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¡Vámonos a otra parte!

Lunes, 5 de febrero de 2024
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lachapelle020

 ¡Vámonos a otra parte!

No es bueno dormirse en los laureles
ni asentarse allí donde nos reconocen.
No es bueno mantener nuestro puesto y estatus
mientras otros son marginados y expulsados.

Y sucede cada día, Señor,
aquí y en otros lugares de nuestra tierra.

No es bueno ser el centro del encuentro
mientras hay quienes se quedan fuera, al margen.
No es bueno vivir con abundancia y confort
mientras otros carecen de lo básico y necesario.

Y sucede cada día, Señor,
aquí y en otros lugares de nuestra tierra.

No es bueno que a uno le atienda y sirvan
mientras a otros se les esconde y olvida.
No es bueno tener tanta calidad de vida
mientras hay quienes luchan por ella cada día.

Y sucede cada día, Señor,
aquí y en otros lugares de nuestra tierra.

No es bueno creer que estamos en lo cierto
mientras hay tantos hermanos perdidos.
No es bueno quedarse donde hemos llegado
habiendo tantos caminos que no hemos recorrido.

Y sucede cada día, Señor,
aquí y en otros lugares de nuestra tierra.

¡Vámonos a otra parte!

*

Florentino Ulibarri Fe Adulta

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , ,

En otra parte…

Domingo, 4 de febrero de 2024
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(Hermana Veva, Tapirapé)

ALDEIA TAPIRAPÉ

-A las Hermanitas de Jesús, en entrañable comunión.
Lago Tapirapé. Navidad de 1969.

Los naranjos de tierna piel cuidada
guardan la aldea verde
todavía en la paz del paraíso
y en mi fe sorprendida.

Bajo las nubes plata de un otoño
que ni es otoño, amigo, ni es cielo de Bretaña,
los villancicos de las Hermanitas
bordan el gran Mensaje del total abandono.

Bala una flauta exótica, primera;
la misma de Belén, aquella Noche.

Huele el fogón caipira; llora el humo;
huele la paja buena.

Una canoa pesca los peces de colores del ocaso
en la perfecta placidez del agua.
Y en la arcilla cocida,
sobre la arena, pura
como polvo de estrellas,
Dios ha nacido indio…

(Foucauld sonríe, con su barba leve
-esa hierba comida a fuego lento-;
con sus cansados ojos beatíficos.
Y en la carne desnuda de los indios dichosos
puntea el Evangelio, miniado
de jenipapo negro).

      *

Pedro Casaldáliga
Clamor elemental,
Editorial Sígueme, 1971

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(Hermana Veva: partera de un pueblo)

***

Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron.

– “Todo el mundo te busca.”

Él les respondió:

“Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido.

Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.

*

(Marcos 1,29-39)

***

La compasión es una cosa diferente a la piedad. La piedad sugiere distancia, incluso una cierta condescendencia. Yo actúo frecuentemente con piedad: doy dinero a un mendigo en las calles de Toronto o de Nueva York, pero no le miro a los ojos, no me siento a su lado, no le hablo. Mi dinero sustituye a mi atención personal y me proporciona una excusa para proseguir mi camino. La compasión, en cambio, es un movimiento de solidaridad hacia abajo. Significa hacerse próximo a quien sufre. Ahora bien, sólo podemos estar cerca de otra persona si estamos dispuestos a volvernos vulnerables nosotros mismos. Una persona compasiva dice: «Soy tu hermano; soy tu hermana; soy humano, frágil y mortal, justamente como tú. No me producen escándalo tus lágrimas. No tengo miedo de tu dolor. También yo he llorado. También yo he sufrido». Podemos estar con el otro sólo cuando el otro deja de ser «otro» y se vuelve como nosotros.

Tal vez sea ésta la razón principal por la que, en ciertas ocasiones, nos parece más fácil mostrar piedad que compasión. La persona que sufre nos invita a llegar a ser conscientes de nuestro propio sufrimiento. ¿Cómo puedo dar respuesta a la soledad de alguien si no tengo contacto con mi propia experiencia de la soledad? ¿Cómo puedo estar cerca de una persona con discapacidad si me niego a reconocer mis discapacidades? ¿Cómo puedo estar con el pobre si no estoy dispuesto a confesar mi propia pobreza? Debemos reconocer que hay mucho sufrimiento y mucho dolor en nuestra vida, pero ¡qué bendición cuando no tenemos que vivir solos nuestro dolor y nuestro sufrimiento! Estos momentos de verdadera compasión son a menudo, además, momentos sin palabras, momentos de profundo silencio.

