Juan es el mensajero que prepara la llegada de la buena noticia de Jesús.Aunque es hijo del sacerdote Zacarías no se va al templo a predicar el bautismo de conversión, ni a denunciar las injusticias de la gente religiosa; antes como ahora eran los que decidían lo que estaba bien o mal, lo que se podía o no se podía hacer, Juan se va al desierto, en las periferias, en los márgenes del templo y de la sociedad.
El desierto es el lugar simbólico del enamoramiento de Yahve, el lugar para limpiarse de las mentiras de los "mandarines" religiosos y políticos y programar una nueva ética.
El templo está agotado y los ritos están muertos, más a menos como nos está ocurriendo ahora.
El sufrido pueblo acudió en masa, ansioso de un cambio de estructuras. El Profeta de Nazaret encontró allí una inspiración para iniciar su proyecto. Se dejó bautizar por Juan. Así compartió con el pueblo como uno más en la fila de los que quieren cambiar según el proyecto de Dios.
YOEL