Inicio > General, Historia LGTBI, Homofobia/ Transfobia. > “Holocausto. Memoria y reparación”, por Ramón Martínez

“Holocausto. Memoria y reparación”, por Ramón Martínez

Miércoles, 1 de febrero de 2017

israel-levanta-el-primer-monumento-a-los-gaysInteresante artículo que publica en Cáscara amarga:

Reconocernos en los hombres y mujeres que llevaron bordados al pecho triángulos rosas y negros.

¿Para cuándo un gran mea culpa que reconozca los errores propios y no trate de ubicar en el otro malvado toda responsabilidad por la homofobia, transfobia y bifobia?

El pasado viernes se conmemoraba el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto. Un 27 de enero, como aquel de 1945 en que fue liberado el campo de concentración de Auschwitz. Setenta y dos años después los actos de homenaje se han sucedido en todas las ciudades del planeta.

Llevamos a cabo un ejercicio de memoria imprescindible, e intentamos así concienciarnos de todos los horrores que se sucedieron durante el exterminio, con la intención de que, aprendiéndolos, podamos tratar de evitar que vuelvan a producirse. Recordamos al pueblo judío, al pueblo gitano, a otros muchos pueblos perseguidos, asesinados. Recordamos a lesbianas, gais, bisexuales y transexuales internados en campos de concentración.

800px-bundesarchiv_bild_146-1993-051-07_tafel_mit_kz-kennzeichen_winkel_retouchedEl número de muertos es incalculable. Quizá fueron más de once millones de personas. Seis millones de judíos y judías. Puede que más de cien mil personas no heterosexuales. Pero yo en esta fecha no dejo de indignarme: me pregunto si realmente lo estamos recordando todo; si es posible que el relato del Holocausto haya olvidado alguna cuestión clave.

La Historia nos dice que los ejércitos americano y ruso fueron liberando campos, antes de dividir Alemania. Pensamos, así, que todas las personas que allí estaban apresadas salieron libres, que el pueblo judío salió, diezmado, de los campos de concentración y consiguió al fin formar su estado en Israel. Pero la liberación no fue tal para todos los prisioneros. Muy al contrario, muchas de las lesbianas, gais, bisexuales y transexuales que consiguieron sobrevivir a nuestro particular Holocausto salieron de los campos… para entrar en las cárceles.

Mientras que en Inglaterra es conocido el caso de Alan Turing, condenado a la castración química y, con ello, a un suicido socrático por la misma ley que años antes llevó a la cárcel a Wilde, en los territorios “liberados” no se otorgó ninguna libertad a las personas no heterosexuales.

En Francia siguió vigente hasta 1982 la reforma realizada por el gobierno de Vichy, que elevaba la edad de consentimiento homosexual hasta los 21 años, a diferencia de la norma 47-artc3adculo-175-la-infamia-del-siglo-kurt-hillergeneral, fijada en los 15. Por su parte, en la mayor parte de los länders alemanes siguió siendo penalizada la homosexualidad a través del mismo artículo 175 que había reformado el nazismo: hasta 1968 en la zona oriental y hasta la 1969 en la occidental, aunque otros aspectos legales seguirían siendo discriminatorios hasta incluso después de caído el muro y, de forma reiterada, se denegó hasta muy recientemente la consideración de las personas LGTB como víctimas del Holocausto: seguíamos siendo delincuentes.

Por todo esto no deja de sorprenderme de una manera bastante incómoda que hoy, cuando ya casi podemos considerar plenamente reconocida nuestra ciudadanía, se nos invite, en tanto que personas no heterosexuales, a los actos de homenaje a las víctimas de una de las mayores barbaries que ha provocado y padecido la humanidad; porque nos invitan a este evento las mismas instituciones, aparentemente limpias de toda mácula, que perpetuaron -por omisión, si se quiere- la discriminación que hoy condenan fervientemente… pero sin reconocer su considerable responsabilidad en las décadas de intolerancia que siguieron a la intolerancia absoluta. ¿Para cuándo un gran mea culpa que reconozca los errores propios y no trate de ubicar en el otro malvado toda responsabilidad por la homofobia, transfobia y bifobia?

