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Entradas Etiquetadas ‘Biografía de la Luz’

Para ser discípulo

Viernes, 6 de octubre de 2023
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Del blog de los Amigos de Thomas Merton:

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“Con gran ingenuidad pensamos que el camino espiritual es transitado por «los buenos». Nada de eso: no necesitan de salud los sanos – asegura Jesús – , sino precisamente los enfermos. Nadie emprendería un camino de búsqueda espiritual si no fuera consciente, al menos en parte, de que su alma está afligida por alguna enfermedad. ¿Enfermedad? (Yo diría también: alguna carencia, algún anhelo) ¿Qué enfermedad? Nuestro cuerpo y nuestra mente nos revelan que hay algo que no funciona: nos falta espíritu. Para ser discípulo basta tomar consciencia de esta carencia, escuchar la llamada a crecer y, en fin, ponerse a caminar (“Sal de tu tierra… “Conviértete”). Ningún fallo es un verdadero obstáculo si existe el deseo honesto de superarlo (La “determinada determinación” de Santa Teresa) .

Un camino espiritual es un conjunto de pautas o consignas que orientan la transición desde un origen oscuro, o al menos insatisfactorio, hasta una meta luminosa, enseñando cómo superar las dificultades o trabas que se puedan presentar. Un camino espiritual es bueno si nunca pierde de vista ni el horizonte último al que tiende ni el paso siguiente que debe darse para ir a él: ambos polos deben permanecer siempre unidos, pues sólo esta unión es la que conforma un camino. La función del maestro espiritual es mostrar al discípulo que ese horizonte lo tiene dentro (que es su verdadera identidad) y que el siguiente paso que debe dar para alcanzarlo lo tiene ante sus ojos, al alcance de la mano”.

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Pablo D’Ors

Biografía de la luz.
(Con algunos añadidos)

Abrahánblog

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Bienaventurados los mansos

Viernes, 18 de febrero de 2022
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Del blog Amigos de Thomas Merton:

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Manso es quien ha llorado tanto que ha limpiado sus ojos y, finalmente ve la realidad.  Manso es quien, en virtud de esa purificación e iluminación, permite que la realidad sea lo que es. Manso es quien no impone su criterio, pretendiendo que todo se ajuste a lo que, según él, deberían ser las cosas. Manso es quien ha entendido la no-violencia, la no-resistencia, quien fluye con el agua de la vida, dejándose conducir allá donde la corriente le lleve.

No se trata de sumisión o cobardía, sino de saber que la realidad pone todo en su sitio antes o después. De saber que la lucha genera más lucha. El poder de la mansedumbre consiste en recibir la vida así como viene, para luego, tras haberla  trabajado por dentro y haberse dejado trabajar por ella, devolverla al mundo.

 Lo que se promete a los mansos es que heredarán la tierra. No puede ser de otro modo, puesto que sólo ellos la acogen tal cual es. Cuando veas de verdad, te darás cuenta de que tú eres eso que estás viendo. Esto es a lo que apunta la mansedumbre, que hoy preferimos designar con el término aceptación“.

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Pablo d´Ors,
Biografía de la luz.

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Pablo d’Ors: “Jesús es un extraordinario arquetipo del yo más profundo”

Viernes, 16 de julio de 2021
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Pablo-dOrs-Biografia-luz_2332876691_15497412_660x371El escritor y sacerdote madrileño habla de su obra más reciente, ‘Biografía de la luz’

“Ojalá nos guiaremos siempre no simplemente por lo que sentimos y pensamos, sino por el espíritu, por lo que somos, que es algo mucho más profundo. Lo que pensamos y sentimos es cambiante. En cambio, lo que somos es algo más estable, más fiable, más duradero”

“Admiro a Jesús no solamente por ser un profeta, sino porque fue un poeta. Tuvo una extraordinaria sensibilidad para captar las imágenes que subyacen en cada situación, así como una magnífica habilidad para atrapar el imaginario de sus oyentes”

“En todos mis libros procuro que aflore quien soy. Unos lo dejarán ver más claramente que otros, puede ser. La peculiaridad de Biografía de la luz es que es un libro sobre el evangelio, es decir: un escrito sobre otro escrito. Sí puedo decir que es el libro en el que he intentado escribir con menos ego”

“Nosotros no somos simplemente luminosos o simplemente oscuros. Somos las dos cosas. Igual que una jornada es día y noche. ¿Cuándo se abre el día? Cuando es más de noche. Cuanto más hondas son tus tinieblas, más posibilidades tienes de que se abra una luz genuina”

El libro ‘Biografía del silencio‘ nos invitaba a meditar. Este nuevo libro, Biografía de la luz, nos propone una aproximación a la espiritualidad. La pregunta ¿quién soy? se presenta como una piedra fundamental para acercarnos a la espiritualidad. ¿Puede la vida de Jesús dar pistas para reflexionar sobre nosotros mismos? 

