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Juan Pablo II y Benedicto XVI frente a la Teología de la Liberación: Encarnizamiento y hostilidad

Jueves, 19 de enero de 2023
Comentarios desactivados en Juan Pablo II y Benedicto XVI frente a la Teología de la Liberación: Encarnizamiento y hostilidad

bajar-de-la-cruz-a-los-pobres-cristologa-de-la-liberacin-1-638“La Teología de la Liberación no es una ideología o una teoría. Es una manera de vivir el Evangelio”

“El 6 de agosto de 1984 la Curia Vaticana dio a conocer la ‘Instrucción sobre algunos aspectos de la teología de la liberación’, firmada por Ratzinger que señalaba graves errores en la Teología de la Liberación. Se trataba de una interpretación subjetiva y equivocada de la misma”

“La Teología de la Liberación no es una ideología o una teoría. Es una manera de vivir el Evangelio en la proximidad y solidaridad con las personas excluidas y empobrecidas que tiene tres elemntos claves: la opción por los pobres y desvalidos, la memoria viva de los mártires y la esperanza de que otro mundo es posible”

“La Teología de la Liberación nació en las periferias sociales cristianas. Recoge el clamor de millones de pobres, de pueblos enteros oprimidos y excluidos”

“La liberación comienza por la transformación personal: Hasta que no hayamos derrotado el egoísmo, no habremos todavía realizado la liberación del ser humano”

“Los nuevos sujetos no nacen espontáneamente con las nuevas estructuras, sino que habrá que forjarlos al ritmo de la resistencia y de la lucha. La revolución ética es todavía una asignatura pendiente”

El 6 de agosto de 1984 la Curia Vaticana dio a conocer laInstrucción sobre algunos aspectos de la teología de la liberación”, firmada por el entonces cardenal Joseph Ratzinger, presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y ratificada por el papa Juan Pablo II.

Este documento señalaba graves errores en la Teología de la Liberación. Pocos días después un grupo de teólogos y teólogas (laicos y laicas, sacerdotes y religiosas) nos reunimos en la ciudad de México. Leímos y analizamos la Instrucción y llegamos a la conclusión que era un documento injusto, ajeno a la realidad, porque lo que ahí se condenaba no era realmente lo que es en sí la Teología de la Liberación sino una interpretación subjetiva y equivocada de la misma.

“No comprendemos este encarnizamiento y hostilidad de Juan Pablo II y del cardenal Ratzinger con respecto a la teología de la liberación. Tal vez viene bien recordar aquellas palabras de Nietzsche “no se piensa igual de Dios en un palacio que en una choza”

Consideramos que es indecente condenar a los creyentes que han consagrado su vida —y somos decenas de miles de laicos y laicas, religiosas y religiosos, obispos, sacerdotes y misioneros de todas partes— los que hemos seguido el mismo camino. Ser discípulos de Jesús es imitarlo, seguirlo y actuar como él vivió. No comprendemos este encarnizamiento y hostilidad de Juan Pablo II y del cardenal Ratzinger con respecto a la teología de la liberación. Tal vez viene bien recordar aquellas palabras de Nietzsche “no se piensa igual de Dios en un palacio que en una choza”.

Ese día se encontraba entre nosotros un catequista refugiado guatemalteco y animador de una comunidad cristiana. Escuchaba en silencio. Al finalizar el análisis que hicimos, expresó: “Como el papa Juan Pablo II y el cardenal Ratzinger no sufren lo que nosotros los campesinos sufrimos, por eso no nos entienden”.

En verdad no hemos necesitado leer a Karl Marx para descubrir la opción para los pobres
. Es el mensaje y la práctica de Jesús de Nazaret quien nos ha revelado que los pobres son un lugar teológico. Todo el Evangelio refleja la opción preferencial de Jesús por los pobres, los débiles y su oposición a los que abusan de ellos y los oprimen.

