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Para Dios nada hay imposible.

Sábado, 8 de diciembre de 2018
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anunciacion_ustungLc 1, 26-38

El relato de la Anunciación es un texto ante el que podemos sentirnos tanto un poco incomodos/as ante los elementos sobrenaturales que parecen describirse en la historia como tentados/as a sublimar la actitud obediente de María ante el milagro que acaece en ella. Ambas percepciones impiden, sin embargo, entender del todo el horizonte de fe y esperanza con que Lucas lo propone en su evangelio.

El relato se inscribe dentro de un género literario (anunciación) muy conocido en la antigüedad con el que se quiere dar a conocer el nacimiento y misión de una figura relevante y el lugar que en esos hechos tiene la divinidad. Con él, el evangelista sitúa, en paralelo con la historia de Juan el bautista, el cumplimiento de la promesa mesiánica en Jesús y a la vez recrea el comienzo de su biografía.

Esta centralidad de Jesús en el relato no hace, sin embargo, a la figura de María un personaje secundario. Las palabras que le dirige el mensajero divino al inicio del encuentro no son meros piropos, sino que expresa mucho más. Ella es agraciada, regalada por la elección divina con la misión que se le va a anunciar y ante la que se le asegura de ante mano la presencia de Dios junto a ella.

El desconcierto de María no nace por la visita sorpresiva de un enviado divino, sino que lo que le turba es el hecho de que Dios pueda querer contar con ella para algo especial. Al escuchar al ángel se siente desafiada, situada ante algo desconocido y que le asusta. El mensajero divino a continuación, y antes de explicarle el motivo de su visita, le conforta diciendo: “No temas, María, pues Dios te ha concedido su favor”. Las palabras del ángel tienen fuertes resonancias veterotestamentarias y aparecen en contextos de misión y vocación. Ella, es así incluida en la larga lista de figuras que en momentos significativos de la historia de Israel, Dios convoca para ser mediadores de su acción salvadora.

María escucha, como un día escuchó Sara la promesa de su maternidad (Gn 18, 10). Una maternidad cargada de incertidumbre, pero ante la que María responde con profunda confianza porque comprende, como también lo hizo la matriarca que nada hay imposible para Dios (Lc, 1, 37; Gn 18,14). La promesa y la misión se convierten en la vida de la joven Nazarena en un camino de fidelidad en el que, a pesar de las dificultades, se sentirá acompañada y sostenida como lo sintió Israel tantas veces a lo largo de su historia: ¡Sed fuertes y valientes, no temáis, no os acobardéis ante ellos!, que el Señor, tu Dios, avanza a tu lado, no te dejará ni te abandonará”. (Dt 31, 6). En palabras de Lucas: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del altísimo te cubrirá con su sombra” (Lc 1, 35)

María, de este modo, se hace agente activo del amor gratuito de Dios y engendra en su seno la palabra salvadora: Jesús. Acompañará su crecimiento, aceptará sus decisiones y acogerá su destino, Su maternidad, no será una misión fácil. Estará cargada de silencios y ausencias, pero también de risas y cantos. Ella es así testigo de que nada es imposible para Dios, no solo en su vida, sino en la de cada ser humano.

Carme Soto Varela

Fuente Fe Adulta

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“8 de Diciembre: Agraciadas concepciones, benditos nacimientos”, por Juan Masiá sj

Sábado, 8 de diciembre de 2018
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ppvirgenmaria-726630De su blog Vivir y pensar en la Frontera:

Diciembre 8: Virginidad simbólica y materno-paternidad agraciada

Ave María, plena de gracia. Agraciada al ser concebida por Ana y Joaquín con la gracia del Espíritu Santo. Agraciada al concebir con José a Jesús por cooperación con el Espíritu Santo. Agraciada al dar a luz a Jesús y a sus hermanos y hermanas.

Ave, María y José, agraciados y bendecidos, junto con todas las madres y padres que reciben como un don del Espíritu los hijos que procrean y, al engendrarlos , consuman la virginidad simbólica que se realiza en la maternidad y paternidad.
Porque no es incompatible la unión de los progenitores con la acción del Espíritu: la criatura nace por la unión de sus progenitores y por gracia del Espíritu Santo.

El Espíritu entró en Ana por la puerta de la vida a través de Joaquín. El Espíritu entró en María por la puerta de la vida a través de José. María salió del seno de Ana por la puerta de la vida, empujada y atraída por el Espíritu. Jesús salió del seno de María por la puerta de la vida, empujado y atraído por el Espíritu. Sin comadrona a mano, José ayudaría en el parto.

Hoy es la fiesta de la gracia original. Pero María llena de gracias no es una excepción. Toda criatura nace en gracia original. Las metáforas del bautismo como borrador de manchas originales y la metáfora de la inmaculada como preservada de manchas originales provienen de una confusión y malentendido sobre el pseudo-símbolo del pecado original.

El mal llamado pecado original no es originario ni mancha antes de nacer. Su nombre exacto es el pecado del mundo. La criatura, que nace sin ninguna mancha, sale a la luz en un mundo en el que está ya extendida una red de pecado. Como quien entra en una sala de fumadores y se contamina con el humo. No es apropiado comparar el bautismo con una lavadora; más pertinente sería la comparación con la vacuna.