Biografía de la luz es la continuación natural de Biografía del silencio (Siruela) por la sencilla razón que silencio y palabra son las dos caras de la misma moneda. Hacemos silencio en orden a la escucha. Y lo que escuchamos es la palabra, precisamente la voz de la conciencia. Por otro lado, la escucha de esa voz interior requiere de mapas o plantillas desde las que poder afinar el oído. Para mí, como cristiano, Jesús de Nazaret y, en concreto, el evangelio es la plantilla más adecuada que he podido encontrar. En ese sentido, preguntarme por mí es tanto como preguntarme por el yo más profundo, del cual Cristo es un extraordinario arquetipo.

¿Cree que la búsqueda espiritual y en concreto cuestionarnos sobre quienes somos es transgresor dentro de una cultura laica dominante? 

Seguramente es un acto contracultural. Todo nos invita a mirar hacia afuera y no hacia adentro. No tenemos el hábito de hacernos preguntas tan radicales de carácter existencial. En definitiva, leemos para responder esta pregunta, viajamos para responder esta pregunta, entramos en relación con los otros para responder esta pregunta. Detrás de las cosas esenciales que hacemos siempre está el gran dilema de la identidad.

¿La construcción de nuestra identidad tiene que ver con la búsqueda de un mandato interno o está vinculada con el papel que cada uno tiene en la sociedad? 

Siempre que hablamos de identidad existe la tentación de caer en el dilema de tener que escoger. Pero lo individual no excluye lo social o lo colectivo. Al contrario. Hablamos de dentro y de fuera, pero no deja de ser una metáfora. Realmente lo de dentro es un espejo de lo de fuera, y lo de fuera es un espejo de lo de dentro. Son categorías para entendernos. Las provocaciones en torno a la propia identidad vienen de todas partes, tanto de dentro como de fuera.

“El principal rasgo de una persona espiritual es su respeto a la realidad. Es decir: la no intervención, la confianza en que la realidad tiene los recursos indispensables”

Jesús llamó a dos pescadores y les dijo: veníos conmigo y os haré pescadores de hombres . Resulta sobrecogedora la inmediatez con que estos discípulos aceptaron la invitación de Jesús y le siguieron sin dudarlo. Acción pura. Dices que tanto la mente como el corazón tienden a degenerar en intelectualismo y sentimentalismo. ¿Cómo se consigue que nuestras acciones no se rijan por el intelecto y por las emociones?

Es un largo entrenamiento. Ojalá que nos guiaremos siempre no simplemente por lo que sentimos y pensamos, sino por el espíritu, por lo que somos, que es algo mucho más profundo. Lo que pensamos y sentimos es cambiante. En cambio, lo que somos es algo más estable, más fiable, más duradero. ¿Cómo se entrena? Fundamentalmente abriendo espacios y tiempos de silencio, que es tanto como abriendo espacios y tiempos de recepción y acogida para realmente escuchar la realidad (antes de pretender transformarla). El principal rasgo de una persona espiritual es su respeto a la realidad. Es decir: la no intervención, la confianza en que la realidad tiene los recursos indispensables. Es como en la relación de ayuda, por poner un ejemplo. La primera norma de una auténtica ayuda consiste en creer en la autonomía del otro. Confiar en que cualquier persona tiene los recursos suficientes para conocerse, mejorarse y curarse. Si realmente crees eso, no le dices a nadie lo que tiene que hacer, sino que le escuchas para que por sí mismo vaya descubriendo qué debe hacer. Pues bien, esa relación de escucha debe darse de cara a la realidad en general.

