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Palabra clave: ‘Sara Millerey’

Joven trans de 14 años desapareció hace un mes cerca a donde asesinaron a Sara Millerey

Viernes, 25 de abril de 2025

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Manuela desapareció al salir para buscar a sus hermanos – crédito MiRegión360

En lo que va del 2025, treinta personas de la comunidad Lgbti+ han sido asesinadas, la mayoría en el departamento de Antioquia

Por Jorge Leonardo Alzate

22 Abr, 2025 12:11 p.m. Actualizado: 22 Abr, 2025 02:09 p.m. EST

La comunidad Lgbti+ sigue siendo presa del miedo en Antioquia, en donde una mujer trans fue torturada hasta la muerte, a otra la apuñalaron y una tercera, de tan solo 14 años, está desaparecida desde hace un mes.

Se trata de Manuela Gómez, una adolescente que fue vista por última vez en el barrio París, de Bello, cuando salía a cuidar de sus hermanos, que jugaban en la zona.

Su madre, Cindy Yuliana Herrera, dice estar desesperada. Y es que, precisamente en Bello, fue donde el 6 de abril pasado un grupo de hombres le partió brazos y piernas a Sara “la Millerey” y luego la tiró a una quebrada, con la intención de ahogarla.

Yo, como mamá, les digo que ya es un mes y no nos dan información de nada, de nada. Estoy muy desesperada y no soy la única, la familia también está desesperada”, lamentó Herrera, en declaraciones entregadas a Blu Radio.

En lo que va del 2025, treinta personas de la comunidad Lgbti+ han sido asesinadas, la mayoría en el departamento de Antioquia. De ahí el miedo entre los familiares de Manuela, que esperan encontrarla con vida, aunque son conscientes de que con cada hora las probabilidades disminuyen.

El brutal asesinato de Sara Millerey en municipio de Bello, Antioquia, es un recordatorio de que la sociedad colombiana aún se enfrenta a numerosos obstáculos para garantizar los derechos de las comunidades diversas. El crimen en su contra crimen ocurrió en circunstancias de extrema violencia y deja en evidencia que la transfobia sigue asfixiando al país.

El cuerpo de Sara fue encontrado en una quebrada tras haber sido sometida a torturas que incluyeron fracturas en sus brazos y piernas. Su asesinato motivo a la ciudadanía a movilizarse para exigir a las autoridades de Bello que esclarezcan el caso y, en respuesta, el pasado lunes 14 de abril, la investigación avanzó cuando seis presuntos implicados se identificaron.

Según detalló Noticias Caracol, las autoridades han llevado a cabo registros en varias viviendas con el objetivo de recolectar pruebas que permitan emitir órdenes de captura contra los responsables. Este proceso busca garantizar que los culpables enfrenten la justicia por un crimen que ha sido calificado como un acto de odio y discriminación.

Por su parte, la Secretaría de Seguridad de Bello ha señalado que detrás de este asesinato podría estar involucrada una estructura criminal que opera en la región del Valle de Aburrá. Aunque no se han revelado más detalles sobre esta organización, las autoridades continúan trabajando en su búsqueda.

En medio del dolor por el asesinato de Sara, Sandra Borja, su madre, compartió un emotivo relato en el pódcast Más allá del silencio, conducido por el periodista Rafa Poveda. Durante la entrevista, Borja recordó la vida de Sara, su valentía para enfrentar los prejuicios sociales y su lucha por ser reconocida como mujer en una sociedad que muchas veces le dio la espalda.

Además, describió a su hija como una persona especial, llena de fe y determinación, que desde los 15 años inició su proceso de transición de género. A pesar de los constantes desafíos y la discriminación, Sara se esforzó por vivir plenamente como mujer, desafiando las normas sociales y defendiendo su identidad. Según relató su madre, en sus últimos momentos de vida, Sara alcanzó a señalar que los responsables de su asesinato fueron “hombres malos”.

Su testimonio ha sido clave para entender el contexto de violencia y discriminación que enfrentó Sara Millerey, y refuerza la hipótesis de que su asesinato estuvo motivado por transfobia, un problema que sigue siendo una realidad alarmante en Colombia y mantiene en vilo a la familia de la pequeña Manuela.

Fuente Infobae

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Carlos Darwin Rojas: “A Sara Millerey la persiguieron, abusaron, quebraron las manos y los pies, la tiraron a un río… y la dejaron morir”

Martes, 22 de abril de 2025

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Del blog de Dumar Espinosa, Iglesia en reforma, Hospital de campo:

Homilía de Viernes santo en Bogotá

En el municipio de Bello, la mujer habría sido atacada, golpeada brutalmente y arrojada a la quebrada La García

Los hechos quedaron registrados en un video de origen desconocido que circuló en redes sociales

“Cuando en una familia hay insultos, indiferencia, desprecio… eso también es parte de la cruz”

“La pasión no es solo un texto que se lee en Semana Santa”

El sacerdote redentorista Carlos Darwin Rojas, vicario parroquial de san Gerardo de Mayela, en el noroccidente de Bogotá, pronunció una sentida homilía durante la liturgia del Viernes santo 2025, en la que recordó el cruel asesinato de Sara Millerey González Borja de 32 años, mujer trans en Medellín el pasado 4 de abril:

IMG_0893Queridos amigos:

Después de haber hecho este recorrido acompañando a Jesús triunfante en su entrada a Jerusalén el Domingo de Ramos, celebrar su cena de despedida ayer, hoy quiero proponerles tres ideas. Pero antes, permítanme recordarles algo muy importante: Dios siempre nos está salvando por medio de su Palabra.

Por medio de una palabra, Dios es capaz de sanar a una persona.

Por medio de una palabra, Dios puede salvar a una familia de una tragedia.

Por medio de una palabra, Dios puede restaurar un matrimonio.

Por medio de una palabra, Dios puede dar dirección a quien no encuentra salida a sus problemas o dificultades.