Un catequista refugiado guatemalteco: “En verdad no hemos necesitado leer a Karl Marx para descubrir la opción para los pobres. Es el mensaje y la práctica de Jesús de Nazaret quien nos ha revelado que los pobres son un lugar teológico”

La Teología de la Liberación no es una ideología o una teoría. Es una manera de vivir el Evangelio en la proximidad y solidaridad con las personas excluidas y empobrecidas. Esta teología tiene dos fuentes. Una es la experiencia de fe en el Dios de la vida, Padre y Madre de todos los hombres y mujeres, revelado en Jesús; y otra, el análisis de la realidad socioeconómica y política. Ha llevado a cabo una verdadera revolución metodológica al “incorporar las ciencias sociales y humanas en la epistemología teológica”, en palabras de Juan José Tamayo. Se mueve por el hambre y sed de Dios que hay en el pueblo y por el hambre de pan y de justicia. Es una teología que nace en el corazón del pueblo de Dios.

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Juan Pablo II y José Ratzinger

Hay tres elementos claves de la Teología de la Liberación:

*La opción por los pobres y desvalidos, siguiendo la práctica y el mensaje de Jesús. La parábola del buen samaritano (Lc 10, 30-23) ilumina esta opción, que es una exigencia evangélica: “Haz tú lo mismo”. Consecuentemente, existe siempre para el creyente una pregunta referencial: ¿Qué posición tomó Jesús frente a la realidad socioeconómica de su tiempo?

*La memoria viva de los mártires que nos desafía a continuar con la lucha y sueños por los que ellos dieron la vida. América Latina es tierra de mártires, tierra regada con la sangre de numerosos hombres y mujeres, laicos y laicas, religiosas y religiosos, sacerdotes y obispos, comprometidos con la justicia.

*La esperanza de que otro mundo es posible. Las comunidades cristianas son conscientes de que su causa es invencible porque es el sueño de Dios para la humanidad. Dios quiere hijos e hijas no esclavos, quiere hermanos y hermanas, no enemigos unos de otros. A veces las comunidades que han optado por la liberación integral de los pobres se sienten golpeadas, derrotadas e incomprendidas, pero siguen firmes en la esperanza. Como bien señalaba Pedro Casaldáliga, se sienten como soldados derrotados de una causa invencible. Es por eso que la esperanza es una característica fundamental del cristianismo liberador. La Teología de la Liberación manifiesta que el cambio que el mundo necesita exige hombres nuevos y mujeres nuevas que viven lo que proclaman y proclaman lo que viven.

La Teología de la Liberación nació en las periferias sociales cristianas. Recoge el clamor de millones de pobres, de pueblos enteros oprimidos y excluidos, indígenas, afroamericanos, campesinos, mujeres, pobladores de las barriadas marginales de las grandes ciudades…

El movimiento de la Teología de la Liberación cobró impulso con Juan XXIII y el Concilio Vaticano II y recibió reconocimiento oficial en la reunión del episcopado latinoamericano en Medellín, cuyo documento comienza diciendo que “No hay historia de la salvación sin salvación de la historia”.

 Los teólogos de la liberación no han hecho sino sistematizar la experiencia de fe del pueblo creyente. Recordamos entre estos, con especial admiración y respeto, a Gustavo Gutiérrez, padre de la Teología de la Liberación; a Leonardo Boff, a Ivone Guevara, Ignacio Ellacuría, Jon Sobrino, Carlos Bravo, Pablo Richard, Carlos Mesters, Giulio Girardi, José Comblin, Frei Beto, Oscar Beoso, Teófilo Cabestrero, Raquel Saravia, José Marins, Marcelo Barros, Benjamín Forcano, Juan José Tamayo…Y muchos más. Sería interminable mencionarlos a todos. Entre los teólogos y teólogas de la liberación los hay también de las iglesias protestantes, como Jorge Pisley, Elsa Támez, Julia Esquivel, Montiner… La teología de la liberación es de carácter ecuménico

El cristianismo liberador no tiene un proyecto socioeconómico propio, sino que analiza y descubre los signos del Espíritu de Dios en las distintas expresiones que buscan otro modelo económico alternativo y las apoya críticamente. Es consciente de que el mundo no necesita parches ni una refundación del capitalismo, sino que se requiere un cambio profundo y revolucionario, que comienza por uno mismo.

