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"Las malas compañías"

(4 mensajes)
  1. Bernardo Yoel
    Miembro

    hentai: Felicidades por tantos años de fidelidad a "Cristianos gays".
    .....................

    El Abad Ferran se sintió sorprendido. Nunca lo ha llamado el obispo a su palacio episcopal. Es curioso pero lo que hacen en el monasterio parece llegar a muchos oídos, entre otros episcopales.
    El obispo recibió a Ferran con cara adusta y le dijo:
    Estoy muy disgustado. Llegan a mis oídos que vas con personas de mala reputación, ateas, agnósticas y poco amigas de la iglesia. Te rodeas de malas compañías.
    El Abad miró la silla que se encontraba ante el escritorio episcopal, pero no se sentó por que no había sido invitado a hacerlo. Sonrió pícaramente y dijo:

    -¿Malas compañías? Me relaciono con aquellos y aquellas que se me acercan. Me relaciono con hijos de Dios. ¿Buenos? ¿Nalos? Ateos? Creyentes? No pienso en ello cuando se me acercan. Esos calificativos son producto de nuestro juicio. Esas personas son "ellas". Los calificativos se los añadimos nosotros según nuestras conveniencias. Si se parecen a nosotros, si nos son útiles, si son una amenaza o nos son poco gratos, los calificamos de buenos o malos...

    -Lo interrumpió el obispo carraspeando y dijo:
    -Se te ha visto con homosexuales, con colectivos que critican a la iglesia, con gente de izquierdas....¿Eso no son malas compañías?

    Guardó el Abad un momento de silencio interrumpido por las campanas de la catedral.
    A Jesús, los fariseos preguntaron a los discípulos por que Jesús comía con publicanos y pecadores, las malas compañías de hoy. No es que yo quiera ponerme a su altura, pero como discípulo quiero parecerme a Él. Y Él nos enseñó que el Buen Pastor busca las ovejas. No está sentado detrás de un escritorio esperando que vengan. Si juzgamos a una persona como mala la alejamos, no la acercamos. Si miramos a las personas con la lente del juicio, nos rodeamos de los que nos adulan, de los que piensan como nosotros y perderemos para siempre a todas las otras personas tanto o más valiosas que las que nos rodean habitualmente.

    El obispo quedó pensativo, y antes de que pudiera responder, el Abad concluyó.

    -No tenga miedo de salir de palacio. No rehuya las personas que le parecen malas. Se llevará una sorpresa y, además, seguirá el camino de aquel a quien representa, que comía y bebía con publicanos y pecadores.

    YOEL.c.g. Valencia

    Publicado hace 7 años #
  2. hentai
    Miembro

    Gracias Bernardo. Y sobretodo, gracias por estos cinco años de darme la oportunidad de leer cosas que me han hecho reflexionar mucho a veces...

    Publicado hace 7 años #
  3. Visibles
    Miembro

    Querido Bernardo Yoel:

    Tus reflexiones, como es habitual, manifiestan una necesaria dosis de sentido común y sensatez que al menos a mi, me ayuda a lidiar con mejor tono ciertas situaciones cotidianas. Por eso te agradezco -una vez más- el empeño que pones en divulgar sabiamente tu experiencia a los que no tenemos tanta.

    Cuando pienso en las malas compañías en el sentido que Jesús indica -y que tú compartes-, estoy de acuerdo con tu reflexión. Las compañías no son "malas" necesariamente, y la razón de ello es que somos nosotros quienes subjetivamente las calificamos como "malas", en la medida en que no se ajustan a nuestros intereses. Por eso, emitir juicios de valor contra las personas que nos rodean es en cierta medida, discriminar, y es algo que debe encender nuestra luz roja de alarma y hacernos pensar si realmente es justo que nosotros juzguemos a los demás. No cabe duda que cuando juzgamos al otro, nos juzgamos a nosotros mismos, y pecamos de soberbia.

    Pero ahora voy a añadir una cosa que no puedo pasar por alto. En mi experiencia, he conocido a personas realmente malas. O quizá no fueran malas, pero son personas que han causado gran daño a otras. Daño deliberado, daño innecesario, daño cruel. Personas que no tenían bondad en sus corazones. Personas que ennegrecían el amor y la bondad de los otros, y tergiversaban la realidad para hacer daño. Puro y absoluto daño, de manera gratuita.

    Con esas personas, la experiencia me ha enseñado que no estoy preparado para ayudarlas. La experiencia (poca, pero suficiente) me ha enseñado que cuando una persona no quiere recibir ayuda, o no se deja ayudar, es inútil intentarlo. Y que cuanto más empeño pones en ayudarla, más dolor recibes en tu corazón. Más incomprensión. Más frustración. Por eso creo necesario discernir entre aquellas personas que cometen errores pero tienen una voluntad sana de enmendarse y afrontar su vida con responsabilidad -esos merecen toda la ayuda del mundo-. Y discernir en cambio, aquellos que carecen de los más elementales valores humanos -compasión, respeto, discreción, empatía, bondad- y enfocan sus esfuerzos a provocar el sufrimiento de otras personas. A ese tipo de individuos, lo único que puede servir es tenerlos bien lejos. Porque la simple proximidad a esos individuos, gente tóxica, gente enferma, es suficiente para marchitar los buenos sentimientos del alma, y convertir la vida en un auténtico infierno.

    Mi buen Bernardo Yoel, te deseo toda la paz del Señor y te tengo en mi oración. Recibe un fuerte abrazo desde Reino Unido.

    Un abrazo.
    Reino Unido.
    Miércoles, 19 de octubre de 2016.
    VISIBLES.

    Publicado hace 7 años #
  4. Bernardo Yoel
    Miembro

    Visible: Hay gente "tóxica" que puede dejar marcas para toda la vida. La hay que deja heridas tan profundas que cuando menos lo pensamos vuelven abrirse. Te comento esto con el corazón en la mano. Por experiencia a esas personas "tóxicas" en algún momento puntual de necesidad las escuchamos o tendemos la mano. Aunque la herida continua.

    YOEL. Valencia

    Publicado hace 7 años #

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