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La lista Out 100” para 2023 incluye al asesor papal Juan Carlos Cruz; Y más noticias

Jueves, 21 de diciembre de 2023
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Aquí hay algunos artículos que pueden resultarle de interés:

IMG_18501. Juan Carlos Cruz, amigo del Papa Francisco y sobreviviente de abuso clerical, fue incluido en la lista “Out 100” de personas LGBTQ+ impactantes de la revista Out.

La revista elogió en particular el papel de Cruz al ayudar al Papa a denunciar las leyes que criminalizan las identidades LGBTQ+.

Cruz comentó: “Uno de mis mayores logros este año fue colaborar con el Papa Francisco para denunciar públicamente la criminalización de la homosexualidad a nivel mundial… Esta declaración histórica, sin precedentes en la historia, ha sido repetida por otros líderes mundiales, potencialmente salvando vidas en el proceso”.

Para leer más, haga clic aquí.

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IMG_18512. P. Jan Haen ha publicado una nueva memoria visual, My Life: As a Boy, Priest, Gay Man, and Artist, que detalla las “formas sorprendentes” que encontró para “unir su espiritualidad inclusiva, su sexualidad queer y su arte monumental en todo el mundo en Europa. , África y el Caribe”.

Haen anteriormente escribió e ilustró dos libros sobre personas santas LGBTQ+ y otras figuras históricas. Colaborador frecuente del blog QSpirit, el arte de Haen fue elogiado por DignityUSA como “único e intelectualmente estimulante“.

Más información sobre el libro está disponible aquí.

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IMG_18523. Jason Steidl Jack, un teólogo gay, escribió un recuerdo del fundador de DignityUSA, Pax Nidorf, quien falleció a principios de este año. Escribiendo en el National Catholic Reporter, Steidl Jack relató cómo en la década de 1960, Nidorf, entonces sacerdote agustino, comenzó a hacer ministerio lésbico/gay en California.

Terminaría enfrentando censura por su trabajo, eventualmente abandonaría el sacerdocio para casarse y asumiría un papel más tranquilo en Dignity.

Pero, como señala el artículo, muchos de los miembros de la organización recordaron con cariño a Nidorf después de su fallecimiento.

Meli Barber, presidenta de DignityUSA, comentó: “Pax tuvo la compasión, la visión y el coraje de comprender que los católicos LGBTQIA+ necesitaban un espacio seguro para orar y encontrar un hogar espiritual… Qué regalo tan maravilloso para tantas personas y para toda la iglesia”.

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IMG_18534. Este verano en Singapur, el candidato presidencial Ng Kok Song citó al Papa Francisco como su modelo para abordar las cuestiones LGBTQ+.

Sus palabras fueron en respuesta a los comentarios negativos LGBTQ hechos por otro candidato, Tan Kin Lian, quien anteriormente había sugerido que las personas homosexuales deberían permanecer en privado y no causar problemas.

Cuando se le preguntó sobre estas declaraciones, Song, que es católico, respondió sobre este “asunto muy personaldiciendo: “¿Quiénes somos nosotros para juzgar? El propio Papa Francisco se hacía eco de lo que dijo Jesús: No juzguéis para que no seáis juzgados”.

Más tarde, Song perdió las elecciones, aunque obtuvo mejores resultados que su oponente LGBTQ negativo, Lian.

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IMG_1855IMG_18545. UCA News describió las diversas opiniones que los defensores católicos LGBTQ+ tienen sobre el Papa Francisco.

Entre los entrevistados se encontraban Grace Doerfler (izda)  periodista y colaboradora de Bondings 2.0, e Ish Ruiz (Dcha) un teólogo que dijo que Francisco tuvo un “papado revolucionario”.

Mientras tanto, Doerfler comentó:

“‘[Como] católica lesbiana, creo que (el Papa Francisco es) realmente un pastor. … Tiene una gran actitud de bienvenida, bondad y amor, y creo que su papado ha marcado una diferencia real en lo que yo y otros católicos LGBTQ sentimos acerca de la iglesia y sobre permanecer (en ella). . .[Sin embargo, a mí] me encantaría ver una iglesia donde algún día pudiera celebrar una boda religiosa, y donde los maestros de escuelas católicas y otras personas en el ministerio pudieran ser abiertamente homosexuales y no perder empleos por ello’”.

—Robert Shine (él/él), Ministerio New Ways, 16 de diciembre de 2023

Fuente New Ways Ministry

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Juan Carlos Cruz: “El Papa está muy dolido con la nota de Doctrina de la Fe (…). De alguna forma va a reparar esta situación”

Martes, 13 de abril de 2021
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IMG_1850Juan Carlos Cruz

“El Papa que yo conozco no es un Papa que se refiera a la comunidad LGTB de esa manera”

“Sé que él no lo firmó. Pese a ello, lo que se llama el Responsum, que es responsabilidad de la CDF, se hizo igual. Eso no exculpa al Papa, porque él es el responsable de todo”

“Hay gente que está sufriendo ahora. Hay procesos lentísimos, hay gente que ni siquiera ha hablado, hay gente que no ha tenido reparación ni justicia ni nada. ¿Qué se va a hacer con eso?”

“No quiero que parezca que estoy haciendo una apología del Papa Francisco y que él no es responsable, pero hay que entender esto en el contexto del Vaticano, del fanatismo de algunos. Yo sé, porque lo he hablado con el Papa, que él está muy dolido con lo que pasó. Juan Carlos Cruz, uno de los tres denunciantes de Karadima, nombrado personalmente por Bergoglio para la Comisión Antipederastia vaticana, asegura que Francisco no está de acuerdo con la nota del ex-Santo Oficio sobre la bendición a homosexuales. Es más: “Siento que de alguna forma va a reparar esta situación“.

En una entrevista en La Tercera, Cruz admite que al leer el ‘Responsum’ sintió “como una campana rota. Vi eso y dije, pero ¿qué pasó aquí?, esto no es lo que yo oigo por mi cercanía con el Papa Francisco, este no es el Papa que yo conozco.

 Pocos días después, recibía la llamada del Papa ofreciéndole formar parte del grupo de defensa de los menores abusados en la Iglesia católica. “Sí, hablé con el Papa, no quiero contar ninguna intimidad, pero yo sé que el Papa es un hombre que está muy dolido con esto, aunque finalmente él es el responsable. Siento que de alguna forma va a reparar esta situación.

¿Por qué se publicó el documento? “No sé el detalle, pero sé que él no lo firmó“, responde Cruz. “Pese a ello, lo que se llama el Responsum, que es responsabilidad de la CDF, se hizo igual. Eso no exculpa al Papa, porque él es el responsable de todo. El Papa que yo conozco no es un Papa que se refiera a la comunidad LGTB de esa manera, todo lo contrario”, recalca.

¿Síndrome de Estocolmo?

Sobre su designación a la comisión pontificia para la protección de menores, el periodista chileno admite que “hay gente que dice que me ponen ahí para silenciarte, que es una movida de relaciones públicas, que tengo el síndrome de Estocolmo”.

“Me han dicho de todo, pero yo no soy ningún pelotudo y sé dónde me estoy metiendo. Seré utópico, seré lo que quieras, pero me siento católico y para mi, mi fe me importa. Entonces, espero contribuir en lo que pueda”, sostiene, aclarando que tampoco soy ningún Superman ni el faro moral de nadie, no estoy aquí para que digan ‘hay Juan Carlos, que es un espejo de virtudes’, porque estarían muy equivocados”.

Quiero tratar de llevar la voz de tantos que no pueden hablar a una parte donde se está tratando de solucionar algo. No es para conversar de cómo será la Iglesia en 2030, 2040… no, perdóname, hay gente que está sufriendo ahora. Hay procesos lentísimos, hay gente que ni siquiera ha hablado, hay gente que no ha tenido reparación ni justicia ni nada. ¿Qué se va a hacer con eso? Yo voy a seguir siendo la misma persona, a mi no me van a dar los topping point, no me van a decir esto es lo que tienes que hablar, no, yo siempre voy a decir lo que pienso”, concluye.

Fuente Religión Digital

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El Papa nombra a Juan Carlos Cruz, una de las víctimas de Karadima, miembro de la Comisión de Tutela de Menores del Vaticano

Miércoles, 31 de marzo de 2021
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IMG_2813La protección de menores del Vaticano es tarea de un hombre gay

El Papa Francisco le dijo a Juan Carlos Cruz que Dios ‘lo hizo’ gay

El chileno fue uno de los más críticos con el ‘Responsum’ de Doctrina de la Fe

Cruz, Hamilton y Murillo han sido tres de las víctimas que más han apoyado al Papa en su lucha contra la pederastia

“Muchas gracias al Papa Francisco por confiar en mí con este nombramiento. Lo agradezco profundamente. Esto renueva mi compromiso para seguir trabajando para terminar con la lacra del abuso y por tantos sobrevivientes que aún no obtienen justicia”, ha subrayado Cruz en Twitter

 

El Papa Francisco ha nombrado a Juan Carlos Cruz, un actor chileno gay que sobrevivió a los abusos sexuales de un sacerdote, para formar parte de un panel del Vaticano. Cruz ha sido nombrado miembro del Consejo Pontificio para la Protección de los Menores, creado por el Papa en 2013 en respuesta al escándalo de abusos sexuales de la Iglesia católica.

Nuevo gesto del Papa Francisco en su cruzada contra los abusos sexuales en la Iglesia. Un gesto cargado de significado, especialmente en estos días en los que el ‘Responsum’ de Doctrina de la Fe ha motivado mucha oposición. Uno de los más críticos, Juan Carlos Cruz, una de las víctimas de abusos de Fernando Karadima, ha sido nombrado miembro de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores.

En un Bolletino cargado de noticias, Francisco ha prorrogado por un año el mandato de los miembros de la comisión, que son los siguientes: Monseñor Luis Manuel Alí Herrera; el Padre Hans Zollner, S.I.; la Hermana Jane Bertelsen F.M.D.M.; la Hna. María de los Ángeles, S.A. Arina Gonsalves R.J.M.; Sor Kayula Lesa, M.S.C.; Sor Hermenegild Makoro, C.P.S.; Prof. Ernesto Caffo; Dr. Gabriel Dy-Liacco; Prof. Benyam Dawit Mezmur; Prof. John Owen Neville; Sr. Nelson Giovannelli Rosendo dos Santo; Honorable Sra. Hanna Suchocka; Prof. Myriam Wijlens; Sra. Sinalelea Fe’ao; Sra. Teresa Kettelkamp Morris.

 E incluye al chileno Cruz, con el que mantiene una cordial relación y al que invitó, junto a sus compañeros James Hamilton y José Andres Murillo, a pasar unos días con él en Santa Marta mientras abordaba la revolución en una Iglesia chilena agotada por el peso de la pederastia.

“Muchas gracias al Papa Francisco por confiar en mí con este nombramiento. Lo agradezco profundamente. Esto renueva mi compromiso para seguir trabajando para terminar con la lacra del abuso y por tantos sobrevivientes que aún no obtienen justicia”, ha subrayado Cruz en Twitter.

Por otro lado, ha nombrado Subsecretaria para el Sector Fe y Desarrollo del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral a la Rev. Sor Alessandra Smerilli, F.M.A., profesora de Economía Política en la Pontificia Facultad de Ciencias de la Educación Auxilium de Roma.

Desde su creación, el panel ha contado con supervivientes de abusos sexuales a menores por parte del clero, pero Cruz es la primera persona abiertamente gay y la primera persona de América Latina en ser nombrada, según el Washington Blade. Cruz declaró a la publicación: “Me siento muy honrado. Soy un superviviente. Soy gay. Soy un laico. Soy católico”. “Sólo renueva mi compromiso de cambiar las cosas desde dentro”, añadió. “Por los supervivientes, por cada persona que se siente privada de sus derechos en la iglesia”.

Precisamente la semana pasada, Cruz se pronunció contra la Congregación para la Doctrina de la Fe, que respondió a la cuestión de la bendición de las uniones entre personas del mismo sexo en nombre del Vaticano, e insistió en que Dios “no bendice el pecado“.

Juan-Carlos-Cruz

Dijo a Associated Press en ese momento: “Si la Iglesia y la CDF no avanzan con el mundo … rechazando constantemente y hablando negativamente y no poniendo las prioridades donde deben estar, los católicos seguirán huyendo.”

Ahora, refiriéndose a la Inquisición española, dijo al Washington Blade: “Como católico, pediría inmediatamente un cambio en la dirección de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que cada día se parece más a la del infame Torquemada y no a la de los pastores que nos propone Francisco.”

En 2018, Juan Carlos Cruz habló con el Papa Francisco sobre su experiencia de abuso sexual infantil en la iglesia católica de Chile, y explicó que su calvario había sido desestimado por muchos obispos debido a su orientación sexual.

Según The Guardian, el Papa le dijo a Cruz: “Juan Carlos, que seas gay no importa. Dios te hizo así y te quiere así y no me importa. El Papa te quiere así. Tienes que ser feliz con lo que eres”.

Fuente Religión Digital/Washington Blade/Agencias

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El Papa, a Juan Carlos Cruz, víctima de Karadima: “Juan Carlos, que seas gay no importa. Dios te hizo así y te quiere así, y a mí no me importa”

Miércoles, 23 de mayo de 2018
Comentarios desactivados en El Papa, a Juan Carlos Cruz, víctima de Karadima: “Juan Carlos, que seas gay no importa. Dios te hizo así y te quiere así, y a mí no me importa”

640x0-noticias-juan-carlos-cruzJuan Carlos Cruz - Foto: Uso permitido

El problema es que, para que sea creíble esa petición de perdón, Francisco debiera eliminar los infames artículos nn 2357-2359 del Catecismo de la Iglesia Católica que rebosan homofobia, nos llaman desordenados y pretenden que Dios nos ha castigado a vivir en castidad sin derecho al amor… Mientras eso no ocurra… Parole, parole, parole

La víctima de Karadima relata su encuentro con Francisco en Santa Marta

Juan Carlos Cruz es uno de los tres denunciantes que destapan el Caso Karadima, por el que un sacerdote, Fernando Karadima, sería declarado culpable de abusos sexuales a menores de edad, que llevaría igualmente a la dimisión de 34 obispos chilenos que le habrían estado encubriendo. Si en un principio el papa Francisco le habría acusado de lanzar «infamias» contra los miembros de la iglesia, posteriormente le invita a al Vaticano para rectificar su actitud y pedirle perdón.

«Te quiero pedir perdón, a nombre del Papa y de la Iglesia por todo lo que has pasado. Te pido perdón por mí, porque fui causa de esta situación que te causó tanto dolor en estos últimos meses », asegura Cruz que le dice el Sumo Pontífice en una entrevista para El País. Cruz reveló algunos detalles sobre la conversación, que se produjo pocos días antes de la histórica renuncia del Episcopado chileno en pleno, a quienes el propio Papa había mostrado su “vergüenza” por el encubrimiento sistemático de los abusos, así como les acusa de destruir evidencias de delitos sexuales, de presionar a los abogados de la Iglesia para reducir las acusaciones y de “grave negligencia” en la protección de los menores ante los sacerdotes pedófilos.

En su conversación hablan del estado de la iglesia en Chile y de las numerosas denuncias de abusos sexuales que están saliendo en todo el mundo. Cruz le explica que a pesar de la mala experiencia, no ha perdido su fe, pero lo que más sorprende al chileno es una revelación del Papa con respecto a las personas homosexuales.

Juan Carlos, que tú seas gay no importa. Dios te hizo así y te quiere así y a mí no me importa. El Papa te quiere así, tú tienes que estar feliz con quien tú eres“. El periodista Juan Carlos Cruz, una de las víctimas de Karadima, rompió su silencio respecto a su encuentro con el Papa Francisco en Casa Santa Marta.

En una entrevista con El País, Cruz reveló algunos detalles sobre la conversación, que se produjo pocos días antes de la histórica renuncia del Episcopado chileno en pleno, a quienes el propio Papa había mostrado su “vergüenza” por el encubrimiento sistemático de los abusos, así como les acusa de destruir evidencias de delitos sexuales, de presionar a los abogados de la Iglesia para reducir las acusaciones y de “grave negligencia” en la protección de los menores ante los sacerdotes pedófilos.

Tras relatarle los abusos, “yo lloré, y él me puso la mano en el hombro y me dijo, ‘Llora chiquillo'”, añadió Cruz, quien subrayó que el Papa le pidió ayuda para “que el Espíritu Santo me guíe para yo saber bien lo que tengo que hacer”.

Cruz sostiene que el Papa se está tomando “muy en serio” la cuestión de los abusos. “Fustiga a los obispos, creo que pedirle la renuncia a toda una conferencia episcopal es un paso enorme, no lo habíamos visto antes”.

En 2013, el papa Francisco dice aquellas palabras que algunos quieren interpretar como un cambio de postura de la Iglesia con respecto a las personas homosexuales: «Si alguien es gay y busca al Señor con buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgar?». Tres años después, a su vuelta de un viaje a Armenia, sorprende declarando que la Iglesia debe pedir perdón por la homofobia y la discriminación al decir que cree que «la Iglesia no sólo debe pedir disculpas a una persona homosexual que ha ofendido, sino que hay que pedir perdón a los pobres , a las mujeres que han sido explotadas, a los niños obligados a trabajar, pedir perdón por haber bendecido tantas armas ».

Sin embargo, todo queda en unas declaraciones, puesto que rechaza ayudar a combatir la homofobia en respuesta a una carta de los familiares de personas homosexuales de Polonia, que le envían aprovechando su visita a las Jornadas Mundiales de la Juventud en Cracovia en las que se embarca en una cruzada contra las personas transexuales: «Hoy, están enseñando esto a los niños en las escuelas —¡a los niños— que todo el mundo puede escoger su género (…). Estamos viviendo un momento de aniquilación del hombre como imagen de Dios».

Por mucho que en otra ocasión respondiera que «cuando Dios mira a una persona gay, ¿él avala la existencia de esta persona con amor, o rechazar y condenar a esta persona?», en lo que parece otra manera de aceptar a las personas homosexuales, lo cierto es que el Papa solo hace este tipo de declaraciones en privado, pero nunca de manera oficial, lo que indicaría un cambio de postura de la Iglesia con respecto a los miembros del colectivo LGBT, tal y como confirma el padre James Martin, autor del libreo Construyendo un puente, en el que insta a la iglesia a revisar su relación con la comunidad LGBT.

«El Papa Francisco ha repetido lo que dicen todos los biólogos y psicólogos de renombre: no eliges tu orientación sexual. Y eso es un gran consuelo para muchos católicos gays y lesbianas a quienes los sacerdotes les han dicho que han elegido su orientación y por lo tanto son culpables», explica el sacerdote jesuita, que sin embargo advierte que «basándose en las Sagradas Escrituras, que presentan los actos homosexuales como actos de depravación grave, la tradición siempre ha declarado que ‘los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados’», lo que no impide que debieran «ser aceptados con respeto, compasión y sensibilidad», enfatizando que las palabras del Papa no fueron anunciadas oficialmente, debiendo distinguirlo de lo que dice en una conversación privada. El catecismo de la Iglesia Católica afirma actualmente que la «génesis psicológica» de la homosexualidad «permanece en gran parte inexplicada».

