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“Una oportunidad de vida” de la mano de parroquias, fundaciones y Cáritas de Arratia

Sábado, 23 de enero de 2021

Lahcen-Bendaoud-Khalid-Oulghazi_2305879395_15245307_660x371Lahcen Bendaoud y Khalid Oulghazi

Esto es hacer que se extienda El Reino…

La iniciativa puesta en marcha por Cáritas de Arratia pretende arraigarse y que tenga continuidad con la acogida integradora de más jóvenes

Esta oportunidad es fruto de la colaboración entre las parroquias de Valle de Arratia (ocho pequeñas parroquias rurales, total unas14.000 habitantes) lideradas por Caritas Arratia y la Fundación Harribide

Gracias a la generosidad de los Padres Sacramentinos, que ceden temporalmente su casa que llevaba años vacía, los jóvenes pueden tener una vida digna mientras se preparan para obtener estudios, trabajo y una nueva oportunidad

Cáritas de Arratia se suma a la acogida de inmigrantes tutelados para favorecer su integración en la sociedad
Siguiendo la estela de la Fundación Harribide de Etxebarri, integrada por asociaciones de grupos de tiempo libre, la parroquia de San Antonio y la Fundación EDE, que trabaja en la intervención socioeducativa, entre otros, Cáritas Arratia se ha sumado a la acogida de inmigrantes tutelados. Todavía en una fase inicial, ya que apenas llevan dos meses, han aprovechado una casa propiedad de los religiosos sacramentinos de Areatza para facilitar, de momento a dos jóvenes marroquíes, el camino hacia su integración y emancipación.

Su historia apenas difiere de la de cualquier inmigrante que llega a Europa desde África. Lahcen Bendaoud y Khalid Oulghazi abandonaron su hogar y a su familia para labrarse un futuro con mejores expectativas de las que tenían en sus países de origen. “Todos queremos un futuro mejor. Nosotros allí no lo veíamos. Llegar aquí no es fácil y tampoco la vida hasta que encuentras la ayuda de alguien. Se pasa mucha miseria, frío y hambre”, comenta Lahcen, el menor de nueve hermanos.

Su larga travesía comenzó en enero de 2018. “Salí de casa, aunque mis padres no querían que me fuera, y llegué desde Tánger a Algeciras en patera sin conocer a nadie. Fue muy duro. Sabía que me estaba jugando la vida y, aun así, me arriesgué”, relata el joven de 22 años en un claro castellano. Llegó a Almería el 12 de febrero, donde consiguió trabajar en el campo unos quince días. “Somos mano de obra barata y no sabemos el idioma, -reconoce-, así que poco más podíamos hacer”.

Ante el temor de que en Almería le detuvieran y devolvieran a Marruecos por carecer de permiso de residencia, decidió viajar a Barcelona, una gran ciudad en la que esperaba encontrar más oportunidades. Allí tuvo la suerte de coincidir con un amigo de su pueblo, con el que trabajó en la construcción. Pero aquello tampoco duró por la baja carga de trabajo, así que decidió probar suerte en Bilbao.

En la capital vizcaína no pudo pernoctar más que tres noches en un albergue, por lo que no tardó en verse en la calle. Oyó hablar de Harribide y, aunque se apuntó a comienzos de junio, no lo acogieron hasta mediados de julio. Gracias a esta agrupación, pudo convivir tres meses con otros chicos, primero en Etxebarri y, después, dos años en un piso compartido en Arrankudiaga, junto con Khalid, hasta que les ofrecieron vivir en la casa de Areatza, donde se muestran encantados, a la vez que agradecidos. “Si no fuera por estas organizaciones, no sé dónde estaría”, reconoce Lahcen.

Tras obtener el título de ESO el año pasado, está cursando un grado medio de mantenimiento y electromecánica en el centro de Formación Profesional Andra Mari de Galdakao en una clase en la que de 18 alumnos, 4 son inmigrantes. “Me gusta lo que hago, estamos muy bien con los compañeros, estudio mucho y tengo esperanzas de encontrar trabajo, aunque ahora mismo no puedo más que hacer prácticas por falta de papeles. Si no tenemos papeles no podemos trabajar y si no trabajamos, tampoco nos los dan, así que es complicado”, lamenta.

