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Abogado de la víctima de la violación múltipe de Sabadell: «No, no pudieron ser relaciones consentidas porque la víctima es lesbiana»

Miércoles, 14 de abril de 2021
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FXEXD3D2QRFBNI2CH2U27HSTZELa Audiencia de Barcelona juzgó entre el pasado martes y miércoles a los nueve jóvenes acusados de agredir sexualmente o favorecer la violación de una chica de 18 años una nave industrial abandonada de Sabadell en febrero del 2019. Los cuatro principales procesados se enfrentan a penas de entre 37 y 41 años de prisión, además de la expulsión del país. 

El interrogatorio al que fue sometida la víctima de la conocida como la Manada de Sabadell la pasada semana por parte del fiscal,  ha indignado y vuelve a poner sobre la mesa la falta de formación de jueces y fiscales en materia de violencia sexual. El martes fue el turno de declaración la víctima, que ahora tiene 20 años de edad. Durante la primera sesión del juicio, el fiscal  sometió a la joven a un duro interrogatorio, marcado por constantes interrupciones y poniendo en duda su relato, mientras la víctima relataba cómo la violaron con la voz ahogada en lágrimas.

En este caso no sólo el interrogatorio de la fiscalía y de las defensas de los acusados levantaron ampollas, sino el hecho de que durante los tres días que duró la vista, se conociera prácticamente todo de la víctima: su nombre y apellidos, su voz, su orientación sexual…

A. vivió hace dos años una de las experiencias más brutales y terribles que una persona puede sufrir. Una violación en grupo, perpetuada por quienes se conocen en los medios de comunicación como «la manada de Sabadell».

En ese momento A. tenía solo 18 años. Actualmente se celebra el juicio contra los 3 presuntos autores de la violación y una cuarta persona que no participó activamente, pero que no hizo nada para impedirlo.

A. no solo ha tenido que soportar la brutal agresión de febrero de 2019, sino que además un juicio con preguntas innecesarias y absurdas que nuevamente ponen el foco de culpa en la víctima. “Hay un agitado debate y polarización entre quienes dicen que ha sido un interrogatorio ‘impecable’ y quienes pensamos se ha construido una atmósfera ciertamente hostil para la víctima. La reiteración de alguna preguntas, muchas de las cuales eran prescindibles, así como el tono inquisitivo con el que se realizaban y por la intensidad del interrogatorio, parecen haber traspasado una fina línea hasta el punto de crear una victimización secundaria”, declara a Público Lucía Avilés, magistrada y portavoz de la Asociación de Mujeres Juezas de España.

Entre los argumentos de la defensa se encuentra que fueron relaciones sexuales consentidas, lo que el abogado de A. ha desmontado rápidamente: “Mi clienta no se siente atraída por este género ni por estas personas porque es homosexual·. Por su parte el letrado ha alabado la actitud de A. «que ha intentado no ser derrotada por este hecho y que ha podido levantar el ánimo y seguir estudiando y llevando una vida normal».

La víctima la violación múltiple ha relatado ante el juez la brutalidad de la agresión sexual, en que asegura que participaron tres personas de manera activa. La chica ha relatado cómo fue asaltada y acorralada de madrugada en el centro de la ciudad y arrastrada hasta un local donde había cinco individuos más.

“Tenía mucho miedo, no sabía si me iban a matar”, ha explicado en la primera sesión del juicio, donde ha explicado que a pesar de que estaba temblando y paralizada, tres hombres la penetraron vaginalmente, la obligaron a hacer felaciones y uno de ellos también la penetró analmente. La víctima se ha mostrado muy afectada por los hechos y ha explicado que sufre secuelas psicológicas desde aquella noche.

Cuando la joven de ahora 20 años recuerda los hechos, el día que salía de un bar donde celebraban el cumpleaños de un amigo y se dirigía a su casa, un hombre la abordó bruscamente. “Me puso contra la pared a la fuerza. Me quedé impactada y bloqueada. Me empezó a dar besos por el cuerpo de forma violenta y brusca. Le decía que parara. Tenía miedo. Me empezó a levantar la sudadera y a introducirme los dedos en la vagina”, cuenta. El hombre la sujetó y la condujo hasta la fábrica abandonada donde él y otros dos individuos la violaron. Los agresores, de origen magrebí, estaban en el bar donde A. celebraba el cumpleaños con sus amigos. Según relata, cada vez que iba a la barra o al baño ellos hacían comentarios machistas sobre lo guapa que era o sobre su culo. Una vez dentro de la nave, en la sala principal, el individuo que había asaltado a la joven en la calle se separó y dijo a los otros jóvenes que la violaría. La joven, a unos metros, estaba acurrucada en el suelo, aturdida y asustada, e incluso se orinó encima.  No sabía si la iban a matar.

