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Palabra clave: ‘Carlos de Foucauld’

Gritar el Evangelio con la vida.

Martes, 10 de noviembre de 2020
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Carlos de Foucauld, este hombre, de vida agitada, de sueños imposibles… que sólo encontró la tranquilidad sumergiéndose en la vida oculta de Nazaret… Jesús, su Amado, lo acompañó en un itinerario de abandono absoluto, llegando a ser el “Hermano Universal“·

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Es preciso gritar el Evangelio con la vida: Toda nuestra vida, por más callada que sea, la vida de Nazaret, la vida del desierto, tanto como la vida pública, deben ser una predicación del evangelio mediante el ejemplo; toda nuestra existencia, todo nuestro ser debe gritar el Evangelio sobre los tejados; toda nuestra persona tiene que respirar Jesús, todos nuestros actos, toda nuestra vida, deben gritar que pertenecemos a Jesús, deben presentar la imagen de la vida evangélica, todo nuestro ser debe ser una predicación viva, un reflejo de Jesús, algo que grite “Jesús”, que haga ver a Jesús, que resplandezca como imagen de Jesús.”

*

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“…alabar a Dios es derretirse a sus pies

en palabras de admiración y de amor…

la alabanza forma parte esencial del amor.

Señor mío y Dios mío,

enséñame a encontrar toda mi alegría en alabarte,

es decir,

repetirte sin fin que te amo infinitamente .

*

Carlos de Foucauld

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Jesús fue un laico

Viernes, 16 de octubre de 2020
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“Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”
(Jn. 1,14)

Jesús comenzó un proceso de desacralización desplazando el centro de gravedad del templo, el culto y el sacerdocio en favor de una vida entregada a los demás, especialmente a los más vulnerables

El cristianismo se constituyó como una comunidad de personas, que vivían la salvación como un proyecto de sentido en el mundo y que estaban lejanos a las dinámicas ascéticas y cultuales de Israel y otros grupos religiosos del imperio romano

El ministerio (diáconos, presbíteros y entre ellos el obispo) no era solo una dignidad sino una carga, ya que los dirigentes eran los primeros perseguidos por las autoridades. Vivían en el seno de las comunidades que les habían elegido y como ciudadanos del imperio, casados y con familias, con un trabajo profano y un estilo de vida laical

Hay que recuperar la alternativa cristiana a la religión y a la sociedad, pero esto implica una reforma radical de la Iglesia y del cristianismo, recuperando el Vaticano II y yendo más allá de él. Quizás la crisis actual de la Iglesia sea la base para una nueva etapa evangélicamente innovadora

La amistad que me une con el profesor Juan Antonio Estrada S.J. me permite tomar en esta editorial algunas de sus ideas para justificar  el presente número de nuestro BOLETÍN que aparece bajo el provocador título de ‘Jesús fue un laico’ (1).

Nadie con juicio puede negar que Jesús fue un laico judío sin ninguna formación rabínica, al tiempo que cambió la forma de comprender la Escritura y la ley religiosa. Con la predicación de Jesús comenzó un proceso de desacralización desplazando el centro de gravedad del templo, el culto y el sacerdocio en favor de una vida entregada a los demás, especialmente a los más vulnerables. La reacción violenta de la religión amenazada y del poder político, hostil a todo mesianismo, fue su ajusticiamiento.

Participó así del destino de los profetas y de todos los que lucharon por cambiar la sociedad y religión judías. Una vida sacrificada a los demás, siguiendo el modelo de Jesús, un culto existencial y el paso de la comunidad discipular a la Iglesia fueron señales características del cristianismo (2).

El cristianismo se constituyó como una comunidad de personas, que vivían la salvación como un proyecto de sentido en el mundo y que estaban lejanos a las dinámicas ascéticas y cultuales de Israel y otros grupos religiosos del imperio romano.

No rehusaron la herencia judía y romana, pero la transformaron. Se adoptaron estructuras y cargos no religiosos del judaísmo (presbíteros o ancianos) y del imperio romano (obispos y diáconos). Al ser una religión perseguida no podían tener templos y surgieron las iglesias domésticas. El ministerio (diáconos, presbíteros y entre ellos el obispo) no era solo una dignidad sino una carga, ya que los dirigentes eran los primeros perseguidos por las autoridades. Vivían en el seno de las comunidades que les habían elegido y como ciudadanos del imperio, casados y con familias, con un trabajo profano y un estilo de vida laical. Su forma de vida y de entender la relación con Dios, el culto y las leyes religiosas fueron también la causa de la hostilidad que encontraron en el imperio romano, como antes en Israel.

Quizás la crisis actual de la Iglesia sea la base para una nueva etapa evangélicamente innovadora

De ahí se podía esperar una nueva forma de vivir la religión. La de un grupo centrado en la comunidad y en la misión, cuyos protagonistas eran todos los cristianos y no solo los clérigos. Especial relevancia tuvieron las mujeres, cuya conversión arrastraba a toda la familia, las cuales protegieron y financiaron a las incipientes iglesias domésticas.

Paradójicamente, el éxito social y religioso en el Imperio romano fue la causa de un progresivo distanciamiento del proyecto de Jesús y del de la Iglesia primitiva. La creciente clericalización, la pérdida de la comunidad en favor de los ministros, la creación de un culto rejudaizado y romanizado marcaron al cristianismo, cada vez más cercano al modelo religioso preponderante en el imperio.

Dos mil años después vivimos el reto de volver a inspirarnos en Jesús y en el cristianismo primitivo. El futuro está en volver a los orígenes, en la creación de comunidades, en el protagonismo de los laicos y en la igualdad eclesial de las mujeres.

Desde ahí será posible afrontar el reto que plantea al cristianismo una sociedad secularizada y laicizada, que ha sustituido a la iglesia de cristiandad. Hay que recuperar la alternativa cristiana a la religión y a la sociedad, pero esto implica una reforma radical de la Iglesia y del cristianismo, recuperando el Vaticano II y yendo más allá de él. Quizás la crisis actual de la Iglesia sea la base para una nueva etapa evangélicamente innovadora.

Con el magnífico elenco de colaboraciones que ponemos a tu disposición intentamos abrir un proceso de puesta al día de una Iglesia atrapada por el paso del tiempo en estructuras que contradicen la aseveración “ecclesiae semper reformanda” con el compromiso de estar muy atentos a los signos de los tiempos que nos ha tocado vivir.

Manuel Pozo Oller
Director

1 Cf. www.religiondigital.org (27 diciembre 2019). Ver también La espiritua-
lidad de los laicos en una eclesiología de comunión (Madrid 1990)

2 Cf. RUFINO VELASCO, “Laicidad” 62.2 (Junio 2007)

Fuente Boletín Iesus Caritas de la Familia Carlos de Foucauld Octubre-Diciembre 2020

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Pablo D’Ors: “Las formas tradicionales de la Iglesia no responden a la sensibilidad y al lenguaje contemporáneos”

Sábado, 31 de agosto de 2019
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gente-muere“Hay un anhelo espiritual muy grande en esta sociedad tan secularizada”, cuenta el fundador de la Asociación Amigos del Desierto

“La única manera de que exista fidelidad es de forma creativa. Si no hay creatividad, no hay felicidad; hay conservadurismo que es distinto”

“Está muy bien conservar el patrimonio espiritual, pero no estamos llamados a ser siempre conservadores, sino a ser fieles. A vivirlo realmente”

“Esto es lo que olvidamos: tan importante como el patrimonio que hemos recibido como el Evangelio, por ejemplo, es el hombre y la mujer de hoy

“Porque tú puedes tener un mensaje extraordinario pero si realmente no tienes en cuenta al destinatario, ¿para que te sirve un tesoro? ¿Para guardarlo bajo la tierra en un arcón?”

“La fidelidad no es sólo al Evangelio, es al hombre y a la mujer de hoy. Y si estamos lejos de ellos, difícilmente vamos a conectar”

El escritor, sacerdote y asesor cultural del Vaticano, Pablo D’Ors, tiene una “esperanza demencial”. El también fundador de la exitosísima red de meditadores Amigos del Desierto quiere lanzar un nuevo monacato secular, con personas dispuestas a consagrarse en medio del mundo. “Un monacato compatible con la secularidad, hasta el fondo”, nos cuenta, como solución a la “urgencia fundamental para la Iglesia de hoy”: la “renovación espiritual“. Hace falta algo nuevo porque “la mayoría de las formas que la Iglesia Católica presenta, para dar cuerpo a esa búsqueda espiritual, no responden, de hecho, a la sensibilidad de la gente“, afirma.

Hoy tendremos el placer de charlar un rato con uno de los grandes escritores españoles. Pablo D’Ors es novelista y asesor del Vaticano, nada menos. Fundador de unas comunidades de los ‘Amigos del Desierto’ y cura. No sé en qué orden. Bienvenido.

Es un placer estar con vosotros. Muchas gracias, José Manuel, por invitarme.

Decíamos que no sabemos en qué orden colocas tus vocaciones.

Yo suelo presentarme, normalmente, como escritor y sacerdote. Y, últimamente, también como asesor cultural del Vaticano y como fundador de la red de meditadores Amigos del Desierto.

Esto de poner escritor y sacerdote lo hago, más que nada, porque pareciera como si la vocación sacerdotal tuviera que ser la primera. Pero, realmente, en mi historia personal cronológicamente fue primero la literatura: ya con 13 o 14 años escribía mis cuentos y tenía decidido ser escritor.

En todo caso, es cierto que esta doble vocación ha sido la historia de mi vida. Y que así como lo he vivido de manera conflictiva durante mucho tiempo, porque cada una requiere mucha energía o toda tu energía, hoy lo vivo con gran serenidad y armonía. Y yo diría que no son dos vocaciones, sino dos expresiones de la misma.

O sea que, hoy, le pones un guioncito en medio y ya está.

Y me quedo tan pancho. Sí; es el ministerio de la palabra, sea escrita o sea hablada. Y ahora he comprendido que para que esa palabra sea fecunda tiene que nacer del silencio. Eso sí.

Ahora hablamos de tu obra como escritor. Pero háblame un poco de qué estás haciendo, ahora mismo, como cura. Antes estabas en un hospital.

Sí, estuve diez años de capellán hospitalario en el Ramón y Cajal. En el año 2014 fundé la asociación de Amigos del Desierto. Y empezó a crecer: hoy somos 40 Seminarios de Silencio dispersos por la geografía española. Como estaba creciendo mucho -porque realmente hay un anhelo espiritual muy grande en esta sociedad tan secularizada, lo que pasa es que las formas tradicionales que ofrece la Iglesia católica no responden a la sensibilidad y al lenguaje contemporáneos- pedí permiso a mí obispo, el cardenal Osoro, para que me liberara y poder trabajar a tiempo completo en la asociación. Y eso es lo que estoy haciendo.