Por eso, quisiera pedirle que tengamos los oídos bien atentos.

Una niña le decía a su abuelita:

Abuelita, le pido a Dios que gane mi equipo de fútbol… y le meten una goleada.

Le pido a Dios que me ayude a pasar el examen de matemáticas… y lo pierdo.

Le pido a Dios que se mejore mi mamá… y cada vez está más enfermita.

Abuelita, ¡si Dios tuviera orejas como las de un elefante…!

Y yo quiero pedirles que todo tengamos orejas de elefante, oídos grandes y abiertos, porque estoy seguro de que Dios algo les quiere decir.

Primera idea:

Hemos escuchado la triste historia de la pasión de Jesús.

Padre, ¿qué es la pasión de Jesús?

La respuesta es simple: es la pasión de los hombres.

Lo que vivió Jesús lo siguen viviendo muchas personas hoy. Piensen por un momento si no es así: juicios injustos, condenas, personas descartadas, excluidas, cruces impuestas, muertes decretadas…

Al mirar nuestra vida o la de alguien cercano, nos damos cuenta de que alguien puede estar viviendo su propia pasión, su propio calvario.

He pensado mucho en estos días en lo que ocurrió con Sara Millerey, una joven trans que murió asesinada el pasado 4 de abril en Bello-Antioquia. ¿Acaso no es eso lo mismo que le pasó a Jesús? La pasión no está lejos de nosotros.

A ella la persiguieron, la abusaron, le quebraron las manos y los pies, la tiraron a un río… y la dejaron morir.

Díganme ustedes, ¿la pasión no está cerca?

Cuando en casa tenemos a alguien en una cama, con llagas, dolores, desvelos, impotencias… ahí también está la pasión de Cristo.

Cuando en una familia hay insultos, indiferencia, desprecio… eso también es parte de la cruz.

La pasión no es solo un texto que se lee en Semana Santa.

Es una realidad que se actualiza cada día, en nuestras calles, en nuestros barrios, en nuestra propia casa. Donde hay dolor, hay cruz. Donde hay abandono, hay pasión.

Segunda idea:

Me llama profundamente la atención lo que dice el Evangelio:

Muchos estaban mirando”.

Qué fácil es mirar desde el balcón, desde el palco, la vida sufriente de los demás.

Las noticias contaban que mientras Sara Millerey moría en el río, alguien la filmaba con el celular.

¡Qué tristeza! ¡Qué manía la de grabar el dolor del otro!

Filmar cómo golpean, cómo matan, cómo sufren…

Y uno se pregunta:

¿Qué le pasa al mundo que vive en una absurda indiferencia?

¿Qué nos pasa que el dolor del otro ya no nos toca?

¿Qué sucede en nuestro interior que el otro nos resulta un desconocido?

Sara Millerey no es solo una mujer trans.

Sara Millerey está en tu casa, puede ser tu compañero de oficina, tu hijo, tu padre, tu esposo…

Y a veces los tratamos con la misma indiferencia.

Alguien me preguntaba:

—Padre, ¿qué es la indiferencia?

Y yo les digo: la indiferencia es pasar de largo.

Es no escuchar.

Es no hacer nada.

Es quedarse callado.

Es darle la espalda al otro.

La indiferencia es complicidad.

Por eso, repítanlo conmigo:

¡No necesitamos más indiferencia, necesitamos marcar la diferencia!

Una vez más:

¡No necesitamos más indiferencia, necesitamos marcar la diferencia!

Y alguien me dice:

Padre, ¿cómo se marca la diferencia?

Se marca haciendo algo por el otro, comprometiéndonos, enseñándole a nuestros niños que el dolor del otro también es nuestro, que la causa del otro es nuestra causa, y que la vida del otro vale tanto como la nuestra.

Tercera idea:

Somos invitados a meditar en la pasión de Jesús, una historia que nos puede pasar a cualquiera.

Nunca olvidaré una parroquia donde serví, y donde conocí a Marleny, una mujer que llevaba 37 años en cama.

Yo tenía la misma edad que ella llevaba postrada.

Cuando le preguntaba:

Marleny, ¿cómo estás?

Ella, sin poder moverse, me respondía con una sonrisa:

Padre, todos los días, mejor.

Tres cosas aprendemos de la cruz:

Primero: El dolor construye la vida.

En el dolor, una persona se hace más persona, aprende a agradecer lo que tiene, y se dignifica. El dolor es una gran escuela.

Segundo: La cruz no se tira.

Jesús no bajó la cruz diciendo “vuelvo mañana”. Él la abrazó. La cruz no se abandona, se asume, porque está hecha a nuestra medida.

Tercero: Detrás de la cruz, siempre hay resurrección.

Detrás de la prueba, se oculta una bendición. Hay que aprender a buscarla.

Para terminar, quiero compartirles una historia:

Cuando yo era más joven, mi madre me preguntó:

¿Cuál es la parte más importante del cuerpo?

Yo respondí:

Los oídos.

No, hijo. Hay muchas personas sordas.

Luego le dije:

Los ojos.

Tampoco, hay personas ciegas.

Pasó el tiempo. El día que murió mi abuelo materno, yo estaba destrozado. Entonces mi madre me dijo:

Hoy vas a aprender la respuesta. La parte más importante del cuerpo son los hombros.

Intrigado, le pregunté:

¿Por qué?

Porque en ellos puede apoyar su cabeza alguien que necesita llorar. Todos necesitamos un hombro para llorar en algún momento.

Tres conclusiones:

En algún lugar del mundo alguien necesita tu hombro. Es hora de actuar.

Vencer la indiferencia es ayudar a alguien a cargar su cruz.

No busques lejos. La persona que lo necesita puede estar más cerca de lo que crees.

Cierra tus ojos.

Hazte esta pregunta:

¿A qué me trajo Dios hoy a este lugar?

Y la respuesta es sencilla:

Alguien muy cerquita de ti está viviendo su pasión… y tú no estás haciendo nada.

