Archivo

Archivo para Domingo, 12 de enero de 2020

“Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto”

Domingo, 12 de enero de 2020
Comentarios desactivados en “Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto”

side_face_by_torsal-d2hq1m3

KÉNOSIS

Entra en picado
por aquella kenosis
que el Verbo aventuró
desnudamente,
de abismo en abismo,
hasta el foso fecundo de la muerte.

*

Pedro Casaldáliga
El Tiempo y la Espera, Sal Terrae, 1986

***

En aquel tiempo, fue Jesús de Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara. Pero Juan intentaba disuadirlo diciéndole:

“Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?”

Jesús le contestó:

– “Déjalo ahora. Está bien que cumplamos así lo que Dios quiere.”

Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y vino una voz del cielo que decía:

“Este es mi hijo, el amado, mi predilecto.”

*

Mateo 3,13-17

***

battesimo

Fred, lo que quiero decirte es que eres amado, y lo que espero es que tú puedas escuchar estas palabras como te fueron dichas, con toda la ternura y la fuerza que el amor puede darles. Mi único deseo es que estas palabras puedan resonar en cada parte de tu ser: tú eres amado.

El máximo regalo que mi amistad pueda hacerte es el don de hacerte reconocer tu condición de “ser amado”. Puedo hacerte este don sólo en la medida en que lo quiero para mí mismo. ¿No es ésta la amistad: darnos uno al otro el don de “ser amados”? Sí, es la voz, la voz que habla desde lo alto y desde dentro de nuestros corazones, que susurra dulcemente y declara con fuerza: «Tú eres el amado, en tí me complazco». No es ciertamente fácil escuchar esta voz en un mundo lleno de otras voces que gritan: «No eres bueno, eres feo, eres indigno; eres despreciable, no eres nadie… y no puedes demostrar lo contrario».

Estas voces negativas son tan fuertes y tan insistentes que es fácil creerlas. Ésta es la gran trampa. Es la trampa del rechazo de nosotros mismos. En el curso de los años, he llegado a darme cuenta de que, en la vida, la mayor trampa no es el éxito, la popularidad o el poder, sino el rechazo de nosotros mismos. Naturalmente, el éxito, la popularidad o el poder pueden ser una tentación grande, pero su fuerza de seducción deriva a menudo del hecho de que forman parte de una tentación mayor, la del rechazo de nosotros mismos. Cuando se presta oídos a las voces que nos llaman indignos y no amables, entonces el éxito, la popularidad o el poder son fácilmente percibidos como soluciones atractivas. Pero la verdadera trampa, repito, es el rechazo de nosotros mismos.

*

H. J. M. Nouwen,
Tú eres mi amado: la vida espiritual en un mundo secular,
Madrid s.f.

***

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , , , , ,

“Experiencia personal”, Bautismo del Señor – A (Mateo 3,13-17)

Domingo, 12 de enero de 2020
Comentarios desactivados en “Experiencia personal”, Bautismo del Señor – A (Mateo 3,13-17)

20160WEl encuentro con Juan Bautista fue para Jesús una experiencia que dio un giro a su vida. Después del bautismo del Jordán, Jesús no vuelve ya a su trabajo de Nazaret; tampoco se adhiere al movimiento del Bautista. Su vida se centra ahora en un único objetivo: gritar a todos la Buena Noticia de un Dios que quiere salvar al ser humano.

Pero lo que transforma la trayectoria de Jesús no son las palabras que escucha de labios del Bautista ni el rito purificador del bautismo. Jesús vive algo más profundo. Se siente inundado por el Espíritu del Padre. Se reconoce a sí mismo como Hijo de Dios. Su vida consistirá en adelante en irradiar y contagiar ese amor insondable de un Dios Padre.

Esta experiencia de Jesús encierra también un significado para nosotros. La fe es un itinerario personal que cada uno hemos de recorrer. Es muy importante, sin duda, lo que hemos escuchado desde niños a nuestros padres y educadores. Es importante lo que oímos a sacerdotes y predicadores. Pero, al final, siempre hemos de hacernos una pregunta: ¿en quién creo yo? ¿Creo en Dios o creo en aquellos que me hablan acerca de él?

No hemos de olvidar que la fe es siempre una experiencia personal que no puede ser reemplazada por la obediencia ciega a lo que nos dicen otros. Desde fuera nos pueden orientar hacia la fe, pero soy yo mismo quien he de abrirme a Dios de manera confiada.

Por eso, la fe no consiste tampoco en aceptar, sin más, un determinado conjunto de fórmulas. Ser creyente no depende primordialmente del contenido doctrinal que se recoge en un catecismo. Todo eso es muy importante, sin duda, para configurar nuestra visión cristiana de la existencia. Pero, antes que eso y dando sentido a todo eso está ese dinamismo interior que, desde dentro, nos lleva a amar, confiar y esperar siempre en el Dios revelado en Jesucristo.

La fe no es tampoco un capital que recibimos en el bautismo y del que luego podemos disponer tranquilamente. No es algo adquirido en propiedad para siempre. Ser creyente es vivir permanentemente a la escucha del Dios encarnado en Jesús, aprendiendo a vivir día a día de manera más plena y liberada.

Esta fe no está hecha solo de certezas. A lo largo de la vida, el creyente vive muchas veces en la oscuridad. Como decía aquel gran teólogo que fue Romano Guardini, «fe es tener suficiente luz como para soportar las oscuridades». La fe está hecha, sobre todo, de fidelidad. El verdadero creyente sabe creer en la oscuridad lo que ha visto en momentos de luz. Siempre sigue buscando a ese Dios que está más allá de todas nuestras fórmulas claras u oscuras. El P. de Lubac escribía que «las ideas que nosotros nos hacemos de Dios son como las olas del mar, sobre las cuales el nadador se apoya para superarlas». Lo decisivo es la fidelidad al Dios que se nos va manifestando en su Hijo Jesucristo.

José Antonio Pagola

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

“Apenas se bautizó Jesús, vio que el Espíritu de Dios se posaba sobre él”. Domingo 12 de enero de 2020. Bautismo del Señor

Domingo, 12 de enero de 2020
Comentarios desactivados en “Apenas se bautizó Jesús, vio que el Espíritu de Dios se posaba sobre él”. Domingo 12 de enero de 2020. Bautismo del Señor

09-navidada5-cerezoLeído en Koinonia:

Isaías 42, 1-4. 6-7: Mirad a mi siervo, a quien prefiero.
Salmo responsorial: 28: El Señor bendice a su pueblo con la paz.
Hechos de los apóstoles 10, 34-38: Ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo.
Mateo 3,13-17: Apenas se bautizó Jesús, vio que el Espíritu de Dios se posaba sobre él.

Hoy celebra la liturgia el bautismo de Jesús. Las lecturas de este día nos ofrecen tres elementos para reflexionar sobre el bautismo en el Señor.

Un primer elemento lo encontramos en el texto de Isaías, quien nos habla de la actitud del siervo de Dios; éste ha sido llamado y asistido por el Espíritu para llevar a cabo una especial misión en el pueblo de Israel: hacer presente con su vida la actitud misma de Dios para con la humanidad; es decir, evidenciar que Dios instaura su justicia y su luz por medio de la debilidad del ser humano. Por tanto, es tarea de todo bautizado testimoniar que Dios está actuando en su vida; signo de ello es su manera de existir en medio de la comunidad; debe ser una existencia que promueva la solidaridad y la justicia con los más débiles, pues en ellos Dios actúa y salva; en ellos se hace presente la liberación querida por Dios.

