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“Taburetes y preguntas”, por Dolores Aleixandre

Martes, 5 de julio de 2022

Lavatorio de los piesDe su blog Un grano de mostaza:

En el Cenáculo le cambió el código QR al modo de ejercer la autoridad

01.06.2022

En mis primeros tiempos de vida religiosa, allá por el cretáceo superior, debajo de la silla donde se sentaba la superiora había siempre un taburete para que apoyara los pies. Al principio supuse que era para que no se le enfriaran porque el suelo era de baldosas, pero luego vi que también lo usaba cuando el suelo era de madera. No lo pregunté porque en aquellos tiempos tenías que pensarte muy bien lo que preguntabas porque como te descuidaras, te decían que te faltaba “espíritu religioso”, algo que nunca supe exactamente en qué consistía pero que se notaba si preguntabas mucho. Poco a poco fui dándome cuenta de que el taburete formaba parte de los signos de veneración y respeto asociados a la autoridad, como el de ocupar el lugar preferente sobre una tarima, que nos pusiéramos de pie cuando entraba en la sala de comunidad o que la llamáramos “Reverenda madre”.

Cuando llegó el ciclón posconciliar, los taburetes volaron por los aires, junto con otras muchas costumbres y normativas que se habían ido acumulando durante siglos y la generación que hicimos el cambio necesitamos tiempo para serenar aquellas turbulencias, recobrar la sensatez y aclararnos sobre qué conservar y qué llevar definitivamente al punto limpio. El taburete no volvió, pero con el tiempo se hace evidente que su contenido simbólico de “estar por encima de” permanece y sigue siendo resistente al cambio. Lo expresa muy bien el Salmo 110 de las Vísperas del Domingo: “Dijo el Señor a mi Señor: “Siéntate a mi derecha mientras pongo a tus enemigos como escabel de tus pies”. El salmista supone que a Dios le gusta dominar así a los enemigos y Pablo lo repite en su carta a los Corintios. “Es necesario que Cristo reine hasta que Dios ponga a todos sus enemigos bajo sus pies. El último enemigo a destruir será la muerte, porque él ha puesto todas las cosas bajo sus pies”. (1 Co 15,26)

Mi pregunta – ahora sí puedo hacerla- , es: ¿Cómo cuadra eso con la escena de Jesús lavando los pies de sus discípulos? Porque él tenía allí delante a su peor enemigo y en vez de ordenarle: “Ven aquí, traidor, échate al suelo, que te voy a poner el pie encima”, se arrodilló delante de él y le lavó con cuidado aquellos pies con los que iba a ir a traicionarle. En el Cenáculo le cambió el código QR al modo de ejercer la autoridad y todo se volvió del revés, taburetes incluidos. ¿De dónde han salido entonces – más preguntas- esos superiores a los que ahora se acusa de abusos de autoridad? ¿Qué Evangelio han leído? ¿Qué formación han recibido? ¿Cómo han llegado a un puesto de responsabilidad? Y si la ejercían así ¿cómo no los han apeado a tiempo de cualquier cargo, puesto o taburete? ¿Cómo no les han puesto a copiar mil veces seguidas Juan 13? Ahora mismo voy a ponerme a releerlo yo, no me vaya a pasar también a mí.

Fuente Vida Religiosa Mayo 2022

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