Alguien a tu lado está sufriendo… y tú no estás haciendo nada.

Señor Jesús, gracias por traerme a esta celebración, por recordarme que tengo que vencer la indiferencia, que debo marcar la diferencia, y que debo ocuparme de aquellos a quienes he ignorado.

Amén.

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Toda vida es sagrada”: Cardenal Rueda lavó los pies a mujeres trans en conmemoración del Jueves Santo

En un gesto histórico de humildad y solidaridad, el cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia, lavó los pies a mujeres transgénero y en condición de prostitución durante la liturgia del Jueves Santo, en un acto que busca enviar un mensaje de inclusión y respeto hacia la población diversa del país.

El evento, realizado en la Catedral Primada de Colombia, se enmarca en la tradición católica que rememora el lavatorio de pies que Jesús realizó a sus discípulos como símbolo de servicio y amor al prójimo. Sin embargo, este año cobró especial relevancia al incluir a mujeres trans, una comunidad históricamente marginada y víctima de violencia en Colombia.

Un mensaje contra la discriminación

Durante la ceremonia, el cardenal Rueda honró la memoria de Sara Millerey, una mujer trans asesinada recientemente en Antioquia, y reflexionó sobre la importancia de valorar toda vida humana.

Pensando en las últimas mujeres trans que han muerto y que mueren como si hubiera muerto alguien de condición inferior, nos demos cuenta que toda vida es sagrada”, expresó el prelado, haciendo un llamado al respeto y la no discriminación.

Por su parte, las participantes del acto agradecieron el gesto, destacando su significado en una sociedad que las ha estigmatizado. “El evento fue para nosotras, las chicas trans, para hacernos conocer y entender que, aunque seamos trans, no somos diferentes a nadie, compartió una de las asistentes.

Reacciones y significado del acto

La comunidad trans de Bogotá resaltó la importancia de que la Iglesia católica las haya incluido en un ritual tan significativo. “Ha sido muy bonito, entre nervios, emoción y preocupaciones, incluso vergüenza, porque en una sociedad donde se nos ha señalado, es inevitable sentirla. Pero el amor del cardenal nos refuerza, expresó una de las mujeres.

Este no es el primer acercamiento del cardenal Rueda con esta población, lo que refuerza su mensaje de que “Dios no discrimina, sencillamente acoge y acompaña.

El arzobispo continuó su agenda en el marco de la Semana Santa con un Vía Crucis en un barrio popular del norte de Bogotá, donde oró por la paz del país en medio de un contexto de desafíos sociales y violencia.

Este acto de lavado de pies ha generado amplias reacciones, reafirmando la necesidad de construir una sociedad más inclusiva y respetuosa con la diversidad.

Fuente Conexión Putumayo/Youtube

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Transfemicidio de Sara Millerey: cuando la crueldad se vuelve viral

Sábado, 12 de abril de 2025

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A la colombiana Sara Millerey González Borja le quebraron los brazos y las piernas, la arrojaron al río y mientras pedía ayuda las personas se quedaron mirando y filmando. Organizaciones LGBT venían alertando del incremento de violencias y transOdio en Colombia. El rol de los medios y el mensaje en las redes sociales.

9 de abril de 2025
María Eugenia Ludueña
Edición: Ana Fornaro

El video de Sara Millerey González Borja, una mujer trans de 32 años, agonizando aferrada a una rama, con los huesos de su cuerpo partidos a golpes, pidiendo ayuda a los gritos, registró de manera brutal la crueldad que siguen sufriendo las personas travestis y trans en Colombia y en el mundo en 2025. A Sara le quebraron los brazos y las piernas, la arrojaron al río en la quebrada La Garcia, en el barrio Playa Rica en Bello (Antioquia).

Fue el viernes 4 de abril a las cuatro de la tarde, en un espacio público donde había varias personas pidiendo que no la socorrieran para dejar que se ahogara en la corriente un río crecido por las lluvias. Alguien pidió auxilio y Sara fue llevada al hospital de Medellín, donde murió el domingo. Alguien grabó la secuencia de violencias, el video se hizo viral y el nombre de Sara Millerey fue tendencia en las redes.

Había unos manes parados, también con el celular grabando lo que le sucedía, y decían que no la ayudaran. Entonces hubo temor a intervenir por miedo a que los encendieran a bala. Fue necesario que interviniera la Policía”, le dijo un familiar a El Colombiano durante el sepelio que se realizó ayer.

La misma fuente contó que Sara era una luchadora alegre y carismática, hacía dos años había terminado el bachillerato en una escuela nocturna. le gustaba lucir sus pelucas y vestidos. “Le tenían tanto cariño que muchas veces le paraban las motos y se montaba y se mostraba como una reina. Le encantaba que la vieran así, no faltaba a quienes no le gustaba su personalidad” expresó en la despedida. La familia invitó a acompañar la ceremonia de inhumación, de la que participaron tambien vecines, activistas y funcionarixs.  Vuela alto mi niña” escribió su madre en una cinta sobre el féretro blanco. “Pido que se haga justicia. No tienen perdón de Dios los que hicieron “, le dijo a los medios locales. 

El video en las redes sociales

Desde Sentiido -medio de Colombia sobre género, diversidad y cambio social- Li Cuellar, codirectore, analizó el rol de los medios y de las redes sociales en la cobertura. “La saña y la tortura, cómo sometieron a Sara a este sufrimiento terrible hasta su muerte conmueve y despierta cuestionamientos sobre la humanidad. Que exista un video como evidencia de lo que le hacen a las personas trans, de cómo las humillan y las asesinan, provoca indignación. Está muy bien que los medios estén cubriendo esto, es muy importante que lo hagan”.

Algo que llama la atención, dice Li, es que el video de su tortura se haya movido tanto en redes sociales. “Cumple una función como de escarmiento, para que la gente se dé cuenta de que ese tipo de videos se pueden reproducir sin ningún problema. Pareciera que las muertes de las personas trans valen menos que las demás”.

