El Abad dijo:
- Hemos de ser sinceros y transparentes en nuestra actuación. No sólo engañamos a los demás, ni no que nos engañamos a nosotros mismos.
. El discípulo asintió con la cabeza.
¿Realmente actuamos con sinceridad o somos hipócritas? ¿Hacemos el bien por que amamos al prójimo o lo hacemos para que nos vean, para ganar prestigio? Una vida basada en la hipocresía es una vida falsa.
Miró a su discípulo y concluyó:
- Ayudar al otro, hacer penitencia,
rezar...para que nos vean, es eso, pura hipocresía. Hace de nuestra vida una simple falsedad.
yoel