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Brasil lidera el ranking mundial de asesinatos de personas LGBT

Miércoles, 17 de febrero de 2021

Brasil-sem-homofobia1En 2020 fueron registradas en el país vecino 184 muertes violentas de brasileños LGBT

Un informe de la Asociación Nacional de Travestis y Transexuales (Antra) señaló que Brasil superó en 2020 a Estados Unidos y México en crímenes contra este colectivo. En 2020 fueron registradas en el país vecino 184 muertes violentas de brasileños LGBT.

Brasil lidera el ranking mundial de asesinatos de personas LGBT, según un informe presentado por la Asociación Nacional de Travestis y Transexuales (Antra).

En 2020 fueron registradas 184 muertes violentas de brasileños LGBT, nueve más que en 2019, señala el documento divulgado por la ONG Antra cuando se conmemora el Día de la Visibilidad Trans.

“Hasta el momento no hubo medidas específicas del gobierno para enfrentar este tipo de violencia (…), no es posible que haya una disminución de la violencia de forma espontánea”, declaró Bruna Benevides, secretaria de Antra.

El mapa de la violencia señala que Brasil superó en 2020 a Estados Unidos y México en crímenes contra gays, lesbianas y transexuales.

El estado más violento fue San Pablo, con 29 casos, seguido por Ceará, con 22 muertes violentas, Bahia con 19, Minas Gerais con 17 y Rio de Janeiro con 10.

Según los especialistas de Antra es posible que haya más muertes porque no es sencillo obtener este tipo de información debido al temor y la discriminación de las familias de las víctimas.

Brasil, una situación muy complicada para el colectivo LGTB

En 2018, fuimos testigos de como la LGTBfobia ha escalado hasta alcanzar ámbitos activistas y políticos. En mayo de ese año recogíamos el asesinato en Río de Janeiro de la activista de género no binario Matheusa Passareli. Y en marzo el de la concejala de Río de Janeiro Marielle Franco, afrodescendiente, abiertamente bisexual, feminista y activista en favor de los derechos humanos. Una escalada a la que también nos hemos referido al recoger tanto el episodio de acoso que sufrió Judith Butler en una visita al país para participar en un debate universitario como la decisión de un juez federal contra la orden del Consejo Federal de Psicología que prohibía desde hace años las «terapias» reparadoras de la homosexualidad. Y que ha forzado al que fuera primer diputado abiertamente gay de Brasil, Jean Wyllys, a abandonar el país e instalarse en Alemania (ver aquí la interesante entrevista que hace pocos días publicaba eldiario.es).

La llegada de Bolsonaro a la presidencia

La situación de la comunidad LGTB, incluso ya antes de la victoria de Bolsonaro en octubre de 2018, es muy dura. El Grupo Gay de Bahía, colectivo que hace una meritoria labor de monitorización de los delitos de odio en Brasil, tuvo conocimiento de 445 muertes violentas de personas LGTB en 2017: 387 asesinatos y 58 suicidios, un aumento del 30% con respecto a 2016, «cuando se registraron 343 muertes», comienza su informe 2017. De alguna de estas muertes nos hemos hecho eco en esta misma página, como sucedió por ejemplo con el terrible asesinato de Dandara dos Santos, una mujer trans. La tendencia, en este sentido, ha sido creciente a lo largo de los últimos años.

Y si algún político encarna a la perfección esa LGTBfobia en su discurso político, ese es Jair Bolsonaro, elegido presidente en octubre de 2018. Una victoria que, dados los precedentes del personaje y el apoyo del poderoso movimiento evangélico, abrió un escenario terrible para las personas LGTB en Brasil. Ya en 2011 lo mencionábamos cuando acusó al Ministerio de Educación de «fomentar la homosexualidad» por promover un proyecto contra la homofobia. En 2014 volvimos a referirnos a Bolsonaro, que negaba que educar en la diversidad sirviese para combatir la homofobia, y acusaba explícitamente a los que así lo defienden de querer «llevar la materia a las escuelas para transformar a niños de seis años en homosexuales. Al punto de que así se facilita la pederastia en Brasil».

Bolsonaro acababa la entrevista burlándose del intento de aprobar una ley que castigase la violencia homófoba, a la que quitaba importancia. «¿Solo porque a uno le guste tomar por culo se convierte en un semidios al que no se le puede pegar?», remataba. El ahora presidente ha hecho otras declaraciones homófobas en el pasado, como aquellas en las que aseguraba preferir que un hijo suyo muriese en un accidente a que apareciese «con un bigotudo», pero basta con releer la entrevista de 2014 a El País para ser consciente de la monstruosidad del personaje.

En el ámbito legal, hay que tener en cuenta que muchos de los avances en derechos LGTB que ha experimentado Brasil se han producido al margen de los poderes legislativo o ejecutivo: el matrimonio igualitario es una realidad posible gracias a resoluciones judiciales, mientras que la prohibición de las «terapias» reparadoras, sobre la que como mencionamos arriba tiene lugar una batalla en los tribunales, fue una decisión profesional del Consejo Federal de Psicología. La presión de los grupos evangélicos para que desde el poder político se ponga coto e incluso se revierta esta situación puede encontrar en Bolsonaro el aliado ideal.

En este sentido, la recién aprobada tesis del Supremo contra la LGTBfobia es una soplo de aire fresco en un ambiente profundamente enrarecido.

Fuente Ámbito/ristianos Gays

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