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“El desarrollo humano integral es el paso para cada uno y para  todos  de condiciones de vida menos humanas a condiciones más humanas”

Sábado, 16 de marzo de 2024
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IMG_3399De su blog La Iglesia se hace diálogo:

El Evangelio en una sociedad laica y en la ambigüedad del mundo (VII)

“Nos estamos ahogando en la fría lógica del mercado y en un progreso técnico éticamente des-finalizado”

“Como sino de nuestro tiempo, cada vez se levanta con más fuerza el justo clamor de lo empobrecidos o excluidos en distintos ámbitos. Sin decirlo expresamente piden  un desarrollo humano integral”

“Esa lógica se concreta en la práctica con nueva jerarquía de valores. En el área de las posesiones el valor es compartir”

 VII. Cómo crecer en sociedad

“El principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones sociales, es y debe ser la persona humana, la cual por su misma naturaleza, tiene absoluta necesidad de la vida social. Recuerden todos los ciudadanos el deber y el derecho que tienen de contribuir por sí mismos al progreso de su propia comunidad” (Vaticano II

1.  Progreso sin ética humanitaria

Nuestro deslumbrante progreso técnico que avanza según el principio: hagamos todo lo que podemos. Inventamos el armamento nuclear y ahora todos nos vemos amenazados. Dominamos el espacio abriendo rutas a otros planetas, pero sigue y aumenta la pobreza escandalosa en nuestra tierra. Sin duda la inteligencia artificial es invención significativa en el progreso de la humanidad, y las empresas procurarán ponerse al día en la lógica del mercado. Pero ¿qué metemos en las máquinas y con qué intenciones? ¿Nos hacernos cargo de los resultados?

Nos estamos ahogando en la fría lógica del mercado y en un progreso técnico éticamente des-finalizado. En el mundo que cada vez más es como una aldea en que todos estamos esa lógica mercantil, esa lógica está sembrando rivalidad, inequidad, violencia y escandalosa pobreza. Este progreso sin ética va contra el humanismo de la humanidad

  2. Urge un desarrollo humano integral

IMG_3401  Las personas no se resignan a su aplastamiento; una y otra vez se levantan de sus propias cenizas para defender su dignidad. No aceptan  un crecimiento inhumano que las impide ser ellas mismas, y  tratan de buscar salidas.

Como sino de nuestro tiempo, cada vez se levanta con más fuerza el justo clamor de lo empobrecidos o excluidos en distintos ámbitos. Sin decirlo expresamente piden  un desarrollo humano integral.

Un desarrollo de toda la persona y de todas las personas. Hay en la persona una dimensión trascendente que le saca de su propia tierra para ir hacia los demás reconociendo su dignidad y derechos fundamentales. Si no desarrolla esa dimensión no has desarrollo integral de la persona. Si desarrolla esa dimensión solidaria, el  crecimiento de su persona en humanidad se prueba en el crecimiento de la otras personas.

El desarrollo humano integral es el paso para cada uno y para  todos  de condiciones de vida menos humanas a condiciones más humanas.  Paso de las carencias vitales  que sufren muchos y de las carencias éticas de las que están mutilados otros por el egoísmo. A condiciones más humanas para que los excluidos puedan vivir con dignidad y los potentados se libere de su fiebre posesiva. Un paso de la deshumanización al verdadero humanismo.

3. Lógica de la compasión y de la gratuidad.

IMG_3402Es el remedio para sanar los estragos que está generando la fría lógica del mercado. Sin duda el mercado en un medio muy eficaz para el funcionamiento eficaz de la economía. Pero para que ese funcionamiento no degenere y se vuelva contra el desarrollo integral del ser humano, en las relaciones tiene que entrar también la lógica de a compasión y de la gratuidad.

Esa lógica se concreta en la práctica con nueva jerarquía de valores. En el área de las posesiones el valor es compartir. En el área de las relaciones personales, la persona es valiosa por sí misma, por dignidad. El ejercicio del poder debe ser mediación del amor. Y a la hora de vivir en sociedad, el valor es ser solidarios n vistas al bien común.

