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Inauguran en Arica una Placa en Memoria de las víctimas LGBTIQ+ de la Dictadura de Pinochet

Sábado, 16 de diciembre de 2023
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Autoridades gubernamentales y municipales ubicaron la placa en Arica porque ahí ocurrió el único crimen  homofóbico cometido por agentes de la Dictadura del cual se tiene registro. El Movilh calificó a la inauguración de la placa como un gesto “de transcendencia humana e histórica”

La Subsecretaria de Derechos Humanos del Ministerio del Justicia, la Municipalidad de Arica (encabezada por el alcalde Gerardo Espíndola)  y la Red Comunitaria de Organizaciones y Activistas LGBTIQAN+ de la ciudad instalaron en las cercanías del Morro una placa en memoria de las víctimas de la Dictadura de Augusto Pinochet, siendo el gesto aplaudido hoy por el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh).

En el marco de las conmemoraciones  de los 50 años del Golpe de Estado, la placa fue instalada con una ceremonia donde estuvieron el Subsecretario de DDHH, Xavier Altamirano, la encargada de la Oficina Municipal de DDHH, Silvana Durán Ciña y el presentante del Área de la Diversidad Sexual de la comuna, Bastián Tapia Sánchez, entre otras autoridades y dirigentes.

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“Valiente es aquel que en medio de balas y tortura eligió amar su naturaleza para trascender en libertad. En memoria del Caso N.N, detenido desaparecido por su orientación sexual, víctima de la Dictadura Militar de 1973-1990, dice la la leyenda de la Placa, para añadir En homenaje a todas las personas de las diversidades sexuales que fueron asesinadas y desaparecidas durante ese período; y por aquellos que fueron arrebatados de sus hogares, comunidades y la historia oficial de nuestro país”.

La vocera del Movilh, Javiera Zúñiga, calificó como “un gesto de trascendencia histórica y humana la instalación de esta Placa, que no solo ayuda a recordar a una persona N.N y a otras víctimas de la Dictadura. La placa es por sí misma una señal contra la homo/transfobia en Arica, una comuna dónde aún falta mucho para erradicar la discriminación por orientación sexual o identidad de género”

“Aplaudimos a las instituciones, autoridades y personas que hicieron esto posible”, añadió.

De acuerdo al XVI Informe Anual de los Derechos Humanos de la Diversidad Sexual y de Género (Movilh, 2018), hasta ahora solo hay registro de un crimen homofóbico cometido por agentes de la Dictadura.   Se trata  de un hombre de entre 30 y 45 años, cuya estatura oscilaba entre los 1.63 y 1.69 metros y cuya muerte la provocó en Arica  un militar con un disparo calibre 38 en la cabeza, según arrojó la autopsia y la confesión en 2010 del entonces funcionario en retiro de la Armada, Bernabé Vega, quien dijo haber actuado junto a su compañero, Héctor Morales.

La víctima, según consta en el expediente del caso, fue asesinada luego de mantener un contacto erótico con un soldado que podría ser Jesús Teovaldo Ponce Peña, quien estuvo varias veces detenido por el delito de sodomía (artículo 365 del Código Penal) y falleció de neumonía en Arica a los 57 años, sin alcanzar a dar su testimonio. Si bien se encontró el cuerpo de la víctima, su identidad es desconocida, por lo cual está catalogada como N.N”, finalizó el Movilh

*Fotografías de la Subsecretaría de DDHH

Fuente MOVILH

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Dictadura de Pinochet: el 45% de las personas LGBTIQ+ afirma que hubo una política estatal especial para vulnerar derechos solo en razón de la orientación sexual o identidad de género

Lunes, 11 de septiembre de 2023
Comentarios desactivados en Dictadura de Pinochet: el 45% de las personas LGBTIQ+ afirma que hubo una política estatal especial para vulnerar derechos solo en razón de la orientación sexual o identidad de género

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El 55% piensa lo contrario, mientras solo el 9% conoció de manera directa a víctimas de la homo/transfobia estatal. El 94,3 % sostiene que la recuperación de la democracia no significó por sí sola avances para los derechos LGBTIQ+ y el 43,9% ha sabido de casos de homo/transfobia estatal bajo el Gobierno de Allende. En paralelo, el Movilh dio a conocer antecedentes del único crimen homofóbico perpetrados por agentes de la Dictadura del cual se tiene registro.


En el marco del 50 aniversario del Golpe de Estado, el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) publicó hoy los resultados de la primera encuesta sobre las informaciones, percepciones y opiniones de las personas LGBTIQ+ sobre la Dictadura de Augusto Pinochet, el Gobierno de Salvador Allende y la recuperación de la democracia, al tiempo que dio a conocer antecedentes del único crimen homofóbico perpetrados por agentes del Régimen Militar del cual se tiene registro.

