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Dos víctimas acusan al cardenal Dolan de encubrir los sacerdotes que abusaron de ellos

Sábado, 27 de octubre de 2018
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dolanEl hoy arzobispo de Nueva York vivía en la mismacasa donde se produjeron, en los 70, los crímenes

Chris O’Leary: “Dolan no es ningún pastor, es un lobo. No es parte de la solución, sino del problema. Borró toda prueba de nuestras conversaciones del expediente del padre Valentine”. Las denuncias no aparecen en el expediente

Otra víctima acusa a Dolan de encubrir al sacerdote que abusó de él, esta vez en Nueva York

“Sin ninguna duda, ha estado activamente escondiendo a abusadores en la archidiócesis”

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(Cameron Doody).- El cardenal de Nueva York, Timothy Dolan, encubrió a un sacerdote que, en los años 70 y 80, abusó de un menor en la misma casa parroquial de San Luis donde el hoy purpurado residía, según denuncia la propia víctima, Chris O’Leary, en conversación exclusiva con RD. Este diario ha intentado, sin éxito, recabar la opinión de Dolan.

Chris, superviviente reconocido, apenas era un niño cuando comenzó a sufrir abusos por parte parte del padre LeRoy Valentine, abusos que duraron varios años. Hablando con RD, Chris desvela que Dolan ocultó deliberadamente a las autoridades eclesiales la denuncia que él formuló contra un cura con el que Dolan vivió en la iglesia de la Immacolata en Richmond Heights, Misuri, un barrio de San Luis.

La pesadilla de Chris empezó a finales de la década de los 70, cuando fue abusado por Valetine. Las cicatrices físicas y emocionales sufridas durante años hicieron que no fuera hasta 2002 cuando se atrevió a contar su drama. Valentine fue apartado del sacerdocio en 2013 tras confirmarse otros abusos en la diócesis.

6coc_oqc_400x400El padre LeRoy Valentine abraza a Chris O’Leary.

En marzo de aquel año, justo cuando salía a la luz el escándalo de Spotlight, otras tres víctimas de Valentine, que ya habían llegado a un acuerdo judicial con la archidiócesis de San Luis, se enteraron de que el cura abusador seguía en el ministerio activo, en una escuela de primaria. En contra de las promesas del entonces arzobispo (luego cardenal) Justin Rigali. Se desató el escándalo, y la archidiócesis invitó a otras posibles víctimas de Valentine a presentarse. Chris aceptó la invitación.

“Había pasado mucho tiempo con el padre Valentine, a solas y ayudándole en sus misas, y pensaba: ‘Si alguien le conoció, fui yo'”, dice Chris.

Chris denunció los abusos de Valentine a una fiscal de su distrito, a una periodista de la televisión local y al entonces obispo auxiliar y vicario de curas en la archidiócesis de San Luis, Timothy Dolan. Solo Dolan se puso en contacto con él, pero el hoy cardenal de Nueva York le contó que no había pasado nada. Que sus recuerdos no significaron nada. Así es como Chris recuerda las palabras exactas de Dolan:

Conozco bien al padre Valentine. Estuvimos juntos en el seminario. Vivimos y trabajamos juntos en la Immacolata. Sé que LeRoy Valentine no hizo nada de lo que se le acusa. Sé que nunca haría nada para hacerle daño a un niño.

Aún así, si todavía quieres hablar con alguien, podría organizar algo.

En otras palabras, Dolan no creyó a Chris, sino a su abusador, Valentine. Un hombre con el que Dolan vivió en la parroquia de la Immacolata, en la habitación contigua a la que Valentine traía a sus víctimas. Chris afirma que otra víctima le contó después que Dolan sabía, y veía a Valentine traer a niños a su habitación.

Chris acusa a Dolan de haberle hecho “ver lo blanco negro” al no creerle, y dice que esta tortura psicológica le hirió profundamente. El daño provino del hombre que protagoniza el más pronto recuerdo de Chris de un cura, cuando Dolan mandó a su clase representar el episodio de la curación de Jesucristo del hombre ciego en Marcos 8, y encomendó a Chris el papel de Cristo.