El segundo elemento está presente en el relato de los Hechos de los Apóstoles. La intención central de este relato es afirmar que el mensaje de salvación, vivido y anunciado por Jesús de Nazaret, es para todos. La única exigencia para ser partícipe de la obra de Dios es iniciar un proceso de cambio (respetar a Dios y practicar la justicia), que consiste en abrirse a Dios y abandonar toda clase de egoísmo para poder ir, en total libertad, al encuentro del otro, pues es en el otro donde se manifiesta Dios. A ejemplo de Jesús, todo bautizado tiene el deber de «pasar por la vida haciendo el bien»; tiene la tarea constante de cambiar, de despojarse de todo interés egoísta para poder así ser testigo de la salvación.

El evangelio de Mateo desarrolla el tercer elemento que identifica el verdadero bautismo: La obediencia a la voluntad del Padre. “La justicia plena” a la que se refiere Jesús en el diálogo con Juan el Bautista manifiestamente la íntima relación existente entre el Hijo de Dios y el proyecto del Padre. Esto significa que el bautismo es la plenitud de la justicia de Dios, ya que las actitudes y comportamientos de Jesús tienen como fin hacer la voluntad de Dios. Esta obediencia y apertura a la acción de Dios afirma su condición de hijo; es hijo porque obedece y se identifica con el Padre. Esta identidad de Jesús con el Padre (ser Hijo de Dios) se corrobora en los sucesos que acompañan el bautismo: el cielo «se abre», desciende el Espíritu, y una voz comunica que Jesús es Hijo predilecto de Dios. Es «hijo» a la manera del siervo sufriente de Isaías (Is 42,1): hijo obediente que se encarna en la historia y participa completamente de la realidad humana. El bautismo, en consecuencia, provoca y muestra la actitud de toda persona abierta a la divinidad y voluntad de Dios; y hace asumir, como modo normal de vida, el llamado a ser hijos de Dios, identificándonos en todo con el Padre y procurando, con nuestro actuar, hacer presente la justicia y el amor de Dios.

Por desgracia, en la actualidad el bautismo se ha limitado al mero rito religioso, desligándolo de la vida y la experiencia de fe de la persona creyente. Se ha olvidado que el bautismo es un hecho fundamental del ser cristiano, pues tendría que ser la expresión de la opción fundamental de la persona, opción que toma a la luz del ejemplo de Jesús y por la que se compromete a ser cristiano. Leer más…

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

12.1.2020. Domingo después de la Epifania Bautismo de Jesús, bautismo cristiano

Domingo, 12 de enero de 2020
Comentarios desactivados en 12.1.2020. Domingo después de la Epifania Bautismo de Jesús, bautismo cristiano

theophany2-1024x663Del blog de Xabier Pikaza:

Españolito que vas a nacer… ¿Una Iglesia que se atreve a bautizar?

La fiesta del nacimiento de Jesús como hombre-hijo de Dios ha desembocado en el surgimiento de una comunidad mesiánica, cuyo primer signo es el bautismo, es decir, el nuevo nacimiento.

En torno a Jesús se han empezado reuniendo algunos seguidores, no para juntarse ante un cadáver, recordando simplemente su memoria y lanzando proclamas de fidelidad o de venganza, sino para descubrir en él y para recorrer con él un camino de vida universal, un nuevo nacimiento. No tienen una pirámide funeraria para recordarle, sino el agua de la vida (de la creación) para retomar su camino y renacer con él.

De esa forma, el escándalo del fracaso de Jesús (¡no logró triunfar, todos le han matado!) se transforma en experiencia de nacimiento, desde Dios, en gratuidad, para la vida compartida, que los cristianos han expresado en su signo primero, el Bautismo:

Bautismo, una experiencia de re-.nacimiento personal.No hemos nacido todavía de verdad, podemos renacer (renaceremos) en Jesús, por él, con él, en su mismo nacimiento. Porque Jesús nació en Nazaret/Belén, como hemos celebrado en esta Navidad, como Hijo de María y de José, por su primer nacimiento. Pero él ha renacido en el río con Juan Bautista.

‒ El hombre, un ser natal, alguien que nace no sólo de su padre y de su madre (¡que nace así!), sino del Espíritu de Dios (cf. Jn 1, 11‒12).  El hombre no nace de fuera, como los animales, sino desde el fondo de sí mismo, por obra del Dios que expresa y despliega en él su vida.

icono-bautismo-de-jesus‒ La navidad culmina, según eso, en el bautismo, en el gozo y tarea del nuevo nacimiento. El bautismo cristiano, como expresión del nacimiento a la gracia, no tiene por qué está vinculado a la niñez, sino que puede y debe celebrarse también en situación de vida adulta. Pero en un sentido fuerte la iglesia ha relacionado el bautismo de manera intensa con los niños, interpretando su celebración como nacimiento para la vida universal, para la comunión gratuita de los hijos de Dios.

Iglesia en salida: Bautizar

No se bautiza al niño en nombre de un sistema social, de un estado, de una patria política o de una economía. La iglesia le bautiza como Hijo de Dios (en nombre de la Trinidad) para la vida universal, para la fraternidad humana, comprometiéndose a ofrecerle un lugar donde podrá crecer para esa fraternidad.

Este es, a mi juicio, el primero de los retos de la iglesia. ¿Puede y debe hoy bautizar la Iglesia, garantizando al niño, en nombre de los padres y de la comunidad creyente, un espacio de crecimiento en libertad, sobre toda Ley? ¿Puede hoy hacerlo en verdad y mantener su ofrecimiento a lo largo de la vida?

19044_02_675nCiertamente, las afirmaciones tradicionales sobre un bautismo que borra el pecado original y que permite que los niños vayan al cielo si mueren siguen siendo válidas en un sentido. Pero nadie las toma ya de una manera literal. Bautizados o no, los niños son hijos de Dios y pertenecen al misterio de su vida, al camino de su cielo.

La iglesia no bautiza a los niños para quitarles un pecado de muerte, sino para celebrar con solemnidad su nacimiento a la vida, como un don de Dios, un camino de gracia, que se abre a la fraternidad universal y nos permite superar los riesgos de ley y de muerte del sistema.

Españolito que vas a nacer…

Al llegar a este contexto, muchos recordamos unos versos de Machado: “Españolito que vienes al mundo, te guarde Dios. Una de las dos Españas (humanidades) te va a helar el corazón”[1].  Esos versos están vinculados al enfrentamiento de las dos españas,  que estallaron, y mataron a muchos hombres, mujeres y niños, de odio, ceguera y venganza en la guerra y post‒guerra del 1936‒1936.

abortoeneko728886Hoy 2020 puede darse ese mismo enfrentamiento… Vuelven a surgir las dos Españas, es decir, las dos humanidades, de derecha y de izquierda, de ricos y pobres, de opresores y oprimidos… de forma que los hombres y mujeres no nacen ya en una humanidad abierta a todos, sino en cotos cerrados de resentimientos, mentiras y engaños.

