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Magda Bennásar: Un cristianismo post-institucional.

Viernes, 11 de marzo de 2022
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img_20191011_082645«Vuestras noticias confirman lo que hace tiempo observo y experimento, algo que está ocurriendo en gran parte de Europa: una transición cultural y espiritual hacia una forma emergente de Cristianismo post-institucional. Creo que estáis experimentando el futuro y es inspirador asomarse a él a través de vuestra experiencia. Además de experimentarlo, le estáis dando forma y sustancia.»

Esta madrugada nos llegaba esta nota, desde California, de una compañera de comunidad: Fran es Historiadora y Analista y convivió mucho tiempo con la mujer que fundó en 1970 la comunidad a la que pertenecemos: Hermanas Para la Comunidad Cristiana. Fran tiene varios doctorados y es una mujer de pocas palabras, va al grano, casi siempre se olvida de saludar y despedirse… está en lo que está. Digo esto porque si hay alguien que apoya nuestro trabajo, esa es Fran. Casi sin palabras.

Por esto recibir esa nota, ha sido revelador. Que te digan desde fuera lo que ven es una riqueza y una responsabilidad. Somos muchas las personas que Escuchamos al Espíritu para ir dando forma a esa nueva manera de vivir según el siglo XXI, dando cuerpo a un Cristianismo post-institucional.

Ella se refiere a la Comunidad de Magdala. Ese regalo de María de Magdala que nos hizo de una forma concreta dándonos la fuerza para iniciarla en Julio de 2021.

Esa comunidad compuesta de laicos, religiosxs, y ex-religiosas, está emergiendo con sencillez y fuerza. Vemos como las personas, somos 20 ahora y algunas en proceso de pertenencia, vamos adquiriendo autonomía y gozo en un proceso que se basa en una experiencia fundante de sabernos hijxs de Dios, con todas las características que esta identidad aporta: independencia, autodeterminación, asertividad, humildad evangélica para compartir y valorar lo recibido: lo propio y lo de las demás personas.

Un Cristianismo post-institucional requiere de personas que sean conscientes de su llamada desde un Bautismo compartido con el de Jesús, que también sobre nosotrxs pronuncia «Tú eres mi hijx amada, en ti me complazco».

Combinación de encuentros online y presenciales, cuando se puede. Diferentes países y continentes. Respeto, cariño, escucha y transparencia en un compartir la fe, los bienes cuando ha habido necesidad por ejemplo con una Misión empobrecida que asiste un Salesiano en Argentina, miembro de la comunidad de Magdala, y últimamente con nuestras hermanas víctimas del Tifón Ray en Filipinas, en su Granja ecológica destruida totalmente, junto con las dependencias donde viven las hermanas y 85 becarios universitarios que ellas alimentan con el fruto de la granja.

Un Cristianismo post-institucional requiere de personxs que nutren su interioridad y escuchan la palabra creadora de vida para hoy. Personas que conscientes de nuestra limitación y potencial, nos abramos a un acompañamiento en comunidad y personal cuando es necesario, que nos conduce a caminar como discípulxs, y sin tapujos, ofrecer la Palabra pasada por el corazón y hecha carne, donde vivimos.

Un Cristianismo post-institucional clama por una madurez y respeto como adultxs en un mundo donde somos artífices, y donde respetando el pasado y la tradición, bregamos contra corriente por un futuro más ecológico, más igualitario y más digno para todxs.

Un Cristianismo post-institucional fomenta la consulta en la toma de decisiones en un discipulado de iguales donde lo que se acentúa no es la uniformidad sino la riqueza en la variedad que constituimos ese cuerpo-comunidad.

¿Dudas de fe? ¿De qué fe estamos hablando? Fe en una institución que cuando la mayoría de mujeres nos hemos ido nos proponen ¿¿¿el ministerio de la catequesis??? o una sinodalidad que posiblemente si se llevara a término provocaría un cisma, como se vislumbra en Alemania versus Roma?

Queremos que nos traten como adultxs, y si esto no ocurre, y efectivamente no ocurre, el Espíritu abre espacios oxigenados, sin máscaras, ventilados y presenciales, donde cada persona es respetada y escuchada y acompañada por las demás.

Claro, estas cosas no son noticia. Pero para lxs anawim, lxs sin recursos, esto es vida, porque los recursos del Espíritu ofrecen la luz que el evangelio de Marcos nos indica, no la escondáis, la luz tiene como objetivo alumbrar.

Para nosotrxs, la cuadrilla de Magdala, la luz es el regalo que tenemos entre manos. Leer las reflexiones de personas que nunca antes se habían atrevido a expresar lo que sienten, piensan, disfrutan cuando se comunican con el Dios que las habita, es de tal magnitud que «deslumbra». Incluso lxs religiosxs expresan la ausencia de espacio en sus comunidades, donde compartir desde dentro, compartir la Vida que bulle en ellxs. Estas palabras salidas del corazón, expresadas con seriedad y sobriedad, reflejan lo que el Jesús histórico realizaba: pasaba haciendo el bien, curando de soledad y complejos, abriendo ojos cerrados por el sopor de una institución cansina, no-transparente en sus bienes, en su moral…en sus ritos del pasado, en sus deseos de dominar, controlar, trepar. ¡Ay el ansia de poder! ¡Como intoxica las relaciones! Por experiencia no es una infección de los consagrados lo de ansia de poder, es una realidad humana, de la que los laicos también somos víctimas.

La eucaristía de Jesús, el compartir el pan y la Palabra de vida, se realiza de nuevo en las casas, cuando se puede, u online con personas de diferentes continentes y edades, y como decía una mujer de 25 años que se acercó a nuestra pantalla el domingo: «me ha encantado la naturalidad y la autenticidad».

Nosotras no luchamos tanto por la ordenación de la mujer, como por el respeto a la dignidad de bautizados de todxs, para que juntxs, en su nombre, formemos una comunidad de iguales, sin presidencias, sin rituales del pasado, donde cada comunidad pueda, con madurez, elegir a sus representantes y teólogxs para que formen a los más jóvenes, si es que queda alguien interesado, después de la que sigue cayendo.

El cristianismo post-institucional podemos-debemos formatearlo nosotrxs, con docilidad evangélica y tesón, para que todo recupere su equilibrio.

Me emociona pensar que somos herederxs de un legado de mujeres y hombres valientes y llenos del Espíritu. Desde las beguinas a una cadena de personas que han ido deshaciendo, nudo a nudo, las interminables trabas para mantener, sobre todo, a la mujer relegada. Entre ellas me saco el sombrero ante Lillana Kopp, que al implementar las directrices del Concilio Vaticano II se dio cuenta que el vino nuevo pertenecía a odres nuevos, dando forma así, a la comunidad ecuménica que no tiene propiedades, ni superioras, ni ningún tipo de dominio. El empoderamiento es total, y depende de la persona que quiera acogerlo o no. Hoy vemos mujeres que lo de la iglesia ya no les afecta, pero todavía tienen llagas de maridos, jefes, padres…mientras no soltemos ese bagaje no nacerá lo nuevo en nuestra vida.

El peligro es que es más fácil lamerse las heridas, que apostar por la intemperie.

El cristianismo post-institucional lo determinan nuestros procesos y la apertura que tengamos con todo lo que sepa a vino nuevo en odres nuevos.

Bienvenidxs a la comunidad en proceso post-institucional.

Magda Bennásar Oliver, SFCC

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