¿Qué debemos creer de la actuación de Francisco?

¿Dónde quedan ahora aquellas palabras en las que aseguraba quela Iglesia debería pedir perdón por la homofobia y la discriminación?

Poco queda ya, al menos por lo que a sus declaraciones públicas se refiere, del Francisco de la primera época, aquel del “¿quién soy yo para juzgar?” y de sus gestos mediáticos de moderada apertura a las personas LGTB.

Cinco años después de su acceso al pontificado, nada en absoluto ha cambiado en materia doctrinal, y cada vez que debe pronunciarse de forma concreta y específica más allá de palabras vacuas, lo hace siempre en contra de los derechos LGTB. Así lo hizo cuando apoyó a los partidarios de prohibir en referéndum el matrimonio igualitario en Eslovenia pocos días antes de su celebración (contribuyendo a la victoria del bando homófobo) o cuando avaló desde la Plaza de San Pedro las movilizaciones homófobas contra el matrimonio igualitario en México. Por no hablar de sus alabanzas al papel de la Iglesia católica de Eslovaquia en el referéndum homófobo celebrado en febrero del año pasado en ese país.

Pero también en sus discursos y declaraciones Francisco adopta un tono cada vez más abiertamente hostil hacia los derechos LGTB. En su ya famosa encíclica Laudato si’, Francisco vertía el que posiblemente ha sido el más importante ataque a las personas transexuales surgido del ámbito católico en los últimos años. Es, en concreto, en su punto 155, donde el papa aprovechaba para considerar que el respeto a la ecología incluye “la aceptación del propio cuerpo como don de Dios” y su “valoración en su femineidad o masculinidad” para “reconocerse a sí mismo en el encuentro con el diferente”. Según aseguraba el papa, “cancelar la diferencia sexual” no es una actitud sana.

No era, de todas formas, su primer aviso de Francisco. “Pensemos en las armas nucleares, en su capacidad de aniquilar en unos pocos instantes un alto número de vidas humanas. Pensemos en la manipulación genética, en la manipulación de la vida, o en la teoría de género, que no reconocen el orden de la creación. Con esta actitud, el hombre comete un nuevo pecado contra Dios el Creador”, expresaba el papa solo unos meses antes de su encíclica.

Y como remate porque esto se alarga,  tenemos que referirnos, a las palabras del papa Francisco a un grupo de obispos polacos durante su estancia en Cracovia con ocasión de las Jornadas Mundiales de la Juventud. Francisco, motu proprio y sin que nadie le preguntara por ello (respondía, en realidad, a una pregunta sobre la crisis de los refugiados), aseguró entonces que vivimos un momento de “aniquilación del hombre como imagen de Dios”, momento que relacionó con el hecho de que a los niños “se les enseñara en las escuelas” que cada uno puede “elegir su sexo”.

“Detrás de esto hay ideologías. En Europa, América, América Latina, África, en algunos países de Asia, hay verdaderas colonizaciones ideológicas. Y una de estas —lo digo claramente con «nombre y apellido»— es el gender. Hoy a los niños —a los niños— en la escuela se enseña esto: que cada uno puede elegir el sexo. ¿Por qué enseñan esto? Porque los libros son los de las personas y de las instituciones que dan el dinero. Son las colonizaciones ideológicas, sostenidas también por países muy influyentes. Y esto es terrible. Hablando con Papa Benedicto, que está bien y tiene un pensamiento claro, me decía: «Santidad, esta es la época del pecado contra Dios creador». Es inteligente. Dios ha creado al hombre y a la mujer; Dios ha creado al mundo así, así, y nosotros estamos haciendo lo contrario. Dios nos dio un estado «inculto» para que nosotros lo transformáramos en cultura; y después, con esta cultura, hacemos cosas que nos devuelven al estado «inculto». Lo que ha dicho el Papa Benedicto tenemos que pensarlo: «Es la época del pecado contra Dios creador». Esto nos ayudará”, aseguró entonces Francisco.

Dos meses después, lanzó unas nuevas declaraciones apocalípticas contra el matrimonio igualitario y los derechos LGTB. En el segundo día de su visita a la República de Georgia, el argentino ha denunciado una supuesta “guerra mundial para destruir al matrimonio” de la mano de la “teoría de género”. “Hoy no se destruye con armas, se destruye con ideas. Es la colonización ideológica la que destruye”, aseguró.

Fue en un encuentro con religiosos y agentes pastorales laicos, todos ellos católicos, que tuvo lugar en la Catedral de la Asunción de la Virgen de Tiflis, sede de la administración apostólica latina del Cáucaso.  Una mujer, de nombre Irina, acompañada de su marido, le comentó al papa que las familias georgianas se enfrentan a los desafíos de “la globalización, que no tiene en cuenta los valores locales, nuevas visiones de la sexualidad como la teoría de género y la marginalización de la visión cristiana de la vida”. La mujer que hizo la pregunta y su marido actúan, según recoge The Catholic Herald, como consejeros para otras familias y les enseñan “planificación familiar natural”.

El papa Francisco le dio la razón. “Ha mencionado un gran enemigo del matrimonio, la teoría de género”, le respondió. Conviene recordar, en este punto, que “teoría de género” o “ideología de género” es el término que el ámbito más conservador utiliza para denigrar a buena parte de las reivindicaciones del colectivo LGTB (muy especialmente la lucha en favor de los derechos trans) y feministas. Sin profundizar demasiado, el papa añadió que hoy “existe una guerra global para acabar con el matrimonio”“Hoy no se destruye con armas, se destruye con ideas. Es la colonización ideológica la que destruye”.

Sobre esa colonización ideológica a la que ya hizo referencia en su viaje  Filipinas, el Papa Francisco se explayó: “A veces, algunos países ricos prometen ayudas económicas y como contraprestación intentan que los países intervenidos adopten políticas sociales como el matrimonio gay” En el mismo acto, Francisco también tuvo palabras críticas contra el divorcio.“El matrimonio es la cosa más preciosa que ha creado Dios. En el matrimonio, el hombre y la mujer se convierten en una sola carne, la imagen de Dios. Cuando uno se divorcia, está mancillando la imagen de Dios”, aseguró, entre otras declaraciones muy duras hacia los matrimonios que se divorcian. El papa también defendió el acercamiento a la Iglesia ortodoxa georgiana, abrumadoramente mayoritaria en el país.

Claro que es cuando echamos la vista aún más atrás y nos remontamos a la época en que Jorge Bergoglio era  arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la iglesia católica argentina cuando el tono apocalíptico del que es ahora papa aparece en todo su esplendor:  “No se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva al plan de Dios. No se trata de un mero proyecto legislativo sino de una movida del Padre de la Mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios”Así se expresaba en el verano de 2010 Bergoglio, en plena discusión sobre el proyecto de ley de matrimonio igualitario en su país… Y este Bergoglio que llegó a calificar al matrimonio igualitario, que entonces se discutía en Argentina, como “pretensión destructiva al plan de Dios” movida por el mismo demonio, sin movérsele el solideo, aseguraba después, siendo ya papa, que ”no es necesario estar hablando sin cesar” del tema. De la misma forma, pocas semanas después de recibir en el Vaticano a un católico transexual español, se conocían los detalles de una entrevista en la que el papa comparaba la “teoría de género” con las armas nucleares.

La obsesión de la Iglesia católica con la transexualidad

Las opiniones de Francisco, conviene aclarar, no son nuevas. Y es que el argentino, a diferencia de sus predecesores, para haber escogido a las personas transgénero como objeto primordial de sus ataques en materia LGTB. En su ya famosa encíclica Laudato si’, Francisco vertió el que posiblemente ha sido el más importante ataque a las personas transexuales surgido del ámbito católico en los últimos años. La encíclica sobre el medio ambiente, que tantas alabanzas ha recibido incluso desde círculos progresistas, contiene un claro mensaje tránsfobo. Es, en concreto, en el punto 155 de la encíclica, donde el papa aprovechaba para considerar que el respeto a la ecología incluye “la aceptación del propio cuerpo como don de Dios” y su “valoración en su femineidad o masculinidad” para “reconocerse a sí mismo en el encuentro con el diferente”. Según aseguraba el papa, “cancelar la diferencia sexual” no es una actitud sana.

No era, de todas formas, el primer aviso de Francisco. “Pensemos en las armas nucleares, en su capacidad de aniquilar en unos pocos instantes un alto número de vidas humanas. Pensemos en la manipulación genética, en la manipulación de la vida, o en la teoría de género, que no reconocen el orden de la creación. Con esta actitud, el hombre comete un nuevo pecado contra Dios el Creador”, expresaba el papa solo unos meses antes de su encíclica.

Opiniones estas que han servido para rearmar al sector más conservador de la Iglesia católica, que en los últimos tiempos parece haber redirigido específicamente sus cañones hacia las personas transgénero. Es el caso, por mencionar un ejemplo reciente, de los tres obispos madrileños que utilizaron las palabras de Francisco para cargar contra la Asamblea de Madrid por aprobar una avanzada ley integral de transexualidad.

Para Cristina Traina, profesora de Estudios Religiosos en la prestigiosa Northwestern University (Illinois, Estados Unidos), la diferente sensibilidad que Francisco está demostrando hacia las personas homosexuales, hacia las que se muestra compresivo en las formas (aunque no en lo doctrinal) en comparación con sus palabras despectivas hacia la realidad trans puede deberse a su herencia cultural. Según Traina, el papa “tiene un entendimiento del género muy latinoamericano, como binario y natural”.

No sabemos si es así, pero lo cierto es que pese a algún gesto hacia personas concretas, como Diego Neria, el hombre transexual español al que Francisco recibió privadamente en 2015 (sin que trascendiera declaración alguna) tras conseguir este hacerle llegar una carta, el papa que tantos gestos está mostrando en otros aspectos se muestra especialmente falto de la más mínima empatía hacia el grupo más vulnerable del colectivo LGTB. Lo que fue considerado como“un nuevo gesto” hacia el colectivo LGBT, parece ahora estar arrepentido, a juzgar por las fuertes declaraciones realizadas.

Además, cartas como las publicadas por algunos obispos o las últimas negativas a permitir que personas transexuales puedan ser padrinos o madrinas en los bautizos de sus propios familiares refuerzan la idea a la que ya hemos hecho mención en anteriores entradas: a la enfermiza fijación contra las relaciones entre personas del mismo sexo, la jerarquía católica añade ahora la condena a las personas trans, tradicionalmente ignoradas por la institución. El propio obispo de Alcalá de Henares no ha dudado en incluirlas en sus diversas diatribas, como la que lanzó en diciembre de 2014, cuando incluyó a la “despatologización de la así llamada transexualidad” en la lista de supuestos objetivos de una perversa agenda LGTB.

Otro ejemplo es el del obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, que en enero de 2013 difundía su mensaje tránsfobo en una carta pastoral en la que criticaba la “ideología de género” que “sitúa al hombre por encima de Dios”. “La ideología de género es una filosofía, según la cual el sexo ya no es un dato originario de la naturaleza, que el hombre debe aceptar y llenar personalmente de sentido, sino un papel social del que se decide autónomamente”, añadía.  “Ya no valdrían las ecografías que detectan el sexo de la persona antes de nacer. Esperamos un bebé. ¿Es niño o niña? La ecografía nos dice claramente que es niña. No. Lo que vale es lo que el sujeto decida. Si quiere ser varón, puede serlo, aunque haya nacido mujer. Y si quiere ser mujer puede serlo, aunque haya nacido varón. No se nace, se hace. Al servicio de esta ideología existen una serie de programas formativos, médicos, escolares, etc. que tratan de hacer ‘tragar’ esta ideología a todo el mundo, haciendo un daño tremendo en la conciencia de los niños, adolescentes y jóvenes”, aseguraba entonces el obispo de Córdoba.

Fuente Universogay/Religión Digital/Cristianos Gays

 

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Juan Pablo II y Benedicto XVI frente a la Teología de la Liberación: Encarnizamiento y hostilidad

Jueves, 19 de enero de 2023
Comentarios desactivados en Juan Pablo II y Benedicto XVI frente a la Teología de la Liberación: Encarnizamiento y hostilidad

bajar-de-la-cruz-a-los-pobres-cristologa-de-la-liberacin-1-638“La Teología de la Liberación no es una ideología o una teoría. Es una manera de vivir el Evangelio”

“El 6 de agosto de 1984 la Curia Vaticana dio a conocer la ‘Instrucción sobre algunos aspectos de la teología de la liberación’, firmada por Ratzinger que señalaba graves errores en la Teología de la Liberación. Se trataba de una interpretación subjetiva y equivocada de la misma”

“La Teología de la Liberación no es una ideología o una teoría. Es una manera de vivir el Evangelio en la proximidad y solidaridad con las personas excluidas y empobrecidas que tiene tres elemntos claves: la opción por los pobres y desvalidos, la memoria viva de los mártires y la esperanza de que otro mundo es posible”

“La Teología de la Liberación nació en las periferias sociales cristianas. Recoge el clamor de millones de pobres, de pueblos enteros oprimidos y excluidos”

“La liberación comienza por la transformación personal: Hasta que no hayamos derrotado el egoísmo, no habremos todavía realizado la liberación del ser humano”

“Los nuevos sujetos no nacen espontáneamente con las nuevas estructuras, sino que habrá que forjarlos al ritmo de la resistencia y de la lucha. La revolución ética es todavía una asignatura pendiente”

El 6 de agosto de 1984 la Curia Vaticana dio a conocer laInstrucción sobre algunos aspectos de la teología de la liberación”, firmada por el entonces cardenal Joseph Ratzinger, presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y ratificada por el papa Juan Pablo II.

Este documento señalaba graves errores en la Teología de la Liberación. Pocos días después un grupo de teólogos y teólogas (laicos y laicas, sacerdotes y religiosas) nos reunimos en la ciudad de México. Leímos y analizamos la Instrucción y llegamos a la conclusión que era un documento injusto, ajeno a la realidad, porque lo que ahí se condenaba no era realmente lo que es en sí la Teología de la Liberación sino una interpretación subjetiva y equivocada de la misma.

“No comprendemos este encarnizamiento y hostilidad de Juan Pablo II y del cardenal Ratzinger con respecto a la teología de la liberación. Tal vez viene bien recordar aquellas palabras de Nietzsche “no se piensa igual de Dios en un palacio que en una choza”

Consideramos que es indecente condenar a los creyentes que han consagrado su vida —y somos decenas de miles de laicos y laicas, religiosas y religiosos, obispos, sacerdotes y misioneros de todas partes— los que hemos seguido el mismo camino. Ser discípulos de Jesús es imitarlo, seguirlo y actuar como él vivió. No comprendemos este encarnizamiento y hostilidad de Juan Pablo II y del cardenal Ratzinger con respecto a la teología de la liberación. Tal vez viene bien recordar aquellas palabras de Nietzsche “no se piensa igual de Dios en un palacio que en una choza”.

Ese día se encontraba entre nosotros un catequista refugiado guatemalteco y animador de una comunidad cristiana. Escuchaba en silencio. Al finalizar el análisis que hicimos, expresó: “Como el papa Juan Pablo II y el cardenal Ratzinger no sufren lo que nosotros los campesinos sufrimos, por eso no nos entienden”.

En verdad no hemos necesitado leer a Karl Marx para descubrir la opción para los pobres
. Es el mensaje y la práctica de Jesús de Nazaret quien nos ha revelado que los pobres son un lugar teológico. Todo el Evangelio refleja la opción preferencial de Jesús por los pobres, los débiles y su oposición a los que abusan de ellos y los oprimen.

Un catequista refugiado guatemalteco: “En verdad no hemos necesitado leer a Karl Marx para descubrir la opción para los pobres. Es el mensaje y la práctica de Jesús de Nazaret quien nos ha revelado que los pobres son un lugar teológico”

La Teología de la Liberación no es una ideología o una teoría. Es una manera de vivir el Evangelio en la proximidad y solidaridad con las personas excluidas y empobrecidas. Esta teología tiene dos fuentes. Una es la experiencia de fe en el Dios de la vida, Padre y Madre de todos los hombres y mujeres, revelado en Jesús; y otra, el análisis de la realidad socioeconómica y política. Ha llevado a cabo una verdadera revolución metodológica al “incorporar las ciencias sociales y humanas en la epistemología teológica”, en palabras de Juan José Tamayo. Se mueve por el hambre y sed de Dios que hay en el pueblo y por el hambre de pan y de justicia. Es una teología que nace en el corazón del pueblo de Dios.

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Juan Pablo II y José Ratzinger

Hay tres elementos claves de la Teología de la Liberación:

*La opción por los pobres y desvalidos, siguiendo la práctica y el mensaje de Jesús. La parábola del buen samaritano (Lc 10, 30-23) ilumina esta opción, que es una exigencia evangélica: “Haz tú lo mismo”. Consecuentemente, existe siempre para el creyente una pregunta referencial: ¿Qué posición tomó Jesús frente a la realidad socioeconómica de su tiempo?

*La memoria viva de los mártires que nos desafía a continuar con la lucha y sueños por los que ellos dieron la vida. América Latina es tierra de mártires, tierra regada con la sangre de numerosos hombres y mujeres, laicos y laicas, religiosas y religiosos, sacerdotes y obispos, comprometidos con la justicia.

*La esperanza de que otro mundo es posible. Las comunidades cristianas son conscientes de que su causa es invencible porque es el sueño de Dios para la humanidad. Dios quiere hijos e hijas no esclavos, quiere hermanos y hermanas, no enemigos unos de otros. A veces las comunidades que han optado por la liberación integral de los pobres se sienten golpeadas, derrotadas e incomprendidas, pero siguen firmes en la esperanza. Como bien señalaba Pedro Casaldáliga, se sienten como soldados derrotados de una causa invencible. Es por eso que la esperanza es una característica fundamental del cristianismo liberador. La Teología de la Liberación manifiesta que el cambio que el mundo necesita exige hombres nuevos y mujeres nuevas que viven lo que proclaman y proclaman lo que viven.

La Teología de la Liberación nació en las periferias sociales cristianas. Recoge el clamor de millones de pobres, de pueblos enteros oprimidos y excluidos, indígenas, afroamericanos, campesinos, mujeres, pobladores de las barriadas marginales de las grandes ciudades…

El movimiento de la Teología de la Liberación cobró impulso con Juan XXIII y el Concilio Vaticano II y recibió reconocimiento oficial en la reunión del episcopado latinoamericano en Medellín, cuyo documento comienza diciendo que “No hay historia de la salvación sin salvación de la historia”.

