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Ha fallecido Benedicto XVI (Joseph Ratzinger)

Sábado, 31 de diciembre de 2022
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T
en compasión de mí, oh Dios,

conforme a tu gran amor;
conforme a tu inmensa ternura,
borra mis transgresiones.
Lávame a fondo de mi culpa
y límpiame de mi pecado.

*

Salmo 51:1-2

***

Desde este blog en el que tantas veces tuvo que aparecer por sus posiciones poco empáticas, por decir algo en estos momentos, acerca de las personas LGTBI+ para las que fue de una gran dureza, tanto siendo Ratzinger como Benedicto, nos unimos al pesar de nuestros hermanos y hermanas de la Iglesia Católica Romana ante el fallecimiento de quien fue su cabeza durante 7 años. Se definió a sí mismo como “un simple y humilde trabajador en la viña del Señor”. No se lo discutimos pero cuántas ovejas se perdieron o fueron expulsadas…

Que descanse en Paz, que el Señor de la Misericordia le de el descanso eterno…

+++

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El emérito falleció a las 9,34. El día 2 su cuerpo será venerado por los fieles en San Pedro

Muere Benedicto XVI, el Papa que se atrevió a renunciar

Muere Joseph Ratzinger, el Papa de hierro que se atrevió a renunciar al trono del Vaticano

Estos fueron los hitos del pontificado de Benedicto XVI

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Juan Antonio Estrada: “Ratzinger fue un teólogo abierto durante el Concilio y luego se convirtió en un tradicionalista que combatía ideas que había defendido antes”

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¿Encubrió Joseph Ratzinger a un cura pederasta en Munich?

Miércoles, 12 de enero de 2022
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124121CF-F40A-4092-B0B0-7F316C11F719El secretario del Papa emérito niega las acusaciones, publicadas por la prensa alemana

Tal y como publica ‘Die Zeit‘, un decreto de un tribunal eclesiástico de Múnich de 2016 incrimina a Benedicto XVI por su gestión de los casos de abusos. El documento muestra que en 1980, como arzobispo de Múnich y Freising, Ratzinger había aprobado la admisión de un sacerdote diocesano de Essen, aunque sabía que había acusaciones contra el clérigo

Ratzinger “se abstuvo deliberadamente de sancionar el crimen”, asegura el semanario, que añade que tanto el hoy emérito como el entonces titular de Essen y sus vicarios generales “no cumplieron con su responsabilidad hacia los niños y jóvenes confiados a su pastoral”

Georg Gänswein aseguró que las acusaciones “son falsas” en nombre de Ratzinger, señalando que el Papa “no tenía conocimiento de la historia previa (acusaciones de agresión sexual) en la decisión de admitir al sacerdote”. Ratzinger “no renunció conscientemente” a sancionar a Peter H…. quien volvió a agredir a menores en Münich

La investigación también salpica al cardenal Marx, quien en 2008 abrió una investigación y apartó al clérigo, pero sin informar a las autoridades, ni reportar al Vaticano

Bilbao se desmarca de la CEE y abre una investigación tras conocer cinco casos revelados por El País. La diócesis reconoce al diario “la labor realizada” y agradece “el esfuerzo de las víctimas”.

¿Encubrió Joseph Ratzinger a un cura pederasta durante su etapa como arzobispo de Múnich? Una investigación de Die Zeit asegura que sí, mientras que el secretario personal de Benedicto XVI, Georg Gäenswein, niega tajantemente unas acusaciones que, de ser ciertas, pondrían en la picota al mismísimo Papa emérito.

Tal y como publica el semanario, un decreto de un tribunal eclesiástico de Múnich de 2016 incrimina a Benedicto XVI por su gestión de los casos de abusos. El documento muestra que en 1980, como arzobispo de Múnich y Freising, Ratzinger había aprobado la admisión de un sacerdote diocesano de Essen, aunque sabía que había acusaciones contra el clérigo.

Trasladado de diócesis, siguió abusando

¿Y cuál es la historia? La de Peter H. un sacerdote de Essen, trasladado a la Archidiócesis de Múnich en 1980, después de haber sido acusado de varios delitos sexuales contra menores. Un traslado que tuvo que contar con el beneplácito expreso del entonces arzobispo de la diócesis alemana, a la sazón Joseph Ratzinger. El futuro Benedicto XVI, afirma la investigación, conocía la situación del sacerdote y, aún así, lo aceptó como clérigo en su diócesis, con la condición de someterse a terapia en Baviera.

Ratzinger “se abstuvo deliberadamente de sancionar el crimen”, asegura el semanario, que añade que tanto el hoy emérito como el entonces titular de Essen y sus vicarios generales “no cumplieron con su responsabilidad hacia los niños y jóvenes confiados a su pastoral”.

Ziet‘ quiso recabar la opinión del Papa emérito. Su secretario personal, Georg Gänswein, aseguró que las acusaciones “son falsas” en nombre de Ratzinger, señalando que el Papa “no tenía conocimiento de la historia previa (acusaciones de agresión sexual) en la decisión de admitir al sacerdote”. Ratzinger “no renunció conscientemente” a sancionar a Peter H…. quien volvió a agredir a menores en Münich.

El vicario asumió la responsabilidad por Ratzinger

Otra investigación de ‘The New York Times’, fechada en 2010, ya hablaba de los abusos del sacerdote, apuntando que una treintena de personas habían podido ser agredidas por el clérigo entre Múnich y Essen. El cura fue condenado en 1986 por el tribunal de Distrito de Ebersberg, pero al término de la condena fue reintegrado en una parroquia por el cardenal Friedich Wetter, sucesor de Ratzinger en Múnich. En 2020, Ratzinger desmintió que se hubiera reunido con el cura en el año 2000.

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En 2010, Gerhard Gruber, que fue Vicario General de la Arquidiócesis de Múnich en 1980, asumió la responsabilidad exclusiva de garantizar que H. pudiera volver a trabajar como pastor, exonerando a Benedicto XVI.

Las acusaciones también salpican al hoy arzobispo de Múnich, el cardenal Reinhard Marx, por incumplir su deber en el trato con el abusador. Según denuncian dos profesores de Derecho Canónico, Norbert Lüecke y Bernhard Anuth, Marx encargó en 2008 (nada más entrar en la diócesis), una valoración psiquiátrica del párroco, trasladándolo, pero sin denunciar el caso al Vaticano. En 2010, el cura fue retirado de la pastoral, y hoy vive en la diócesis de Essen. El proceso canónico contra el clérigo, reabierto entonces, está a punto de concluir.

La publicación del informe de ‘Diez Zeit’ coincide con la próxima publicación de un informe sobre el manejo de los casos de abusos en las diócesis de Múnich, que completa otra investigación culminada en 2010 pero que sólo se publicó parcialmente. El arzobispado, por su parte, ha preferido no hacer comentarios hasta la publicación del informe, el próximo 17 de enero.

Fuente Religión Digital

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El obispo ultra Joseph Strickland: “No podemos honrar a Dios, que es la verdad, intentando ofrecer bendiciones que van en contra de Su verdad”

Miércoles, 18 de octubre de 2023
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Joseph-Edward-Strickland-obispo-Tyler_2467863195_16128982_660x371Mons. Joseph E. Strickland, obispo de Tyler (Texas, EE.UU), ha escrito una nueva carta pastoral en la que ataca despiadadamente la homosexualidad y la transexualidad y advierte a quienes defienden los derechos de las personas LGTBIQ+ desde dentro de la propia Iglesia que la verdad no se puede cambiar.

Tras recordar que el hombre ha sido creado a imagen y semejante de Dios, varón o mujer, el obispo dice en su carta: “El hecho de que la comunidad humana está perdiendo este hilo de verdad es una de las tendencias más sorprendentes y devastadoras de nuestro tiempo. La confusión y el daño que surgen al abandonar nuestra identidad biológica y dada por Dios están arraigados en la tendencia moderna de negar la soberanía de Dios y, para muchos, incluso negar su propia existencia, convirtiéndonos así en «dioses» en nuestras mentes.

El prelado afirma que “en la cultura actual existe una preocupación por la propia identidad, que habla de un anhelo profundamente arraigado en el corazón y el alma de cada persona por encontrar un sentido a su vida. Intentamos expresar de algún modo, a través de la realidad física de nuestras vidas, las conmociones que sentimos dentro de nuestras almas”, pero advierte que “no podemos crear y no creamos nuestra propia identidad; nuestra identidad proviene únicamente de nuestro Creador”.

Mons. Strickland señala que “vemos muchas agendas en el mundo de hoy que se relacionan con la identidad humana, en particular con la «identidad sexual». Una que está muy ante nuestros ojos en este tiempo es la agenda LGBTI”.

Tras citar cínicamente la carta sobre la atención pastoral a los homosexuales por parte del por entonces cardenal Ratzinger a los obispos de EE.UU, afirma: “Debemos ser cariñosos pero claros, por lo tanto, en que aquellos que llevan la carga de la atracción hacia el mismo sexo no deben actuar sobre estas inclinaciones porque tales actividades son contrarias a la identidad biológica y dada por Dios del individuo, y por lo tanto contraria a la voluntad de Dios en todos los casos. Nosotros, como clero, familiares y amigos, debemos rodear a estas personas de amor y apoyo para que puedan abrazar sus cruces y vivir la auténtica identidad que Dios les ha dado”.

El obispo de Tyler reflexiona sobre, según el “el avance descontrolado de la transexualidad” en Occidente: “El movimiento transgénero es otra cara de la agenda LGBTQ, y también está en desacuerdo con la comprensión católica del ser humano. Este movimiento busca alterar fundamentalmente la forma en que nuestro mundo ve la identidad biológica y dada por Dios a cada persona. En estos tiempos, un número cada vez mayor de jóvenes se ven atrapados por el movimiento transgénero en lugar de que se les diga la verdad de quiénes son como hijos amados de Dios. Ciertamente podemos reconocer que hay razones complejas por las que una persona puede tener sentimientos de disforia de género, pero es importante que cada persona entienda que independientemente de los sentimientos, la identidad biológica de una persona es dada por Dios, y es inmutable por el hombre”.

Y defiende que “Los padres no deben tener miedo de abordar la falsedad de la ideología de género con sus hijos de una manera apropiada para su edad, y los padres también deben reforzar el hecho de que aunque las hormonas y las cirugías pueden cambiar la apariencia de uno, esos procedimientos médicos no pueden cambiar el sexo de ni siquiera una célula del cuerpo”.

De forma  incongruente con su discurso, exhorta a mantener la caridad en la verdad: “Es importante señalar aquí que SIEMPRE, SIEMPRE debemos tratar a todas las personas con respeto, compasión y reconocimiento de su dignidad intrínseca. Por lo tanto, los hombres y mujeres con tendencias homosexuales o con disforia de género deben ser tratados con amor y compasión y siempre deben ser respetados como los preciosos hijos de Dios que son. Esto incluye decirles la verdad con caridad”.

Mons Strickland  en un ataque direto al papa Francisco, denuncia el “intento por parte de muchos de cambiar la doctrina de la Iglesia en estos temas tan fundamentales. El sínodo sobre sinodalidad parece ser el instrumento que van a usar para ello”: “Todo esto nos lleva al próximo Sínodo sobre la Sinodalidad, que está surgiendo como un intento de algunos de cambiar el enfoque del catolicismo de la salvación eterna de las almas en Cristo, a hacer que cada persona se sienta afirmada independientemente de las elecciones que haya hecho o vaya a hacer en la vida. Uno de los temas que al parecer se debatirán durante el Sínodo es la bendición de las relaciones homosexuales. El arzobispo Víctor Manuel Fernández, Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, declaró en julio de 2023, al ser preguntado sobre las bendiciones a parejas homosexuales: «Si se da una bendición de tal manera que no cause esa confusión, habrá que analizarla y confirmarla».”

Con su habitual soberbia, afirma que hay que afirmar contra el error, la doctrina perenne de la Iglesia: “Sin embargo, debemos fijarnos en la enseñanza perenne e inmutable de la Iglesia: tal bendición no sería lícita y, por lo tanto, indudablemente causaría confusión. De hecho, la misma oficina, la Congregación (ahora Dicasterio) para la Doctrina de la Fe, publicó una declaración el 15 de marzo de 2021, titulada Responsum de la Congregación para la Doctrina de la Fe a un dubium relativo a la bendición de las uniones de personas del mismo sexo. En este Responsum, el anterior Prefecto de la Congregación, el Cardenal Luis Ladaria, afirmaba que Dios «no bendice ni puede bendecir el pecado» y que, «por las razones mencionadas, la Iglesia no tiene ni puede tener la facultad de bendecir las uniones de personas del mismo sexo en el sentido pretendido anteriormente».”