En todo caso, dejando aparte malentendidos sobre culpas originales y concepciones manchadas, en vez de hablar de la Inmaculada como excepción, deberíamos celebrar a María, como el símbolo de la gracia original y purísima gratuidad de la criatura creada para ser creadora.

María recuerda a todo padre y madre que su unión esponsal y el nacimiento de su prole son obra de la pareja por gracia de Espíritu Santo. Agraciada al ser concebida, agraciada al unirse a José, agraciada al concebir a Jesús. Bendita y agraciada “la que escuchó, la que creyó y la que concibió” : estos son los tres sentidos profundos de la virginidad como acogida simbólica de la gratuidad del amor.

Ojalá en nuestras catequesis podamos hablar a los adultos como a niños y a los niños como a adultos sobre el sentido profundo de la virginidad simbólica es perfectamente compatible con la procreación biológica o la pluralidad de formas de adopción y de unión de vida y amor en las diversas orientaciones de la sexualidad.

(Para ver más: El Que Vive. Relecturas de Evangelio, caps 7 y 8: Sueños de alumbramiento virginal, Sueños de virginidad procreadora,ed. Desclée Dd Brouwer, Bilbao, 2017).

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María para Herejes

Sábado, 8 de diciembre de 2018
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magnificat-wDel blog de Tomás Muro La Verdad es Libre:

01. GABRIEL, ZACARÍAS: JERUSALÉN, MARÍA: NAZARET.

Gabriel, el mensajero de Dios trae una buena noticia de parte de Yahvé, y se daban todas las condiciones favorables para su acogida.

Gabriel debía llevar la noticia a Jerusalén, al lugar más santo y religioso de la ciudad, a la parte más sagrada del Templo: al Santuario, a un sacerdote, Zacarías, observante escrupuloso no solo de los mandamientos, sino también de las más mínimas prescripciones de la ley. Con el Templo, con un sacerdote, Zacarías, se daban todas las premisas para un buen resultado de la misión.

Y sin embargo Zacarías, el sacerdote irreprensible, no ha creído al mensajero Gabriel, quien ofendido por tanta incredulidad, lo ha castigado por su torpeza: no podía hablar, (Lc 1,5ss).

Ahora el ángel tiene otro mensaje que llevar, pero las condiciones son del todo desfavorables. Gabriel no debe ir a la religiosa Judea-Jerusalén, sino a la descreída Galilea, tierra de gente chabacana. Gabriel ahora tiene que ir no a la santa Jerusalén, sino a Nazaret, pueblo de la peor fama, no al Templo, sino a un “tugurio” en las afueras del pueblo; no a donde un sacerdote de pura raza, sino a una mujer casada y, tal vez, en estado de impureza.

Además el mensaje presentaba enormes dificultades para ser acogido. Si el sacerdote Zacarías no había creído el anuncio (que, por otra parte, suele ocurrir en ocasiones: que una anciana quede embarazada), ¿cómo se las arreglará Gabriel para proponer a una niña algo que nunca ha ocurrido? Era algo imposible e inimaginable, y sobre todo algo que para su religión era una blasfemia,

fray-angelico-la-anunciacion-museo-nacional-del-prado¿Podrá María llegar a ser madre y madre del hijo de Dios?

¿Cómo irán las cosas?

La mujer no podía tomar ninguna decisión sin haberla consultado con el marido y haber obtenido su aprobación. María no informa a José, no pide ninguna autorización a su marido. María acepta:

María responde: Hágase en mí, según tu Palabra, (Lc 1,38)

Zacarías era un hombre piadoso, religioso, tan ocupado en sus ritos y en sus devociones que permanece sordo al anuncio de Dios.

María, que contrariamente a Zacarías no es descrita como “irreprensible” observante de todas las leyes y preceptos del Señor como Zacarías e Isabel:

Ambos eran justos delante de Dios y cumplían los mandatos y leyes del Señor, de tal manera que nadie los podía tachar de nada, (Lc 1, 6).

María es capaz de vibrar en sintonía con la Palabra que continuamente crea y renueva el universo. María llega así a ser colaboradora con Dios en el comunicar vida a la humanidad.

María sabía que Dios no puede ser visto, Dios es aquel que no puede ser conocido. María sabía todo esto. Lo ha escuchado muchas veces en la familia, en la sinagoga. Sin embargo María acepta la propuesta de Gabriel, en último término de Dios.

Será la madre del hijo de Dios.

La desconocida chica de Nazaret, que “nadie conocía” (Orígenes), será “proclamada por todas las generaciones”, (Lc 1,48).

La mujer, que no podía osar acercarse al santuario, “contendrá” al Dios que el santuario pretendía guardar-encerrar en sus muros, el arca en el Templo.

La mujer, que ni tan siquiera podía tocar la Biblia, acogerá dentro de sí la Palabra hecha carne.
La mujer, que no podía dirigirse al sacerdote y mucho menos tocarlo, será la madre del “Santo de los santos”.