Hay también otra cuestión que me suscita un pensamiento, y creo que puede resultar útil para la reflexión activista. Es interesante observar cómo un pueblo tradicionalmente estigmatizado como el judío consiguió, tras el Holocausto, ver reconocido su estatus de víctima y obtuvo una reparación: el actual estado de Israel. ¿Cómo es posible, entonces, que nosotros y nosotras, lesbianas, gais, bisexuales, transexuales y demás personas que nos acompañan en la Diversidad Sexual y de Género, hayamos tardado tanto -si es que lo hemos conseguido- en que se nos reconozca como víctimas del exterminio?

queers-camps

Creo que la clave descansa en ese concepto de ‘pueblo’, que denota una conciencia de grupo, de colectivo, que aún nos falta por desarrollar. El judaísmo es un pueblo, dispone de una genealogía, unas tradiciones, un sentimiento de hermandad entre sus integrantes. En nuestro caso, si es que los tenemos -que esa es otra cuestión- olvidamos generación tras generación nuestros rasgos identitarios: las tradiciones de las personas no heterosexuales del pasado se pierden en la niebla de la Historia y las actuales reivindicaciones suelen construirse sin la guía iluminadora de una genealogía dignificadora.

Creo que por eso se construye tan deficientemente la demanda de derechos y resulta tan complicado el desarrollo de un discurso reivindicativo fuerte y unívoco en sus polifonías. En nuestro movimiento por nuestras libertades no parece interesarnos demasiado nuestra historia, y quizá haya llegado el momento de cambiar eso.

«Lo que está hecho no se puede deshacer, pero uno puede prevenir que vuelva a suceder», decía Ana Frank. Y para prevenirlo, hay que conocer los hechos, y reconocernos en los hombres y mujeres que llevaron bordados al pecho triángulos rosas y negros. Y trabajar por un mundo distinto, alejado de los horrores. Como escribió la niña del diario, «no pienso en toda la miseria, sino en la belleza que aún permanece»

observatorio_rosa_ramon_martinez_grande

General, Historia LGTBI, Homofobia/ Transfobia. , , , , , , ,

Comentarios cerrados.

Recordatorio

Cristianos Gays es un blog sin fines comerciales ni empresariales. Todos los contenidos tienen la finalidad de compartir, noticias, reflexiones y experiencias respecto a diversos temas que busquen la unión de Espiritualidad y Orientación o identidad sexual. Los administradores no se hacen responsables de las conclusiones extraídas personalmente por los usuarios a partir de los textos incluidos en cada una de las entradas de este blog.

Las imágenes, fotografías y artículos presentadas en este blog son propiedad de sus respectivos autores o titulares de derechos de autor y se reproducen solamente para efectos informativos, ilustrativos y sin fines de lucro. Por supuesto, a petición de los autores, se eliminará el contenido en cuestión inmediatamente o se añadirá un enlace. Este sitio no tiene fines comerciales ni empresariales, es gratuito y no genera ingresos de ningún tipo.

El propietario del blog no garantiza la solidez y la fiabilidad de su contenido. Este blog es un espacio de información y encuentro. La información puede contener errores e imprecisiones.

Los comentarios del blog estarán sujetos a moderación y aparecerán publicados una vez que los responsables del blog los haya aprobado, reservándose el derecho de suprimirlos en caso de incluir contenidos difamatorios, que contengan insultos, que se consideren racistas o discriminatorios, que resulten obscenos u ofensivos, en particular comentarios que puedan vulnerar derechos fundamentales y libertades públicas o que atenten contra el derecho al honor. Asimismo, se suprimirá aquellos comentarios que contengan “spam” o publicidad, así como cualquier comentario que no guarde relación con el tema de la entrada publicada. no se hace responsable de los contenidos, enlaces, comentarios, expresiones y opiniones vertidas por los usuarios del blog y publicados en el mismo, ni garantiza la veracidad de los mismos. El usuario es siempre el responsable de los comentarios publicados.

Cualquier usuario del blog puede ejercitar el derecho a rectificación o eliminación de un comentario hecho por él mismo, para lo cual basta con enviar la solicitud respectiva por correo electrónico al autor de este blog, quien accederá a sus deseos a la brevedad posible.

Este blog no tiene ningún control sobre el contenido de los sitios a los que se proporciona un vínculo. Su dueño no puede ser considerado responsable.