“Creo que hay un problema muy grande con respecto al análisis que estamos haciendo sobre el consumo de lo que se mueve en redes sociales y que no se puede quedar solamente en la indignación. Tiene que haber una reflexión más profunda sobre lo estructural de esta violencia. Hay una conversación pendiente muy importante sobre la función de los medios. Si esto le hubiera pasado a una mujer cisgénero o a una estudiante de una universidad, un colegio privado en Bogotá o en Medellín, la historia habría sido otra”, considera le codirectore de Sentiido.

Y observa que la narración que se hace sobre la vida de Sara en algunos medios busca una especie de “justificación” al estilo de vida que ella tenía. “Lo que tenemos que explicar es la violencia estructural, no la biografía de ella -si consumía sustancias psicoactivas o estaba mucho en la calle como plantean algunas narrativas- lo que explica lo que le pasó, sino la violencia que vive este país, que vive el departamento de Antioquia, que vive América Latina y que se reproduce y se acepta contra las personas trans”.

Sabemos que este transOdio no es aislado. Y hay puntos recurrentes: “que a la víctima la arrojen el río, la torturen y la hagan enfrentar humillaciones, vejaciones, dolor profundo, es una manera de castigar. Que una persona tenga las tripas de pararse a filmar este asesinato dice muchas cosas sobre cuánto vale la vida de una persona trans en este mundo y en América Latina”.

Violencias hacia LGBT aumentaron en Colombia

Hace varios meses se advirtió el peligro que corría Sara. Y el Estado no hizo nada. El lunes 7 de abril conocimos que a Sara la torturaron, la golpearon y la tiraron al río sólo por ser una mujer trans. Es el caso número 24 de 2025, y 14 de estas víctimas fueron personas trans”, dijo a Presentes Jesusa Ramírez, del Colectivo León Zuleta. La activista trans colombiana se refiere a que varias organizaciones de derechos humanos venían advirtiendo al Estado el aumento de las violencias.

Desde Caribe Afirmativo destacaron que la violencia contra Sara no es un hecho aislado. “Hace parte de una ola de violencia sistemática que enfrentan las personas LGBTIQ+ en el país, en especial las personas trans, quienes siguen siendo blanco de ataques que no solo buscan silenciar sus cuerpos, sino también borrar sus existencias. Prueba de ello es que “la mayoría de estos crímenes ocurren a plena luz del día, en espacios públicos, frente a testigos silenciosos y con la indiferencia o complicidad de muchas personas y autoridades. Esa misma indiferencia fue la que condenó a Sara a no recibir auxilio inmediato”.

La organización contabiliza 24 personas LGBTIQ+ asesinadas en Colombia en lo que va del año, denuncia falta de respuesta efectiva del Estado y exige acciones urgentes a la Fiscalía General de la Nación, la Defensoría del Pueblo, la Procuraduría General de la Nación, la Gobernación de Antioquia -ya que se trata de una de las zonas con mayores índices de LGBT Odio- y la Alcaldía de Bello. “Tienen la responsabilidad de actuar. Este crimen debe investigarse de manera inmediata y no puede quedar impune, como tantos otros”.

A fines de enero lo había señalado la Defensoría del Pueblo de Colombia. En el primer mes del año, informó, se registraron al menos 13 asesinatos contra personas LGBTIQ+. Y en febrero ILGA LAC (Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex para América Latina y el Caribe) publicó un pronunciamiento: “En estos últimos tiempos la población LGBTQI+ de Colombia está viviendo un recrudecimiento de la violencia sistemática”, advirtió. Y señaló que en 2024 reportes de las organizaciones registraron 338 actos de violencias por prejuicios. Entre ellos, 50 personas LGBTQI+ fueron asesinadas, y 28, es decir más de la mitad de las víctimas, fueron personas trans. “En lo que va del 2025, de acuerdo a estos reportes, 15 personas LGBTQI+ fueron asesinadas, dentro de las cuales 6 son personas trans”, expresaron desde ILGA LAC.

Jesusa, desde su organización León Zuleta (lleva el nombre de una figura emblemática para los derechos LGBT en Colombia)  forma parte de ILGA LAC y se había acercado para denunciar lo que viene pasando.  “En varios departamentos y municipios de Colombia aumentan grupos armados que hacen lo que llaman “limpiezas sociales”. Quieren acabar con las personas con experiencia de vida trans, consideran somos un peligro para los municipios”.

En Bello, un municipio muy pequeño, las organizaciones hacen trabajo de base comunitaria y Sara participaba, cuenta Jesusa. La activista trans dice que las violencias vienen siendo sistemáticas hacia las personas LGTBI y en especial hacia trans. “Van en aumento las cifras, para abril de 2025 van 14 casos de mujeres trans asesinadas, algunas ejercen el trabajo sexual. Los grupos armados se están tomando nuevamente la ley de los municipios y algunos departamentos por el fascismo que ha venido creciendo con los ultraderechistas”.

Justicia por Sara y todas las vidas trans

En Colombia existe una Mesa de Casos Urgentes LGBTI para la atención de hechos que vulneran los derechos de estos colectivos. El Ministerio del Interior informó hoy que el 7 de abril instó “a las entidades del orden nacional, departamental y municipal, para que tomen acciones frente al caso e implementen medidas de prevención ante los altos índices de violencia contra la población LGTBIQ+ en Antioquia”. Realizó una sesión extraordinaria con las entidades pertinentes y el Ministerio Público para revisar el caso de Sara y otras violencias hacia la población LGTBIQ+. Y anunció que el 23 de abril el Ministerio del Interior realizará en Bogotá la primera sesión de alto nivel de la Mesa Nacional de Casos Urgentes LGBTI y de personas con orientación sexual, identidad y expresión de género diversas (OSIEGD), para abordar la violencia sistemática de cual son víctimas y las acciones del Estado al respecto.

