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“Nuestro propio índice de libros prohibidos, o Cuidado con subvencionar la intolerancia”, por Ramón Martínez

Sábado, 10 de enero de 2015

tumblr_mvldr2pzVX1rl7wsao1_500Un buen articulo… y muy necesario… aunque ya hayan pasado las fiestas de Navidad, pues siempre hay un cumpleaños, el Día del Libro o… cuando nos apetezca regalar alguno, que es una costumbre muy saludable y hay que saber escoger bien:

Empieza 2015 y es muy posible que te encuentres ultimando tus compras para hacer los regalos de Reyes a familiares y amigos. Y aunque yo hace tiempo que abandoné la celebración de esta fiesta cristiana, porque no le encuentro sentido dentro de mis creencias, y por eso hago el intercambio de regalos en Nochevieja –mucho más pagano y laico, al mismo tiempo–, quiero compartir ciertos pensamientos contigo para que, a la hora de gastar dinero, tengas cuidado para no acabar subvencionado empresas que no defienden tus derechos como persona lesbiana, gay, bisexual o transexual, sobre todo si lo que quieres regalar son libros.

A mí me gusta regalar libros, porque son los libros los objetos que más me gustan e interesan. Los libros son importantes porque nos entretienen, nos enseñan, nos ayudan… A veces pueden resultar más necesarios que una persona frente a ti, porque detrás de un libro hay una persona, viva o muerta, cercana o no, que quiere hablar con nosotros. Se dice que cuando ves a alguien leyendo un libro que en su momento te gustó ese libro te está recomendando a esa persona. Yo añado que cuando regalas a alguien un libro que te gusta eres tú quien tratas de compartir, a través de sus páginas, una gran cantidad de pensamientos, sentimientos y experiencias; eres tú quien recomienda a una persona la parte de tu vida que obtuviste a través de la lectura. Pero, aunque cada vez hay más lectores en España –en 2012 los lectores frecuentes eran ya el 47,2% de la población, los ocasionales el 11,9% y los no lectores habían caído hasta el 40.9%, según el Barómetro de Hábitos de Lectura de la Federación de Editores–, hoy son cada vez menos las personas que compran libros, bien porque no puedan permitírselos, bien porque estén dejando de considerarse objetos de interés. Por eso en 2014 la facturación del mercado del libro ha descendido a los niveles que obtuvo en 1994: un 11,7% menos, comparada con 2012, y un 40,6% menos desde que dio comienzo la crisis económica. En 2013, respecto al año anterior, disminuyeron en un 0,9% las empresas editoriales, en un 3,5% los títulos editados, así como la tirada media (-9%) y los ejemplares salidos de la imprenta (-12,1%). La industria editorial española agoniza, y con ella empiezan a morir las librerías. Pero no todas, algunas sobreviven a todo. Incluso a su manifiesto olvido en la defensa de nuestros derechos.

Esta semana, haciendo mis propias compras, visité varias tiendas del centro de Madrid y, casi por deformación profesional, no pude evitar, como siempre, acercarme en las librerías generalistas a la sección de sexualidad para interesarme por qué ensayos ofrecen relacionados con la homosexualidad, la bisexualidad y la transexualidad –en las librerías específicas lo que no puedo evitar es pasar mucho, mucho tiempo hablando con las libreras–. Cuál sería mi sorpresa al descubrir que en la Casa del Libro de Gran Vía, que llevo frecuentando desde hace más de quince años, a la que todos y todas acudimos cuando no sabemos a dónde acudir, en su escuálido estante dedicado a la homosexualidad –sin bisexualidad ni transexualidad– esperaban a ser comprados ensayos de importancia sobre las vivencias de las personas que no somos heterosexuales… junto a panfletos pseudocientíficos que de manera más o menos velada cuestionan, si no niegan tajantemente, el derecho de las personas lesbianas, gais, bisexuales y transexuales a la Igualdad.

Salí rápido y escandalizado de allí, para no volver, y corrí a denunciar el triste hallazgo en Twitter y Facebook, porque no soy capaz de entender tamaña barbarie. Pensarás que exagero, pero imagina por un momento que una persona perteneciente a la religión judía encontrara Los orígenes del totalitarismo, ese momumento de Hannah Arendt sobre cómo se gestó el antisemitismo a comienzos del siglo XX, entre otras muchas cosas, colocado en una librería junto al Mi lucha de Hitler… Y si te parece excesiva la comparación, imagina a cualquier lector descubriendo en la sección de Medicina un texto dedicado a la homeopatía, o en los estantes de Filosofía un libro escrito por Pío Moa. Y ante esta malísima política librera debemos plantearnos dos cuestiones: ¿cómo han llegado hasta allí esos libros y qué debemos hacer en relación a su existencia?