Porque, afirma, la verdad no puede cambiar: “Puesto que la verdad no puede cambiar, debemos reconocer que el Dicasterio no puede llegar ahora a una conclusión diferente que anularía la declaración original de la verdad del mismo oficio. La verdad se basa en la Palabra Divina de Dios, tal como se revela en la Sagrada Escritura y en la Sagrada Tradición, y tal como es custodiada por el Magisterio de la Iglesia. Por lo tanto, cualquier intento de permitir la bendición de uniones del mismo sexo sería un ataque al Sagrado Depósito de la Fe.”

Tras señalar las razones dadas por Doctrina de la Fe para negar el sacramental de la bendición de las uniones homosexuales, el obispo estadounidense pretende dejar claro que la verdad no discrimina a nadie: “Quiero reiterar que no se trata en modo alguno de discriminar a quienes cargan con el peso de la atracción hacia personas del mismo sexo, sino más bien de recordar la verdad del rito litúrgico y de la naturaleza de los sacramentales. No podemos honrar a Dios, que es la verdad, intentando ofrecer bendiciones que van en contra de Su verdad”.

El obispo de Tyler acaba su carta dando el siguiente mensaje a las personas homosexuales y transexuales, utilizando un lenguaje LGTBIQfóbico: “Para terminar, me gustaría decir a los que sienten atracción por el mismo sexo o disforia de género: Cristo os ama y la Iglesia católica os acoge. Todos luchamos por crecer en santidad. Os invito a que vengáis y os sentéis con nosotros, recéis con nosotros, celebréis el culto con nosotros, y experimentéis el poder abrumador del amor y la misericordia de Dios con nosotros. La verdad es que en el centro de nuestra existencia está el Amor, y no hay poder en el Cielo ni en la Tierra que pueda impedir que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo nos amen plena y completamente. En todo momento se nos invita a abrazar el amor que Dios nos ofrece, pero en su infinita sabiduría y bondad no nos obliga. El amor es una elección, y siempre es un sacrificio, pero es un sacrificio que Él hizo primero por nosotros, y es una elección que nos llama a hacer por Él. Que caigan las escamas de nuestros ojos para que podamos vislumbrar cuánto nos ama Nuestro Padre como a Sus Amados y corramos siempre hacia Él como fuente de nuestra plenitud última. «No temas, porque yo te he redimido; te he llamado por tu nombre, tú eres mío». (Isaías 43:1)”.

Fuente Diócesis de Tyler

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La obsesión de Ratzinger: El ‘Testamento espiritual’ de Benedicto XVI admite la existencia de “clubes de homosexuales” en varios seminarios

Viernes, 3 de febrero de 2023
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38AE2BB3-DE83-4927-A448-87D4D6052941Las evidencias de un  carácter eminentemente narcisista y neurótico con manía persecutoria. Hay que recordar que Joseph Ratzinger no desaprovechó una ocasión para cargar contra la equiparación de derechos de las personas LGTBI. En la biografía Benedicto XVI. Una vida, escrito por el periodista Peter Seewald, el difunto papa emérito se quejaba de que las opiniones homófobas tengan cada vez menos reputación. «Hace cien años, a cualquiera le parecería absurdo hablar de matrimonio homosexual. Hoy está socialmente excomulgado quien se oponga», se lamentaba Benedicto XVI quien advertía del «poder del Anticristo» en una «dictadura mundial de ideologías aparentemente humanísticas».

Nuevas revelaciones de ‘Qué es el cristianismo‘, el último libro de Ratzinger

En uno de los capítulos, tal y como adelanta ANSA, Ratzinger denuncia la existencia de “clubes de homosexuales” en varios seminarios, refiriéndose a grupos que “actuaban más o menos abiertamente y que claramente transformaban el clima” en las escuelas de sacerdotes

Un obispo llegó a permitir la proyección de “películas pornográficas a los seminaristas, presumiblemente con la intención de permitirles resistir comportamientos contrarios a la fe”

El Testamento Espiritual de Benedicto XVI: “Una condena absoluta del aggiornamento eclesial”

“Pide perdón, pero sin mencionar a ninguna persona dañada ni reconocer daño concreto alguno” 

Qué es el cristianismo‘. El último libro de Joseph Ratzinger, considerado su ‘Testamento Espiritual’, y que la pasada semana salió a la venta en Italia (pronto, en España), contiene textos inéditos escritos por el Papa emérito, tras su histórica renuncia, de la que el próximo 11 de febrero se cumplen diez años. Entre ellos, revelaciones de la existencia de “clubes de homosexuales” en algunas diócesis, un rumor muy extendido en aquellos meses, y del que no se había vuelto a hablar hasta ahora.

Así, en uno de los capítulos, tal y como adelanta ANSA, Ratzinger denuncia la existencia de “clubes de homosexuales” en varios seminarios, refiriéndose a grupos que “actuaban más o menos abiertamente y que claramente transformaban el clima” en las escuelas de sacerdotes.

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“En un seminario en el sur de Alemania, los candidatos al sacerdocio y los candidatos al servicio laico vivían juntos. Durante las comidas conjuntas, los seminaristas permanecían juntos con representantes pastorales casados, acompañados en parte por esposas e hijos, y en algunos casos incluso por novias. El ambiente en el seminario no ayudó en la formación sacerdotal, señaló el Papa emérito.

Benedicto XVI va más allá, y escribe que un obispo llegó a permitir la proyección de “películas pornográficas a los seminaristas, presumiblemente con la intención de permitirles resistir comportamientos contrarios a la fe”.

El lanzamiento del volumen se produce al mismo tiempo de la llegada a las librerías de un libro en el que el Papa Francisco, en conversación con Salvo Noé, comenta sobre la homosexualidad y afirma que “Dios no repudiará a ninguno de sus hijos”, destacando las diferentes visiones entre conservadores y progresistas en la Iglesia.

En la carta en la que pedía la publicación de estos textos sólo después de su muerte, Benedicto XVI afirmaba que ya no quería divulgar nada en vida debido a la oposición que sufría en su propio país. La furia de los grupos contrarios a mí en Alemania es tan fuerte que la aparición de cualquier palabra mía provoca inmediatamente un clamor asesino, dijo entonces. Parece que, al menos la última parte de la frase, resulta cierta.

Fuente Religión Digital

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Pederastia (y encubrimiento) en la Iglesia católica: Wojtyla, Ratzinger… ¿quién está libre de pecado?

Miércoles, 26 de enero de 2022
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abusos-Iglesia_2098300203_9807727_660x371¿Podría condenar un Papa a otro por su inacción ante los abusos?

Las acusaciones contra el Papa emérito destapan las dinámicas de ocultamiento de los abusos sexuales desde tiempos de Juan Pablo II y su política de protección de depredadores como Maciel, McCarrick o Figari, o encubridores como el cardenal de Boston, Bernard Law, o el mismísimo Benedicto XVI

Francisco está decidido a acabar con el flagelo de la pederastia, pero la dinámica del encubrimiento parece mucho más difícil de erradicar en una institución acostumbrada a lavar los trapos sucios en casa, y a acusar a las víctimas, y a los medios que destapan el horror de los abusos, de “falta de prudencia”

El mayor problema de la Iglesia en este tema es… que no se libra nadie. Nadie”. Con la voz temblorosa, un funcionario vaticano admite a RD que el informe elaborado por un equipo independiente de abogados y que ha destapado la implicación del Papa emérito, Benedicto XVI, en el encubrimiento de al menos cuatro casos de abusos sexuales a menores, no ha sido recibido con sorpresa en los muros de la Santa Sede.

Y es que el “largo camino hacia el abismo”, como ha definido la Iglesia alemana los resultados del informe –uno más, frente a la enésima negativa del episcopado español– que destapa medio millar de casos de abusos en las últimas décadas en la diócesis que dirigió Joseph Ratzinger antes de ser nombrado prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, es “una nueva muestra de que prácticamente todos los obispos que tuvieron responsabilidades pastorales hasta hace una década, de uno u otro modo, no hicieron lo suficiente para amparar a las víctimas, y sí para proteger al sacerdote o religioso implicado.

El ‘apóstol de la juventud’ que resultó un depredador

juan-pablo-ii-bendiciendo-a-marcial-maciel Juan Pablo II bendiciendo al siniestro depredador sexual Marcial Maciel

¿Nadie está libre de pecado? Muy pocos, sostienen fuentes vaticanas, que subrayan que el problema no viene tanto de la pederastia en sí, cuanto de la dinámica de encubrimiento que se suscitó en la institución durante décadas, y que tuvo en Juan Pablo II a su máximo exponente. Un Wojtyla que, durante años, no hizo caso a las denuncias de abusos contra algunos de los líderes de la restauración conservadora tras la apertura del Concilio Vaticano II y que amparó a pederastas tan famosos como el fundador de la Legión de Cristo, Marcial Maciel, al que llegó a llamar “apóstol de la juventud”.

Y es que, pese a que las acusaciones en su contra llegaron a Roma ya en 1988 (anteriormente, en 1954, siendo Papa Pío XII, ya habían aparecido denuncias, que finalmente cayeron en el olvido), Juan Pablo II no quiso abrir expediente alguno contra Maciel. Hoy, ambos han fallecido: el fundador de la Legión, como el mayor depredador de menores de la historia reciente de la Iglesia; el Papa polaco, como santo universal.

El caso de Maciel no fue el único. El líder del Sodalicio, Luis Figari, también campó a sus anchas durante años, como lo hizo Theodore McCarrick, uno de los cardenales más poderosos de Estados Unidos y al que Francisco arrebató la púrpura y hoy está siendo juzgado por tribunales norteamericanos.

Los Legionarios de Cristo tardaron más de tres décadas en reconocer los abusos de su fundador, protegido como en el caso de McCarrick por Juan Pablo II y su fiel secretario Estanislao Dzwisz, que hace pocos meses fue absuelto en una investigación sobre abusos en Polonia que amenazaba con implicar al propio Papa polaco.

La contrapartida, en ambos casos, era evidente: una fuerte financiación proveniente de México y Estados Unidos, y nuevas vocaciones sacerdotales para el proyecto de involución en la Iglesia católica. Roma cumplió, ninguno pisó la cárcel.

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El cardenal Law, refugiado en el Vaticano

Otros casos, como el de Fernando Karadima, uno de los formadores de buena parte del episcopado chileno, y abusador impune durante años, terminaron por juzgarse. La mayoría no corrieron con tanta suerte. Cuando en 2002 estalló el escándalo por la investigación del Boston Globe, que reveló miles de casos de pederastia y que llevó a la bancarrota a media iglesia católica de Estados Unidos, el cardenal de Boston, Bernard Law, dimitió de su cargo pero, en lugar de afrontar sus responsabilidades, viajó a Roma… y nunca regresó. La Santa Sede, primero con Juan Pablo II y después con Benedicto XVI, denegó las peticiones de extradición de la justicia norteamericana, y acabó muriendo entre los muros vaticanos.

De hecho, Law vivió a sus anchas hasta que el 14 de marzo de 2013, al día siguiente de ser elegido Papa, Francisco se lo encontró en la basílica de Santa María la Mayor, adonde había acudido a rendir pleitesía a la patrona de Roma. El cardenal tenía allí su residencia desde que Juan Pablo II lo nombrara, en 2004, arcipreste de uno de los templos más importantes (y más ricos) de la Ciudad Eterna. Al ver al cardenal Law, a Bergoglio se le desencajó la cara y se alejó inmediatamente de él.No quiero que siga frecuentando esta Basílica”, le espetó el argentino.

Fuentes vaticanas defienden que Francisco está decidido a acabar con el flagelo de la pederastia, pero la dinámica del encubrimiento parece mucho más difícil de erradicar en una institución acostumbrada a lavar los trapos sucios en casa, y a acusar a las víctimas, y a los medios que destapan el horror de los abusos, de “falta de prudencia”. No es una cosa del pasado, sino una afirmación del cardenal de Valencia, Antonio Cañizares, el viernes pasado, a cuenta del informe entregado por El País al Papa y al cardenal Omella.

¿Un Papa condenaría a otro Papa?

Pederastia2Con todo, nunca hasta la fecha una acusación, con pruebas, había llegado tan lejos. Ni más ni menos que contra Joseph Ratzinger, quien fuera Papa de 2005 hasta su renuncia, en 2013. Un Benedicto XVI que sí comenzó a investigar los abusos de Maciel, que abrió la puerta a los cambios en la legislación que Francisco está intentando culminar, pero que no supo, o no quiso, actuar con la dureza con la que ahora (por convicción o por la fuerza de los hechos) está haciéndolo el pontífice argentino.

La razón, tal vez, pudiera estar en lo ocurrido entre 1977 y 1982, cuando Ratzinger ejerció como arzobispo de Múnich. Según la investigación independiente, el hoy emérito sabía de la existencia de casos de abusos sexuales a jóvenes y menores cometidos por miembros de la Iglesia católica alemana cuando sucedían y tuvo, en al menos cuatro de ellos, una conducta reprochable. Entre ellos, el caso del sacerdote Peter H., quien en 1980 fue trasladado del obispado de Essen al de Múnich tras haber sido acusado de pedófilo y que en su nuevo destino siguió cometiendo abusos.