Jesusa dice que son pocos los casos que se investigan a fondo. “Como no hay articulaciones entre el gobierno nacional, a favor de los derechos de los sectores LGTBI, con algunos gobiernos regionales y distritales de corriente contraria, pues siempre se quieren como lavar las manos, que esas son competencias territoriales y por eso a veces no se investigan los casos. No hay resultados a las investigaciones y por eso se demora mucho más. Pero no se trata solo del caso de Sara Millerey. De esos 24 casos que registramos, ni el 10% han sido resueltos”.

El rol de los medios 

La saña es un rasgo característico de los crímenes de odio. Busca transmitir un mensaje.  Esta vez no pasó desapercibida. La familia, el activismo y el gobierno: todos repudiaron el crimen de odio de Sara. No es algo que suela ocurrir con frecuencia. Casi todos los medios se hicieron eco de la noticia.  Tampoco suele pasar: en Presentes sabemos que las noticias de transfemicidios no logran romper del todo el cerco mediático. Como dice Susy Shock “parece que las trans y travestis no estamos en la agenda emocional”.

El presidente Petro pidió a la policía nacional esclarecer el crimen.Los congresistas también sumaron su repudio. El gobierno de Antioquia y la Alcaldia de Bello ofrecen una recompensa de más de 100 millones de pesos colombianos (50 millones cada uno, equivalen a 10 mil dólares) a quien aporte información para encontrar a los victimarios.

Colectivas convocan a velatones en Bogotá y en Bello para pedir Justicia.

Muchos medios siguen difundiendo el video y revictimizando a Sara. Nombrando una identidad que ya no es la suya (la asignada al nacer), hablando de “cuerpos equivocados”. Lo mismo algunxs funcionarixs del gobierno. 

Los medios que muchas veces nos dieron la espalda y no escucharon a las organizaciones para bajar las violencias hacia las personas trans  difundieron la noticia pero no la cuidaron a Sara Millerey. Algunos pisotean su memoria”, dice Jesusa. “Algunos medios la revictimizan incluso después de su muerte, publica su nombre jurídico. Lo hacen también entidades territoriales y el Estado. Lastimosamente ha sido una noticia que podemos decir que puede ser la mártir para ver si nos escuchan y se pueda hacer justicia por los 24 casos. Nos preocupa el crecimiento del fascismo en las redes sociales, los comentarios de odio nos ponen en riesgo a las personas trans y más a las activistas. Que además somos perfiladas políticamente por la oposición en esos momentos”.

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10 Recomendaciones para periodistas que cubren violencias hacia personas LGBT+

Martes, 22 de abril de 2025

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El rol de los medios de comunicación es crucial para luchar contra las violencias. A partir del transfemicidio de Sara Millerey compartimos algunos aprendizajes y sugerencias sobre coberturas periodísticas, narrativas, usos de lenguaje y fotografías.

11 de abril de 2025

María Eugenia Ludueña
Flor Capella

El transfemicidio de Sara Millerey, la mujer trans de 32 años asesinada en Bello (Colombia) y viralizada en un video que conmueve al mundo,  nos interpela como periodistas a la hora de contarlo. Aunque quizás no existan las palabras adecuadas para describir tanta crueldad, las violencias que sufren a diario las personas LGBT* no sólo pueden y deben contarse de manera respetuosa. Las buenas prácticas de comunicación también son una herramienta estratégica para la prevención de las violencias, a través de la construcción de nuevas referencias y marcos de comprensión que ayuden a entender y a erradicar las desigualdades estructurales que sufren, entre otras, las poblaciones trans y travestis.

El rol de los medios

En uno de los informes más importantes sobre violencias hacia personas LGBT* en América Latina, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos destacó el rol crucial que cumplen los medios a la hora de comunicar estas noticias, canalizar ideas, opiniones e información, y desarrollar narrativas que valoren la diversidad y condenen la discriminación. Expresó preocupación por la difusión de estereotipos dañinos, y por la propagación de discursos de odio. También advirtió: hay evidencia de que los crímenes de odio se perpetran en contextos previos de elevada deshumanización y discriminación.

Por qué hablar de violencias por prejuicios 

La CIDH entiende que los actos de violencia contra las personas LGBT, “crímenes de odio”, actos homofóbicos o transfóbicos, se comprenden mejor bajo el concepto de violencia por prejuicio. No es que esté mal llamarlos crímenes de odio -aunque esta definición también es polémica si nos ponemos a profundizar-.

Hablar de violencias por prejuicio es hablar de un fenómeno social y de un tipo de violencia contra grupos sociales específicos. Además de las personas LGBT, también la padecen las personas racializadas o aquellas cuyos cuerpos no concuerdan con el estándar del patriarcado. Esta violencia no se dirige solamente contra la víctima directa: tiene un impacto simbólico, y envía un mensaje de terror generalizado.

Qué son los crímenes de odio 

La expresión crimen de odio surgió a mediados de los años 80 en Estados Unidos (hate crime) a partir de una serie de crímenes contra personas racializadas. Su uso se extendió al mundo para hablar de los casos en que alguien comete un delito hacia una víctima -o un grupo- seleccionada a causa de su orientación sexual, expresión o identidad de género, raza o etnia, color, religión, discapacidad, origen nacional. Puede ser una pertenencia a esos grupos real o percibida.

Existe un enorme cuerpo teórico y jurídico -variable en cada país- acerca de los alcances y limitaciones de esa expresión. ¿Existen mejores palabras para dar cuenta de las violencias que sufren las personas LGBTI+? Para profundizar en el tema les recomendamos esta nota donde seis activistas de Argentina y México -Siobhan Guerrero, Alba Rueda, Alejandro Mamani, Violeta Alegre, Samuel Martínez y Ese Montenegro- reflexionan al respecto.