La propuesta de Gabriel no ha sido nada más que la formulación y confirmación de lo que María siempre había intuido y nunca había sabido expresar: la esperada respuesta a aquellas profundas exigencias de plenitud de vida que había sentido dentro de sí, a aquella sed de eternidad que Dios había puesto en su corazón:

(Dios) puso además en la mente humana la idea de lo infinito,aun cuando el hombre no alcanza a comprender en toda su amplitud lo que Dios ha hecho y lo que hará. (Ecle 3,11).

La virgen de Nazaret, en profunda sintonía con Dios que hace nuevas todas las cosas (Ap 21,5), responde a la llamada de la vida que se abre y que, para nacer, exige que no se quede en las cosas pasadas:

María abandona lo viejo, “lo cierto”, lo seguro, la tradición de los padres para abrirse a lo nuevo, a lo desconocido. Se quita la camisa de fuerza de la ortodoxia, para poder ser plenamente libre para acoger la sacrílega-herética propuesta de Gabriel.

Herética (hereje) es, por tanto, María para la religión oficial.

Blasfemo herético será considerado su hijo y, por lo mismo, condenado y ejecutado, (Mt 26,65; Jn 8,48; 10,33).

Heréticos serán considerados los continuadores de la obra iniciada por Jesús: Os llevarán al sanedrín, seréis perseguidos en las sinagogas, seréis odiados por todos a causa de mi nombre, (Mc 13,9-13).

“MARÍA, SEÑORA DE LOS HEREJES”.

María será señora de hombres y mujeres que por deseo de plenitud de vida y ansia de libertad se han liberado de la prisión de la ortodoxia, de la moral, del orden establecido, de la tradición para ponerse, incluso con limitaciones y errores, a la búsqueda de la verdad, de lo auténtico y vital.

María será señora de los “enfermos que tienen necesidad de médico” (Mc 2,17), de quienes tienen sed…

En el camino de la búsqueda de la verdad y de la vida, encontraremos en el hombre de Nazaret la plena respuesta nuestras exigencias. Quien beba de esta agua no tendrá más sed, (Jn 4,14). Herejes, transgresores, pecadores, hambrientos y sedientos de la verdad (Mt 5,6), que los evangelistas presentan como antítesis de los satisfechos de sí mismos: los ortodoxos, los píos observantes, los justos, todos completamente cerrados y hostiles a la propuesta de vida que Dios, a través de Jesús, trata de ofrecerles.

Serán los paganos impuros (magos) y los excluidos de Israel (pastores) los primeros en captar y acoger el don de Dios a la humanidad. No los sacerdotes y los teólogos del Templo. Serán un pagano y un marginado los primeros en creer en Jesús: el centurión romano y un leproso infectado samaritano quien dé gracias por la curación. Igualmente será la hereje y adúltera samaritana quien comprenda lo que le resulta incomprensible al piadoso fariseo Nicodemo. Cómo puede un hombre viejo … (Jn 3,4.9; 4, 19-26.42).

Las autoridades civiles y religiosas se mantendrán muy distantes de Jesús, hijo de Dios. Los fariseos, Herodes y los herodianos, etc. buscaban matarlo, (Mc 3,6).

Prostitutas e incrédulos formarán parte de la comunidad de Jesús, no así los observantes de la ley.

Ladrones como Leví y Zaqueo abrirán las puertas de su casa y de su vida al Hijo de Dios (Mc 2,13-15; Lc 19, 1-10). Los religiosos, por el contrario, se burlaban de él.

Los fariseos, que eran amigos del dinero, al oír estas cosas se burlaban de Jesús.(Lc 16, 14).

Los piadosos le expulsarán de su pueblo:

los que estaban en la sinagoga se llenaron de ira. Se levantaron y echaron del pueblo a Jesús. (Lc 4,29)

Los paganos lo acogerán con los brazos abiertos.

Agonizando en la cruz, ante la mofa de los sumos sacerdotes y de los teólogos, su propuesta de salvación será plenamente acogida por un criminal crucificado a su lado, (Lc 23, 40-43).

La historia continúa y se repite. Por cada “sumo sacerdote” que “mandará expresamente no enseñar” el subversivo mensaje de la libertad y de la vida, habrá siempre un “Ángel del Señor”, un “Gabriel”, que “abrirá las puertas de la prisión” e invitará a predicar la Palabra de vida, (HH 5,17-20.28).

Es el comienzo de la hereje aceptación de María.

ASÍ ES COMO MARÍA FUE INMACULADA

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Solemnidad de la Inmaculada Concepción

Viernes, 8 de diciembre de 2017
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Leído en Koinonia:

Génesis 3,9-15.20

 Establezco hostilidades entre tu estirpe y la de la mujer

Después que Adán comió del árbol, el Señor llamó al hombre:

– “¿Dónde estás?”

Él contestó:

“Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí.”

El Señor le replicó:

– “¿Quién te informó de que estabas desnudo? ¿Es que has comido del árbol del que te prohibí comer?”

Adán respondió:

– “La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto, y comí.

El Señor dijo a la mujer:

– “¿Qué es lo que has hecho?”

Ella respondió:

– “La serpiente me engañó, y comí.”

