Bienvenido Enrique.
Dices que la religión monopoliza la espiritualidad. Ciertamente, si la religión monopoliza la espiritualidad, ésta desaparece. Es un error considerar que lo espiritual es patrimonio exclusivo del ámbito confesional, de las instituciones religiosas. Lo espiritual no se puede apresar, ni ubicar dentro de un marco preciso. Así como el ser y el amor, se pueden expresar de muchas maneras distintas, pero no son propiedad de un club con nombre propio.
La espiritualidad sería más bien un terreno común. En ese terreno común podemos encontrar las distintas confesiones (con sus distintos nombres).
Sin caer en un relativismo pobretón, ni un sincretismo barato de pura mezclolanza, aunque así pueda sonar aparentemente; me parece interesante en la espiritualidad una visión holística. De tal modo que, la espiritualidad dejaría de ser patrimonio exclusivo de una tradición religiosa para concebirse como un lugar común. Pues sería un error garrafal identificar un único método para acceder al núcleo de la vida espiritual, es decir, a nosotros mismos y nuestra circunstancia, nuestra vida (tan amplia toda ella). "Caminos", decía santa Teresa de Ávila.
No obstante, no podemos obviar nuestra tradición, la de cada uno de nosotros. Y siempre tenemos delante nuestros mapas. Pero, "saber tomar distancia" es fundamental para superar cualquier tentación fanática o fundamentalista. Mentalmente es muy higiénico y, emocionalmente nos abre una perspectiva desde una mirada crítica.
Un abrazo.