Archivo

Entradas Etiquetadas ‘Mateo 25’

Voto de pobreza

Miércoles, 4 de mayo de 2022
Comentarios desactivados en Voto de pobreza

pobresNo es primera vez que leyendo un artículo del Padre Eduardo Barrios en publicaciones del “Lets Talk Blog” de la Archidiócesis de Miami, me inspiré para escribir sobre el mismo tema, pero con un enfoque distinto.

Comprendo que seguir las huellas de Jesús nunca ha sido fácil, pues recuerdo cuando leemos en la Biblia aquel episodio de Lucas 18.18: “Un hombre importante le preguntó: Maestro bueno ¿Qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Solamente uno es bueno y ese es Dios. Conoces los mandamientos: No cometas adulterio, no mates, no robes, no levantes testimonios falsos, honra a tu padre y a tu madre. Pero él contestó: Todo esto yo lo cumplo desde joven. Al oír esta declaración, Jesús le dijo: Todavía te falta algo: vende todo lo que tienes, reparte el dinero entre los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; después ven y sígueme. Cuando él oyó la respuesta, se puso muy triste, porque era harto rico. Viéndolo dijo Jesús: ¡Qué difícil es entrar al Reino de Dios cuándo uno tiene riquezas!

El Padre Barrios solo se refiere al voto de pobreza que hacen los curas y en especial los jesuitas, sin embargo siempre se ha asociado a los jesuitas con una rama clerical rica y que más relaciones ha tenido con los ricos. Esto puede verse en nuestra América Latina; claro que esto ha cambiado y sigue cambiando, de eso trata el artículo del Padre Barrios.

Yo me quiero referir al voto de pobreza que debemos hacer los laicos. Sí, no se asusten, que esto no quiere decir que se despojen de sus riquezas, que lo vendan todo y lo repartan entre los pobres, pero creo que podemos pedirles un voto más personalizado y menos difícil, como el que sigue: Reparte entre los pobres un poco de lo que Dios te regala todos los días. No te hagas el loco cuando te pidamos que nos ayudes para dar de comer al hambriento. En una palabra, que te leas a Mateo 25.

Qué significa ostentación para nosotros: Ostentar, por su parte, implica exhibir algo, hacerlo notorio. Por lo general, quien ostenta busca llamar la atención para jactarse de algo que tiene: dinerojoyas, un automóvil de lujo, etc. y yo le agrego algo. Es darle una bofetada al pobre, al que nada tiene.

Hay veces que vemos aquellos que vienen a ayudar al necesitado con todos estos epítetos y en vez de ayudar lo que hacen es hacer daño a aquellos que carecen de todo. La ostentación para nosotros los laicos debe ser algo que debemos cuidar y cuando visitamos a un pobre hagámoslo como lo hubiera hecho Jesús, porque él era y es el más pobre de todos los pobres, sin embargo sin ninguna ostentación es nuestro Rey, nuestro Salvador.

Sí, es verdad. Nuestros pastores deben examinar la práctica de la pobreza evangélica; pero los laicos estamos igualmente obligados a hacerlo, porque estamos en contacto directo con ellos, nuestro ejemplo debe servirles para que mejoren sus situaciones económicas, con nuestra ayuda y con la superación de ellos, haciéndose más competitivos para las próximas generaciones.

Demos más y alardeemos menos, caminemos tras las huellas de Jesús, buscando al pobre y enseñándoles a vivir. Evitemos, con todo nuestro esfuerzo y entrega, que sean pisoteados por políticos y hasta por su propia familia. Veamos en ellos la cara de Jesús y cuando comprendamos esto y llevemos a cabo nuestro amor a ellos, estaremos firmemente caminando a encontrarnos con Jesús, sin miedos ni remordimientos por lo que dejamos de hacer.

Víctor Martell

Fuente Fe Adulta

Espiritualidad ,

¿Y quién es mi prójimo?

Jueves, 31 de marzo de 2022
Comentarios desactivados en ¿Y quién es mi prójimo?

