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Ecumenismo: La unidad no requiere uniformidad.

Domingo, 21 de enero de 2024

IMG_2483Del blog de Tomás Muro La Verdad es libre:

01. OCTAVARIO POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS.

Durante la semana, del 18 al 25 de enero se celebra en todas las tradiciones cristianas, en todas las iglesias cristianas el octavario por la unidad de los cristianos. Es un momento para pensar sobre el ecumenismo.

ECUMENISMO (OIKOUMENE) es un término griego que viene de Oikos (hogar) y significa: el lugar habitado por la humanidad, las gentes que habitaban las tierras conocidas. Era usado en el Imperio Romano para referirse a la totalidad de las tierras supuestamente civilizadas. La oikoumene era la humanidad conocida, que coincidía, más o menos, con los pueblos en torno al mar Mediterráneo.

MOVIMIENTO ECUMÉNICO: es la nostalgia de la unidad de los cristianos concretada en un Movimiento surgido en el seno de la Iglesia anglicana de Inglaterra en el siglo XIX.

Este movimiento fraguaría en el Consejo Mundial de Iglesias fundado por 147 iglesias, el 1948 en Ámsterdam. Su sede está en Ginebra, Suiza; a él están afiliadas 348 iglesias y denominaciones con cerca de 600 millones de cristianos en más de 120 países.

02. RUPTURAS EN LA IGLESIA

         02.1 QUE TODOS SEAN UNO, (EVANGELIO DE JUAN).

Para cuando la tradición evangélica de Juan escribe esta nostalgia de Jesús: que todos sean uno, (Jn 17,21) ya se habían producido en la Iglesia naciente las primeras tensiones y rupturas.

La cuestión de los judaizantes (cristianos de tradición judía) habían causado muchas tensiones y enfrentamientos con los cristianos de tradición griega (greco-romana).

Pablo se enfrentó y echó en cara a Pedro su postura ambivalente respecto de los judaizantes. Pablo dice que: tuve que echarle en cara a Pedro su posición ambigua, (Gálatas 2,11).

           02.2 UN POCO DE HISTORIA

En la historia de la Iglesia se han producido dos grandes rupturas (y otras muchas “menores”):

           ORIENTE – OCCIDENTE

Las dos tradiciones cristianas: Oriente y Occidente, Roma y Constantinopla, en el fondo eran dos partes del Imperio romano, dos culturas: el latín y el griego, cada cual seguirá su camino a partir de la ruptura que se produce en el año 1054.

Oriente siguió su tradición, su teología y concepción diversa de la nuestra (latina) en no pocas cuestiones como la cristología, el modo de entender la Iglesia, el primado; cultivaron su espléndida liturgia en su -sus- idiomas. Surge así la gran tradición cristiana ortodoxa.

Occidente: Roma siguió, a su vez, otro camino con nuestros dogmas, nuestra concepción cristológica, un modo eclesiológico diverso, una liturgia hierática, el latín, una concepción diversa del primado, etc.

            NORTE – SUR DE EUROPA

En el siglo XVI se produce la fragmentación Norte – Sur de Europa.

La Iglesia necesitaba una Reforma que no terminaba de llegar: gran parte del clero se encontraba en una situación peor que deficiente en todos los órdenes: intelectual moral, estilos de vida, etc. Los obispos eran más señores feudales que pastores de la Iglesia. (Pamplona “tuvo” un obispo que no estuvo nunca en Pamplona).

También confluyeron cuestiones de poder.

Las circunstancias y los problemas hicieron que fuese Lutero (1483-1586), inicialmente monje agustino, quien leyese el Evangelio, san Pablo y la Teología desde otros acentos y perspectivas sobre todo en el modo de entender la justificación por Cristo y la fe como confianza en Cristo.

En 1521 Lutero fue excomulgado por el papa de Roma, León X, surgiendo así la llamada Reforma protestante, que daría lugar a la multiplicidad de Iglesias que irán desgajándose desde el siglo XVI. Son los que, más o menos, conocemos como protestantes: luteranos, Calvinistas, evangélicos, baptistas, adventistas, presbiterianos, etc… hasta más de trescientas iglesias afiliadas al Consejo Ecuménico de las Iglesias de Ginebra.

La Biblia, la Palabra (contra el Magisterio de Roma) es la piedra angular de la Reforma con sus principios: sola Fe, sola Escritura, sola Gracia.