Así que eres fundador.

Sí, aunque yo soy el primer sorprendido. Pero, sí. Y te voy a decir una cosa más, que es casi una primicia: no solamente fundador de esta red de meditadores, -que somos 500 personas- además, hay en proyecto algo maravilloso; es algo así como un monacato secular. Es decir, que hay unas 15 o 20 personas, de esos 500 que te acabo de comentar, que se están pensando consagrarse, en medio del mundo, según este estilo de meditación, de silencio.

Sin vivir juntos en comunidad en un mismo monasterio. Laicos consagrados.

Sí, laicos consagrados, pero monjes. Laicos es una cosa que ya existe de siempre. Lo novedoso…

Monjes en el mundo.

Sí. Carlos de Foucauld ya tenía una intuición sobre esto. Pero había dos cosas que lo harían radicalmente novedoso.

Tú eres muy de Carlos de Foucauld.

Sí. Lo novedoso sería, por un lado, que realmente quiere ser un monacato compatible con la secularidad, hasta el fondo. Es decir, no solamente compatible con la vida laboral, sino también con la vida matrimonial y familiar. Y esto ya son palabras mayores porque, hasta ahora en la Iglesia la consagración monástica no era compatible con consagración matrimonial. Y queremos hacer esta propuesta no porque se nos ocurra, sino porque hay personas que lo viven así.

Y que lo están demandando.

Sí. Y le piden alguna manera teológica, jurídica, a este hecho.

¿Y eso ya ha empezado a rodar?

Hemos empezado a rodar existencialmente. El cardenal está informado pero, bueno, vamos a ver si, efectivamente, va hacia adelante. Llevamos un par de años, así que yo pienso que va adelante.

¿En Roma no te han puesto peros?

Todavía no ha llegado allá. Está aquí, en Madrid.

¿Y ya tienes matrimonios dispuestos a abrazar ese monacato?

Por lo menos a empezar un noviciado.

Pero esto, ¿qué les exigiría? ¿Cómo compaginarían pobreza, castidad y obediencia?

No. Serían votos de, -lo llamamos- desierto y amistad. En definitiva sería lo mismo que oración y comunión. No son los clásicos tres votos de la vida religiosa tradicional.

¿Seguirían haciendo su vida normal?

Sí. Vida familiar y vida laboral pero utilizamos lo que llamaría, en su día, Panikkar “el arquetipo del monje”. Lo que es la unidad.

Digamos que la propuesta más novedosa es que, si hasta ahora el cristianismo se ha articulado fundamentalmente en clave de la palabra, nuestra modesta proposición es articularlo desde el silencio.

Nosotros, los monjes del Tabor, nos conectamos, como cualquier monje tradicional, siete veces al día pero no para los salmos, sino para la oración contemplativa, para la meditación.

Para rezar en silencio.

Sí.

Entonces, tenéis una vida pautada como los monjes, que rezan maitines, completas…

Más o menos, así es.

¿Y la gente está respondiendo a ese tipo de novedad mística?

Es una propuesta espiritual. Yo creo que siempre será propuesta minoritaria porque los monjes nunca han sido mayoritarios; siempre han sido una pequeña porción de los cristianos. Pero una minoría significativa. Yo tengo una esperanza demencial; pienso que hay tanto que purificar en nuestras formas… Leer más…

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Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.

Domingo, 9 de diciembre de 2018
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Juan Bautista

 Cual greñudo y piloso nazareno,
amigo de alimañas y de fieras,
piel de camello sobre cuerpo enjuto,
como hijo del ayuno y de la estepa,
Juan Bautista predica en el desierto,
-inhóspito desierto de Judea-
y anuncia la llegada del Mesías,
de quien es precursor y fiel profeta.
Y dice que se siente indigno siervo
de soltar sus sandalias y correas.

¡Allanad y hacer rectos los senderos;
preparad los caminos del señor,
porque a punto de llegar está el Mesías
y exige “metanoia”, conversión.
Los que esperáis ansiosos su llegada
del Mesías -Ungido del Señor-
purificad los cuerpos y las almas
en las aguas del Jordán y del perdón!

Y cuando aquel cobarde rey Herodes
mande un día te corten la cabeza,
y Salomé, danzante, se la sirva
en preciosa plateada bandeja,
todos verán, beodos y asombrados,
que tú aún sigues con la boca abierta
gritando la Verdad que nunca muere,
gritando la Verdad a boca llena.

¡Qué bien supiste, Juan, ser de Jesús
su precursor, testigo y fiel profeta!

*

José Luis Martínez

***

En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanio virrey de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.

Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías:

“Una voz grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios.”

*

Lucas 3, 1-6

***

La soledad es el horno de la transformación. Sin soledad seguimos siendo víctimas de nuestra sociedad, seguimos enredados en las ilusiones de nuestro falso yo. Jesús mismo entró en este horno Para entender el verdadero significado de la soledad, es necesario desenmascarar algunas ideas deformadas de la misma. Todos admitimos la necesidad de algunos ratos de soledad. Sin embargo, lo que queremos a veces decir es la necesidad que tenemos de un tiempo y un lugar para nosotros mismos, un tiempo y un lugar en que nadie nos moleste. Soledad es a menudo para nosotros sinónimo de privado.

Es más, pensamos en la soledad como una especie de estación de servicio en la que podemos cargar nuestras baterías, o como el rincón de un ring de boxeo en el que ponen aceite en nuestras heridas, dan masaje a nuestros músculos y nos animan a seguir en la lucha mediante eslóganes apropiados. Para ser breves, pensamos en la soledad como en el lugar en que reparamos nuestras fuerzas para proseguir la competencia incesante de nuestras vidas.

No es ésta la soledad de Juan Bautista, san Antonio o san Benito, de Carlos de Foucauld o los hermanos de Taizé. Para ellos, la soledad no es un lugar terapéutico privado, sino el lugar de la conversión, el lugar donde muere el viejo yo y nace uno nuevo, el lugar donde emerge el hombre nuevo y la mujer nueva.

*

H. J. M. Nouwen,
El camino del corazón,
Madrid 1986, 21 -23.

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“¿Orientarnos hacia Dios”. Epifanía del Señor – B (Mateo 2,1-12) 6 de enero 2015

Sábado, 6 de enero de 2018
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epifania6-1024x785No hay técnicas ni métodos que conduzcan de forma automática hacia Dios. Pero sí hay actitudes y gestos que nos pueden disponer a las personas a prepararnos al encuentro con él. Más aún. Las palabras más bellas y los discursos más brillantes sobre Dios son inútiles si cada uno no nos abrimos él. ¿Cómo?

Lo más importante para orientarnos hacia Dios es invocarlo desde el fondo del corazón, a solas, en la intimidad de la propia conciencia. Es ahí donde uno se abre confiadamente al misterio de Dios o decide vivir solo, de forma atea, sin Dios. Pero ¿se puede invocar a Dios cuando uno no cree en él ni está seguro de nada? Carlos de Foucauld y otros no creyentes iniciaron su búsqueda de Dios con esta invocación: «Dios, si existes, muéstrame tu rostro». Esta invocación humilde y sincera en medio de la oscuridad es, probablemente, uno de los caminos más puros para hacernos sensibles al misterio de Dios.

Para orientarnos hacia Dios también es importante eliminar de la propia vida aquello que nos está impidiendo encontrarnos con él. Si uno, por ejemplo, tiene la pretensión de saberlo todo y de haber comprendido ya el misterio último de la realidad, del ser humano, de la vida y de la muerte, es difícil que busque de verdad a Dios. Si uno vive encogido por diferentes miedos o hundido en la desesperanza, ¿cómo se abrirá con confianza a un Dios que lo ama sin fin? Si alguien se encierra en su propio egoísmo y solo siente desamor e indiferencia hacia los demás, ¿cómo podrá abrirse a un Dios que es solo Amor?

Para orientarnos hacia Dios es importante mantener el deseo, perseverar en la búsqueda, seguir invocando, saber esperar. No hay otra forma de caminar hacia el Misterio de quien es la fuente de la vida. El relato de los magos destaca de muchas formas su actitud ejemplar en la búsqueda del Salvador. Estos hombres saben ponerse en camino hacia el Misterio.

  • Saben preguntar humildemente,
  • superar momentos de oscuridad,
  • perseverar en la búsqueda
  • y adorar a Dios encarnado en la fragilidad de un ser humano.

 

José Antonio Pagola

Audición del comentario

Marina Ibarlucea

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Antonio López Baeza: “Si no volvemos al Evangelio, Cristo no estará con nosotros”

Domingo, 5 de junio de 2016
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lopez-baezaAutor de “Carlos de Foucauld y la fragancia del Evangelio” (PPC)

“¿Qué evangelio leen este tipo de creyentes, incluso de jerarcas católicos, que atacan al Papa?”

(Jesús Bastante).- Hoy nos acompaña Antonio López Baeza. Viene a presentarnos un nuevo libro, editado por PPC, titulado Carlos de Foucauld, La fragancia del Evangelio. Nos comenta que Foucauld fue un ejemplo e evangelización y humanidad. Tuvo una vida azarosa y su fe le llegó de forma sorprendente: de la mano del rezo islámico, descubrió la belleza de la oración. Y le cambió la vida. Es un personaje que Antonio conoce muy bien porque lleva años trabajando en la investigación. Y durante 7 años ha dirigido la revista “Iesus Caritas”, fraternidad sacerdotal de Carlos de Foucauld.

Antonio, bienvenido a Religión Digital.

Dinos: ¿Quién es Carlos de Foucauld y por qué continúa siendo un personaje tan buscado y tan leído?

Para nosotros, es el que ha abierto caminos nuevos a la misión evangelizadora de la Iglesia. Por su estancia en África de tantos años con tantas dificultades. Pasó 16 años en el Sáhara. Primero en Beni-Abbès y después en Tamanrasset, donde murió. Fue un hombre que nos hizo ver que la evangelización era, ante todo, un testimonio de amistad desinteresado. Él fue, en primer lugar, militar. Nieto de militares.

Y vizconde.

Exactamente, y Vizconde de Foucauld.