FLvvO2GXoAYt5uN

 

El buen samaritano (Lc 10, 30)

No es muy larga la distancia,
sí es peligroso el camino
que va de Jesrusalén
hasta el verde paraíso
de Jericó, fértil vega,
novia del sacro Jordán
y manantial del Profeta.
Y, aunque próxima al Mar Muerto,
es rico vergel de vida:
“la ciudad de las palmeras
y las rosas encendidas.”
Yace en la cuneta un hombre,
medio muerto y malherido,
mas todos pasan de largo
eludiendo compromisos:
el sacerdote, el levita
y otros muchos peregrinos.
Pasa un buen samaritano,
caballero en su pollino,
y sin preguntar quién es
-aunque bien ve que es judío-
se aproxima sin desdén,
le hace una cura de urgencia
con su propio aceite y vino,
y lo lleva hasta el mesón
donde lo cuida con mimo.
“¡Cuídalo bien mesonero,
yo te pagaré con creces
cuanto hayas gastado en él,
cuando vuelva de camino!
¿El prójimo verdadero?
El que prestó sus auxilios,
el que olvidó que aquel hombre,
medio muerto y malherido
que yacía en la cuneta,
era un olvidado judío;
el que olvidó que era suyo
su propio aceite y su vino.
¡Caminante de la vida,
procura hacer tú lo mismo!
*
***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad ,

Juan Zapatero: “Las no preguntas de Dios”.

Jueves, 10 de marzo de 2022
Comentarios desactivados en Juan Zapatero: “Las no preguntas de Dios”.

1509217_692505064135790_705278787_nMe ha sucedido con demasiada frecuencia, a la hora de leer un comentario del Evangelio, oír una homilía, escuchar un sermón en una Iglesia o asistir a una plática de algún cura o catequista, etc., sobre las parábolas escatológicas del evangelio de Mateo, especialmente la referida en el capítulo 25, salir con la impresión como si se hablara de una especie de examen referido a un momento crucial de la carrera profesional de una persona o, lo que es peor aún, a un juicio casi sumarísimo con muy pocas garantías de salir absuelto; no porque no existiera, como mínimo, el cincuenta por ciento de posibilidades, tal y como expresa la propia parábola, sino porque daban todos ellos la impresión que el juez, Dios en este caso, no estaba por la labor.

Mientras oía esto, me venía siempre al pensamiento que, si bien es verdad que Jesús en el Evangelio, a la hora de referirse al Reino, utiliza parábolas que hacen referencia a un juicio o a cuestiones similares, no es menos cierto que son más las que hacen del banquete el símil más apropiado, concretamente el banquete de bodas.

Pero, no sé por qué, siempre me ha parecido entrever como si se pretendiera evitar de manera expresa todo lo que pudiera hacer referencia a comensalía, a fiesta, a alegría, etc.; quizás por aquello que, a lo mejor, pudiera dar pie a que el rebaño se desmandase y pudiera acabar yendo por derroteros de perdición. De hecho, puede ser también impresión personal, no lo niego, intuyo como si a la a Iglesia, en general, eso de la fiesta no le acaba de caer bien; y por aquello de que, para mejor muestra un botón, solo hace falta asistir a la misa de la mayoría de las iglesias, cualquier día de la semana, para ratificar lo que acabo de decir; pues, si de algo no tienen parecido todas o la mayoría, es precisamente a una fiesta compartida. Y no estoy diciendo con ello que el ritmo y la marcha tengan que ser su mejor distintivo. Cuando hablo de alegría, me refiero a algo mucho más profundo.

Claro que todo cuadra aún más, si somos capaces de llegar a entender que la vida se había planteado en general como “un valle de lágrimas”; vaya, una especie de palestra en la que hacer unos ejercicios que, a su vez, había que superar para poder recibir después el premio correspondiente, etc. Está claro que, desde semejante visión, a la hora de los resultados, solo la persona de un jurado, un examinador, un vigilante, etc., cuadraba perfectamente.