Aunque el secretario de Ratzinger ha negado las acusaciones, y el Papa emérito ha entregado una respuesta de 82 folios a los investigadores, éstos no dan credibilidad a la versión de Benedicto XVI. El Vaticano, que ha mostrado su “vergüenza” ante los datos presentados, se ha comprometido a dar una respuesta una vez lea el documento. Pero la siguiente pregunta se antoja imposible de responder: ¿qué hará Francisco si se demuestra, como parece, que su antecesor encubrió a curas pederastas?

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¿Se atreverá Bergoglio a condenar al Papa emérito? Una decisión así, apuntan en la Curia vaticana, sería muy difícil de tomar, pues pondría en cuestión la infalibilidad papal. “Y, sobre todo, porque parte de la Iglesia no entendería que un Papa condenara a otro”, nos cuentan. Y añaden: Si de verdad nadie se libra… ¿alguien podría sacar algún dossier similar sobre Bergoglio?”. La pregunta, otra vez, se queda sin respuesta

Fuente Religión Digital

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Ratzinger, una pieza más del sistema: ¿Debería reconocer su culpa y cerrarse las puertas de la historia y de los altares?

Martes, 25 de enero de 2022
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Del blog de José Manuel Vidal Rumores de Ángeles:

“¿Será capaz de llegar a ese extremo de entrega y de generosidad con la institución a la que tanto ama?”

 “Joseph Ratzinger fue una pieza, una pieza más en el sistema eclesiástico generalizado de inacción y encubrimiento implícito y explícito de los clérigos abusadores”

“¿Y qué hizo el joven arzobispo? Lo que tenía que hacer, lo que hacían todos sus colegas, lo que mandaban las leyes no escritas, la costumbre y la prudencia: desdeñar a las víctimas, mirar para otro lado, tapar a los pederastas (tras alguna llamada al orden) y cambiarlos de lugar”

Me alegro de tener un hermano en el episcopado que, a los ojos de la historia y de todos los otros obispos del mundo, ha preferido la prisión antes que denunciar a su hijo sacerdote”. Porque “un padre nunca denuncia a sus propios hijos”, concluía Castrillón, jefe de todos los curas del mundo

“Los cardenales lo eligieron, tras afirmar en la misa solemne previa al cónclave que los dos grandes peligros de la Iglesia eran el relativismo y la “suciedad” de la propia institución, que conocía mejor que nadie”

“Si asumiese su culpa, podría convertirse en un ejemplo vivo y práctico para todos los demás obispos encubridores del mundo. Si no lo hace, estaría dando munición a los que siguen resistiéndose a la tolerancia cero y al resarcimiento pleno de las víctimas, que preconiza el Papa Francisco”

Joseph Ratzinger fue una pieza, una pieza más en el sistema eclesiástico generalizado de inacción y encubrimiento implícito y explícito de los clérigos abusadores. Desde su más tierna infancia de seminarista y, después, en su juventud de cura, el prometedor teólogo alemán formó siempre parte del amplio funcionariado eclesiástico, que se rige por unas normas estrictas y que sólo permite discrepantes moderados. A los radicales, los escupe fuera y los estigmatiza, llamándoles herejes.

El joven Ratzinger se alineó, durante el Concilio, con el ala más liberal de la Iglesia, llamado como perito y asesor del progresista cardenal Frings, arzobispo de Colonia. En esa época estaba a partir un piñón con su amigo el también teólogo Hans Küng. Pero, mientras éste se mantuvo toda su vida fiel a los grandes principios conciliares, Ratzinger pronto comenzó a cambiar de dirección y, por una mezcla de miedo al futuro de la iglesia ante los tumultos del mayo del 68 y de convicción personal, cambió la chaqueta y se alineó con el sector más conservador.

El premio le llegó de inmediato. Pablo VI, el Papa del Concilio, estaba asustado del devenir eclesiástico y llegó a decir que “el humo de Satanás” había entrado en la Iglesia. Por eso, a la hora de buscar un arzobispo para Munich pensó inmediatamente en Ratzinger y le nombró primero arzobispo, el 24 de marzo de 1977, y sólo unos meses después, el 27 de junio, le concedió el máximo galardón eclesiástico de la púrpura cardenalicia. El otrora teólogo rebelde entraba en las filas prietas del sistema en cuerpo y alma.

En Munich, donde sólo estuvo cuatro años y 8 meses, tuvo que pasar de las musas teológicas al teatro pastoral directo. Y allí se encontró entre otros problemas, con el fenómeno de los curas abusadores. ¿Y qué hizo el joven arzobispo? Lo que tenía que hacer, lo que hacían todos sus colegas, lo que mandaban las leyes no escritas, la costumbre y la prudencia: desdeñar a las víctimas, mirar para otro lado, tapar a los pederastas (tras alguna llamada al orden) y cambiarlos de lugar. Porque la máxima vigente era que “los trapos sucios se levan en casa” y que “hay que evitar por todos los medios el escándalo de los inocentes” (no de las víctimas, sino de que la gente se entere) y proteger la buena fama de la institución por encima de todo y de todos.

La Iglesia siempre tuvo muy claro que tenía que transigir con los pecados sexuales de su clero, disculparlos y disimularlos, siempre que se mantuviesen en secreto y, por lo tanto, no provocasen escándalo público. A las víctimas se las culpabilizaba o, en caso de que amenazasen con hacer mucho ruido, se les tapaba la boca con dinero.

¿Y los curas victimarios? Se les reprendía, lógicamente, se les hacía prometer que iban a cambiar de vida y, a lo sumo, se les trasladaba de parroquia y, en casos muy sonados, se les mandaba a misiones (especialmente a Latinoamérica). Más o menos lo mismo que se solía hacer con los que mantenían relaciones sexuales consentidas pero siempre ocultas con mujeres o con hombres.

El funcionamiento del sistema lo explica perfectamente este caso. “Le felicito por no haber denunciado a un sacerdote [pederasta] a las autoridades civiles. Ha actuado usted bien”. Eso escribía en 2001 el cardenal colombiano Darío Castrillón Hoyos, entonces prefecto de la Congregación del Clero, en una carta dirigida al obispo de la diócesis francesa de Bayeux-Lysieux, monseñor Pican, en la que le felicitaba por haberse negado a entregar a los tribunales civiles a un cura acusado de abusos sexuales a menores y haber sido condenado por ello a tres meses de cárcel.

“Me alegro de tener un hermano en el episcopado que, a los ojos de la historia y de todos los otros obispos del mundo, ha preferido la prisión antes que denunciar a su hijo sacerdote”. Porque un padre nunca denuncia a sus propios hijos”, concluía Castrillón, jefe de todos los curas del mundo.

En su época de arzobispo de Munich, Ratzinger comulga a fondo con esta misma mentalidad. Como lo hicieron todos sus predecesores y sus sucesores. De hecho, la información del Informe sobre los Abusos de Múnich se centra principalmente en los obispos diocesanos que aún viven: el Papa emérito Benedicto XVI, el cardenal Friedrich Wetter y el actual arzobispo, el cardenal Reinhard Marx. Pero el estudio se remonta a 1945 y, por lo tanto, abarca también los mandatos de los cardenales Michael von Faulhaber, Joseph Wendel y Julius Döpfner.

Pues bien, todos ellos, tanto los vivos como los difuntos, tanto los más progresistas como los más conservadores, respetaron y cumplieron a rajatabla el sistema establecido: insensibilidad total hacia las víctimas y generosidad y gracia con los victimarios.

Las cosas comienzan a cambiar para Ratzinger, cuando, el 25 de noviembre de 1981, Juan Pablo II le nombra prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, es decir su mano derecha teológica, el hombre que le iba a permitir encontrar bases teológicas y doctrinales sólidas para imponer a la Iglesia mundial el llamado “modelo polaco”: cierre ideológico, involución doctrinal, congelación de los principios fundantes del Concilio Vaticano II, ostracismo para los prelados más abiertos, condena de los teólogos progresistas y conversión de la Iglesia en un poder fáctico, capaz de hacer frente al comunismo e incluso de derrumbar el Muro de Berlín.

Aunque dedicado a justificar el modelo wojtyliano, el cardenal Ratzinger comenzó a palidecer al abordar, en su nuevo puesto, sobre todo el dossier de los delicta graviora, que son, entre otros, los que cometen los clérigos, cuando abusan de menores, y que están reservados a la Congregación para la Doctrina de la Fe. Es tal la podredumbre con la que se encuentra que ya manda poner al día estos delitos y recrudecer las penas.

Era la época en que llegaban a Roma denuncias contra un gran depredador: Marcial Maciel, el fundador de los Legionarios de Cristo, protegido por Juan Pablo II, que llegó a llamarlo “apóstol de la juventud”. ¿Llegaba esa información incriminadora a Juan Pablo II o se quedaba en los despachos de los secretarios: el secretario personal Dziwisz y el Secretario de Estado, cardenal Sodano? ¿Lo sabía el entonces prefecto de Doctrina de la Fe, cardenal Ratzinger, pero no podía hacer nada?

De hecho, una vez que Ratzinger se convierte en Benedicto XVI y sucede al Papa Wojtyla, está ya convencido de que el sistema generalizado de encubrimiento es no sólo un pecado, sino un enorme perjuicio para la institución. Y, por eso, pronto se convierte en elbarrendero de Dios.

De hecho, el Papa alemán se presenta con este programa. Los cardenales lo eligieron, tras afirmar en la misa solemne previa al cónclave que los dos grandes peligros de la Iglesia eran el relativismo y la “suciedad” de la propia institución, que conocía mejor que nadie. Por sus manos de guardían de la ortodoxia pasaron durante décadas los casos más sangrantes y dolorosos del peor pecado que pueden cometer los eclesiásticos: el escándalo de los inocentes. Para ellos, el propio Cristo dice que “más les valiera atarse una piedra al cuello y arrojarse al fondo del mar” (Mt. 18,6).

El ‘policía‘ del Papa Wojtyla convertido en dueño de las llaves de Pedro se encontró con una barca en peor estado de lo que él mismo creía. La pederastia era un misil en plena línea de flotación de la credibilidad de la institución, que vive precisamente de eso: de generar confianza en la gente, que le entrega a sus hijos desde la más tierna infancia. Una confianza hecha añicos por curas sin escrúpulos, personificados en el icono de Marcial Maciel, el fundador de los Legionarios de Cristo, uno de los nuevos grupos restauracionistas mimados por Roma, porque le aportaban vocaciones y dinero fácil.

Benedicto apartó a Maciel de la dirección de los Legionarios, lo suspendió a divinis y le impuso una vida de retiro y penitencia, pero no lo procesó ni lo llevó ante los tribunales canónicos, como exigían las normas de la Iglesia. y puso a la congregación bajo supervisión vaticana, camino de la refundación.

La limpieza no era nada fácil y, en la Curia, le pusieron todo tipo de trabas y zancadillas. El sistema de encubrimiento y de complicidad con los abusadores estaba incrustado en el alma de la institución. Benedicto tuvo que echar a obispos y mandar inspectores a varias iglesias nacionales. Pero la tarea era tan ingente que, al final, Ratzinger se vio sin fuerzas para culminar la tarea y efectuó su gesto más revolucionario: la renuncia al pontificado.

Pero, como nadie puede enterrar su pasado en vida, la memoria de los años de Munich, en los que, como todos los demás, comulgaba con el sistema del encubrimiento, le persigue. Ante las acusaciones de encubrimiento (bien documentadas) sólo le cabe reconocer sus errores, pedir perdón y resarcir a las víctimas de todas las maneras todavía posibles. ¿Lo hará o se encastillará en la negación numantina de responsabilidades? Si asumiese su culpa, podría convertirse en un ejemplo vivo y práctico para todos los demás obispos encubridores del mundo. Si no lo hace, estaría dando munición a los que siguen resistiéndose a la tolerancia cero y al resarcimiento pleno de las víctimas, que preconiza el Papa Francisco.

Eso, sí, al confesar y pedir perdón por sus actitudes, el Papa emérito mancharía su figura en la Historia y se cerraría el paso a la gloria de la santidad (como casi todos los últimos Papas). Un sacrificio máximo por el bien de la Iglesia. ¿Será capaz de llegar a ese extremo de entrega y de generosidad con la institución a la que tanto ama? Si fue capaz de renunciar, también podría asumir este último gran servicio a la Iglesia.

Lo haga o no, la repercusión del caso en el próximo cónclave es evidente: Los cardenales sólo podrán elegir como próximo Papa al que esté limpio de polvo y paja en este ámbito. Con lo cual el espectro de los eventuales candidatos se circunscribe a los cardenales curiales (sin responsabilidad directa en la pastoral) o en los purpurados elegidos en los últimos años, en los que el sistema ya está virando hacia la tolerancia cero. El próximo Papa tendrá que ser un hombre de manos limpias. Sólo así la Iglesia recuperará su credibilidad tan dañada. Pero, para eso, Benedicto XVI tiene que sacrificarse.