Y después, a partir de su experiencia con los creyentes del Islam, descubrió la belleza de la oración. Cuando en su exploración de Marruecos, donde tuvo que pasar desapercibido porque en aquélla época ningún europeo podía entrar allí. Pasó como judío, acompañado de otro judío. Y en ese tiempo lo que más le impresionó fue la oración de los musulmanes.

Curioso, que fuera a través de la oración islámica cuando reconoce su vocación cristiana.

Fue el comienzo de su conversión. Que se completaría cuando regresó a París con mucho éxito, por su estudio cartográfico del Atlas marroquí, con los mejores premios de París de científicos de aquél momento. Convive con su prima Maria de Bôndi en quien descubre, lo que él después diría en muchos momentos: que tanta inteligencia y bondad, no puede estar enemistada con la fe. Fe de la que él se encontraba lejos, desde que acabó sus estudios a los diez y siete años con los jesuitas de París.

¿Qué papel tiene el desierto físico y el espiritual en la conversión de Foucauld?

Están muy unidos. Él tiene páginas sobre el desierto de una belleza incomparable. Describiendo sus amaneceres y atardeceres, en las numerosas cartas que escribe a sus amigos y familia. Pero es que el desierto con su silencio y su soledad, invita a ir más allá de lo inmediato. Eso es el desierto geográfico, el físico. Pero también es importante ese desierto a nivel de la constatación de los propios límites, buscando a esos propios límites un sentido. Un valor. Porque cuando el ser humano se encuentra desprovisto de medios, es cuando tiene que sacar lo mejor de sí mismo. Y es en ese momento también cuando el hermano Carlos de Foucauld, comienza a profundizar en la contemplación, que él llamaría, “adoración”. Adoración del eterno, del absoluto, en el mismo desierto. Si te fijas en el libro, la editorial PPC ha tenido el acierto de poner en la portada “un” desierto. Porque el desierto junto con Nazaret, son los dos valores principales de espiritualidad del hermano Carlos.

La soledad, para poder encontrarse con el otro.

Y el “Otro” no solo con mayúsculas. El otro, por ejemplo, el musulmán. Él recibió no solo el testimonio religioso orante de los musulmanes, sino que fue también asistido caritativamente por ellos. Y descubrió que la verdadera relación de un creyente con otro creyente, de distintas religiones, es la aceptación del valor de la persona humana, y del amor mutuo, de la fraternidad. Antes hemos hablado de Nazaret y el desierto, y junto con ellos, Carlos desarrolló la conciencia de la fraternidad universal tan cercana a Francisco de Asís.

Y al actual Papa.

¡Por supuesto!

¿Hay algo de Foucauld en Francisco?

Bueno, en mi libro hay varias citas del papa Francisco. Y algunas totalmente referentes a Carlos de Foucauld. En su retiro a los curas que hace todos los años en el Corazón de Jesús, el 15 de junio del año pasado citó textualmente a Carlos de Foucauld como modelo de evangelización. Porque había unido muy claramente la oración a la acción pastoral. Y en el Sínodo de la familia le dedica un capítulo entero porque la espiritualidad en Nazaret coincide, según el Papa, con los objetivos de una verdadera pastoral familiar.

Hablábamos antes del Papa Francisco como alguien que también cree en esa fraternidad universal. Estamos en un momento en que las disputas en nombre de Dios nos están alejando. Asistiendo, más allá de lo que es el Estado Islámico, a una pelea religiosa como no se recordaba probablemente desde la época de las cruzadas. Entre supuestos buenos y supuestos malos.

El papa Francisco está actualizando lo que Francisco de Asís vivió ya en las cruzadas. El diálogo con los musulmanes en plan fraterno. De mutuo enriquecimiento. No se trata de imponer nada, sino de ser capaz de recibir, en una reciprocidad adulta y plenamente espiritual, lo bueno que tienen todas la religiones. Porque el integrismo consiste en pensar que mi religión es la única verdadera. Cuando en realidad esos va en contra de la misma definición de Iglesia católica.

Lo que pasa es que alguno nos acusará ahora de “buenistas”.

¿Buenistas?

De estar pensando siempre que los otros llegan y nos matan, o están asesinando y secuestrando cristianos, etc.

Sí, pero eso supone darles la razón a ellos. Como si el fundamentalismo fuera la solución a los problemas de la humanidad. Cuando estos problemas solo tienen una solución: reconocer que la dignidad de las persona humana está por encima de todos los demás intereses, incluidos los doctrinales, los religiosos y los teológicos. Los dogmáticos.

Debería ser más sencillo trabajar por esa fraternidad universal en un mundo que cada vez está más globalizado en lo económico, en lo mediático. Hoy no pasa algo en el otro lado del mundo sin que nos enteremos al momento. ¿O no es así?

Es que lo globalizado, a mi modo de ver, son las intenciones imperialistas del capital, y lo medios de comunicación de gran alcance. Si se globalizara la conciencia, una conciencia donde fuera la dignidad de la persona el valor máximo, ya se estaría contribuyendo a la fraternidad universal. Y a la lucha contra los fundamentalismos y los dogmatismos, que son los que nos están haciendo daño. Tanto desde un campo como desde otro. Porque no se puede negar cierto fundamentalismo también en sectores de la Iglesia católica.

Que ataca incluso a su propio jerarca. Y últimamente bastante más.

Lamentablemente. Esa es una de las cosas que nos hace sufrir, y que a mí me hace pensar: ¿qué evangelio lee este tipo de creyente, incluso de jerarcas católicos, que atacan al Papa?

¿Con qué fragancia (cogiendo el subtítulo de tu libro), del Evangelio?

¿Con qué argumentos evangélicos, con qué espíritu pueden atacar al Papa, a un hombre que llega a Lampedusa y su primera palabra es “qué vergüenza”? Leer más…

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Alabar

Sábado, 20 de febrero de 2016
Comentarios desactivados en Alabar

Del blog Nova Bella:

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“…alabar a Dios es derretirse a sus pies

en palabras de admiración y de amor…

la alabanza forma parte esencial del amor.

Señor mío y Dios mío,

enséñame a encontrar toda mi alegría en alabarte,

es decir,

repetirte sin fin que te amo infinitamente .

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Carlos de Foucauld

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Gritar el Evangelio con la vida.

Viernes, 18 de julio de 2014
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Es preciso gritar el Evangelio con la vida: Toda nuestra vida, por más callada que sea, la vida de Nazaret, la vida del desierto, tanto como la vida pública, deben ser una predicación del evangelio mediante el ejemplo; toda nuestra existencia, todo nuestro ser debe gritar el Evangelio sobre los tejados; toda nuestra persona tiene que respirar Jesús, todos nuestros actos, toda nuestra vida, deben gritar que pertenecemos a Jesús, deben presentar la imagen de la vida evangélica, todo nuestro ser debe ser una predicación viva, un reflejo de Jesús, algo que grite “Jesús”, que haga ver a Jesús, que resplandezca como imagen de Jesús.”

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Carlos de Foucauld

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ORATORIO

Sábado, 1 de marzo de 2014

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La oración es uno de los componentes más vivos del mensaje evangélico. Jesús la ha practicado en su relación con el Padre y nos ha ofrecido un ejemplo extraordinario. Muchos piensan que orar es agarrar a Dios para ponerlo a su alcance o tratar de obtener beneficios y ventajas en provecho propio, y así satisfacer sus deseos y sus esperanzas. La verdad es muy diferente. La oración es entrar en la perspectiva de Dios partiendo de su amor. Es contemplar el rostro de un Padre que mira a sus hijos con ternura. Es encontrar una persona viva y dejarse tocar por su amor.

Orar es para todos una tarea de las más difíciles, es un trabajo exigente, no porque sea superior a nuestras fuerzas, sino porque es una experiencia que no se agota jamás y un camino en el que se permanece siempre discípulo.

La oración es acogida, terreno de adviento del amor de Dios; orar no es tanto amar a Dios, cuanto dejarse amar por Él. Orar es esperar y escuchar, recibir y acoger. Es permanecer en silencio ante el misterio para dejarse amar por Dios, como María que experimenta en su vientre la presencia de Dios. Pero la oración es también movimiento de respuesta a este don, un volver todo el corazón a Dios. La oración es alabanza, acción de gracias, ofrenda, intercesión, fiesta y liturgia de la vida. El núcleo de la oración cristiana es penetrar en el misterio de la filiación divina: estar con Dios en el Espíritu por el Hijo, como el Hijo está en el misterio del Padre. San Pablo nos lo recuerda bien. «Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que grita: ¡Abba! ¡Padre!» (Gal 4,6; cf. Rom 8,15-17; Ef 3,17ss).


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Orar es ponerse en comunión con Dios, para estar en su presencia, que nos penetra y rodea como el aire que respiramos.

*

Carlos de Foucauld afirmaba que la oración “Es pensar en dios amándolo”.

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Santa Teresa dice en el capítulo ocho de su autobiografía. “No es otra cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama” (V 8, 5).

***

Todo lo que brota del corazón y de la pluma de Santa Teresa del Niño Jesús tiene esa misma autenticidad interior. La única “definición” que nos dejó manifiesta esa espontaneidad: “Para mí, la oración es un impulso del corazón, una simple mirada dirigida al cielo, un grito de agradecimiento y de amor, tanto en medio del sufrimiento como en medio de la alegría. En una palabra, es algo grande, algo sobrenatural, que me dilata el alma y me une a Jesús” (Ms C 25rº).

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San Juan de la Cruz dice que “El mirar de Dios es amar… “Pon los ojos sólo en él y hallarás en él aún más de lo que pides y deseas” (2S 22,5). “Aprende a estar con atención amorosa a Dios, porque el amor fuerte hace que Dios se vuelva a mirarte” (2S 12,8; C31,4).

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Y, por último, fray Martín Lutero, afirmaba que “La oración no es para cambiar los planes de Dios. Es para confiar y descansar en Su soberana voluntad”

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 Es con este sentido por lo que abrimos este espacio  en el que dejar una oración, compartir un sentimiento… O permanecer en silencio  ante Quien sabemos nos ama.

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“Jesús en los desiertos del mundo y la Historia”, por Guillermo Jesús Kowalski

Sábado, 24 de febrero de 2024
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 De su blog Poliedro y periferia:

Jesús va al desierto para asimilarse con los desposeídos que lo habitan… y recién entonces empezar su ministerio público. Es el situs desde el que saldrá hacia su Misión. Francisco también comenzó su pontificado con aquella recomendación que ha hecho carne: “no te olvides de los pobres”. La pobreza y la humildad no son el centro de la vida cristiana, pero como dice San Bernardo, son la puerta hacia la totalidad de su experiencia.