En términos generales los resultados de la encuesta arrojaron que “para buena parte de la población LGBTIQ+ la violaciones a los derechos humanos bajo la Dictadura afectaron principalmente a opositores al régimen antes que a personas exclusivamente en razón de su orientación sexual o identidad de género. Es más, la mayoría estima que la recuperación de la democracia por sí sola no significó avances para los derechos LGBTIQ+ y que la homo-transfobia estatal y social era generalizada durante y antes de la Dictadura”, señaló el Movilh.

El organismo precisó que “estos resultados se basan principalmente en percepciones o informaciones escuchadas o leídas y no necesariamente en experiencias vividas por los/as encuestados/as, en tanto solo el 9% dijo conocer directamente una víctima de la homo/transfobia estatal bajo la Dictadura. Esto demuestra la escasa y nula información o testimonios sobre la realidad LGBTIQ+ en los períodos previos a la Democracia, cuando indudablemente la homo/transfobia era casi total y generalizada en todos los niveles sociales y estatales”.

Resultados del sondeo

Denominada “Personas LGBTIQ+ y el Golpe de Estado en Chile”, la encuesta online y presencial aplicada a 279 personas arrojó que para el 45% bajo la Dictadura de Pinochet hubo una política de Estado especializada contra las personas exclusivamente en razón de su orientación sexual o identidad de género, mientras el 55% descarta ello, por considerar que “solo hubo una política de Estado para violar derechos humanos de cualquier persona opositora al régimen, sin importar su orientación sexual o identidad de género”.

Con todo, solo el 9% dice que conoce o conoció de manera directa a una o más víctimas de la homo/transfobia estatal bajo la dictadura de Pinochet; mientras el 49% señala que no las conoce, ni nunca ha escuchado o leído algo al respecto. El 42% sostiene que solo ha escuchado o leído información sobre el tema, pero jamás ha conocido de manera directa a una víctima de la homo/transfobia estatal.

El 94,3% estima que la recuperación de la democracia no bastó para mejorar la calidad de vida de las personas LGBTQ+, pues la “homo/transfobia siguió igual y solo cambió  o mejoró tras años de lucha” de los movimientos de la diversidad. Solo el 6% cree que hubo “cambios inmediatos”.

Para el 26% “el Estado nada ha hecho para investigar y/o sancionar los atropellos a los derechos humanos cometidos por la Dictadura de Pinochet contra  las personas exclusivamente en razón de su orientación sexual o identidad de género”, mientras el 19,4% cree que “algo ha hecho”. Con todo, para el 54,6% “el Estado nada puede hacer, pues en Dictadura no se violaron los derechos humanos de las personas exclusivamente por su orientación sexual o identidad de género. Solo se violaron derechos humanos de personas opositoras al régimen, fueran o no LGBTQ+”.

Según el 46,9% antes del año 1973 los derechos humanos de las personas LGBTIQ+ fueron “igualmente vulnerados que en Dictadura”, para el 40,1% fueron “más vulnerados que en Dictadura” y solo para el 13% fueron “menos vulnerados que en Dictadura”.

El 7,3% dice que conoció de manera directa “uno o más casos de violación a los derechos humanos perpetrados por el Estado bajo el Gobierno de Salvador Allende solo en razón de la orientación sexual o identidad de género de las personas”, el 43,9% señala que solo ha leído o escuchado información al respecto y el  48,8% indica que no conoce, ni ha escuchado o leído nada sobre la materia.

Finalmente el 66,8% identifica como principales responsables del Golpe de Estado a las Fuerzas Armadas y de Orden, a la Derecha Política (66.8%), al centro político (23,9%),  a la Izquierda política (15,3%) a la sociedad en general (15,3%),  a todos los sectores sociopolíticos (14,8%) y a ningún grupo en especial (0,6%).

Datos generales  del sondeo

Del total de 279 encuestados/as, el 41% tiene entre 15 a 29 años, seguidos por quienes tienen entre 30 a 39 años (32,6%), 40 a 49 años (11,8%), 50 a 59 años (9%), menos de 14 años (2,8%) y más de 60 años (2,8%)

El 55,7% vive en la Región Metropolitana, seguido por Valparaíso (12,9%), Biobío (4.7%), Los Lagos (4,7%), La Araucanía (3,5%), Coquimbo (2,3%), O`Higgins (2,3%), Maule (2,3%), Antofagasta (1,6%) Los Ríos (1.6%), Arica y Parinacota (1,6%), Atacama (1,6%), Ñuble (1,6%), Magallanes (1,2%), Tarapacá (1,2%),  Aysén (1,2%).

