OS la he puesto algún día... Me encanta... OS la vuelvo a poner... Mil besos...
¿Qué me dirás, Dios mío,
cuando llegue a tu presencia
y me encuentre frente a Ti?
«Ánimo, hijo,
te has portado como un buen hijo».
Yo me quedaré mudo
porque llevaba preparada una explicación.
Tú me tomarás de la mano
y me enseñarás tu casa con todo detalle.
Casi no te atreverás a pronunciar palabra.
Solamente, como de pasada, me dirás:
«Ya teníamos ganas de verte aquí,
con nosotros».
Yo te miraré al rostro asombrado
y veré que te brillan los ojos
y que luchas
para que no te caiga ninguna lágrima.
Y mis explicaciones e historias
se me irán de la cabeza todas.
Y mis fallos
quedarán sepultados para siempre
en el baúl vacío de los recuerdos muertos.
Y empezaré a entender que eres gratuito,
como el agua antes del capitalismo
y el sol antes del turismo.
¡Empezaré a entender, por fin,
la parábola del hijo pródigo!
Y se me quedará clavada en el corazón
una palabra eterna,
que la estás diciendo desde ahora,
aunque yo no la oiga todavía: «Hijo».
Y sentiré, ¡por primera vez!,
una alegría no pasajera.
P. Loidi