Un desierto es un “no lugar” para las “no personas”, “indocumentados existenciales”, excluidos sociales presos de los demonios de la desesperación. Todas las sociedades e incluso religiones, tienen ese espacio no registrado, de descarte humano, de huida hacia donde se es empujado cuando todo fracasa.

Jesús también ha venido a nuestros desiertos para asociarnos a su Misión de buscar el Reino y su Justicia. Asumir para redimir: una vez más la teología de la Encarnación, novedad de novedades que inicia la Pascua de cielos nuevos y tierra nueva (Ap 20,1).

La tentación es buscar la solución a los problemas humanos en las mismas soluciones de siempre: las que se fundan en el poder, el prestigio y la violencia. Jesús nos propone convertirnos al suyo, la humildad y la Misericordia conflictiva del Reino de Dios.

Cierta literatura espiritualista ha hecho de las tentaciones de Jesús en el desierto, un lugar idílico de experiencias místicas y turismo ascético. Se copia año a año como una costumbre más en la constelación de las aburridas repeticiones religiosas. Predica un tipo de “cambio claustral” para que nada cambie en la vida real. Nada de “hacer lío” como dijo Francisco. Mejor evadirse con esas liturgias y espiritualidades narcisistas de la búsqueda infinita de uno mismo.

Pero,  “el desierto era, en aquel tiempo, ruptura con el sistema de vida y de sociedad en que se vivía. (vb J.M. Castillo, La religión de Jesús. Evangelio Ciclo B (2017-18). Era la “Anachóresis”, un “no” lugar de personas desarraigadas, deudores, fugados de la justicia, leprosos, los castigados con el “ostracismo” como pena por sus delitos civiles, etc.

Jesús ha sido decisivo en la historia de la humanidad, le dio un giro decisivo a la religión y a nuestra idea sobre Dios. Su vida pública comenzó a fraguarse en esa Anachóresis, un estado de ausencia de bienestar humano en el desierto. Su ayuno es asociarse con los que no tienen que comer, para vivir la compasión redentora con los hambrientos . Rezar es penetrar en el Silencio de Dios y darse cuenta de la realidad, que son los demás. Es la experiencia de la fe, de lo que hacemos con lo que nos pasa con los demás, y que son los puentes hacia Dios de este mundo.

Posteriormente, Jesús se puso a decir que estaba cerca el Reino de un Dios Padre. Una buena noticia de vida distinta, una felicidad para todos, una esperanza para los pobres, enfermos, que sufren, que ya han perdido toda esperanza. Él pone como centro de su mensaje no un dios abstracto y lejano, sino “el reino de Dios”, cómo es el amor de Dios y dónde podemos encontrarlo: en la solidaridad con los últimos de este mundo.(Mt 25)

Un desierto es un “no lugar” para las “no personas”, “indocumentados humanos”, excluidos sociales presos de los demonios de la desesperación. Todas las sociedades e incluso las religiones, tienen ese espacio no registrado, de descarte humano, de huida hacia donde se es empujado cuando no se colabora con el sistema…como Jesús.

El desierto era algo semejante a “la Pedriza” en el norte de Madrid. Hoy es un lugar domesticado por el consumismo turístico, pero fue una zona árida de difícil acceso, refugio de delincuentes en el s. XIX y de refugiados durante la Guerra Civil prolongada.

Jesús va al desierto para asimilarse con los desposeídos que lo habitan… y recién entonces empezar su ministerio público. Francisco también comenzó su pontificado con aquella recomendación basal: “no te olvides de los pobres”. La pobreza y la humildad reales no son el centro de la vida cristiana, pero como dice San Bernardo son la puerta hacia la totalidad de su experiencia. Dios no quiere el sufrimiento humano, pero al asumirlo y saber de qué se trata, podemos solucionarlo mejor con nuestros talentos creativos y multiplicados.

El ayuno que a mí me agrada consiste en esto: en que rompas las cadenas de la injusticia y desates los nudos que aprietan el yugo; en que dejes libres a los oprimidos y acabes, en fin, con toda tiranía; en que compartas tu pan con el hambriento y recibas en tu casa al pobre sin techo; en que vistas al que no tiene ropa y no dejes de socorrer a tus semejantes. (Is.58)

También es donde comienza a tener claro que esta opción divina lo llevará a la Cruz, porque en un mundo donde gobierna el mal, no hay lugar para el Amor. Pero es en este mundo, el que hicimos nosotros -no hay otro-, en el que la Resurrección, el triunfo de la Misericordia que todo lo va transformando, ha comenzado. Jesús ha venido a nuestros desiertos para asociarnos a esta Misión. Asumir para redimir: una vez más la teología de la Encarnación, novedad de novedades que inicia la Pascua de cielos nuevos y tierra nueva (Ap 20,1).

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Jesús va al desierto de las angustiosas soledades de este “mundo supercomunicado”. Va a los campos de confinación de millones refugiados de las guerras, hambre y cambio climático. Va donde se desprecia a los inmigrantes como lacras invasoras por más que se deslomen trabajando en trabajos que nadie quiere. Va a a los países, que son mayoría en el mundo, que por más que cambien de gobiernos y políticas siempre están en el pozo de la deuda externa usurera que no los deja levantar cabeza…aunque quienes los oprimen esgriman que es por “vagos y corruptos“. Va donde los viejos son descartados o condenados a suicidarse “civilizadamente” y se mata “legalmente” a los que van a nacer, porque molestan para la felicidad personal, a la cual se tiene “derecho“.

La lista es interminable y la tarea lo es aún más, por algo dijo Jesús a los pobres los tendréis siempre con vosotros” (Mc 14,7). Lo dijo para que no nos aburguesemos con religiosidades tranquilizadoras y lo sigamos encontrando en ellos hasta el Juicio Final, que se anticipa cada día en nuestras decisiones de egoísmo o solidaridad con el pobre.

La domesticada cuaresma burguesa es la que pasa de largo ante los que sufren, como el sacerdote y el levita en la parábola del Samaritano…y encima se justifica. Es la que deja que esto suceda, no interese conocerlo y menos saber con qué acciones se es cómplice de estos pecados estructurales y cómo actuar para cambiarlo.

Vienen a mi memoria dos santos de diferentes desiertos. Charles de Foucauld al servicio de los tuaregs en el norte de África, de quienes nunca obtuvo una sola “conversión“, ni la pretendió como pago por su samaritanismo. Madeleine (Delbrêl) trabajó incansablemente por los pauperizados obreros de barrios de París, que eran totalmente comunistas pero llegaron a respetarla y amarla profundamente por su entrega sincera a los desposeídos.

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El ayuno de Jesús es que nadie pase hambre

La cuaresma de Jesús es que media humanidad deje de ayunar a la fuerza, como fruto de nuestra injusticia . Cuaresma no es perderse en discusiones eclesiásticas mientras el mundo se derrumba. Es el compromiso con la justicia alimentaria, para que nunca más haya hambre en un mundo que tiene tecnologías de sobra para dar de comer a tres veces más la población mundial, de darle salud, educación y vida digna -principalmente, aunque no solo- en la tierra en la que nacieron. También es cuidar “los pájaros y los lirios del campo” (Mt 6,25) de la destrucción sistémica de un “progreso” disfrazado de “greenwashing” para que cuele. La cuaresma es renovar el entusiasmo por la justicia social y la justicia ecológica, intrínsecamente unidas (Laudato Si).

La tentación es buscar el remedio a los problemas humanos en las mismas soluciones de siempre: las que se fundan en el poder, el prestigio y la violencia. Jesús nos propone convertirnos a la humildad y a la “Misericordia conflictiva del Reino de Dios” (J. Laguna). Así encontraremos con Él, la libertad de todas las esclavitudes y haremos un planeta de hermanos (Fratelli Tutti) anticipo del Reino definitivo de Dios.

poliedroyperiferia@gmail.com

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Amaos los unos a los otros. Como yo os he amado

Domingo, 29 de octubre de 2023
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Antes de la venida de Jesús, las imprecaciones de los profetas recordaban que los sacrificios no le agradaban o Dios y que era imposible darle culto sin un corazón humilde que no practicara la justicia con el prójimo   Un par de frases sólidas de los labios de Cristo nos bastan para que sepamos qué meditar y qué hacer hasta el final del mundo: “Os doy un mandamiento nuevo: Amaos los unos a los otros. Como yo os he amado, así también amaos los unos o tos otros”. ¡Y es todo!

¿Por qué este mandamiento es nuevo? Antes de pronunciar estas palabras, a la pregunta: “Cual es el mandamiento mas importante de la Ley”, Jesús no hace otra cosa que recordar la Ley: “Amarás at Señor tu Dios, con todo tu corazón, con todo tu alma y con todo tu mente. Este es el primer mandamiento y el más importante. El segundo es semejante a éste: Amarás al prójimo como o ti mismo. En estos dos mandamientos se basó toda  la ‘Ley y los profetas’”. Después de recordar que en el Antiguo Testamento esté escrito:‘Amarás a tu prójimo, odiarás a tu enemigo”, “Ojo por ojo, diente por diente”, Jesús añade: “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen; a quien os abofetee en la mejilla derecha presentadle también la otr”. Entiéndase: esto no es una aplicación, sino una consecuencia,

Lo nuevo en el mandamiento de amarnos unos a otros es, desde ahora, amar a nuestros hermanos como Jesús nos ama […]. Y aun hoy otro aspecto de este mandamiento del Señor, no siempre bien comprendido, sobre el que debemos reflexionar brevemente. En efecto, en el mandamiento de la Ley tenemos que amar al prójimo “como a ti mismo”. Se ha visto en esta  término uno especie de “minimización” del amor o los otros y casi la justificación de una solapada prudencia egoísta. Y ciertamente, no estamos obligados a amar o nuestros hermanos más que a nosotros mismos. No tenemos que pretender excesivas cosas con los otros, ya que es necesario empezar por nosotros mismos. Y se acaba con una filosofía de la vida muy mediocre y con una concepción muy humana y egoísta del amor al prójimo. El Señor repite este mandamiento y lo asume como propio .

*

René Voillaume,
Con Jesús en el desierto, Brescio i969, 103ss

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***

En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba:

“Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?”

Él le dijo:

“”Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser.”Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los Profetas.

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Mateo 22,34-40

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Teresa de Lisieux: La gran desdibujada.

