerse la noticia.

Las víctimas silenciadas

Ante la falta de datos oficiales de muertes travestis y trans, las organizaciones y activistas llevan un listado en el que documentan tanto las muertes violentas (travesticidios) así como las muertes causadas por la exclusión (travesticidio social: falta de acceso a derechos básicos como educación, salud, trabajo, vivienda, trabajo, la mayoría de estas muertes se vinculan a enfermedades de las que no mueren prematuramente otras poblaciones).

Forman parte de esta lista, que no sale en los medios:

Mariana Quinteros, La Rioja, 48 años

Jessica Paola Ochoa, CABA, 36 años

Carolay, CABA

Yamile, CABA, 24 años

Sandra Cantero, Reconquista, Santa Fe

Gabriela Farias, Lomas de Zamora, Bs As

Yesica Neira, Comodoro Rivadavia, 56 años

Luciana Anahi, CABA (oriunda de Güemes, Salta), 28 años

Laly apenas superó en un año el promedio de vida estimado para este colectivo en América Latina: 35 años. Los datos volcados en esta nota fueron confirmados a Presentes por diversas fuentes.

Fuente Agencia Presente  , vía SentidoG

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