 Los teólogos de la liberación no han hecho sino sistematizar la experiencia de fe del pueblo creyente. Recordamos entre estos, con especial admiración y respeto, a Gustavo Gutiérrez, padre de la Teología de la Liberación; a Leonardo Boff, a Ivone Guevara, Ignacio Ellacuría, Jon Sobrino, Carlos Bravo, Pablo Richard, Carlos Mesters, Giulio Girardi, José Comblin, Frei Beto, Oscar Beoso, Teófilo Cabestrero, Raquel Saravia, José Marins, Marcelo Barros, Benjamín Forcano, Juan José Tamayo…Y muchos más. Sería interminable mencionarlos a todos. Entre los teólogos y teólogas de la liberación los hay también de las iglesias protestantes, como Jorge Pisley, Elsa Támez, Julia Esquivel, Montiner… La teología de la liberación es de carácter ecuménico

El cristianismo liberador no tiene un proyecto socioeconómico propio, sino que analiza y descubre los signos del Espíritu de Dios en las distintas expresiones que buscan otro modelo económico alternativo y las apoya críticamente. Es consciente de que el mundo no necesita parches ni una refundación del capitalismo, sino que se requiere un cambio profundo y revolucionario, que comienza por uno mismo.

Al hablar de revolución muchos piensan en violencia. Las comunidades cristianas de América Latina entienden que la revolución es esencialmente defensora y promotora de la vida y la paz. No quieren la muerte. Quieren la vida, una vida digna para todos los hombres y mujeres. Si en una revolución hay violencia, ésta viene de los de arriba, de los que se resisten a que haya cambios. Por eso que defienden a capa y espada sus privilegios. La revolución hoy en América Latina apunta a cambios estructurales del sistema socioeconómico, que son interpretados como signos de la presencia del reino de Dios, cuya plenitud está más allá de la historia.

“Al hablar de revolución muchos piensan en violencia. Las comunidades cristianas de América Latina entienden que la revolución es esencialmente defensora y promotora de la vida y la paz. No quieren la muerte. Quieren la vida, una vida digna para todos los hombres y mujeres”

La conquista de una sociedad justa, libre y equitativa, sin explotados ni explotadores, no es el reino de Dios. El Reino es mucho más, infinitamente más. Pero el Reino exige pasar por ahí. Los procesos históricos de liberación son signos de la presencia del Reino. No puede haber reino de Dios si unos pocos acaparan los bienes de la tierra dejando en la pobreza a la mayoría, si hay gente que muere de hambre, si hay hombres y mujeres que son marginados por su condición social, étnica, cultural o religiosa.

Todo cambio sociopolítico exige transformaciones profundas en la conciencia de las personas. La liberación comienza por la transformación personal. Giulio Girardi se plantea: “¿Cuál es el objetivo fundamental de todo proceso liberador? Es conseguir la liberación humana. Que el rico se libere de la codicia que lo tiene alienado y que el pobre se libere de su indigencia y los egoísmos que pueda tener. La liberación del ser humano no significa sólo realizar la justicia social, no significa sólo derrotar la ignorancia. No podemos limitarnos a construir carreteras, viviendas, hospitales…

“Hasta que no hayamos derrotado el egoísmo, no habremos todavía realizado la liberación del ser humano”

Ciertamente, un día haremos posible el viejo sueño de construir casas para todo el pueblo… Esto, sin embargo, es sólo un aspecto de la liberación del hombre. Pero, hasta que no hayamos derrotado el egoísmo, no habremos todavía realizado la liberación del ser humano. Los sueños revolucionarios serán realidad cuando el ser humano viva para la comunidad, cuando no viva para sí mismo, sino que será capaz de abrir las puertas de su corazón y entregarlo a los demás.

Sólo los hombres y mujeres impregnados de actitudes éticas, serán capaces de aportar a la construcción de una nueva sociedad. Sólo los hombres y mujeres justos y libres podrán ser agentes de un mundo de justicia y libertad. Los nuevos sujetos no nacen espontáneamente con las nuevas estructuras, como bien señalaba Pablo Richard, sino que habrá que forjarlos al ritmo de la resistencia y de la lucha. La revolución ética es todavía una asignatura pendiente.

Fuente Religión Digital

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“Llevar la muerte de un lado a otro”, por Carlos Osma

Viernes, 30 de abril de 2021
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jerusalem-1762467_1920De su blog Homoprotestantes:

En el Evangelio de Juan fueron José de Arimatea y Nicodemo quienes tras la crucifixión pidieron a Pilato el cuerpo de Jesús, lo envolvieron en lienzos con especias aromáticas y lo pusieron dentro de un sepulcro vacío. No eran dos personas cualquiera, José de Arimatea era miembro del Sanedrín, una asamblea o consejo de ancianos que administraba justicia interpretando la Torá, y Nicodemo un fariseo y líder religioso respetable. Ambos habían creído en Jesús, pero no se atrevieron a seguirlo públicamente, la razón nos la explicita claramente el evangelio: tenían miedo de los judíos, por eso lo seguían en secreto. [1]

No me sorprende que el evangelista utilice a estos dos personajes para transportar el cuerpo sin vida de Jesús de la cruz al sepulcro, y que finalmente no sean testigos de su resurrección. Su papel se circunscribe a llevar la muerte de un lugar a otro, en tratar de dar dignidad a un cadáver para que no acabe en una fosa común, y en mostrar respeto por el cuerpo traspasado del maestro. El miedo se lleva muy bien con la muerte, es el espacio en el que se envuelve con más seguridad, los cobardes siempre saben lo que hay que hacer con quienes otros han crucificado, y se sienten interpelados para esconder a los ajusticiados en sepulcros donde nadie pueda recordar su humillación. No es fácil para los cobardes mirar a quienes han llevado la dignidad hasta sus últimas consecuencias.

Uno aprende con el tiempo a reconocer a los Josés de Arimatea y los Nicodemos que se va encontrando por el camino, a esos respetables cristianos que encuentras al final de todas las injusticias recogiendo amorosamente los cadáveres, pero que nunca los has visto denunciarlas antes. Esos que hablan con palabras tan bonitas, profundas y bíblicas, pero son incapaces de hablar con su propia vida, reconociendo quienes son, qué piensan, a quienes aman, o qué desean. Religiosos con responsabilidades, respetados, que creen en la vida, pero que tienen demasiado miedo como para escapar de la muerte en la que se han instalado. Josés de Arimatea y Nicodemos que no han entendido qué significa ser seguidores de Jesús, a los que solo les preocupa no ser expulsados de sus congregaciones, que predican el Reino de Dios, pero son incapaces de comprometerse para que se haga presente.

La primera vez que Nicodemo había ido a encontrarse con Jesús, era de noche, buscó el momento propicio para no ser descubierto por el resto de fariseos, y cuando estuvo con él le reconoció como maestro, como enviado de Dios. Pero Jesús le advirtió que si quería ver el Reino de Dios, debía nacer de nuevo. [2] Lo que Nicodemo tenía no era vida, era otra cosa, Jesús se lo dijo claramente, pero Nicodemo no pudo o no quiso entenderlo, para él tener que estar escondido era la única vida que conocía, y la única por la que estaba dispuesto a luchar, el Reino le quedaba demasiado lejos. ¿Cómo puede un hombre nacer cuando es viejo?, [3] le preguntó a Jesús, ¿cómo puede un cristiano hablar de vida cuándo solo conoce la muerte?, podríamos preguntar hoy nosotros a tantos respetables cristianos que viven escondidos por temor a lo que puedan pensar de ellos.

José de Arimatea y Nicodemo no denunciaron la cruz de Jesús, únicamente se limitaron a tratar con humanidad y respeto a un muerto al que habían creído, y al que consideraban venido de Dios. Se apiadaron de la víctima, pero después de haberla negado públicamente. Y la pusieron dentro de un sepulcro, porque allí es donde acaba el único reino que son capaces de construir los cobardes. Pero el Reino de Dios no es un sepulcro, y eso lo olvidan los religiosos que no han nacido de nuevo. El Dios de Jesús es un Dios de vida, de luz, de verdad, de compromiso y valentía, que se pone al lado de las víctimas desde el primer momento, y que al final no las deja en un sepulcro, sino que las llama de nuevo a la vida.

No pueden ser testigos de la resurrección quienes tienen como motor de sus vidas el miedo, y lo que los demás puedan pensar de ellos; su final es un sepulcro al lado de la cruz. No hay vida para quienes se aferran a la muerte con tanta determinación. La resurrección se fundamenta en la esperanza, y la esperanza en el seguimiento, no existe cristianismo sin seguimiento ni esperanza. Abandonar una vida de muerte no es fácil, pero es posible nacer de nuevo, es posible arriesgarlo todo, dejarlo todo, para seguir la vida que Jesús representa. El miedo nunca es el camino, el Evangelio de Juan lo afirma con rotundidad: el camino, la verdad y la vida es Jesús[4].

Carlos Osma

 Notas:

[1] Jn 19,38

[2] Jn 3,3

[3] Jn 3, 4.

[4] Jn 14,6

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“Señor, tú sabes que te quiero”, por Carlos Osma

Miércoles, 17 de marzo de 2021
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fotoplayaDe su blog Homoprotestantes:

Si tuviéramos que elegir el personaje más queer del Evangelio de Juan muchos se decantarían por Lázaro, un joven inseparable de sus hermanas María y Marta que hizo una salida del sepulcro por todo lo alto después de que su íntimo amigo Jesús llorara ante su tumba. Otros lo harían por el ya entrado en años Nicodemo, que se acercó a Jesús de noche por miedo a que alguien pudiera descubrirlo, y fue incapaz de entender qué era lo que le atraía de Jesús, ni la invitación que este le hizo para que naciera de nuevo y se desprendiera del legalismo y la religiosidad que lo paralizaban y le impedían ver el reino de dios.

Pero a mi hoy, y esto reconozco que va a días, al leer la última conversación entre Jesús y Simón Pedro que encontramos en el capítulo 21, creo que este discípulo merece ser reconocido como el más queer de todos. Y la razón no tiene nada que ver con su expresión de género, ni con su identidad sexual, sino más bien con su convicción de que no encajaba en el estereotipo, en el molde de lo que es un verdadero discípulo. Y percibo que esa identidad queer la vivía con culpa, al igual que muchas cristianas y cristianos LGTBIQ, impidiéndole sentirse amado por Jesús.

Después de haber comido en la playa con el resto de discípulos, Jesús y Simón Pedro se quedaron solos y el maestro le preguntó: «¿me amas más que estos?». La respuesta del discípulo tenía un matiz que lo delataba: «tú sabes que te quiero». Jesús volvió a preguntarle por segunda vez: «¿me amas?», y Simón Pedro le repitió: «tú sabes que te quiero». La diferencia entre amar, que es lo que Jesús le preguntó, y querer, que es lo que Simón Pedro respondió, puede parecer baladí, pero considero que no lo es tanto, y en ese pequeño matiz, es donde creo que el discípulo explicitó que después de haber negado a Jesús tres veces antes de que lo crucificaran, él no sentía que encajara en la imagen del discípulo que podía responder tranquilamente que amaba a Jesús sin sentirse un poco hipócrita. Es verdad que podría haber mentido, pero aquella vez el sentimiento de culpa que arrastraba le obligó a reconocer que la palabra amor le quedaba grande, que no era digno de utilizarla, y por eso (quizás) prefirió responder con otra más pequeña.

En la playa, cerca de donde Jesús y Simón Pedro dialogaban sobre sus amores y sus quereres, se encontraba un discípulo que hubiera confesado a Jesús con rotundidad: «pues claro que te amo». Era el discípulo amado, el perfecto, el discípulo por excelencia, el valiente que no huyó y acompañó hasta la cruz a su maestro, el discípulo al que Jesús encomendó su propia madre, el primero que creyó en la resurrección, el que no dudó en ningún momento, el que no falló, el que siempre estuvo en el lugar adecuado en el momento exacto, el discípulo con una fe inquebrantable, el único que descansó su cabeza sobre el pecho de Jesús. Frente al discípulo amado, Simón Pedro se debió sentir acomplejado, incómodo, porque cualquier comparación con él lo dejaba en mal lugar. Él era mucho más humano y contradictorio, más cobarde y mentiroso. Supongo que, por eso, no se atrevió a responder a Jesús: «tú sabes que te amo».

Por mucho que se diga que todos somos pecadores, que no hay nadie perfecto, la realidad es que existe una imagen idealizada, como la del discípulo amado en el evangelio de Juan, sobre cómo es el discípulo que puede responder tranquilamente que ama a Jesús más que el resto de los mortales. Evidentemente nosotras no estamos incluidas en ese imaginario, claro, nuestra identidad es terrenal, humana, contradictoria y efímera, como la de Simón Pedro, somos demasiado queer para poder ser integradas en idealizaciones sin nombre, en proyecciones como la de los discípulos perfectos. Y por eso, nos sentimos toleradas, aceptadas, respetadas, queridas, pero no amadas. Para poder serlo, deberíamos ser distintas, mucho más heterosexuales, jóvenes, fundamentalistas, cisgénero, rubias, fieles, masculinas, espirituales, delgadas, musculosas, ricas, perfectas, sumisas… Deberíamos ser algo totalmente inalcanzable para  nosotras, deberíamos ser de mentira, puro humo, un holograma en 3D como los discípulos amados que nos rodean.

La verdad es que siempre nos queda mentir, afirmar que le amamos como se supone que deberíamos hacerlo, parecer humildes y respetables, tener cara de no haber roto nunca un plato, incrustarnos dentro de su holograma en 3D y dejar que esa imagen nos destroce la vida. Podemos convertirnos en personas reconocidas como piedras sobre las que su comunidad se sostiene, mientras nuestra vida se tambalea. O podemos, como Simón Pedro, agachar la cabeza y responder únicamente que le queremos, que somos queer, que no somos como sus discípulos amados, esos a los que todo el mundo alaba y no necesitan justificar que son cristianos.  Y estoy convencido, por mi experiencia, que si hacemos eso, nos encontraremos con un Jesús más humano y más próximo que se pone a nuestro nivel y se dirige a nuestras contradicciones e incongruencias, porque así somos todas, para preguntarnos por tercera y última vez: «¿me quieres?». Y al escuchar que, a  pesar de todo, está a nuestro lado, que sabe que tenemos mucho que avanzar, pero que no va a abandonarnos, quizás nos atrevamos a levantar la cabeza y mirarle a los ojos para decirle como Simón Pedro: «Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero». Si eso ocurre, si nos armamos de valor para hacerlo, descubriremos que el discípulo amado no es nuestra meta, que nuestra meta es Jesús. Y es entonces cuando entenderemos de verdad de qué se trata eso de ser cristianas, que más que imitar una imagen idealizada, lo que se nos pide es responder a la llamada de quien nos dice: «Sígueme».

Carlos Osma

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Juan José Tamayo: La compasión en un mundo desigual y en tiempos de pandemia (I y II).

Lunes, 20 de abril de 2020
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trabajar-a-disgusto-causa-más-depresión-que-estar-en-el-paroVivimos en un mundo injusto y desigual

El objetivo de estos tres artículos es doble: a) poner en valor la compasión, uno de los grandes valores ausente en los diferentes ámbitos del saber y del quehacer humano, considerado estéril e innecesario y calificado, incluso, de manifestación de la debilidad e impotencia de la persona que lo practica; b) practicarla en todas las esferas de la vida, individual y colectiva, personal y comunitaria, pública y privada, política y económica, cultural y religiosa, y muy especialmente ahora con la pandemia del coronavirus, que es previsible se alargue durante meses y tendrá gravísimas consecuencias en todos los órdenes de la vida humana y de la naturaleza

Empiezo por una primera constatación: vivimos en un mundo donde impera la injusticia estructural, avanza a pasos agigantados la desigualdad y hay una pérdida de la compasión. Los progresos tecnológicos no se corresponden con el progreso en los valores morales de solidaridad, fraternidad-sororidad, justicia, igualdad y libertad, como tampoco el crecimiento económico con la eliminación de la pobreza. Todo lo contrario: a mayor progreso tecnológico y crecimiento económico, menor solidaridad y compasión, justicia e igualdad.

Las desigualdades se refuerzan a través de las diferentes y cada vez más profundas brechas que se producen hoy, entre las que cabe citar:

– la brecha económico-social entre ricos y pobres, que desemboca en aporofobia (odio y rechazo a las personas pobres)

– la patriarcal entre hombres y mujeres, que desemboca en feminicidio;

– la colonial entre las superpotencias y la pervivencia del colonialismo, que desemboca en el mantenimiento de la colonialidad;

– la ecológica, provocada por el modelo de desarrollo científico-técnico depredador de la naturaleza, que convierte a esta en mercancía y desemboca en ecocidio;

– la racista entre personas nativas y extranjeras, que desemboca en xenofobia;

– la afectivo-sexual entre heterosexualidad y LGTBIQ, que desemboca en el discurso del odio a las identidades afectivo-sexuales que no responden al patrón de la heternormatividad y a la binariedad sexual: LGTBIfobia;

– la intelectual entre conocimientos científicos y saberes originarios, que da lugar a la injusticia cognitiva, que desemboca en epistemicidio;

– la global entre el Norte y el Sur, que desemboca en surcidio;

– la religiosa entre personas creyentes y no creyentes, entre sistemas de creencias hegemónicos y contra-hegemónicos, entre religiones ricas y religiones pobres;

– la digital entre quienes tenemos acceso a internet y quienes se ven privados de dicho acceso, etc.

Situaciones dramáticas que exigen activar la compasión

Especialmente dramáticas son dos situaciones de desigualdad e injusticia ecológica que estamos viviendo con severidad durante las últimas décadas y una tercera, que estamos viviendo con especial crudeza estos días: el covid19.

Una es la crisis ecológica, que constituye el principal desafío de la humanidad, con especial agravamiento en la Amazonía en llamas, con focos de incendio que se triplicaron en agosto de este año en comparación con el mismo mes de 2018 y el aumento del 278 % en las alertas de salvaje deforestación. La selva amazónica, que es el pulmón de la humanidad se ha convertido en espacio de sobreexplotación, agro-negocio, agro-tóxicos y entrega de riquezas naturales a las empresas multinacionales.

Esta situación es objeto de preocupación, e incluso de indignación, del Papa Francisco, que defiende el cuidado de la casa común como tarea de todos los seres humanos en su encíclica Laudato Si’, inspirada en el Cántico de las criaturas, de Francisco de Asís, que llama a la tierra “madre y hermana nuestra”, que nos acoge entre sus manos, nos gobierna y produce frutos con coloridas flores y hierba (n. 1).

En ella presenta a San Francisco de Asís como ejemplo de la “ecología integral, patrono de los ecologistas, cristianos o no, modelo de atención a la creación y a los pobres, místico y peregrino que vivió en armonía con Dios, el prójimo, la naturaleza y consigo mismo. Así demostró que la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior son inseparables (n. 10).

