ORATORIO

Sábado, 21 de marzo de 2020

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La oración es uno de los componentes más vivos del mensaje evangélico. Jesús la ha practicado en su relación con el Padre y nos ha ofrecido un ejemplo extraordinario. Muchos piensan que orar es agarrar a Dios para ponerlo a su alcance o tratar de obtener beneficios y ventajas en provecho propio, y así satisfacer sus deseos y sus esperanzas. La verdad es muy diferente. La oración es entrar en la perspectiva de Dios partiendo de su amor. Es contemplar el rostro de un Padre que mira a sus hijos con ternura. Es encontrar una persona viva y dejarse tocar por su amor.

Orar es para todos una tarea de las más difíciles, es un trabajo exigente, no porque sea superior a nuestras fuerzas, sino porque es una experiencia que no se agota jamás y un camino en el que se permanece siempre discípulo.

La oración es acogida, terreno de adviento del amor de Dios; orar no es tanto amar a Dios, cuanto dejarse amar por Él. Orar es esperar y escuchar, recibir y acoger. Es permanecer en silencio ante el misterio para dejarse amar por Dios, como María que experimenta en su vientre la presencia de Dios. Pero la oración es también movimiento de respuesta a este don, un volver todo el corazón a Dios. La oración es alabanza, acción de gracias, ofrenda, intercesión, fiesta y liturgia de la vida. El núcleo de la oración cristiana es penetrar en el misterio de la filiación divina: estar con Dios en el Espíritu por el Hijo, como el Hijo está en el misterio del Padre. San Pablo nos lo recuerda bien. «Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que grita: ¡Abba! ¡Padre!» (Gal 4,6; cf. Rom 8,15-17; Ef 3,17ss).


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Orar es ponerse en comunión con Dios, para estar en su presencia, que nos penetra y rodea como el aire que respiramos.

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Carlos de Foucauld afirmaba que la oración “Es pensar en dios amándolo”.

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Santa Teresa dice en el capítulo ocho de su autobiografía. “No es otra cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama” (V 8, 5).

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Todo lo que brota del corazón y de la pluma de Santa Teresa del Niño Jesús tiene esa misma autenticidad interior. La única “definición” que nos dejó manifiesta esa espontaneidad: “Para mí, la oración es un impulso del corazón, una simple mirada dirigida al cielo, un grito de agradecimiento y de amor, tanto en medio del sufrimiento como en medio de la alegría. En una palabra, es algo grande, algo sobrenatural, que me dilata el alma y me une a Jesús” (Ms C 25rº).

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San Juan de la Cruz dice que “El mirar de Dios es amar… “Pon los ojos sólo en él y hallarás en él aún más de lo que pides y deseas” (2S 22,5). “Aprende a estar con atención amorosa a Dios, porque el amor fuerte hace que Dios se vuelva a mirarte” (2S 12,8; C31,4).

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Y, por último, fray Martín Lutero, afirmaba que “La oración no es para cambiar los planes de Dios. Es para confiar y descansar en Su soberana voluntad”

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 Es con este sentido por lo que abrimos este espacio  en el que dejar una oración, compartir un sentimiento… O permanecer en silencio  ante Quien sabemos nos ama.

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  1. jose ruben
    Lunes, 13 de agosto de 2018 a las 02:58 | #1

    En este momento me interiorizo entro en mi cuarto, hago silencio acojo tu palabra, Señor, la guardo en mi corazón, con esto me tranquilizo, respiro profundo me quedo quieto unido a Ti.

    Jesús, eres mi Señor, mi todo te agradezco lo que haces por mi, sabes que hay muchas cosas que me inquietan y preocupan, ayúdame a sobrellevar mi día a día, confiando en la misericordia del Padre, en lo bueno que es y que El sabe lo que es mejor para mi.

    Ayúdame a aceptar mis cosas como mi cruz en mi día a día a responder con paciencia, con paz, y tranquilidad, a saberme dar y desgastar en el servicio de los demás, confío en Dios, en el Padre y en Jesús, que no deje de confiar y dar a mis hermanos lo que es necesario para que puedan vivir en justicia y en armonía, concédeme la gracia de hacer las cosas bien y de amar hasta el extremo. Amén.