De la fobia el odio

Homofobia,  transfobia, lesbofobia, bifobia, son neologismos que se usan para referirse a la aversión o rechazo hacia estas personas. Pero la fobia tiene que ver con un miedo angustioso, obsesivo y fuera de control. De modo que cada vez más personas objetan esta expresión, que en su momento resultó útil para llamar la atención sobre la problemática, por considerar que equipara un prejuicio con una patología, eximiendo o minimizando responsabilidades. En su lugar, se propone el uso de homoOdio, transOdio, lesboOdio o LGBTOdio.

Creo en la necesidad de politizar la palabra fobia, ya que solo hace referencia a un diagnóstico propuesto por las ciencias médicas”, dice en esta nota Violeta Alegre, activista travesti y artista.

Diez recomendaciones para mejorar las coberturas periodísticas

Es muy importante entender de una vez que la identidad de género no requiere un documento ni ningún tipo de aprobación externa. La autoidentificación es el principio rector para cualquier identidad. Así lo reconocen los organismos internacionales de derechos humanos, aunque algunos países aún no lo acepten en sus leyes. Si una fuente no respeta la identidad de género de la víctima, no seguir reproduciendo esto de manera acrítica.

– Desterrar las narrativas que buscan “explicar” las violencias a partir de la biografía de la víctima. Por ejemplo, en el caso de Sara Millerey, varias crónicas destacaron que consumía sustancias psicoactivas por ejemplo. “Lo que tenemos que explicar es la violencia estructural, no la biografía de ella -si consumía sustancias psicoactivas o estaba mucho en la calle como plantean algunas narrativas-, sino la violencia contra las personas trans que vive este país, el departamento de Antioquia, América Latina, y que se reproduce y acepta”, nos dijo Li Cuellar, codirectore del medio colombiano Sentiido.

– Evitar la crónica que se queda en el caso. La violencia por prejuicios no es aislada. Necesitamos entramarla en un contexto político y socioeconómico. Incluir datos y antecedentes que permitan entender lo que ocurrió en un tiempo y un espacio.

– Nunca dejar de preguntarnos por las responsabilidades a nivel nacional y local. ¿Qué hizo el Estado para que esto no ocurriera? ¿Que está haciendo para que no pase nunca más? ¿Existen políticas que aborden la problemática desde diferentes dimensiones (violencias basadas en género, inclusión laboral, inclusión educativa, etc)? Pero también pregutnarnos qué estamos haciendo como sociedad para que esto siga ocurriendo.

– Incluir fuentes de los grupos de pertenencia de las víctimas, de los activismos y de las organizaciones que conocen diferentes aspectos de la temática. Los datos que recolectan en los territorios donde trabajan son muy valiosos en un contexto donde suele haber poca estadística acerca de estas violencias. Ser cuidadoses con las fuentes policiales, que muchas veces desconocen la temática y no respetan la identidad de las víctimas o creen que hace falta un documento para tratarlas bien.

– Escuchar al activismo no sólo cuando hay una muerte violenta y viral. En Colombia, varias organizaciones venían advirtiendo acerca del aumento de las violencias hacia LGBT en lo que va del 2025. Una conversación abierta a los activismos como fuente impulsa comunicar también sus logros y a construir referencias positivas.

– Informar sobre la investigación de la Justicia. ¿Quién está a cargo? ¿Sigue el caso con los protocolos adecuados? Ayudar a mantener la conversación pública sobre el tema. Son pocos los casos de violencias hacia personas LGBT que logran resolverse, y menos aún los que consiguen encuadrarse en su especificidad. En esta nota la activista trans colombiana Jesusa Ramírez, del Colectivo León Zuleta nos contaba que de los 24 casos de asesinatos a LGBT de 2025 “ni el 10% han sido resueltos”.

– No reproducir imágenes ni videos que exacerben el morbo o la espectacularización. Esto vale para cualquier caso y cualquier persona. Pero recordar además que hacia algunos grupos el mensaje conlleva una función de “escarmiento”.

– Evitar exotizar a las personas LGBT, en especial a las trans. Esto refuerza los sesgos. Humanizar implica terminar con los estereotipos.

– Proponer otras historias más allá de las breaking news. Las que cuenten a las personas LGBT en su enorme poder de agencia y construyen referencias positivas de la diversidad. Sacarlas de las secciones policiales y transversalizar la agenda.

Recordar que el uso de la terminología adecuada es importante para una comunicación libre de sesgos y prejuicios. Preguntarse cuáles son las mejores expresiones, siempre que sean respetuosas, para llegar a una comunidad. No estamos hablando de categorías fijas sino de la lengua, que está viva y siempre abierta a nuevos debates.

Entre las recomendaciones de la CIDH a los medios están la inclusión social de personas LGBT en las redacciones, para el pleno ejercicio del derecho a la libertad de expresión. También el generar conciencia sobre las temáticas LGBT y atender a las necesidades informativas de estos colectivos.

María Eugenia Ludueña

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Brutal asesinato de Iván Carrillo: era estudiante del Sena Cartagena (Colombia)

Lunes, 14 de abril de 2025

IMG_0796Foto suministrada por Medicina Legal Cartagena.

Caribe Afirmativo se pronunció ante el homicidio de Iván Carrillo, cuyo cuerpo lo hallaron en Membrillal, luego de salir de un gimnasio en La Plazuela.

El cuerpo de Iván René Carrillo Navarro, de 31 años y oriundo de Cartagena, fue ingresado a la morgue de Medicina Legal ( barrio Zaragocilla), como Cuerpo No Identificado en la noche del pasado 9 de abril y estuvo sin ser reclamado por varias horas.

Luego de que El Universal publicara la información suministrada por Medicina Legal de que sus restos se encontraban en la morgue, sus familiares hicieron la reclamación y respectivas diligencias, logrando identificarlo oficialmente. Un golpe doloroso para sus seres queridos.

Iván René, según conoció este medio de manera extraoficial, fue hallado sin vida en una trocha del barrio Membrillal, muy cerca al corregimiento de Pasacaballos. Tal parece que tenía signos de violencia en su cuerpo, como una cuchillada en el tórax. Los forenses afirmaron que los detalles del hallazgo fueron entregados a sus parientes.

