Kate y Helen se convierten en el primer matrimonio que consigue el oro jugando en el mismo equipo en unas Olimpiadas
Como hemos ido recordando las últimas semanas, los Juegos de Río son los de mayor visibilidad para los deportistas y seguidores LGTB de la historia. Kate y Helen Richardson-Walsh se encuentran entre los 44 participantes fuera del armario de esta edición olímpica. Si ya fueron noticia por ser el primer matrimonio en competir en un mismo equipo, ahora lo son por haber ganado la medalla de oro juntas. Es cierto que en Londres 2012 obtuvieron conjuntamente el bronce, pero todavía no se habían casado (lo hicieron en 2013). Por otra parte, la atleta venezolana Yulimar Rojas, abiertamente lesbiana, se llevó la plata hace unos días y el trampolinista gay Tom Daley (ya bronce en salto sincronizado) se coloca en primer lugar en las preliminares de salto individual de plataforma de 10 metros.
El conjunto femenino de Reino Unido de hockey sobre hierba se ha impuesto 2-0 al de los Países Bajos. Gracias a esta victoria, Kate y Helen Richardson-Walsh se convierten en el primer matrimonio que participa en un mismo equipo y que gana la medalla de oro. Empezaron su relación en la época de las Olimpiadas de Pekín de 2008 y ya jugaron juntas en Londres 2012, aunque contrajeron matrimonio un año después. Todas las jugadoras del equipo fueron invitadas de su boda, por cierto.
Otra deportista abiertamente lesbiana que lleva una medalla a casa es la venezolana Yulimar Rojas. La atleta de 20 años y 1’90 de estatura ganaba el pasado domingo la plata en triple salto femenino. Rojas le ha dedicado varios mensajes de amor a su novia en su cuenta de Instagram durante los últimos meses. En uno de ellos le decía que es “uno de los pilares fundamentales en mi vida, la pieza especial del rompecabezas, la alegría de cada día y la persona que me ayuda a superar todas mis dudas y miedos. Hoy, en un día tan especial, mis palabras son para ti, mujer maravillosa”.
Pero precisamente en la tarde del sábado todas las miradas de la comunidad LGTB apuntaban al saltador de trampolín gay Tom Daley. Como ya publicamos, el trampolinista británico tiene en su haber una medalla de bronce de estos Juegos de Río (concretamente, en la prueba de salto sincronizado junto a Daniel Goodfellow). Ahora se enfrentaba al salto individual de plataforma de 10 metros, del que partía como favorito. En las pruebas preliminares Daley ha obtenido la mayor puntuación (571.85), adelantando a los chinos Qiu Bo (564.75) y Chen Aisen (545.35), así como al estadounidense David Boudia (496.55). Sin embargo, no pudo lograrlo.
11 atletas LGTB en el top 10
En una entrada anterior sobre las Olimpiadas de Río nos hicimos eco del aperturismo y la visibilización de los atletas LGTB. Recogíamos historias de amor, anécdotas y también un lamentable episodio de homofobia, al que más recientemente se ha sumado la viralización del hashtag #GaysNoMerecenMedallas, que llegó a convertirse en trending topic de Twitter. Sin embargo, preferimos centrarnos en las buenas noticias deportivas…
A falta de conocer los resultados definitivos de los atletas LGTB en el medallero olímpico, hasta el momento de publicar este post 11 deportistas fuera del armario han quedado entre los 10 primeros puestos de sus respectivas disciplinas. Hablamos de Nadine Müller, Tom Bosworth, Kelly Griffon, Jillion Potter, Larissa França, Edward Gal, Hans Peter Minderhound, Eefje Muskens, Ashley Nee, Fiona Pennie y Linda Villumsen.
Por lo que respecta a la lucha por la igualdad y la inclusión de la diversidad sexual y la identidad de género, una de las novedades más importantes de estos Juegos de Río es que son los primeros en los que los atletas trans pueden participar sin necesidad de haberse sometido a ninguna operación, según el modificado reglamento del Comité Olímpico Internacional. Otra cuestión es el componente social.