Este españolito que nace (un hombre o mujer, de India o China, de Irak o de USA, bahutu o favelado) penetrará de hecho en un mundo dividido donde unos condenamos a otros diciendo que tienen corazón de hielo, de violencia o e venganza. ¿Pues bien, podremos llevar a ese niñito a la comunidad cristiana y decirle que nos alegramos de que haya nacido, ofreciéndole el agua de la vida y la fraternidad universal? ¿Le llevaremos a la comunidad, prometiéndole que todos seremos sus padres, hermanos, amigos y colegas?

¿Ofrece la Iglesia en España y en el mundo, a través del bautismo, una experiencia y camino universal de vida? No lo veo claro. Nuestra iglesia tiene miedo, se hace un coto cerrado, más de unos que de otros…

Este es a mi juicio el lugar donde se abre (ha de abrirse) para todos el ideal y camino de una humanidad fraterna, en gratuidad y gozo, en humanidad llena de Dios, pues todos somos en Dios hermanos.

Sólo podemos llamarnos y ser Iglesia allí donde, reunidos en torno a la cuna de Jesús, queremos abrir con Jesús y para Dios (es decir, para la nueva humanidad) un espacio de vida fraterna.

Una iglesia que puede (se atreve) a bautizar

bautismo-masivo-brasil En España y en otros países de tradición cristiana… se bautiza todavía a los niños en nombre de Dios Padre universa, por Jesús, en el Espíritu Santo… Pero crece una “creciente minoría” que ya no bautiza a los niños, no siente la necesidad de introducirles en una iglesia universal, sea por falta de fe en el Dios de quien nacemos, sea por falta de integración en la iglesia (que aparece como un ente residual…).

El tema central no es si los niños (o sus familiares inmediatos) están preparados para el bautismo, sino si la iglesia puede abrirse como pila bautismal de vida compartida para todos los creyentes, es decir, para todos los hombres y mujeres, en “nombre del Padre, del Hijo Jesús y del Espíritu”

La cuestión consiste en saber si las comunidades cristianas son hoy “madres y maestras de paz”, es decir, de humanidad,   en diversidad y en comunión…, no para imponer nada a nadie, sino para ofrecer espacios de esperanza y comunión, en el Dios en quien todos vivimos, nos movemos y somos.

LECTURA Y EXPLICACIÓN DEL TEXTO DEL DOMINGO: MT 3, 13‒17

Y con esto pasamos al texto del domingo del bautismo: Mt 3, 13-17. Ésta año toca la versión de Mateo en la que se pone de relieve la novedad de Jesús, que se deja bautizar por Juan. Divido el texto en dos partes: a) Objeción de Juan (3, 13‒16). b) Bautismo.  Para comentarlos resumo lo que he dicho en Evangelio de Mateo (Verbo Divino, Estella 2017)

  1. Objeción de Juan (Mt 3, 13-15 par).

 3, 13‒15. Entonces vino Jesús desde Galilea al Jordán, donde estaba Juan, para ser bautizado por él. 14 Pero Juan trataba de impedírselo diciendo: «Soy yo el que necesita ser bautizado por ti ¿y tú vienes a mí?» 15 Jesús respondiendo le dijo: Permite por ahora pues conviene que así cumplamos toda justicia. Entonces le dejó.

      Mateo responde así al escándalo que ha podido suscitar el hecho de que Jesús haya sido bautizado (iniciado) por Juan, apareciendo como alguien que viene no sólo después, sino que está subordinado a Juan. Parece claro que algunos círculos judíos acusan a los cristianos no sólo de ser unos meros continuadores de Juan, sino de depender de su mensaje. Jesús no podría ofrecer nada nuevo y su proyecto sería una variante subordinada del proyecto del Bautista. Para superar esa acusación ha creado Mateo esta escena:

Leer más…

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

Bautismo de Jesús. Ciclo A

Domingo, 12 de enero de 2020
Comentarios desactivados en Bautismo de Jesús. Ciclo A

bautismo-de-cristo-pietro-perugino-2-renacimientoDel blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

El evangelio: un texto breve pero muy rico de contenido (Mateo 3,13-17)

En aquel tiempo, fue Jesús de Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara. Pero Juan intentaba disuadirlo, diciéndole:

– Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?

Jesús le contestó:

Déjalo ahora. Está bien que cumplamos así todo lo que Dios quiere.

Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y vino una voz del cielo que decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto.»

Comienza Mateo informando del viaje de Jesús al Jordán para ser bautizado por Juan. Su información no puede ser más escueta. ¿Cómo se enteró Jesús de la actividad del Bautista? ¿En qué momento de su vida? ¿A qué edad? ¿Qué lo impulsó a ir en su busca? El evangelista no dice nada. Ni siquiera advierte al lector del profundo contraste existente entre Jesús y el personaje anunciado poco antes. Juan ha anunciado a uno más fuerte e importante que él, que trae un bautismo con Espíritu Santo y fuego, dispuesto a separar el trigo de la paja, a guardar lo bueno y quemar lo malo. Jesús no hace nada de eso: se pone en la cola de los pecadores, esperando su turno para confesar los pecados y ser bautizado.

El diálogo con Juan es exclusivo del evangelio de Mateo. Cuando Marcos escribió su evangelio, el hecho de que Jesús fuese bautizado por Juan no planteaba problemas. Sin embargo, Mateo entrevé en esta escena un auténtico escándalo para los cristianos: ¿cómo es posible que Jesús se ponga por debajo de Juan y se someta a un bautismo para el perdón de los pecados? Para evitar ese posible escándalo, introduce un diálogo entre los dos protagonistas, poniendo de relieve el motivo que aduce Jesús: «está bien que cumplamos así todo lo que Dios quiere». Deja claro lo que para él será más importante a lo largo de su vida: cumplir la voluntad de Dios. Al mismo tiempo, aprendemos que su actuación será en ocasiones sorprendente, un misterio que nunca podemos penetrar del todo y que incluso puede provocar escándalo en las personas mejor intencionadas. Desde la primera escena, Jesús nos está desconcertando.

Precisamente en el momento de la mayor humillación tiene lugar su mayor exaltación. A diferencia de Marcos, que cuenta el episodio como una experiencia personal de Jesús (solo él ve rasgarse el cielo, bajar al espíritu y solo él oye la voz del cielo), Mateo distingue una experiencia personal (ve rasgarse el cielo y descender al espíritu) y una proclamación pública («Este es mi Hijo amado, mi predilecto»). La filiación divina no es una novedad para Jesús sino para los presentes, para nosotros.

La venida del Espíritu sobre Jesús tiene especial importancia, porque entre algunos rabinos existía la idea de que el Espíritu había dejado de comunicarse después de Esdras (siglo V a.C.). Al venir sobre Jesús se inaugura una etapa nueva en la historia de las relaciones de Dios con la humanidad. Porque ese Espíritu que viene sobre Jesús es el mismo con el que él nos bautizará, según dijo Juan Bautista.