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Ratzinger se retracta y admite que sí estuvo en la reunión para admitir a un cura pederasta en Múnich

El Papa emérito, acusado de encubrimiento en cuatro casos de abusos.

No obstante, el Papa emérito aseguró que en aquella sesión no se habló de que el sacerdote en cuestión desempeñara labores pastorales, sino solamente de “hacer posible que contara con alojamiento en Múnich durante su tratamiento terapéutico”

Todo se debe, según Ratzinger, a “un error sin mala intención“, y asegura su “vergüenza y dolor” tras haber leído el informe

Cuatro días después de que se publicara el informe sobre los abusos en la diócesis de Múnich, que lo involucra en al menos cuatro casos de encubrimiento, el papa emérito Benedicto XVI se ha retractado de declaraciones centrales para el informe sobre el encubrimiento de abusos sexuales en la Iglesia católica en Alemania que fue presentado la semana pasada.

Ahora, Joseph Ratzinger reconoce que sí estuvo presente en una reunión del obispado de Múnich y Freising en enero de 1980 en la que se trató el traslado de un sacerdote acusado de abusos a menores, según informó hoy la Agencia Católica de Noticias (KNA).

No obstante, Ratzinger, a la sazón arzobispo de Múnich, aseguró que en aquella sesión no se habló de que el sacerdote en cuestión desempeñara labores pastorales, sino solamente de “hacer posible que contara con alojamiento en Múnich durante su tratamiento terapéutico”.

El sacerdote, identificado por los medios alemanes como Peter H., volvió a cometer abusos en la archidiócesis de Múnich, lo que llevó a que fuera trasladado de nuevo.

Faltó a la verdad: lo dicen las actas

Según un demoledor informe elaborado por un despacho de abogados a petición de la Iglesia católica en Alemania y que vio la luz la semana pasada, esmuy probable” que Ratzinger estuviera al corriente de ese caso y de otros tres similares y no actuase al respecto.

Además, según el informe, Ratzinger faltó a la verdad al afirmar en su posicionamiento que no estaba presente en la reunión de enero de 1980, ya que según las actas intervino en ella y no figuraba como ausente.

De acuerdo con las declaraciones del papa emérito citadas por KNA, ello se debe a un error sin mala intención” que ocurrió durante el proceso de redacción de su posicionamiento frente a las alegaciones, un texto de 82 páginas.

El secretario privado de Ratzinger, Georg Gänswein, agregó que más adelante el papa emérito presentará una reacción más elaborada ante el informe, pero que por el momento la lectura del documento le llena de “vergüenza y dolor “.

“Que asuma su responsabilidad”

En los últimos días se han sucedido las críticas al comportamiento del papa emérito, que el pasado viernes fue tildado de “desastroso” por el presidente de la Conferencia Episcopal alemana, Georg Bätzing.

El obispo de Aquisgrán, Helmut Dieser, reclamó en su sermón de este domingo que Ratzinger asuma la responsabilidad que le corresponde. No puede ser que los responsables se escabullan con referencias a que no sabían nada o a que entonces había otra situación u otros procedimientos,” afirmó. “Porque ése es el motivo por el que entonces no se detuvo a los perpetradores y se siguió abusando de niños,” agregó, según declaraciones citadas por la cadena pública ARD.

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Benedicto XVI, en el punto de mira: ‘Informe Múnich’: Ratzinger no actuó al menos en cuatro casos de abusos siendo arzobispo de Múnich

Viernes, 21 de enero de 2022
Comentarios desactivados en Benedicto XVI, en el punto de mira: ‘Informe Múnich’: Ratzinger no actuó al menos en cuatro casos de abusos siendo arzobispo de Múnich

Pederastia2El Papa emérito rebate “contundentemente” los resultados de la investigación

El informe documenta cientos de casos cometidos durante décadas, hasta prácticamente el presente, y responsabiliza a las sucesivas jerarquías eclesiásticas de no haber actuado en consecuencia, cuando menos, o incluso haberlos encubierto

En dos de los casos atribuidos al periodo en que Ratzinger estuvo al frente de esa archidiócesis, los abusos fueron presuntamente cometidos por dos clérigos que prestaban asistencia espiritual y contra los cuales no se actuó en absoluto

Los responsables del informe consideran “poco creíble” la reacción del ahora papa emérito rechazando esas inculpaciones y sostienen, en cambio, que por parte de Ratzinger no hubo “ningún interés reconocible” en actuar frente a ellos

El informe habla de 235 abusadores, 497 víctimas el 60% de ellas menores, y más de la mitad varones. La mayoría de los delitos se cometieron en las décadas de 1960 y 1970

La diócesis de Lyon retira los cuadros del ‘Picasso de las iglesias’, un sacerdote acusado de abusos sexuales

El informe sobre los presuntos abusos sexuales en la archidiócesis alemana de Múnich atribuye al entonces arzobispo y actual papa emérito Benedicto XVI no haber actuado al menos en cuatro casos conocidos ocurridos siendo arzobispo de la diócesis alemana.

El documento, encargado por la archidiócesis a un equipo de abogados y que fue presentado hoy, destaca, asimismo, que Joseph Ratzinger ha rebatido “contundentemente” estas acusaciones.

El documento contempla casos de abusos sexuales ocurridos en el seno de la Iglesia católica en esa archidiócesis desde la postguerra y hasta prácticamente la actualidad.

Arzobispo entre 1977 y 1982

Ratzinger fue arzobispo de Múnich entre 1977 y 1982, antes de convertirse en prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (antiguo Santo Oficio) en el Vaticano.


El informe documenta cientos de casos cometidos durante décadas, hasta prácticamente el presente, y responsabiliza a las sucesivas jerarquías eclesiásticas de no haber actuado en consecuencia, cuando menos, o incluso haberlos encubierto.

Los abogados que presentaron el informe denominaron en repetidas ocasiones como un balance del horror” el análisis de los casos de abusos que abordaron en su estudio.

Ratzinger, “poco creíble”

En dos de los casos atribuidos al periodo en que Ratzinger estuvo al frente de esa archidiócesis, los abusos fueron presuntamente cometidos por dos clérigos que prestaban asistencia espiritual y contra los cuales no se actuó en absoluto.

Los responsables del informe consideran “poco creíble” la reacción del ahora papa emérito rechazando esas inculpaciones y sostienen, en cambio, que por parte de Ratzinger no hubo “ningún interés reconocible” en actuar frente a ellos.

Asimismo, se muestran convencidos los investigadores de que Ratzinger tuvo conocimiento del caso del párroco identificado como Peter H., quien en 1980 fue trasladado del obispado de Essen al de Múnich tras haber sido acusado de pedófilo y que en su nuevo destino siguió cometiendo abusos.

Los abogados consideran “poco creíble” la afirmación de Ratzinger de que no estuvo presente en la reunión en la que se decidió ese traslado.

Ulrich Wastl, uno de ellos, aseguró que Ratzinger tenía “que haber conocido los acontecimientos” y que “muy probablemente” sabía qué pasaba en la archidiócesis.


Ausencia de Marx

Los autores del informe lamentaron en su presentación la ausencia en la rueda de prensa del actual cardenal de Múnich, Reinhard Marx, quien en 2008 encargó un informe psiquiátrico sobre H., aunque no abrió una investigación interna.

Marx presentó el año pasado su dimisión como gesto ante los abusos de menores cometidos en la Iglesia católica, renuncia que fue rechazada por el papa Francisco. Se espera que el cardenal se pronuncie esta tarde sobre los contenidos del informe.

235 abusadores, 497 víctimas

En su examen de los actos de abuso en la arquidiócesis, los expertos identificaron a 235 presuntos perpetradores entre 1945 y 2019. De estos, 173 eran sacerdotes, dijo Pusch. El número de víctimas fue de 497. De estas, 247 fueron hombres y 182 mujeres. No se pudo determinar el sexo de 68 personas. Esto confirma que los niños y adolescentes predominantemente varones se vieron afectados.

Casi el 60 por ciento de estos delitos se cometieron entre los 8 y los 14 años. En el caso de las mujeres afectadas, esto se aplica a un tercio de las personas. Según Pusch, la mayoría de los delitos se cometieron en las décadas de 1960 y 1970. Una cantidad sorprendente de denuncias solo fueron reportadas por los afectados a partir de 2015.

Los autores de los abusos son 235, de los que 173 son sacerdotes, nueve diáconos, cinco agentes de pastoral y 48 personas del ámbito escolar. Son estas las cifras del informe sobre los abusos del clero en la Iglesia de Múnich, elaborado por el bufete de abogados Westpfahl Spilker Wastl por encargo de la archidiócesis en febrero de 2020.

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Golpe duro, aunque esperado, para la Santa Sede, que dará “justa atención” al documento

El Vaticano habla de “vergüenza” ante el informe de Múnich y anuncia que estudiará la implicación de Ratzinger

Un golpe duro, aunque esperado. Así ha recibido la Santa Sede la publicación de informe sobre los abusos sexuales en la diócesis de Múnich, que implica al Papa emérito, Joseph Ratzinger, en al menos cuatro casos de encubrimiento o mala gestión de la pederastia clerical.

En un comunicado, el portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni, mostró su “vergüenza” ante el estudio independiente, al que Roma dará “justa atención” una vez lo estudie, porque “por el momento no conoce el contenido”.

 Remordimiento y cercanía a las víctimas

Y es que Roma desea “reiterar el sentimiento de vergüenza y el remordimiento por los abusos sobre menores cometidos por el clero, confirma la declaración vaticana, que insiste en que “la Santa Sede asegura su cercanía a todas las víctimas y confirma el camino que ha emprendido para tutelar a los pequeños, garantizándoles espacios seguros”.

“El Vaticano considera que debe dar la justa atención al documento (…). En los próximos días, tras su publicación, lo podrá ver y podrá oportunamente examinar los detalles”, concluyó Bruni.

El documento encargado por la archidiócesis de Múnich a un equipo de abogados, que fue presentado hoy, atribuye a Benedicto XVI no haber actuado al menos en cuatro casos conocidos ocurridos bajo su jerarquía y destaca que el pontífice alemán ha rebatido “contundentemente” estas acusaciones.

El documento contempla casos de abusos sexuales ocurridos en el seno de la Iglesia católica en esa archidiócesis desde la postguerra y hasta prácticamente la actualidad. Ratzinger fue arzobispo de Múnich entre 1977 y 1982, antes de convertirse en prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

En dos de los casos atribuidos al periodo en que Ratzinger estuvo al frente de esa archidiócesis, los abusos fueron presuntamente cometidos por dos clérigos que prestaban asistencia espiritual y contra los cuales no se actuó en absoluto.

Sin “interés reconocible” en actuar contra los abusos

Los responsables del informe consideran “poco creíble” la reacción del ahora papa emérito rechazando esas inculpaciones y sostienen, en cambio, que por parte de Ratzinger no hubo “ningún interés reconocible” en actuar frente a ellos.

Asimismo, se muestran convencidos los investigadores de que Ratzinger tuvo conocimiento del caso del párroco identificado como Peter H., quien en 1980 fue trasladado del obispado de Essen al de Múnich tras haber sido acusado de pederasta y que en su nuevo destino siguió cometiendo abusos.

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“Me siento corresponsable de lo ocurrido”: Cardenal Marx, ‘avergonzado’ por el informe sobre abusos en la archidiócesis de Múnich

El documento señala al papa emérito y al propio arzobispo

El cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Múnich, se declaró este jueves “conmocionado y avergonzado” tras la publicación de un informe sobre el encubrimiento de abusos sexuales en esa archidiócesis alemana que también incluye al papa emérito Benedicto XVI.

Mis primeros pensamientos son para los afectados por los abusos sexuales, que han experimentado daño y sufrimiento a manos de representantes de la Iglesia, sacerdotes y otros empleados eclesiásticos,” afirmó, durante una breve comparecencia retransmitida en directo.

El informe, encargado por el propio Marx, expresidente de la Conferencia Episcopal alemana, determina que el papa emérito, responsable de la archidiócesis de Múnich y Freising entre los años 1977 y 1982, tuvo una conducta reprochable al no haber actuado ante los abusos en al menos cuatro casos. Según el despacho de abogados que elaboró el informe, de 1.700 páginas, existe una “elevada posibilidad” de que Joseph Ratzinger tuviera conocimiento de los casos, algo que el papa emérito rechaza.

El documento también señala, entre otros, al propio Marx por su comportamiento en relación con dos casos de presuntos abusos y además le atribuye no prestar suficiente atención a ese tipo de comportamientos.