La compasión inspira la opción eficaz en favor de los pobres. Según los padres de la Iglesia, “Si alguno tiene bienes de este mundo y, viendo a su hermano en necesidad, le cierra sus entrañas, ¿cómo es posible que resida en él el amor de Dios? No es parte de tus bienes —así dice San Ambrosio— lo que tú das al pobre; lo que le das le pertenece. Porque lo que ha sido dado para el uso de todos, tú te lo apropias”.

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“Jesús Espeja: “la verdad no se impone más que por la fuerza de la misma verdad que seduce y penetra suavemente en las almas”, por Jesús Espeja.

Miércoles, 13 de marzo de 2024
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IMG_3226De su blog La Iglesia se hace diálogo:

El Evangelio en una sociedad laica y en la ambigüedad del mundo (VI)

“La  inter-culturalidad y la convivencia entre creyentes  de distinta religión  son signo de nuestro tiempo ¿Seremos capaces de convivir en pluralismo?”

“El diálogo del cristianismo con el judaísmo debe ser normal: Jesucristo fue un judío, y en la línea de los profetas, Jesús, siendo Evangelio viviente, asumió y perfeccionó el núcleo central de la revelación bíblica”

“El diálogo del cristianismo con los musulmanes parece más difícil. No solo porque las dos religiones tienen pretensión de universalidad, sino también porque, vinculadas a distinta civilización, han vivido una historia de conflictos y exclusión mutua”

VI. Convivir en la pluralidad

 “La verdad no se impone más que por la fuerza de la misma verdad que penetra suave y fuertemente en las almas” (Vaticano II)

Siempre ha existido la pluralidad de culturas y algún intercambio entre las mismas. Por otro lado, el hecho religioso se ha manifestado en distintas religiones.  Pero en el fenómeno de la globalización y dado el trasiego de las migraciones, la relación de personas de distinta cultura y de distinta religión es cada vez más palpable. La  inter-culturalidad y la convivencia entre creyentes  de distinta religión  son signo de nuestro tiempo ¿Seremos capaces de convivir en pluralismo?

1. La verdad es compartida

En la historia de los pueblos europeos el aguijón ha sido el fundamentalismo, absolutización de la propia verdad. Lo hemos visto en movimientos políticos de los dos últimos siglos. Y el fanatismo también ha clavado sus garras en la historia las tres religiones monoteístas: judaísmo, cristianismo e islamismo. Todo porque se sacraliza y absolutiza la propia verdad

A mediados del s. XX ya se constataba el fracaso de las promesas utópicas hechas en la modernidad. Y en la llamada postmodernidad, se impuso el pensamiento débilnegando la existencia de una verdad objetiva. Ante la invasión del relativismo, se levantan otros fundamentalistas que se creen únicos poseedores de la verdad.

Para su buena salud de la ineludible pluralidad debe superar el relativismo y el fundamentalismo.  Aceptar  pluralidad no significa  negar  toda verdad objetiva y su jerarquía de valores.  Pero tampoco se debe absolutizar la propia verdad descalificando la verdad que los otros tienen.

Existe la verdad objetiva. No se puede negar  que cuando  muchos mueren de hambre  otros acaparan recursos: negar la realidad objetiva de este fenómeno es una insensatez. Todas las personas, todas las realidades creadas y todos los acontecimientos tienen su propia consistencia y su verdad.

Pero ningún mortal posee toda la verdad. Todos somos limitados en el tiempo en cuya sucesión va emergiendo la verdad de lo real. Según la revelación bíblica, la Verdad es Dios siempre mayor e inabarcable. Los cristianos confesamos que en Jesucristo la gloria y el poder de Dios se han manifestado “en la carne”. Pero en su misma inaudita y entrañable cercanía el misterio de Dios sigue siendo escondido, mayor e inabarcable.

Si creemos en la encarnación, la verdad venga de donde viniere, del Espíritu Santo procede. Y conscientes de que la verdad es compartida, nuestra verdad no se impone al otro sin más, sino porque seduce y convence. Expresar nuestra verdad al otro y reconocer la verdad que el otro aporta, es  emprender el diálogo sincero para caminar juntos hacia la Verdad completa.

