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Los capellanes del Congreso demuestran que la separación de la Iglesia y el Estado siempre ha sido una farsa

Miércoles, 21 de febrero de 2024
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IMG_2884No hay ningún país en el mundo donde la religión cristiana conserve una mayor influencia sobre las almas de los hombres que en Estados Unidos”.

El reverendo Jack Hibbs, extremista de derecha anti-LGBTQ+, de Calvary Chapel de Chino, Hills, California, sirvió como capellán invitado de la Cámara de Representantes el martes 30 de enero.

Aunque se abstuvo de arrojar su veneno durante su presentación como invitado en la Cámara, es famoso por sus previas y continuas condenas a los miembros de la comunidad LGBTQ+. Él ha expresado su apoyo a la horrible e inhumana práctica de la llamada “terapia de conversión y  ha dicho que el mismo Satanás” creó la agenda transgénero”.

“El transgenerismo es una violación de la palabra y la voluntad de Dios”, ha dicho. “Es una violación de la humanidad. Es una violación de la ciencia. Es una violación – si eres un evolucionista – con respecto a la evolución.

Argumentó que los maestros deberían denunciar a los estudiantes LGBTQ+ ante sus padres para luchar contra los “poderes demoníacos y oscuros satánicos” en las escuelas públicas que están “sexualizando” y “abusando mentalmente” de los niños.

Los capellanes del Senado y la Cámara de Representantes de los Estados Unidos abren cada sesión con una oración. Coordinan programas religiosos, presiden funerales y servicios conmemorativos y brindan atención pastoral a los miembros del Congreso, su personal y sus familias.

Son contratados por mayoría de votos de los miembros de cada cámara. Aunque sirven como individuos y no pretenden representar ninguna denominación religiosa específica, todos los capellanes elegidos hasta la fecha provienen de tradiciones cristianas. Sin embargo, en ocasiones se invita a capellanes invitados de otras religiones a dar invocaciones.

Una de las medidas iniciales adoptadas por el primer Senado de los Estados Unidos en 1789 fue seleccionar al reverendo Samuel Provoost, obispo episcopal de Nueva York, para que actuara como primer capellán del Senado. El primer capellán elegido en la Cámara de Representantes fue William Linn el 1 de mayo de 1789.

La tradición de abrir las sesiones de cada día con la oración del capellán fue establecida por el reverendo Jacob Duche, quien dirigió la primera oración de apertura en el Congreso Continental en Filadelfia el 7 de septiembre de 1774.

En cuanto a los capellanes invitados del Senado, James Kirkland se convirtió en el primer afroamericano en abrir el Senado con una oración en 1965, y Wilmina Rowland se convirtió en la primera mujer en hacerlo en 1971. Wallace Mohammed fue el primer musulmán en 1992, y Rajan Zed fue el primero. hindú diga la oración de apertura del Senado en 2007. En 2014, Tenzin Gyatso, el 14th Dalai Lama, se convirtió en el primer budista en dirigir la oración del Senado.

El Congreso justifica como su derecho constitucional la contratación de capellanes religiosos invocando el Artículo 1, Sección 2, Cláusula 5: La Cámara de Representantes elegirá a su presidente y a otros funcionarios”.

Uno de los fundadores y redactores de la Constitución de los Estados Unidos, James Madison, sin duda cuestionaría esta interpretación.

De hecho, Madison argumentó en contra del nombramiento de capellanes, permanentes e invitados, para las dos cámaras del Congreso en sus “Memorandos separados”, alrededor de 1817: “La Constitución de los Estados Unidos prohíbe todo lo que se parezca al establecimiento de una religión nacional. La ley de nombramiento de Capellanes establece un culto religioso para los representantes nacionales, que será ejercido por Ministros  religiosos, elegidos por la mayoría de ellos; y estos se pagarán con cargo a los impuestos nacionales… El establecimiento de la capellanía del Congreso es una violación palpable de la igualdad de derechos, así como de los principios constitucionales…”

Madison continuó: “Si la religión consiste en actos voluntarios de individuos, individualmente o asociados voluntariamente, y es apropiado que los funcionarios públicos, así como sus electores, cumplan con sus deberes religiosos, que, al igual que sus electores, lo hagan por su propia cuenta. ”, escribió Madison. “¿Por qué los gastos de un culto religioso deberían permitirse para la Legislatura y ser pagados por el público…”

Alexis de Tocqueville, politólogo y diplomático francés, viajó por los Estados Unidos durante nueve meses entre 1831 y 1832 realizando investigaciones para su obra épica. Democracia en América. Quedó asombrado al encontrar cierta paradoja.

