Las semillas deol odio, sembradas hace unos años en Cataluña, han hecho crecer ya ortigas y espinos y su veneno ya está en el aire. Se viven momentos malos, muy malos, en esta tierra española, donde yo nací, y empeñados algunos en que deje de serlo a través de la ilegalidad, la mentira, la manipulación social, la intoxicacación a niños (esto último nadie me lo puede negar pues he sido testigo de ello) y la propagación del espíritu fronterista y del "somos mejores que ellos y por eso nos marchamos".
Es legítimo querer tener un Estado propio. Y construir una sociedad justa dentro de el. Pero lo que ocurre aquí no es una revolución de sonrisas y arco-iris. Se ha extendido el odio, la persecución y el enfrentammiento. Yo mismo he sido testigo en la calle de sucesos muy dolorosos: insultos de unos a otros, gritos, bandera quemadas, pintadas demonizando al otro... Y el 1 de octubre vimos que ha hay odio y el 2 y el 3 que ese odio ha generado más odio. Y esto continua. Es lo que está ocurriendo: una criminalización del contrario. Y eso llevará a donde siempre lleva.
Dudo que la justicia humana española haga pagar a los que han destruido la Cataluña cívica, pacífica y plural. Así que confiamos que sea Dios el que les pida cuentas. Mientras os pido que oreis por esta desgraciada Cataluña. Muchos pensareis que esta tierra no vale la pena, que mejor se largue. Por no os olvideis de los muchos que aquí estamos y no queremos fronteras.
Yo mismo estoy viviendo una durísima prueba de no ver enemigos a quienes no lo son. Pero es muy complicado resistirse cuando los enemigos te los crean.