2. El diálogo inter-religioso

IMG_3228  En el imparable proceso de globalización será cada vez más frecuente la pluralidad de religiones en una misma sociedad. ¿Cómo procesar esta pluralidad de religiones confesando al mismo tiempo que Jesucristo es el único salvador del mundo?

La singularidad de la religión cristiana es la encarnación: el misterio llamamos Dios en la condición humana. Pero la encarnación que ha tenido lugar plenamente en Jesucristo, de algún modo tiene lugar en todos los seres humanos. Lo mismos cristianos confesamos que Jesucristo ilumina a todas las personas.

En consecuencia, fuera de la religión cristiana también hay salvación. Si admitimos que Jesucristo es Palabra que a todos ilumina, debemos reconocer que también hay verdad en los signos del tiempo y en otras religiones que no están incluidas en la religión cristiana. Según el Concilio, “la Iglesia católica no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas que, por más que discrepen en mucho de lo que ella profesa y enseña, no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres”

Los cristianos confesamos que Jesucristo es el salvador y mediador universal. Revelación  de Dios “Abba”, presencia  de amor que se autocomunica, y humanidad que libre y totalmente se abre  a esa presencia. Es la verdad y el camino de vida para todos. En primer lugar para la misma comunidad cristiana que todavía está en proceso de conversión; también para todos los seres humanos incluidos los que practican una religión. Así en el diálogo interreligioso se descarta cualquier imperialismo de la religión cristiana sobre las demás religiones.

Pero no todas las religiones son iguales. La religión cristiana tiene su propia identidad: la encarnación; ser signo, proclamar a Jesucristo verdad y camino para todos. Pero desde la fe o experiencia cristiana tampoco todas las religiones son iguales. El criterio de valoración es la conducta de Jesús: intimidad con Dios que es amor, compromiso apasionado por construir el reinado de Dios o fraternidad sin discriminaciones, compasión eficaz por incluir en la masa común a los pobres y excluidos. Un criterio para juzgar la verdad de todas las religiones, incluida la religión cristiana.

En esta visión cabe plantear el interrogante. Mientras caminamos en el tiempo ¿la pluralidad de religiones no será normal? Más que la lógica de imposición, debe funcionar el diálogo donde va emergiendo la verdad que seduce. En la pluralidad se dará la unión si las religiones, más que por el afán de auto-preservación y superioridad  sobre los otros,  por el compromiso  en construir una sociedad fraterna donde  “la  misericordia y  la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besen”.

3. El diálogo con el Islam

IMG_3227El diálogo del cristianismo con el judaísmo debe ser normal: Jesucristo fue un judío, y en la línea de los profetas, Jesús, siendo Evangelio viviente, asumió y perfeccionó el núcleo central de la revelación bíblica. Pero el diálogo del cristianismo con los musulmanes parece más difícil. No solo porque las dos religiones tienen pretensión de universalidad, sino también porque, vinculadas a distinta civilización, han vivido una historia de conflictos y exclusión mutua.

El diálogo es necesario y urgente. Lo recomendó el Vaticano II: “La Iglesia mira también con aprecio a los musulmanes que adoran al único Dios, viviente y subsistente, misericordioso y todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, que habló a los hombres, a cuyos ocultos designios procuran someterse con toda el alma como se sometió a Dios Abraham, a quien la fe islámica mira con complacencia”

Además, está la realidad social de un mundo interrelacionado. El islamismo es profesado por millones de personas. Los fenómenos de la migración y mundialización hacen que cristianos y musulmanes convivamos en la misma región.

La dificultad de fondo. El islamismo acentúa la absoluta trascendencia de Alá y la sumisión total de los seres humanos. Puede ser una llamada de atención para cristianos que, arrastrado por el proceso de secularización soslayan o deja de lado nuestra condición de criaturas fundamentadas por la presencia benevolente del Creador. Para esa fe musulmana, no acepta la encarnación en que se cifra a singularidad de la religión cristiana.