  2. Domingo, 12 de agosto de 2018 a las 07:20 | #2

    Ilumina, Señor, mi mente para que pueda comprender que la eucaristía es «memorial de la muerte del Señor». En ese pan has puesto «todo deleite», porque en él has puesto toda tu historia de amor conmigo y con el mundo. Con ese pan quieres recordarme todo el amor que sientes por mí, un amor que ha llegado a su cumbre insuperable en la muerte y resurrección de tu Hijo, de suerte que yo no pueda dudar ya nunca.

    Oh Señor, ese pan que recibo con tanta ligereza contiene verdaderamente todo tu amor por mí, contiene el recuerdo de tus maravillas y la cumbre de las maravillas de tu amor. Y contiene asimismo el recuerdo de que este amor tuyo te ha costado mucho y me sugiere que, si deseo amarte a ti y a mis hermanos, no debo reparar en costes.

    Refuerza mi pequeño corazón, demasiado pequeño para comprender; ilumínale sobre los costes del amor, para que no se desanime, para que se reanime, reemprenda el camino, no se achique y esté seguro de que contigo y por ti vale la pena caminar y sudar aún un poco, especialmente cuando tenemos que desarrollar tareas delicadas. ¡Todavía un poco, que la meta no está lejos! Así sea.

  3. jose ruben
    Domingo, 12 de agosto de 2018 a las 03:58 | #3

    Señor hoy iniciamos los talleres de oración y vida, pongo en tus manos a todas las personas que van a acudir para que perseveren, y a los guías que los imparten para que sean files en el anuncio del Reino y del Evangelio, que seamos buenos mensajeros.

    Jesús Tú eres el pan verdadero que baja del cielo, si como de ti no tengo hambre jamás, dame la gracia de partir y compartirme en el servicio de mis hermanos, Jesús nadie va al Padre si no es por Ti que nos lo enseñaste, llévame a esa intimidad con el Padre, fortaleza y unión.

    Jesús conoces mis ilusiones mis miedos e inseguridades, Tu eres el pan de Vida. Amén.

  4. Sábado, 11 de agosto de 2018 a las 07:28 | #4

    Hoy, Señor, me pongo en oración con las palabras de nuestra hermana Clara:

    «Vete segura en paz, porque tendrás buena escolta: el que te creó, antes te santificó y, después de que te creó, puso en ti el Espíritu Santo, y siempre te ha mirado como la madre al hijo a quien ama». Y añadió: «¡Bendito seas Tú, Señor, porque me has creado!» («Proceso de canonización de santa Clara», 3,20, en Fuentes franciscanas, Padua 1982, 2.332).

    Así sea, Señor, ir en esa paz que sólo Tú puedes dar…

  5. jose ruben
    Sábado, 11 de agosto de 2018 a las 02:26 | #5

    Señor, este día me retiro en silencio, espero estar en contacto contigo, te suplico me ilumines, aclares mi mente, y pueda tomar la mejor decisión, creo aumenta mi Fe, ayúdame a ser justo, sincero y veras, a practicar misericordia con quien esta a mi lado, que en este día, te encuentre en la naturaleza en el silencio, sobre sobre todo en mi interior, manda mondas de amor a mi corazón.

    A mí personalmente no me desaniman sino que me reconfortan las escenas del Evangelio en que veo flaquear de alguna manera a los discípulos.

    Eso no me desanima porque me hace entender que también mis flaquezas tienen un lugar en la Biblia. Y en cambio me reconforta, porque me fascina ver cómo en cada caso Dios tiene un modo de abrirme a su amor, su poder y su bondad… incluso si para llevarme a ello tiene que regañarme un poco.

    ¿Jesús, el impaciente?

    Las expresiones que escucho hoy no son frecuentes en labios de Jesús. Casi pueden extrañarme: “¿Hasta cuándo estaré con esta gente incrédula y perversa? ¿Hasta cuándo tendré que aguantarla?”. Y es natural que me pregunte: ¿Qué pasó? ¿Se le agotaba la paciencia al Profeta de Nazaret?