El cardenal arzobispo presentó su renuncia al papa Francisco el año pasado ante las dimensiones de los abusos sexuales encubiertos por la Iglesia católica en Alemania durante décadas, pero éste la rechazó.

Marx explicó que, debido al volumen del informe, las instituciones eclesiásticas se hallan ahora analizándolo y presentarán un primer posicionamiento al respecto el jueves de la semana que viene.

“Me siento co-responsable de lo que ha ocurrido con la institución de la Iglesia en las últimas décadas,” afirmó Marx y añadió que “sabemos desde hace años que la Iglesia no tomaba en serio los abusos sexuales, que los perpetradores a menudo no fueron cuestionados y que los responsables miraron hacia otro lado”.

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Gänswein: “Benedicto XVI manifiesta su conmoción y vergüenza por los abusos a menores cometidos por clérigos”

“Benedicto XVI no ha conocido el informe del bufete Westpfahl-Spilker-Wastl, que tiene más de 1.000 páginas, hasta esta tarde”. Esta ha sido la reacción del secretario personal de Joseph Ratzinger, Georg Gänswein, ante la publicación del informe que señala el posible encubrimiento del Papa emérito en la gestión de cuatro casos de abusos mientras era arzobispo de Múnich.

“El Papa emérito, como ya ha repetido varias veces durante los años de su pontificado, manifiesta su conmoción y vergüenza por los abusos a menores cometidos por clérigos, y expresa su cercanía personal y su oración por todas las víctimas, algunas de las cuales ha conocido con ocasión de sus viajes apostólicos”, recalcó Gänswein, quien anunció que “en los próximos días (Ratzinger) examinará el texto con la atención necesaria”.

Sigue…

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Ratzinger, contra el matrimonio homosexual: “Es una deformación de la conciencia”

Lunes, 20 de septiembre de 2021
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4308ED57-36C6-4DA3-93FB-808D64766690El ex Papa Benedicto XVI criticó duramente el matrimonio igualitario como resultado de una “deformación de la conciencia” que está en “contradicción con todas las culturas de la humanidad anteriormente sucesivas“. En la introducción de una nueva antología de sus propios escritos sobre Europa, el ex Papa atacó el movimiento de las naciones europeas para expandir los derechos matrimoniales a las parejas del mismo sexo. Esa introducción se publicó en Il Foglio, una publicación italiana.

Tan cerca de tener que rendir cuentas… y sigue con su inmisericorde discurso homófobo. Recordemos que, en su momento, Ratzinger trató, hasta en tres ocasiones, de convencer a Zapatero para que no aprobara el matrimonio igualitario. Le aconsejamos cuidar  estos berrinches, sobre todo porque poco importa ya lo que diga o escriba, y menos con estos tintes milenaristas y apocalípticos. Y qué esta ensalada ultramontana, que coloca la Tradición sobre el ser humano, sea prologada por Francisco demuestra su auténtico talante.

Ya no existe criterio (…), todas las formas de sexualidad son equivalentes”

Ratzinger  publica su último libro, “La verdadera Europa: Identidad y misión, prologado por Francisco

“Con la legalización del ‘matrimonio del mismo sexo’ en 16 países europeos, el asunto del matrimonio y la familia ha tomado una nueva dimensión que no puede ignorarse“, asegura Benedicto XVI

El concepto de matrimonio homosexual es “una contradicción con todas las culturas de la humanidad que han seguido hasta ahora, y esto significa una revolución cultural que es opuesta a toda la tradición de la humanidad hasta hoy”

“La fertilidad, naturalmente, puede pensarse incluso sin sexualidad”, con un “plan de producción de humanos racionalmente”, con lo que el ser humano “ya no es concebido ni generado, sino hecho”

El siguiente paso, según Ratzinger, indica que si se puede planear hacer vida, también es verdad que se puede planear destruirla, alertando que el creciente apoyo al suicidio asistido y la eutanasia parece ser un “fin planeado para acabar con la vida de alguien como parte integral de la tendencia descrita”.

“Con la legalización del ‘matrimonio del mismo sexo’ en 16 países europeos, el asunto del matrimonio y la familia ha tomado una nueva dimensión que no puede ignorarse”. El Papa emérito, Benedicto XVI, vuelve a la carga Y lo hace con un libro, “La verdadera Europa: Identidad y misión”, prologado por Francisco, en el que califica el matrimonio homosexual de “distorsión de la conciencia“.

“Presenciamos una distorsión de la conciencia que evidentemente ha penetrado profundamente en sectores de personas católicas, escribe Ratzinger, quien cuestiona que la respuesta pueda darse “con un poco de moralismo o incluso con algunas referencias exegéticas”. “Este problema es más profundo y por lo tanto debe ser respondido en sus términos fundamentales”, precisa.

Revolución cultural opuesta a la tradición

En su introducción, Benedicto XVI sostiene que el concepto de “matrimonio del mismo sexo” es “una contradicción con todas las culturas de la humanidad que han seguido hasta ahora, y esto significa una revolución cultural que es opuesta a toda la tradición de la humanidad hasta hoy.

El Papa Emérito resalta que no hay duda de que las distintas culturas tienen diversas concepciones morales y jurídicas sobre el matrimonio y la familia, como las profundas diferencias entre monogamia y poligamia. Una cuestión, que en cambio, no ha cuestionado la procreación.

“La certeza básica de que la humanidad existe como masculina y femenina, y que la transmisión de la vida sirve a esta tarea y que, en esta, más allá de todas las diferencias, en esto consiste esencialmente el matrimonio, es una certeza original que ha sido obvia para la humanidad hasta ahora”, sostiene el Papa, quien arremete contra la píldora anticonceptiva y la separación de la fertilidad y la sexualidad.

Plan de producción de humanos”

“Esta separación significa, de hecho, que de esta manera todas las formas de sexualidad son equivalentes. Ya no existe un criterio fundamental”. Y es que, añade, desde la separación de sexualidad de la fertilidad, continúa, llega lo contrario: “La fertilidad, naturalmente, puede pensarse incluso sin sexualidad”, con un “plan de producción de humanos racionalmente”, con lo que el ser humano “ya no es concebido ni generado, sino hecho”.

El siguiente paso, según Ratzinger, indica que si se puede planear hacer vida, también es verdad que se puede planear destruirla, alertando que el creciente apoyo al suicidio asistido y la eutanasia parece ser un “fin planeado para acabar con la vida de alguien como parte integral de la tendencia descrita”.

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El último y sentido llamamiento de Benedicto XVI para que Europa redescubra y reafirme su verdadero origen e identidad que la han hecho grande y modelo de belleza y humanidad. No se trata de imponer las verdades de la fe como fundamento de Europa, sino de hacer una elección razonable que reconozca que es más natural y justo vivir “como si Dios existiera” que “como si Dios no existiera”. Así como en un tiempo no muy lejano el Papa Juan XXIII hizo un llamado a las grandes naciones de Europa y Occidente para evitar una guerra nuclear devastadora, así hoy el Papa Emérito Benedicto XVI se dirige a toda Europa y a Occidente por última vez porque, solo redescubriendo su propia alma, pueden salvarse a sí mismos y al mundo de la autodestrucción. “Con la claridad, la accesibilidad inmediata y al mismo tiempo la profundidad que le son propias, el Papa emérito aquí perfila magníficamente esa” idea de Europa “que sin duda inspiró a sus padres fundadores y que está en la base de su grandeza. y cuya ofuscación definitiva sancionaría su decadencia general e irreversible ”. (De la introducción del Papa Francisco)

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La presentación del ex Papa es desafortunada en dos niveles. Primero, simplemente está el asunto de que Benedicto continúe publicando en la era del Papa Francisco. Esta cuestión de cómo debe comportarse el Papa emérito, una cuestión que no se aborda desde el siglo XII, se está resolviendo en tiempo real, por lo que seguramente habrá dificultades. Pero cuando los nuevos escritos ocasionales de Benedicto son tan disonantes del énfasis del Papa actual en ser personas pastorales y acompañantes, es un problema.

En segundo lugar, cuando escribe o habla, Benedict parece obsesionado con las personas LGBTQ. El año pasado, llamó al matrimonio igualitario “absurdo” y lo vinculó con el Anticristo. En 2019, vinculó el abuso sexual en la iglesia con una “camarilla homosexual”. Una vez más, tal lenguaje y pensamiento contrasta fuertemente con el Papa Francisco, quien esta semana dejó en claro su apoyo a las uniones civiles entre personas del mismo sexo.

Tanto como Joseph Ratzinger como como Papa, Benedicto XVI ha sido un teólogo notable en el siglo XX, incluso si gran parte de su último trabajo es lamentable para las personas LGBTQ, defensores de la libertad académica y otros. Pero con su continua insistencia en denigrar a algunos del pueblo de Dios, asegura que el trabajo anti-LGBTQ será una parte definitoria de ese legado. En momentos como este, Benedicto XVI debería recordar su promesa sobre la elección del Papa Francisco de alejarse de la atención pública y optar por no decir nada en absoluto.

Fuente Religión Digital/Edizioni Cantagalli/NewWays Ministry

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El teólogo alemán Magnus Striet, tilda de “pura fantasía” las palabras de Ratzinger en su nueva biografía

Viernes, 8 de mayo de 2020
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Magnus StrietMagnus Striet, catedrático en Friburgo, contesta a Benedicto XVI

 “Joseph Ratzinger no entiende lo que son las sociedades modernas y el estado secular”

La afirmación de Ratzinger de una dictadura global es pura fantasía. Magnus Striet, catedrático de Teología Fundamental en la Facultad Católica de Teología de la Universidad de Friburgo, ha contestado al adelanto editorial del próximo libro-biografía que Peter Seewald ha publicado sobre Benedicto XVI.

En su escrito de respuesta, publicado por la web de la Iglesia alemana, el teólogo Striet lamenta la letanía que Ratzinger ha escuchado una y otra vez sobre la sociedad moderna. Con sus errores, como el de la “dictadura del relativismo” que hace aprobar el matrimonio homosexual, pues “en regímenes totalitarios o populistas, las condiciones de vida de las personas con orientación homosexual se deterioran”. Por tanto, añade Striet,la observación de una dictadura global es pura fantasía.

Del mismo modo, el profesor discute el planteamiento de Benedicto XVI sobre la existencia de un “credo anticristiano” en las sociedades modernas. “Joseph Ratzinger no entiende lo que son las sociedades modernas y el estado secular”, se cuestiona, insistiendo en que los ciudadanos “pueden vivir su credo cristiano, ya sea de forma individual o comunitaria, y lo mismo se aplica a personas con diferente credo. El único requisito es que no entren en conflicto con la ley vigente”.

“Por lo tanto -prosigue Striet-, a nadie se le niega el derecho a exigir una estricta legislación antiaborto o a creer en la buena tradición bíblica de que la homosexualidad es un pecado”. De ahí, a que eso sea norma, va un mundo.

Y es que, sostiene el teólogo de Friburgo, la sociedad de la que habla Ratzinger no existe o, al menos, “no es de ninguna manera anti-religiosa, porque las autoridades religiosas ya no son “autoridades culturalmente trascendentes”. “Joseph Ratzinger puede afirmar que en Alemania existe un falso y absurdo humanismo se opone al credo cristiano: recibirá críticas por pare de un país que practica la democracia, no por hostilidad”.

Sobre su condición de Papa emérito, Striet insiste en que los historiadores de la Iglesia afirman con rotundidad que no puede haber dos papas, aunque Ratzinger sí lo admite. Cabe señalar que no escribe si ha habido un Papa emérito, sino si puede haberlo, apunta entre signos de admiración.

Finalmente, Ratzinger afirma que las diaconisas y sacerdotisas nunca existieron. “Los historiadores están de acuerdo en esto, pero ¿no pueden existir en el futuro?”. “Imaginemos que nunca ha habido una aceptación moral-teológica de las parejas homosexuales en la historia de la iglesia y que Juan Pablo II ha enseñado una teología del cuerpo que excluye definitivamente el reconocimiento de tales parejas. ¿No puede, sin embargo, tener lugar tal reconocimiento en el futuro? Finalmente, también hay una razón teológicamente creativa para el hecho de que pueda haber el nuevo título y luego probablemente también el nuevo cargo de un Papa emérito, argumenta el teólogo.

“Personalmente -concluye- creo que Joseph Ratzinger tiene una buena dosis de auto-ironía, pues “es completamente imposible que él, que se describió a sí mismo como el “simple trabajador de la viña del Señor”, eligiera el título de Papa emérito por razones de vanidad”.

“Honestamente, me es indiferente si Dios considera razonable el oficio de un Papa emérito. Encuentro más urgente la pregunta de qué pasa con aquellos que tienen que vivir diariamente con el miedo existencial desnudo y qué tiene que decir la fe de la oración de Jesús al respecto. O cómo esta fe se relaciona con situaciones ‘problemáticas’ que éticamente ya no son decisivas”.