Por un lado, observó que Estados Unidos se promocionaba en todo el mundo como un país que separaba religión y gobierno, donde la libertad religiosa y la tolerancia estaban entre sus principios definitorios. Por otra parte, observó: “No hay ningún país en el mundo donde la religión cristiana conserve una mayor influencia sobre las almas de los hombres que en Estados Unidos”.

Respondió a esta aparente contradicción proponiendo que en este país sin una religión gubernamental oficialmente sancionada, las denominaciones se veían obligadas a competir entre sí y promocionarse para atraer y retener a los feligreses, fortaleciendo así aún más la religión.

Si bien el gobierno no apoyaba a las denominaciones e iglesias cristianas, per se Tocqueville creía que la religión debería considerarse la primera de las  instituciones políticas desde que observó la enorme influencia que tenían las iglesias en el proceso político.

En lugar de convertirse en pretzels virtuales al intentar justificar la imposición del cristianismo a la población estadounidense, sus instituciones, su moneda y sus procedimientos públicos, como las tomas de posesión presidenciales y otros eventos oficiales, los funcionarios del gobierno deberían reconocer abierta y honestamente el texto real que sigue obedientemente: “Por tanto, id y haced discípulos de todas las naciones bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo y enseñándoles a obedecer todo lo que os he mandado”. (Mateo 28: 19-20)

¡Digo, no en mi nombre!

Fuente LGBTQNation

Budismo, Cristianismo (Iglesias), General, Hinduísmo, Homofobia/ Transfobia., Islam, Judaísmo , , , , , , , , , , , , , , , , ,

“¿Por qué aumentan las agresiones homófobas?”, por Ramón Martínez

Martes, 3 de mayo de 2016
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concentracion_madrid_abril_2016Interesante artículo que publica Cáscara Amarga:

En España estamos aún muy por debajo de lo que podría considerarse la media europea de denuncias de agresiones.

 En sólo cuatro meses se han registrado en la Comunidad de Madrid más agresiones a lesbianas, gais, bisexuales y transexuales que en todo 2015. Mientras que el Informe de Delitos de Odio del Ministerio del Interior del año pasado recoge únicamente 17 casos en Madrid y 169 en toda España, el Observatorio Madrileño contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia ha contabilizado más de sesenta agresiones desde que comenzó 2016. Este incremento en el registro de los incidentes homófobos ha recibido diferentes explicaciones, y creo necesario dedicar unas líneas a reflexionar acerca de este problema. ¿Por qué aumentan las agresiones homófobas?

Cierto sector del movimiento en defensa de los derechos de las personas no heterosexuales insiste en defender que no se está produciendo un aumento de las agresiones, argumentando que lo que ocurre es que ahora las víctimas tienen menos miedo o vergüenza a denunciar.

Es innegable que la nueva generación de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales, estos hijos e hijas del activismo de Pedro Zerolo, han crecido en un mundo algo diferente al que nos tocó conocer y padecer a quienes aceptamos nuestra heterodoxia sexual antes de que se aprobara el Matrimonio Igualitario.

Es verdad que el reconocimiento de ese derecho ha permitido el nacimiento de una nueva forma de vivir la experiencia del descubrimiento de la propia sexualidad. Pero también es cierto que con ese simple avance no termina el camino: el matrimonio no era el final de nuestra travesía, sino sólo el comienzo.

Por eso, aunque puede ser verdad que ahora consideremos más fácil la denuncia, es preciso recordar que frente a nuestros 169 casos registrados en 2015, según el Ministerio, Francia e Inglaterra recogen miles de incidentes, y que la Agencia Europea de Derechos Fundamentales considera que sólo se denuncia entre el 10% y el 20% de los casos reales.

Haciendo las cuentas pertinentes es fácil suponer que en España estamos aún muy por debajo de lo que podría considerarse la media europea de denuncias de agresiones, es decir, que denunciamos mucho menos de lo que lo hacen nuestros iguales en nuestros países vecinos. Peor aún es la situación si, en lugar de considerar los datos de los observatorio activistas, se atiende a los que ofrecen las instituciones, siempre interesadas, en mayor o menor medida, en salvaguardar su apariencia de compromiso.