Además de la lectura existencial (quién soy) y la mística (desde el interior), propone una lectura artística. Como artista, ¿cuál es la aportación que ésta perspectiva le ha dado en su interpretación del Evangelio?

Admiro a Jesús no solamente por ser un profeta, sino porque fue un poeta. Tuvo una extraordinaria sensibilidad para captar las imágenes que subyacen en cada situación, así como una magnífica habilidad para atrapar el imaginario de sus oyentes. En este sentido, fue un extraordinario poeta. Nosotros tenemos una mentalidad muy racional y reflexiva y, cuando leemos el texto sagrado, inmediatamente nos preguntamos qué significa. Tenemos siempre la voluntad de desentrañar, típica del intelectual.

Cuando hablo de lectura poética me refiero a leer un libro con la misma actitud con la que uno, por ejemplo, se va de excursión a la montaña. Cuando uno va a la montaña no quiere comprender la montaña, simplemente quiere vivir un día en la montaña, disfrutar del aire, del paisaje, de la naturaleza, de los animales… Si tuviéramos esa actitud (que entiendo es difícil) a la hora de leer, se despertarían cosas muy diferentes. Hemos identificado el mundo de la palabra con lo intelectual. Sin embargo, existe un mundo de la palabra que no es directamente intelectual sino es espiritual. Si alguien te dice: te quiero, lo más inteligente no es ponerse a pensar qué significan estas palabras, sino recibirlas y ver qué generan en tí.

En el epílogo comenta que comenzó a escribir este libro en una época en la que se ahogaba en sus propias tinieblas. Para que haya luz tiene que haber sombra. ¿Para encontrar un sentido tenemos que perdernos? 

Una vez más luz y sombra son las dos caras de la misma moneda. Igual que silencio y palabra. No podemos escuchar la palabra sin silencio. Y el silencio, a su vez, nos invita a escuchar la palabra. Con la luz y la oscuridad nos sucede exactamente lo mismo. La luz es la oscuridad alumbrada y la oscuridad es una luz que todavía no sabe que lo es. La realidad no es simplemente luminosa o simplemente oscura. Nosotros no somos simplemente luminosos o simplemente oscuros. Somos las dos cosas. Igual que una jornada es día y noche. ¿Cuándo se abre el día? Cuando es más de noche. Cuanto más hondas son tus tinieblas, más posibilidades tienes de que se abra una luz genuina. Esto desarticula nuestra idea un tanto ingenua o infantil de lo que es la iluminación.

‘Biografía de la luz’ refleja la mirada del sacerdote, la del artista y la mirada de la meditación con la cual usted tiene un vínculo muy estrecho. ¿Es éste el libro en el que vuelca más radicalmente su esencia?

Es difícil responder a esto. Es verdad que soy sacerdote y es verdad que soy escritor, pero también es verdad que, si no fuera sacerdote y no fuera escritor, no por ello dejaría de ser. Quizás habría tenido otras formas de expresión diferentes. Siendo para mí muy importantes la vocación literaria y la vocación espiritual, no dejan de ser coyunturales. No me identifico plenamente con ellas, porque creo que hay algo mucho más profundo. En contra de lo que dijo Ortega Gasset, yo no soy mis circunstancias. Las circunstancias me han llevado a ser sacerdote y a ser escritor, pero yo soy algo más radical, que no se agota en esto. Éstas son formas para expresar ese fondo.

En todos mis libros, y tengo 12 títulos publicados, procuro que aflore quien soy. Unos lo dejarán ver más claramente que otros, puede ser. La peculiaridad de Biografía de la luz es que es un libro sobre el evangelio, es decir: un escrito sobre otro escrito. Sí puedo decir que es el libro en el que he intentado escribir con menos ego. Procuro que ese afán de apropiación o dominio, que llamamos ego, aflore lo menos posible. El tiempo dirá si es el libro que más me representa. Me da en la nariz que no va ser así. Tanto este libro como Lecciones de ilusión (Editorial Anagrama) son libros muy ambiciosos y extensos, aunque no necesariamente que los mejores o los más reveladores de mi identidad. Eso el tiempo lo dirá.

¿Considera que la aproximación al evangelio desde la vertiente existencial, meditativa y artística es la más adecuada para los tiempos que corren? 