Recuerdo haber pasado por una experiencia en la que me sentía totalmente abandonado: mi corazón estaba sumido en la angustia, mi mente enloquecía por la desesperación, mi cuerpo se debatía con violencia. Lloraba, gritaba, pataleaba contra el suelo y me daba contra la pared. Como en el caso de Job, tenía a dos amigos conmigo. No me dijeron nada: simplemente, estaban allí. Cuando, algunas horas más tarde, me calmé un poco, todavía estaban allí. Me echaron encima sus brazos y me tuvieron abrazado, meciéndome como a un niño.

*

H. J. M. Nouwen,
Vivir en el Espíritu,
Brescia 41998, pp. 101-103, passim

***

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“Calláte, señor cura, que se os entiende todo”, por Juan Masiá

Domingo, 1 de febrero de 2015
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Homilia de Monsenor Antonio Aloisio  en la Misa por San Expedito de las 21 hs - 19-04-08Del blog Vivir y pensar en la Frontera:

(Pregunta n. 24 del Cuestionario del Sínodo, sobre “atención al lenguaje”)

Encarnita, espabiladísima, tiene siete años. Se aburre durante el sermón: “Mamá, ¿por qué cuenta el cura otra vez lo que ha leído antes?” “Hija, para explicarlo y que nos enteremos”. “Pues yo ya me enteré cuando lo leyó antes. Pero ahora no se entiende nada, y mucho más largo…”

“Calláte, niño, que se te entiende todo”, decía un humorista argentino. Burócratas vaticanos de la vieja guardia, dicen a Francisco: “Calláte, Papa, que se os entiende todo”.

Cuando el Cuestionario del Sínodo habla de “apertura a la vida” o de “que se respete la ecología humana del engendrar”, la gente no lo entiende. Pero cuando Francisco dice que “ser católico no significa procrear como conejos”, sí se entiende.

La pregunta 24 del Cuestionario del Sínodo dice así: “¿Somos conscientes de que la rápida evolución de nuestra sociedad exige una constante atención al lenguaje en la comunicación pastoral?

Esta pregunta es un torpedo en la línea de flotación contra todo el cuestionario. La podemos contestar así: ”Señores sinodales, tomen en serio esa atención al lenguaje y dejen de hablar con retórica ambigua de diplomacia vaticana.”

Un grupo católico norteamericano ha escrito una carta al Papa Francisco para decirle que el cuestionario del Sínodo está escrito en un lenguaje que hace imposible discutirlo(CCRI (Catholic Church Reform International).

Un ejemplo, la citada pregunta n. 24. Tras hablar sobre la “atención al lenguaje en la comunicación pastoral”, añade: “¿Cómo testimoniar eficazmente la prioridad de la gracia, de manera que la vida familiar se proyecte y se viva como acogida del Espíritu Santo?”

Me pregunto: ¿cuántas personas participantes hoy en la misa dominical entenderían esta pregunta? Pensando mal y pronto, hay preguntas que parecen escritas para impedir debates y respuestas.

Cuando el Cuestionario habla de “un camino penitencial para situaciones particulares y con condiciones precisas, distinguiendo entre situación objetiva y circunstancias atenuantes”, la gente no lo entiende. Pero cuando Francisco dice que “no va uno a confesarse como quien va a la tintorería a quitarse una mancha”, sí se entiende la alegría del perdón.

Cuando el Sínodo dice que “hombres y mujeres con tendencias homosexuales deben ser tratados con respeto y delicadeza” (en vez de decir,como debiera, “hay que desarraigar la homofobia y no excluir a las personas homosexuales en la vida de las iglesias”), no se sabe si las está aceptando o condenando. Pero cuando Francisco dice: “¿Quién soy yo para juzgar?”, sí se entiende que no condena.

Y así un larguísimo etcétera, que nos hace decir interpelar a los sinodales: “Convertíos y cambiad el lenguaje. Habláte claro y sin miedo, que se entienda todo”.

Cristianismo (Iglesias), Espiritualidad, General, Iglesia Católica , , , , ,

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