Manifestando, de antemano, mi rechazo total a una visión del Reino como algo parecido a un juicio y, por lo mismo, a un tema de méritos; debo decir que, aun aceptándolo, me gustaría expresar qué tipo de preguntas no tendrían en absoluto cabida por parte de Dios. Digo esto, porque tengo la impresión de que, a pesar de aparecer de manera clara las que pudieran ser que sí, tal como muestra el propio capítulo 25, sigue habiendo mucha gente que continúa afanándose para añadir unas cuantas más de su cosecha propia, a pesar de que hagan todo lo posible por justificarlas como procedentes, directa o indirectamente, del mensaje global del Evangelio. ¿Cuál serían, entonces, estas “no” preguntas por parte de Dios? Por lo que oigo comentar a veces en alguna tertulia o leo en algún que otro escrito o documento, tengo la impresión de que dichas “no preguntas” estarían relacionadas con toda una serie de realidades más cercanas a las normas, las costumbres y las leyes establecidas que a las opciones y las conciencias de las personas. Aduciendo, en algunos casos, que ir en su contra supondría ponerse de espaldas incluso de la propia ley natural.

A nadie le va a preguntar o le preguntaría Dios si fue hombre o mujer y, menos aún, que orientación sexual tenía. ¡Solo faltaba!, ya que, por lo que dicen, piensan y manifiestan ciertas instituciones y personas, la conclusión que sacaría sería la siguiente: o que se equivocó con “algunos”, o que les jugó una mala pasada.

Tampoco le va a preguntar o preguntaría si creyó o no en Él, después de tantas maneras y tan diversas como unos y otros han pretendido presentarle a lo largo de la historia, imponiendo la masculinidad por encima de todas ellas.

Tampoco sí perteneció o no a alguna religión, después de ver que muchas de las guerras que han provocado tanta destrucción, tanto dolor y tanta muerte han sido declaradas en su nombre y en defensa de la religión.

Tampoco si frecuentó el templo, la mezquita, la sinagoga, la pagoda o cualquier otro lugar de culto, como lugares privilegiados para encontrarle a Él o descubrir su presencia; mientras, a lo mejor, se dedicaba a destruir el universo y el cosmos, la gran obra “salida de sus manos”.

Por supuesto que no le preguntará cómo y con quién vivió su amor y si lo celebró religiosamente o, cuando menos, lo formalizó de manera civil. No por ninguna razón especial, sino porque entiende que el fondo de su conciencia es el lugar más apropiado para rendir el mejor de los cultos y donde ratificar el más fidedigno de los documentos.

¿Qué preguntas le hará, entonces? Ninguna; sencillamente se abalanzará sobre él para darle un abrazo inmenso.

Juan Zapatero Ballesteros

Fuente Fe Adulta

Espiritualidad , , , , , ,

“La Iglesia del fin del mundo”, por Óscar Fortín.

Miércoles, 2 de febrero de 2022
Comentarios desactivados en “La Iglesia del fin del mundo”, por Óscar Fortín.

sddefaultPreámbulo

Cuando Jorge Bergolio, cardenal de Buenos Aires, Argentina, fue elegido Papa en 2013, inmediatamente fue llamado Papa del fin del mundo. Los especialistas de Nostradamus y del monje Malaquías del siglo XI que predijo, en los años 1143-1144,  los 112 Papas à venir, pusieron de relieve el hecho de que el Papa Francisco era el último papa de la lista y que respondía bien, como papa jesuita,  a las predicciones de estos dos profetas de que, él sería el último Papa.

Con la llegada del Papa Francisco, la imagen de una Iglesia Santa Católica y Apostólica, sin olvidar la llamada infalibilidad, fue rápidamente reducida a una realidad que puso de manifiesto los escándalos, las manipulaciones, las omisiones sobre muchos hechos que estas mismas autoridades preferían silenciar. Lo que permaneció oculto pronto salió a la luz. Fue la toma de conciencia de abusos sexuales por parte de varios integrantes de esta institución. Fueron también los escándalos relacionados con la gestión del Banco del Vaticano y manejados por cardenales y obispos sin escrúpulos. Nos queda siempre sin respuesta las causas de la muerte del Papa Juan Pablo I, cuya muerte queda con interrogantes. A esto se suman las alianzas del Vaticano y varios episcopados con la gran potencia, Estados Unidos, que controla el mundo y es generoso con quienes cooperan con él. Habría toda una historia que contar sobre estas diversas alianzas donde “los pastores, en todos los niveles, se transforman en figuras políticas, detrás de la imagen que los presenta como representantes de Dios”.