Como respuesta a la situación dramática en que se encuentra la Amazonía, el Papa Francisco ha convocado el Sínodo sobre “La Amazonía, nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral”, definido como el nuevo Pentecostés para la Iglesia amazónica, las iglesias locales y la Iglesia universal. Reconoce que “el futuro de la Humanidad y de la Tierra está vinculado al futuro de la Amazonía; por primera vez se manifiesta con tanta claridad que desafíos, conflictos y oportunidades emergentes en un territorio, son la experiencia dramática del momento que atraviesa la supervivencia del planeta Tierra y la convivencia de toda la humanidad”.

La segunda situación dramática es la de millones de personas que llegan a las fronteras de los países más favorecidos huyendo de la guerra, la miseria y los regímenes dictatoriales, ponen en riesgo sus vida hasta perderlas, como las 30.000 personas muertas en el Mediterráneo en la última década, y cuando, llegan a la frontera, son rechazadas por las autoridades políticas preferentemente de Europa y Estados Unidos e incluso muertas, incumpliendo y transgrediendo los derechos de asilo, refugio y hospitalidad, reconocidos en la Declaración Universal de la ONU de 1948.

Tenemos grabadas en la memoria las imágenes de las marchas de miles personas procedentes de países centroamericanos hacia los Estados Unidos, a quienes no se les permite entrar, peor aún, separan a los niños y las niñas de sus padres y madres. Igualmente pudimos ver en vivo y en directo la falta de solidaridad de la “bárbara Europa” con las personas migrantes del Open Arms.

La tercera situación dramática es la pandemia del coronavirus, que se está extendiendo por todos los países, regiones y continentes sin distinción, mantiene confinada, a día de hoy, a una tercera parte de la humanidad, ha contaminado ya a casi millón y medio de personas en todo el mundo y ha provocado, hasta el momento –la muerte de cerca de cien mil personas. En España hemos superado las ciento cincuenta mil personas contagiadas y las cerca de dieciséis mil muertas. Pero no podemos quedarnos en las cifras frías, detrás de ellas hay vidas humanas perdidas en total soledad y sin consuelo y familias destruidas que sufren tan irreparables pérdidas sin ni siquiera posibilidad de una despedida en compañía.

El covid19 no afecta a todas las personas y grupos sociales por igual y con la misma intensidad. Es mucho más agresiva con aquellos grupos humanos y las clases sociales que tienen una especial vulnerabilidad, como afirma el científico social portugués Boaventura de Sousa Santos, entre los que cabe citar los siguientes: las mujeres, las personas trabajadoras precarias e informales, los trabajadores de la calle, las personas sin techo, las que habitan en las periferias empobrecidas de las ciudades, la gente anciana, la que se encuentra confinada en los campos de refugiados y refugiadas, las personas inmigrantes sin papeles, las poblaciones desplazadas internamente, las encarceladas, las discapacitadas, las comunidades minoritarias, en definitiva las que, en palabra de Boaventura, están “Al Sur de la cuarentena”.

Estas y otras situaciones dramáticas son razones más que suficientes para cambiar nuestro estilo de vida insolidario y activar la compasión como principio eco-humano fundamental, actitud ética y práctica liberadora cotidiana en nuestro mundo desigual e injusto.

 EL PRINCIPIO-COMPASIÓN (II)

Cuando escribo este artículo -10 de abril, día de Viernes Santo en la liturgia cristiana- están contabilizados más millón y medio de personas contagiadas en el mundo por el coronavirus, cerca de cien mil personas muertas y en torno a trescientas mil recuperadas. En España las cifras oficiales arrojan más de ciento cincuenta mil personas contagiadas, cerca de dieciséis mil fallecidas y cincuenta y cinco mil recuperadas. Esta pandemia es hoy el Viernes Santo que sufre la Humanidad. Nuestra respuesta creo que se encuentra en la compasión como principio de humanidad, actitud fundamental de Dios, opción radical de Jesús de Nazaret y principio teológico. Esta es la modesta contribución que desde mi confinamiento quiero hacer desde la memoria subversiva de Jesús de Nazaret, el Crucificado, condenado a muerte por su compromiso solidario con las víctimas del sistema político, económico y religioso injusto entonces imperante.

La compasión es principio de humanidad

La persona puede ser definida como ser compasivo. Sin compasión, no hay humanidad, se cierne la impiedad, la dureza de corazón, la cerrazón de mente y el bloqueo de la inteligencia. En cuanto compasivo, el ser humano se siente solidario con la suerte del resto de los seres humanos y de la Naturaleza, de forma que todo acto de homi-cidio y de eco-cidio se convierte en sui-cidio: matar a otra persona o destruir la naturaleza es matarse o destruirse a uno mismo. Caín, matando a Abel, se está matando a sí mismo. Sin compasión, el ser humano se torna lobo estepario que se guía por la ley de la selva. Sin compasión, no hay respeto por la vida de l@s otr@s, sino la guerra de todos contra todos.

La compasión, opción y actitud fundamental de Dios ante el sufrimiento y la opresión

La compasión es la opción y la actitud fundamental de Dios, ejemplo de sensibilidad ante el sufrimiento y la opresión. La palabra hebrea que se traduce por compasión es rahamin, derivada de rahem, vientre, entrañas. En la antropología bíblica, vientre es el lugar de la compasión y se le aplica a Dios capaz de actuar compasivamente desde sus entrañas. Nos lo recuerda la tradición bíblica del Éxodo, que presenta a Yahvé movido a compasión por los sufrimientos del pueblo hebreo y los gritos de auxilio que llegan al cielo, y comprometido con la liberación de la esclavitud de Egipto:

 “He visto la aflicción de mi pueblo en Egipto, he escuchado el clamor ante sus opresores y conozco sufrimientos (conocer= compartir, sufrir con). He bajado para librarlo de la mano de los egipcios y para subirlos a de esta tierra a una tierra buena y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel… Así, pues, el clamor de los israelitas ha llegado hasta mí y he visto la opresión con que los egipcios los afligen. Ahora, pues, ve: yo te envío al faraón para que saques a mi pueblo, los israelitas, de Egipto. Cuando hayas sacado al pueblo de Egipto daréis culto a Dios en este monte” (Éx 3,7-12).

La compasión está en la base de la legislación hebrea que defiende los derechos de los huérfanos, las viudas y los extranjeros, desatendidos en la práctica. Es el mensaje y la práctica de los profetas y las profetisas de Israel/Palestina, para quienes la religión verdadera no consiste en ofrecer sacrificios, sino en hacer el bien, establecer el derecho y practicar la justicia. En la tradición profética uno de los nombres de Dios es “Justicia”, como afirma el profeta Jeremías: “Este es el nombre con el que lo llamarán: ‘Yahvé, nuestra Justicia” (Jr 23,6).

La compasión, opción fundamental de Jesús

La compasión conforma el ser de Jesús de Nazaret, su estilo de vida, su forma de pensar y de vivir a Dios, su manera de entender al ser humano, su relación con los demás, su modo de conocer, de creer, de esperar, de amar, su lectura de las Escrituras, su actitud ante las víctimas, ante las personas hambrientas (misereor super turbas).

En el trasfondo de la actuación de Jesús aparece siempre el sufrimiento de las mayorías, de los empobrecidos, de las personas discapacitadas, enfermas, privadas de dignidad. Ante ellas no queda impasible, sino que se le remueven las entrañas. Jesús pone como ejemplo de persona compasiva, de “persona cabal” (Sobrino) a un Samaritano, a quien convierte en sacramento del prójimo, cuando los judíos ortodoxos lo consideraban enemigo y hereje. El Samaritano, “movido a compasión”, atendió a la persona malherida, maltrecha, a diferencia del sacerdote y del levita, que pasan de largo porque su prioridad era la práctica cultual en el templo, ajena a la justicia.

Siguiendo la mejor tradición profética, Jesús contrapone la compasión a los sacrificios:

“Misericordia quiero, que no sacrificio” (Mateo 12,1-9, citando a Oseas 6,6), afirma en la respuesta a los fariseos critican a los discípulos por arrancar espigas el sábado.

– Cuando los fariseos le echan en cara que coma con publicanos y pecadores, Jesús les responde: “No necesitan de médico los que están fuertes, sino los que están mal. Id, pues, a aprender lo que significa misericordia quiero, que no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores” (Mt 9,12-13).

– La práctica de la compasión para con los empobrecidos y la crítica de quienes generan el empobrecimiento son la causa principal de su destino final: la condena a muerte y la ejecución en la cruz.

– La compasión es la virtud por excelencia proclamada en el Sermón de la Montaña: “Bienaventurados los misericordiosos…”. Felicidad y compasión son inseparables. Una persona es feliz compartiendo y aliviando el dolor las personas que sufren. La falta de entrañas de misericordia hace infelices a quienes no practican dicha virtud y a quienes sufren.

Las iglesias cristianas a lo largo de su historia se han movido entre dos actitudes: la insensibilidad ante el sufrimiento humano y la compasión con las víctimas. Hoy solo tendrá credibilidad el cristianismo si, como el buen Samaritano,  realiza prácticas compasivas. A las notas tradicionales aplicadas a la Iglesia: una, santa, católica, apostólica (los tradicionalistas añaden una quinta: romana, que no forma parte del Credo), yo añadiría otras dos: samaritana y compasiva.

La compasión, principio teológico

Mientras escribía este artículo consulté varios diccionarios teológicos y bíblicos y en ninguno de ellos he encontrado las entradas “Compasión” y Misericordia.  Ha sido Jon Sobrino quien ha incorporado en el discurso teológico el principio-misericordia (El principio-misericordia. Bajar de la cruz a los pueblos crucificados, Sal Terrae, Santander 1992). Sin dejarse guiar por la compasión, la teología pasa de largo inmisericordemente ante el sufrimiento humano y se torna cómplice de él. La alternativa es, afirma Sobrino, una teología como inteligencia y praxis del amor, de la justicia y de la misericordia, que se hace cargo del dolor de las víctimas: una teología como inteligencia de la com-pasión, que denuncia a los victimarios y toma partido por las personas, los colectivos y la naturaleza sufrientes que gritan de dolor.

Sin embargo, la teología tradicionalmente ha sido una disciplina sin entrañas de misericordia. Los atributos que aplicaba a Dios eran la Omnipotencia, la Omnisciencia, la Omnipotencia y la Providencia. Lo definía como Motor inmóvil, Conocimiento de conocimiento, Causa sui, Principio y fundamento de todas  las cosas. Tal Dios es incapaz de sentir, de amar, de sufrir, de compadecerse, se torna insensible al sufrimiento humano. Esa imagen está más cerca del Dios de la teodicea y  de los amigos de Job que de Jesús de Nazaret y del Dios del éxodo “misericordioso y clemente, lento a la ira y rico en amor y fidelidad” (Éx 34,6).

Juan José Tamayo

Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones “Ignacio Ellacuría”, de la Universidad Carlos III de Madrid. Sus últimos libros son: Teologías del Sur. El giro descolonizador (Trotta, 2020, 2 ed.); De la iglesia colonial al cristianismo liberador en América Latina (Tirant lo Blanc, 2019); ¿Ha muerto la utopía? ¿Triunfan las distopías? (Biblioteca Nueva, 2020, 3ª ed.); Hermano islam (Trotta, 2019).

Fuente Fe Adulta

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“El otro discípulo, el que amaba Jesús”, por Carlos Osma.

Jueves, 2 de abril de 2020
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man-solDe su blog Homoprotestantes:

Según el Evangelio de Juan el primer testigo de la resurrección de Jesús fue María Magdalena. Ciertamente el evangelista conocía otros evangelios cuando puso por escrito su relato, sin embargo tiene cierta credibilidad histórica que María Magdalena, junto a otras mujeres, fuese la primera en anunciar que Jesús había resucitado. Eso es lo que dicen los testimonios de fe de las primeras comunidades cristianas, y eso es lo que recoge también el Evangelio de Juan. Aunque no hay que olvidar que el evangelista con una evidente intención teológica, modifica la tradición a la que tenía acceso para hacerla encajar en su teología, y nos dice, que María no fue la primera en entrar al sepulcro donde habían puesto el cuerpo de Jesús, tampoco la primera en creer en la resurrección, ya que al principio pensó que el cuerpo de Jesús había sido robado.

María Magdalena no tenía credibilidad al anunciar que Jesús había resucitado, el testimonio de una o varias mujeres en ese momento no tenía demasiado valor. Pero en testimonios poco creíbles como ella, es donde está basada la fe cristiana. Porque si Cristo no resucitó, vana es nuestra fe. Y me imagino a muchos hombres religiosos respetables diciendo que no se podía hacer caso de lo que un puñado de mujeres pudieran decir, que la Biblia exigía dos o tres testigos, pero que fueran hombres. Sin embargo, desde una perspectiva de fe parece que a Dios le atrae eso de escoger lo que no puede ser, aunque lo diga la Biblia. Y que tiene preferencia por aquellas personas en las que la religiosidad encuentra poca credibilidad, y en este caso concreto, mucha feminidad.

El Evangelio de Juan muestra más sensibilidad por las mujeres que siguieron o tuvieron algún contacto con Jesús que otros evangelios. Pero nos dice, al contrario que los evangelios sinópticos, que Pedro fue el primero en entrar al sepulcro vacío. Este dato es relevante, porque no debemos perder de vista que aquí se nos está transmitiendo una teología y que los hechos históricos que se relatan están a su servicio. Pedro era una figura muy respetada en el cristianismo donde el Evangelio de Juan surgió, así que no solo María Magdalena, sino cualquier otra persona hubiera cedido el honor a Pedro de entrar el primero al sepulcro. Sin embargo hay que seguir leyendo entre líneas, porque Pedro, aun siendo el primero en entrar al sepulcro, tampoco creyó que Jesús había resucitado, y se volvió a su casa como si nada.

Si exceptuamos el último capítulo del Evangelio de Juan, Pedro por muy hombre y respetado que fuese, no era un discípulo ejemplar. Podemos repasar parte de su historial: en la cena de despedida no quería que Jesús le lavara los pies, en varias ocasiones fue incapaz de entender lo que había detrás de las palabras del maestro, por miedo negó ser un seguidor de Jesús… La verdad es que Pedro por un lado es el personaje en el que todos nos vemos reflejados alguna vez, porque nos cuesta entender el evangelio, y porque nuestras palabras no suelen estar a la altura de nuestras acciones. Pero por otro, si lo vemos como cristianos LGTBIQ, también descubrimos en su personaje a los representantes de ese cristianismo que entra en los sepulcros donde fuimos puestas las víctimas de la LGTBIQfóbia que ellos previamente crucificaron, y son absolutamente incapaces de darse cuenta de que Dios nos ha sacado de allí. Cristianismo que habla de lo que se tiene o no se tiene que hacer y olvida el servicio, que se queda en la letra que mata el alma de las palabras de Jesús, o que lo único que le mueve es el miedo, la cobardía.

La novedad que introduce el Evangelio de Juan, y con la que pretende transmitirnos un mensaje, es un personaje ausente por completo en el resto de evangelios. Me refiero al discípulo al que amaba Jesús, ese que en la última cena tenía su cabeza recostada sobre el pecho de Jesús. Ese que tenía una relación tan íntima con el maestro que incluso Pedro acudía a él para que le preguntará cosas. Y este discípulo que pone tan nerviosos a algunos traductores bíblicos, también fue al sepulcro junto a Pedro para ver qué había ocurrido. No entró primero, le cedió el lugar a Pedro, pero cuando entró tras él “vio y creyó”. Para el evangelista, el discípulo al que amaba Jesús fue el primero en creer en la resurrección, y lo hizo sin entender la Escritura. Interesante la manera en la que el evangelista encaja la tradición de María Magdalena como primera testigo, la autoridad de Pedro para las comunidades receptoras de su obra, y la relevancia del discípulo al que amaba Jesús.

Muchas veces nos puede costar entender la Escritura, sobre todo cuando las lecturas que se realizan de ella nos hacen daño a las personas LGTBIQ. Lecturas que no nacen de la experiencia del amor, sino del legalismo y el temor. Pero el discípulo al que amaba Jesús “vio y creyó” al instante, porque las personas que se sienten próximas a Jesús y se saben amadas por él, rápidamente se dan cuenta de que los sepulcros no son capaces de contener por mucho tiempo a Jesús. Y que, si quieren seguir su ejemplo, es mejor que salgan rápidamente de ellos. Quizás no puedan dar razón de esa convicción con la Escritura, el discípulo que amaba Jesús tampoco lo fue, pero no pareció importarle. Porque las personas que se saben amadas por Jesús, y que han vivido la experiencia de la cruz y el abandono de la persona que amaban, saben que a su amado lo encontrarán siempre fuera, donde está la vida. La fe del discípulo que amaba Jesús no nació de la Escritura, sino de la convicción profunda de sentirse amado. Escritura y amor deberían ir siempre de la mano, pero si tenemos que decantarnos por una de ellas, el amor es la prioridad. Quienes se guían por él, son los primeros en llegar a la fe, son capaces de percibir la vida que otros seguidores del maestro todavía no pueden ni imaginar.

Carlos Osma

Si todavía no lo has leído mi libro “Solo un Jesús marica puede salvarnos”, el libro está disponible en nuevos países, puedes ver el listado actualizado de donde está disponible AQUÍ.

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“Nueva ola teológica evangelical hispana”, por Carlos Osma.

Miércoles, 20 de junio de 2018
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leerSarcasmo del bueno en este post de su blog Homoprotestantes:

Según el profesor de Antíguo Testamento de la Facultad de Teología Evangélica de la Cruz Chispeante, Natanael Baleia, a Jonás se lo tragó un pez. Anna Whitemind, conocida especialista y licenciada en el gélido Seminario de Fair Bannks, pero que trabaja como misionera en un pueblecito soleado de la costa de Cádiz, afirma que hay pruebas bíblicas concluyentes de que Dios creó el mundo en siete días. Por su parte, el teólogo (por aclamación popular, aunque no pudo asistir a ninguna de las clases del Seminario Unido del Cristo Exaltado) Paco Gata, ha escrito un libro explicando que Moisés redactó el Pentateuco porque la Biblia lo dice. El profeta Juan Patmos, que recibe directamente los títulos teológicos gracias al Espíritu Santo, demostró en el pasado encuentro de hombres heterosexuales con Biblia negra y corbata azul, que sin lugar a dudas estamos viviendo los últimos tiempos tal y como claramente relata el libro del Apocalipsis. Éstas son solo cuatro muestras del alto nivel teológico del evangelicalismo “made in Spain” que tiene como máxima: “Si sabes leer… eres un gran teólogo”.