Al hablar de revolución muchos piensan en violencia. Las comunidades cristianas de América Latina entienden que la revolución es esencialmente defensora y promotora de la vida y la paz. No quieren la muerte. Quieren la vida, una vida digna para todos los hombres y mujeres. Si en una revolución hay violencia, ésta viene de los de arriba, de los que se resisten a que haya cambios. Por eso que defienden a capa y espada sus privilegios. La revolución hoy en América Latina apunta a cambios estructurales del sistema socioeconómico, que son interpretados como signos de la presencia del reino de Dios, cuya plenitud está más allá de la historia.

“Al hablar de revolución muchos piensan en violencia. Las comunidades cristianas de América Latina entienden que la revolución es esencialmente defensora y promotora de la vida y la paz. No quieren la muerte. Quieren la vida, una vida digna para todos los hombres y mujeres”

La conquista de una sociedad justa, libre y equitativa, sin explotados ni explotadores, no es el reino de Dios. El Reino es mucho más, infinitamente más. Pero el Reino exige pasar por ahí. Los procesos históricos de liberación son signos de la presencia del Reino. No puede haber reino de Dios si unos pocos acaparan los bienes de la tierra dejando en la pobreza a la mayoría, si hay gente que muere de hambre, si hay hombres y mujeres que son marginados por su condición social, étnica, cultural o religiosa.

Todo cambio sociopolítico exige transformaciones profundas en la conciencia de las personas. La liberación comienza por la transformación personal. Giulio Girardi se plantea: “¿Cuál es el objetivo fundamental de todo proceso liberador? Es conseguir la liberación humana. Que el rico se libere de la codicia que lo tiene alienado y que el pobre se libere de su indigencia y los egoísmos que pueda tener. La liberación del ser humano no significa sólo realizar la justicia social, no significa sólo derrotar la ignorancia. No podemos limitarnos a construir carreteras, viviendas, hospitales…

“Hasta que no hayamos derrotado el egoísmo, no habremos todavía realizado la liberación del ser humano”

Ciertamente, un día haremos posible el viejo sueño de construir casas para todo el pueblo… Esto, sin embargo, es sólo un aspecto de la liberación del hombre. Pero, hasta que no hayamos derrotado el egoísmo, no habremos todavía realizado la liberación del ser humano. Los sueños revolucionarios serán realidad cuando el ser humano viva para la comunidad, cuando no viva para sí mismo, sino que será capaz de abrir las puertas de su corazón y entregarlo a los demás.

Sólo los hombres y mujeres impregnados de actitudes éticas, serán capaces de aportar a la construcción de una nueva sociedad. Sólo los hombres y mujeres justos y libres podrán ser agentes de un mundo de justicia y libertad. Los nuevos sujetos no nacen espontáneamente con las nuevas estructuras, como bien señalaba Pablo Richard, sino que habrá que forjarlos al ritmo de la resistencia y de la lucha. La revolución ética es todavía una asignatura pendiente.

Fuente Religión Digital

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Mercedes Budallés: “La institucionalización de la Iglesia impide vivir la transparencia del Evangelio”

Jueves, 7 de agosto de 2014
Comentarios desactivados en Mercedes Budallés: “La institucionalización de la Iglesia impide vivir la transparencia del Evangelio”

budalles1_560x280Leemos en Religión Digital:

Misionera y biblista española, asesora nacional de las CEBS

“La Biblia es el instrumento más revolucionario que se puede usar en la vida de las comunidades”

” Pedro Casaldáliga es una persona muy inteligente, poeta, lo que le ayuda mucho, con una visión a largo plazo, profeta”

(Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en Brasil).- Mercedes Budallés se define como misionera en medio de la gente. Realiza su trabajo misionero teniendo como base un antiguo monasterio cisterciense en la ciudad de Goiás, desde donde a partir de su gran conocimiento bíblico, imparte clases de teología bíblica en diferentes centros de estudios, colabora con el CEBI (Centro de Estudios Bíblicos) y es Asesora Nacional de las Comunidades Eclesiales de Base, entre otras cosas.