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“Aunque volvamos a ser doce”, por Beto Vargas

Miércoles, 11 de diciembre de 2024
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12 - 1De su blog Dios en minúscula:

La verdad de Jesús es dejar de postergar la cercanía de dios “Aunque volvamos a ser doce” 

“Los Doce” significa: una comunidad capaz de alcanzar al mundo entero.

Jesús tejió una moral de cercanía y proximidad.

La verdad en la escritura es una fuente de confianza en uno mismo, en la vida y en las manos que sostienen la existencia.

Debemos defender la verdad a toda costa, aunque volvamos a ser doce” es la frase completa, tal como es posteada y reposteada por curas, youtubers e influencers de la pataleta cultural, que no alcanzan a ponerse de acuerdo en si la pronunció Karol Wojtyla, Joseph Ratzinger o un judaizante de los que se infiltraron entre los gálatas en los días en los que Pablo no tenía inconveniente en escribir palabras malsonantes en sus cartas, sin anticipar que sus escritos serían considerados palabra de dios unos siglos después.

Hay varios inconvenientes con esta famosa frase, copy/paste preferido de los intolerantes de nuestros días: Empezando por el final, nunca “fuimos” doce. El número usado en los evangelios para el grupo de los apóstoles no es el número de los amigos de Jesús, ni de sus discípulos, ni siquiera es en sentido estricto el número de los “enviados”. Tampoco es el número de los ungidos por Jesús para ninguna tarea jerárquica en una institución que no existía para el año 30, ni para el 60, ni para el 90, ni para el 180 después de Cristo. El 12 es un número simbólico, como tantos otros en la biblia – casi todos – que tiene una connotación ancestral, histórica en el sentido de identidad con las raíces. Le da al movimiento de Jesús una característica de continuidad respecto de Israel.

Si para el nuevo testamento decir que Jesús tuvo un grupo de 12 es una forma de decir que lo de Jesús era un “nuevo Israel”, también ese número trae del antiguo testamento otra fuerte carga simbólica que hace referencia a la comunidad, a la tribu, al clan que se hace familia y sobre el cual, la religión del post-exilio fue elaborando una promesa: Por medio de esas tribus llegaría la luz y la misericordia del Señor a todos los pueblos de la tierra. Por eso luego, en la matemática cifrada del apocalipsis de ese cristianismo cautivo de finales del siglo I y comienzos del II, esa misma idea se expresaría bajo la cifra 144.000 que nos habla de una comunidad capaz de alcanzar al mundo entero.

Usar el doce como una cifra que expresa un grupo reducido, una pequeña porción de radicales fieles a lo que consideran su verdad, una élite de bienaventurados que se autodenominan perseguidos porque su obstinada religión excluyente los aleja de la comunión, no solo demuestra una lamentable manipulación del texto bíblico, sino una teología opuesta a la revelación, en la que dios no se ofrece a la humanidad, sino que se reserva a una porción a la que ellos, fieles y únicos capaces de comprender, pertenecen. El cristianismo no es ni puede ser jamás un movimiento de contracción porque nació como una expansión seductora e incluyente, que se extendió a fuerza de contagio y adaptación, pues de cada cultura hacia la que se esparcía la buena nueva la comunidad iba acogiendo formas, expresiones y preguntas que le hicieron nunca reducirse a un uniforme doctrinal, litúrgico ni moral de una única sede, al menos durante sus primeros doscientos años.

Luego está la expresión “a toda costa”, que refleja muy bien el ánimo y la convicción de estos herederos de la cristiandad guerrerista e imperial, con sus summas y catecismos de teología monárquica y tiránica, en la que la buena noticia no tiene cabida porque el anuncio ha sido reemplazado por la imposición de un aparato doctrinal cerrado y unilateral, incapaz de ofrecer sentido sobre la realidad o arrojar luz sobre la incertidumbre de quienes la viven. Una imposición carente de humanismo, de ética, desde la que califican con absolutos las más variadas situaciones de la gente común, desde la que intentan que todos los creyentes sientan que son poca cosa, que son tontos y manipulables, que son confundidos desde todos los espectros de la vida, y que solo sus frases, sus clichés apologéticos, pueden salvarles. Ya no se trata solo de aquel exabrupto institucional: “fuera de la iglesia no hay salvación”, sino que fuera de la facción tridentina, juanpablosegundista y catecismática, no hay ni salvación, ni redención, ni liberación; aunque dentro tampoco haya nada.

A toda costa implica justificar los medios porque el fin que persiguen es “la salvación de las almas”, pues a esta gente 17 siglos de antropologías no han logrado moverlos un centímetro del platonismo de Agustín; y para lograrlo es permitido mentir sobre la historia de la iglesia, ocultar las inconsistencias de los últimos siglos de magisterio, tergiversar las cifras, los datos, los testimonios y las conclusiones de las investigaciones sobre abusos, porque aunque la Biblia sea escrita y pida ser leída desde la perspectiva de los marginados; el fin que persiguen les justifica convertirla en un vademécum de sus propios privilegios y soberbias.

No se puede hacer iglesia “a toda costa”, ni se puede proponer la buena nueva “a toda costa”. No sin traicionar la esencia de la misión y la propuesta de Cristo, que no quiso convertir una sola palabra de la escritura en dogma inalterable, sino que acercó a cada persona al dios que acoge las realidades y las repara, según lo que cada uno es y necesita, y que tejió con sus seguidores una moral de cercanía y proximidad. Una moral samaritana. No hay dos tratos iguales en los encuentros de Jesús en el evangelio. Tampoco hay imposiciones religiosas. No seguimos a un estratega del proselitismo que preparó a un ejército de apologetas, sino a un sanador de enfermedades que acercó a sus amigas y amigos al dolor del mundo, y los envió a curar ese dolor.

El tercer y más grave problema de esta mentalidad – reduccionista y maniquea – de la ortodoxia de nuestros días, es el asunto de “Defender la verdad”. Una vocación ‘aristocrática’ que en principio entiende que la verdad es una afirmación, o un conjunto de afirmaciones que cumplen con las reglas de un aparato lógico aunque sus fundamentos consistan en olvidar toda lógica a la hora de literalizar el lenguaje mítico de los textos bíblicos o las analogías con las que los padres de la iglesia interpretaron ese lenguaje. Esa facción que con orgullo se autopercibe medieval, contrarrevolucionaria y guardiana de la tradición se precia de su rigidez y fundamentalismo en la defensa de la existencia del demonio – le tienen un cariño especial a ese oponente que su dios acusador no necesita – o del infierno, de la composición y taxonomía de los ángeles, de la metafísica aristotélica que hace posible la eucaristía (Para qué un Cenáculo teniendo un Liceo), de la necesidad inaplazable de un purgatorio dantesco, entre otros; pero a la vez se vuelve amplia, relativista y hermenéutica cuando se trata de las palabras del pentateuco sobre el derecho de propiedad, o las de los profetas sobre la primacía de las víctimas, o las de Jesús sobre el perdón o el dinero, o las de Pablo sobre lo que tendrían que hacer con sus prepucios los que no pueden deshacerse de sus prejuicios (también en Gálatas, versículo 12 del capítulo cinco, por cierto).

Hay que ver la cara de asco o de risita burlona que les sale a estos ‘defensores de la verdad’ cuando pronuncian la palabra “nefasto” o “intrínsecamente perverso” al referirse a las auténticas búsquedas desde las que las humanidades intentan resolver los desafíos heredados de épocas de segregación y exterminio. Hay que oír las lamentaciones y extensas quejas ante las experiencias que prueban las personas que no encuentran en esa facción repelente de la iglesia más que propuestas de piedad que nada tienen que ofrecer aparte de altas dosis de superstición. Que a los pueblos les cierren las fronteras, que tantos se ahoguen en deudas, que miles no sepan que hacer con su ansiedad, que, en fin, la vida no encuentre un asidero, no es importante para esta cofradía de curas, músicos, youtubers y “creadores de contenido”, desde que las personas sepan que el comunismo es malo, que el feminismo es malo, que el ambientalismo es malo, que el modernismo es malo y que el actual Papa es demasiado comunista, feminista, ambientalista y modernista. La ‘verdad’, para ellos es antagonismo, oposición, negación, es fijación y petrificación, es el motor inmóvil, apagado y sin combustible. La verdad ortodoxa es sepulcro, blanqueado, no vacío.

La verdad en la escritura, en cambio, es una fuente de confianza en uno mismo, en la vida y en las manos que sostienen la existencia; es un asidero ante la crudeza de los tiempos, de las desigualdades y el desamor; es una posibilidad de autenticidad y libertad en medio de las tiranías y sus intentos por quitarnos lo más personal de nosotros mismos. La verdad de Jesús es dejar de postergar la cercanía de dios, que hace posible la paz, la alegría, la resistencia cuando azotan la tempestad o el vendaval. La verdad de Cristo no necesita ser defendida, porque no es susceptible a ataques ni sofismas, sino inspirada en el interior de las personas como una luz que se hace brújula y hoguera, y evidente en la forma de tejer vínculos que hacen posible que cada quien se descubra como un ser valioso, capaz de ofrecer lo suyo, con un enorme aporte para dar y con una auténtica familia a la cual acogerse. La verdad cristiana no es un contenido ante el cual debamos decir: “sí creo” y quedarnos tranquilos porque no negamos lo que dijeron unos señores eclesiásticos con pretensión de infalibilidad, sino un acto en el que una y otra vez dejamos ver que vivimos desde la confianza, que elegimos desde la cercanía, y que celebramos desde la autenticidad; y que intentamos nunca cederle el timón a la malicia, la sospecha, al escrúpulo o el prejuicio, aunque quienes los tienen por dogma los vendan con etiqueta de “Verdad”.

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“Las apariciones y la María del Evangelio”, por Pedro Miguel Lamet

Sábado, 26 de octubre de 2024
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IMG_7837Leído en su blog:

¿Se ha aparecido realmente la Virgen en Medjugorje?

Ha llegado la respuesta de la Iglesia sobre Medjugorje. Pero la polémica sobre las apariciones viene de antiguo

Apariciones: ensayo crítico“,  del padre Staehlin analizaba entre otros prodigios el de Fátima y desmitificaba muchos pretendidos hechos sobrenaturales.

Ratzinger “apretó los tornillos al Papa para que no diese pie a que pudiera interpretar que había alguna revelación en Fátima

En noviembre de 1980, Juan Pablo II explicó por qué no se había revelado el famoso secreto de Fátima

Lucía se cambió de convento. Al parecer , tenía mal carácter “y se enfadaba mucho”. Según su testimonio y memorias, que escribió por mandato de sus superiores, tuvo otras apariciones en sus años de vida en el monasterio

Vivimos un momento ávido de maravillosismo. Si no se cree en Dios o no se vive una auténtica espiritualidad,  se busca el fenómeno sorprendente, también fuera de la Iglesia

Me rechinan esos textos donde la madre de Jesús aparece anunciando calamidades, fustigando a los pecadores, con una teología de los años cuarenta

¿Se ha aparecido realmente la Virgen en Medjugorje? Durante quince años los numerosos peregrinos que acuden continuamente a este santuario y experimentan frecuentes fenómenos inexplicables, entre ellos no pocos de oración conversión, han esperado la respuesta de la Iglesia a esta pregunta. Además, ¿quién no tiene un familiar o conocido que han visitado este lugar o incluso es decidido partidario del mismo?

Pues bien, el veredicto de la Iglesia no aprueba la sobrenaturalidad de esas apariciones, pero sí su culto, las peregrinaciones y el valor de Medjugorje para el fomento de la devoción a la Virgen. La Doctrina de la Fe, de acuerdo con las nuevas normas sobre apariciones aprobadas el pasado 4 de mayo, dice textualmente que su decisión “no significa reconocer como reales los supuestos acontecimientos sobrenaturales, sino sólo resaltar que, dentro de este fenómeno espiritual de Medjugorje, el Espíritu Santo obra provechosamente para el bien de todos”. Esta misma postura acaba de mantener recientemente también con pretendidas apariciones acaecidas en el norte de Italia y Extremadura.

POLÉMICA SOBRE FÁTIMA

La polémica sobre las apariciones viene de antiguo. Recuerdo un famoso libro publicado en 1954 por el jesuita español de origen austriaco Carlos María Staehlin, obra que, a pesar de haber pasado por nueve censores, según me contaba él mismo, fue retirada de la circulación por decisión jerárquica. Apariciones: ensayo crítico, analizaba entre otros prodigios el de Fátima y desmitificaba muchos pretendidos hechos sobrenaturales. Por ejemplo, daba cuenta de los errores de algunas profecías de la vidente Lucía en Fátima, como la fecha del fin de la Primera Guerra Mundial el 17 de octubre de 1917. De hecho, la gran conflagración no acabaría hasta el año siguiente. Pero el padre Staehlin, tras la retirada de su riguroso estudio, se vio obligado a cambiar de trabajo y dedicarse al estudio del cine, convirtiéndose por cierto en uno de sus principales  teóricos, gran especialista en concreto en Ingmar Bergman.