Pero la mayor dificultad para el diálogo está en la forma de entender la revelación.  La Biblia es Palabra de Dios en palabra de hombre; por tanto, dentro de una situación y de una cultura que cambian y exigen nueva interpretación. En cambio el Corán, dictado directamente por el ángel Gabriel, es palabra de Dios que no puede cambiar ni recibir nuevas interpretaciones, aunque cambien los tiempos y las culturas. Como el Corán es un tratado no solo de religión sino de organización política y económica, se ve  la dificultad de su vigencia en el mundo moderno marcado por la secularización o independencia de la sociedad respecto a la tutela religiosa.

Entablar el diálogo. A nada bueno lleva el enfrentamiento. Todo lo que digamos sobre ese misterio que llamamos Dios no es indiferente pero sí deficiente. Por otro lado, la verdad no se impone más que por la fuerza de la misma verdad que seduce y penetra suavemente en las almas.

En el Evangelio la misericordia es el imperativo principal. Y  el Corán comienza: “En el nombre de Alá misericordioso y compasivo”. Esa experiencia mística común puede ser el clima para el diálogo sin caer en fundamentalismo fanático.

Budismo, Cristianismo (Iglesias), Espiritualidad, General, Hinduísmo, Islam, Judaísmo , , , , , ,

“En el realismo de la encarnación, alma y cuerpo no son separables. No son dos cosas, sino dos principios de una sola totalidad”, por Jesús Espeja.

Martes, 5 de marzo de 2024
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Encarnacion_2636746315_16910065_660x371El Evangelio en una sociedad laica y en la ambigüedad del mundo (III)

“Se dice que los cristianos debemos “estar en el mundo sin ser del mundo”. Luego la  fe o experiencia cristiana de que Jesucristo es camino de salvación para todos, implica vivir como parte de la familia humana participando en sus logros y fracasos”

“No responde a la fe cristiana una doctrina o una práctica que, como exigencia de lo divino, anule o reprima lo verdaderamente humano. El sobrenaturalismo desentendido de los procesos humanos nada tiene que ver con el evangelio de la encarnación”

“Es necesario discernir en los signos del tiempo la llamada del Espíritu. En lo que sucede cada día continúa la encarnación, presencia de lo divino en lo humano”

 III. En la ambigüedad del mundo

“Tiene pues, ante sí la Iglesia al mundo, esto es, la entera familia humana con el conjunto universal de las realidades entre las que ésta vive; el mundo, teatro de la historia humana, con sus afanes, fracasos y victorias; el mundo, que los cristianos creen fundado y conservado por el amor del Creador, esclavizado bajo la servidumbre del pecado, pero liberado por Cristo, crucificado y resucitado, roto el poder del demonio, para que el mundo se transforme según el propósito divino y llegue a su consumación” (Vaticano II)

Se dice que los cristianos debemos “estar en el mundo sin ser del mundo”. Luego la  fe o experiencia cristiana de que Jesucristo es camino de salvación para todos, implica vivir como parte de la familia humana participando en sus logros y fracasos. Pero al mismo tiempo hay un lado sombrío en el mundo que se opone al Evangelio, buena noticia de salvación para todos ¿Cómo vivir ahí la fe cristiana?

1.  La mirada del Concilio sobre el mundo

Cuando se celebró el Vaticano II, 1962-1965 en la comunidad cristiana latina prevalecía una visión negativa del mundo. Se le consideraba enemigo del alma como el demonio y la carne. La huida de este mundo era imprescindible para la espiritualidad.

En el Concilio esa visión prevalentemente negativa pasó a segundo plano, y prevaleció la mirada positiva. El mundo sigue “acompañado por el amor del Creador y aunque todavía  sufre la servidumbre del pecado, está siendo liberado por Cristo”.

El mundo posee bienes, realiza tareas, expresa pensamientos y artes: merece alabanza en su ser, en su evolución, en su propio reino aún no bautizado. Sus logros y fracasos son también de la Iglesia. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en el corazón de los cristianos.

2.Algunas implicaciones de la nueva mirada

  Si creemos de verdad en la encarnación continuada o Presencia de amor que  habita en todas las personas, en  las realidades creadas y en todo lo que acontece, no hay espacio para un mundo profano, aunque sí para un mundo profanado por el egoísmo de  los humanos.