La primera pregunta es de fácil respuesta: un librero poco informado puede dar la misma validez a un estudio científico que a un folleto sin pies ni cabeza, pero que por su temática parezca relativo al mismo tema, si no se detiene un segundo a considerar que el punto de partida para el análisis del asunto que tratan no es el mismo. La solución es sencilla: hemos de informar mejor a los libreros y hacerles distinguir entre ciencia y ocurrencia, pues si este tema nos puede preocupar a nosotros y nosotras, no heterosexuales, una equivocación entre una y otra referida a otro campo puede provocar que un estudiante de medicina acabe memorizando porcentajes de disolución de azúcar en agua para intentar curar una enfermedad… y el propio librero puede acabar siendo víctima de su error al tener que ser tratado por el médico al que, sin quererlo, ofreció información no científica. Pero mucho más complicado es enfrentarse a la cuestión de qué hacer con la publicación de esos libros que, a veces hasta con una forma agradable y engañosa, pretenden arrancarnos la dignidad y los derechos.

A lo largo de esta semana he preguntado a personas de mi entorno su opinión al respecto, y son dos las posturas que me han venido ofreciendo: prohibir su publicación o alertar sobre su existencia y emprender campañas para condenar la difusión de esas peligrosas ideas contra sciencia. Surge entonces un dilema ético, pues quizá no debamos prohibir la edición de libros, sea cual sea su contenido, para no convertirnos así en censores y ocupar la posición discursiva que en su momento censuró injustamente nuestras ideas y formas de vida. Aunque esas publicaciones inciten de algún modo a la discriminación, y otras semejantes, referidas a otras discriminaciones, sea impensable encontrarlas editadas, puede que el discurso adecuado no sea el prohibicionismo. En ámbitos como la igualdad étnica o religiosa se ha desarrollado suficientemente la conciencia editorial, y sería extremadamente raro encontrarnos títulos que justificaran la desigualdad entre blancos y negros o cristianos y judíos –no tanto entre cristianos y musulmanes y, lo que resulta más escandaloso, entre hombres y mujeres–; así que quizá baste con educar a nuestros editores y hacerles ver que la publicación de textos contrarios a nuestra Igualdad no sólo es inapropiado, sino que puede suponer la pérdida de la inversión realizada para la edición de la obra. Y para esto no necesitamos prohibir publicaciones, erigiéndonos en nueva Inquisición y haciendo público un Índice de Libros Prohibidos, sino simplemente denunciar la lista de títulos que circulan difundiendo informaciones falsas y malintencionadas sobre nuestra realidad para que los libreros no los soliciten a sus distribuidores, estos decidan no distribuirlos y finalmente los editores prefieran no publicarlos, porque nadie se hará cargo de los ejemplares. Así los colectivos y asociaciones comprometidos con la igualdad de las personas no heterosexuales han advertido en varias ocasiones de la difusión de estos títulos, para alertar a la ciudadanía de la existencia de libros delincuentes y librerías, distribuidoras y editoriales cómplices, como ha sucedido en Barcelona, donde El Corte Inglés –ahora dirigido por el candidato de Falange Dimas Gimeno– ha sido denunciado por ofrecer en sus estantes el injurioso texto Cómo prevenir la homosexualidad, de Joseph Nicolosi , tras tener que retirar hace años otro título del fanático Richard Cohen –los hay que no aprenden la lección–. Pero del mismo modo es preciso cierto compromiso activista a pequeña escala, para dar comienzo a la cadena de concienciación, y dejar de comprar en aquellos establecimientos que ofrezcan esos libros que suponen un atentado a nuestras libertades, hasta que rectifiquen su política de selección de títulos y dejen de comerciar con la mentira que incita al odio.