                Otro episodio lo viví como informador años después, en tiempos de Juan Pablo II. El 13 de mayo de 1982, al año justo del atentado de Ali Agca, el papa visiblemente emocionado había doblado su rodilla a los pies de la Virgen de Fátima en Cova de Iría. En aquella ocasión dijo: “He visto un reclamo de atención hacia el mensaje que partió de aquí hace sesenta y cinco años”. En declaraciones a los periodistas no dudó en relacionar la perestroika con las profecías de la Virgen de Fátima; se entrevistó durante veinte minutos con Sor Lucía y coloca la bala que le atravesó el abdomen en la corona de la imagen de María.

IMG_7838Esta aceptación pública de una revelación privada, que para un católico no es obligado creer por no encontrarse entre los dogmas, ya que la revelación autentica termina con el Nuevo Testamento, molestó al entonces propio “guardián de la ortodoxia” y mano derecha del Papa en temas de doctrina, cardenal Joseph Ratzinger. Según contó el entonces arzobispo de Tarragona, Ramón Torrella, en una entrevista, este cardenal “apretó los tornillos al Papa para que no diese pie a que pudiera interpretar que había alguna revelación en Fátima. Yo me limité a decirle: ‘Mire, Santo Padre, yo lo que digo es que usted no puede nombrar ni una sola vez ‘Rusia’. Si usted en Fátima nombra la palabra ‘Rusia’, al día siguiente se interrumpen las relaciones ecuménicas del Patriarcado de Moscú con Roma’”. De hecho estas relaciones se hicieron cada vez más difíciles y Torrella nunca llegó al cardenalato, que según algunos se merecía. A pesar de ello Juan Pablo II hizo publicar a Ratzinger un documento sobre la explicación de su atentado conectándolo con Fátima.

Durante una conversación con un reducido grupo de peregrinos en la plaza de la catedral de Fulda, en Alemania occidental, en noviembre de 1980, Juan Pablo II explicó por qué no se había revelado el famoso secreto de Fátima. El papa respondió que “la gravedad de su contenido” podría provocar una respuesta hostil por parte del “poder del comunismo internacional”, lo que tenía que evitar la Iglesia por razones de diplomacia. Aludió luego  una parte del mensaje: cuando los océanos cubrirán ciertas partes de la tierra, y desde ese momento millones de hombres perecerán”. Y añadió sobre la Iglesia: “Tendremos que prepararnos a sufrir largas y grandes pruebas que requerirán de nosotros incluso el sacrificio de nuestras vidas por Cristo”. El Papa exhortó luego a la oración y a la renovación “porque es aún posible evitar las pruebas”.

SANTIDAD Y APARICIONES

Curiosamente “el papa de la sonrisa”, Juan Pablo I, tuvo también relación con Fátima. Su hermano, Eduardo Luciani, contó que cuando su hermano Albino oía hablar de Fátima se levantaba muy turbado porque, al parecer, Lucía le había comunicado la brevedad de su pontificado. Las hipótesis en torno al secreto han sido muchas: la guerra nuclear, catástrofes ecológicas y desastres espirituales.

Sobre la credibilidad dada por el papa Wojtyla a Fátima, los teólogos insisten que es una preferencia personal que no obliga a la fe, en la que un católico es libre de creer o no. A este propósito se cita la amistad de Juan Pablo II con el famoso padre Pío de Pietrelcina, el capuchino que tenía en sus pies y manos los estigmas de la Pasión y facultades de videncia. Cuando Karol Wojtyla lo visitó de estudiante, el fraile le predijo que sería elegido papa y que moriría mártir. De hecho, el proceso de beatificación de este singular personaje estaba hacia años bloqueado por sus predecesores. Cuando Wojtyla ascendió a la sede de Pedro, lo volvió a poner en marcha hasta canonizarlo. Hoy su santuario es muy visitado y goza de gran devoción sobre toda en Italia. Sus biógrafos, incluso los más favorables, cuentan historias sorprendentes, como sus luchas personales con el demonio -grabadas por orden de Juan XXIII-, o la construcción del mayor hospital del sur de Italia, sin permiso de sus superiores.

Por otra parte, conviene recordar que Lucía Ingresó religiosa en 1925 en las doroteas de Túy, como humilde hermana lega. En 1934 hizo los votos perpetuos, pero no perseveró en la congregación. En 1946 consiguió la necesaria autorización para pasarse a las carmelitas de Coímbra, pero no ya como hermana lega, sino como una religiosa de coro, lo que suponía un rango mayor. Al parecer la vidente de Fátima, según testigos, tenía mal carácter “y se enfadaba mucho”. Según su testimonio y memorias, que escribió por mandato de sus superiores, tuvo otras apariciones en sus años de vida en el monasterio.

 El 19 de febrero de 2006, un año después de su fallecimiento, su cuerpo fue trasladado desde Coímbra hasta el Santuario de Fátima, donde fue sepultada junto a sus primos. hoy en los altares -sin duda con razón, solo eran dos niños inocentes y humildes- Jacinta y Francisco Marto. El 14 de febrero de 2008, en la catedral de Coímbra, el cardenal José Saraiva Martins, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, en ocasión del aniversario de la muerte de Sor Lucía, hizo público el inicio de la fase diocesana de la causa de beatificación, atendiendo la petición del obispo de Coímbra Albino Mamede Cleto. Sor Lucía fue declarada Venerable por el papa Francisco en junio de 2023.

Staehlin en su libro distingue entre las apariciones y la santidad de los videntes, entre las “obras”, por las que “los conoceréis”, según Jesús, y otros fenómenos que pueden tener otras explicaciones. Citaba por ejemplo el caso de un protestante que tenía en manos y pies los estigmas, pero no solía abrir ni por el forro su Biblia llena de polvo. Para el jesuita las virtudes heroicas de santa Bernardette de Lourdes constituyen el verdadero argumento de sobrenaturalidad.

En mi opinión vivimos un momento ávido de maravillosismo. Si no se cree en Dios o no se vive una auténtica espiritualidad, gracias a la pura fe o la vida de oración, se busca el fenómeno sorprendente, también fuera de la Iglesia. Eso muestra la afición a los programas milenaritas, las sicofonías, los ovnis, poltergueists y demás misterios de andar por casa. Dentro de la Iglesia siempre ha existido la necesidad de lo extraordinario, de ver lo invisible, tocar las llagas como Tomás, demostrar palpablemente. No digo que no exista el milagro, pero en el Nuevo Testamento, como señalan los biblistas, es más un signo del Reino que una prueba irrefutable. Nunca vamos a encontrar la prueba incuestionable de la verdad en el prodigio, porque, si no, creería todo el mundo.

Respecto a María, la aldeana de Nazaret que dijo “” a Dios, me rechinan esos textos donde la madre de Jesús aparece anunciando calamidades, fustigando a los pecadores, con una teología de los años cuarenta centrada en el infierno, el purgatorio, los malos, el pecado. La María de veras es la de la Anunciación, el abrazo alegre a su pariente Isabel, la solitaria de Nazaret, cuando Jesús parte; la madre dolorida de la calle de la amargura y al pie de la cruz, la que nos recibe como hijos, la que con los apóstoles se llena del Espíritu Santo. Nunca una diosa, sino una mujer del pueblo, querida de Dios y llena de gracia.

Que hay gente a la que  ayudan las apariciones para confirmar su fe, bien; está en su derecho, pero que no nos quieran imponer con eso una Iglesia antediluviana, lejana a la verdad de la palabra del Evangelio, la mejor tradición y los auténticos santos.

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Gustavo Gutiérrez (1928- 2024). Voz de un tiempo, voz de un continente

Viernes, 25 de octubre de 2024
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Del blog de Xabier Pikaza:

El derecho de los pobres a hablar de Dios:  En honor de Gustavo Gutiérrez (1928-2024), por Mariano delgado*

Redes Cristianas: “Gustavo Gutiérrez, teólogo, uno de los ‘hombres decisivos’

Gustavo Gutiérrez: Hacia un magisterio de las víctimas, por Joseba Kamiruaga, cmf

Gustavo Gutiérrez, “Tomasito de América Latina“, por José Ignacio González Faus

La de Gustavo Gutiérrez es una gran pérdida para la Iglesia latinoamericana y caribeña y universal

Teólogo católico peruano. Ha estudiado filosofía y teología en Lovaina, Lyon y Roma y ha sido uno de los fundadores y quizá el mayor de los promotores de la Teología de la liberación, escribiendo en esa línea algunas de las obras cristianas más significativas de la segunda mitad del siglo XX.

Compartí su mesa y casa en Lima a finales de los años 70 del siglo pasado. He presentado y defendido su teología en diversos lugares y obras. Él me estimó con su amistad. Reproduzco aquí las páginas que le dedique en Diccionario de Pensadores Cristianos, VD, Estella 2010, 401-404 en cuya portada aparece en línea 4,  columna 4, tras Congar, Juan de la Cruz y Tony de Mello, buena compañía.

En el día de su muerte estamos de luto todos los que le hemos querido y hemos aprendido de su escuela. Somos un poco más felices y cristianos porque él ha vivido y se ha comprometido por el evangelio verdadero  de la vida

 Una vida llena de Dios y de humanidad

Ha vivido básicamente en Perú, donde, por presiones de la jerarquía, no ha podido enseñar de un modo consecuente en la Facultad de Teología de la Universidad Católica, ni ha podido fundar escuela. El año 1998 ha ingresado en la Orden Dominicana desde donde realiza una intensa labor testimonial y cultural al servicio de lo que siempre ha sido pasión: que la teología pueda ser voz de libertad para los pobres.

Se le considera fundador y primer representante de la Teología de la liberación, no sólo por la obra de ese nombre, publicada por primera vez en Montevideo (1969), sino por su trayectoria personal, al servicio de un pensamiento cristiano que se arraigue en la realidad social cristiano y que esté comprometido al servicio de una liberación de los hombres, desde la perspectiva de la Iglesia. Gutiérrez ha elaborado su pensamiento en un contexto de cristianismo establecido que ha sacralizado de hecho las estructuras existentes de colonización (siglo XVI-XVII) y después de opresión generalizada.

De esa forma ha querido pasar de un cristianismo “sacral” (que legitima desde Dios el orden existente, para anunciar un Reino de Dios que vendrá de forma trascendente en el futuro) a un cristianismo “social”, que anuncia y prepara el Reino de Dios en este mismo mundo. Frente a un orden “fijista”, donde se supone que las estructuras sociales existentes (que oprimen a los pobres) han sido queridas por Dios, en su forma actual, Gutiérrez propone un cambio de estructuras económicas, sociales y políticas, desde el evangelio, para servicio de los hombres (y especialmente de los pobres).

Su propuesta y proyecto, vinculado a los diversos movimientos de promoción social y de concientización que estaban surgiendo en América Latina, vino a presentarse como un programa de transformación del pensamiento y de la vida cristiana, en una línea práctica, no teórica. Había sonado la hora de un cambio mayor en el pensamiento y en la vida de los cristianos.

Teólogo sospechado

Es normal que muchos aplaudieran y secundaran la propuesta de Gutiérrez, mientras que otros muchos se sintieron amenazados, no sólo en un plano social, sino incluso en un plano eclesial. No se trataba de un pequeño cambio de matices, sino de una orientación distinta de toda la teología y la vida cristiana. Se trataba de poner la “praxis” (el compromiso activo) en el punto de partida de la reflexión y de la vida cristiana.

Se iniciaba un camino “epocal”, un giro copernicano. Muchos cristianos se dieron cuenta de que se estaba poniendo en marcha un movimiento imparable de transformación cristiana, en un plano práctico y teórico. La mayoría de los cristianos del pueblo de alegraron del cambio. Algunos gobiernos que apoyaban el orden social existente (y las doctrinas de seguridad nacional) tuvieron miedo. En el mismo Vaticano fueron muchos los que tuvieron miedo de los cambios y, entre ellos, el Cardenal Ratzinger, que velaba por la ortodoxia tradicional.

Un intento de condena

El año 1983, El Cardenal Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, envió a la Conferencia Episcopal de Perú unasObservaciones sobre la Teología de Gustavo Gutiérrez, de tipo crítico, en las que le acusaba de los siguientes “errores”:

a. utilización de un método de interpretación marxista de la realidad, abandonando la filosofía clásica de la escolástica;

b. una lectura selectiva y parcial de los textos bíblicos, identificando de una forma poco crítica el símbolo religioso de los pobres de Yahvé con los explotados sociales del capitalismo moderno;

c. una noción reducida y poco exacta del término “Reino de Dios”, como si ese Reino se edificara a través de unos medios económicos y políticos y se abandonaran los aspectos más específicamente religiosos de la iglesia.