Sábado, 30 de septiembre de 2023
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Como la Fiesta de esta santa inclusiva será mañana domingo, la recordamos hoy y nos acercamos a ella con este post del blog de Amigos de Thomas Merton:

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“El gran regalo que se me dio ese octubre en el orden de la gracia fue el descubrimiento de que la Florecita era realmente una santa, y no una santa muda como una muñeca en las imaginaciones de muchas ancianas sentimentales. No sólo era santa, sino una gran santa, una de las mayores: ¡Tremenda! Le debo toda clase de disculpas y reparación por haber ignorado su grandeza durante tanto tiempo.”

*

Thomas Merton.
Autobiografía.

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Teresa de Lisieux viene a decirles a sus contemporáneos, a su siglo y al nuestro, que el Dios de Jesucristo no tiene nada que ver con un ave de presa; que Dios ama apasionadamente al hombre; que amarle no es ponerse en manos de alguien que nos posee como un amo; que no es, en primer término, despreciar nuestra vida de hombres, sino estimularla, como Él mismo la estima. Teresa coincide con la gran tradición hebrea de la ternura de Dios para con el hombre –al revés de los dioses griegos, impasibles e indiferentes-, un Dios que se alía a los hombres. ¿No se designa en la Biblia el amor que Dios profesa al hombre con el plural rahamin, entrañas? Esa emoción que le hace a uno estremecerse en lo más profundo de su ser es un amor vulnerable, un amor de ternura.

Al mismo tiempo, descubre en el hombre el gusto por responder a Dios, por responderle con pasión. Si Dios es ese Dios compañero de los caminos del hombre, si es un Dios vulnerable, entonces es un auténtico compañero que desea el amor del hombre. ¿No es evidente que ese mensaje de la experiencia de un combate con Dios, en emulación de un amor cada vez más profundo entre un Dios y un hombre que no odian su existencia recíproca, que están desarmados el uno frente al otro, que con una libertad recíproca se dan, digamos, la existencia el uno al otro, no es evidente que esta experiencia coincide con lo que agita al presente el fondo de la humanidad, el deseo de ver liberada la creatividad última del hombre?

…Era inaguantable el Dios preconizado por tantos cristianos. La vida de Teresa es un grito de rebeldía contra ese supuesto Dios propietario y captador que se representaba; contra ese Dios aristócrata que solo se interesaba por quienes son santos desde la infancia o poseen un psiquismo equilibrado que les permite alcanzar una alta perfección moral. Teresa, que conoció la noche de la neurosis y se reconoció hermana de los criminales y pecadores; Teresa responde a la voz de Dios que llama a las gentes de las calles y las plazas y a todo el mundo –a todos nosotros- a los (discapacitados), a los angustiados, a los desafortunados, a los desamparados, a los desesperados…

¿Ha muerto hoy el ‘Dios potentado’? Me temo que no. Hoy se sigue presentando al Dios de Jesucristo como un amo siempre suspicaz, dispuesto en todo momento a condenar. ¿No leemos todavía con frecuencia que si nuestro mundo se encuentra tan bajo y tan cerca de la catástrofe se debe a su castigo por haberse separado de Dios? ¡Siniestra mancha del rostro joven y gozoso del Dios de Jesucristo!..¿Seguirán ciertos escribas muertos de miedo –al contrario de aquella muchacha, de un valor insobornable- haciéndola morir y apartando al pueblo cristiano del agua viva y del fuego devorador que es la vida de Teresa?

*

Jean FranÇois Six.
La verdadera infancia de Teresa de Jesús. Neurosis y santidad.
Herder 1982.

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Arroja en el Señor tus ansiedades y Él te sustentará: El abandono en Teresa de Lisieux

Teresa de Lisieux: “El abandono es el fruto delicioso del amor”

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23.7.23 (Dom 16 TO). El hombre siembra trigo, la mujer lo convierte en pan/iglesia (Mt 13).

Domingo, 23 de julio de 2023
Comentarios desactivados en 23.7.23 (Dom 16 TO). El hombre siembra trigo, la mujer lo convierte en pan/iglesia (Mt 13).

IMG_0072Del blog de Xabier Pikaza:

Las dos parábolas unidas que voy a comentar (Mt 13, 3-9 y 13, 31)  son el corazón del evangelio de Mateo (cf. Lc 13, 21), pero no han sido acogidas por igual en una iglesia dominada por varones:

Los hombres-sembradores  han asumido todos los poderes. Las mujeres creadoras de la iglesia/pan han sido relegadas e ignoradas. Esta ha sido y sigue siendo una de la mayores distorsiones anti-evangélicas de un tipo de Iglesia.

Introducción. Dos parábolas, una misma parábola.

Jesús les enseñaba muchas cosas en parábolas diciendo: Salió el sembrador (con ho, varón) a sembrar, y una parte cayó junto camino… (Mt 13, 3-9).

Les dijo otra parábola: “El reino de los cielos se parece a la levadura   que una mujer toma e introduce en tres medidas (de masa) de harina, hasta para que todo fermente. Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: “Abriré mi boca diciendo parábolas, anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo.”(Mt 13, 33-35)

 Contexto. Mt 13, 3-35

 Esta parábola doble empieza con un varón que siembra (13, 3) y culmina con una mujer que muele el trigo, introduce levadura en la masa  y cuece el pan (tres panes) de la iglesia.

Es muy significativo el hecho de que la “elevación/fermento”  del pan de la igleia (Reino) sea “tarea  de mujer”. También es significativo el hecho de que , tras hablar de la “levadura de mujer” que transforma/fermenta la masa de la vida/iglesia , Mateo ponga en boca de Jesús esta: “abriré en parábolas mi boca, anunciaré (=revelaré) lo escondido desde el principio del mundo” (Sal 78, 2). Lo dice Jesús,  un tipo de oglesia no le ha escuchado.

  En conjunto, la iglesia ha interpretado el evangelio con un tipo de filosofía ontológico) y sobre todo con un derecho romano de poderes, no de gratuidad y comunión de vida. Esta parábola final de la levadura/mujer  hasido sistemáticamente “olvidada” por una  iglesia, más jurídico-romana que evangélica

En este tiempo (2023) de reformulación/recreación mística y sinodal de la iglesia, como dice querer el Papa Francisco, puede ser importante una lectura y comprensión más honda de parábola fundante de la mujer-levadura.

DIEZ ANOTACIONES

Principio. Las dos partes (principio y fin de esta parábola doble (13, 3, varón que siembra, y 13, 33, mujer que fermenta y cuece la masa) han de verse (entenderse, aplicarse) de un modo conjunto, como saben los comentarios de Mateo, aunque, en general, una teología (=ideología) eclesiástica se ha fijado en la primera parte (siembra/semilla masculina, en línea de poder) y ha olvidado (negado) la segunda (amasar la harina y “leudarla” o levantarla con levadura femenina, cociendo así el pan/panes de la iglesia).

Éste no es un problema de “mala exégesis teórica”, sino de “mala experiencia vital”, de una Iglesia de imposición masculina, en línea de poder, donde el varón quiere ser todo (el que siembra y que se impone en la iglesia), negando el espacio central que Jesús abre para la mujer (organizar y definir la iglesia, como levadura).

Ciertamente, ambos símbolos (siembra de semilla, levadura/cocimiento de la masa) pueden aplicarse en principio a varones y mujeres (también las mujeres siembran, también los varones deben amasar/leudar/fermentar/cocer los tres panes)… pero están bien aplicados por el evangelio a varones y a mujeres, desde la perspectiva del tiempo de Jesús:

El símbolo dominante del varón es la siembra/semen. El símbolo dominante de la mujer es la acogida, la creación social, la organización y dirección de la iglesia/casa. Lo malo es que los varones de iglesia han apelado a un Jesús falsamente entendido como varón total (que sólo puede ser representado como poder por hombres/varones) y han apartado y colocado a las mujeres en un plano secundario y subordinado.

En este blog de RD (y en FB, lo mismo que en otros escritos y comentarios a los evangelios) he desarrollado este motivo de la semilla de varones y del fermento/levadura de mujeres. El lector interesado podrá ver con más detalle lo que pienso en esos lugares. Aquí mie limito a ofrecer algunas anotaciones críticas y esperanzadas sobre este doble parábola.

 1. Está en el fondo la visión bíblica del hombre y la mujer, como he desarrollado con cierta extensión en mi comentario de Salmos.

– El Ser humano/varón es sembrador… Siembra en la tierra semilla de trigo, siembra en la mujer semilla de vida humana. Es signo y presencia de Dios tanto en un caso como en otro, aunque corre el riesgo de destruirse y destruir la vida mal-sembrando en la tierra y mal-fecundando en la mujer.

El ser humano/mujer es mundo en plenitud (mundo divino): así recibe la semilla del Dios/varón, así ofrece su levadura divina en el proceso de la vida y, especialmente, en el engendramiento de los hijos. Entendida así, la mujer es la más honda imagen del Dios/horno, Dios/matriz, donde la vida divina se hace humana en cada nacimiento.

2. El Cristo/varón que siembra es una imagen esencial del evangelio… Pero es, al mismo tiempo, esencial la imagen del Cristo/mujer, entendido como plena humanidad, como iglesia/pan compartido

En esa línea, la iglesia establecida, como nueva humanidad, es esencialmente “femenina”. Así lo ponen de relieve los dos textos eclesiológicos fundamentales de la tradición sinóptica:

  1. La parábola de Marta-María en Lc 10, 38-42. Ellas, las dos mujeres, son la administración/dirección (obispos/presbíteros/diáconos) de la iglesia. La iglesia que siembra es más móvil, más simbolizada por varones (los Doce). La iglesia es casa/acogida es más de mujeres. En ese sentido, los obispos/presbíteros sedentes/sedentarios de la iglesia deberían ser todos (básicamente mujeres).
  2. La parábola de la levadura de Mt 13, 33, propia de Mateo, puede y debe compararse y completarse con la de Marta/Marías (Lucas). Esta mujer de levadura es la “administradora”, creadora (obispo/presbítero) de la iglesia. La mujer es el signo fundante del “pan” de la iglesia (eucaristía). Resulta aberrante el hecho de que los varones de poder eclesial hayan usurpado y mal-creado este signo básicamente femenino de la Eucaristía. Una eucaristía sin mujer como la de esta parábola está corriendo el riesgo de ser no-eucaristía.

 3. Tema y riesgo de la levadura en el barco de la Iglesia (Mc 8, 14-21 par…). Fariseos y herodianos, el mal pan de la iglesia.

