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Gonzalo Haya: La teología popular en los refranes (II)

Sábado, 8 de octubre de 2022
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CD34FC86-A3E2-4B13-BB26-85ABDF3716E4II. La Religión

En el Diccionario de 2.500 refranes de Luis de Uceda encuentro 90 sobre la religión en general, la mayoría más bien de crítica.

I. Me extraña que no haya refranes sobre la práctica de la religión.

Solamente vagas referencia a las vírgenes y a los santos como costumbres populares o fechas del calendario.

En cambio abundan temas éticos o espirituales, pero están tratados desde la sabiduría humana, con pocas alusiones a la interpretación o a la práctica específicamente religiosa.

Algunos ejemplos:

La muerte

Suele decirse que el origen de la religión es el miedo a la muerte; sin embargo entre los casi cien refranes que recoge Luis Junceda sobre la muerte, no he encontrado ninguno que ofrezca un consuelo religioso. Solamente alguna referencia a Dios en la que, como ya dijimos, reconoce con sencillez nuestra dependencia: “Matrimonio y mortaja, del cielo bajan”; “Nadie se muere hasta que Dios quiere”.

Algunas vagas alusiones, difíciles de interpretar, sobre los espíritus o el alma en otra vida: “No venga al alma cuando el cuerpo pasa”; “Yo pongo, Dios preste; si muere, fino estése”, que Junceda interpreta como crítica a los falsos curanderos.

En general son reflexiones muy sensatas, “Genio y figura, hasta la sepultura”; “Como se vive, se muere”; “Veinte con sesenta, o sepultura o cornamenta”; especialmente sobre la certidumbre de la muerte, “A todo hay remedio, sino a la muerte”, “

Muestra cierto resentimiento o ironía por la presunción de los más ricos: “Por grande que sea el barco, se lo tragó el charco”; De cenas y magdalenas están las sepulturas llenas”; “Más mató la cena, que sanó Avicena”; o con una cierta envidia por esas cenas: “Muera Marta, muera harta”; o la aceptación de las contrariedades de la vida: “Muerto el perro, se acabó la rabia”;Mala hierba nunca muere”; o con resignado realismo, “Dolor de mujer muerta dura hasta la puerta”; El muerto, al hoyo, y el vivo, al bollo”.

Amor

Encuentro 65 refranes de sabiduría y picardía humana: “Obras son amores, que no buenas razones”; “Galán atrevido, de las damas preferido”; “El amor y el vino, sacan al hombre de tino”. Alguna alusión bíblica: “Más fuerte era Sansón, y le venció el amor”; pero sólo encuentro un refrán que penetra en lo humano más profundo, y excede la norma habitual humana: “Ama a quien no te ama, y responde a quien no te llama”, que puede estar inspirado por el evangelio.

Riqueza y pobreza

Es un tema clave en los evangelios pero apenas se refleja en los refranes, porque la religión cristiana no ha sabido transmitirlo; se transmite con el ejemplo, pero la Iglesia no ha vivido el mensaje evangélico sobre riqueza y pobreza; solamente lo han vivido algunos santos, o algunas Órdenes religiosas en sus comienzos.

Reflejo del evangelio pueden ser “Caridad con trompeta, no me peta”; “Dar limosna nunca mengua la bolsa”; “Cuando pobre, franco; cuando rico, avaro”.

La sabiduría popular va al fondo al reconocer que “El dinero, de unos es señor, y de otros, siervo”; “La pobreza no es vileza, mas deslustra la nobleza”.

Con más frecuencia se deja arrastrar con realismo por el aprecio al dinero, “Entre el honor y el dinero, lo segundo es lo primero”, pero “Entre salud y dinero, salud quiero”.

La mayoría de estos refranes se aferran a lo poco que el pueblo tiene: “Para pasar el agua y dar dinero, nunca seas el primero”; “Si te dan dinero, tómalo al punto; si te lo piden, cambia de asunto”; “Hoy no se fía aquí, mañana sí”.