Aún así, Chris aceptó la oferta de Dolan de ponerle en contacto con alguien que le podría ayudar. Chris se encontró pocas semanas después con una mujer que cree recordar fue Nancy Brown, la entonces directora adjunta de la Oficina de la Protección del Menor en la archidiócesis de San Luis. Brown, como Dolan, le dijo que no pasó nada con Valentine. Le manifestó que estaba “malinterpretando” las acciones e intenciones de su depredador. De igual forma que con el obispo, Chris creyó en la palabra de la psicóloga y, durante los siguientes nueve años, continuó con su vida.

cardenales-rigali-dolan-y-burkeCardenales Rigali, Dolan y Burke juntos, en una foto que Chris denuncia que la archidiócesis de San Luis ha intentado quitar de Internet y de las redes sociales

“Dolan borró toda prueba de nuestras conversaciones del expediente del padre Valentine”

Dolan dejó la archidiócesis de San Luis rumbo a Milwaukee en agosto de 2002, y Rigali partió rumbo a Filadelfia en julio de 2003. Pero aunque estos protectores de Valentine siguieron adelante, Chris no pudo hacerlo, y empezó a sufrir ataques de pánico, cada vez más frecuentes e intensos conforme iban pasando los años.

Chris perdió su trabajo, vio cómo se desintegró su matrimonio y se distanció de su familia. Entre tanto, nunca supo nada de la archidiócesis, ahora encabezada por el entonces arzobispo (y ahora cardenal) Raymond Burke.

El 9 de mayo de 2011, Chris no pudo aguantar más el dolor, y regresó a la archidiócesis de San Luis. El diácono Philip Hengen -entonces director de la Oficina de la Protección del Menor- se puso a la defensiva desde el principio. El religioso trajo consigo dos abogados a su primera reunión con Chris, en contra de la política archidiocesana sobre reuniones con víctimas de abusos sexuales.

La Iglesia no había cambiado su actitud ante el abusador Valentine desde que Chris se reuniera con Dolan nueve años atrás. Sus representantes repitieron que los abusos de Chris nunca se produjeron. Pero Chris descubrió algo más perturbador en su reunión con Hengen y los abogados en 2011: que la archidiócesis no tenía constancia de sus conversaciones con Dolan en 2002. Una laguna que hizo pensar a Chris que Dolan había encubierto deliberadamente a Valentine.

“Dolan borró toda prueba de nuestras conversaciones del expediente del padre Valentine”, denuncia Chris. Un hecho que, según la víctima, fue corroborado por el sucesor de Dolan como vicario de curas en San Luis, el ahora obispo Rick Stika, en un tuit de agosto de 2018.

Stika confirmó que Dolan seguía a cargo de la protección del menor en la archidiócesis cuando Chris hizo su primera denuncia, y que no había partido aún para Milwaukee. Stika le dijo a Chris que no había encontrado ningún rastro de sus acusaciones en el expediente de Valentine.

“Dolan no es ningún pastor. Es un lobo”

La archidiócesis de San Luis no sólo insistió en no tener constancia de la denuncia de 2002 de Chris. Hengen también achacó a problemas paternales la ansiedad que Chris padecía ya en 2011. Las negaciones de los abusos que había sufrido le sumieron en una espiral descendente que solo se intensificó cuando Hengen prometió en julio de 2011, a insistencia de Chris, hablar con su psicólogo. Nunca lo hizo.

El 10 de mayo de 2013 la archidiócesis de San Luis anunció que Valentine sería apartado del ministerio debido a otra denuncia recibida contra él en 2012. Dicha denuncia, a diferencia de la de Chris, había sido considerada sustanciada. Pero ni siquiera entonces la Iglesia se puso en contacto con él para interesarse por su caso. Se limitó a repetir sus ofertas poco precisas de colaborar en un plan de tratamiento que Chris tendría que costear.

Chris se sintió frustrado con la que dice fue la estrategia de la archidiócesis “de hacer simplemente que desapareciera”, e intentó ir al superior de Hengen, monseñor Richard Hanneke, entonces vicario de curas. Hanneke acabó mandándole de vuelta a Hengen.

Chris lo había perdido todo y se había visto obligado a volver a vivir en casa de sus padres, pero lo peor estaba todavía por llegar. En octubre de 2015 demandó a la archidiócesis de San Luis y dos meses después descubrió que tenía en el brazo un melanoma maligno. Aunque parece que ya se ha recuperado de ese cáncer, Chris dice que el estrés de luchar contra la Iglesia le ha supuesto otro problema serio de salud: la diabetes tipo II.

Chris se vio forzado a llegar a un acuerdo judicial con la archidiócesis de San Luis en septiembre de 2017. Fue debido a un problema con los plazos de prescripción que Chris dice surgió de los esfuerzos de la archidiócesis de manipularle psicológicamente y de darle largas. Chris sigue luchando, no obstante, en la que él llama la “guerra” en la Iglesia entre los “convencidos de que el escándalo [de abusos] es real y sigue siendo un problema” y los “escépticos, negadores y apañadores que cree ‘que todo son calumnias'”. Su sitio web es la trinchera desde la que libra su lucha.