La corredora de 800 metros Caster Semenya, ha vuelto a ser el centro de comentarios por su identidad de género. En esta ocasión, a Semenya se le ha calificado como “intersexual” y ella ha pedido que no se le aplique dicho término. “Dios me hizo como soy y me acepto así”, aseguraba la deportista en una entrevista gracias a la que fue portada de la revista sudafricana You en 2009. En ella apareció luciendo un clásico look femenino.
La sudafricana Caster Semenya era la firme candidata para llevarse el oro en la final de 800 metros femenino que se celebró este sábado por la noche en los Juegos Olímpicos de Río. En las semifinales de este jueves marcó el mejor tiempo, 1:58:15, y su fuerza y velocidad prevén que suba a lo más alto del podio. Y lo consiguió. Enhorabuena.
Pero con sus marcas han vuelto las quejas de las demás atletas sobre si debe o no permitirse a la sudafricana participar en una competición femenina. Se despierta el recurrente fantasma que desde 2009 acompaña a la atleta, cuando ganara el mundial de Berlín con niveles de testosterona tres veces más altos de lo normal.
“Si me ponen a Semenya y a diez hombres, no sabría decir quién es la mujer”, dijo en ese entonces la atleta vallisoletana Mayte Martínez, (aunque luego tuvo que disculparse) haciéndose eco el sentir de varias atletas, que sospechaban del sexo de la campeona. Tiene una fuerte musculatura, voz grave y vello facial.
La IAAF tuvo que someterla a pruebas tras ese mundial, y concluyó que Semenya es intersexual. Tiene una anomalía cromosómica a causa de la cual no tiene útero y sí testículos internos. Semenya es hiperandrogénica y su cuerpo produce niveles inusualmente altos de testosterona, que promueve el crecimiento muscular.
Para comprobarlo, la atleta fue incluso sometida a la humillante prueba de desnudarse y permitir que le fotografiaran las partes íntimas. “Se sintió frustrada y enojada por la naturaleza humillante de los mismos”, dijo Wilfred Daniels, que renunció a su cargo de entrenador en la Asociación Sudafricana de Atletismo por el tratamiento que las autoridades dieron al caso. Un tema del que se tiene que defender constantemente. “¿Acaso quieres que te muestre mi sexo?”, tuvo que responder a un empleado de una gasolinera en Sudáfrica que, al verla, puso en duda que fuera mujer. Tras los análisis, las autoridades concluyeron que Semenya debía conservar su oro de Berlín y seguir compitiendo en las justas de atletismo femenino.
Pero en Río las quejas han vuelto a la pista en estos Juegos, y algunas creen que Semenya no es la única hiperandrogénica que corre en estas Olimpiadas. Otras atletas, como Margaret Wambui, de Kenia, y Francine Niyonsaba, de Burundi, también han sido vinculadas al hiperandrogenismo. Al igual que Semenya, Wambui terminó primera en su ronda de semifinales, y al igual que la sudafricana, mide casi dos metros y tiene rasgos muy masculinos. En su caso, las especulaciones saltaron cuando entró en la elite mundial tras ganar el mundial júnior en 2014, y aumentaron con su bronce este año en los mundiales de Oregon.
“Creo que tendría que haber carreras separadas, una para ellas y otra para nosotras”, dijo a la agencia AP Nataliia Lupu, una ucraniana que también avanzó a las semifinales. “Te das cuenta que para ellas esto es más fácil”. Pronosticó que “Semenya nos va a ganar, incluso sin emplearse al máximo”.
Otras, como Tsepang Sello, de Lesotho, que no se clasificó, ha ha defendido. “Es una mujer y se le debe permitir correr como tal”, afirmó. “No es la única mujer en el mundo que corre con esa condición”.
Fuente Dosmanzanas/Cáscara Amarga
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