La voz del cielo. En las palabras «mi Hijo amado, mi predilecto» resuenan textos muy distintos. Cuando Dios pide a Abraham que sacrifique a Isaac lo llama «tu hijo, tu hijo amado» (Gn 22,2). Cuando un salmista se dirige al rey en nombre de Dios durante la ceremonia de entronización le dice: «Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy» (Sal 2,7). Pero estas palabras, unidas al don del Espíritu, recuerdan sobre todo a Is 42,1-4, que Mateo aplicará más tarde a Jesús: «Mirad a mi siervo, mi elegido, mi amado, mi predilecto. Sobre él pondré mi Espíritu» (Mt 12,18-21).

Estas resonancias sugieren ideas muy importantes a propósito de Jesús. Dios ve su relación con él tan íntima como la de un padre (Abrahán) con su hijo (Isaac). Su filiación divina tiene también una connotación regia, ya que Sal 2,7 recoge lo dicho por Dios a David a propósito de Salomón: «Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo» (2 Sm 7,14). Y por ser el amado, el predilecto, se le encomienda una misión universal, implantar la justicia en las naciones, pero sin llamar la atención. Sin gritos ni amenazas, sin quebrar la caña cascada ni apagar el pabilo vacilante, conseguirá «que las naciones esperen en él» (Is 42,1-4 según traduce Mateo 12,18-21). Con ello, la voz del cielo anuncia no solo la intimidad de Jesús con Dios y su dignidad regia, también la misión encomendada y la forma en que la llevará a cabo.

En algún momento, el lector del evangelio podrá sentirse escandalizado por las cosas que hace y dice Jesús, que terminarán costándole la vida, pero debe recordar que no es un blasfemo ni un hereje, sino el hijo de Dios guiado por el Espíritu.

El programa futuro de Jesús (Isaías 42,1-4.6-7)

Así dice el Señor:

«Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará. Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas. Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas.»

Las palabras del cielo no sólo hablan de la dignidad de Jesús, le trazan también un programa. Es lo que indica la primera lectura de este domingo, tomada del libro de Isaías (42,1-4.6-7).

El programa indica, ante todo, lo que no hará: gritar, clamar, vocear, que equivale a amenazar y condenar; quebrar la caña cascada y apagar el pabilo vacilante, símbolos de seres peligrosos o débiles, que es preferible eliminar (basta pensar en Leví, el recaudador de impuestos, la mujer sorprendida en adulterio, la prostituta…).

Dice luego lo que hará: promover e implantar el derecho, o, dicho de otra forma, abrir los ojos de los ciegos, sacar a los cautivos de la prisión; estas imágenes se refieren probablemente a la actividad del rey persa Ciro, del que espera el profeta la liberación de los pueblos sometidos por Babilonia; aplicadas a Jesús tienen un sentido distinto, más global y profundo, que incluye la liberación espiritual y personal.

El programa incluye también cómo se comportará: «no vacilará ni se quebrará». Su misión no será sencilla ni bien acogida por todos. Abundarán las críticas y las condenas, sobre todo por parte de las autoridades religiosas judías (escribas, fariseos, sumos sacerdotes). Pero en todo momento se mantendrá firme, hasta la muerte.

Misión cumplida: pasó haciendo el bien (Hechos 10,34-38)

La segunda lectura, de los Hechos de los Apóstoles, Pedro, dirigiéndose al centurión Cornelio y a su familia, resumen en estas pocas palabras la actividad de Jesús: «Pasó haciendo el bien». Un buen ejemplo para vivir nuestro bautismo.

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:

«Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los israelitas, anunciando la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos. Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.»

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

Bautismo del Señor. Ciclo A. 12 enero, 2020

Domingo, 12 de enero de 2020
Comentarios desactivados en Bautismo del Señor. Ciclo A. 12 enero, 2020

Bautismo

“Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y vino una voz del cielo que decía: -Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto.”

(Mt 3, 13-17)

Con la fiesta del Bautismo cerramos el tiempo de Navidad. ¡Y qué rápido nos ha crecido el chiquillo!

Hoy nos encontramos a Jesús respondiendo a las grandes preguntas existenciales: ¿Quién soy yo? ¿De dónde vengo? ¿Qué sentido tiene la vida?

Y encuentra la respuesta en esa voz profunda que toda persona puede oír si se regala el silencio necesario. Esa voz que nos recuerda que la materia prima de la que estamos hechas es divina. Está en bruto y necesita ser pulida, purificada y moldeada, pero nuestra esencia es divina, nos trasciende y nos conecta con la plenitud.

Por eso, cuando conectamos con esa voz inevitablemente los cielos se abren, nuestros estrechos horizontes se ensanchan y empezamos a vernos y a ver con una luz que nos hace descubrir maravillas.

Ese es el momento vocacional que experimenta toda persona humana. El punto de inflexión vital, después del cual, nuestra vida toma un cauce, un camino. Ese momento solo tiene un pequeño defecto: que solo dura un “momento”.

Después toca vivir de confianza, toca caminar con menos luz y menos brillo, a ratos incluso en una densa oscuridad. Pero ese momento, si sabemos volver a él, puede ser la luz necesaria para atravesar cualquier noche.

El mismo Jesús escucha tres veces una voz que le recuerda quién es y qué debe hacer. Una en el bautismo al empezar, otra en la trasfiguración cuando se encuentra confundido y crece la hostilidad hacia él, y la última en la agonía de la cruz, cuando el centurión que le ve morir exclama:

“- Verdaderamente, este es Hijo de Dios.”

Tener clara nuestra vocación no nos garantiza que no tendremos dificultades, no. Tener clara nuestra vocación nos ayuda a atravesar cualquier dificultad y enfrentar incluso la muerte con tal de dar respuesta.

Oración

Envíanos tu Santo Espíritu, que descienda sobre nuestros corazones y podamos oír la voz que nos recuerda nuestra identidad: Tú eres mi Hija, mi Hijo, amada.

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

***

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

El verdadero Jesús es obra del Espíritu.

Domingo, 12 de enero de 2020
Comentarios desactivados en El verdadero Jesús es obra del Espíritu.

BAUTISMO DE JESUSMt 3, 13-17

Empezamos el tiempo ordinario del año litúrgico. A lo largo de todo este año vamos desgranando las narraciones más importantes de Mt sobre de la vida pública de Jesús. Es lógico que empecemos con el primer relato importante de esa andadura, el bautismo. Los especialistas dicen que el bautismo es el primer dato de la vida de Jesús que podemos considerar, con una gran probabilidad, como verdaderamente histórico. Sin duda fue muy importante para Jesús. Fue también muy importante para los primeros cristianos que intentaron comprender su vida y milagros; porque el bautismo deja claro que el motor de toda la trayectoria humana de Jesús fue el Espíritu.

La hondura de la fiesta la marcan las dos primeras lecturas. Ahí podemos descubrir que va mucho más allá de la narración de un hecho más o menos folclórico. Isaías hace un cántico al libertador del pueblo oprimido que la primera comunidad cristiana identificó con Cristo. Pedro hace un resumen muy certero de la vida de Jesús. En las tres lecturas se habla del Espíritu como determinante de la presencia salvadora de Dios. La presencia de Dios en la historia se lleva a cabo siempre a través de su Espíritu. Dios es causa primera, y no puede ser causa segunda. Actúa siempre desde lo hondo del ser y sin violentarlo en nada. Por eso decimos que actúa siempre como Espíritu.