Hay que reconocer en el Papa Francisco, el coraje que tuvo para que salgan a luz esos escándalos. Muchos cristianos y cristianas  denunciaron, públicamente, toda esta doble vida, protagonizada por quienes dirigen la Iglesia: sacerdotes, obispos, cardenales y sin olvidar a la Curia Romana, una verdadera CIA del Vaticano. En la misma línea, muchos creyentes alzan la voz para denunciar a estos personajes de doble cara. Todo esto lleva al Pueblo de Dios a desvincularse cada vez más de estos personajes en los que habían depositado toda su confianza. La credibilidad que podrían haber tenido en ellos se deteriora día a día. Atrás quedaron los días en que se les permitía cualquier cosa. La fe, don de Dios, se basa ante todo en el testimonio y el mensaje que Jesús de Nazaret dejó a todas las personas de buena voluntad. No se puede servir a dos maestros a la vez, nos dice Jesús Nazareno.  El “dejarlo todo para seguir a Jesús” no se nota mucho cuando vemos a estos personajes, vestidos de tejidos finos, con aire patriarcal.

Al lanzar el gran movimiento de la Sinodalidad, a nivel de la Iglesia universal, el Papa Francisco abre la puerta a todos los cristianos del mundo para que ellos mismos se hagan cargo de la organización de su propia vida de fe con todos los recursos y poderes que el Evangelio de Jesús de Nazaret pone a su disposición. Ya, Él y su Espíritu están presentes en cada persona. También tienen los mismos poderes que Jesús confió a Pedro: “lo que atares en la tierra quedará atado en el cielo y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”. Este mismo poder se da también a la comunidad de los cristianos, unidos en la fe. A estos, Jesús les dijo las mismas cosas que le dijo a Pedro.

Mateo 16,19: a Pedro: “A ti te daré las llaves del reino de los cielos: todo lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos. 

Mateo 18,18: al Pueblo “De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. “

LOS PRIMEROS PASOS DE LA IGLESIA DEL FIN DE LOS TIEMPOS

Ya, sólo en esta etapa, la Iglesia como institución que conocemos en las jerarquías católicas y los poderes del Estado Vaticano está en vía de desaparecer sin  que sea para los creyentes el fin de la fe cristiana y del Pueblo de Dios. De una Iglesia institucional unipolar pasamos gradualmente a una Iglesia multipolar, rica en toda la diversidad humana, sostenida por el Resucitado y animada por su Espíritu que distribuye sus dones como le parece. Esta presencia viva del Resucitado y de su Espíritu es el fundamento de nuestra fe y la fuente del cumplimiento de la voluntad del Padre, más atenta a nuestra fraternidad que a rituales que no la tienen en cuenta.

Estamos pasando de una Iglesia unipolar a una Iglesia multipolar. Esta última ya no se basa en la Institución de la Iglesia que hemos conocido durante siglos, sino en centenares de comunidades de todas las partes del mundo. Esta última deja espacio a las comunidades locales de creyentes que deciden por sí mismas del camino a seguir para testimoniar del Espíritu de Jesús de Nazaret en su propio entorno. El “Amaos los unos a los otros” es el mandato más importante de Jesús a sus discípulos.” Este mandato se aclara con lo que nos dijo Jesús, poco tiempo antes de ser crucificado, que seremos juzgados. 

El juicio sobre las naciones” Mateo 25: “el culto que más agrada al Padre”

 “Cuando venga el Hijo del hombre rodeado de esplendor y de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso.   Todas las naciones se reunirán delante de él, y él separará a unos de otros como el pastor separa las ovejas de las cabras.  Pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.  Y dirá el Rey a los de su derecha: ‘Venid vosotros, los que mi Padre ha bendecido: recibid el reino que se os ha preparado desde la creación del mundo.  Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me recibisteis,  anduve sin ropa y me vestisteis, caí enfermo y me visitasteis, estuve en la cárcel y vinisteis a verme.’  Entonces los justos preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te dimos de beber? ¿O cuándo te vimos forastero y te recibimos, o falto de ropa y te vestimos? ¿O cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?’  El Rey les contestará: ‘Os aseguro que todo lo que hicisteis por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicisteis.’