En febrero de este año, Chris recibió un email de la directora de la Oficina de la Protección del Menor de la archidiócesis de San Luis que admitía que sus acusaciones de abusos contra Valentine “fueron reconocidas por el diácono Philip Hengen, la archidiócesis de San Luis y los tribunales”. Solo unas semanas después, no obstante, un portavoz de la archidiócesis insistió en que “el historial de las acusaciones del señor O’Leary que tiene la archidiócesis es sensiblemente distinto” al que mantiene Chris. Y que “la información que compartió O’Leary cambió múltiples veces”, negándole así a esta víctima de abusos el cierre de heridas que tanto busca.

Chris busca también contarle a todo el que quiera escuchar el papel que jugó el ahora cardenal Dolan en los abusos sexuales, emocionales y psicológicos que sufrió a manos de la Iglesia. Esta es una parte de su relato que dice que nunca ha sido reconocida.

El cardenal Dolan “es un lobo”, dice Chris. “Esto hace sea aún más asqueroso que… se esté presentado como un pastor”. “El cardenal Dolan no es parte de la solución. Es parte del problema”.

Esta es la primera parte de una serie de RD sobre acusaciones de encubrimiento de abusos contra el cardenal Timothy Dolan. Publicaremos la segunda parte en los próximos días.

***

(Cameron Doody).- Nuevas revelaciones de víctimas de abusos colocan en una delicada situación al cardenal Dolan. Junto a la denuncia de Chris -publicada ayer en exclusiva por RD-, abusado por un cura en la habitación contigua a la que ocupaba el hoy arzobispo de NY, otro superviviente de la pederastia clerical, Kevin Stanton, denuncia que el purpurado también encubrió los abusos de su depredador, esta vez en Nueva York.

En esta conversación exclusiva con RD, Kevin denuncia que Dolan otorga títulos a curas depredadores, que ha aparcado a algunos de ellos en una residencia especial en el Bronx, y que impone estándares imposibles de pruebas a las víctimas para proteger a la Iglesia de demandas de indemnizaciones.

Kevin tenía seis años cuando el padre Joseph Reynolds de Millbrook, Nueva York, vino a su casa una noche de 1986 para una cena con sus padres en la que no faltaba el alcohol. Reynolds no olvidó llevarse consigo el muñeco de Snoopy con el que había predicado a niños durante años, y con el cual se ganó la confianza de Kevin, hasta el punto de abusar sexualmente de él aquella noche en su dormitorio.

El dolor físico y emocional que Kevin sostuvo a manos de Reynolds fue suficiente como para impedir que contara los abusos hasta 2010, cuando los denunció al fiscal del condado de Dutchess. Se encontró con que la justicia no pudo procesar sus abusos debido a que habían prescrito. Cuando Kevin acudió ese mismo año a la archidiócesis de Nueva York, la junta de revisión encabezada por Dolan juzgó su denuncia como no sustanciada. Kevin ni siquiera sabe por qué, dado que los criterios para determinar la validez o no de una denuncia de abusos a menores nunca han sido públicos.

Desde el momento en el que hizo su denuncia, Kevin ha llegado a albergar aún más dudas acerca del proceso en Nueva York, después de saber que Reynolds había sido suspendido del ministerio en 2009 por otras acusaciones de abusos: un año antes de que Kevin se quejara de él.

“Dolan voluntaria y conscientemente dejó a curas abusadores en parroquias durante cinco años”

Insatisfecho con el trato que recibió a manos de Dolan y la archidiócesis de Nueva York, Kevin se puso a investigar por su cuenta. Así, descubrió primero que aunque los predecesores de Dolan -los cardenales John O’Connor y Edward Egan- habían prometido retirar a curas abusadores del ministerio, no hicieron nada.

Kevin también supo que cuando Dolan llegó a Nueva York en 2009, tampoco tomó ninguna acción decisiva contra los sacerdotes pedófilos, alojando a algunos de ellos en un centro especial en el Bronx -Reynolds sigue residiendo ahí hoy- y otorgándoles a algunos títulos específicos, como “Sacerdote Senior Administrador” (un eufemismo para considerarlos ‘curas eméritos’, sin levantar sospechas entre los fieles). Un proceso, afirma Kevin, con el que “Dolan voluntaria y conscientemente dejó a curas abusadores en parroquias durante cinco años”. Leer más…

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