Por eso más abajo te dejo una pequeña lista de libros que circulan por algunas librerías –y te pido que me indiques cuantos títulos consideres necesario añadir–, invitándote a no realizar ninguna compra en los puntos de venta que los ofrezcan, así como a evitar la adquisición de cualquier ejemplar de la editorial que los publica y de la entidad que los distribuye; y recomendándote acudir, por contra, a librerías especializadas en libros y editoriales que sí se comprometen con la defensa de la Igualdad, en especial mis dos librerias de referencia, las madrileñas Berkana (C/ Hortaleza, 62), dedicada a ficción y no ficción cuya temática se refiere a las vivencias de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales desde hace más de veinte años; y Mujeres y Compañía (C/ La Unión, 4), que ofrece ficción escrita por mujeres y cientos de títulos de ensayo sobre Feminismo, que, ya sabes, es siempre la base de todo. Porque si es conocida la frase de que “el fascismo se cura leyendo” no es menos cierto, y ha sido demostrado por Martha Nussbaum en su magnífico Sin fines de lucro, que la lectura también cura de la intolerancia, y en un mundo como el que tenemos, en una época como la que nos ha tocado vivir, en que la jovencísima trans Leelah Alcorn se ha sucididado porque sus padres cristianos no la aceptaban como quien era, donde el colectivo chileno Movilh tiene que querellarse por el acoso homófobo de un pastor evangélico; y donde el pesadísimo Reig Plà, infame obispo de Alcalá, se permite terminar el año arengando contra nosotros y nosotras que no somos heterosexuales, posiblemente sin saber aún que en breve sus palabras le llevarán por fin a la cárcel, si la promesa de incluir la incitación al odio en el Código Penal se hace efectiva –aunque confiar en el Partido Popular es siempre un deporte de riesgo–; en este mundo nuestro hay muchos males aún que solucionar, mucha homofobia, bifobia y transfobia que curar, y una de las mejores formas de hacerlo es a través de los buenos libros que ofrecen siempre buenas ideas. Libros como los que echaba de menos John Waters, el director de Pink Flamingos, cuando nos dijo que “necesitamos que los libros vuelvan a molar: si te vas con alguien a su casa y no tiene libros, no te lo folles”.

Índice de libros prohibidos

  • van den Aardweg, Gerard J. M., Homosexualidad y esperanza, Barañáin, Ediciones de la Universidad de Navarra, 2004
  • Alario Bataller, Salvador, Homosexualidad, aplicación clínica de la evaluación y terapia de conducta en las homosexualidades egodistónica y egosintónica, Valencia, Promolibro, 1993
  • Burggraf, Jutta, Cartas a David. Acerca de la homosexualidad, Madrid, Palabra, 2006
  • Cohen, Richard, Abriendo las puertas del armario, Madrid, Libroslibres, 2013
  • Cohen, Richard, Comprender y sanar la homosexualidad, Madrid, Libroslibres, 2004
  • Irala, Jokin de, Comprendiendo la homosexualidad, Barañáin, Ediciones de la Universidad de Navarra, 2006
  • Labrador, Francisco Javier; Cruzado, José Antonio; Manuel, Manual de Técnicas de Modificación y Terapia de Conducta, Madrid, Pirámide, 2001
  • Libertad Digital, 10 cosas que no se pueden decir en España, Madrid, Ciudadela, 2010
  • Macià Antón, Diego; Méndez Carrillo, Francisco Javier, Aplicaciones clínicas de la evaluación y modificación de conducta: estudio de casos, Madrid, Pirámide, 1991
  • Melina, Livio; Belardinelli, Sergio (eds.), Amar en la diferencia. Las formas de la sexualidad y el pensamiento católico, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 2013
  • Moa, Pío, La sociedad homosexual y otros ensayos, Madrid, Criterio Libros, 2001
  • Morrison, David, Un más allá para la homosexualidad, Madrid, Palabra, 2006
  • Nicolosi, Joseph, Quiero dejar de ser homosexual: casos reales de terapia reparativa, Madrid, Encuentro, 2009
  • Nicolosi, Joseph, Cómo prevenir la homosexualidad, Madrid, Palabra, 2009
  • Nicolosi, Joseph; Nicolosi, Linda Ames, La confusión de género en la infancia, Madrid, Palabra, 2012
  • Olivares Rodríguez, José; Méndez Carrillo, Francisco Xavier, Técnicas de Modificación de la Conducta, Madrid, Biblioteca Nueva, 1998
  • Palacios, Rafael, La conspiración del movimiento gay. Apoteosis de la guerra de sexos, Madrid, Mandala, 2012
  • Pérez de la Plaza, Evangelina, Técnicas Básicas de Enfermería, Madrid, McGraw-Hil, 2008
  • Pi, Rafael, Los gays, vistos por un hetero, Barcelona, Pyre, 2005
  • Ríos González, José Antonio, Manual de Orientación y Terapia familiar, Madrid, Instituto Ciencias del Hombre, 1994
  • Trevijano, Pedro, ¿Puede tener esperanza el homosexual?, Alcobendas, Vozdepapel, 2013

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Fuente Cáscara amarga:

General, Homofobia/ Transfobia. ,

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