¡Qué haríamos sin personas tan formadas como éstas que conocen tan bien la Biblia y que nos transmiten sus enseñanzas de manera pura y sin mancha! Gracias a ellas el evangelicalismo está manteniéndose como el último remanente fiel que hace frente a la poderosísima ideología de género. Allí están ellos, y algunas de ellas, expulsando a diestro y siniestro a quienes se atrevan a poner en entredicho la autoridad de la Biblia. Su guerra es sin cuartel, y además de hacer manifestaciones, intentan llegar a lugares de influencia política para imponer la Santa Palabra de Dios (que sin duda se equivoco haciendo nacer a su Hijo en casa de unos donnadies, cuando podría haberlo hecho en la cuna del Emperador Julio César, y así le hubiera sido mucho más sencillo imponer políticamente el Reino de Dios). Lo más destacable de las puntas de lanza de la teología patria es que no se han dejado llevar por los discursos ideológicos de la izquierda más radical, y se mantienen a lo suyo, luchando contra degenerados peligrosos que quieren destruir el orden, la familia y la Iglesia; en vez de (por ejemplo) perder sus energías en denunciar la corrupción política, o el empobrecimiento de la población. No, ellos no van a caer en el engaño, saben que su enemigo más importante no es la incoherencia, sino dos personas del mismo sexo retozando felizmente una encima (o detrás) de la otra a la hora de la siesta.

La próxima semana El Concordato Evangélico Hispano de la Biblia Totalmente Abierta, entregará un premio al Doctor en Teología por la Universitat Evangèlica de Castelldefels Pau Llest, por haber demostrado que a Daniel no se lo comieron los leones porque, además de en un dibujo que tuvo que colorear en la escuela dominical cuando era pequeño, lo pone en la Biblia. Me he enterado de este importantísimo premio, porque mis amigos Chencho y Dimas, a los que conocí en un encuentro de Cristianos Exploradores cuando teníamos cinco años, pero con los que no volví a coincidir hasta que el año pasado los reconocí bailando en el pódium de la discoteca Furor Gay; me lo dijeron la semana pasada. Me llamaron para explicarme que han dejado lo del pódium, lo de las discotecas, y también lo de ser gais. Lo de acostarse juntos todavía no lo han dejado del todo, pero están seguros que con oración, un poco de tiempo, y la ayuda de la profetisa Elisa Mg Boses (que estudió en la Facultad Pentecostal Filipina de Torremolinos especializada en profetismo y curaciones divinas); dejarán de hacerlo. Y cuando les pregunté por qué querían dejar de acostarse juntos, me respondieron que porque la Biblia lo dice. Además, me invitaron a la entrega de premios en Castelldefels para que conozca a Pau Llest, Elisa Mg Boses, y a Marcelo Atraente; que es un exgay brasileño guapísimo con el que han creado un trío para cantar, bailar y adorar a Dios. Se supone que ese tal Marcelo ha hecho también un posgrado en la Universidad Rey Juan Carlos (milagrosamente no hacía falta asistir a las clases ni hacer exámenes), demostrando que Satanás existe, porque lo dice la Biblia, y además es gay. Esto último, aunque no lo diga explícitamente la Biblia, lo deduce por lo peligroso que es su tridente para todos los hombres de bien.

Nada, que no me ha hecho falta esperar hasta la próxima semana para conocer a tan ilustres personajes de la teología hispana, que ya me he decidido a estudiar teología en alguno de los reputadísimos centros superiores de teología evangelical del Estado. Y aunque me niego a hacerme heterosexual (al menos por el momento), si me lo preguntan, pondré en sus formularios de inscripción que sí lo soy. Quiero formar parte de la nueva ola teológica hispana que bucea en las profundidades bíblicas para extraer todas sus enseñanzas. De hecho, esta misma tarde he empezado a leer la Biblia y he descubierto cosas increíbles, yo que siempre he sido un amante de la naturaleza, me he quedado anonadado al saber que Dios salvó de una gran inundación a todos los animales de la Tierra haciéndoles entrar en un arca… En realidad a todos no, solo a una pareja de cada, al resto incluyendo a los seres humanos, los fulminó. Pero bueno, parece ser que se lo merecían. Dios siempre sabe lo que hace. No sé si este descubrimiento me permitirá entrar en segundo o tercer curso directamente en alguna facultad que tenga denominación de origen evangelical, pero por si acaso voy a pedir que me hagan un examen que valore mi nivel inicial.  En tres años me veo Doctor en Teología… y de ahí a escribir en las mejores revistas evangelicales y ser invitado a dar grandes conferencias, hay solo un paso. Quiero servir al Señor… y estoy dispuesto a leer y leer la Biblia, a aprenderme sus versículos de memoria, y el nombre de cada uno de los personajes que intervienen. Quiero ganar todos los esgrimas bíblicos, y dejar boquiabierto al personal. Después montaré una iglesia, y llamaré a Chencho, Dimas y a Marcelo Atraente, para que amenicen con su música y sus bailes el tiempo de alabanza, antes de que yo suba al púlpito y predique la verdad que pone en la Biblia a todo el mundo que quiera escucharme.

Carlos Osma

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Dolan: lo dicho por el Papa a Cruz “es la enseñanza tradicional, católica ortodoxa”

Jueves, 24 de mayo de 2018
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dolan¡Hay que tener valor para decir que esto es la enseñanza tradicional de la Iglesia Católica! ¿Es que tampoco los obispos y cardenales se leen el Catecismo de la Iglesia Católica…  Francisco debiera eliminar los infames artículos nn 2357-2359 del Catecismo de la Iglesia Católica que rebosan homofobia, nos llaman desordenados y pretenden que Dios nos ha castigado a vivir en castidad sin derecho al amor… Mientras eso no ocurra… Otra cosa es que Jesús sí hubiera dicho eso, pero no lo hacen los que dicen seguirle…

“Que tú seas gay no importa, dios te hizo así y te quiere así”, afirmó Francisco

El cardenal califica la conversación de “bella” y lo que “Jesús habría dicho”

(Cameron Doody).- Que el Papa dijera a Juan Carlos Cruz que tú seas gay no importa, Dios te hizo así y te quiere así” es “la enseñanza conservadora, tradicional, católica ortodoxa”. Lo ha afirmado el cardenal Timothy Dolan, quien ha declarado que Francisco no hizo nada más en su entrevista con Cruz que declarar la “doctrina católica tradicional ortodoxa” de que la persona humana está hecha “a imagen y semejanza de Dios”.

En una conversación con El País, Cruz -una víctima chilena de pederastia que Bergoglio invitó hace poco a la Casa Santa Marta- reveló además que Francisco le dijo, respecto a su sexualidad, que “el Papa te quiere así, tú tienes que estar feliz con quien tú eres”. La Sala Stampa de la Santa Sede no ha confirmado ni desmentido lo supuestamente dicho por el obispo de Roma, según su política de no revelar detalles de las reuniones privadas del Papa con víctimas de pederastia. Pero el cardenal Dolan no duda de Cruz. “Yo diría que es honesto sobre lo que está informando de lo que le dice el Santo Padre”, ha declarado el arzobispo de Nueva York en una entrevista en la radio.

Partiendo de esta base de veracidad, Dolan ha opinado que la conversación tal como ha sido reportada “es bella”. Especialmente “cuando él le dice ‘por cierto, Santo Padre, soy gay’, y él le dice ‘Dios te ama y yo también'”. “Jesús habría dicho eso. Esa es la enseñanza conservadora, tradicional, católica ortodoxa. Y el Catecismo insiste en eso”, ha apuntado el purpurado.

Si bien Dolan tiene dudas sobre si la homosexualidad es cuestión de naturaleza o de crianza, “esa es un área en la que yo no quisiera entrar”, ha apuntado, “y no creo que el Santo Padre se sentiría competente para hablar de eso”. Y aunque la doctrina siga dictando que “cualquier expresión sexual fuera del matrimonio de hombre y mujer es contraria al propósito de Dios”, eso no significa, para el arzobispo de Nueva York, que no haya que tratar a una persona gay “con nada menos que dignidad y respeto”. “Eso está en el Catecismo”, ha apostillado el cardenal, y “el Santo Padre estaba repitiendo eso”.

Fuente Religión Digital

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“Biblia e ideología de género”, por Carlos Osma

Miércoles, 18 de octubre de 2017
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holi-2460509_960_720De su blog Homoprotestantes:

En la inmensa mayoría de las lecturas que se hacen del texto bíblico encontramos lo que nosotras llamaríamos una ideología heterocentrada. Digo nosotras llamaríamos, porque por mucho que nuestras hermanas y hermanos en la fe estén cada vez más obligadas a definirse como heterosexuales, lo hacen por la presión que realizamos. Si no fuera por nuestra pesadez, no serían hetero nada, ni defenderían ideología alguna, porque lo suyo lo definen como naturaleza, biología, y no sé cuantas absurdeces más. Pero nosotras ponemos al descubierto que hay una ideología tras sus planteamientos que se puede resumir con las dos afirmaciones siguientes: Si una persona nace con un pene, es un hombre, y se siente atraído por las mujeres; y si por el contrario nace con una vulva, es una mujer, y se siente atraída por los hombres. Cierto es que esta ideología no niega que existan otras posibilidades, pero como cualquier otro sistema represivo, quienes no encajan son considerados enfermas, pecadores, pervertidas, peligrosos, y se toman medidas contra ellas.

Creo que el texto bíblico debería leerse desde otras ideologías más liberadoras que no creen víctimas, ya que no entiendo cómo se puede afirmar que la Biblia es un texto liberador, y al mismo tiempo utilizar una ideología opresora para interpretarlo. La ideología es un medio del que por una parte no podemos escapar, ya que siempre reflexionamos desde una de ellas, pero que no limita completamente, ya que podemos cambiar de ideología si esta se revela como opresora y tenemos otras a nuestro alcance que no lo son, o al menos, no lo son tanto.

Mucho se comenta en los entornos cristianos sobre la peligrosísima y diabólica ideología de género, sin embargo, a uno le da un poquito de vergüenza escuchar a sus representantes en entrevistas o artículos hacerse las víctimas y llamando al Armagedón con un discurso que deja claro que no saben de lo que están hablando. Por esa razón he pensado (imagino que lo de haber sido profesor de escuela dominical te marca para toda la vida) que podría hacer una pequeña introducción para que por lo menos cuando nos insulten (eso lo van ha hacer de todas formas), si leen este artículo, lo hagan con el vocabulario adecuado. Así que, para no hacer este artículo interminable, me voy a centrar en los conceptos más básicos que utilizan los estudios de género, y los voy a relacionar también de una manera sencilla con una lectura no heteronormativa del texto bíblico.

Distinguimos cuatro ejes, el primero de ellos sería el sexo biológico y se refiere a nuestras características físicas-biológicas, es decir que tiene que ver con nuestros órganos, hormonas, cromosomas… Así que en cuanto al sexo biológico si por ejemplo el apóstol Pablo nació con pene, y supiésemos con seguridad que sus cromosomas eran XY, podríamos decir que Pablo era macho. Pero si por una de esas casualidades a pesar de tener un pene, sus cromosomas eran XX, estaríamos ante una persona intersexual1 en el Nuevo Testamento. Así que para empezar la única herramienta hermenéutica que justificaría dar por hecho que Pablo era macho, sería un análisis cromosómico, lamentablemente (o afortunadamente) no tenemos sus restos mortales y en el siglo primero no se realizaban estudios cromosómicos. De todas formas, creo que en el caso de que Pablo fuera intersexual (algo que deberíamos dar por hecho quienes apostamos por hacer de la Biblia un lugar liberador para todas, sobre todo para las minorías que padecen discriminación), no creo que añadiese o quitase valor alguno a sus afirmaciones más controvertidas, o a su visión sobre la justificación por la fe, a menos que los análisis cromosómicos se conviertan ahora en legitimadores de teologías (tiempo al tiempo). Reconozco que puede parecer poco verosímil que Pablo naciera con vulva y cromosomas XX, es decir, que fuese una hembra. El entorno judío (y no judío) no era nada propicio en estas situaciones, aunque a quienes nos encanta Barbra Streisand su película Yentl nos haga creer que todo es posible. Quizás Pablo fue una Yentl desde que nació, y sus textos más misóginos tengan un origen en la autonegación. Sé que es una propuesta arriesgada, pero no me negarán que si hubiera sido así, sus palabras en la carta a los Gálatas: “No hay macho ni hembra porque todos sois uno en Cristo Jesús”, alcanzarían todo su sentido. Para quienes en este momento se estén rasgando las vestiduras, les diré que se pregunten si cuando ellas dan por sentado que Pablo era un macho, no introducen en el apóstol ideas y categorías actuales que nada tienen que ver con la autocomprensión del propio Pablo. Al menos en mi reflexión la teología ficción no pretende engañar a nadie, y su única voluntad es muy evangélica: la liberación.

El segundo eje es el género, y tiene que ver con la manera con la que nos sentimos, la forma en la que nuestro cerebro interpreta quienes somos dentro de las propuestas que nos son dadas. Así por ejemplo la reina Esther podía ser una mujer, pero no porque tuviera una vulva, dicho de otra forma, la reina Esther no tenía que pararse a pensar que tenía entre las piernas para saber que era una mujer (imagino que mis lectoras tampoco lo harán), sino que su cerebro se entendía de esa manera. De la misma manera quizás podríamos entender que Ruth era un hombre, pero por haber nacido hembra fue obligado a asumir las obligaciones sociales que le fueron impuestas. ¿Quién puede demostrar que no fue así? ¿Quién necesita que Ruth fuera una mujer para que su historia y su ejemplo puedan considerarse dignos de estar recogidos en el Canon? El texto bíblico, a diferencia de la mayoría de sus intérpretes, no se introduce en el cerebro de Ruth para aclararnos cuál era su género. Pero para nosotros Ruth por él mismo y por su ejemplo, era divino, y si se percibía a sí mismo como un hombre, pues estaría dando voz a tantos y tantos de ellos que a lo largo de la historia han tenido que luchar como él para sobrevivir. Para simplificar las cosas, acabaré este segundo eje explicando que nada nos impide pensar que José, el hijo de Jacob, era genderqueer, es decir, que no se sentía del todo cómodo con los conceptos hombre/mujer que había a su alrededor. Quizás fue esa la razón por la que era capaz de soñar e interpretar imposibles. Quizás por eso despertó la envidia de sus hermanos, que necesitaban que José fuera un hombre como ellos. La túnica de colores con la que se vestía era un reflejo de la diversidad que era capaz de albergar, así lo entendió su padre cuando se la regaló, o el Faraón cuando al nombrarlo gobernador de Egipto, le hizo vestir con ropas de lino fino y puso un collar en su cuello. Ninguno de los hombres que lo rodearon al nacer, era como José, ni tampoco las mujeres. Él fue sin embargo el escogido de Dios, porque Dios no necesita un género determinado para manifestarse.

El tercer eje es la expresión de género y tiene que ver con los roles tradicionales que expresan el género. Según estos roles, nosotras podríamos entender que el Dios de Jesús es femenino, ya que se comporta con los roles que en nuestra sociedad (hoy y a esta hora) se asocian con la feminidad: amor, cuidado, protección, perdón, debilidad, tolerancia, etc. De aquí podríamos inferir que los roles masculinos tan presentes hoy en el cristianismo, quizás no tiene mucho que ver con el Dios Padre de Jesús, y que lo que se demanda de cristianos y cristianas es que nos feminicemos para parecernos más a ese Dios que el Jesús crucificado nos revela. Por otro lado también podríamos decir que Débora, jueza de Israel, era masculina, una líder del pueblo que impartía justicia, que llamaba a la guerra en nombre de Dios, y que tomó a diez mil hombres bajo su mando para luchar y vencer a los cananeos. Personalmente creo que muchas personas, independientemente de si son hombres, mujeres o genderqueer, cuando llegan a lugares de responsabilidad dentro de las comunidades cristianas, lo hacen con una expresión de género masculina. El llamado a la guerra contra las personas lgtbi nace también de esta manera masculina de entender el cristianismo, cuando lo que urge para seguir al Dios de Jesús, es feminizarlo. No tenemos demasiados indicios en los evangelios sobre la expresión de género de María Magdalena, aunque todo el mundo da por hecho que era femenina (incluso los más literalistas), sin embargo nada nos impide pensar al leerlos que fuera una persona andrógina, es decir que se comportaba indistintamente, o según el contexto, de manera masculina o femenina. Y es que al final, cuando de la necesidad se hace virtud, muchas personas son capaces de sentirse cómodas en los roles que supuestamente no les corresponderían. Y el valor que tiene el testimonio de María Magdalena, no reside en si era fiel a la expresión de género que se le imponía, sino en su voluntad de seguimiento de Jesús hasta la cruz. Demostrando valor, empatía, fuerza, o cuidado.

En último lugar, el cuarto eje es la orientación sexual, en este caso todo gira alrededor de las personas por las que sentimos atracción sexual. Si suponemos que el rey David era bisexual (porque nos da la gana y porque lo único que nos diferencia de quienes utilizan las lecturas heteronormativas es que nosotras explicitamos que estamos proyectando nuestra ideología), significaría que se sentía atraído tanto por hombres como por mujeres, lo cual explicaría su amor por Jonathan y su relación con otras mujeres. Tampoco hay nada que nos impida creer que la hospitalaria Lidia que encontramos en el libro de los Hechos de los Apóstoles era heterosexual, es decir, que se sentía atraída exclusivamente por hombres. Aunque estaría bien recordar que, si suponemos era mujer, la atracción que ella podía sentir no le importaba a nadie. Como tampoco importaba quien le gustaba a María, la madre de Jesús, una joven obligada a casarse mediante un matrimonio concertado con un hombre mayor que ella. Aunque si hay un lugar en la Biblia donde la vemos reflejando amor y cariño por alguien, es cuando visita a su prima Elisabet. Por eso estamos convencidos que si Jesús saltó en su vientre cuando estas se encontraron, es porque fue capaz de conocer el amor sincero, aunque al parecer oculto, entre ambas. No hay ni una sola palabra en el evangelio que nos impida creer que María era lesbiana, es decir: que se sentía atraída por personas de su mismo sexo. Lo mismo podemos decir de su hijo Jesús, (a quienes entendemos) nos resulta más que evidente que era gay, que le atraían los hombres. De hecho, el Evangelio de Juan repite constantemente que Juan era el discípulo al que Jesús amaba (y de una manera diferente al resto). Por tanto afirmar que María y Jesús necesariamente eran heterosexuales, es dejarse llevar por una ideología heteronormativa que pretende borrar de la historia a mujeres y hombres que amaron y gozaron con personas de su mismo sexo. Me podría extender, pero para no aburrir a nadie, y porque mi única intención es animar a mis lectores y lectoras a abrirse a otras lecturas y a ser más libres a la hora de aproximarse a los textos bíblicos (no hay lecturas o aproximaciones opresivas que puedan liberar a nadie), acabaré diciendo que Abel era asexual, una persona que no sentía atracción sexual por nadie, no sabemos si era una fase, si estaba rodeado de tan poca gente que ninguna le“hacia tilín”, o si simplemente el joven no estaba por la labor. Sin embargo, y eso es lo importante, Dios sentía un aprecio especial por él (algo que no soportó Caín ¿cuál sería su orientación sexual?).