El 49,5% se declara gay; el 22,9%, lesbiana; el 14,4% bisexual; el 9,2%, pansexual,  el 2,3%, asexual y el 1,7%, heterosexual. Además, el el 14% es trans, el 86%, cisgénero, mientras el  83,3% se identifica como una persona binaria y el 16,7% como no binaria.

El único caso documentado de crimen estatal homofóbico bajo la Dictadura

 A continuación el Movilh reproduce los antecedentes del caso que son parte del Informe Anual de Derechos Humanos de la Diversidad Sexual y de Género:

“Los abusos, torturas o crímenes cometidos por agentes de la dictadura militar contra personas en razón de su orientación sexual o identidad de género se encuentran en la nebulosa, existiendo sólo un caso del cual se tiene conocimiento.

La ausencia de denuncias no implica, bajo ningún punto de vista, que las personas LGBTIQ+ no sufrieran abusos generalizados por ser diferentes a la mayoría, menos al considerar que hasta 1999 las relaciones sexuales entre adultos del mismo sexo eran sancionadas con cárcel en virtud del homofóbico artículo 365 del Código Penal.

La homofobia y la transfobia imperantes en los planos sociales, culturales, estatales y familiares era una característica más del país y de la época, que se expresaba sin conflictos o discursos disidentes. Más aún, hasta buena parte de la década de los 90 la casi totalidad de las personas LGBTIQ+ tenían internalizada la discriminación, la legitimaban y no apreciaban sus negativos efectos, considerándola un dato más de la realidad al cual todos, incluido uno mismo, debía someterse.

La denuncia por un abuso homofóbico o transfóbico requiere primero que la víctima pueda reconocer a tales fenómenos como repudiables y merecedores de sanción. Implica además tener la valentía para reportar los atropellos, así como contar con la mínima posibilidad de ayuda. Nada de ello existió  bajo la Dictadura, ni antes de ese trágico período.

Siendo las violaciones  a los derechos humanos por razones políticas o ideológicas una práctica estatal periódica bajo el atroz régimen de Augusto Pinochet y siendo la homofobia y la transfobia realidades instaladas culturalmente, es claro que tras la recuperación de la democracia  la preocupación se centró en resolver el primer punto, mientras el segundo, por falta de denuncias, era inexistente.  Y aunque hubiesen existido denuncias, lo más probable es que las víctimas no encontraran jamás justicia, ayuda o, más básico, compañía y protección.

De ahí que un caso ocurrido en Arica en 1975, y confesado 35 años más tarde por uno de los criminales, sea de especial relevancia para conocer una parte de la historia sobre las prácticas represivas de la Dictadura contra las personas en razón de su orientación y/o identidad de género.

El caso

En 2010 el entonces funcionario en retiro de la Armada, Bernabé Vega, confesó a la Policía de Investigaciones que junto a un compañero,  Héctor Morales, había asesinado en 1975 a una persona en razón de su orientación sexual,  saltando así a la luz el primer registro de un crimen homofóbico propinado por agentes de la Dictadura Militar.

Los uniformados habían actuado por orden del jefe de Inteligencia Regional, el capitán Ricardo Padilla, para quien la presencia de “un homosexual” civil en las cercanías de las zonas militares de Arica estaba provocando disturbios.

La víctima fatal, cuya identidad se sigue investigando,  fue asesinada luego de mantener un contacto erótico con un soldado que podría ser Jesús Teovaldo Ponce Peña, quien estuvo  varias veces detenido por el delito de sodomía  (artículo 365 del Código Penal) y falleció de neumonía en Arica a los 57 años, sin alcanzar a dar su testimonio sobre el caso.

Vega confesó  estos hechos por error, pues la PDI estaba buscando que declarara en el marco por otro caso de violación a los derechos humanos.

Según consta en el expediente, titulado como el “Episodio homosexual”, Vega confesó que «un día durante 1975 Padilla me dijo que el destacamento que estaba en el Morro de Arica estaba teniendo problemas con un homosexual civil que estaba pervirtiendo a los soldados conscriptos, siendo sorprendido en un acto de esa naturaleza con un conscripto en los faldeos del Morro”.

Explicó que por estos hechos, el  civil “debe haber estado unos tres días detenido en el cuartel, tiempo en el que se le pidió que escribiera una carta a su familia, reconociendo su condición de homosexual y anunciándoles que se iría al Perú, ya que estaba siendo amenazado por agentes del gobierno militar. Entiendo que la carta se le hizo llegar a su familia posteriormente”.