El Señor Dios dijo a la serpiente:

“Por haber hecho eso, serás maldita entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza cuando tú la hieras en el talón.”

El hombre llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.

Salmo responsorial: 97

Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.

Los confines de la tierra han contemplado /
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R.

Efesios 1,3-6.11-12

Nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya.

Por su medio hemos heredado también nosotros. A esto estábamos destinados por decisión del que hace todo según su voluntad. Y así, nosotros, los que ya esperábamos en Cristo, seremos alabanza de su gloria.

 

Lucas 1,26-38

 

Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo:

“Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.”

Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo:

“No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.”

Y María dijo al ángel:

“¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?”

El ángel le contestó:

“El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.”

María contestó:

“Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.”

Y la dejó el ángel.

 

Homilía de Monseñor Romero sobre los textos litúrgicos de hoy (8 de Diciembre de 1977)

AGRADECIMIENTOS AL SACERDOTE Y RELIGIOSAS

Yo quiero aprovechar esta oportunidad, pues, para agradecer a los padres norteamericanos este servicio tan insigne que nuestra diócesis aprecia inmensamente, así como también a las hermanas de San José que, junto con ellos los sacerdotes, están cultivando este mensaje de la palabra de Dios y alimentando con él a nuestro pueblo.

Quiero alegrarme también, porque junto a los sacerdotes y las religiosas un grupo de hombres y de mujeres, celebradores de la palabra, catequistas, asociaciones parroquiales y católicos que sienten la responsabilidad de la Iglesia en este momento tan trascendental de la historia de El Salvador no desfallecen en su difícil misión de predicar este mensaje del Señor. Celebrar la fiesta de la Inmaculada Concepción de María, es tener la oportunidad de acercarnos a la fuente misma desde donde brota todo ese río que no terminará de correr hasta la consumación de los siglos. La Iglesia, con su mensaje, con su palabra, encontrará mil obstáculos, como el río encuentra peñascos, escollos, abismos; no importa; el río lleva una promesa: “estaré con vosotros hasta la consumación de los siglos” y “las puertas del infierno no podrán prevalecer”, contra esta Voluntad del Señor.

EL PECADO DE ORIGEN

¿Cuál es la Voluntad del Señor?. El misterio de la Inmaculada Concepción de María nos está ofreciendo a la luz de esas lecturas que acaban de escuchar cuáles son los designios de Dios para con nosotros los hombres.

En la lectura se nos ha recordado la gran tragedia. Nuestros primeros padres, creados en Gracia de Dios para transmitirnos no sólo la vida natural, sino transmitirnos también la filiación Divina, pero bajo la condición de que hubieran sido obedientes a Dios, no obedecieron. Seducidos por el demonio, Eva seduce a Adán, los dos padres del género humano pierden la amistad de Dios porque han desobedecido. Desde entonces la humanidad ha caído en lo que se llama el pecado original, el pecado de origen, el pecado que traemos de nuestros primeros padres. Ahora se preguntan muchos: ¿qué culpa tengo yo de que Adán y Eva hayan pecado para decir que yo soy pecador?. Distingamos, hermanos, hay dos clases de pecados, el pecado original y el pecado personal. El pecado personal es el que tú cometes con tu propia voluntad cuando desobedeces un mandamiento de la ley de Dios; tú has pecado, tú eres responsable de ese pecado. Como Adán y Eva que personalmente desobedecieron a Dios, cometieron un pecado personal.

Pero ¿qué sucede cuando se comete un pecado personal?. Se pierde la amistad de Dios, el pecador es un desobediente a la ley de Dios; todo el que peca rompe la amistad con el Señor, prefiere su pasión a la Voluntad, a la ley del Señor. Así, Adán y Eva prefirieron alcanzar la felicidad no por los caminos de la ley de Dios sino por el engaño del demonio que se rió después del engaño; los hizo caer en pecado y ya están en la desgracia privados de la Gracia de Dios. De esa pareja, privada de la Gracia de Dios, ya no pueden nacer hijos que en el mismo momento de ser concebidos Dios le transmita también su vida divina, si la han perdido, y, habiendo perdido la vida de Dios, no la pueden transmitir; sólo transmiten la vida natural. Pero la vida natural que Adán y Eva comenzaron a transmitir a sus hijos y que esa vida ha llegado hasta nosotros a través de nuestro padre y de nuestra madre que nos engendraron es una vida privada de la Gracia de Dios. No supone una culpa personal, supone una herencia. Supongamos una comparación: un señor, dueño de hacienda, le dice al administrador: por premio y confianza que tengo vas a ser el dueño de mis fincas, pero mientras me obedezcas; todos los hijos que nazcan de tu familia considérense de esta hacienda, pero con tal que me obedezcan. Y un día, este administrador, creyéndose ya el dueño de todo, comienza a mal baratar la hacienda, a desobedecer a su jefe, a su patrón. El patrón le dice: te lo daba con la condición de obedecerme, no me has obedecido, lo siento mucho, vete de mi hacienda, quedas desheredado. Y naturalmente desde entonces, aquellos hijos que hubieran nacido también participantes de la felicidad de aquella hacienda, nacen ya fuera de la hacienda, desheredados, desechados de su patrón. Este es el caso del pecado original. Adán y Eva cometieron un pecado personal y Dios los arroja del Paraíso, les quita la amistad divina y tienen que nacer sus hijos, nosotros, privados de la Gracia. No es una culpa, el pecado original, es la falta de una herencia. Dios no está obligado a darnos su amistad divina cuando los que la perdieron, ya la perdieron para toda la familia, es una herencia que se ha perdido.