    Creo que a veces me imagino la paciencia como “no sentir”. Una persona paciente y virtuosa debería ser una paciencia que, o no siente, o disimula lo que siente.

    Ese “¿hasta cuándo?” de Jesús debe hacerme reflexionar. Lejos de reprocharle que expanda su corazón y me deje saber su amargura, reflexiono en la verdad de su carne, que por mi padeció, y en la verdad de su dolor continuo, que reprocha y corrige mi indolencia.

    Dame paciencia, serenidad amado Jesús, abre mi corazón y enséñame a ser humilde. Así sea.

  6. jose ruben
    Viernes, 10 de agosto de 2018 a las 01:27 | #6

    Unirme a Ti, Señor, es lo mejor que me pasa, es cuando me das animo , me fortaleces, abre mis oídos a tu palabra, mi mente a este encuentro y con mi silencio te digo todo.

    “Perder mi vida” me da miedo estas palabras tuyas, Jesús, pero perder mi vida en mis noches oscuras, mis silencios en la oración, mi desierto de la vida, mi sequedad al alejarme tantas veces de Ti. Perder mi vida es abandonar mis comodidades, mi seguridad, es aventurarme, es confiar en Dios, es abandonar todo, aceptar todo confiando en el amor de Dios en su misericordia. Cuántas veces yo me resisto a perder mi vida… muchas, te ruego que me ayudes a comprender y asimilar esto a darme y desgastarme hasta lo ultimo en el servicio, en la entrega por mis hermanos, en el anuncio del Reino de tu Evangelio.

    Perder mi vida es lo que me está pasando ahora, el soltar y dejar mis resentimientos y rencores, lo que yo quería no se pudo hacer, el intento de estar con alguien no fue posible, hoy cargo mi cruz y te sigo, me uno y entrego a Ti, aceptando todo y sabiendo que perdiendo mi vida la podre salvar, amén.

  7. Jueves, 9 de agosto de 2018 a las 07:03 | #7

    Señor, ¿debo ser como un niño del evangelio? ¿Yo, Señor, a quien tanto gusta mandar y hacer que los otros se plieguen a mi voluntad? ¿Yo, que deseo ser el más grande? ¿Yo, que deseo tener siempre razón y obligar a los otros a callar para hacerme escuchar el primero?

    ¿Yo, que estallo de cólera para conseguir imponer mis caprichos? ¿Precisamente yo, Señor?

    Tómame, Señor, como aprendiz, para llegar a ser un niño del evangelio. Enséñame tu mandamiento: a amar a Dios sobre todas las cosas y a servir al prójimo en primer lugar. Enséñame a estar atento a tu Palabra, que cambia la vida. Llévame lejos del orgullo y de la mentira. Instruye mi espíritu para que pueda buscarte y seguirte con todo el corazón. ¡Oh Señor, me gustaría tanto llegar a ser un niño del evangelio! (Ch. Singer – A. Hari, Encontrar a Jesucristo hoy, Editorial Verbo Divino, Estella 1993]).

  8. Miércoles, 8 de agosto de 2018 a las 09:31 | #8

    En tu Providencia, oh Dios, enviaste a la humanidad sedienta a santo Domingo, heraldo de tu verdad, tomada de la fuente del Salvador. Sostenido siempre por la Madre de tu Hijo y abrasado de celo por las almas, asumió para sí y para sus discípulos, recogidos por el Espíritu Santo, el ministerio del Verbo, llevando a Cristo con la doctrina y con el ejemplo a innumerables hermanos.

    Atento a hablar contigo y de ti, creció en la sabiduría y, haciendo brotar el apostolado de la contemplación, se consagró totalmente a la renovación de la Iglesia…

    Para el esplendor y la defensa de la misma, quisiste que restableciera la vida de los apóstoles. Él, siguiendo las huellas del Cristo pobre, con la predicación volvió a llamar a los errantes a la verdad evangélica y conquistó para Cristo a innumerables hermanos; reunió con sabiduría en torno a sí a otros discípulos, a fin de que sostenidos por la luz de la ciencia se consagraran a la salvación de la humanidad (de los dos Prefacios del rito dominicano, que celebran la gloria de santo Domingo). Así sea.