Llegó a Brasil hace 38 años formando parte de una congregación religiosa, que posteriormente abandonó junto con gran parte de sus compañeras. En su opinión, la motivación vino de la falta de adaptación de la congregación a la cultura y a la situación brasileña. Esto aconteció en 1986, en que el país iniciaba una nueva etapa democrática, después de más de veinte años de dictadura militar. Fue en ese momento en que se unió a un nuevo grupo que estaba surgiendo, quienes bajo el amparo de Carlos Mesters, Leonardo Boff, Oscar Beozzo, José Comblin, entre otros, querían que apareciese un nuevo estilo de vida religiosa. Este nuevo proceso no resultó fácil, pues no respondía a los criterios que pide el Derecho Canónico.

En esta entrevista nos habla de la figura de Pedro Casaldáliga y su convivencia durante diez años, de su visión de la Biblia, a partir de la lectura popular en las comunidades eclesiales de base. Pero sobre todo, deja traslucir en sus palabras el testimonio apasionado de alguien que ha conseguido asumir como experiencia vital el proyecto de Jesús.

Durante diez años, Mercedes vivió en la Prelatura de San Félix do Araguaia, donde Pedro Casaldáliga fue obispo más de 30 años. ¿Qué significa Pedro Casaldáliga en su vida?

Lo que marcó mi vida después de esos diez años, no fue la persona ni la figura de Pedro, a quien valoro, y sí la Iglesia de San Félix do Araguia. No soy muy partidaria de crear ídolos, y sabiendo de su importancia a la hora de conducir la Iglesia, si no fuese por el equipo que le rodeaba, la prelatura no sería la Prelatura de San Félix do Araguaia.

Él es una persona muy inteligente, poeta, lo que le ayuda mucho, con una visión a largo plazo, profeta, aunque él ya me dijo: “yo no soy profeta, ni santo, ni nada de lo que vosotros decís, yo soy poeta”.

mercedes-budallesLo que marcó mi vida fue la libertad personal de Pedro, pues dejaba que las decisiones fuesen tomadas en la reunión de todos los agentes, donde todo era votado y discutido, todo era encaminado, buscando quien iría a hacer cada cosa, mostrando lo que debe ser la Iglesia.

Fue una experiencia muy rica y cuando nos encontramos los que vivimos allí durante un tiempo recordamos estos momentos. Mi preocupación cuando salí fue la formación. Allí, todo mundo tenía los mismos derechos y obligaciones, desde el obispo hasta el último que llegaba, todos con el mismo sueldo, un salario mínimo, y esto nos daba una libertad muy grande, pero al mismo tiempo los que entraban, que eran gente de la región, no entendían esto, pues los conocimientos y motivaciones eran diferentes.

Ahí un grupo optamos por llevar a esta gente a estudiar en la universidad, pero el problema era que no volvían, pues la vida en Goiania, Cuiabá o São Paulo (grandes ciudades brasileñas) era más fácil, más atractiva para los jóvenes. Delante de esta problemática decidimos que la formación fuese a partir de un grupo, con la misma mística de la prelatura, con visitas de Pedro en las que celebrábamos juntos, resultando una bonita experiencia. De hecho, continúo unida San Félix do Araguaia hasta hoy.

En su opinión, ¿qué ha significado Pedro Casaldáliga para la historia de la Iglesia de Brasil?

Pedro, como ya dije, es una persona con una visión muy amplia. La capilla de su casa es abierta, las paredes tienen poco más de un metro de altura. Recuerdo que el día de la inauguración, pues antes nuestra capilla era debajo de un gran árbol, en la que estaba presente Don Tomás Balduino (el obispo de los indios y los sin tierra, recientemente fallecido), fue recordado que la capilla era abierta al mundo, abierta a la Patria Grande, a América Latina.