EL CRISTIANO REGENERADO

Esto nos decía la primera lectura, de tal manera que María, hija también de Adán tenía que nacer desheredada de la Gracia de Dios, en pecado. Sin embargo, hoy estamos celebrando que María fue concebida sin pecado, ¿cómo es esta excepción? San Pablo nos ha traído hoy la explicación. Si ahora cristianos -nosotros- tenemos la dicha de volver a encontrarnos en la Gracia de Dios porque un sacerdote administró el bautismo, y el hijo del pecado original que fue el niño que nació, que fui yo, ya le borró el bautismo, por la sangre de Cristo en la cruz, el pecado original; ese niño se ha vuelto a hacer hijo de Dios, el paraíso se ha recuperado gracias a Cristo. Y si por desgracia, yo bautizado, cometo un pecado personal, una desobediencia a la ley de Dios, Cristo ha dejado un sacramento de reconciliación. El sacerdote en el confesionario está devolviendo el paraíso a muchas almas que han perdido la amistad con Dios. Leer más…

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“La Gritería en Nicaragua: la liturgia más solemne”, por Roberto José Castillo.

Viernes, 8 de diciembre de 2017
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156181ECLESALIA, 04/12/17.- En Nicaragua, la religión cristiana adquiere sentido y presencia, dejando a un lado el “Dogma”, la monótona liturgia y los sermones que adormecen, celebrando la más solemne Eucaristía. Lo que comenzó como un acto de piedad popular, actualmente se vive como la fiesta del amor y la solidaridad. El pueblo entero se vuelca en actos de generosidad. Cada hogar que prepara su altar para la Gritería, se convierte en el vientre maternal de la humilde María de Nazaret.

Hoy día, multiplicar los panes no es algo que se pueda imitar de Jesús, pero la solidaridad sí. El compartir en nombre de la Virgen María, – o de la hermandad universal-, un dulce, un pedazo de caña, una naranja, un nacatamal, una cajeta, una matraca o un chichil, es partirse y repartirse a todas las personas. Claro está, que de forma incondicional y sin importar si han pecado o no, las personas son participes del banquete del amor. Es una mesa amplia, que es también signo de la inclusión, que no pide requisitos canónicos, tampoco hace distinción de raza, color, credo político o religioso, sexo, nación, y de ninguna otra índole; basta con acercarse y ser parte de esta gran celebración.

Se celebra al Dios hecho carne en el vientre de una mujer sencilla y revolucionaria, que a pesar de haber estado inmersa en una cultura patriarcal, supo ser una mujer de fe, que se abrió a la experiencia de la Divinidad que se muestra frágil y cercana a las realidades más cruentas de la historia. Por siglos, se pretendió elevar a María Inmaculada a niveles tan altos, -como las barreras y limitaciones a las que son sometidas las mujeres en la Iglesia Católica-, sin embargo, la práctica del pueblo nicaragüense, es desde un accionar solidario y humanista.

En la Iglesia, es hora de humanizar a la mujer que hizo “carne” al Verbo Eterno de Dios. Así mismo, dejar de inventar historietas de visiones, apariciones y mensajes subliminales de la virgen, sino actuar, dejarse interpelar por el peso testimonial de una mujer, que con certeza no sabía leer, ni escribir, pero si, amar sin reservas.

Actuar conforme al proyecto de soro-fraternidad de Dios, no requiere de inescrutables teorías o reflexiones teológicas –mucho menos de dogmas y prescripciones deshumanizadas-, sino más bien, de compromiso y entrega, a ejemplo de María y tantas personas anónimas –en su mayoría analfabetos, pobres, pero con gran sabiduría de vida-, que a pesar de sus condiciones de pobreza, son capaces de acoger en el seno de sus hogares, con lo mejor y todo lo que poseen.

Humanizando a María, lograremos avanzar en la lucha por ver en las abuelas, madres, hermanas, esposas, amigas y en toda mujer; -que sin autoridad y poder de decisión en una institución eclesial-, las verdaderas presencias de lo femenino de Dios en nuestro mundo de hoy. Y no es que requieran clericalización,  pues sin ornamentos o títulos de jerarquía, ellas han sido, son, y serán las lideresas, pastoras y la fuerza aguerrida en la proclamación de la buena nueva de salvación, a pesar de los atropellos sufridos –a todos los niveles-, por el simple hecho de ser mujeres.

Por tal razón, el vientre puro de María, debe seguir siendo la expresión del corazón bondadoso que se prepara con muchos meses de anticipación, para compartir el fruto de su trabajo, dando a luz cada siete de diciembre, en todo el territorio nicaragüense. Este gesto también se extiende a la mayoría de sitios donde haya un nicaragüense.