Desde luego que sí. Creo que es legítima la lectura literal, más directa o infantil. Es legítima la lectura histórica crítica para aquellos a quienes interesa una lectura más científica . Y es legítima la lectura teológica, propia de la confesión cristiana. Pero esta lectura, que como apuntábamos es una lectura existencial, meditativa y poética , creo que responde a un hueco que no estaba cubierto. Por otra parte, quiere responder a la sensibilidad y al lenguaje de muchos de nuestros contemporáneos. Con toda modestia considero que es un libro necesario, había algo que no estaba dicho y aquí hay al menos un intento.

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Pablo d’Ors: “La gente ya se ha cansado de esperar a que la Iglesia cambie”

Jueves, 29 de abril de 2021
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Pablo-dOrs-Biografia-luz_2332876691_15497412_660x371“La BdL es una aproximación al Cristo interior de cada cual: sus destinatarios naturales son los buscadores espirituales, con independencia de su confesionalidad o, incluso, agnosticismo”

“A los nuevos crucificados de la historia no hay que explicarles nada, bastante tienen ya con lo suyo. Hay que amarles, es decir, estar efectiva y afectivamente con ellos”

“Una vida espiritual que no aterrice en lo concreto es aristocracia interior en el mejor de los casos y, probablemente, mera alienación”

“El papa Francisco es un bendito. La gente metiéndole caña y él, pese a sus años y achaques, llevando firmemente el timón de la Iglesia. Porque que nadie dude de que lo lleva. Este papa hace mucho, más de lo que puede”

“La gente que fustiga a este Papa, y se le fustiga sobre todo desde dentro, sencillamente no tiene corazón”

Pablo d’Ors (Madrid, 1963) sacerdote y escritor de larga y exitosa trayectoria, no necesita presentación. Acaba de publicar su última novela, ‘Biografía de la Luz’ en Galaxia Gutemberg, con la que, confiesa, por fin se atreve a escribir sobre su gran amor: Jesús. En una novela en la que escribe como vive: con verdad y sin hipocresías ni disimulos. Por eso confiesa que su aguijón es un “dolor de espalda” tan agudo que, para acabar con él estaría dispuesto a entregar todos sus éxitos literarios, su obra espiritual de Los amigos del desierto y hasta su propio sacerdocio. Su medicina para salir de las sombras: la oración y el amor. “Todo se puede soportar si tienes alguien que te quiere de verdad a tu lado”, explica.

Como sacerdote, a d’Ors también le duele (y mucho) la situación de la Iglesia, que, a su juicio, ha perdido el tren de la actualidad y de la historia. “La gente ya se ha cansado de esperar a que la Iglesia cambie. La Iglesia sólo puede cambiar muy despacio, y con esa lentitud ya no se conforma nadie”, dice. Y eso que reconoce la ingente labor que, para reformarla, está haciendo el Papa Francisco. Por eso, asegura que “La gente que fustiga a este Papa, y se le fustiga sobre todo desde dentro, sencillamente no tiene corazón”.

-¿’Biografía de la luz‘ es, para usted, un libro más o un libro especial?

Todos mis libros son para mí especiales, ninguno es simplemente uno más. Cada cual nace de una situación muy concreta e inolvidable para mí, también esta ‘Biografía de la luz’. Su particularidad radica en que por fin me atrevo a escribir sobre Jesús, mi gran amor.

– Se lo dedica a Franz Jalics, al que califica como “mi maestro”. ¿Qué relación mantuvo ‘su maestro’ con el Papa Francisco?

Tuve el privilegio de conocer a Franz Jalics en diciembre de 2013. Pasé 12 días con él y, durante todos y cada uno de aquellos días, me recibió en su cuartito, pues era mucho lo que tenía que preguntarle sobre su vida y su método de oración, así como mis deseos de compartir con él algunas dudas personales. Me respondió a todo lo que le pregunté menos a lo relacionado con el papa Francisco. Dijo que sobre ese punto ya había dicho a los medios todo lo que tenía que decir.

– ¿Su libro es una “aproximación al Jesús místico” para buscadores de espiritualidad?

Más que al Jesús místico, que también, la BdL es una aproximación al Cristo interior de cada cual. En ese sentido, sus destinatarios naturales son los buscadores espirituales, con independencia de su confesionalidad o, incluso, agnosticismo.