Sé que me he dejado muchas posibilidades, pero lo más relevante de la llamada “ideología de género” es que invita a todas aquellas personas que no encajan del todo en ninguno de sus modelos, a sumarse, a añadir experiencias, no hay nadie excluido, no hay nadie al que se le pueda decir que está enfermo, o perdida, o que es un depravado. Su voluntad es la liberación, y por eso creo que esta ideología es más útil para las personas que seguimos a Jesús, que la ideología heteronormativa. Esa que excluye y que convierte al cristianismo en algo que nada tiene que ver con el Jesús que nos llamó a todas y todos para construir el Reino, para sumar por la liberación, para amar a quienes son como nosotros, y a quienes son distintas. Así que, si no te has sentido reflejado o reflejada del todo en alguno de los cuatro ejes que he expuesto, o incluso si quieres añadir un eje más, no tienes más que compartir aquí mismo tu experiencia. Seguro que más de una te lo agradecerá.

Carlos Osma
Notas:
1El caso que describo es sólo una posibilidad de intersexualidad. El término en general se utiliza para indicar una variedad de situaciones en las que una persona nace con unas características físico-biológicas que no encajan en los conceptos macho/hembra.

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“Unidos por el amor a un crucificado”, por Carlos Osma

Viernes, 14 de abril de 2017
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discipulo-amado

De su blog Homoprotestantes:

Una reflexión de Jn 19, 17-30.

“Jesús, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, en hebreo, Gólgota. Allí lo crucificaron con otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio”.

El Jesús del Evangelio de Juan es tan diferente al del resto de evangelios que a menudo nos desconcierta. Y lo hace porque el evangelista en su intento de presentar a Jesús en plena intimidad con Dios, parece deshumanizarlo y alejarlo de nosotros. Es evidente que hay una intencionalidad teológica, pero ver a Jesús cargando su cruz y marchando con ella hacia el Gólgota, como quien decide darse un paseo triunfal hasta el trono en el que ocupará el lugar central, no ayuda para que empaticemos con la experiencia histórica de una persona que fue torturada y asesinada de una forma tan cruel.

Sin embargo el evangelista no busca nuestra empatía, sino que, en un momento histórico en el que el cristianismo tenía que reafirmarse frente a un judaísmo de carácter fariseo, era necesario dar valor al elemento central de su conflicto: a Jesús. Y en la medida en el que aquel Mesías se convertía en un ser divino, la ruptura con el fariseísmo estaba servida. Así que la estrategia del autor (o autores), no fue en ningún momento la de buscar puntos de conexión o elementos de encuentro, sino la de reafirmar el elemento central de la fe cristina. Puede parecernos más o menos acertada su intención, pero deberíamos preguntarnos si los cristianos y cristianas del siglo XXI utilizamos la misma estrategia para lidiar con nuestras diferencias.

Que no pretendiese tender puentes de diálogo, no significa necesariamente que la voluntad de Juan fuese la de hacerlos saltar por los aires. La obra no va dirigida a los fariseos, sino a los seguidores de Jesús, para reforzar y profundizar su fe en un momento de confrontación. Y si hay algo que tiene muy claro el evangelista, es que sólo poniendo la mirada en Jesús y a él como centro, el cristianismo puede tener algo que decir en un mundo donde la diversidad va en aumento. Si eso se traduce en rupturas, pues bienvenidas sean.

“Escribió también Pilato un letrero, que puso sobre la cruz, el cual decía: Jesús Nazareno, Rey de los judíos. Muchos de los judíos leyeron aquel letrero, porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad, y el letrero estaba escrito en hebreo, en griego y en latín. Dijeron a Pilato los principales sacerdotes de los judíos: No escribas: Rey de los judíos, sino: Este dijo: Soy rey de los judíos. Respondió Pilato: Lo que he escrito, he escrito”.

De repente Jesús desaparece de la escena, y ésta se centra en una discusión sobre su identidad. Definir a un ser humano al que se ha crucificado antes, no puede tener como intención entender quién es. Lo que quieren los representantes religiosos, es simplemente reafirmar su teología y su posición social. Es una falsa discusión, no hay diálogo, algo muy común en el pensamiento religioso que dice buscar la verdad, pero que cuando está ante ella la ignora porque rompe sus esquemas arcaicos. La verdad para Juan era un ser humano, y ellos lo habían crucificado. Y frente al que había sido torturado y traspasado por clavos, los sacerdotes solo quieren poner un broche final, uno que dice que tienen la razón y el ajusticiado no. Según el evangelista, los fariseos no quieren que la mirada de quienes pasan frente a la cruz se dirija hacía Jesús, sino hacia la letra, hacia un cartel que etiqueta al crucificado con una identidad que no es la suya, pero que permite que la teología farisea quede indemne, y a sus dirigentes disfrutar de sus beneficios.

Podríamos creer que el poder político sí ha entendido quien es Jesús y es capaz de definirlo correctamente. Pilato ha acertado, ¿ha entendido lo que al poder religioso se le escapa? El evangelista parece decirnos que no, que se puede dar la identidad que corresponde a Jesús por error, o simplemente por intentar provocar al fariseísmo recordándole quien ostenta el poder realmente. El cartel que manda colocar Pilato sobre la cruz expresa la identidad que Jesús mostró, pero no está basada en una mirada sincera hacia Jesús, en una aceptación real de su identidad. El crucificado seguía en la cruz, aquella a la que le habían subido quienes decían reconocer quien era. Y es que se puede ser muy comprensivo, tener toda la razón, y seguir subiendo a la cruz a quienes nos son incómodos, porque con esa cruz nuestro poder se impone frente a otros poderes que nos incomodan.

“Cuando los soldados crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos e hicieron cuatro pares, una para cada soldado. Tomaron también su túnica, la cual era costura, de un solo tejida de arriba abajo. Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será. Esto sucedió para que se cumpliera la Escritura, que dice: Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes. Y así lo hicieron los soldados”.

Quienes mueven los hilos a su conveniencia, no se ensucian las manos de sangre, para ello tienen a sus soldados que ejecutan a la perfección las órdenes recibidas. En estos versículos la mirada sigue alejada del Jesús crucificado, pero también se aleja de los centros de poder que lo han llevado hasta el Gólgota, ahora la acción se sitúa en la mano de obra de la ideología dominante. Los soldados no piensan, ni dudan, ni sienten… se limitan a hacer lo que han hecho toda la vida, lo que es natural: “que quienes molestan sean eliminados”. Frente a una humanidad crucificada que parecen ignorar se comportan como simples máquinas, ¿dónde agoniza realmente la vida, arriba en la cruz, o delante de ella?

Los soldados cumplen a raja tabla la Escritura, ellos son sus guardianes, y al hacerlo desnudan a un Jesús sufriente que ya agoniza. Allí ante ellos todo se muestra en su verdadera humanidad, sin que nada quede escondido. Pero su mirada no se dirige hacia el cuerpo vulnerable y herido, hacia el sufriente, sino hacia ellos mismos, por eso se disponen a obtener algún beneficio. Y reparten sus vestidos de forma ordenada, organizada, como si estuvieran acostumbrados a hacerlo todos los días. Y es que los ejecutores de las ideologías asesinas, no suelen ser víctimas inocentes, aunque algunos discursos los presenten de esta forma. Los ejecutores se lanzan como buitres sobre los despojos que otros han decidido dejar por el camino, y de esta manera cumplen la Escritura, pero no por ello dejan de ser unos asesinos.

“Estaba junto a la cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María mujer de Cleofás, y María Magdalena. Cuando vio Jesús a su madre y al discípulo al que él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí a tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió como madre propia”.

Finalmente Juan nos devuelve a la cruz, al punto de partida. Y allí encontramos a la madre de Jesús, junto a otras mujeres, y al hombre al que Jesús amaba. Parece como si solo ellos tuvieran la vista puesta en el crucificado. A las tres Marías no les importa si en aquel momento se cumplían o no cumplían las profecías del Antiguo Testamento. Al amado de Jesús le traía sin cuidado si estaba o no frente al Rey de los Judíos. Lo que las Escrituras profetizaban podría ser relevante para quienes querían tener razón y poseer la verdad, pero lo que Juan destaca sobre cualquier otro elemento, es que las seguidoras y seguidores de Jesús están al lado del crucificado, mirándole a él, y sufriendo por/con él. Ese es el elemento central que quiere destacar, esa es la verdadera mirada cristiana, la que fundamenta cualquier reflexión, cualquier debate, cualquier acción. Se puede estar al lado de la cruz por muchas razones que no sean el amor a quién ha sido clavado en ella.

Y desde esta manera de estar frente a la cruz, se puede escuchar la voz de Jesús. El amor de María por su hijo, y el del discípulo por su amado, une irremediablemente a ambos, los convierte en una familia. Una madre que abre el corazón al hombre al que su hijo ama, y un hombre que abre su casa y su vida a la madre de quien le amó como ningún otro. Una familia contranatura para muchos, pero una familia cristiana para quienes son capaces de escuchar el mensaje de la cruz. Y así es como el evangelista Juan entiende la comunidad cristiana, como una familia que no sigue los dictámenes biologicistas, que no cumple la Ley sobre todas las cosas, que no se doblega frente a las costumbres y las exigencias de la religiosidad. Sino como un conjunto de hombres y mujeres unidos por el amor a un crucificado, y cuyas relaciones únicamente son juzgadas por el amor que contienen. Ese es el centro del cristianismo que propone, uno que tiene su mirada puesta únicamente en la cruz. Con esta mirada es posible que la comunidad Joánica esté abocada a una ruptura con el judaísmo fariseo, pero sin ella habrá perdido inevitablemente y para siempre su esencia cristiana, su motivo de ser. Sólo mirando a Jesús el cristianismo, sea del tipo que sea, sigue siendo cristianismo.

Carlos Osma

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¿Un Cristo demasiado humano? II. Las ocho palabras en la cruz

Viernes, 14 de abril de 2017
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jesus-vazquezeroLas primeras comunidades no podían comprender que el Mesías libertador muriera crucificado, incluso recordaban la sentencia del Deuteronomio “maldito todo el que cuelga de un leño”; por eso necesitaban buscar una explicación acorde con la Biblia.

Tradicionalmente mencionamos las siete palabras, y estrictamente hablando son siete palabras; sin embargo Marcos menciona una última expresión de Jesús, una expresión sin palabras pero más expresiva que cualquier palabra: “Jesús, lanzando un grito, entregó su espíritu”. Un grito que hizo que se rasgara (simbólicamente) el velo del templo y que el centurión exclamara: “Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios”.

Estas siete palabras en la cruz han centrado la piedad sobre este último momento de la vida de Jesús; las hemos considerado como rigurosamente históricas, y en una cierta progresión que las va complementando hasta el momento en que muere entregando su vida al Padre. Puede decepcionarnos saber que la historicidad de estas palabras es poco probable; Marcos nos dice que ningún cristiano estuvo a los pies de la cruz (Mc 15,40-41), y no pudieron transmitirlas.

Las primeras comunidades no podían comprender que el Mesías libertador muriera crucificado, incluso recordaban la sentencia del Deuteronomio “maldito todo el que cuelga de un leño”; por eso necesitaban  buscar una explicación de acorde con la Biblia. Esto es lo que le atribuye Lucas al mismo Jesús con los discípulos que huían desconcertados camino de Emaús: “Y empezando por Moisés y por todos los profetas, les explicó lo que sobre él hay en todas las Escrituras” (Lc 24,27). Estas son las explicaciones que se fueron elaborando en las primeras comunidades para responder a las dificultades de propios y extraños, y para rellenar el vacío de un relato sobre la pasión.

Es significativo que cada evangelista le aplica a Jesús palabras distintas, a pesar de que Lucas y Juan conocen el relato de Marcos. Cada evangelista quiere transmitir a sus comunidades matices diferentes, mensajes diferentes, de este momento trascendental de la muerte de Jesús.

Estas diferencias es lo que queremos mostrar aquí para comprender que no se trata de la exactitud histórica sino de una interpretación espiritual de un suceso histórico. Veamos la interpretación de cada evangelista.

El evangelio de Marcos

“Dios mío, ¿por qué me has abandonado” (Mc 15,34).

En el primer evangelio, Marcos, que es el más brusco y espontáneo, sólo le aplica la cita del Salmo 21,2 “Dios mío, ¿por qué me has abandonado”. Marcos –o el texto que le sirve de base– supone que Jesús recordaría este salmo y se identificaría con la situación del Siervo doliente. Y es muy probable que estos fueran los sentimientos de Jesús en esos momentos. No resulta tan probable que emitiera esta exclamación con una gran voz, y menos aún que los presentes –¿romanos o judíos?– creyeran que llamara a Elías.

Esta es la exclamación inicial y la más dura de todo el salmo 21; luego pasa a una súplica de ayuda e incluso al reconocimiento de que Dios “no ha escondido su rostro al pobre desgraciado”.

Los lectores de Marcos conocían de memoria el salmo entero, y sabían que esa súplica de Jesús refleja un tremendo sentido de fracaso, aunque tenga un trasfondo de confianza. Una cosa es lo que sentimos y otra es lo que aceptamos racionalmente. Lucas y Juan omiten esta queja de abandono, solamente la recoge Mateo.

“Y dando un fuerte grito expiró” (Mc 15,37).

Esta es la última expresión inarticulada de Jesús, que exterioriza un profundo sentimiento, y que Marcos deja sin interpretar. Un final de Jesús que queda abierto, como queda abierto el evangelio de Marcos con las mujeres que reciben el mensaje del ángel y, por miedo, no se atreven a comunicárselo a los discípulos. Lucas interpretará este grito con palabras de serena aceptación. Algunos comentaristas dudan de la posibilidad de que un crucificado pudiera emitir este grito.

El evangelio de Lucas

Lucas es más conciliador, le aplica tres palabras más serenas de misericordia y confianza en el Padre:

“Padre, perdónales porque no saben lo que hacen” (Lc 23,34).

Estas palabras parecen añadidas al texto original, porque interrumpen el relato, faltan en algunos manuscritos importantes, y pueden estar tomadas de la oración de Esteban en Hechos 7,60. Sin embargo la excusa de la ignorancia en la condena de Jesús es un tema que se repite en Hechos (Hch 3,17; 13,27; 17,30) y el tema de la misericordia concuerda con todo el mensaje de Jesús y con las características del evangelio de Lucas.

“Hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lc 23,43).

Este episodio puede estar inspirado en el relato de Marcos «también los que estaban crucificados con él lo insultaban», pero Lucas –o su fuente L– desarrolla ampliamente la escena. Acentúa el contraste entre Jesús y los otros ajusticiados, a los que llama malhechores (kakourgai) ) en vez de forajidos (lêstai);  y escenifica la petición de un de ellos –¡que lo invoca como Jesús!– para acentuar su respuesta de misericordia, con la promesa del paraíso inmediatamente después de la muerte. Algunos dudan de la historicidad de este episodio porque es exclusivo de Lucas, pero es igualmente consecuente con todo su evangelio.

Padre, en tus manos entrego mi espíritu” (Lc 23,46).

Lucas corrige una vez más el relato de Marcos al interpretar el grito final de Jesús con estas serenas palabras de confianza, tomadas del Salmo 31,6 según la traducción de los LXX , sustituyendo la invocación de Señor por la de Padre.

El evangelio de Juan

Este evangelio interpreta la muerte de Jesús no como fracaso humano sino como exaltación divina. Clavado en la cruz, Jesús, con serena majestad se ocupa de la comunidad que deja, y del cumplimiento de las profecías. Su teología simbólica ha dado pie a diversas interpretaciones, y resulta difícil establecer qué sentido quiso darle el autor.

“Mujer, ahí tienes a tu hijo”, “Ahí tienes a tu madre” (Jn 19,26-7)

Este pasaje contradice expresamente el texto de Marcos 15,40 que, respecto a los seguidores de Jesús, sólo habla tres mujeres “observando aquello de lejos” y ni siquiera está claro que una de ellas fuera su madre. Esta contradicción no tiene importancia porque la mayoría de los exégetas interpretan esta escena como simbólica: Jesús entrega a su madre –el Antiguo Testamento– al cuidado del discípulo, que simboliza el Nuevo Testamento; o, como interpretan otros, entrega la naciente comunidad al cuidado de su madre. Antiguo y Nuevo Testamento se reconocen y se integran en la nueva comunidad.

“Para que se cumpliese la escritura dice: tengo sed” (Jn 19,28)

Todo este pasaje insiste expresamente en el cumplimiento de la Escritura. Juan atribuye a Jesús la iniciativa al decir “tengo sed”, y no lo hace por la urgente necesidad que le ha provocado este martirio sino, con pleno dominio y majestad, “para que se cumpliese la escritura”. Los exégetas discrepan sobre si Juan alude a la sed física o a la espiritual. No hay ningún texto al que se refiera este cumplimiento; en sentido espiritual se cumple la escritura porque “los amó hasta el fin”, y porque entrega a los creyentes el don del Espíritu.

“Está cumplido” (Jn 19,30).

Plenamente dueño de sí, Jesús declara que ha dado cumplimiento al proyecto de Dios que habían anunciado los profetas. “Y, reclinando la cabeza, entregó el Espíritu”. Algunos comentaristas interpretan que reclinar la cabeza y entregar el Espíritu indican un acto consciente y voluntario, y añaden que Juan no dice que murió, sino que “entregó el Espíritu”, una expresión ambigua que puede indicar la muerte o la donación del Espíritu Santo.

Reflexión

Marcos, compañero de Pablo, escribió la primera biografía de Jesús para volver la atención desde el Cristo exaltado en su resurrección al Jesús de Galilea, y destacó los rasgos humanos de Jesús como la ira (Mc 3,5) y el “por qué me has abandonado”. Lucas, siguiendo una tendencia de la tradición, retomó al Jesús de Galilea pero limó las ásperas aristas de Marcos. El autor del evangelio de Juan continúa esta tendencia acentuando los rasgos espirituales de Jesús: no menciona su agonía en el huerto, y lo presenta en plena majestad en la cruz.

Los tres ven los mismos hechos con diversas perspectivas. Marcos ve el lado humano de Jesús, ve el revés nudoso del tapiz. Lucas y Juan ven los planes de Dios en esos mismos hechos, ven el dibujo del tapiz. Son tres legítimas consideraciones de la tradición cristiana.

Ya hemos comentado en la primera parte de “Marcos: ¿un Cristo demasiado humano?” el contraste entre la recomendación de Marcos de volver a Galilea y la recomendación de Lucas de perseverar en Jerusalén. Volver a Galilea significaba la ruptura radical con el judaísmo; permanecer en Jerusalén significaba conciliar el naciente cristianismo con el judaísmo. Cada cristiano puede acentuar una de estas posiciones –o combinarlas– según los signos de los tiempos y su propio camino espiritual.