En otros temas como familia, hijos, honor, matrimonio, prudencia, sabiduría, vejez, vicios, virtudes, apenas hay alusiones a prácticas religiosas.

II. De estos refranes, saco la impresión de que:

El pueblo vive una religión natural

“Bien predica quien bien vive”;“Bien predica fray ejemplo, sin alborotar el templo”; “Cuando el abad está contento, lo está todo el convento”; “Lo que han de comer los gusanos, que lo disfruten los cristianos”; “La campana no va a misa, pero avisa”; “Con tanto decir amén, no sale la misa bien”.

Reconoce la igualdad de todos y las debilidades humanas

“De pobres pañales, obispos y cardenales”; “Caga el rey, caga el Papa; sin cagar, nadie se escapa”.

Y aprecia la ayuda de una religión

“La fe Fe, sin ojos ve”; “Al médico, confesor y letrado, hablarles claro”; “Cuando caen los altares, se alzan los muladares”; “Los truenos y el mar, enseñan a rezar”.

A pesar de que relativiza las creencias y los excesos

“Hágase el milagro, y hágalo el diablo”; “A santo que no me agrada, ni padre nuestro ni nada”; “Cuando el corsario promete misas y cera, mal anda la galera”; “Del agua bendita, poquita”; “Largos sermones, más mueven culos que corazones”; “La monja y el fraile, recen y callen”. Como dice un “refrán” romano: “Ne quid nimis”, Nada en demasía.

Y ha experimentado las incongruencias del clero

“El hábito no hace al monje”; “Al fraile y al cochino, no les enseñes el camino”; “Comunicación con Dios, dijo el fraile, y la puerta cerró”; “A la Virgen salves, a Cristo credos; pero los cuartos quedos”; “Reniego del sermón que acaba en daca”; “Tres cosas hacen al hombre medrar: Iglesia, mar y casa real”.

Así como la hipocresía de muchas prácticas religiosas de los feligreses

“Detrás de la cruz está el diablo”; “Fe sin obras, comida de agua sola”; “El Infierno está lleno de buenos deseos; y el cielo, de buenas obras”.

II. Conclusiones

Creo que los refranes del pueblo coinciden inconscientemente con el consejo de Bonhäffer: “Ante Dios y con Dios… como si Dios no existiera”.

Dios se comunica mejor con nosotros a través de la conciencia que a través de una religión organizada, aunque ésta ha despertado muchas conciencias dormidas.

En la parábola del buen samaritano, la voz de Dios quedó distorsionada por la tradición religiosa del sacerdote, pero llegó limpia a la conciencia del samaritano.

Los primeros cristianos dieron testimonio en todo el mundo conocido, y Esteban afrontó el martirio, movidos por su adhesión a Jesús y a su proyecto, no por unas ideas sobre la Iglesia o la cristología, que apenas comenzaban a elaborarse.

Como reconoce el Papa Francisco, existe una tensión bipolar entre la idea y la realidad, pero “la realidad es más importante que la idea” (Evangelii gaudium nº 231-33).

La realidad de la conciencia, la realidad de la experiencia ética, mejor o peor expresada en los refranes, es más importante que las formulaciones teóricas de las religiones, aunque ambas son complementarias y deben depurarse mutuamente.

Gonzalo Haya

Fuente Fe Adulta

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Gonzalo Haya: La teología popular en los refranes (I)

Viernes, 7 de octubre de 2022
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AF6D3839-3D1F-4F56-B167-4CF5D747D77A“Paréceme, Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero,
porque todos son sentencias sacadas de la misma experiencia,
madre de las ciencias todas”

MIGUEL DE CERVANTES

Creo que de los refranes puede decirse algo semejante a lo que Manuel Machado le comentaba a Jorge Guillén sobre las coplas:

Hasta que el pueblo las canta,
las coplas, coplas no son,
y cuando las canta el pueblo,
ya nadie sabe el autor.