Aunque el bautismo de Jesús fuera un hecho histórico, la manera de contarlo va más allá de una crónica de sucesos. Cada evangelista acentúa los aspectos que más le interesan para destacar la idea que va a desarrollar en su evangelio. Lo narran los tres sinópticos y Hechos alude a él varias veces. Jn hace referencia a él como dato conocido, lo cual es más convincente que si lo contara expresamente. Dado el altísimo concepto que los primeros cristianos tenían de Jesús, no fue fácil explicar su bautismo por Juan. Si a pesar de las dificultades de encajarlo, se narra en todos los evangelios, es que era una tradición muy antigua y no se podía escamotear.

El relato del bautismo intenta concentrar en un momento, lo que fue un proceso que duró toda la vida de Jesús. La mejor demostración es que en los sinópticos está relacionado con las tentaciones. Ni en uno ni en dos momentos quedó definitivamente clara su trayectoria. No tiene mucha lógica que el bautismo marque el punto de inflexión hacia su vida pública. Aceptar el bautismo de Juan era aceptar su doctrina y su actitud vital fundamental. No se entiende que esa aceptación del bautismo de Juan sea el comienzo de un proyecto propio, distinto del de Juan.

En el brevísimo diálogo entre Jesús y Juan, Mt expresa que Jesús rompe todos los esquemas del mesianismo judío. No es el bautizar a Jesús lo que le cuesta aceptar al Bautista, sino el significado de su bautismo, que trastoca la idea del Mesías juez poderoso, que Juan manifestaba en sus discursos. Es muy probable que Jesús fuera discípulo de Juan y que no solo se vio atraído por su doctrina, sino que formó parte del grupo de seguidores. Solo después de ser bautizado, desde su propia experiencia interior, trasciende el mensaje de Juan y comienza a predicar su propio mensaje, en el que la idea de Mesías y Dios, que el Bautista había predicado, queda notablemente superada.

Con sus constantes referencias al AT, Mt quiere dejar muy claro que toda la posible comprensión de la figura de Jesús tiene que partir del AT. La manera de hablar es totalmente simbólica. Lo que nos cuentan pasó todo en el interior de Jesús. Lucas nos dice: “y mientras oraba…” Los demás evangelistas lo dan por supuesto, porque solo desde el interior se puede descubrir el Espíritu que nos invade. Jesús, una persona ya madura pero inquieta, se siente atraído por la predicación de Juan. No solo la acepta, sino que se quiere comprometer con las ideas del Bautista. Todo ello prepara a Jesús para una experiencia única. Se abre el cielo y ve claro lo que Dios espera de él.

Jesús no fue un extraterrestre de naturaleza divina que estaba dispensado de la trayectoria que cualquier ser humano tiene que recorrer para alcanzar su plenitud. No nos tomamos en serio esa experiencia humana de Jesús. Pero los primeros cristianos tomaron muy en serio la humanidad de Jesús. Hablar de que Jesús hizo un acto de humildad al ponerse a la fila como un pecador, aunque no tenía pecados, es pensar en un acto teatral que no pega ni con cola a una personalidad como la de Jesús. No cabe duda que Jesús recorrió una trayectoria completamente humana.

A este relato nos acercamos con demasiados prejuicios: El primero, olvidarnos de que Jesús era completamente humano y necesitó ir aclarando sus ideas. En segundo lugar, nuestro concepto de pecado y conversión no tiene nada que ver con lo que se entendía entonces. Entendemos la conversión como un salir de una situación de pecado. Lo que se narra es una auténtica conversión de Jesús, lo cual no tiene que suponer una situación de pecado, sino una toma de conciencia de lo que significa para el hombre alcanzar la plenitud de ser de manera nueva.

Dios llega siempre desde dentro, no de fuera. Nuestro mensaje “cristiano” de verdades, normas y ritos, no tiene nada que ver con lo que vivió y predicó Jesús. El centro del mensaje de Jesús consiste en invitar a todos los hombres a tener la misma experiencia de Dios que él tuvo. Después de esa experiencia, Jesús ve con claridad que esa es la meta de todo ser humano y  puede decir a Nicodemo: “hay que nacer de nuevo”. Porque él ya había nacido del Espíritu.

El bautismo de Jesús tiene muy poco que ver con nuestro bautismo. El relato no da ninguna importancia al bautismo en sí, sino a la manifestación de Dios en Jesús por medio del Espíritu. Fijaros que Mt dice expresamente: “apenas se bautizó, Jesús salió del agua…”. Mc dice casi lo mismo: “apenas salió del agua…” Lc dice: “y mientras oraba…”. La experiencia tiene lugar una vez concluido el rito del bautismo. En los evangelios se hace constante referencia al Espíritu para explicar lo que es Jesús. La frase “nacido del Espíritu” es absolutamente cierta en este sentido.

La alusión a los cielos, que se abren definitivamente, es la expresión de la esperanza de todo el AT. (Is 63,16) “¡Ah si rasgasen los cielos y descendieses!” La comunicación entre lo divino y lo humano, que había quedado interrumpida por culpa de la infidelidad del pueblo, es desde ahora posible gracias a la total fidelidad de Jesús. La distancia insalvable entre Dios y el Hombre queda superada para siempre. La voz la oyó Jesús dentro de sí mismo y esa presencia le dio la garantía absoluta de que Dios estaba con él para llevar a cabo su misión.

Estamos celebrando el verdadero nacimiento de Jesús. Y éste sí que ha tenido lugar por obra del Espíritu Santo. Dejándose llevar por el Espíritu, se encamina él mismo hacia la plenitud humana, marcándonos el camino de nuestra propia plenitud. Pero tenemos que ser muy conscientes de que solo naciendo de nuevo, naciendo del agua y del Espíritu, podremos desplegar todas nuestras posibilidades humanas. No siguiendo a Jesús desde fuera, como si se tratara de un líder ni aceptando su doctrina y sus leyes sino entrando como él en la dinámica de la vivencia interior. Ser cristianos es repetir en nosotros el proceso de deificación que Jesús llevó a cabo en sí mismo.

La presencia de Dios en el hombre tiene que darse en aquello que tiene de específicamente humano; no puede ser una inconsciente presencia mecánica. Dios está en todas las criaturas como la base y el fundamento de su ser, pero solo el hombre puede tomar conciencia de esa realidad y puede vivirla. Esto es su meta y el objetivo último de su existencia. En Jesús, la toma de conciencia de lo que es Dios en él fue un proceso que no terminó nunca. En el relato del bautismo se nos está hablando de un paso más, aunque decisivo, en esa toma de conciencia.

Meditación

Jesús vio que el Espíritu bajaba sobre él.
Ésta es la experiencia máxima de un ser humano.
Teniendo en cuenta que Dios no tiene que venir de ninguna parte,
descubrir el Espíritu en lo hondo de mi ser,
es el segundo nacimiento que Jesús pide a Nicodemo.
Con esa experiencia, comienza otra Vida que es la verdadera.

 

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

Justicia Plena.

Domingo, 12 de enero de 2020
Comentarios desactivados en Justicia Plena.

2754-neonian-baptistery-ravenna-dome-mosaic-baptism-christ-detailLa injusticia en cualquier parte es una amenaza a la justicia en todas partes.