A pesar de llevar tres años sin ver a su familia, a la que echa mucho de menos, admite que le gustaría quedarse en nuestro entorno. “Lo ideal sería poder ir a verlos cuando tenga papeles porque aquí estoy muy a gusto, aunque la vida no sea fácil”.

Los dos jóvenes, que comparten las tareas del hogar con el religioso con el que conviven, reciben semanalmente la visita de una educadora social que les supervisa. En el tiempo libre que les queda, les gusta practicar deporte y juntarse con los amigos con los que han compartido piso y experiencias. La actual situación de pandemia les impide poder socializar más en el entorno, pero agradecen hasta cuando la vecina se les acerca a hablar.

La iniciativa puesta en marcha por Cáritas de Arratia pretende arraigarse y que tenga continuidad con la acogida de más jóvenes. “Hemos comenzado con dos para ver cómo va con intención de que puedan venir más, aprovechando la infraestructura que tenemos”, explican satisfechos desde la organización arratiana. “Lahcen y Khalid son muy responsables y colaboradores, así que estamos muy contentos”.

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Pasajes para comprender la Palabra de Dios sobre los hombres y mujeres a quienes la vida ha colocado lejos de sus hogares.

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¿Qué dice la Biblia sobre los emigrantes? En medio de la actual crisis, volvamos a leer algunos de los pasajes más destacados de la Palabra de Dios sobre las personas a quienes la vida les ha puesto lejos de su tierra de origen.

Pero antes de comenzar…pongámosle cara e imagen:

El Pueblo de Israel era consciente de ser un pueblo de inmigrantes. En sus ritos se presentaba así: «mi padre fue un arameo errante» (Deuteronomio  26, 5).

Junto con los huérfanos y las viudas, los emigrantes constituyen la trilogía típica del mundo de los marginados en Israel. Para ellos, Dios pide un trato digno y de especial respeto y atención.

Pasajes del Antiguo Testamento

• «Conocéis la suerte del emigrante, porque emigrantes fuisteis vosotros en Egipto» (Éxodo 23,9).

• «No vejarás al emigrante» (Éxodo 23,9)
• «No lo oprimiréis» (Levítico 19,34)
• «No lo explotaréis» (Deuteronomio 23,16)
• «No negarás el derecho del emigrante» (Deuteronomio 24,17)
«Maldito quien viole los derechos al emigrante» (Deuteronomio 27)
• «Amaréis al emigrante, porque emigrantes fuisteis en Egipto» (Deuteronomio 10,19)
• «Al forastero que reside junto a vosotros, lo miraréis como a uno de vuestro pueblo y le amarás como a ti mismo» (Levítico 19,34).
«Cuando siegues la mies de tu campo y olvides en el suelo una gavilla, no vuelvas a re- cogerla; déjasela al emigrante, al huérfano y a la viuda» (Deuteronomio 24,17).

Jesús también fue inmigrante

Jesús mismo se presenta como un inmigrante. Mateo muestra la infancia de Jesús y a la Sagrada Familia bajo una primera y cruenta experiencia de emigración forzosa (Mateo 2,14-15).

Por su parte, el Evangelio de Lucas narra el nacimiento de Jesús fuera de la ciudad «porque no había sitio para ellos en la posada» (Lucas 2,7).

• Nacido fuera de su tierra y procedente de fuera de la patria (cfr. Lucas 2,4-7), «Habitó entre nosotros» (Juan 1,11.14)
«Fui extranjero y me acogiste» (Mateo 25,35).
• El buen samaritano (Lucas 10, 25-37)
• La mujer sirofenicia (Marcos 7,24- 30),
• El centurión (Mateo 8,5-10)
• La mujer samaritana (Juan 4,5-42)
«Ya no hay judío ni griego, ni hombre ni mujer, ni esclavo ni libre porque todos sois uno en Cristo» (Gálatas 3,28).

Fuente Religión Digital

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