Tras confirmarse que tenía señales de violencia, el caso se mantiene bajo investigación para establecer qué sucedió. También se supo que en el sitio no hallaron su celular ni su cartera. El cadáver fue encontrado exactamente en la trocha Arroyo Comido, zona poco transitada, por lo que se presume que alguien lo pudo llevar hasta ese sitio para acabar con su vida.

Iván René estudiaba cosmetología y estética integral en el Sena, una pasión que había guardado por mucho tiempo y que le hacía sentir orgulloso ya que su última imagen publicada era en una de sus clases.

Las autoridades investigan lo ocurrido y tratan de determinar si el hombre fue víctima de un robo ya que no le hallaron elementos de valor en el momento de la inspección. Al parecer, la víctima no tenía anotaciones judiciales ni problemas personales.

Medios digitales de Cartagena dicen en sus publicaciones que a Carrillo Navarro, miembro de una conocida familia que es dueña de una empresa de Maderas en una vía céntrica del barrio Boston, lo habrían visto horas antes salir de un gimnasio en La Plazuela. Esa noche abordó una camioneta y desapareció. Al día siguiente, su cuerpo lo hallaron en una trocha de Membrillal sin sus pertenencias.

“Por qué habrá tantas personas malas en este mundo personas, sin corazón No merecías eso. Te vamos extrañar demasiado. Gracias por eso hermosos Momentos que me hiciste vivir dentro de la carrera. Eras muy buena persona y muy buen amigo”, es uno de los tantos mensajes de despedida que le dejan a Iván Carrillo en la red social de Facebook.

IMG_0795Caribe afirmativo afirmaba en su cuenta de X/Twitter: “Expresamos nuestra consternación y rechazo ante el homicidio de Iván Carrillo, un joven estudiante cuyo cuerpo fue hallado sin vida en Cartagena. Nos solidarizamos con su familia, amigxs y comunidad educativa. Su muerte no puede ser una más en las estadísticas del olvido

Si bien algunas versiones preliminares apuntan al robo como posible móvil del crimen, desde Caribe Afirmativo advertimos con preocupación que las autoridades han descartado de manera apresurada la posibilidad de que se trate de un crimen por prejuicio.

El Estado colombiano tiene la obligación constitucional y legal de no desestimar, sin pruebas concluyentes, la hipótesis de violencia por prejuicio. Cualquier línea investigativa que se descarte de manera anticipada constituye una forma de negación de derechos.

Recordamos que los crímenes por prejuicio no se determinan únicamente por la orientación sexual o identidad de género visibles, sino por las percepciones, estigmas y lecturas sociales que los agresores construyen sobre los cuerpos y presencias de las personas.”

Con ese mensaje publicado en su página oficial de Facebook, la corporación Caribe Afirmativo se ha pronunciado ante la muerte del estudiante del Sena Iván René Carrillo Navarro, de 31 años, cuyo cuerpo con señales de violencia lo hallaron en la tarde del pasado miércoles 9 de abril en una trocha de Membrillal, sector cercano a la zona industrial de Mamonal.”

Asegura Caribe Afirmativo que con este caso ya serían 28 los miembros de la comunidad Lgbtiq+ asesinados en el país en lo que va del 2025. Los últimos hechos, precisa el colectivo, ocurrieron en Bogotá, Medellín, Argelia (Valle del Cauca) y Bello (Antioquia).

Justo en esta última población antioqueña ocurrió esta última semana el brutal asesinato de Sara millerey, hecho que ha conmocionado a todo un país, debido a que se trataría de un caso de transfobia. El presidente Gustavo Petro instó a las autoridades para esclarecer los móviles de este caso.

El crimen de Sara Millerey, sucedió el pasado domingo, 6 de abril, y la organización Caribe Afirmativo, que trabaja por el reconocimiento de los derechos de las personas con orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género diversas en Colombia, ha informado que Sara fue brutalmente agredida y arrojada a una quebrada, ubicada en Playa Rica, en el mismo lugar en el que falleció horas después, debido a la gravedad de las heridas.

RecuperMos la noticia de su web, por su importancia:

08 de abril de 2025. Disculpen la tardanza, pero apenas vamos leyendo —y entendiendo— lo que significa vivir, resistir y morir siendo trans en Colombia. Apenas vamos cayendo en cuenta de la brutalidad con la que este país trata a quienes rompen las normas de género. Apenas vamos aceptando, con la vergüenza de la conciencia tardía, que el asesinato de Sara Millerey González en el municipio de Bello no es un hecho aislado. Es un síntoma. Un espejo. Un grito que nadie quiere oír.

A Sara no solo la mataron. Le quebraron los huesos, la arrojaron a una quebrada, y la dejaron morir lentamente, tragar agua sucia y soledad. Como si no doliera. Como si no gritara. Como si no fuera humana.

Y mientras eso pasaba, alguien sacó el celular y grabó. No para ayudar, no para denunciar, no para salvar. Grabó para viralizar. Para entretener. Para hacer del horror un espectáculo. Así de descompuesta está nuestra sociedad: el dolor ajeno se volvió contenido, y la compasión, un recuerdo lejano.

Eso no es solo un crimen. Es el reflejo enfermo de una sociedad que ha perdido el alma. Es el rostro de un país que permite que sus hijas trans mueran frente a todos y nadie haga nada.

Porque no se trata solo del acto atroz en sí, sino de todo lo que lo rodea: el silencio, la indiferencia, el olvido sistemático. Lo que se le hizo a Sara no empezó el día de su asesinato. Empezó cuando se le negó un empleo digno. Cuando se le trató como objeto de burla en la calle. Cuando no se le reconoció como mujer en una institución. Cuando tuvo que defender su existencia, día tras día, sin que nadie la defendiera a ella. El asesinato fue solo el final de una violencia constante.