(Martin Luther King, Jr.)

12 de enero. BAUTISMO DEL SEÑOR

Mt 3, 13-17

Haz lo que te digo pues de este modo conviene que realicemos la justicia plena

La justicia es una de las ideas centrales en el Antiguo Testamento: es tema reiterativo de la Ley y de la súplica, de la esperanza y de los ideales, y por eso aparece constantemente en sus páginas.

Pero no se traduce en una exposición conceptual sistemática; incluye lo que hoy llamamos justicia distributiva, retributiva, vindicativa, la justicia social y los derechos del ser humano. Es el respeto eficaz y concreto, de los derechos de todos, en particular de débiles, y se fundamenta en la hermandad de los seres humanos, incluidos todos los seres creados.

En el Libro de la Sabiduría 1, 1 se propone la justicia como tarea específica de jueces y gobernantes: “Amad la justicia, los que regís la tierra”. 

Hacer justicia equivale a defender los derechos en los tribunales o fuera de ellos, a los profetas les toca denunciar las injusticias cometidas por los israelitas, especialmente los poderosos: “Judá ha profanado el santuario que el Señor ama, y se ha casado con la hija de un dios extranjero” (Malaquías 2, 11).

Y según Isaías, Dios implantará un reino de justicia en la tierra, y un descendiente de Jesé: “juzgará con sentencia los desvalidos, sentenciará con rectitud a los oprimidos”.

En el Nuevo Testamento, justicia supone honradez, justicia, inocencia.

Honradez respecto a Dios, a las normas, a las personas; en el orden jurídico, justicia, derecho natural, mérito, y en el orden judicial, inocencia, opuesto.

Mateo opone a la justicia farisaica, legal y objetiva, la nueva honradez, más exigente en contenido e interioridad: “Porque os digo que si vuestra justicia no supera a la de los letrados y fariseos, no entraréis en el reino de Dios”.

El acceso a la justicia es un principio básico del Estado de Derecho. Se trata de un instrumento esencial para hacer valer los demás derechos humanos, para restablecer derechos, resarcir a las víctimas, reconocer a la persona y hacer frente a la discriminación. El derecho de acceso a la justicia constituye una concreción inmediata del derecho a la tutela judicial efectiva.

Hay tres obras literarias que plantean la función de la justicia en la sociedad y las consecuencias de sus errores, los cuales están en la base de muchas situaciones actuales. Estas obras son El conde de Montecristo de Alejandro Dumas, Los miserables de Víctor Hugo y Los hermanos Karámazov de Fiódor Dostoievski.

En El conde de Montecristo vemos como se instrumentaliza la justicia para fines políticos. Villefort hace que condenen a Edmond Dantes para obtener beneficios políticos. La consecuencia de este uso de la justicia lleva a la venganza, lo que es el desarrollo posterior de toda la novela. De esta manera se sigue usando la ley con fines políticos en lugar de hacer de ella un fundamento ético de la sociedad.

Los Miserables plantean sobre si se ha de juzgar a una persona al margen de sus circunstancias o se han de tener en cuenta. Jean Valjean pasa casi veinte años en la cárcel por robar un pedazo de pan que quiere llevar a su familia que lleva días sin comer. Un sistema legal que no tiene en cuenta las circunstancias de las personas es un modelo totalitario. Todo el tema de la inserción social es una farsa, cuando no se basa en el desarrollo de la persona, que necesita tener una base material de medios para poder vivir

En Los hermanos Karámazov es necesaria una ley por sí misma, que atienda la justicia como justicia social y no como mero trámite de la aplicación técnica de la ley. En este sentido se debate el juicio a Dimitri Karámazov. Todas las pruebas apuntan en su contra, sus deseos, todo, pero él no ha matado a su padre. A pesar de los hechos es condenado, por la aplicación técnica de la justicia. ¿Qué juzga la ley, los hechos o a la persona?

Digo vivir

Porque vivir se ha puesto al rojo vivo.
(Siempre la sangre, oh Dios, fue colorada.)
Digo vivir, vivir como si nada
hubiese de quedar de lo que escribo.

Porque escribir es viento fugitivo,
y publicar, columna arrinconada.
Digo vivir, vivir a pulso, airada-
mente morir, citar desde el estribo.

Vuelvo a la vida con mi muerte al hombro,
abominando cuanto he escrito: escombro
del hombre aquel que fui cuando callaba.

Ahora vuelvo a mi ser, torno a mi obra
más inmortal: aquella fiesta brava
del vivir y el morir. Lo demás sobra.

Blas de Otero

 

Fuente Fe adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

Tú eres mi hij@.

Domingo, 12 de enero de 2020
Comentarios desactivados en Tú eres mi hij@.

bautismo-jesusMt 3, 13-17

12 de enero de 2020

Culminamos el tiempo de Navidad con el relato del Bautismo de Jesús. Es un texto que pertenece al prólogo del evangelio de Mateo y formando parte del espacio dedicado al comienzo del ministerio de Jesús. El contexto está tejido por la polémica suscitada entre Juan Bautista con los representantes de Israel: fariseos y saduceos, especialmente. Juan busca algo nuevo; el judaísmo así vivido le lleva a un inconformismo, compartido por otros grupos, que es causa de incomodidad a los que quieren seguir en lo de siempre. Ellos no ven posibilidad de evolución en el seno del judaísmo porque reconocerse como hijos de Abraham ya es suficiente.

Por otro lado, en Israel se había desarrollado una práctica de ritos con agua para ser purificados. Se bautizaba con agua corriente al pagano para purificar su idolatría. Pero el Bautismo que practicaba Juan tenía una connotación diferente: se realizaba una sola vez para el perdón de los pecados y para vivir la conversión, un cambio radical de vida ante la llegada inminente del fin de los tiempos. Jesús fue bautizado por Juan y podría significar, en principio, una muestra de solidaridad con su pueblo que esperaba redención y la liberación definitiva.

Es importante destacar que hay dos cuestiones que se repiten en las narraciones del Bautismo de Jesús en los cuatro evangelios: la presencia del Espíritu y una voz atribuida a Dios. En cuanto a la venida del Espíritu, el judaísmo creía que la comunicación del Espíritu significa lo mismo que inspiración profética, es decir, hay una experiencia de Dios que impulsa a una misión concreta. En cuanto a la voz atribuida a Dios, se puede percibir una referencia al profeta Isaías al comenzar su canto del Siervo de Yahvé quien es presentado como un ser solidario con el pueblo que salva y libera: este es mi siervo, a quien sostengo, mi elegido, en quien me complazco, lo he dotado de mi espíritu, para que lleve el derecho a las naciones (Is 42,1). Pero en este caso la VOZ define al siervo como HIJO; se muestra, por tanto, una nueva genealogía no inscrita en las categorías humanas sino divinas.

La novedad de esta proclamación es ese Dios que, como Espíritu, se mezcla con la humanidad para provocar una nueva vida empoderada desde dentro y que es digna de amor y fuente de felicidad para Dios. De hecho, cuando a Jesús le preguntan de dónde le viene la autoridad hace referencia al bautismo de Juan, no al rito en sí sino a lo que allí ocurrió y se reveló. Aparece, por tanto, una nueva consciencia y un nuevo conocimiento de la identidad de Dios y de la identidad humana.