            02.3 OTRAS RUPTURAS.

No es el momento en una homilía de entrar en ello, pero han ido produciéndose en la historia otras rupturas como el anglicanismo (Comunión anglicana) en el siglo XVI; en el siglo XIX surgirá la escisión de los “Viejos Católicos”; en el siglo XX la ruptura provocada por el obispo Lefevbre. Esperemos que en el siglo XXI no se produzcan más escisiones…

03. HACIA LA UNIDAD

Todos sentimos nostalgia por volver a la unidad originaria.

Habrá que dejar de lado viejas controversias y heridas, que no es fácil.

Si somos amplios de mente y de corazón, podemos pensar y admitir de buen grado que se puede ser cristiano en las diversas tradiciones cristianas.

La fe en Cristo Jesús, la relación con el Señor que veíamos el pasado domingo no es diferente en un luterano, en un ortodoxo o en un católico.

Si se produce la unidad habremos de pensar que cada uno seguirá siendo cristiano en y desde su propia tradición ortodoxa, reformada o católico romana.

No podemos ser tan simples como para exigir que los protestantes o los ortodoxos vengan a Roma y nos digan: miren ustedes, señores católicos romanos, nosotros los ortodoxos hemos vivido completamente equivocados durante 1000 años; o que nos vayan a decir los protestantes: Desde Lutero nosotros, pobres herejes, no sabemos lo que es ser cristianos.

En una futura y deseada unidad cada cual será cristiano en y desde su propia tradición.

Por otra parte la unidad no requiere uniformidad. Podemos vivir unidos la fe en una pluralidad y diversidad teológica, litúrgica, jurídica, etc…

H Küng lo expresaba muy bien en un texto que dice:

La Iglesia de Cristo, según el Nuevo Testamento, no es una Iglesia de unitarismo centralista e igualitarismo –y menos totalitario-. No conoce la uniformidad, sin alegría ni libertad, de una organización única o de tipo único de unidad. No entra en la esencia de la Iglesia ni el culto uniforme, ni la disciplina uniforme, ni la teología uniforme. Apoyándose en Efe 4,4-6 se podría más bien afirmar lo contrario.

PLURALIDAD EN EL CULTO: un solo Dios, un solo Bautismo, una sola Eucaristía, pero pueblos distintos, comunidades distintas, lenguas distintas, ritos y formas de piedad distintas, cantos y ornamentos distintos, distintas oraciones y, en este sentido,

iglesias distintas. PLURALIDAD TAMBIÉN EN LA TEOLOGÍA: Un solo Dios, un solo Señor, una sola fe y una sola esperanza, pero distintas teologías, distintos sistemas, distintos estilos de pensar, aparatos conceptuales y terminologías, distintas escuelas, tradición y tendencias en la investigación, distintas universidades y distintos teólogos y, en este sentido, una vez más, distintas iglesias. PLURALIDAD FINALMENTE TAMBIÉN EN EL ORDEN ECLESIÁSTICO: un solo Dios, un solo Señor, un solo Espíritu, un solo cuerpo, pero diversas ordenaciones de vida, diversas estructuras de derecho, diversas naciones y tradiciones, diversos usos y costumbres y sistemas de administración y así finalmente, también en este sentido, distintas iglesias.1

No menos importante es trabajar por un ecumenismo hacia dentro de la misma Iglesia católica, hacia una unidad plural y diversa conforme a las varias tradiciones, culturas, idiomas, modos de pensar, etc.

04. UN PROBLEMA CONCRETO: EL PRIMADO DEL PAPA.

Pablo VI decía del primado de Roma que, quien tenía que ser el vínculo de unidad, se ha convertido en la piedra de división.

¿Cómo podrá entenderse el ministerio de Pedro? Nos podríamos acercar a la pentarquía: las cinco sedes primaciales: Roma, Constantinopla, Alejandría, Antioquía y Jerusalén, de las cuales Roma sería la primera entre iguales, de modo que Pedro sería un primum inter pares.

K. Rahner se preguntaba si en un mundo tan amplio y complejo, ¿La figura de Pedro podrá seguir recayendo en una única persona? ¿Un estilo más sinodal / colegial? (en términos profanos, más democrático).

La sinodalidad no consiste en ver si Roma permite el ministerio de la mujer, el celibato opcional, la bendición a los homosexuales o que los divorciados puedan comulgar o volver a casarse. La sinodalidad consiste en que la Iglesia fuese gobernada de modo colegial, sinodal.

QUE TODOS SEAN UNO

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