Ahora bien, esta fiesta propia de Nicaragua, no se debe limitar, mucho menos concebir como una forma única; en cada país, pueblo, barrio o familia que se celebre y comparta, irradie paz, alegría e inigualable espíritu de amor heredado de la Luz Divina, -Creadora de la humanidad-, se hará memoria de la vida del subversivo Jesús de Nazaret. El cual, se donó con generosidad, asumiendo consecuencias trágicas. Esto, como parte de los valores heredados principalmente de la encargada de su crianza, su madre María. Una sabiduría popular, da consistencia a esta afirmación, expresando que, “en muchas ocasiones somos el reflejo de nuestro hogar”.

Pues bien, que la figura de la mujer sencilla, de una época tan dura como la nuestra, siga vivificando la experiencia de fe de las hermanas y hermanos, para que dejen a un lado el rencor, las diferencias, y, puedan gritan a una sola voz, el himno de un pueblo solidario, luchador y generoso: ¿Quién causa tanta alegría? ¡La concepción de María! Y así actúen y pregonen la bondad por todo el planeta, en especial en los lugares donde la vida clama.

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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Madre del Mundo Nuevo

Jueves, 8 de diciembre de 2016
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MADRE DEL MUNDO NUEVO

Estamos otra vez en el Principio.
Dios quiere hablar y el aire se acrisola.
Como un niño, en la sangre, nace el mundo;
y del caos emerge la Esperanza, con sus flores salvadas de la muerte.
(Este ramo de olivo que crece en tus pisadas, paloma de Sus Ojos,
tendrá toda la Tierra penitente para echar las raíces…).

Aún no mugía el mar, ni tendía sus lonas el cielo por los montes,
y tú jugabas ya -la consentida- en la plaza infinita de Sus Manos:
primera siempre al mimo de Su Gozo…
Si estamos otra vez en el Principio, tendrás que amanecer: el Mundo Nuevo
necesita la puerta de tu seno para llegar incólume,
(Belén se apuesta siempre detrás de tus espaldas).

Mientras los hombres buscan sus tesoros piratas -¡los bajeles perdidos de sus rutas sin norte!-,
un día, inesperado, tú surges de las simas del Paranagua, viva,
como un tesoro tierno a la memoria,
antigua de ternura y de favores, coronada de espuma de sorpresas,
con el Niño en los brazos, ofrecido…
La Tierra está en mantillas, dormida en tu regazo.

La Europa verdadera, como un cruzado loco que vuelve escarmentado
de tantas aventuras,
espera tu venida junto a Chartres y en la umbría sagrada de Einsiedeln.
Los almendros latinos aún tienen primavera para acoger tus plantas.
Todavía hay pastores y un buey manso en la cumbre.
¡Todo el cuerpo de Europa se ha hecho gruta, en la herida,
para enmascarar la luz de tu presencia!

América sacude sus pañales, con un grito rebelde, contra el mar transitado,
pero en su boca niña balbucea, cantando, tu nombre, Guadalupe,
y late la manigua como un puerto que siente tu llegada:
-¡Vendrá Santa María, libre de carabelas!
Como una diosa estéril y fecunda, empapada en la lluvia de la Espera,
como una cruz cansada de martirio,
Asia cruje, sangrando por sus lotos…
¡Pero el bambú ya ensaya cañas de profecía detrás de las Comunas;
la Luna sabia sigue tus pies para calzarte,
y en la liturgia hindú llama a tu Hijo el arpa de Tagore y de los parias!

Mientras llegan los sueños en cayuco inestable,
y acosada por todos los pájaros secretos que hierven en la selva con la noche,
Africa arrulla, alborotadamente, sus veinte cunas nuevas.
Se quiebran sus tambores en parches de alegría
y las lanzas preguntan por la aurora:
¡porque el mar no termina en la mirada!
Y danzan sus miningas, con las anillas rotas,
enarbolando el sol entre las risas,
¡porque hay una Mujer sobre las chozas, detrás de las estrellas,
con el sol en los hombros, como un clote!
Con los sueños que llegan en cayuco inestable, arriba el Evangelio mecido por tus manos;
llegan tus manos fieles, con la Paz en la proa.

Neófitas de sal y de promesas, las Islas balbucientes acuden al marfil de tu garganta,
con un abrazo tenso de siglos de impaciencia, seguras del Encuentro.

¡Todos los meridianos se enhebran en la rosa de tu Nombre…!

Estamos otra vez en el Principio
y nace el mundo, nuevo, del seno de tu Gracia,
hermosamente grande y sin fronteras.
¡Que callen los profetas fatídicos! Cabemos
todos juntos, hermanos, en la mesa que el Padre ha abastecido.
¡Que calle todo miedo, para siempre!

Los átomos dispersos se engarzarán, sumisos, en tu manto;
y el cielo, descubierto en mil caminos,
se hará pista a tus viajes de ¡da y vuelta -de Dios hasta los hombres-,
¡nostalgia nuestra, Asunta!

…Dios llega al aeropuerto de la Historia;
a tiempo en todo Tiempo, el heredado pulso de tu sangre.