  9. Martes, 7 de agosto de 2018 a las 09:56 | #9

    Señor, nos gustaría vivir en tu presencia, como Moisés, tu siervo amigo; como Jesús, tú Hijo amadísimo. Sabemos que, para Moisés, la tienda era el lugar del encuentro.

    Mas para Jesús, también el cosmos era la tienda cubierta por la bóveda celeste, iluminada por las estrellas brillantes, lugar de la presencia de nuestro inmenso Padre y Creador.

    Concédenos experimentar en la oración, prolongada también algunas veces durante la noche, tu viva participación en los acontecimientos de nuestra vida cotidiana; concédenos sentir que siempre estás despierto para escuchar y acoger nuestra súplica. Queremos ser como Moisés, que hablaba contigo como un amigo habla con su amigo. Más aún, como Jesús, inmerso en tu corazón de Padre.

    Concédenos la sabiduría de una oración de súplica como la de Pedro: «¡Señor, sálvame!». Pero también la generosa intercesión de la oración de Moisés por todas aquellas personas a las que amamos y queremos que se salven en el cuerpo y en el espíritu: «¡Oh Dios, sánalas, por favor!». Así sea.

  10. Domingo, 5 de agosto de 2018 a las 06:05 | #10

    Fíjate, Señor, cómo ciertos pasos resultan difíciles. Y tú lo sabes bien, porque has puesto en nosotros el instinto de conservación, que es una de las fuerzas más poderosas que rigen la vida. Hoy te pido que hagas más poderoso aún este instinto, a saber: que lo extiendas a la Vida, a la vida que tú prometes, a la vida que debe durar para siempre, de suerte que pueda sentir dentro de mí las razones del corazón, las razones de la Vida, la pregunta sobre el cómo alimentarla.

    Te pido que me hagas percibir este instinto vital superior al menos con la misma fuerza que el natural, para que mis decisiones sean prudentes y sabias, no ligadas sólo al sentido común, y tampoco estén dictadas por la facilidad para creer cualquier propuesta milagrera.

    Otra cosa te pido aún: concédeme el espíritu de discernimiento, para que sepa distinguir entre la verdadera fe y las ilusiones, el carácter razonable de mi modo de pensar y la apertura a tu posible acción en el mundo.

    Haz, oh Señor, que no desista nunca de ser un hombre bien arraigado en la realidad y, al mismo tiempo, abierto también a tu Realidad, a ti, que puedes sorprenderme y venir a mi encuentro en cualquier momento; a ti, que puedes dar la vuelta en un instante a la marcha normal de las cosas, para plantearme la pregunta radical sobre en qué pongo mi confianza. Así sea.

  11. Sábado, 4 de agosto de 2018 a las 08:01 | #11

    Hoy, Señor, quiero orar con las palabras de este gran obispo… ojalá pueda yo tener estos sentimientos…

    Para los que se han especializado en el arte de descubrir el lado bueno en cada criatura, ninguna es sólo maldad. Para los que se han especializado en el arte de descubrir el alma de verdad que hay en cada ideología, la inteligencia no es capaz de adherirse aferrar total.

    No has de temer a la verdad, porque, aunque pueda parecerte dura y herirte de muerte, es auténtica. Has nacido para ella. Si intentas encontrarla, si dialogas con ella, si la amas, no hay mejor amiga ni hermana mejor.

    Hasta el fondo, no te detengas. Es una gracia divina empezar bien. Pero es una gracia mayor aún continuar por el buen camino, mantener el ritmo… Ahora bien, la gracia de las gracias es no perderse y, resistiendo aún o dejando ya de hacerlo, a jirones, a pedazos, ir hasta el fondo. Heladera Cámara.

