Querido hermano, te deseo un muy feliz día sintiendo la caricia y la ternura De Dios.
Doy gracias inmensas al Padre por haberte puesto en mi camino, por poder compartir tantas cosas.
Todas las mañanas te leo antes de dar paso a esa luz diaria que alimenta el Oratorio y es como el invitatorio a la Lectio que viene luego... Gracias por ponerme, tan de mañana, junto al Hijo...
Gracias José Rubén. Que el buen Dios te cuide.
Un abrazo
Mudejarillo
País Vasco