– En un mundo lleno de ruido y de solicitaciones sensoriales, ¿cree realmente que hay gente dispuesta a pararse, “mirarse por dentro y cambiar por fuera”?

Pocos, desde luego, pero muchos más de los que creemos. Quienes queremos hacer la aventura interior y quienes queremos tomarnos en serio la simplicidad como criterio somos una inmensa y hermosa minoría. Todo lo grande empieza siempre con pocos. Y desde abajo.

– ¿Cómo explicarles a los ‘crucificados’, a los tirados en las cunetas de la vida que también ellos “tienen dentro una criatura que quiere nacer: un proyecto, una idea, una misión…”?

A los nuevos crucificados de la historia no hay que explicarles nada, bastante tienen ya con lo suyo. Hay que amarles, es decir, estar efectiva y afectivamente con ellos. Claro que ellos tienen dentro lo mismo que todos los demás, pero difícilmente podrá cuidarse el ámbito espiritual si el material está por construir. Sería como empezar la casa por el tejado.

– ¿Cómo reconocer a Dios “en lo ordinario y en lo pequeño” de tantas vidas sin horizontes y con las esperanzas agostadas?

Lo cotidiano y pequeño es el punto de partida -y el de llegada- de la vida espiritual. Una vida espiritual que no aterrice en lo concreto es aristocracia interior en el mejor de los casos y, probablemente, mera alienación. La profundidad de lo bello es más perceptible, por paradójico que parezca, en lo humanamente pobre. Así, misteriosamente, habla más de Dios el rostro de un anciano que el de un joven en su plenitud.

“Las personas luminosas y pacíficas son toleradas sólo cuando no hacen ruido” ¿Por eso, el Papa Francisco tiene tantos enemigos dentro y fuera de la Iglesia?

El papa Francisco es un bendito. La gente metiéndole caña y él, pese a sus años y achaques, llevando firmemente el timón de la Iglesia. Porque que nadie dude de que lo lleva. Este papa hace mucho, más de lo que puede, esa es al menos mi opinión. La gente que fustiga a este papa, y se le fustiga sobre todo desde dentro, sencillamente no tiene corazón.

– ¿Ha tenido o tiene oscuridades en su vida y miedo a no poder salir de su “noche oscura”?

He atravesado tres momentos críticos en mi vida, digo tres porque fueron duraderos y, por ello, claramente reconocibles. No me atrevería a llamarlos noches oscuras por la connotación mística que tiene esta expresión, llamémoslos baches estructurales, etapas de replanteamiento, meses o años depresivos… Si de los tres he salido robustecido, ¿por qué no iba a ser así en adelante?

-¿Qué es peor para usted: el dolor de espalda, el miedo al fracaso como escritor o los problemas de sueño?

Sin comparación el dolor de espalda. Entregaría toda mi obra literaria por no tener dolor de espalda. Entregaría mi sacerdocio por no tener dolor de espalda. Entregaría a los amigos del desierto, que considero mi familia, por no tener dolor de espalda. Con todo, el dolor de espalda no es lo peor. Lo peor es la depresión.

“Nadie puede dormir si no tiene la conciencia tranquila”. ¿Qué le atormenta?

No ser yo mismo. No responder al plan que Dios me ha trazado. No ayudar, sino entorpecer, el camino de otros hacia Dios.

-La medicina para salir de las sombras: Perseverancia y la ayuda de…

La oración es la gran medicina. De la mano de Dios se puede salir de todo, sólo de la mano de Dios se sale realmente de lo oscuro. Abandonar a Dios, lo llamemos así o no, supone perderse en la oscuridad. También ayuda muchísimo, hasta el punto de ser prácticamente imprescindible, la cercanía y atención del ser amado. Todo se puede soportar si tienes alguien que te quiere de verdad a tu lado.

-Después de la pandemia, ¿la Iglesia católica seguirá siendo un referente de sentido o la gente se cansará de esperar a que cambie?

La gente ya se ha cansado de esperar a que la Iglesia cambie. La Iglesia sólo puede cambiar muy despacio, y con esa lentitud ya no se conforma nadie. Sin embargo, no soy pesimista, y mucho menos derrotista. La Iglesia, es decir, la comunidad de los hombres y mujeres con esperanza en el espíritu de Jesús, se renueva insospechadamente a cada instante.

Fuente Religión Digital

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