    El desierto es fértil, Sígueme, Salamanca 1986

  12. Viernes, 3 de agosto de 2018 a las 06:48 | #12

    ¡Haz Que te conozca, Señor! No quiero quedar encerrado en las angustias de mis ideas sobre ti, unas ideas tan mezquinas, tan limitadas… Haz que te conozca como eres, en tu belleza, en tu verdad, en tu sencillez.

    Haz que te conozca. Y para ello, Señor, libérame de los sucedáneos de los que me rodeo, de las falsas certezas en las que me apoyo. Deseo, quiero declarar mi fe en ti,

    Señor siempre sorprendente, que remueves mis certezas construidas a la medida de mi tranquilo vivir. Oh Dios, a quien tengo miedo de entregarme y cuya falta me consume; Dios de mi mediocridad y de mi nostalgia del absoluto; Dios que caminaste en Jesús entre nosotros y exaltaste nuestra vida, haz que te conozca, porque, oh Señor de mi vida, creo en ti. Amén.

  13. Jueves, 2 de agosto de 2018 a las 06:20 | #13

    Gracias, Dios mío, por el cuidado que tienes conmigo: no dejas que me falte nada para que pueda conocerte y responder a tu don de amor. Tú me has creado y me custodias en la vida, una vida que me dejas libre de orientar como quiero. Sin embargo, tú sabes cuál es mi verdadero bien y espías angustiado mis movimientos, sufriendo cuando me cierro al amor. Al final del tiempo mirarás conmigo mi vida, recorriendo sus momentos uno tras otro.

    Gracias, Señor, por hacerme comprender hoy que con el presente preparo el futuro. Con mi presente, vivido en docilidad a ti, a tu don, a tu Palabra. Gracias, Señor, por tenerme en tus manos.

  14. jose ruben
    Jueves, 2 de agosto de 2018 a las 03:39 | #14

    Señor unido a Ti en este momento en silencio y postrado a tus plantas pongo todo lo que tengo y lo que soy, pongo a mis hermanos de comunidad de cristianosgays , a mis familiares, conocidos, y a todos los que necesitan de tu apoyo y de tu consuelo.

    Me pongo en tus manos como mi alfarero, hay tanto que moldear, tanto que corregir en mi hechura, tantas imperfecciones, en momentos muchas cosas me salen mal, yo mismo tengo actitudes de desprecio, de cansancio de no hacer nada, es cuando tengo la certeza de que Tú, Señor, mi buen alfarero me rompes, me moldeas, me haces de nuevo con las cosas que tu quieres que vea a tu modo, permite que me deje moldear a tu modo y me comprometa contigo, amén.

  15. jose ruben
    Miércoles, 1 de agosto de 2018 a las 04:06 | #15

    Me pongo en tu presencia, Señor, abre mi mente, oídos y corazón, a la escucha de tu palabra, hago silencio, te escucho.

    “El Reino de los cielos se parece, a un tesoro escondido” Jesús, pasaste enseñando cómo comunicarme con el Padre, y cómo buscar el reino, cómo estar en la eterna búsqueda, cómo anunciarlo, sé que muchas veces lo tengo delante de mi, lo entierro, no lo veo, paso de largo, me dices que es prioritario y esencial que lo busque y lo encuentre y una vez hecho esto que lo anuncie. Tantas veces me niego a salir a decir mira… el Reino esta aquí, pero sé que para ello es necesario que haga silencio, que entre en contacto contigo por medio de la oración, que a los que me rodean, les diga: confía, siempre confía, el Padre nunca defrauda, Él está siempre atento a tus necesidades, Este es el Reino de los cielos, encontrarlos es como encontrar el tesoro y esa perla fina que es dar todo, vender todo con tal de tenerla.

    Lo verdaderamente importante es encontrar a Dios, que habite en mi corazón y que lo pueda trasmitir en acciones de vida y con los que están cercanos a mi, Señor, dame tu gracia, para no dejar de buscarte y sobre todo encontrarte en el silencio, en las pequeñas cosas, en lo más intimo de mi ser. Así sea.

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