El mismo hombre que la llevó a la nave la cogió y la condujo a un pequeño habitáculo, separado de la sala principal por una cortina. Tiró a la chica a un sofá, le bajó los pantalones y la ropa interior y la violó, a pesar de la resistencia de la joven.  Una vez acabó, salió del habitáculo mientras la chica seguía dentro completamente aturdida y sin poderse mover. Acto seguido entró al espacio uno de los jóvenes que esperaba fuera, a quien no se ha podido identificar, y también violó a la chica. Finalmente, otro de los acusados hizo lo mismo. Cuando acabó el tercero, le dijo a la chica que se vistiera y la sacó de la nave.

Cuando la dejaron ir, ya en la calle, hacia las 7.30 horas, uno de ellos la siguió para saber dónde vivía, y en un momento de descuido, la chica se pudo escapar de este joven y pudo correr hacia un garaje del cual salía un vehículo, al cual entró. Los ocupantes la auxiliaron y la llevaron a la Policía Local.

“¿Por qué caminaban en zigzag, fue decisión suya o del individuo que la acompañaba?”, pregunta la abogada de uno de los acusados. “Es que no me acompaña, me lleva a la fuerza”. La abogada insiste: “¿Y no pudo chillar?” A. salva la situación, pero queda al borde del llanto: “No, porque estaba coaccionada, temí por mi vida…”, según relata el diario El País.

La misma noche de los hechos, la Policía Local pudo detener a seis chicos, acusados de haber participado en la violación múltiple. Al día siguiente, los Mossos d’Esquadra detuvieron al séptimo sospechoso y dos días más tarde caía el octavo hombre. A finales de febrero, los Mossos pudieron detener al noveno sospechoso. Después de prestar declaración, el juez ordenó el ingreso en prisión de uno de los detenidos, que sería uno de los tres autores materiales de la violación, mientras que los otros ocho quedaron en libertad con cargos.

Aun así, la investigación posterior habría demostrado que uno de estos ocho hombres podría ser el segundo autor material de la violación. El joven aprovechó su situación de libertad y huyó, por lo cual se dictó una orden de detención internacional para intentar capturarlo. A día de hoy, el hombre continúa huido. Quien tampoco ha sido capturado es el tercer autor material de la violación. La víctima en todo momento habló de tres hombres, pero hasta el momento la investigación solo ha podido identificar y localizar a dos.

El abogado de la víctima, Jorge Albertini, en declaraciones a los medios a las puertas de la Audiencia de Barcelona y justo antes del inicio del juicio, ha destacado que su clienta es “muy valiente” de explicar en sede judicial el que pasó, y ha dicho que confía en que los acusados acaben cumpliendo condena.

“Lógicamente el acto de tener que enfrentarte una vez más a los agresores y tener que explicar una vez más todo el que pasó es traumático, pero no hay mejor terapia que explicar lo que sucedió en un juicio y buscar justicia”, ha dicho.  Así mismo, el abogado ha aseverado que ninguno de los acusados tendría que haber sido en libertad “en ningún caso” y afirma que, a pesar de que uno de los autores no pudo ser identificado, sí tienen su ADN. Respecto al que está en rebeldía y tiene una orden de captura internacional, ha señalado que en cualquier momento puede ser detenido. Albertini también ha subrayado que los cooperadores necesarios fueron partícipes, puesto que no hicieron absolutamente nada para impedir la agresión y por tanto “tienen el mismo carácter que el autor”.

La fiscalía pide para ellos entre 37 y 41 años de prisión. Por todo esto, la fiscalía acusa a Mohamed A. de un delito de agresión sexual como autor y de dos más como cooperador necesario. A los otros tres acusados les atribuye tres delitos de agresión sexual como cooperadores necesarios. Uno de estos cuatro acusados está en rebeldía, dos están en prisión preventiva y otro está en libertad provisional. A tres de los acusados les pide 41 años y medio de prisión, mientras que al cuarto le pide 37 años y medio de prisión.

A los cuatro también les pide cinco años de libertad vigilada, prohibición de acercarse o comunicarse con la víctima durante cinco años más, limitación de los beneficios penitenciarios y que cuando obtengan el tercer grado o la libertad condicional sean expulsados del estado español y no puedan volver durante diez años. El ministerio público solicita que entre todos paguen 60.000 euros a la víctima en concepto de daños físicos, psicológicos y morales.

Esperamos que caiga sobre los culpables todo el peso de la ley.

 

Fuente El País, Público, vía Oveja Rosa

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