 La levadura de esta mujer de Mt 13, 33 es buena… y fermenta/leuda las tres masas. Pues bien, en contra de eso, el mayor peligro de una iglesia/barco de varones consiste en la mala levadura que pervierte en pan eucarístico, el pan de la iglesia (convirtiéndolo en pan del diablo, según las tentaciones de Mt 4 y Lc 4). Recordemos este pasaje. Jesús va en la barca de la iglesia… Su signo, su verdad es el pan. El signo/verdad de la iglesia no es un edificio, ni un poder social, ni un dinero… Su signo es el pan. Y el pan de la iglesia se pervierte por la “mala levadura”, propia en especial de los varones (aunque no en exclusiva). Así les dice Jesús:

  1. Cuidaos de la mala levadura de los fariseos malos (se han dado en el judaísmo miles y miles de fariseos buenos), que es un tipo de ley impositiva, de legalismo sin amor. La iglesia ha corrido desde pronto el riesgo de la levadura farisea mala, de convertirse en legalismo, en código de leyes al servicio de un orden sin corazón, de un poder sin justicia
  2. Cuidaos de la mala levadura de herodianos/poder de varones. Herodianos eran en aquel tiempo los que pactaban con los poderes políticos de la familia de los Herodes, los que convertían la iglesia en sucursal y/o aliada de los poderes políticos

 4. Tres masas, tres panes… La mujer de la levadura aparece en esta parábola como “persona sinodal”, abierta a la diversidad. Hay una levadura… (un mismo estilo amoroso y creador de vida) que fermenta/leuda/eleva tres masas.

 a). No hay pan único, sino tres… Este simbolismo de las tres masas (las tres con la misma levadura) sigue siendo resistente a todas las posibles interpretaciones, como todos los símbolos fundantes… Conforme al culto del templo había siete panes de la proposición, que se ponían casa semana como signo de alimento de (para) Dios en el templo. De un modo significativo, Mt 13, 33 no pone un pan, ni siete, sino tres…que puede entenderse de diversas forma en la línea de un triadismo propio de la iglesia primitiva y en especial de Mateo:

  1. b) Los tres panes de mujer/iglesia podrían vincularse con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo de la confesión final de fe y de vida (Mt 28, 16-20). No hay dos panes (uno contra otro, dos en lucha dialéctica infinita, sino tres en línea de apertura a la totalidad…
  2. c) Mateo podría referirse a las tres iglesias fundantes del principio (cf. Hch 15; Gal 2), que se dan la mano en el Concilio de Jerusalén (Pedro, Pablo, Santiago), tres panes distintos, un único pan de comunión. Según eso, la verdad del evangelio es synesthien, compartir los panes diferentes, en comunión de vida…
  3. d) Algunos han pensado en las tres mujeres de la experiencia pascual (Mc 16, par: Magdalena, María la de Santiago/José y Salomé…); tres mujeres, toda la iglesia

5.  Levadura de mujer, levadura en la masa… nuevo fermento de sinodalidad… posibles aportaciones:

El tema de la levadura de mujer (de mujeres) puede y debe aplicarse de hecho, en verdad, el libertad a la autoridad creadora de la iglesia… Eso exige superar un tipo de imposición eucarística de varones que ha venido angostando espiritual, social, jurídicamente a la iglesia en los últimos siglos… En esa línea se pueden y deben recordar algunas iniciativas y caminos:

  1. Me parece importante recuperar el espíritu de fraternidad eucarística de los Hermanos de Jesus, tal como lo formuló hace tiempo Ch. de Foucauld y lo desarrollo R. Voillaume (en el Corazón de las masas….).
  2. Hay que pasar de la falsa disputa sobre la “Ideología de género” y recuperar la levadura de mujer en la iglesia, conforme al evangelio…, no en línea de confrontación de poder frente a un poder de varones, sino en la de una creatividad evangélica.
  3. Lo que importa es que haya buen pan de Jesús, pan de celebración de la vida, en amor creador, pan de justicia, de pluralidad y diálogo… pan de mujer que define el evangelio.
  4. En esa línea hay que insistir, con Francisco (y quizá más allá de este Francisco) en la sinodalidad del pan…, no como una concesión de jerarcas varones (que siguen siendo los del poder), sino como una creatividad esencial e mujeres (y de varones). Sin un tipo de levadura de mujer no se eleva/leuda/fermenta/cuece el pan de la vida. Por mucha simiente de varón que echemos en la tierra (Mt 13, 3), sin levadura de mujer que acoge, muele, amasa, fermenta, cuece el pan no podrá haber iglesia. Un tipo de jerarquía eclesial de iglesia que sólo quiere conservar su poder no sabe nada de esto.

 6. Miedo de iglesia… Una levadura de mujer que sigue siendo inquietante para una iglesia de varones “impotentes”.

Los Doce de Jesús le dejaron en el Huerto (Mc 14, 50 par), todos huyeron. Tenían miedo de la novedad de Jesús, de tener que morir para hacerse pan… Quedaron sólo las mujeres.. Ellas le acompañaron en la muerte, vieron dónde le enterraban… y entraron en su tumba impura… (entrar en un sepulcro era mancharse, compartir la gran mancha/destructora de la muerte.

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Zaqueo

Domingo, 30 de octubre de 2022
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LOS ÁRBOLES Y EL BOSQUE

Porque soy yo,
porque eres tú
—humano empeño singular
y ningún bosque nos impide
la florecida identidad—,
puedes amarme,
te puedo amar.
Porque somos nos-otros,
te doy, me das
—la voz y el eco mutuamente,
en compartida humanidad—.

´*

Pedro Casaldáliga
El Tiempo y la Espera, 1986

***

  Zaqueo (Lc 19)

Estafador, usurero,
de raquítica estatura,
más que por fuera por dentro;
así era y así son
los soberbios con dinero.

Curioso él y atrevido,
se ha encaramado el primero
a un sicomoro sin higos,
y, escondido entre el ramaje,
quiere observar sin ser visto;
quiere ver bien al Maestro
cuando llegue de camino.
Zaqueo le quiere ver,
pero no quiere ser visto.
Parece querer jugar
con Jesús al escondite,
ignorando que es Jesús
el que le busca y persigue.

“¡Baja, por favor, Zaqueo!
-le dice al pasar Jesús-
porque, hoy, hospedarme quiero
en tu casa y con los tuyos,
¡vamos a hablar de dineros!

¿Qué le diría a Zaqueo
aquella tarde Jesús
que, alegre, feliz, contento,
reconoció sus usuras
y devolvió los dineros?

En Jericó, en otro tiempo,
se quebraron las murallas
al son de trompas y cuernos,
mas, hoy, se han venido abajo,
-sin estrépito, sin truenos,-
las mil torres que cercaban
el corazón de Zaqueo.
Sin estrépito en el cerco,
sin las trompetas de plata
y sin los gritos del pueblo,
hoy cayeron las murallas
del corazón de Zaqueo.

¡Tus murallas han caído,
porque te miró el Maestro!

Ya no hay de qué avergonzarte,
ya eres de verdad pequeño,
ya te hiciste como un niño,
¡como los grandes del Reino!

*

José Luis Martínez SM

***

En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad.

Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí.

Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo:

“Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa.”

Él bajo en seguida y lo recibió muy contento.

Al ver esto, todos murmuraban, diciendo:

– “Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador.

Pero Zaqueo se puso en pie y dijo al Señor:

“Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más.”

Jesús le contestó:

“Hoy ha sido la salvación de esta casa; también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.”

*

Lucas 19, 1-10

***

 

Hoy os hablaré de la pobreza. Debemos permanecer fieles, de manera simultánea, al pensamiento mismo de Cristo y a la solicitud concreta de nuestro amor por los que sufren las injusticias y la miseria. Por consiguiente, es a la luz de una comprensión cada vez más profunda del Evangelio, que debemos redescubrir cada día, como debe ir formándose poco a poco en el fondo de nuestro corazón, en nuestros reflejos, en nuestros juicios -en una palabra, en todo nuestro comportamiento-, el verdadero pobrecito de Jesús, tal como él lo desea, tal como él lo quiere. Una pobreza así está llena de alegría y de amor, y debemos esmerarnos en evitar oponer a esta pobreza, que es cosa delicada y divina, una falsificación humana que tal vez tuviera su apariencia, que tal vez pudiera hasta parecer a algunos más «materialmente» auténtica, pero correría el riesgo de resolverse en dureza, en juicios sumarios, en condenas, en desunión, en rupturas de la caridad. Seremos pobres porque el espíritu de Jesús estará en nosotros, porque sabemos que Dios es infinitamente sencillo y pobre de toda posesión y, sobre todo, porque queremos amar como él a los pobres y compartir su condición [….]

Recordad siempre que el amor consuma todo en Dios, que el amor condujo a Cristo a la tierra y que los hombres siempre tienen sed de amor. Si vuestra pobreza no es simplemente un rostro de amor, no es auténticamente divina. Las exigencias de la pobreza no pueden estar por encima de las exigencias de la caridad: desconfiad de las falsificaciones demasiado humanas de la pobreza. La tentación del pobre son la envidia, los celos, la aspereza del deseo, la condena de todos los que poseen más que él.

*

René Voillaume,
Come loro,
Cinisello B. 1987, pp. 412ss).

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Teresa de Lisieux: La gran desdibujada.

Sábado, 1 de octubre de 2022
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En la Fiesta de esta santa inclusiva, nos acercamos a ella con este post del blog de Amigos de Thomas Merton:

confiance

“El gran regalo que se me dio ese octubre en el orden de la gracia fue el descubrimiento de que la Florecita era realmente una santa, y no una santa muda como una muñeca en las imaginaciones de muchas ancianas sentimentales. No sólo era santa, sino una gran santa, una de las mayores: ¡Tremenda! Le debo toda clase de disculpas y reparación por haber ignorado su grandeza durante tanto tiempo.”

*

Thomas Merton.
Autobiografía.

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teresa

Teresa de Lisieux viene a decirles a sus contemporáneos, a su siglo y al nuestro, que el Dios de Jesucristo no tiene nada que ver con un ave de presa; que Dios ama apasionadamente al hombre; que amarle no es ponerse en manos de alguien que nos posee como un amo; que no es, en primer término, despreciar nuestra vida de hombres, sino estimularla, como Él mismo la estima. Teresa coincide con la gran tradición hebrea de la ternura de Dios para con el hombre –al revés de los dioses griegos, impasibles e indiferentes-, un Dios que se alía a los hombres. ¿No se designa en la Biblia el amor que Dios profesa al hombre con el plural rahamin, entrañas? Esa emoción que le hace a uno estremecerse en lo más profundo de su ser es un amor vulnerable, un amor de ternura.