No responde a la fe cristiana una doctrina o una práctica que, como exigencia de lo divino, anule o reprima lo verdaderamente humano. El sobrenaturalismo desentendido de los procesos humanos nada tiene que ver con el evangelio de la encarnación.

Hay que superar el dualismo maniqueo que se opone frontalmente a la fe o experiencia cristiana en la encarnación.

Las realidades creadas tienen su propia consistencia. Deben ser gestionadas por los humanos respetando sus leyes y sus finalidades.

No hay acciones espirituales y acciones materiales. Solo hay acciones motivadas por el amor solidario y acciones motivadas por el egoísmo.

En el realismo de la encarnación, alma y cuerpo no son separables. No son dos cosas, sino dos principios de una sola totalidad.

En las liberaciones parciales de la humanidad dentro de la historia ya se está fraguando la liberación definitiva y plena realización de la humanidad.

Es necesario discernir en los signos del tiempo la llamada del Espíritu. En lo que sucede cada día continúa la encarnación, presencia de lo divino en lo humano. En nuestra sociedad hoy se multiplican los nuevos signos

3. “No os acomodéis al mundo”

Al escuchar que “fuera del mundo no hay salvación”, alguno puede concluir indebidamente que todo lo que hay en el mundo es bueno y verdadero. Pero es manifiesto el lado sombrío del mundo.

  Dios es amor que continuamente se está dando; pero el ser humano puede cerrarse a esa Presencia de amor. El evangelista San Juan celebra el amor de Dios a este mundo en la encarnación del Hijo. Pero también constata que hay en el mundo “concupiscencia de la carne, codicia de los ojos, y soberbia de la vida”. Por eso, en vísperas de su muerte pide por sus discípulos: que estén en el mundo sin ser del mundo; que no salgan del mundo pero que vivan libres del mal.

La “huida del mundo” sigue siendo necesaria como exigencia de la espiritualidad cristiana. Sobre todo en una sociedad de bienestar como la nuestra, donde amenaza la tentación de claudicar y convertir el cristianismo en una religión aburguesada, olvidando esa exigencia. Pero ¿cómo interpretar esa “fuga mundi” en la nueva visión conciliar del mundo?

No vale ya una huida de todo lo que sucede  en el mundo y en cuyo entramado está teniendo lugar la presencia  salvadora de Dios y la liberación de los seres humanos. La comunidad cristiana es parte de la familia humana con todas las realidades entre las que vive. Jesús de Nazaret, singular místico, fue contemplativo dentro del mundo, en los conflictos de aquella sociedad judía y comprometiendo su vida hasta la muerte en aras de la paz y de fraternidad entre todos.

  Siguiendo la conducta de Jesús, ¿cómo debemos interpretar y practicar hoy la necesaria huida del mundo para que sea expresión de la espiritualidad cristiana?  Sintiéndonos parte de la sociedad secular, siendo solidarios en los éxitos y fracasos de nuestros conciudadanos; escuchando los latidos, inquietudes y anhelos del corazón humano. Pero sin arrodillarnos ante los ídolos o falsos absolutos que una y otra vez esclavizan a la humanidad.

“No os acomodéis a este mundo”, dice San Pablo a los cristianos de Roma, una sociedad próspera con muchas falsas divinidades. Y añade: “antes bien transformaos mediante la renovación de vuestra mente”, fijos en Jesús iniciador y consumador de la fe o experiencia cristiana.

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“El Evangelio en una sociedad laica: Oportunidad del tema”, por Jesús Espeja.

Sábado, 2 de marzo de 2024
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Dios-hombre_2636146363_16905658_660x371De su blog la Iglesia se hace diálogo:

“En Cristo, humanización de Dios y divinización de la humanidad”

“La lectura e interpretación de los evangelios desde las nuevas situaciones y signos del tiempo es condición imprescindible para que la Palabra de Dios que es Jesucristo sea vida y alimento para los creyentes”

“Según la fe cristiana, en el acontecimiento Jesucristo ha tenido lugar de modo único y definitivo la encarnación: humanización de Dios y divinización de la humanidad”

I. Oportunidad del tema 

1. En la fe o experiencia cristiana Jesucristo es el Evangelio viviente: la encarnación de Dios invocado como “Abba, en la humanidad seducida  y transformada  por esa Presencia de amor. Es lo que ahora llaman “primer anuncio”, pero que ya en 2013  el papa Francisco llamó “anuncio fundamental”.