“Luego dirá el Rey a los de su izquierda: ‘Apartaos de mí, malditos: id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.  Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me recibisteis, anduve sin ropa y no me vestisteis, caí enfermo y estuve en la cárcel, y no me visitasteis.’  Entonces ellos preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o falto de ropa, o enfermo o en la cárcel, y no te ayudamos?’  El Rey les contestará: ‘Os aseguro que todo lo que no hicisteis por una de estas personas más humildes, tampoco por mí lo hicisteis.’  Estos irán al castigo eterno, y los justos, a la vida eterna.”

Si hay una moral que obliga a cualquier persona de buena voluntad, es la de este Juicio Final. Nadie puede escaparse de ella que indica el camino a seguir para entrar en la casa del Padre como nos revela el libro del Apocalipsis:

“Entonces vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existe más. Y vi la ciudad santa, la Nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, dispuesta como una novia ataviada para su marido. Y oí una gran voz desde el trono que decía: ¡He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres! Él morará con ellos, y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos. Enjugará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, y no habrá lamento, ni llanto, ni dolor, porque las primeras cosas pasaron. Y dijo el que estaba sentado en el trono: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y él dijo: Escribe; porque estas palabras son ciertas y verdaderas. Y él me dijo: ¡Hecho está! Soy el alfa y el omega, el principio y el fin. 

CONCLUSIÓN

A partir del momento en que se anticipa el paso de una Iglesia unipolar a una Iglesia multipolar a partir de las decisiones resultadas del Pueblo de Dios, a través la sinodalidad, todas las autoridades de la “Institución eclesial” ya no son necesarias en la Iglesia multilateral. Lo que estamos viviendo actualmente nos obliga a asumir por nosotros mismos la cotidianidad de nuestra fe que nos conduce a la solidaridad con todos y todas que sufren lo que está sucediendo. El amor de los unos con los otros se impone más que nunca. “Yo les reconoceré no por lo que dicen sino por lo que hacen” 

En la fe, tenemos el privilegio de contar con Jesús de Nazaret, el Hombre que venció la muerte y a quien, el Padre le dio todos los poderes para abrirnos las puertas de la casa del Padre. Nunca olvidemos que él está siempre en el corazón de nuestra vida y con el cual podemos hablar con toda confianza.

La humanidad, creada a imagen de Dios Padre, debe recuperar su verdadera naturaleza, a la que nos conduce Jesús, el salvador de nuestra humanidad. En él nos espera un mundo nuevo, liberados de las fuerzas del mal, para experimentar plenamente la gran fraternidad humana en la persona del Resucitado. Para los cristianos y las personas de buena voluntad, la muerte no es aniquilamiento, sino renacimiento a la imagen del Padre y del Hijo.

Detrás de los sufrimientos que vivimos está la esperanza de un nuevo día y un nuevo mundo que nos llenará con la plenitud de una eternidad de felicidad.

Óscar Fortín

Religión Digital

Versión en francés:

https://humanisme.blogspot.com/2022/01/leglise-de-la-fin-des-temps-preambule.html

Espiritualidad , ,

Recordatorio

Las imágenes, fotografías y artículos presentadas en este blog son propiedad de sus respectivos autores o titulares de derechos de autor y se reproducen solamente para efectos informativos, ilustrativos y sin fines de lucro. Yo, por supuesto, a petición de los autores, eliminaré el contenido en cuestión inmediatamente o añadiré un enlace. Este sitio es gratuito y no genera ingresos.

El propietario del blog no garantiza la solidez y la fiabilidad de su contenido. Este blog es un lugar de entretenimiento. La información puede contener errores e imprecisiones.

Este blog no tiene ningún control sobre el contenido de los sitios a los que se proporciona un vínculo. Su dueño no puede ser considerado responsable.