Al mismo tiempo, descubre en el hombre el gusto por responder a Dios, por responderle con pasión. Si Dios es ese Dios compañero de los caminos del hombre, si es un Dios vulnerable, entonces es un auténtico compañero que desea el amor del hombre. ¿No es evidente que ese mensaje de la experiencia de un combate con Dios, en emulación de un amor cada vez más profundo entre un Dios y un hombre que no odian su existencia recíproca, que están desarmados el uno frente al otro, que con una libertad recíproca se dan, digamos, la existencia el uno al otro, no es evidente que esta experiencia coincide con lo que agita al presente el fondo de la humanidad, el deseo de ver liberada la creatividad última del hombre?

..Era inaguantable el Dios preconizado por tantos cristianos. La vida de Teresa es un grito de rebeldía contra ese supuesto Dios propietario y captador que se representaba; contra ese Dios aristócrata que solo se interesaba por quienes son santos desde la infancia o poseen un psiquismo equilibrado que les permite alcanzar una alta perfección moral. Teresa, que conoció la noche de la neurosis y se reconoció hermana de los criminales y pecadores; Teresa responde a la voz de Dios que llama a las gentes de las calles y las plazas y a todo el mundo –a todos nosotros- a los (discapacitados), a los angustiados, a los desafortunados, a los desamparados, a los desesperados…

¿Ha muerto hoy el ‘Dios potentado’? Me temo que no. Hoy se sigue presentando al Dios de Jesucristo como un amo siempre suspicaz, dispuesto en todo momento a condenar. ¿No leemos todavía con frecuencia que si nuestro mundo se encuentra tan bajo y tan cerca de la catástrofe se debe a su castigo por haberse separado de Dios? ¡Siniestra mancha del rostro joven y gozoso del Dios de Jesucristo!..¿Seguirán ciertos escribas muertos de miedo –al contrario de aquella muchacha, de un valor insobornable- haciéndola morir y apartando al pueblo cristiano del agua viva y del fuego devorador que es la vida de Teresa?

*

Jean FranÇois Six.
La verdadera infancia de Teresa de Jesús. Neurosis y santidad.
Herder 1982.

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Arroja en el Señor tus ansiedades y Él te sustentará: El abandono en Teresa de Lisieux

Teresa de Lisieux: “El abandono es el fruto delicioso del amor”

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“Cuando la debilidad es fortaleza”, por Gabriel Mª Otalora

Viernes, 12 de noviembre de 2021
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7274457275Un libro que me marcó profundamente…

De su blog Punto de Encuentro:

Hay experiencias de fe que deberían ser divulgarse con fuerza en toda la comunidad cristiana. Incluso convertirse en luz para el día a día por su fuerza universal, católica, y cuya luminosidad choca con la condición hedonista en la que estamos inmersos. La experiencia que traigo a colación está sacada de un libro que ya pasa de las diecisiete reimpresiones; al releerlo, siento la necesidad de compartir al menos lo que entiendo es el cuore de este libro titulado Cartas del desierto, de Carlo Carretto, seguidor de Carlos de Faucauld.

¿Acaso cuando vino Jesús a este mundo, el omnipotente, el Amor, no podía curar a todos los enfermos, saciar el hambre a todos los pobres, curar todas las llagas, resucitar a todos los muertos? ¿Por qué no lo hizo? ¿Por qué dejó al mundo como lo encontró, necesitado, dolorido, injusto, malo?

Ese “habitar entre nosotros” se manifiesta sobre todo en Belén y en el Calvario: Jesús se pone junto al ser humano y le enseña a vivir la impotencia y a sufrir el dolor con amor. Tenía mil modos de ayudarle, pero escogió el más duro, el más radical: ponerse en su lugar, parecerse a él lo más posible. “Se hizo semejante en todo menos en el pecado”. Así, pasó junto a nosotros como uno más, sin ventajas ni privilegios, para enseñarnos a vivir en plenitud. No nos lo enseñó desde un pedestal o desde fuera de nuestra realidad, sino viviendo la misma vida limitada con todos sus condicionantes, sin poder, centrado en el amor.

¿Qué diría la humanidad, si siguiendo a Jesús al Calvario, le viera de repente volverse airado hacia un hombre que le ha dado un puntapié y le gritara: “Sabes quién soy yo?”

Un día iba el autor del mencionado libro en camello por una pista bajo el sol sahariano, cuando se encontró con un grupo de trabajadores que reconstruían el camino deteriorado. No había máquinas ni técnica, sólo el trabajo humano de pico y pala en medio del calor y el polvo del desierto. De pronto, uno de esos obreros manuales le sonríe al hermano Carletto de una manera que no olvidará jamás, según su propio testimonio, aun viéndole “pobre, desgarrado, sudoroso, sucio”. Era su compañero Pablo (otro hermano de Foucauld con quien había coincidido en el seminario), que había escogido este trabajo para mezclarse en aquella masa humana como levadura evangélica. “Nadie habría descubierto a aquél ingeniero europeo bajo aquellos vestidos, aquella barba, y aquél turbante amarilleado por el polvo y el sol”. Ahora era un pobre como los demás.

Un ingeniero convertido en obrero manual… ¡Cuánto mejor sería que al menos utilizara sus conocimientos para arreglar carreteras con medios técnicos más eficaces y humanizados!, se preguntaba la madre del hermano Pablo. En realidad, la pregunta es para el propio Jesús: ¿Por qué quiso ser pobre? ¿Por qué quiso ocultar su divinidad y su poder y vivir entre nosotros como el último y padecer la ignominia de su Pasión? Es no entender el escándalo de que alguien que se proclama Hijo de Dios no ha evitado el suplicio. Pero la respuesta aparentemente más lógica, no es la que responde al amor más grande: la Iglesia no necesita con urgencia de otro ingeniero, de lo que está muy necesitada es de un grano de trigo más que haga fecundar el amor compartiendo la vida con aquellos trabajadores saharianos en aquella remota senda del desierto; a su nivel, sin ventajas, como Cristo hizo con nosotros.

Es el amor el que justifica nuestras acciones, afirma Carletto. Y la jerarquía de los amores la pone la vocación para la que hemos sido llamados. No nos olvidemos que somos sembradores y solo Dios es el recolector. Y lo hace a su manera, a veces indescifrable, a veces contradictoria: Quien de vosotros quiera ser el primero, que sea el último y el servidor de todos, nos recuerda el evangelista Juan. Todo un eslogan de liderazgo de servicio.

Este tipo de experiencias y mensajes debería ser trending topic, al menos entre los cristianos católicos. La fuerza del testimonio, el liderazgo de servicio, la apuesta por convertirse en grano de mostaza… Aquellos trabajadores tuvieron un gran regalo de Dios personalizado en el hermano Pablo, mucho mejor que la máquina más moderna capaz de aligerar el trabajo en el desierto. Esa pobreza elegida es desasimiento, es libertad. Es un modo de ser, de pensar, de amar; es un don del Espíritu Santo para quien es llamado y acoge esta vocación y para quien tiene la suerte, en su marginación, de encontrarse con este tipo de personas.

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Teresa de Lisieux: La gran desdibujada.

Viernes, 1 de octubre de 2021
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En la Fiesta de esta santa inclusiva, nos acercamos a ella con este post del blog de Amigos de Thomas Merton:

confiance

“El gran regalo que se me dio ese octubre en el orden de la gracia fue el descubrimiento de que la Florecita era realmente una santa, y no una santa muda como una muñeca en las imaginaciones de muchas ancianas sentimentales. No sólo era santa, sino una gran santa, una de las mayores: ¡Tremenda! Le debo toda clase de disculpas y reparación por haber ignorado su grandeza durante tanto tiempo.”

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Thomas Merton.
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teresa

Teresa de Lisieux viene a decirles a sus contemporáneos, a su siglo y al nuestro, que el Dios de Jesucristo no tiene nada que ver con un ave de presa; que Dios ama apasionadamente al hombre; que amarle no es ponerse en manos de alguien que nos posee como un amo; que no es, en primer término, despreciar nuestra vida de hombres, sino estimularla, como Él mismo la estima. Teresa coincide con la gran tradición hebrea de la ternura de Dios para con el hombre –al revés de los dioses griegos, impasibles e indiferentes-, un Dios que se alía a los hombres. ¿No se designa en la Biblia el amor que Dios profesa al hombre con el plural rahamin, entrañas? Esa emoción que le hace a uno estremecerse en lo más profundo de su ser es un amor vulnerable, un amor de ternura.

Al mismo tiempo, descubre en el hombre el gusto por responder a Dios, por responderle con pasión. Si Dios es ese Dios compañero de los caminos del hombre, si es un Dios vulnerable, entonces es un auténtico compañero que desea el amor del hombre. ¿No es evidente que ese mensaje de la experiencia de un combate con Dios, en emulación de un amor cada vez más profundo entre un Dios y un hombre que no odian su existencia recíproca, que están desarmados el uno frente al otro, que con una libertad recíproca se dan, digamos, la existencia el uno al otro, no es evidente que esta experiencia coincide con lo que agita al presente el fondo de la humanidad, el deseo de ver liberada la creatividad última del hombre?

..Era inaguantable el Dios preconizado por tantos cristianos. La vida de Teresa es un grito de rebeldía contra ese supuesto Dios propietario y captador que se representaba; contra ese Dios aristócrata que solo se interesaba por quienes son santos desde la infancia o poseen un psiquismo equilibrado que les permite alcanzar una alta perfección moral. Teresa, que conoció la noche de la neurosis y se reconoció hermana de los criminales y pecadores; Teresa responde a la voz de Dios que llama a las gentes de las calles y las plazas y a todo el mundo –a todos nosotros- a los (discapacitados), a los angustiados, a los desafortunados, a los desamparados, a los desesperados…

¿Ha muerto hoy el ‘Dios potentado’? Me temo que no. Hoy se sigue presentando al Dios de Jesucristo como un amo siempre suspicaz, dispuesto en todo momento a condenar. ¿No leemos todavía con frecuencia que si nuestro mundo se encuentra tan bajo y tan cerca de la catástrofe se debe a su castigo por haberse separado de Dios? ¡Siniestra mancha del rostro joven y gozoso del Dios de Jesucristo!..¿Seguirán ciertos escribas muertos de miedo –al contrario de aquella muchacha, de un valor insobornable- haciéndola morir y apartando al pueblo cristiano del agua viva y del fuego devorador que es la vida de Teresa?

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Jean FranÇois Six.
La verdadera infancia de Teresa de Jesús. Neurosis y santidad.
Herder 1982.

