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Adios amigo mio

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  • Iniciado hace 9 años por HPMARTIN
  1. HPMARTIN
    Miembro

    Este es un artículo que ha escrito mi marido, bajo mi supervisión en Faceboox asintiendo con lo que él dice lo espongo a continuación:

    Ayer por la tarde, estando a punto de arreglarnos para dar una vuelta, mi pareja recibió la llamada de un amigo desde la ciudad donde residía antes de venir a Madrid. Le comunicaba que el mejor de sus amigos de los treinta años, había puesto una silla en la terraza de su casa y tras subirse, se había dejado caer al vacío.

    Era una persona con un pasado muy peculiar: su madre había muerto en su alumbramiento y a él lo habían dejado a cargo de sus abuelos, que, según contaba, hicieron lo posible por que su crecimiento y educación fuesen tan buenas como las de cualquiera de sus hijos o hermanos.

    La relación con su padre fue difícil. Él buscaba la ternura y protección tan idealizadas, que había imaginado tendrían sus amigos con sus madres; esa protección que, dado su carácter inseguro, necesitaba para sentirse bien posicionado y asentado en sus relaciones con el entorno.

    Y, en esta tesitura, siendo aún casi adolescente, recibe la mano extendida de un grupo religioso que le propone salir de su lamentable situación afectiva por medio de un Dios y unas prácticas caritativas muy bien dirigidas, que le conducirán a su salvación eterna, pero con una condición previa: tiene que renunciar a la práctica de su homosexualidad y afectividad, porque detrás de ello se esconde el demonio. En la castración sexual y afectiva estaba su salvación; en llevar su cruz lo más estoicamente posible; en la renuncia de la proximidad física y el afecto... Allí residía su futuro paraíso.

    Ya que su tendencia sexual era fruto de una desviación antinatural, no era ni ética ni moralmente admisible dejarse llevar por los afectos y deseos que en él anidaban. La renuncia se había convertido en su tónica de vida. Renuncia a conocer, abiertamente, otras personas como él; renuncia a enamorarse; renuncia a "salir del armario" por propia vergüenza y mal ejemplo; renuncia A VIVIR.

    Y esa renuncia la puso en práctica ayer. Seguro que su angustia y desesperación superaron, con creces, el miedo al castigo por el horrible pecado que estaba a punto de cometer.

    Y a todo ésto, sigo sin comprender cómo ante el sufrimiento humano, existieron, existen y existirán grupos que tratarán de sacar beneficio.

    Lo sé por experiencia propia: a mayor inseguridad y angustia, mayor posibilidad de captación y anexión a grupos/ides que ofrecerán la felicidad y salvación, cuando, en el fondo más profundo, de lo único que tratan es de sacar leña del árbol caído. En todos ellos reside el afán de poder y control social.

    En este doloroso y lamentable caso, puede aplicarse (lo mismo que en la inmensa mayoría de ellos), aquello de que: "Quién controla al individuo sexualmente, lo controla, también, de forma individual y social", máxima puesta en práctica en muchos países con regímenes autoritarios y de la que nosotros tenemos sobrada experiencia tras "40 años sin sexo".

    Siempre he pensado (y aquí conecto con mi labor educativa), que el fin último de la educación y de la vida, es la felicidad humana; felicidad que no puede venir por otros derroteros que no sean los de la aceptación de la realidad de la condición individual y el respeto a la diferencia. Las máximas, ideas, postulados o tratados que no tengan en cuenta estos principios básicos, siempre serán, para mí, motivo de sospecha: algo sucio esconden.

    Aún habiéndote conocido tan poco como te conocí, me duele tu final y tu intermedio, querido amigo. No quisiera que tu sufrimiento cayese en saco roto. Eres el vivo ejemplo y víctima de la incomprensión, manipulación, desprecio o indiferencia (si existe), de los muchos que tratan de que todo continúe como siempre; de los que no admiten que el ser humano, independientemente de su condición, se desarrolle de forma afectiva, individual y social.

    ¡Cuántos, como tú, habrán buscado su felicidad en la muerte! !A cuántos les espera tu mismo final!

    Deseo que tu renuncia a la vida no haya sido en vano. Sé que a tu causa se unirán muchas personas que han querido y sabido conservar en su interior un trocito de vida.

    Hasta siempre, amigo mío.

    Adios amigo mío.

    Publicado hace 9 años #

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