Los sellos del Concilio acuñan tu figura sobre la piel lavada de la Iglesia,
y llega una corona de voces alejadas, en pleamar dichosa,
al pie de tu Misterio…

Estamos otra vez en el Principio y ha empezado tu era:
¡por derecho de Madre tú patentas la luz amanecida!

*

Pedro Casaldáliga
“Llena de dios, y tan nuestra”. Antología mariana

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad ,

Solemnidad de la Inmaculada Concepción

Jueves, 8 de diciembre de 2016
Comentarios desactivados en Solemnidad de la Inmaculada Concepción

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Leído en Koinonia:

Génesis 3,9-15.20

 Establezco hostilidades entre tu estirpe y la de la mujer

Después que Adán comió del árbol, el Señor llamó al hombre:

– “¿Dónde estás?”

Él contestó:

“Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí.”

El Señor le replicó:

– “¿Quién te informó de que estabas desnudo? ¿Es que has comido del árbol del que te prohibí comer?”

Adán respondió:

– “La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto, y comí.

El Señor dijo a la mujer:

– “¿Qué es lo que has hecho?”

Ella respondió:

– “La serpiente me engañó, y comí.”

El Señor Dios dijo a la serpiente:

“Por haber hecho eso, serás maldita entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza cuando tú la hieras en el talón.”

El hombre llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.

Salmo responsorial: 97

 

Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.

Los confines de la tierra han contemplado /
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R.

Efesios 1,3-6.11-12

Nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya.

Por su medio hemos heredado también nosotros. A esto estábamos destinados por decisión del que hace todo según su voluntad. Y así, nosotros, los que ya esperábamos en Cristo, seremos alabanza de su gloria.

 

Lucas 1,26-38

Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo:

“Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.”

Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo:

“No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.”

Y María dijo al ángel:

“¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?”

El ángel le contestó:

“El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.”

María contestó:

“Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.”

Y la dejó el ángel.

***

Homilía de Monseñor Romero sobre los textos litúrgicos de hoy (8 de Diciembre de 1977)

***

Biblia, Espiritualidad ,

Solemnidad de la Inmaculada Concepción

Martes, 8 de diciembre de 2015
Comentarios desactivados en Solemnidad de la Inmaculada Concepción

4grm_cLeído en Koinonia:

Génesis 3,9-15.20

 Establezco hostilidades entre tu estirpe y la de la mujer

Después que Adán comió del árbol, el Señor llamó al hombre:

– “¿Dónde estás?”

Él contestó:

“Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí.”

El Señor le replicó:

– “¿Quién te informó de que estabas desnudo? ¿Es que has comido del árbol del que te prohibí comer?”

Adán respondió:

– “La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto, y comí.

El Señor dijo a la mujer:

– “¿Qué es lo que has hecho?”

Ella respondió:

– “La serpiente me engañó, y comí.”

El Señor Dios dijo a la serpiente:

“Por haber hecho eso, serás maldita entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza cuando tú la hieras en el talón.”

El hombre llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.

Salmo responsorial: 97

Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.

Los confines de la tierra han contemplado /
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R.

Efesios 1,3-6.11-12

 

Nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya.

Por su medio hemos heredado también nosotros. A esto estábamos destinados por decisión del que hace todo según su voluntad. Y así, nosotros, los que ya esperábamos en Cristo, seremos alabanza de su gloria.

 

Lucas 1,26-38

 

Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo:

“Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.”

Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo:

“No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.”

Y María dijo al ángel:

“¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?”

El ángel le contestó:

“El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.”

María contestó:

“Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.”

Y la dejó el ángel.

Homilía de Monseñor Romero sobre los textos litúrgicos de hoy (8 de Diciembre de 1977)

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Biblia, Espiritualidad ,

Solemnidad de la Inmaculada Concepción

Lunes, 8 de diciembre de 2014
Comentarios desactivados en Solemnidad de la Inmaculada Concepción

4grm_cLeído en Koinonia:

Génesis 3,9-15.20

 Establezco hostilidades entre tu estirpe y la de la mujer

Después que Adán comió del árbol, el Señor llamó al hombre:

– “¿Dónde estás?”

Él contestó:

“Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí.”

El Señor le replicó:

– “¿Quién te informó de que estabas desnudo? ¿Es que has comido del árbol del que te prohibí comer?”

Adán respondió:

– “La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto, y comí.

El Señor dijo a la mujer:

– “¿Qué es lo que has hecho?”

Ella respondió:

– “La serpiente me engañó, y comí.”

El Señor Dios dijo a la serpiente:

“Por haber hecho eso, serás maldita entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza cuando tú la hieras en el talón.”

El hombre llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.

Salmo responsorial: 97

 

Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.

Los confines de la tierra han contemplado /
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R.

Efesios 1,3-6.11-12

 

Nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya.

Por su medio hemos heredado también nosotros. A esto estábamos destinados por decisión del que hace todo según su voluntad. Y así, nosotros, los que ya esperábamos en Cristo, seremos alabanza de su gloria.

 

Lucas 1,26-38

 

Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo:

“Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.”

Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo:

“No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.”

Y María dijo al ángel:

“¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?”

El ángel le contestó:

“El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.”

María contestó:

“Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.”

Y la dejó el ángel.

