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Pamplona...

(5 mensajes)
  1. Ayer supe de la triste noticia de la "obra" que en una exposición se ha exhibido utilizando 252 formas consagradas que el "artista" ha ido robando en otras tantas comuniones...

    No se muy bien como tratar el tema... Llevo desde ayer meditando esta acción tan lamentable.

    No hay ninguna confesión cristiana que no haga una conmemoración del: Tomad y comer... Tomad y bebed..." El hecho que este individuo haya tomado algo tan intimo dentro del sentir de cuantos creemos en la Presencia de Cristo en la Eucaristía y dentro del contexto de esta país es significativo. Pero también me ha llevado a pensar en la responsabilidad que los ministros tenemos en el modo de tratar al Señor en el Sacramento. Quizá hayamos quitado importancia y eliminado el misterio. No sé, como ya dije al principio no se muy bien como tratar este tema tan triste

    Un abrazo
    D.G.;Zaragoza

    Publicado hace 8 años #
  2. Estoy contigo, Dorian, me ha parecido una estúpida agresión a tantas y tantas personas que uno no deja de pensar cuánto odio puede acumularse en el interior de las personas...

    ¿Es necesario, para criticar la postura de la jerarquía eclesial ofender a tantas personas?

    No lo entiendo...

    Un abrazo

    Publicado hace 8 años #
  3. Daniel Valero
    Miembro

    Fíjate, querido Dorian, que en este caso como en otros similares, me parece más importante la reacción de quienes se sienten atacados por tales acciones. Podemos decir que el autor es mediocre, provocador, que busca fama a toda costa, ha conseguido una repercusión muy beneficiosa, muchas cosas. Veo más acuciante la necesidad de educar a la gente en el verdadero significado de la eucaristía que a fomentar misterio. ¿Por qué? porque supuestos cristianos han insultado con palabras tremendas, han amenazado de muerte, han dado y están dando un espectáculo lamentable de fanáticos descerebrados.
    Como seguidores de Jesús, sabemos, ya sea que creamos en una presencia real o no en la eucaristía, que por muy consagrada que esté una forma, solo adquiere su verdadero significado para quien así la toma con esa conciencia y sentimiento. Por muy consagrada que esté una forma, para quien no cree en ese significado, carece de esa relevancia. Pretender que los demás tengan nuestros sentimientos es en el mejor de los casos ingenuo, en el peor, como se está viendo, impositivo. Si somos capaces de comportarnos como matones por que alguien utilice inadecuadamente, alguno de nuestros símbolos, por muy importante que sea, es que no hemos comprendido nada. Seremos como los idólatras, como los fanáticos, pero no comprendemos a Jesús y a lo que representa la comunión. Quien quiere adorar a Dios, debe hacerlo en espíritu y verdad, no a mamporrazos.

    Publicado hace 8 años #
  4. Jordi V
    Miembro

    He estado dándole vueltas, y después de leer lo que dice Dani, creo que no puedo añadir nada más a lo que quería decir.

    Entiendo a las personas que se han sentido heridas. Evidentemente que yo no hubiera hecho algo semejante. Pero seguro que si me hubiera sentido herido, no hubiera reaccionado como muchas de ellas: desde las amenazas a la "misa de desagravio"... no sé, me recuerda aquel dicho de uno que señalaba al cielo y la gente se quedaba mirando el dedo, no sé si me explico...

    Publicado hace 8 años #
  5. Jordi V
    Miembro

    Acabo de leer este artículo de Pagola, que comparto plenamente:

    (Javier Pagola, en Diario de Noticias de Navarra).- También a mí me hace daño el mal trato a un símbolo religioso importante. Pero yo no usaré superlativos, ni acudiré a actos de desagravios, ni solicitaré que se abran causas por delito penal, ni advertiré a nadie de exclusión.

    Más bien reflexionaré sobre qué comportamiento tenemos algunos laicos y qué cosas no hacen bien la iglesia y sus autoridades.

    Defiendo la libertad de expresión pero discrepo de confundirla con una actividad que me parece zafia y calculada y que no beneficia a la convivencia. Ya sé que el arte no tiene por qué coincidir con el buen gusto. He leído, por ejemplo, la sugerente Historia de la fealdad de Umberto Eco. Yo más bien pienso que el arte debe provocar, sí, pero además aportar intensidad y abrirnos a modos nuevos de ver, sentir y actuar.
    Reconozco en este asunto el oportuno saber estar y decir de nuestro alcalde Asiron, que tiene todo mi reconocimiento.

    Hablando también de libertad de expresión, pediría que nuestros periódicos digitales diarios pidan, como hacen los impresos, que quienes escriben en sus secciones de opinión se identifiquen con nombre y apellidos y no se escondan en seudónimos en una retahíla, a veces redundante y acaparada por los mismos, que aporta poca propuesta y destila a menudo pura intolerancia. ¿Me llamarán censor por pedir eso?

    Y me vienen a pelo, en este tiempo de negación de derechos humanos a refugiados y emigrantes y de estigmatización de mahometanos, una recientes palabras del fronterizo Santiago Agrelo, franciscano y arzobispo de Tánger: "Son muchos los hombres y mujeres que se consideran cristianos y que estarían dispuestos a pelearse hasta ofender, hasta perseguir, puede que hasta a odiar, por la precisión en la formulación de una doctrina y que, sin embargo, miran con indiferencia y pasan de largo ante el hermano que yace medio muerto en el camino a donde van".

    Yo sigo queriendo una iglesia buena samaritana, abierta, comprensiva, colaboradora en las mejores causas, servidora de la humanidad y que no reclama privilegios para sí misma.

    Publicado hace 8 años #

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