Pedro fue un hombre muy abierto, socio-políticamente hablando muy avanzado, lo que motivó que todos nos sintiésemos libres, con espontaneidad, vivíamos sin secretos. En la entrada de la casa, una casa muy pobre, había una piedra y debajo de la piedra estaban las cartas, los documentos de la CNBB (Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil, por sus siglas en portugués), del Vaticano. Todos los agentes de pastoral teníamos derecho a leer todo lo que llegaba, lo discutíamos, no se guardaban las cosas, era una libertad muy grande, cada uno podía decirle lo que pensaba. Pero al mismo tiempo cuando Pedro hablaba, influenciaba a la gente, pues su sabiduría y capacidad llegaba lejos. Pero al final todo era votado, en la pequeña comunidad y en la prelatura que se reunía tres veces por año, para encuentros de formación teológica y socio-política y un momento de retiro en los que participan todos los agentes de pastoral.

Usted también trabaja en el CEBI, ¿qué es el CEBI?

la-misionera-mercedes-budallesEl Centro de Estudios Bíblicos lo conocí a partir de los libros de los círculos bíblicos de Carlos Mesters y un curso de un mes. Yo había estudiado teología en España y me sorprendían las interpretaciones bíblicas de la gente, porque parecía que eso respondía a algo que tenía dentro de mí. Cuando hice ese curso intensivo en São Mateus, en el estado de Espírito Santo, con Carlos Mesters y Marcelo Barros, mi reacción fue, encontré el firme que estaba buscando. Después hice el curso intensivo de seis meses del CEBI, siempre leyendo la Biblia con las comunidades, para después de un tiempo de mucho compromiso y trabajo pastoral, ir a Jerusalén durante dos años y especializarme en Biblia. Pero fue siempre a partir de la lectura popular de la Biblia.

¿El CEBI es ecuménico?

El CEBI nació ecuménico y continúan formando parte de él todas las personas que tienen una lectura de la Biblia a partir de la Teología de la Liberación. Es difícil ese camino ecuménico, pues normalmente los católicos somos más. En nuestros encuentros, eso hace que en la preparación de los momentos de oración, culto, esa mayoría católica haga que los hermanos y hermanas de otras confesiones tengan que rezar, en vez de orar, aunque eso no impide mostrar la gran preocupación que tenemos por dar valor al diferente, que es lo importante.

¿El hecho del CEBI ser ecuménico crea dificultades?

Hubo un momento en que cuando llegaban Don Pedro y Don Tomás Balduino de las reuniones de la CNBB, les preguntábamos, ¿cuál fue el problema esta vez?, pues había un obispo que perseguía mucho al CEBI. El foco del problema era la liturgia, pero fuera de eso, en la relación entre los participantes del CEBI no tuvimos problemas. Los problemas están en la vida del día a día, pues quien tiene familiares de otras iglesias y empiezan a querer convertir unos a otros, ahí es diferente. Pero entre los participantes nunca hay problema, al contrario. De hecho mis títulos académicos fueron revalidados en la Universidad de la Iglesia Metodista, donde había profesores luteranos, anglicanos y de otras confesiones.

En ese sentido, ¿podemos decir que tiene ventajas el hecho de ser un espacio ecuménico?

Sí, porque uno encuentra gente que, siendo de otras iglesias, piensan y suman con nosotros y esto da una libertad y una alegría muy grande. Nosotros acabamos pensando que somos los dueños de la verdad y eso no está escrito en ningún lugar, ni en la Biblia.

Hablando de la Biblia, ¿cuál es el papel de la Biblia en las comunidades eclesiales de base?