Tal es la gloria, Guillén,
de los que escriben cantares:
oír decir a la gente
que no los ha escrito nadie.

Cada refrán pudo tener su origen en una expresión afortunada de alguien que comentó su propia experiencia, pero el refrán no llega a ser refrán hasta que el pueblo lo repite una y otra vez, porque expresa su propia experiencia. Por eso creo que los refranes que se refieren a Dios o a la religión expresan el pensamiento, la teología popular.

En cuanto a la opinión de Don Quijote, creo que todo refrán es verdadero porque expresa una experiencia que han tenido muchos; sin embargo verdadero no significa que se cumpla siempre y en todas las circunstancias. El refranero recoge refranes contradictorios: “A quien madruga / Dios le ayuda” pero también “No por mucho madrugar / amanece más temprano”.

Porque las experiencias son verdaderas, pero son circunstanciales; por el contrario, los conceptos pretenden ser permanentes y conservar su valor como verdaderos en todas las circunstancia. Cada persona experimenta la vida de manera muy distinta según sus circunstancias y su ambiente.

Los refranes serán más válidos cuanto más repetidos, pero nunca tendrán garantía de permanentemente válidos. También encontramos en los evangelios consejos o decisiones contradictorias, porque están pronunciados para diversas personas o en momentos diferentes.

El Diccionario de refranes de Luis de Uceda recoge 2.500 refranes; de ellos, 64 se refieren a Dios, y 90 a la religión.

Entre los refranes que se refieren a Dios, algunos lo mencionan de una manera indirecta: “Después de Dios, la casa de Quirós”; “Dios los cría, y ellos se juntan”; “Del agua mansa nos libre Dios, que de la brava me libro yo”, aunque implícitamente reconocen su supremacía, no conozco ningún refrán que dude o niegue la existencia de Dios.

Unos destacan la acción de Dios: “Nadie se muere hasta que Dios quiere”; “Cuando Dios no quiere, los santos no pueden; “El hombre propone y Dios dispone”; “Donde Dios no está ¿qué bien habrá y qué mal faltará?”.

Y reconocen sus preferencias. “A quien Dios quiere bien, la perra le pare lechones”; pero la providencia de Dios abarca a todos los seres: “Al erizo, feo y todo, Dios lo hizo”. “Casa de Dios, casa de toos”.

No faltan quejas porque Dios envía también enfermedades:Dios castiga sin palo ni piedra”; “Da Dios almendras al que no tiene muelas”, pero ni aun así niegan la providencia:“Dios, que da la llaga, da la medicina”.

Este poder de Dios está compensado por la necesaria colaboración y esfuerzo humano:A quien no habla, no le oye Dios”; “A quien se ayuda, Dios le ayuda”; “No da Dios pan sino en ero sembrado”; “En la Iglesia manda Dios, y en el campo los pastores”; “Gracias a manos mías, que voluntad de Dios visto habías”; “Palo dado, ni Dios lo ha quitado”.

Aunque destacan nuestros egoísmos: “Dice el sano al doliente: Dios te dé salud, hermano”, “Van a misa los zapateros; ruegan a Dios que mueran carneros”; pero Dios se encarga de enderezar estos egoísmos: “Dios escribe derecho con renglones torcidos”.

La teología popular no se ha planteado el problema teológico de conciliar las afirmaciones del Antiguo y del Nuevo Testamento sobre sobre la gratuidad absoluta de la acción de Dios y la retribución por méritos. Se limita a mantener ambos extremos en la vida de cada día. Tampoco Ignacio de Loyola se planteó el problema conceptual y se atuvo a la acción práctica: “trabajar como si todo dependiera de ti, y confiar como si todo dependiera de Dios”.

El refranero español lo expresó con una síntesis más plástica: “A Dios rogando y con el mazo dando”.

Gonzalo Haya

Fuente Fe Adulta

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