Decíamos que el Observatorio Madrileño ha registrado más de sesenta casos, pero mientras tanto el Programa LGTBI de la Comunidad de Madrid, según dice su coordinador, únicamente ha atendido 17 en estos cuatro meses, apenas un tercio de los que recoge el Observatorio, lo que nos lleva a considerar seriamente la verdadera productividad de dicho Programa, cuyos trabajadores han sido premiados por su dedicación, pero que padecen una dirección política que parece más interesada en salvar las apariencias que en salvar a las víctimas.

Por otra parte suele añadirse también como argumento que lo que está sucediendo es que esta nueva generación de la diversidad “ha bajado la guardia”. Me pregunto si esta juventud de hoy camina con menos cautela que las 7.000 víctimas de ataques homófobos -62 asesinatos- que se registraron en el estado de Nueva York en 1989; y creo que con esos datos no es necesario añadir más explicaciones. P

uede ser verdad que el -escaso- reconocimiento de derechos nos haga sentir más tranquilos, y que ahora nos visibilicemos con más facilidad fuera de las zonas específicas del ambiente. Pero no me gusta, ni me interesa, una argumentación que trate de explicar la violencia partiendo del comportamiento de sus víctimas. Porque creo que las agresiones han aumentado, en sí mismas. No denunciamos más, quizá sólo un poco, no hemos “bajado la guardia”, no es culpa nuestra. Lo que sucede es que el mundo está cambiando y hay un grupo de gente que pretende que no se produzca ese cambio.

“El prejuicio de raza me parece más fuerte en los Estados que han abolido la esclavitud que en aquellos donde la esclavitud subsiste aún”, decía Tocqueville en La democracia en América. Nuestra esclavitud como lesbianas, gais, bisexuales y transexuales era la diferencia con respecto a las personas heterosexuales en cuanto a la posibilidad del matrimonio, y hemos hecho desaparecer esa distinción.

Igual que sucedió con el fin de la esclavitud, que acabó provocando la aparición del Ku Klux Klan, o con la consecución de derechos de las mujeres, que se considera uno de los motivos que agravan ahora la violencia contra ellas, en un contexto de crisis del patriarcado; es lógico suponer que el fin de las diferencias legales entre héteros y no héteros hace aumentar la violencia homófoba.

Si antes era el Estado quien perpetuaba la diferenciación, ahora que no lo hace hay determinadas personas que consideran que esa tarea se convierte en una responsabilidad suya. Ya lo indicaba Arendt: “el dominio por la pura violencia entra en juego allí donde se está perdiendo el poder”. Y deberíamos haberlo tenido en cuenta a la hora de eliminar diferencias.

La aprobación del Matrimonio Igualitario necesitaba de una serie de medidas de protección para las personas no heterosexuales, porque era esperable que a partir de entonces se agravase la violencia contra lesbianas, gais, bisexuales y transexuales; y ahora llegamos diez años tarde para paliar esta situación de incremento de las agresiones.

En un intento de dar una respuesta al problema esta misma semana el pleno del Ayuntamiento de Madrid, con los votos a favor de Ahora Madrid, PSOE y Ciudadanos, y la vergonzosa –pero no sorprendente– abstención del Partido Popular, ha aprobado una moción en la que se compromete a llevar a cabo una batería de medidas para tratar de mitigar esta situación.

Entre ellas se encuentra el compromiso de adherirse y apoyar el Observatorio que coordina Arcópoli, y espero que en esta ocasión se trate de un acuerdo verdadero, pues la Oficina de Delitos de Odio aprobada el pasado julio aún no ha visto la luz en el ayuntamiento del cambio que tarda tanto en cambiar, y no siempre para bien.

En todo caso, mientras los pasos de la política institucional avanzan lentamente, el activismo sigue caminando. Como muestra de condena ante el incremento de ataques, hoy sábado está convocada una concentración en la Puerta del Sol a las 18.00h.

Espero que todos y todas nos encontremos allí. Decía Gramsci que “el viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos”. Para acabar con los monstruos que siguen comprometiendo nuestra libertad con su violencia, un primer paso es vernos esta tarde en la concentración. No faltes.

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General, Homofobia/ Transfobia. , , , , , ,

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