Ahora sí culmina el viejo testamento. La transición a la nueva era ya es una realidad. La nueva visión de Dios supera las categorías judías. Dios se revela como VOZ, Palabra creadora que le vincula para siempre a la realidad humana que es su HIJA, dignificada por un amor sostenido para siempre. Dios no se revela como rival del ser humano o de sus pecados sino como potencia generatriz de toda la humanidad. Revela un vínculo esencial y universal: “ser hijo”-“ser hija” para que todos lo podamos entender. No se revela con un lenguaje filosófico y/o religioso sino humano; tampoco en pasado, ni en futuro sino en un presente atemporal conectado a su felicidad por nuestra existencia. Dios se complace en la nueva humanidad como hija con todo lo que supone de dar cabida en esa relación a la libertad, la autonomía, el impulso al crecimiento y la profunda solidaridad con su realidad, como lo hizo con Jesús hasta la cruz. El problema es que, a veces, la religión ha puesto más fuerza en cómo mantener este vínculo (aunque no se viva) que en favorecer esa experiencia interior tan profunda. Se ha invertido mucha energía en cómo mantener ese vínculo ideologizando la vivencia, ritualizando de una manera externa y superficial, normatizando el cómo y cuándo, probablemente porque ha sido beneficioso para mantener las pasiones humanas que alimentan nuestro ego. El precio que estamos pagando, en algunos casos, deriva en una religiosidad desvitalizada y sin nervio espiritual, sin escuchar esa VOZ y sin conectarse a la Fuente.

Recojamos lo esencial de este texto del Bautismo en el que se nos invita a escuchar, como Jesús, esa VOZ que señala nuestra raíz divina y nuestra dignidad humana, nuestra identidad como HIJ@S cuya consecuencia nos compromete a mirar a otros como hermanos y hermanas, en solidaridad sin condiciones, en igualdad en cuanto a dignidad, derechos y oportunidades. Un poco complicado pero posible.

¡¡¡FELIZ DOMINGO!!!

Rosario Ramos

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

“Experiencias de comprensión”. Fiesta del Bautismo de Jesús.

Domingo, 12 de enero de 2020
Comentarios desactivados en “Experiencias de comprensión”. Fiesta del Bautismo de Jesús.

Reeducación-espiritual-300x22512 enero 2020

Mt 3, 13-17

Para algunos exegetas, lo vivido por Jesús al ser bautizado por Juan fue una experiencia de comprensión (iluminación), en la que habría comprendido vivencialmente su identidad de “Hijo amado”. El conjunto de símbolos que acompañan el relato –“cielo abierto”, “paloma”, “voz del cielo”– parecen apuntar en esa dirección. No tenemos datos de lo ocurrido en sus años anteriores –tal vez hubiera sido discípulo del Bautista– pero, a partir de aquella experiencia, inicia decididamente lo que se conoce como su “vida pública”, que lo habría de llevar de Galilea a Jerusalén.

       La comprensión de que hablamos aquí no es mental o conceptual, sino experiencial o vivencial. Cuando ocurre, la mente queda silenciada y se abre ante la persona una “visión” inédita, que queda grabada en ella de manera definitiva. Es como si, por un momento, se hubiera descorrido un velo y se hubiera hecho manifiesto lo que realmente es, detrás de todo el universo de formas que percibimos a través de los sentidos y que modula la mente.

          Se trata de experiencias transpersonales (transmentales), que se hacen presentes de manera imprevista y modifican radicalmente el “modo de ver” al que la persona estaba habituada. Pueden ser fugaces –como chispazos de luz– o más duraderas, pueden situar a la persona definitivamente en esa “nueva consciencia” o no ser estables. En cualquier caso, marcan un punto de inflexión, un antes y un después, en la vida de quien las ha vivido.

          Me parece que lo habitual es que, tras la experiencia, sigan pesando las inercias mentales –la idea de ser un yo separado, los mecanismos anteriores…– y los condicionamientos psicológicos –que recluyen en el egocentrismo y narcisismo–. Pareciera como si, a pesar de la comprensión luminosa, siguiéramos siendo movidos por el cableado neuronal que arrastrábamos anteriormente.

          Ante ello, se impone la necesidad de comprometerse en un proceso de reeducación, gracias al cual podamos integrar en el cuerpo y en la mente, en las células y en las neuronas, la comprensión que se nos regaló vivir. Tal proceso implica adiestrarse en el “paso” de la creencia de lo que pensamos ser –un yo separado– a la certeza de lo que realmente somos: uno/una con la Vida.

          Del mismo modo que recurrimos a la reeducación corporal (rehabilitación) o psicológica, para “ajustar” nuestro cuerpo o nuestro psiquismo, parece sabio adiestrarse, de modo constante, en vivir en conexión con lo que se nos ha regalado vivir.

¿Me ejercito en salir de la inercia mental que me mantiene en la creencia de ser un yo separado para vivir en conexión con la vida que realmente soy?

Enrique Martínez Lozano

Fuente Boletín Semanal

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

Este, Jesús, y no otro es mi Hijo amado, escuchadle.

Domingo, 12 de enero de 2020
Comentarios desactivados en Este, Jesús, y no otro es mi Hijo amado, escuchadle.

icono-bautismo-de-jesusDel blog de Tomás Muro La Verdad es Libre:

  1. El Bautismo del Señor: Epifanía hacia adentro.

El pasado lunes celebrábamos la fiesta de la Epifanía del Señor “hacia fuera”, ad extra: es el universalismo del evangelio (la estrella) hacia los Magos: paganos, extranjeros.

La fiesta de hoy -el Bautismo del Señor- podríamos pensar que es como una Epifanía “hacia adentro”: una Epifanía para el pueblo de Dios, para la iglesia, para la comunidad cristiana. Este es Cristo, la Palabra, el Hijo.

Probablemente el relato del Bautismo de Jesús tiene como transfondo el tiempo más o menos largo que Jesús fue discípulo de Juan Bautista y en el que Jesús fue tomando conciencia mesiánica. Es un relato semejante al de la Transfiguración (son evangelios muy semejantes). En el fondo son relatos de Revelación: “Este es, Cristo es”.

Posiblemente el bautismo de Jesús es la vivencia de la comunidad cristiana de que: quien no tenía pecado, descendió a las aguas del Jordán con nuestro pecado (descendió a los infiernos) y nos obtuvo la justicia del perdón que algo tiene de resurrección (morir al hombre viejo).[1]

Fueron experiencias de fe de los cristianos de las comunidades nacientes. Llegaron a la fe y plasmaron estos relatos de Revelación: el cielo se abre, una voz, una palabra: este es mi Hijo amado

  1. ¿Nuestra práctica sacramental eclesiástica ha acogido esta Epifanía?

Nos podríamos preguntar si tantas prácticas sacramentales como celebramos tienen previamente aunque sea un mínimo de acogida (epifanía) de Cristo en la fe o de inicio de un camino hacia la fe.

Dice el Código de Derecho Canónico (canon 849) que la Iglesia es la comunidad de bautizados. Hasta hace no mucho puede que la comunidad civil coincidiera con la comunidad de bautizados, pero ni entonces todo bautizado era cristiano. Hasta hace no muchas décadas “todos” los guipuzcoanos, por ejemplo, estábamos bautizados, pero no todos éramos cristianos.