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Arroja en el Señor tus ansiedades y Él te sustentará: El abandono en Teresa de Lisieux

Teresa de Lisieux: “El abandono es el fruto delicioso del amor”

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Amaos los unos a los otros. Como yo os he amado

Domingo, 25 de octubre de 2020
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Antes de la venida de Jesús, los imprecaciones de los profetas recordaban que los sacrificios no le agradaban o Dios y que era imposible darle culto sin un corazón humilde que no practicara la justicia con el prójimo   Un par de frases sólidas de los labios de Cristo nos bastan para que sepamos qué meditar y qué hacer hasta el final del mundo: “Os doy un mandamiento nuevo: Amaos los unos a los otros. Como yo os he amado, así también amaos los unos o tos otros”. ¡Y es todo!

¿Por qué este mandamiento es nuevo? Antes de pronunciar estas palabras, a la pregunta: “Cual es el mandamiento mas importante de la Ley”, Jesús no hace otra cosa que recordar la Ley: “Amarás at Señor tu Dios, con todo tu corazón, con todo tu alma y con todo tu mente. Este es el primer mandamiento y el más importante. El segundo es semejante a éste: Amarás al prójimo como o ti mismo. En estos dos mandamientos se basó toda  la ‘Ley y los profetas’”. Después de recordar que en el Antiguo Testamento esté escrito:‘Amarás a tu prójimo, odiarás a tu enemigo”, “Ojo por ojo, diente por diente”, Jesús añade: “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen; a quien os abofetee en la mejilla derecha presentadle también la otr”. Entiéndase: esto no es una aplicación, sino una consecuencia,

Lo nuevo en el mandamiento de amarnos unos a otros es, desde ahora, amar a nuestros hermanos como Jesús nos ama [..,]. Y aun hoy otro aspecto de este mandamiento del Señor, no siempre bien comprendido, sobre el que debemos reflexionar brevemente. En efecto, en el mandamiento de la Ley tenemos que amar al prójimo “como a ti mismo”. Se ha visto en esta  término uno especie de “minimización” del amor o los otros y casi la justificación de una solapada prudencia egoísta. Y ciertamente, no estamos obligados a amar o nuestros hermanos más que a nosotros mismos. No tenemos que pretender excesivas cosas con los otros, ya que es necesario empezar por nosotros mismos. Y se acaba con una filosofía de la vida muy mediocre y con una concepción muy humana y egoísta del amor al prójimo. El Señor repite este mandamiento y lo asume como propio .

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René Voillaume,
Con Jesús en el desierto, Brescio i969, 103ss

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En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba:

“Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?”

Él le dijo:

“”Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser.”Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los Profetas.

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Mateo 22,34-40

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Teresa de Lisieux: La gran desdibujada.

Jueves, 1 de octubre de 2020
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En la Fiesta de esta santa inclusiva, nos acercamos a ella con este post del blog de Amigos de Thomas Merton:

confiance

“El gran regalo que se me dio ese octubre en el orden de la gracia fue el descubrimiento de que la Florecita era realmente una santa, y no una santa muda como una muñeca en las imaginaciones de muchas ancianas sentimentales. No sólo era santa, sino una gran santa, una de las mayores: ¡Tremenda! Le debo toda clase de disculpas y reparación por haber ignorado su grandeza durante tanto tiempo.”

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Thomas Merton.
Autobiografía.

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teresa

Teresa de Lisieux viene a decirles a sus contemporáneos, a su siglo y al nuestro, que el Dios de Jesucristo no tiene nada que ver con un ave de presa; que Dios ama apasionadamente al hombre; que amarle no es ponerse en manos de alguien que nos posee como un amo; que no es, en primer término, despreciar nuestra vida de hombres, sino estimularla, como Él mismo la estima. Teresa coincide con la gran tradición hebrea de la ternura de Dios para con el hombre –al revés de los dioses griegos, impasibles e indiferentes-, un Dios que se alía a los hombres. ¿No se designa en la Biblia el amor que Dios profesa al hombre con el plural rahamin, entrañas? Esa emoción que le hace a uno estremecerse en lo más profundo de su ser es un amor vulnerable, un amor de ternura.

Al mismo tiempo, descubre en el hombre el gusto por responder a Dios, por responderle con pasión. Si Dios es ese Dios compañero de los caminos del hombre, si es un Dios vulnerable, entonces es un auténtico compañero que desea el amor del hombre. ¿No es evidente que ese mensaje de la experiencia de un combate con Dios, en emulación de un amor cada vez más profundo entre un Dios y un hombre que no odian su existencia recíproca, que están desarmados el uno frente al otro, que con una libertad recíproca se dan, digamos, la existencia el uno al otro, no es evidente que esta experiencia coincide con lo que agita al presente el fondo de la humanidad, el deseo de ver liberada la creatividad última del hombre?

..Era inaguantable el Dios preconizado por tantos cristianos. La vida de Teresa es un grito de rebeldía contra ese supuesto Dios propietario y captador que se representaba; contra ese Dios aristócrata que solo se interesaba por quienes son santos desde la infancia o poseen un psiquismo equilibrado que les permite alcanzar una alta perfección moral. Teresa, que conoció la noche de la neurosis y se reconoció hermana de los criminales y pecadores; Teresa responde a la voz de Dios que llama a las gentes de las calles y las plazas y a todo el mundo –a todos nosotros- a los (discapacitados), a los angustiados, a los desafortunados, a los desamparados, a los desesperados…

¿Ha muerto hoy el ‘Dios potentado’? Me temo que no. Hoy se sigue presentando al Dios de Jesucristo como un amo siempre suspicaz, dispuesto en todo momento a condenar. ¿No leemos todavía con frecuencia que si nuestro mundo se encuentra tan bajo y tan cerca de la catástrofe se debe a su castigo por haberse separado de Dios? ¡Siniestra mancha del rostro joven y gozoso del Dios de Jesucristo!..¿Seguirán ciertos escribas muertos de miedo –al contrario de aquella muchacha, de un valor insobornable- haciéndola morir y apartando al pueblo cristiano del agua viva y del fuego devorador que es la vida de Teresa?

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Jean FranÇois Six.
La verdadera infancia de Teresa de Jesús. Neurosis y santidad.
Herder 1982.

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Arroja en el Señor tus ansiedades y Él te sustentará: El abandono en Teresa de Lisieux

Teresa de Lisieux: “El abandono es el fruto delicioso del amor”

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Zaqueo

Domingo, 3 de noviembre de 2019
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LOS ÁRBOLES Y EL BOSQUE

Porque soy yo,
porque eres tú
—humano empeño singular
y ningún bosque nos impide
la florecida identidad—,
puedes amarme,
te puedo amar.
Porque somos nos-otros,
te doy, me das
—la voz y el eco mutuamente,
en compartida humanidad—.

´*

Pedro Casaldáliga
El Tiempo y la Espera, 1986

***

  Zaqueo (Lc 19)

Estafador, usurero,
de raquítica estatura,
más que por fuera por dentro;
así era y así son
los soberbios con dinero.

Curioso él y atrevido,
se ha encaramado el primero
a un sicomoro sin higos,
y, escondido entre el ramaje,
quiere observar sin ser visto;
quiere ver bien al Maestro
cuando llegue de camino.
Zaqueo le quiere ver,
pero no quiere ser visto.
Parece querer jugar
con Jesús al escondite,
ignorando que es Jesús
el que le busca y persigue.

“¡Baja, por favor, Zaqueo!
-le dice al pasar Jesús-
porque, hoy, hospedarme quiero
en tu casa y con los tuyos,
¡vamos a hablar de dineros!

¿Qué le diría a Zaqueo
aquella tarde Jesús
que, alegre, feliz, contento,
reconoció sus usuras
y devolvió los dineros?

En Jericó, en otro tiempo,
se quebraron las murallas
al son de trompas y cuernos,
mas, hoy, se han venido abajo,
-sin estrépito, sin truenos,-
las mil torres que cercaban
el corazón de Zaqueo.
Sin estrépito en el cerco,
sin las trompetas de plata
y sin los gritos del pueblo,
hoy cayeron las murallas
del corazón de Zaqueo.

¡Tus murallas han caído,
porque te miró el Maestro!

Ya no hay de qué avergonzarte,
ya eres de verdad pequeño,
ya te hiciste como un niño,
¡como los grandes del Reino!

*

José Luis Martínez SM

***

En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad.

Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí.

Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo:

“Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa.”

Él bajo en seguida y lo recibió muy contento.

Al ver esto, todos murmuraban, diciendo:

– “Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador.

Pero Zaqueo se puso en pie y dijo al Señor:

“Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más.”

Jesús le contestó:

“Hoy ha sido la salvación de esta casa; también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.”

*

Lucas 19, 1-10

***

 

Hoy os hablaré de la pobreza. Debemos permanecer fieles, de manera simultánea, al pensamiento mismo de Cristo y a la solicitud concreta de nuestro amor por los que sufren las injusticias y la miseria. Por consiguiente, es a la luz de una comprensión cada vez más profunda del Evangelio, que debemos redescubrir cada día, como debe ir formándose poco a poco en el fondo de nuestro corazón, en nuestros reflejos, en nuestros juicios -en una palabra, en todo nuestro comportamiento-, el verdadero pobrecito de Jesús, tal como él lo desea, tal como él lo quiere. Una pobreza así está llena de alegría y de amor, y debemos esmerarnos en evitar oponer a esta pobreza, que es cosa delicada y divina, una falsificación humana que tal vez tuviera su apariencia, que tal vez pudiera hasta parecer a algunos más «materialmente» auténtica, pero correría el riesgo de resolverse en dureza, en juicios sumarios, en condenas, en desunión, en rupturas de la caridad. Seremos pobres porque el espíritu de Jesús estará en nosotros, porque sabemos que Dios es infinitamente sencillo y pobre de toda posesión y, sobre todo, porque queremos amar como él a los pobres y compartir su condición [….]

Recordad siempre que el amor consuma todo en Dios, que el amor condujo a Cristo a la tierra y que los hombres siempre tienen sed de amor. Si vuestra pobreza no es simplemente un rostro de amor, no es auténticamente divina. Las exigencias de la pobreza no pueden estar por encima de las exigencias de la caridad: desconfiad de las falsificaciones demasiado humanas de la pobreza. La tentación del pobre son la envidia, los celos, la aspereza del deseo, la condena de todos los que poseen más que él.

*

René Voillaume,
Come loro,
Cinisello B. 1987, pp. 412ss).

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