Yo soy sospechosa cuando hablo de esto, pues soy biblista, pero es el instrumento más revolucionario que se puede usar en la vida de las comunidades, pues el pueblo brasileño y latinoamericano es profundamente religioso y que el Libro Sagrado dé una respuesta al problema que tú estás viviendo hoy es muy importante para ellos.

Tenemos un esquema, que empezó a ser construido a partir de la lectura feminista de la Biblia, en la que se destaca que el centro de la lectura bíblica es la vida. Ahora bien, se puede comenzar por la lectura del texto o por la sospecha del texto, pues las traducciones no siempre muestran la idea del texto original. Que una persona se dé cuenta que las traducciones son diferentes y que esto es fruto de una cuestión ideológica abre los ojos. A partir de ahí, tú tienes el derecho de sospechar, de desconstruir, construir y actualizar el texto. Se puede comenzar por donde quieras.

El otro día un señor me preguntó, Mercedes, ¿cuándo se cambia de obispo o de padre, tenemos que cambiar de Dios? Él hace una lectura a partir de un hecho que sucede en su vida. La motivación venía del hecho de que el obispo anterior decía que Dios es misericordioso y perdonaba con compasión y el obispo actual habla de indulgencia. Él fue a preguntar al padre, qué era eso de indulgencia, y buscando en el Catecismo, le respondió que era el perdón de la pena perdonada. Cuando contó esto en casa, el hijo dijo que Dios cobraba con intereses y corrección monetaria. La vida y la interpretación religiosa bíblica en el caso del texto bíblico van unidas y tú sientes que con el instrumento bíblico descubres lo que está escrito en la Biblia. “Yo vine para traer vida y vida en abundancia”, pero ¿qué es vida en abundancia?

Tengo muchos ejemplos, como el de un niño en la catequesis, que después de estudiar, dibujar, teatralizar el texto del hijo pródigo, preguntó, ¿Mercedes, dónde estaba la madre del joven gamberro?, pregunta normal para él, que muestra el ambiente cultural, la edad y otras cosas…

Ante esto, yo les devolví la pregunta, ¿tenía madre o no tenía? No tenía, tonta, no ves que no está allí. A lo que otro respondió: tiene que tener, todos tenemos. Y les dejé hablar. De repente uno dijo, sí que está, porque en casa, siempre que un padre está esperando a un hijo que hizo lo que no debía, la madre está al lado.

En un instante, un niño me dio tres claves de lectura, lenguaje, mujer que está presente, pero que no aparece, porque en casa es así. En ese sentido digo que me convertí, a partir de las lecturas que la gente, hasta un niño, es capaz de hacer. Y esto ayuda a transformar la vida, ayuda a transformar la lucha por la tierra, ¡cuántos textos hemos usado y han animado la lucha por la tierra! Por eso, continúo pensando que es un instrumento revolucionario, porque nos abre los ojos de que Dios, el Dios de la Vida, es al que buscamos para construir el Reino.

Alguien que vino de Europa, de una realidad social y eclesial diferente, ¿vivir en Brasil hizo que cambiase la forma de entender la vida? ¿Qué ha aportado la Iglesia brasileña en su vivencia de la fe?

Llegué a Brasil en 1976, en la época de la dictadura militar, con una posición bien firme por parte de la Iglesia a partir de la teología de la liberación. Ya había leído algunos textos, no entendía bien, pero respondían a mis aspiraciones como misionera.

Cuando conocí los primeros momentos de las comunidades eclesiales de base en la región de Tocantins, donde yo viví, empecé a darme cuenta de que respondía a mis aspiraciones personales, este tipo de iglesia, de pastoral, de preocupación con los más pobres.

Por mi propia experiencia, siento que Europa retrocedió mucho, cuando nosotros aquí avanzábamos en el camino de las primeras comunidades cristianas, de los primeros seguidores de Jesús. La institucionalización de la Iglesia romana fue algo que ha impedido vivir la transparencia del Evangelio, en cuanto en países del mal llamado Tercer Mundo esto se vive en el día a día. La fe que el pueblo tiene va transformando nuestra propia fe.

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