Hoy en día ni tan siquiera podemos decir ya ni eso. En nuestra diócesis, hoy en día, solamente alrededor del 40% de los padres de los niños que nacen en nuestra diócesis piden el bautismo para sus hijos. Naturalmente que todo el mundo está en su derecho y es una opción que hemos de respetar.

         Pero todos hemos de darnos por enterados de que no todos los niños “tienen derecho” al bautismo como tienen derecho a ser inscritos en el registro civil, ni todos los niños tienen derecho a hacer la primera comunión como si fuese una fiesta infantil de la parroquia o del colegio. Tampoco todo el mundo tiene derecho al sacramento del matrimonio por el mero hecho de haber llegado a una edad y tener novio/a.

  1. miedos y vías medias.

         En concreto el sacramento del bautismo se administraba en muchos casos por un cierto miedo casi supersticioso a que, si no se le bautizaba al niño, le podía pasar algo, alguna enfermedad, Dios lo podría castigar, podría ir al limbo o cosa parecida. Y muchas veces se zanjaba la cuestión con esa frase tonta de que “mal no le hará”. [2]

         Pues no pasa ninguna de esas cosas porque no se le bautice al niño o porque se retrase el bautismo, siempre que hay un compromiso familiar en la tarea de educar en la fe a los niños.

Si una familia quiere que su hijo sea un buen abertzale, pues lo iniciará en esos caminos: cultura, idioma, patria, música, etc. Si queremos que el niño sea de corte socialista, daremos los pasos para que ese niño adquiera conciencia de clase, sea laicista, etc. Pero creo yo que una familia sensata no inscribe a su hijo recién nacido en tal partido político o central sindical. Comenzará un largo camino de educación y todo tendrá su momento.

Si queremos que sea cristiano, habremos de educarle en el Evangelio del Señor. Si el Bautismo es un comienzo de la educación en la fe, pase, pero si es un rito supersticioso o una presentación del niño en sociedad, mejor no.

         La salvación es segura por parte de Dios. Es necesaria la educación también en la fe, el bautismo puede esperar.

  1. Epifanía: camino hacia Cristo.

         Para celebrar, pues, primero hay que creer. A la fe se llega por caminos y búsquedas, por recorridos educativos, familiares, quizás también en el mundo de la educación.

Los Magos caminaron hacia la luz, hacia la fe. Juan Bautista desciende al río Jordán y queda desconcertado ante la petición de Jesús.

         Cuando el cardenal Etchegaray (fallecido en septiembre de 2019), era arzobispo de Marsella, allá por los años 1970, junto con su presbiterio llevó adelante una audaz y pastoral del Bautismo. No todo niño, sin más ni más era bautizado, sino que se requería una fe, una preparación de los padres y un compromiso de que aquel niño iba a ser educado en la fe.

         A nosotros nos puede pasar que bauticemos y demos la primera comunión a niños (y familias) que no tienen fe. No digo que sean niños malos, ni que se vayan a condenar, sino simplemente que son niños, que en la medida de su capacidad, no tienen la experiencia de la fe, Y “listos de nosotros”, nos puede parecer una cosa encantadora, una “primera comunión bonita”, una boda preciosa.

         En algunas parroquias de Francia e Italia, también en Bizkaia hay experiencias de ritos de iniciación a la vida, a la fe, que trabajan y esperan activamente el día en que tal niño pueda ser bautizado. Pero no un esperar por esperar, sino un esperar evangelizador: celebrar previamente la vida, celebrar la inserción en la familia, en el pueblo, en la cultura, inscribir al niño en el libro de los catecúmenos, tener unas reuniones con los padres para profundizar en la fe, es una tarea hermosa y evangelizadora.

         ¿Serán pocos los que bauticen así a sus hijos? Gracias a Dios probablemente, sí.

  1. Este es mi Hijo amado, mi predilecto. Revisión (imprevisible) de la vida pastoral

         Cristiano es quien acoge a Cristo, la voz del cielo: este es mi Hijo amado.

         Por lo que estamos viendo, tanto los arciprestazgos, como la pastoral de masas y grandes concentraciones, no parecen tener interés en acoger a JesuCristo en el ámbito personal. Es suficiente con garantizar un buen “catering” de Misas, bautismos y demás.

Se piensa que lo que faltan son curas, cuando en realidad la falta es fe. Y la fe requiere evangelización, caminos, procesos personales y comunitarios. Y cuando seamos creyentes, podremos celebrar lo que creemos.

         Nos hace falta llegar a la fe con un mínimo de audacia pastoral y un poco de evangelización, (que no es lo mismo que adoctrinamiento).

         De todos modos tengamos muy en cuenta que solamente JesuCristo es hijo, expresión de Dios. No hay político ni obispo, ni persona de cultura que sustituya a Cristo.

  1. El pábilo vacilante no lo apagará

         Recogiendo el pensamiento de Isaías, decía bondadosamente a sus curas Ricardo Blázquez, actual arzobispo de Valladolid, que -en estas cosas pastorales- no apaguéis el pábilo vacilante. Queda poco, no lo apaguéis. Pero esta práctica sacramental no puede servir para maquillar ultraintegrismos, perezas, rutinas, y seguir como si no pasara nada, con gran falta de audacia pastoral y cristiana.

         Si la navidad se ha convertido casi un producto comercial, la Pascua un fenómeno turístico, el amor de san Valentín es venta de cosas, los carnavales no preludian la cuaresma, sería -es- necio- contribuir a este estado de cosas con comercialización del Templo: bautismos, bodas y demás.

         Dejémonos de “folklores” y escuchemos a Cristo:

Este es mi hijo, el amado, mi predilecto:

[1] Es la interpretación de Benedicto XVI-J.Ratzinger en su libro, Jesús, p 40.

[2] También es frecuente escuchar esa otra muletilla no menos zafia que dice: “pues si los curas ponen dificultades para que esta pareja se case por la Iglesia, no van a atraer a los jóvenes a la Iglesia”. (La Iglesia es comunidad de creyentes, no de clientes). Cuando algún cura dice que tal boda mejor no celebrarla, las más de las veces es porque para el sacramento del matrimonio lo que hace falta es amor y fe. Hay flores, alfombras, música de órgano, algún “ave María” que todo el mundo espera que termine para seguir la celebración, los invitados, mi conveniencia y el lazo rosa Pero del sacramento del matrimonio queda muy poco o nada.

Biblia, Espiritualidad , , , , ,

Recordatorio

Las imágenes, fotografías y artículos presentadas en este blog son propiedad de sus respectivos autores o titulares de derechos de autor y se reproducen solamente para efectos informativos, ilustrativos y sin fines de lucro. Yo, por supuesto, a petición de los autores, eliminaré el contenido en cuestión inmediatamente o añadiré un enlace. Este sitio es gratuito y no genera ingresos.

El propietario del blog no garantiza la solidez y la fiabilidad de su contenido. Este blog es un lugar de entretenimiento. La información puede contener errores e imprecisiones.

Este blog no tiene ningún control sobre el contenido de los sitios a los que se proporciona un vínculo. Su dueño no puede ser considerado responsable.