    Este único Evangelio, vivido en las primeras comunidades cristianas dentro  de   distintas situaciones culturales, es el origen y la entraña de los cuatro evangelios reconocidos y proclamados  en la Iglesia. La lectura e interpretación de esos evangelios desde las nuevas situaciones y signos del tiempo es condición imprescindible para que la Palabra de Dios que es Jesucristo sea vida y alimento para los creyentes.

2. Es manifiesto el cambio cultural en nuestro mundo en la modernidad. Ciñéndonos a la sociedad española, estamos viendo cómo ya no es sostenible un consorcio de la Iglesia  con el poder político ni una presencia de la misma reconocida como religión oficial del Estado. Sencillamente porque nuestra sociedad es laica:  los ciudadanos quieren ser ellos mismos y decidir por su cuenta sin imposiciones foráneas incluidas las religiosas.

      El Vaticano II trató de actualizar el Evangelio leyendo los nuevos signos de la sociedad moderna y esa lectura quedó en los documentos conciliares. Pero la recepción  de esa  versión  del Evangelio dada por el Concilio no está siendo fácil en la misma comunidad cristiana dentro de una sociedad que se libera de la tutela religiosa pero no encuentra referencia firme de sentido.

    3. En esta situación de la sociedad española y escuchando la actualización del Evangelio que diseñó el Concilio, han sido elaboradas las reflexiones sobre algunos temas  fundamentales que irán saliendo en Religión Digital el miércoles de la semana. Son resumen y anticipo de un texto que próximamente verá la  luz  en la editorial San Esteban-Edibesa.

 II. En el dinamismo de la encarnación

“En Jesucristo la naturaleza humana asumida, no absorbida, ha sido elevada también en nosotros la dignidad sin igual El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido, en cierto modo, con todo hombre” (Vaticano II)

1. La humanización de Dios, Presencia de amor en el corazón y en la historia de la humanidad, es la singularidad de la religión cristiana. Nadie ha visto a Dios, todo lo que digamos sobre ese misterio es deficiente. Como un rayo de luz y nueva noticia, San Juan confiesa la fe o experiencia de la comunidad cristiana “Dios es amor”.

Y aquí está la novedad inaudita: ese Dios, que es amor, “se hace carne”; está  presente y activo en la condición humana. Tomás de Aquino escribió: “La religión cristiana se funda en la fe en la encarnación”. En la conducta histórica de Jesús hemos percibido esa Presencia que está dando a la humanidad consistencia e impulso para que llegue a su plena realización

   2. Según la fe cristiana, en el acontecimiento Jesucristo ha tenido lugar de modo único y definitivo la encarnación: humanización de Dios y divinización de la humanidad. Y esa encarnación continúa de algún modo a lo largo de la historia: el Hijo de Dios en la encarnación se ha unido, en cierto modo, a todo ser humano con todas las realidades entre las que vive.

   3. Si la encarnación continúa, Dios, Presencia de amor, “a todos y a todo da vida y aliento”. Lo intuye bien el creyente bíblico en el Libro de la Sabiduría: “Tu, Señor, amas a todos los seres y no aborreces nada de lo que has hecho; si hubieses odiado alguna cosa, no la habrías creado ¿y cono subsistirían las cosas si tu no las hubieses querido? ¿cómo conservarían su existencia si tu no las hubieses llamado?”

De ahí nuestra conducta ética en la relación con todas las realidades creadas; tienen algo de sagrado que suscita respeto y al mismo tiempo cuidado.

           Y esa Presencia también se está dando en todos los acontecimientos; no es verdad que todo lo que sucede sea conforme a esa Presencia de amor, pero todo sucede en esa Presencia.