(Este es el resumen escrito de una conferencia grabada en vídeo que puede verse aquí)

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Carlos Haya

Fuente Fe Adulta

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“A mi Dios me creó mujer, aunque tardara en darme cuenta de ello”. Entrevista de Carlos Osma aa Marta Siscar.

Lunes, 20 de marzo de 2017
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marta-siscarFotografía de Lucia Gamu

Del blog Homoprotestantes:

Estudiaste música en el Conservatorio Municipal de Música de Barcelona, y ahora diriges varios coros como la Coral del Casal de Gent Gran Bac de Roda” o el grupo B-Side A Cappella1”. ¿Qué significa para ti la música? ¿Qué te ha aportado en tu desarrollo personal?
 
Primero que nada, agradecer la entrevista y el interés por el tema: espero aportar mi granito de arena por lo que me ha tocado vivir a quien me pueda leer.
Y pasando a la música, una de las cosas de las que más agradecida estoy a mi madre es que me ofreciera la opción de estudiar música. Al principio no fue sino un “hobby” sin más. Pero en una vida de muchos ‘tumbos’ (muchos) y de probar muchas cosas, al final esa vida ha querido que me terminara dedicando a esto.

La música en sí me ha aportado y me sigue aportando muchas cosas: te puede transportar, relajar o revitalizar. Además, que por lo general, la música no es algo que hagas sola, sobretodo en el mundo coral: he de reconocer que los ensayos con la gente de B-Side, es más, la gente de B-Side me alegran la vida, ellos lo saben pero no quiero dejar de decirlo. Además de la satisfacción de escribir algo (no compongo pero si hago adaptaciones de temas actuales) y que ellos lo interpreten tal y como lo tienes en la cabeza o que te digan lo mucho que les gusta como quedan mis versiones… que todo eso es muy satisfactorio, el ver como se implican en algo en lo que crees, y además que con ello lo pasan, lo pasamos genial y nos reímos mucho.
Y esta unión entre el grupo es, en parte, gracias a la música: ya dicen que se sincronizan hasta los ritmos cardíacos haciendo música juntos. Estoy muy feliz siendo músico y de poder hacer música
Marta formas parte también de la asociación trans* de Barcelona Generem!2. ¿Qué supuso para ti conocer esta asociación? ¿Colaboras de alguna manera en Generem”? ¿Qué te aporta realizar este trabajo?
Generem! poco a poco se está convirtiendo en un referente para las personas trans* en Barcelona y en Catalunya (incluso fuera): a pesar de ser una asociación bastante joven, o quizá por eso, son gente con ganas de cambiar las cosas y de defender los derechos.
Aunque es verdad que mis primeros pasos los di sola, ya estaba en contacto con Generem! desde antes de salir del armario, y tras dar el paso, me quise implicar en esta asociación. Creo que es importante tener cerca gente que te comprenda y te entienda por haber pasado lo mismo que tú, que te puede aconsejar y en cierta manera guiar. Tuve la suerte de conocer gente así en mi previa y si puedo servir para lo mismo, estoy encantada, sea por medio de Generem!, o por leer esta entrevista o por coincidir en cualquier otro momento.
Creo que lo más necesario para la sociedad en general es cubrir la falta de información y visibilización de nuestro colectivo y por eso procuro ayudar en este sentido en Generem!: un ámbito importante en el que trabajamos es con formaciones en diversos ámbitos, charlas, colaboraciones académicas y de todo tipo para mostrar que somos personas normales, que intentamos convivir en sociedad, con nuestras vidas, nuestros trabajos, nuestros buenos momentos y nuestros problemas, como cualquiera.
Aún así, en pleno siglo XXI las personas trans* seguimos teniendo muchos derechos que se nos son negados sin escusas razonables: un campo que nos afecta enormemente es el campo sanitario y por eso es el que centra la actividad no sólo de Generem!, sino del resto de asociaciones (unidas en la plataforma Trans*forma la Salut). Defendemos un modelo sanitario de acompañamiento y no de juicio ni de patologización que se va implementando poco a poco a través de Trànsit3, el nuevo modelo de referencia en Catalunya. Pero mientras no se cierre definitivamente los modelos como el de la UTIG del Hospital Clínic que nos catalogan de enfermas mentales a quienes diagnosticar y curar y que no nos permitan vivir la diversidad libremente, seguiremos trabajando e impulsando un acompañamiento médico de calidad y un acceso a las cirugías para quien las precise con las medidas que sean oportunas.
En resumen, solo pretendemos que las personas trans* podamos desarrollar una vida plena, sin restricciones, garantizando todos los derechos, y cubriendo tanto las necesidades médicas como la integración social, laborales, y luchando contra cualquier tipo de discriminación. En definitiva, los mismos derechos que cualquier otra persona.
Puedes contarnos cómo fue tu infancia ¿Cómo vivías tu identidad de género? En una ciudad de unos 10.000 habitantes como Pego, ¿fue difícil ser diferente?
La verdad es que yo siempre he sido, y no sé si por todo esto o no, una niña bastante tímida —ya ves que me refiero a mi misma en femenino, incluso hablando del pasado: personalmente creo que nunca he sido un niño, no puedo referirme de otra manera, aunque en algún momento lo pareciera—, con lo que mis “conflictos” con el género han sido siempre un tanto secretos. También he de decir que nunca supuso un problema fingir en ese rol masculino: me he conformado con lo que había y ya está, pero siempre con el sueño o la ilusión, un poco quizá viéndolo como una fantasía, de cambiarlo.
No sé de dónde surgió, pero es algo que ha estado siempre ahí: desde bien pequeña, quizá con 4 o 5 años me recuerdo con faldas, incluso antes de que yo lo recuerde, algunas compañeras de clase me lo han recordado como jugando, mis disfraces siempre eran femeninos… Pero aunque nadie nunca me enseñó que esta tendencia a la feminidad era incorrecta, quizá por temor o vergüenza la mantuve oculta. Es cierto y creo que era evidente que yo me he sentido más cómoda jugando con otras niñas en el recreo y no haciendo deporte con los niños y que siempre he sido una niña tranquila y poco enérgica, lo cual, al no encajar ni en un lugar ni en otro, supongo que hizo que fuera difícil sociabilizar como el resto de niños. Aún así, no por ello me identificaría como víctima de discriminación o bullying, también porque me esforzaba en disimular y no mostrarme diferente al resto (cosa que no sé si conseguía).

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“María Magdalena, pionera de la igualdad”, por Juan José Tamayo

Jueves, 11 de agosto de 2016
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mary-magdalene-6e5a131d0dc85e1439fe556313b910251421f22f-s6-c30A las mujeres y a las organizaciones feministas que luchan por la emancipación de las mujeres en una sociedad patriarcal, con mi solidaridad fraterno-sororal y en sintonía

Durante las últimas décadas se está produciendo un importante movimiento de recuperación de la figura de María Magdalena por parte de especialistas del Nuevo Testamento, preferentemente mujeres, que leen los textos fundantes de la fe cristiana en perspectiva de género, de historiadores e historiadoras de los orígenes del cristianismo, que llevan a cabo una reconstrucción no patriarcal de los primeros siglos de la religión cristiana, y de la teología feminista, que aplica a los textos la hermenéutica de la sospecha..

Papel fundamental han jugado en esta recuperación los evangelios llamados “apócrifos”, sobre todo los de carácter gnóstico, entre los que cabe citar el Evangelio de Tomás, el Evangelio de Felipe, El Evangelio de María (del que me ocupé en EL PAÍS-BABELIA, 13 de mayo de 2006) y Pistis Sofía, a quienes algunos investigadores conceden gran importancia por la información que proporcionan sobre las distintas tendencias del cristianismo naciente. Para un conocimiento de estos y otros textos gnósticos recomiendo la obra Textos gnósticos. Biblioteca de Nag Hammadi, 3 vols., Trotta, 1997-2000, editada por Antonio Piñero, catedrático de Filología del Nuevo Testamento en la Universidad Complutense de Madrid.

Resulta difícil una reconstrucción histórica de la figura de María Magdalena, por la falta de datos, ya que los evangelios, tanto los llamados canónicos como los apócrifos, ofrecen pocos datos sobre ella y constituyen un género literario muy peculiar. En este intento de reconstrucción vamos a empezar por una aproximación  el movimiento de Jesús, del que María Magdalena formó parte y fue una figura relevante.

Un movimiento igualitario de hombres y de mujeres

Las actuales investigaciones sociológicas, de historia social, de antropología cultural y de hermenéutica feminista sitúan el grupo de seguidores y seguidoras de Jesús en el horizonte de los movimientos de renovación del judaísmo del siglo I, junto con los esenios, terapeutas, penitenciales y otros. Lo ubican asimismo dentro de los movimientos que lucharon contra la explotación patriarcal en las distintas culturas: griega, romana, asiática y judía. En la historia de Israel hubo intensas luchas protagonizadas por mujeres que jugaron un papel político y cultural muy importante.

Las primeras seguidoras de Jesús eran mujeres galileas que se reunían para comidas comunes, eventos de oración y encuentros de reflexión religiosa con el sueño de liberar a ls mujeres en Israel Es precisamente esa corriente emancipatoria del dominio patriarcal la que posibilitó el nacimiento del movimiento de Jesús como movimiento igualitario de hombres y mujeres en el que éstas jugaron un papel central. Su presencia y protagonismo en dicho movimiento, reconoce la teóloga feminista Elisabeth Schüssler Fiorenza, son de la mayor importancia para la praxis de solidaridad desde abajo.

El movimiento de Jesús se torna así una corriente de protesta contra la teoría y la práctica patriarcales entonces vigentes. La actividad de las mujeres fue determinante para que el movimiento de Jesús continuara después de la ejecución de Jesús y se extendiera fuera del entorno judío. Ellas fueron las primeras en argumentar teológicamente a favor de la participación de los paganos en el banquete mesiánico.

Desde Galilea. Amigas y discípulas

Las diferentes tradiciones evangélicas coinciden en hablar de la existencia de un grupo numeroso de discípulas que acompañaron y siguieron a Jesús de Nazaret desde Galilea hasta el momento de su ejecución en el Gólgota. La mayoría de las veces se citan algunos nombres de mujeres dentro de un conjunto más amplio: María Magdalena, Juana (Lc 8,2-3). Es la misma tendencia seguida en el caso de los varones (Pedro, Santiago y Juan). Con ello se pretende mostrar el lugar destacado que unas y otros ocupaban en el grupo.

La mujer que aparece casi siempre citada en primer lugar entre las amigas de Jesús es María Magdalena, que toma el nombre de de su lugar de origen, Magdala, ciudad pesquera floreciente de la costa oriental del lago de Galilea, entre Cafarnaún y Tiberíades. Ella es discípula de primera hora, pertenece al grupo más cercano a Jesús, ocupa un lugar preeminente en él y hace el mismo camino que el Maestro hasta Jerusalén. En otras palabras, comparte su causa y su destino. Las mujeres que siguen a Jesús suelen ser citadas en los evangelios en referencia a un varón, por ejemplo, Juana, “la mujer de Cusa”; María Magdalena, no: una prueba más de su independencia de toda estructura patriarcal.

La fidelidad o infidelidad a una causa y a una persona se demuestran cuando vienen mal dadas, en la hora de la persecución y del sufrimiento. Cuando Jesús es condenado a muerte y ejecutado, los discípulos varones huyen por miedo a ser identificados como miembros de su movimiento y a correr la misma suerte que él.  Sólo las discípulas que le habían seguido desde Galilea le acompañan y están a su lado en la cruz (Mc 15,40; Mt 27,55-56; Lc 23,49.55). Dentro del grupo de mujeres que están junto a la cruz los sinópticos (Marcos, Mateo y Lucas) citan a María Magdalena en primer lugar.  Sólo en el evangelio de Juan aparece en último lugar. María funge como discípula fiel no de un Mesías triunfante, sino de un Crucificado por subvertir el orden establecido tanto religioso como político.

Primera testigo de la resurrección

Las distintas tradiciones evangélicas coinciden en presentar a las mujeres como las primeras testigos de la resurrección. Cuando ellas visitan el sepulcro el primer día de la semana, un ángel les comunica que el Crucificado ha resucitado y les pide que vayan a comunicar la noticia a los discípulos (Mt 28, 2-8). Inmediatamente después es Jesús Resucitado quien les sale al encuentro y les hace la misma petición. Tradiciones divergentes coinciden en presentar a María Magdalena como la primera testigo de la Resurrección.

Parece tratarse de una tradición muy antigua. El “final de Marcos” (Mc 16, 9-20) -añadido tardío al evangelio- afirma que Jesús se apareció primero a María Magdalena (Mc 16, 9), quien comunica la noticia a los discípulos que habían compartido su vida con él (Mc 16, 10). La reacción de éstos ante el anuncio de María Magdalena es de incredulidad por creer que se trata de un desatino. El testimonio de las mujeres carecía de valor entonces. ¡Cuánto más en un asunto de tanta trascendencia!

El Evangelio de Juan también presenta la aparición de Jesús a María Magdalena como la primera. La principal discípula y seguidora de Jesús se convierte en la persona que se encuentra con el Resucitado antes que los propios discípulos varones. El primer dato a tener en cuenta en este relato es que, al hallar el sepulcro vacío, Pedro y Juan se retiran, mientras que María Magdalena, según un sermón francés del siglo XVIII descubierto por el poeta Rainer María Rilke en 1911, “busca por doquier a su único, al único objeto de su amor, al único e inalterable apoyo de su corazón exánime”.

En ese encuentro hay una tonalidad íntima. Jesús llama a María por su nombre. Ella lo reconoce al instante y le llama “Rabbonní”, que es la forma de dirigirse los discípulos más cercanos al maestro (Jn 20,16-17). El breve diálogo que se entabla entre ambos brota de la confianza que había caracterizado sus relaciones anteriores. Como observa Schillebeeckx, entre María y Jesús sigue dándose la misma “comunicación vital” que mantuvieran en vida. Más aún: María experimenta a Jesús como Viviente.

Pero ahí no termina todo. Por indicación de Jesús, María comunica a los discípulos su experiencia del Resucitado: “He visto al Señor” (Jn 20,18). Ella cumplió las tres condiciones para ser admitida en el grupo apostólico: haber seguido a Jesús desde Galilea (Lc 8, 2-3); haber visto a Jesús resucitado (Jn 20,18); haber sido enviada por él a anunciar la resurrección a sus hermanos (Jn 20,17). Los apóstoles aparecen en las tradiciones evangélicas como testigos secundarios de la resurrección. Acceden a ella a través de la experiencia y del testimonio de las mujeres. Su actitud inicial es reservada, recelosa, más aún, desconfiada.

Según Schillebeeckx, “parece que las experiencias de estas mujeres contribuyeron a que la causa de Jesús se pusiera en movimiento” 1. Opinión compartida y sólidamente fundamentada por la hermenéutica bíblica feminista. En concreto, el reconocimiento de María Magdalena como primera testigo del Resucitado explica su protagonismo en el cristianismo primitivo.

Sin embargo, en las cartas paulinas y otros escritos del Nuevo Testamento el testimonio de las mujeres sobre Jesús resucitado no aparece y María Magdalena es sustituida por Pedro. Ello se debe a la situación jurídica de entonces, unida a una Iglesia sometida al dominio masculino, que muy pronto comenzó a eliminar a las mujeres del protagonismo que tenían en el movimiento de Jesús.

El silenciamiento, por parte de Pablo y de otras tradiciones neotestamentarias, de la aparición de Jesús a María Magdalena y a otras mujeres supuso la exclusión de éstas de los ámbitos de responsabilidad comunitaria. Con la pronta instauración de estructuras patriarcales y de la teología androcéntrica en la vida y organización de la comunidad cristiana se interrumpieron las posibilidades y expectativas que se abrían con el reconocimiento de las mujeres como primeras testigos del Resucitado.

A pesar del silencio de Pablo y de otros escritos del Nuevo Testamento, las mujeres constituyen el eslabón indispensable de la transmisión del mensaje evangélico, más aún, el eslabón esencial para la fe en Cristo resucitado y el nacimiento de la comunidad cristiana. Sin el testimonio de las mujeres quizá no hubiera continuado el movimiento de Jesús y difícilmente hubiera surgido la Iglesia. ¿Quién podría narrar en las asambleas eucarísticas las experiencias de la muerte y de la resurrección de Jesús, sino las mujeres, principales testigos, y quizá las únicas? Ellas fueron testigos de cómo una víctima era rehabilitada y el Crucificado vencía a la muerte por la fuerza del Dios de la vida.

En los orígenes del cristianismo, en varias iglesias cristianas María de Magdala tuvo una importancia tan grande, si no mayor, que Pedro. Con el paso del tiempo fue perdiendo relevancia hasta ser suplantada por la tradición de la maternidad divina de María, que llegó a predominar sobre la figura misma de su hijo Jesús de Nazaret, el iniciador del cristianismo como movimiento igualitario de hombres y mujeres. La mariología desplazó a la cristología.

Evangelios gnósticos: Evangelio de TomásEvangelio de FelipeEvangelio de María y Pistis Sofía: Compañera del Salvador

En los Diálogos de Revelación de los evangelios apócrifos de carácter gnóstico, María Magdalena aparece como interlocutora preferente de Jesús resucitado, hermana de Jesús, discípula predilecta y compañera del Salvador. Tal cercanía del maestro provoca los celos de algunos apóstoles, especialmente de Pedro, quien, según Pistis Sophia, reacciona en estos términos: “Maestro, no podemos soportar a María Magdalena, porque nos quita todas las ocasiones de hablar contigo; en todo momento está preguntando y no nos deja intervenir”.

En dichos evangelios, a las que hoy se les está dando un importante valor, ya que nos permiten un conocimiento más riguroso del cristianismo primitivo y de sus diferentes tendencias, aparecen otras voces y otras interpretaciones, reprimidas por el patriarcado cristiano, que se impuso muy pronto a través de la ortodoxia androcéntrica.

Apóstol de apóstoles es el título que dio a María Magdalena Hipólito de Roma, quien no considera a las mujeres mentirosas, sino portadoras de la verdad y apóstoles de Cristo. Igualmente elogioso es el testimonio de San Jerónimo: “… y sobre todo, cómo María Magdalena recibió el epíteto ‘fortificada con torres’ por su fervor y la fuerza de su fe, y recibió el privilegio de ver a Cristo resucitado, incluso antes que los apóstoles” (Epist. CXXVII).

En el proceso de patriarcalización, clerizalización y jerarquización del cristianismo, María de Magdala fue relegada al olvido; más aún, fue presentada y representada como prostituta arrepentida, sirvienta de Jesús en agradecimiento por haber expulsado de ella los malos espíritus de los que estaba poseída, penitente con los vestidos desgarrados que llora por sus pecados pasados y por los que cometerían en el futuro las mujeres, mujer “de mala vida”. Otra fue la suerte de María de Nazaret, madre de Jesús, declarada Inmaculada, Madre de Dios, elevada a los altares, asunta al cielo en cuerpo y alma, piropeada con miles y miles de advocaciones, tratada casi con honores divinos. Toca ahora bajar a María de Nazaret del pedestal para devolverle su verdadera identidad: hermana nuestra y recuperar el protagonismo de María Magdalena como pionera de la igualdad.