“Mientras este tipo estaba recluido en el cuartel, el capitán Padilla me llamó para indicarme que debía ir con Morales a horas de la noche y ejecutar al homosexual, ya que era un peligro para los soldados y no merecía vivir. A eso de las 23.30 fuimos en un vehículo color gris, que contaba con tres corridas de asientos. Iban Padilla, Morales, Mercado, Castro, Catalán, Cisternas, el detenido y yo”, sostuvo.

“Cuando salimos del Cuartel nos dirigimos a la salida sur de Arica, debimos habernos demorado unos 15 minutos. Dejamos el vehículo a un costado de la carretera, subimos el cerro a pie hacia el oriente, encontrando un soldado de guardia. El capitán Padilla le dijo que no se preocupara si escuchaba disparos, que realizarían una práctica de tiros. Tras avanzar unos 60 metros, nos encontramos con dos grandes orificios en la tierra, de unos 15 a 20 metros de profundidad. Alguien tiró una piedra, la que demoró en llegar al final”, relató.

“Al detenido tras eso le dijeron: hasta aquí nomás llegaste. En ese momento este hombre quedó frente a los dos hoyos, Morales y yo detrás de él y a unos dos metros el resto. Mis acompañantes hicieron un semicírculo, se le colocó una venda de esponja en la cabeza. Padilla nos dijo que viéramos la forma en qué lo íbamos a hacer. Contamos hasta tres y disparamos al unísono, dos veces, cayendo el tipo en la arena. Usamos una Smith and Wesson 38 corto, la que era de cargo de la Armada. Disparamos a 50 centímetros de la cabeza. Morales era más alto que yo, por lo que tuve que levantar el brazo. No podría precisarlo, pero los que acompañaban el grupo deben haber empujado el cuerpo dentro de la orilla de los hoyos. Una vez terminado esto, nos retiramos del lugar. Durante el camino de vuelta al Cuartel, los funcionarios que iban conmigo me decían que estaba bien hecho, como alentándome y reconociendo que ya era parte del grupo», finalizó.

Morales fue más reacio a confesar, aunque terminó reconociendo algún tipo de participación en los hechos.

“Yo iba de conductor. Me ordenaron primero ir a dar una vuelta al norte, para hacer hora y que oscureciese. Ellos conocían unos hoyos profundos. Me detuve en un lugar perfecto para estacionar. Paré el motor, ellos se bajaron rápido. Me puse a orinar, no quería ver. Escuché varios proyectiles. Di vuelta el jeep. Esperé. Como no los vi venir, me bajé. Me dijeron que fuera donde ellos. Me dijeron: yapo, maricón, dispara. Dije: cómo si ya estaba muerto. Me dijeron que lo hiciera igual, que si caga uno, cagan todos. Sentí susto por lo que había pasado en el asado y, le disparé al cadáver. Ignoro si le dio al muerto. Nunca más se habló de eso», indicó Morales

Fue Padilla quien dio más detalle al señalar en el expediente que «el hombre fue desnudado y atendida su condición de homosexual decía que lo íbamos a violar, lo que no era nuestra intención, por supuesto. Por lo mismo, el hombre, se mantuvo tranquilo».

Tras las confesiones y diligencias ordenadas por  el Primer Juzgado del Crimen de Arica, los peritos dieron con  el cuerpo de la víctima en una fosa ubicadas en las afueras de dicha ciudad,  a media hora caminando desde el kilómetro 2058 de la ruta 5 Norte.

Se trataba de un hombre de entre 30 y 45 años, con un estatura que oscilaba entre los 1.63 y 1.69 metros y cuya muerte la provocó un disparo calibre 38 en la cabeza, según arrojó la autopsia.

Vega y Morales fueron procesados en 2014 por secuestro y homicidio. A esa fecha Padilla ya había fallecido, mientras que Sergio Mercado presentaba demencia senil desde hacía años, por lo que en otra causa ya lo habían declarado inimputable.

Tras pagar una fianza de 400 mil pesos, los homicidas esperaron condena en libertad condicional hasta el 2016 cuando se dictó sentencia por homicidio simple y siendo sancionado cada uno sólo con cuatro años de presidio menor en su grado máximo debido a la irreprochable conducta anterior y a la colaboración con el caso.

Con todo, en octubre del 2015 los tribunales ya habían calificado al crimen como de lesa humanidad por el hecho de haber dañado a una persona en razón de su orientación sexual, lo cual implica que el asesinato no proscribirá, aún cuando en diciembre del 2016 ya habían concluido todas las diligencias posibles.

El cuerpo de la víctima permanece a la espera de ser identificado”.


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Fuente MOVILH

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