         La persona humana está siendo especial y continuamente creada y sostenida por esa presencia de amor. Ahí están el fundamento, la consistencia y la valía del “yo”. Puede   tener confianza en la propia vida. Y también valorar la vida, dignidad y derechos humanos de todas las personas que tienen algo de divino.

En un mundo alborotado y ensombrecido por la inequidad y violencia sobran profetas que anuncian calamidades en el futuro. Nuestro mundo con su historia está habitado por esa Presencia de amor y su final  no  ha de ser la catástrofe, sino será acompañado por esa Presencia  que llamamos gracia.

      La encarnación continuada es la clave para el enfoque y  comprensión de los temas siguientes

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“El Evangelio en una sociedad laica (I)”, por Jesús Espeja.

Viernes, 1 de marzo de 2024
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IMG_2931De su blog La Iglesia se hace diálogo:

“Una sociedad laica es un pueblo donde las personas quieren ser ellas mismas y decidir por su cuenta, sin imposiciones foráneas sean políticas o religiosas”

“Nada tiene que ver con el laicismo que niega el derecho de las personas a practicar una religión ni con el fundamentalismo religioso que pretende imponer una religión a todos ciudadanos”

“En sociedades como la española donde por mucho tiempo se impuso una sola religión, el cambio de mentalidad es urgente pero no se hace de la noche a la mañana. Para ese cambio pueden ser algunos criterios formulados en el Vaticano II”

“Será lamentable que las nuevas generaciones de cristianos olviden la intención y la orientación renovadoras del Vaticano II que siguen siendo clave para la reforma que hoy necesita la Iglesia”

La palabra griega “laos” significa pueblo. Una sociedad laica es un pueblo donde las personas quieren ser ellas mismas y decidir por su cuenta, sin imposiciones foráneas sean políticas o religiosas. Nada tiene que ver con el laicismo que niega el derecho de las personas a practicar una religión ni con el fundamentalismo religioso que pretende imponer una religión a todos ciudadanos.

En sociedades como la española donde por mucho tiempo se impuso una sola religión, el cambio de mentalidad es urgente pero no se hace de la noche a la mañana. Para ese cambio pueden ser algunos criterios formulados en el Vaticano II.

 1. Es verdad que el Concilio tuvo sus limitaciones. Se celebró a mediados del siglo pasado, en diálogo con una etapa de la modernidad que ya estaba cayendo. Además los obispos y teólogos más influyentes eran europeos y su preocupación primera no fue responder al justo clamor de los pobres por su liberación, sino presentar de modo creíble la fe cristiana para una sociedad en rápido proceso de secularización.

Pero hay en los documentos conciliares algunos principios de la fe o experiencia cristiana que siguen teniendo actualidad en una sociedad cada vez más emancipada de la tutela religiosa, en nuestro caso de la religión católica. Y será lamentable que las nuevas generaciones de cristianos olviden la intención y la orientación renovadoras del Vaticano II que siguen siendo clave para la reforma que hoy necesita la Iglesia.

2. La fe cristiana no se reduce a creencias.  Es más bien apertura libre y total de las personas a la comunicación de Dios que se está dando como fuente  de vida. Y como esa revelación de Dios tiene lugar en una sociedad cambiante, la comunidad de fe que llamamos Iglesia, ya lo decía San Bernardo, tiene dos ojos: mira atrás y mira adelante. La única forma  de mantener la tradición viva sin caer en tradicionalismos, es una Iglesia “en salida”, sensible a lo nuevo que quiere nacer.

La reflexión teológica se mueve en el interior de la fe: luego para ser auténtica, tiene que ser también una teología “en salida; con una dimensión hermenéutica o interpretativa de las fe cristiana  en las nuevas situaciones culturales que se vayan presentando. A esa perspectiva responde una sección hace meses abierta en Religión Digital. Y en esta sección van las reflexiones desde algunos imperativos fundamentales del Concilio y leyendo signos de nuestro tiempo. Irán saliendo  los miérdoles de las siguientes semanas.

Gracias a quienes se dignen leer estas reflexiones y las amplíen con sus comentarios

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