Homilía de Monseñor Romero sobre los textos litúrgicos de hoy (8 de Diciembre de 1977)

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“Hermana nuestra”, por Gema Juan OCD

Lunes, 8 de diciembre de 2014
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cerezo-corazondemariaDe su blog Juntos Andemos:

En la Galilea del siglo I, pobre y explotada, agitada políticamente y desestimada en lo religioso, sucedieron cosas admirables. Allí, una mujer, María de Nazaret, se convirtió en testigo de algo inmenso: testigo de la entrañable misericordia de Dios. De lo que es y hace ese Dios. De sus costumbres y maneras, de su tendencia a adelantarse y a tomar la iniciativa para bendecir y hacer bien.

María era una mujer de pueblo, y nada más. Su mínima densidad social muestra lo que Dios ve, en qué se fija; y su vida corriente revela cómo ese Dios se abre paso en la historia concreta de los hombres y mujeres, de cualquier época.

Teresa de Lisieux, que sabía poca cosa de crítica textual o de cuestiones historiográficas, intuía algo de todo esto, cuando se sentía atraída por María, al imaginarla mezclándose con las demás mujeres y andando por la vía común. Creía que la «llena de gracia» había vivido pobremente, sin «éxtasis, ni raptos, ni sonoros milagros», y le cantaba: «Tú me haces comprender que no es cosa imposible caminar tras tus huellas».

Cada año, vuelve la «fiesta de la gracia de María», la fiesta que celebra que estuvo envuelta, anticipadamente, en el amor y la fidelidad de Dios. Y celebramos lo que esa gracia especial descubre: que eso es lo que quiere hacer Dios, el camino que quiere recorrer con todos los seres humanos: envolver la vida de todos en ese amor absoluto.

Pero María era, también, una mujer libre y con capacidad de decisión. No se vio forzada por Dios, ni por su gracia anticipada. Y, cuando el Espíritu llamó a su vida, no dio un paso adelante porque no le quedara otro remedio. Dijo: «que se cumpla en mí tu Palabra», y lo hizo desde su fe y su libertad. Así es como pudo el Espíritu crear en ella una vida nueva.

Cuando el Espíritu de Dios encuentra abierta la puerta de la libertad humana y de la confianza, crea, realiza algo nuevo, algo que será un fruto para los demás. Ese es el modo de actuar del Espíritu de Dios, que en María se hace especialmente transparente.

Celebrar la Inmaculada es recordar que hay una buena noticia para todos los seres humanos y es mantener la esperanza en esta tierra. Es revivir la acción poderosa de Dios, poderosa en el amor y fuerte en la fidelidad. Pero conlleva un riesgo: el de perder de vista lo que la Iglesia, con paciencia y profundidad, ha logrado recuperar de María de Nazaret. Todo aquello que llevó a Pablo VI a llamar a la Madre de Jesús, «verdadera hermana nuestra».

Devolver a María su humanidad, en nada disminuye su grandeza. Muestra su hondura –la que puede alcanzar el ser humano– y su inmensa capacidad, su ser imagen de Dios, en definitiva. Y revela la presencia creadora, la fuerza de la Palabra cuando es acogida.

Los escuetos relatos bíblicos dejan el rastro que se puede seguir para acercarse a María. ¿Qué sucedió? Nadie lo sabe exactamente. María aceptó la palabra que Dios le dirigió, dio fe a la presencia del Espíritu y respondió libremente: así se hizo carne Dios.

La magnitud del misterio, no disipa el rigor de la historia ni trastoca mágicamente las circunstancias. Más bien, desvela cómo lo grande se realiza a través de lo pequeño.

La decisión de María cambió la historia de la humanidad, pero tuvo para ella consecuencias graves y la llevó a recorrer un camino difícil. Si conoció la inmensa alegría que nace de vivir con el ancla echada en Dios y de la fe compartida, también vivió la más larga y dolorosa soledad.

Teresa de Jesús recordaba a María al pie de la cruz y decía que estaba allí «no dormida». Hablaba de una mujer despierta en el mundo, consciente del dolor y de las fosas de desesperanza que pueden tragarse a la humanidad, a la vista de la injusticia. Porque lo que María veía era a su hijo, que había sido repudiado sin haber hecho nada malo, hasta el punto de ser torturado y condenado a muerte por los poderes del momento.

El siglo XXI está lleno de Galileas. Lugares desechados, en el tercer mundo y en el primero. Poblados de chabolas, barrios deprimidos, ciudades arrasadas por las guerras, países hundidos bajo dictaduras, de la mano de un hombre o del puño del dinero. Y está, todavía, lleno de mujeres que no pueden levantar la cabeza como lo hizo María: con libertad y dignidad.

Su Cántico es el canto de una mujer verdadera y por eso puede tender la mano a quienes habitan en esos lugares. Su gracia se hace solidaria y se extiende por generaciones, como la misericordia de Dios, que deshace el camino de los poderosos y endereza a los hundidos.

Esta mujer es María Inmaculada, «verdadera hermana nuestra». La mujer de fe, que reclama y sostiene en los creyentes la confianza en Dios, la fe que puede hacer que sigan sucediendo cosas admirables en todas las Galileas.

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