Juan José Tamayo
Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones
Universidad Carlos III de Madrid


1 Edward Schillebeeckx, Jesús. La historia de un Viviente, Cristiandad, Madrid 1981, 318.

Fuente Fe Adulta

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“Acerca tu mano y métela en mi costado”, por Carlos Osma

Miércoles, 18 de noviembre de 2015
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santo+tomasDel blog de Carlos Osma, Homoprotestantes:

Me sorprende ver tanta energía malgastada en esconder las heridas con las que la heteronormatividad nos ha marcado. Tanta sonrisa falsa, tanto discurso políticamente correcto para hacer creer que no ha ocurrido nada, que todo ha sido fácil, que se ha superado la batalla contra la heterosexualidad obligatoria sin que el dolor y el sufrimiento nos haya empujado en más de una ocasión a la desesperación. Sigo sin entender porqué del armario sólo puede salir liberación y no sufrimiento, porqué nos cuesta tanto salir enteros.

No estoy hablando de mantener discursos de victimización que nos impidan vivir una vida feliz. No hay nada más triste que ver personas que se revuelcan en su dolor sin hacer nada para superarlo. He sido testigo muchas veces de como el dolor, el pesimismo y el sufrimiento son vividos de manera enfermiza, y de cómo algunas personas intentan ganarse el favor de los demás convirtiéndose constantemente en víctimas. Es una experiencia triste, pero no estoy hablando de hacer un espectáculo con el dolor padecido, sino de mostrar la realidad de nuestra experiencia, aunque no sea atrayente y bien vista por el discurso “ I’m a happy gay”.

La experiencia de todas las personas LGTBI que he conocido pasa por un punto que podría llamarse “muerte de las esperanzas heteronormativas”. Todas y todos hemos sido educados para ser unas mujeres o unos hombres que no somos, y eso irremediablemente no ha sido fácil, sino que ha necesitado de una lucha más o menos intensa según el contexto de cada cuál, con las personas que más queríamos y que a la vez podían hacernos más daño. Todas y todos los que vivimos “fuera del armario” hemos acabado muriendo a lo que deberíamos haber sido y hemos vuelto a nacer a lo que somos ahora. Conozco a cientos de personas LGTBI, y ninguna de ellas ha tenido un proceso similar al de cualquier heterosexual para autocomprenserse, sino que todas ellas han vivido en algún momento una ruptura, una muerte a los deseos heteronormativos con los que habían sido educadas. Y antes de esa muerte, siempre ha habido heridas y sufrimiento.

Es por esta razón que las personas LGTBI cristianas nos podemos sentir identificadas con Jesús de Nazaret. Su muerte no fue una paseo triunfal, allí hubo dolor y sufrimiento real, sentimiento de abandono de Dios. Y según nos relatan los evangelios, el Jesús resucitado no escondió las marcas que la muerte había dejado en su cuerpo, de hecho, tampoco negaban su resurrección, sino que eran pruebas irrefutables de que había resucitado. Y pienso que el evangelio con esto nos está diciendo algo importante: que las marcas del dolor que un día padecimos, no dicen nada en contra de nuestra nueva vida, sino que la afirman con rotundidad. Un día fuimos crucificados, pero Dios nos levantó de la muerte, y si lo ha hecho con nosotros, lo puede hacer con todas aquellas personas que viven crucificadas por la heteronormatividad. Nuestras marcas son el signo de la nueva vida para muchas personas, son evangelio, predicación de las buenas noticias, y por eso no deben ser escondidas.

Según el evangelio de Juan, el discípulo Tomás se negó a creer en la resurrección de Jesús hasta que no viera las marcas de los clavos en las manos del resucitado. A ese discípulo Jesús se le apareció y le dijo: “Pon aquí tus dedos y mira mis manos; acerca tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente[1]”. Jesús no utilizó sus heridas para victimizarse, ni para explicar lo que había sufrido, sino como prueba de que la muerte no tiene la última palabra y la nueva vida es posible. Si queremos acabar con la incredulidad de la heteronormatividad, si queremos llamar a la fe en un Jesús para todas y todos, lo tenemos que hacer también mostrando nuestro costado herido. No por exhibicionismo, sino para anunciar la vida plena.

Del armario hay que salir enteros, y para ello no deberíamos esconder ni minimizar lo que hemos sufrido. La denuncia de la cruz no la pueden hacer personas que borran las marcas de los clavos en sus manos. Que existe vida después de la muerte heteronormativa no lo pueden anunciar quienes esconden su costado traspasado. Que Dios está con nosotros, que nos ha resucitado, no lo pueden gritar quienes esconden que un día fueron crucificados. Si de verdad fuimos azotados, golpeados, traspasados y colgados en un madero, no borremos de nuestro cuerpo la prueba del poder de Dios. No impidamos ver a los demás, que Dios puede levantarles de la muerte.

Carlos Osma

[1] Jn 20,27

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“Dolor, deseo y liberación, en los brazos del ángel”, por Carlos Osma

Viernes, 20 de marzo de 2015
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jacobangelDel blog Homoprotestantes:

Al final se hizo de noche, y prefirió quedarse sólo. Ya no necesitaba familia ni amigos, se había alejado de ellos poco a poco, casi sin darse cuenta. La continua tensión con la que vivía empezaba a hacer mella en él, por eso buscó un lugar en la noche donde pasar desapercibido. Allí estaba, en medio de la nada, agudizando todos sus sentidos para no ser descubierto, y con la esperanza de encontrar algo de tranquilidad.

Prefirió quedarse sólo, esperando, mientras recordaba las mentiras, engaños, y astucias que le habían ayudado a construir su vida. Siempre había huido de todo, invadido por profundos miedos y desestabilizadores deseos; pero ahora presentía que no podía escapar más, y que muy pronto acabaría por enfrentarse a sus peores pesadillas. Su cuerpo se agarrotaba por esa mezcla de sentimientos, quizás por eso subió hasta aquel lugar inhóspito, donde la oscuridad de la noche impedía distinguir otros rostros.

El terror le atravesó el alma cuando sintió a su lado la presencia de otro hombre. Se giró con rapidez para ver a aquel demonio que se abalanzaba sobre él. Intentó mirarle a la cara, pero era tarde ya, lo tenía encima. Fue una lucha atroz, donde el deseo insaciable por la vida, le ayudó a no darse por vencido. Intentó escapar de los brazos de su enemigo con todas sus fuerzas: empujando, golpeando, incluso mordiendo, pero le fue imposible. Una fuerza sobrehumana que desconocía le empujaba una y otra vez hacia él. Nunca se había resistido tanto, pero jamás había sentido una atracción tan sobrehumana como aquella.

Durante toda la noche no pudo escapar de aquel cuerpo, sintió su fuerza, su piel y el calor que desprendía. Aquello le produjo un profundo dolor que no podía entender ni compartir con nadie, estaba sólo. En cada uno de los golpes que infringía a aquel ser demoniaco se concentraban todas las experiencias de rechazo, falsedad y dolor que le acompañaban desde niño. Toda la energía malgastada en su huída hacia ningún sitio, explotaba virulentamente para repeler aquel cuerpo codiciable. Una noche larga y oscura, con ansias de amor encendido, que no tuvo otra luz ni guía que un corazón ardiente(1).

Pero llegó el alba, y aquellos primeros rayos de luz le permitieron adivinar el rostro de con quién luchaba. No era un demonio, el hermoso cuerpo de aquel hombre pertenecía a un ser celestial. Cuentan los antiguos que fue en ese momento, mientras observaba maravillado, que golpeó a aquel ser divino dejándolo herido para siempre(2). Entonces, como si de un milagro se tratase, sus ojos vieron claramente al varón que yacía en el suelo herido por sus rebeliones, molido por sus pecados, y con una llaga en el costado(3). Aquel ser que había venido, no para luchar, sino para acompañarle en su liberación, le susurraba: “vete, déjame ya, que nace un nuevo día. Vete, yo no te condeno”.

Podía haberle dejado marchar en aquel momento, pero no pudo hacerlo. La experiencia lo había transformado para siempre, eso lo sabía, pero necesitaba mucho más. Por eso, con su deseo liberado, se aferró aún más a él, y lo abrazó con todas las fuerzas que le quedaban. “No, no te dejaré”, le decía una y otra vez, “ahora no; no te dejaré si no me bendices”. Mucho le había costado llegar hasta allí como para perder la oportunidad de llevar siempre consigo algo de la esencia divina. Prefería morir en los brazos de aquel ángel, que volver sólo a la vida que había llevado hasta entonces.

Y milagrosamente recibió lo que pedía, fue transformado, salió de la oscuridad de su vida anterior para entrar en otra nueva. Ya no tenía que escapar de nadie, Dios mismo estaría con él en cada momento de su vida para enfrentarse a sus temores. Su nombre, su falsa identidad, quién todo el mundo creía que era, fue borrado para siempre. Ahora era alguien nuevo, porque se atrevía a ser él mismo en todas las facetas de su vida. No necesitaba mentir, ni engañar, ni esconderse. La experiencia con aquel ser divino lo cambió para siempre, y entro a formar parte de un pueblo. Un pueblo en busca de vida, la que Dios mismo le había dado.

Que alegría recordar aquella noche oscura y dolorosa, que se convirtió en una noche más amable que el alborada, donde fuimos guiados, y transformados por el amado(4). Una noche donde cayeron los disfraces que tan dolorosamente llevábamos y en la que fuimos conducidos ante la verdad desnuda de quienes éramos. Allí vimos perfectamente las heridas que producía la negación de nuestra identidad en aquel que nos dio la vida. Y allí, abrazando al herido por nuestras rebeliones, lloramos por nuestra incredulidad, por nuestra ignorancia, y por todas aquellas veces que le habíamos golpeado pensando que era nuestro enemigo.

Carlos Osma

Notas:

(1) Referencia a “Noche oscura del Alma” de San Juan de la Cruz.
(2) Gerard von Rad sostiene que probablemente, en una forma mucho más antigua de esta saga, y antes de que el texto bíblico quedase fijado como hoy lo conocemos, fue Jacob quién hirió al ángel. “El libro del Génesis”. (Ediciones Sígueme. Salamanca, 1988), p.395.
(3) Referencia a Is 53,5
(4) Referencia a “Noche oscura del Alma” de San Juan de la Cruz.

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“Un Mesías saliendo del armario”, por Carlos Osma.

Lunes, 16 de marzo de 2015
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FB_IMG_1424896978274Leído en el blog Homoprotestantes:

Una lectura queer de Mr 1,1-3,19

  1. INTRODUCCIÓN
  • 1. Para empezar situémonos…. ¿Cuándo, quién, dónde, cómo y porqué?

El Evangelio de Marcos fue escrito alrededor del año setenta. Tradicionalmente se atribuía a Juan Marcos que lo habría escrito en Roma basándose en las enseñanzas del discípulo Pedro[1]. Los estudios actuales apuntan más bien a Siria como lugar aparición, y a un desconocido Marcos, que no tendría nada que ver con el anterior, como autor[2].

Marcos lo escribió utilizando un Relato de la Pasión, escrito en Jerusalén en la década 40/50, relatos orales o escritos de exorcismos y sanaciones con las que la gente envolvió desde el principio la figura de Jesús, y tradiciones apocalípticas[3]. Es importante tener en cuenta que el autor uniendo todos estos elementos creó el género literario llamado “evangelio” que después seria imitado y adaptado por otros autores.

Los primeros seguidores de Jesús provenían del judaísmo pero más tarde, sobre todo gracias a la predicación del apóstol Pablo, personas no judías aceptaron el mensaje de Jesús (importante tener en cuenta que en aquel momento los cristianos, aunque con peculiaridades y ciertas tensiones, formaban parte del judaísmo). La conversión de paganos al evangelio produjo una fuerte discusión dentro del cristianismo que reflejan las Cartas Paulinas. ¿Tenían éstos que circuncidarse y cumplir la Torah? El Concilio de Jerusalén, hacía el año 50, aborda este tema y decide que no era necesario, sólo se les pide “abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de la sangre, de lo ahogado y de la fornicación[4].

Pero han pasado 20 años desde el Concilio y la comunidad para la que Marcos escribe, con intención canónica y relativizando la Torah, está formada mayoritariamente por personas que proceden del paganismo. Aún así, era una comunidad que todavía estaba dentro del judaísmo, y eso le generaba dos tensiones muy fuertes. Por una parte era percibida socialmente como una amenaza tras las revueltas judías que pretendían liberarse del poder de Roma, y por otra, era vista como una amenaza por el judaísmo ya que cuestionaba pilares básicos como la observancia de la Ley y el monoteísmo.

Sin embargo el Evangelio de Marcos muestra como, a pesar de las circunstancias, la comunidad marcana no se dejó llevar simplemente por estas dos tensiones, sino que se atrevió a reflexionar su fe en Jesús desde sus propias categorías, desde su propia experiencia y necesidades. No sólo como una respuesta a las preguntas que les venían desde fuera, sino buscando respuestas a las preguntas que en ella misma se producían.

  • 2. Compartiendo experiencias

Hacer una identificación entre la experiencia de los cristianos y cristianas LGTBI y la de aquella comunidad para la que Marcos escribió sería absurdo. Pero es evidente que salvando muchas distancias puede haber puntos de contacto. Si la comunidad marcana entendió que aceptar a Jesús no implicaba la aceptación de la Ley y normas judías; las cristianas y cristianos LGTBI entienden cada vez de una manera más clara que el seguimiento del evangelio no implica la aceptación del sistema heteronormativo con el que ha sido envuelto. Es posible vivir la buena noticia de Jesús desde la propia experiencia, y preguntarse con honestidad si aún hoy tiene algo que decir. Enrocarse en justificarse ante unas comunidades que viven con mayor o menor controversia la diversidad sexual y de género, forma parte de un paradigma ya caduco en el que se mueve con facilidad el patriarcalismo y el fundamentalismo. Las nuevas comunidades inclusivas formadas mayoritariamente por personas LGTBI reflexionan el evangelio desde lo que son, tratando de abrirse con honestidad a lo que creen que Dios quiere decirles.

La lectura del Evangelio de Marcos que sigue a continuación pretende ser una de esas reflexiones.

  1. PREPARACIÓN DEL MINISTERIO DE JESÚS (1,1-13)
  • 1. Comienza el evangelio de Jesús

La palabra evangelio, como verbo, indica la proclamación de un cambio inminente en el poder; Dios reinará y liberará a su pueblo. Como sustantivo significa el nacimiento o entronización de un emperador. Alrededor del año 68 d.C. Vespasiano llega al poder, saca al Imperio de una profunda crisis y trae la paz y la estabilidad. Sin embargo Vespasiano no formaba parte de una dinastía legitimada por nacimiento, por eso, para legitimarlo se decía que había sido elegido por los dioses y se cuentan historias de curaciones milagrosas que había realizado[5].

Los cristianos que predicaban y esperaban la vuelta de su Mesías Jesús para liberarlos, se encuentran que quien había venido en realidad era Vespasiano, el Emperador romano. En ese momento Marcos escribe su evangelio, mejor dicho su anti-evangelio. El mensaje será claro a lo largo de su obra: para ser un actor de ese cambio inminente que cristianos y cristianas esperan, se necesita entrar en el discipulado del sufrimiento, renunciar a toda propiedad y afrontar la persecución. La liberación pasa siempre por la entrega y por asumir riesgos.

Uno de los poderes que hoy envuelve a cristianos y cristianas LGTBI y al que tienen que hacer frente es el patriarcalismo.  Si anhelan la liberación que promete el evangelio, se enfrentaran a la opresión de quienes dicen que no pueden ser, sentir, o actuar tal y como son. Que la naturaleza o los dioses no los han elegido a ellas y ellos, y que tienen que renunciar y someterse. El evangelio, la buena noticia, parecen predicarla quienes les oprimen, porque da la impresión de que sólo ellos pueden asegurar una vida plena y en paz. Pero el evangelio del que Marcos habla comienza proponiendo a las personas LGTBI ser sujetos del cambio y afrontar con valentía los riesgos con los que el patriarcalismo les amenaza: exclusión social, religiosa, bullying, negación de derechos, ocultamiento, patologización, etc. Leer más…

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Orlando Cruz disertará en charla sobre la homosexualidad en el deporte

Martes, 16 de septiembre de 2014
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OrlandoCruz-5El boxeador participará de la conferencia “La Homosexualidad en el Deporte” el 17 de septiembre en la Facultad de Derecho de la Universidad Interamericana de Puerto Rico.

Por Carlos González 09/11/2014 | 00:00 a.m.

El boxeador Orlando “el Fenómeno” Cruz continúa su cruzada a favor de la comunidad gay. El próximo 17 de septiembre, participará del conversatorio “La homosexualidad en el deporte” que tendrá como escenario la Facultad de Derecho de la Universidad Interamericana de San Juan, en su país natal Puerto Rico.

“Me hicieron el acercamiento y estaba disponible. Diré que sí siempre que sea para nuestra comunidad y nuestros derechos. Que la gente conozca que un deportista gay pasa por tantos tropiezos en la vida que tenemos un pie adelante en nuestros desempeños y nuestros profesiones como tal”, explicó Cruz a este medio.

Cruz hizo noticias cuando en octubre de 2012 anunció abiertamente su homosexualidad. Además, es el único boxeador gay que ha combatido por un cetro mundial.

“La charla estará basada en mi pasado y lo que vivo en el presente. Me acepté como soy y para mi es importante que respeten la decisión de cada persona gay u homosexual. No vamos a permitir que nos denigren ni que nos humillen. Nos vamos a dejar sentir y entiendo que soy un ejemplo a seguir”, sostuvo Cruz.

“Es fundamental que pierdan el miedo a que los rechacen y serviré de ejemplo y portavoz. Vengo de un hogar humilde y eso me da más fuerza. Hace cinco o siete años atrás las cosas no eran así, el tema de la homosexualidad en los deportes no era abierto a nivel mundial como ahora, destacó.

Cruz, asimismo, entiende que demasiados talentos se pierden precisamente por el temor a los rechazos.

“El mensaje que deseo llevar es que persigan sus sueños. La fe mueve montañas y tenemos deportistas buenos que tienen talento, pero no le dan ese apoyo y ese énfasis, cosas que no les permiten subir”, indicó Cruz, quien el 24 de octubre se enfrentará a Rubén Tamayo en el estado de Florida por el cetro Intercontinental de la Organización Mundial de Boxeo (OMB), versión de las 126 libras.

Fuente Primera Hora, vía SentidoG

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