El país de las tres muertes

En Colombia, las personas trans —y particularmente las mujeres trans— mueren tres veces. La primera, en vida: a través del rechazo familiar, la exclusión escolar, la negación de derechos laborales, de salud, de vivienda. La segunda, físicamente, a manos de una violencia que no solo mata, sino que tortura, que marca con sevicia. Y la tercera, de forma institucional: cuando el Estado no investiga, no protege, no repara, y deja en la impunidad la mayoría de los casos.

Ese abandono estatal, esa complicidad burocrática, permite que el monopolio de la violencia esté repartido entre el Estado y actores armados ilegales que se reparten el control de territorios y vidas. Y las cuerpas trans siguen siendo objetivo militar, simbólico y real, de esa estructura de guerra permanente. En el papel, tenemos derechos. En la práctica, tenemos miedo.

El silencio que también mata

Lo más desgarrador, sin embargo, no es solo lo que hicieron los verdugos. Es lo que no hicimos los demás. Porque la impunidad no es solo judicial, también es social. Callamos. Miramos para otro lado. Seguimos adelante como si nada.

Y vale la pena decirlo, con el cuidado que exige hablar desde dentro: incluso en los propios movimientos sociales y espacios de liderazgo LGBTIQ+, hay silencios selectivos, jerarquías no resueltas y omisiones dolorosas. No es que falte voluntad, es que a veces falta sensibilidad interseccional, la que reconoce que no todas las vidas disidentes son percibidas con la misma urgencia. La rabia no puede ser patrimonio de algunos. No puede ser que el eco mediático y político dependa del género, la clase, la raza o el capital simbólico de la víctima. Cuando las violencias recaen sobre mujeres trans, racializadas, empobrecidas, trabajadoras sexuales o habitantes de calle, el eco suele ser más bajo, más lento, más solitario. Y eso también es una forma de abandono.

Eso también es violencia.

Que la rabia nos movilice

Nos debería incomodar. Nos debería doler en las entrañas. Nos debería llenar de furia. Pero no una furia ciega, sino una que organice, movilice y transforme. Porque ya no basta con los pronunciamientos. Ya no basta con los minutos de silencio. Necesitamos una respuesta política, ética y colectiva. Que pase por la exigencia de justicia, pero también por una transformación profunda del tejido social.

Sara no murió sola. Murió frente a todos. Y nadie hizo nada.

Fue ella, pero también otras mujeres trans.  En muchos casos, sus muertes no solo quedaron impunes, sino que ni siquiera fueron reconocidas como lo que son: transfeminicidios. La mayoría no llegan a los noticieros. Algunas ni siquiera logran una denuncia formal. Son borradas del mapa institucional antes, durante y después de morir.

Por eso insistimos: no basta con indignarse una vez al año. No basta con compartir un hashtag. Necesitamos una política de vida, de duelo activo, de justicia trans. Necesitamos hablar, nombrarlas, recordarlas, defenderlas.

Pero aún estamos a tiempo de hacer algo ahora. Para que su muerte no sea en vano. Para que no sigamos normalizando el horror. Para que no sigamos contando nuestros muertos como si fueran cifras sin nombre ni historia. A tiempo de hacer memoria. A tiempo de transformar la furia en acción. A tiempo de no dejar que el olvido gane otra vez.

Que esta vez, al menos esta vez, la historia no se repita en silencio.

Justicia para Sara Millerey González. Justicia para todas.

Hasta la fecha, el Observatorio de Derechos Humanos de Caribe Afirmativo ha registrado 24 (hoy son 28) personas LGBTIQ+ asesinadas en el país. Este comunicado ha sido elaborado por el mismo Observatorio.

Fuente El Universal/Caribe Afirmativo

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Un nuevo acto de violencia cobra la vida de una mujer trans en Bello, Antioquia

Martes, 8 de abril de 2025

WhatsApp-Image-2025-04-07-at-11.15.07-AM-1-870x520Con su asesinato, ya son 24 personas LGBTIQ+ asesinadas en Colombia en lo que va del año, una cifra alarmante que sigue creciendo sin respuestas efectivas del Estado.

Escalofriante asesinato de mujer trans en Colombia y dura reacción de Gustavo Petro: “Nazis en Colombia”

07 de abril de  2025. Este lunes se dio a conocer el fallecimiento de Sara Millerey, una mujer trans que fue lanzada al río quebrada de Playa Rica, luego de que le fracturaran los brazos y las piernas. Aunque había personas viendo lo ocurrido, nadie la socorrió, a pesar de que Sara se quejaba del dolor, expuesta a una violencia que se normaliza cada día más.

Este hecho no es aislado. Hace parte de una ola de violencia sistemática que enfrentan las personas LGBTIQ+ en el país, en especial las personas trans, quienes siguen siendo blanco de ataques que no solo buscan silenciar sus cuerpos, sino también borrar sus existencias.

La mayoría de estos crímenes ocurren a plena luz del día, en espacios públicos, frente a testigos silenciosos y con la indiferencia o complicidad de muchas personas y autoridades. Esa misma indiferencia fue la que condenó a Sara a no recibir auxilio inmediato.

Con su asesinato, ya son 24 personas LGBTIQ+ asesinadas en Colombia en lo que va del año, una cifra alarmante que sigue creciendo sin respuestas efectivas del Estado.

Desde Caribe Afirmativo exigimos acciones urgentes a la Fiscalía General de la Nación, la Defensoría del Pueblo, la Procuraduría General de la Nación, la Gobernación de Antioquia y la Alcaldía de Bello quienes tienen la responsabilidad de actuar. Este crimen debe investigarse de manera inmediata y no puede quedar impune, como tantos otros..

Desde Caribe Afirmativo seguiremos trabajando y alzando la voz frente a este incremento de violencia que está cobrando la vida de nuestras compañeras. Necesitamos que se nos garantice el derecho a la vida, un derecho que hoy sigue siendo vulnerado con total impunidad.

Fuente Caribe Afirmativo

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