En la primavera de 1985 los obispos de Perú fueron convocados a Roma, para tratar del “asunto Gutiérrez” y el Cardenal Ratzinger ejerció sobre ellos una fuerte presión para que le condenaran.

Yo vivía por aquellos meses en Roma y puedo recordar la emoción con que algunos venerables obispos peruanos (nada partidarios de audacias teológicas) me contaron su oposición al intento de Ratzinger, añadiendo que no tenía sentido “obligarles” a condenar a un hermano creyente comprometido con los pobres. Gutiérrez no fue condenado, pero tuvo que escribir y escribió una Respuesta a las observaciones que le habían enviado (está publicada en R. Jiménez, Teología de la Liberación, Bogotá 1986).

Gutiérrez mantuvo su compromiso eclesial de base y así, con el paso de los años, ha venido a convertirse en una figura venerable de la teología y del pensamiento católico, un hombre reconocido a quien han galardonado con los más diversos premios: Es Caballero de la Legión de Honor (Francia); Doctor Honoris Causa por la Universidad de San Marcos de Lima y miembro de la Academia Peruana de la Lengua.

El año 2003, junto con el periodista polaco R Kapuscinski, recibió en España el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades (el más significativo en un país de lengua castellana) por su preocupación por los sectores más desfavorecidos y por ser modelo ético admirable de tolerancia y de profundidad humanística. A pesar de esas distinciones, no ha logrado un reconocimiento básico en su iglesia diocesana de Lima (Perú), donde su vida y obra se ha mirado con sospecha. Para mantener su libertad y para encontrar un espacio de fraternidad solidaria en la Iglesia, como ya he señalado, el año 1998, ingresó en la Orden de Santo Domingo, viviendo de ordinario en la comunidad de Lyon, en Francia.

Teología y realidad social

El rasgo más significativo del pensamiento de G. Gutiérrez está en su forma de entender el método teológico. La teología de occidente, a partir de su encuentro con el helenismo, en el siglo IV, se ha venido desarrollando como una “ciencia teórica”, que vincula la aportación bíblica con el pensamiento teórico, en el plano del conocimiento, dentro de una visión sacralizada y jerárquica de la realidad. Ha sido en el fondo una teología para el sostenimiento del orden establecido, tanto en plano político como económico.

Pues bien, la teología de la liberación no comienza con elementos teóricos, sino observando la realidad y adentrándose en ella, de un modo comprometido, al servicio de la causa de Dios, como hicieron los profetas y como hizo, de un modo especial, Jesús de Nazaret, que no era un teórico, sino un mensajero y promotor del Reino de Dios. Para eso, sin olvidar el aporte de la filosofía, la teología de la liberación se sitúa, más bien, en la línea de las ciencias sociales, no para dejarse manejar por ellas, sino para conocer mejor el mundo real y para transformarlo, a partir de la escucha de la Palabra de Dios. En ese campo puede apelarse (y a veces se ha apelado) al análisis del marxismo, pero no como filosofía teórica (o como metafísica atea), sino como herramienta de análisis social y de conocimiento de la realidad.

El marxismo no ha sido, por tanto, un presupuesto ni un punto de partida, sino una posible ayuda para el mejor conocimiento de la realidad en un plano económico y social (no metafísico, ni religioso). La palabra central de la teología de la liberación no proviene del marxismo, ni de ninguna teoría sociológica, sino de la experiencia bíblica, es decir, de la Palabra de Dios, tal como resuena en el Éxodo en la voz de los Profetas, de un modo especial, en la vida y pascua de Jesús.

Eso ha permitido que la teología deje de estar en manos del pensamiento establecido (al servicio de la sacralidad de un sistema que se entiende como expresión de la voluntad de Dios), y pueda desarrollarse como ciencia práctica, al servicio de la expansión del evangelio y de la liberación de los hombres. En esa línea, como introducción al pensamiento de Gutiérrez recojo algunos pasajes de su obra clásica, donde pone de relieve la unión que existe entre Dios-Trinidad y los pobres. La opción liberadora a favor de los deriva de la misma experiencia de Dios.

«Liberación del hombre y crecimiento del Reino se encaminan hacia la comunión plena de los hombres con Dios y de los hombres entre ellos. Tienen el mismo objetivo, pero no se dirigen a él por caminos paralelos, ni siquiera convergentes.

El crecimiento del Reino es un proceso que se da históricamente en la liberación en tanto que está significa una mayor realización del hombre, la condición de una sociedad nueva, pero que no se agota en ella. Realizándose en hechos históricos, liberadores, denuncia sus límites, sus ambigüedades, anuncia su cumplimiento pleno y lo impulsa efectivamente a la comunión total. No estamos ante una identificación. Sin acontecimientos históricos liberadores no hay crecimiento del Reino, pero el proceso de liberación no habrá vencido las raíces mismas de la opresión, de la explotación del hombre por el hombre, sino con el advenimiento del Reino, que es ante todo un don… En Cristo y por el Espíritu, la globalidad del proceso liberador alcanza su pleno sentido» (cf. Teología de la liberación, Salamanca 1972, 238-240).

«La iglesia está en un mundo escindido en clases sociales antagónicas, tanto a escala universal como a nivel local. Presente en nuestra sociedad, la iglesia no puede pretender ignorar un hecho que se impone a ella, más todavía, que está dentro de ella. En efecto, los cristianos son hombres pertenecientes a clases sociales opuestas. Los cristianos son hombres pertenecientes a clases sociales opuestas, lo que significa que la comunidad cristiana misma está atravesada de parte a parte por esta división social. No es posible hablar de unidad de la iglesia sin tener en cuenta las condiciones concretas de su situación en el mundo…

En un mundo radicalmente escindido la función de la comunidad eclesial es luchar contra las causas profundas de división entre los hombres… Los caminos que llevan a acoger en la historia el don de la unidad en Cristo y su Espíritu atraviesan parajes no eclesiásticos. Nace así un nuevo tipo de ecumenismo» (Ibid 258-262).

Un testimonio nada sospechoso. Gerhard L. Müller

que ha sido Prefecto de la Congregación de la Doctrina de la fe y que es ahora una de las voces críticas más duras contra el Pontiicado de Francisco, publicó ha publicado en diversos medios una reflexión a favor de G. Gutiérrez. Müller ha sido catedrático de Teología Dogmática en la Universidad Ludwig Maximilian, de Munich y es autor de Dogmática: teoría y práctica de la teología (Herder 1998) que se ha difundido entre los medios tradicionales de la Iglesia. Por eso, su testimonio sobre G. Gutiérrez puede ser más significativo.

«La teología de la liberación está para mí unida al rostro de Gustavo Gutiérrez. En el año 1988 participé junto con otros teólogos de Alemania y Austria… en un curso con esta temática, que tuvo lugar en el ya entonces famoso Instituto Bartolomé de las Casas. En aquel momento yo llevaba ya dos años enseñando Dogmática en la universidad de Munich. Como profesor de Teología me eran naturalmente familiares los textos y los representantes conocidos de este movimiento teológico, surgido en Latinoamérica, pero sobre el que se discutía en todo el mundo, sobre todo a raíz de las observaciones en parte críticas de la Comisión Internacional de Teólogos de la Congregación para la Doctrina de la Fe y de las declaraciones en 1984 y 1986 de la Congregación misma, presidida por el cardenal Joseph Ratzinger, nuestro actual Papa Benedicto. Con el seminario dirigido por Gustavo Gutiérrez se produjo en mí un giro de la reflexión académica sobre una nueva concepción teológica hacia la experiencia con los hombres para los que había sido desarrollada esa teología. Para mi propio desarrollo teológico ha sido decisiva esta inversión en el enfoque de prioridad de la teoría a la práctica hacia un proceder en tres pasos “ver, juzgar, actuar”.

Los participantes en ese seminario llegábamos abarrotados de innumerables conocimientos sobre el origen y el desarrollo de la teología de la liberación y por eso discutimos ante todo sobre el análisis de la situación a la que se le reprochaba una ingenua cercanía con el marxismo. Nos eran familiares las declaraciones de la Conferencia del episcopado latinoamericano de Medellín y Puebla. De ahí el debate de si en esas declaraciones se pretendía hacer del cristianismo una especie de programa político de liberación, en el que, en determinadas circunstancias, se tolerara incluso la violencia revolucionaria contra personas y cosas.

Algunos sospechaban que la teología de la liberación servía para legitimar la violencia terrorista al servicio de la legítima revolución, mientras que otros la usaron como argumento para ese fin. Lo primero que nos enseño Gustavo fue a comprender que aquí se trata de teología y no de política. En línea con las grandes encíclicas sociales de los papas, Gutiérrez marcó también de forma clara la diferencia entre teología de la liberación y ética social católica. Mientras que la ética social se fundamenta en el derecho natural y pretende asegurar las bases de un estado social y justo apoyándose en los principios de personalidad, subsidiaridad y solidaridad, la teología de la liberación es un programa práctico y teórico que pretende comprender el mundo, la historia y la sociedad y transformarlos a la luz de la propia revelación sobrenatural de Dios como salvador y liberador del hombre» (cf: www.adital.com.br/site/noticia.asp?lang=ES&cod=36660 ).

El pensamiento de G. Gutiérrez

Se ha convertido en uno de los lugares de referencia fundamentales de la teología de segunda mitad del siglo XX y de comienzos del XXI. Lo que él ha propuesto y pensado forma parte del mejor tesoro del pensamiento cristiano de la actualidad. Entre sus obras básicas:

  1. Hacia una teología de la liberación (Montevideo 1969); Teología de la liberación (Salamanca 1972);
  2. La verdad os hará libres (Lima 1986);En busca de los pobres de Jesucristo (Lima 1983);
  3. Beber en su propio pozo. En el itinerario espiritual de un pueblo (Salamanca 1984),
  4. El Dios de la vida (Lima 1982);
  5. Hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente, una reflexión sobre el Libro de Job (Salamanca 1988);
  6. Dios o el oro de las Indias (Salamanca 1990).

Cristianismo (Iglesias), Espiritualidad, General, Iglesia Católica ,

24.9. Virgen de la Merced, santa María de la Carne

Miércoles, 25 de septiembre de 2024
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Del blog de Xabier Pikaza:

Carne somos, humanidad del Dios enamorado, que habita en nosotros

Carne de Dios son los hambrientos, exilados, migrantes y cautivos (Mt 25,31-46), carne de María, madre y amiga de Dios, Virgen de Merced, Redentora de Cautivos.

En contra de ese Dios, en-carnado en  la humanidad sufriente, se alzaron al principio de la iglesia muchos “sabios” (gnósticos, conocedores). En oposición a ellos surgió la verdadera iglesia.

En oposición a unos gnósticos modernos quiero hoy celebrar el día de la Merced de Dios que es María, redentora de cautivos,  recordando la historia de unos gnósticos antiguos, pretendidos  teólogos cristianos (cristianos superiores), que se ocuparon de su pretendido Dios interior, pero sin encarnación redentora, rechazando lo que dirá Ireneo: Caro cardo salutis.

Tomas cristiano “sabio”, no quería compartir los dolores  de la historia. 

El  evangelio de Tomás [1] está cerca de la “gran Iglesia”, pues contiene textos de tradición venerable de comunidades antiguas (como la del Q) y apela a dos de “hermanos” de Jesús: Judas-Tomás, el Mellizo, en cuyo nombre se inscribe  (EvTom, inscriptio y num 13) y Jacobo, el Justo, por quien fueron hechos el cielo y la tierra (EvTom 12)… Pero no acepta el evangelio de la carne, rechaza  en el fondo a María, la virgen de la Carne, redentora de cautivos.

 Pero, conforme al testimonio de Jn 20, Tomás confesó al final la encarnación de la Palabra de Dios, metiendo su mano en la llaga del costado de Cristo muerto y  resucitado.

En contra del evangelio de Tomas, el evangelio de Juan confiesa encarnación del Logos de Dios (Jn 1, 14), insistiendo  en su historia de carne, como Hijo de María. Juan pone a la Virgen María a los pies de la Cruz, acompañando, liberando a los oprimidos.

En esa línea, vincula la salvación con la muerte histórica de Jesús, y no con un tipo de gnosis intimista. Por eso apela al nacimiento y muerte la  de Jesús y puede elaborar una mariología de carácter histórico (a la que se habría sumado al fin el mismo Tomás).

En contra  Jn 20 (donde Tomás al fin se convierte y mete la mano en la herida del costado de Jesús), el Ev Tomás que nosotros conservamos (=EvTom) tiende a rechazar la carne (muerte corporal) de Jesús,  desentendiéndose del sufrimiento de los hombres.

La Virgen de la Merced, que hoy celebramos, va en contra de un evangelio gnóstico como el de Tomas… porque no quiere encarnarse en el sufrimiento de la historia y redimir a los cautivos. 

La gnosis ha sido y, en algún sentido, sigue siendo la herejía principal de la iglesia cristiana (por su negación de la carne, encarnación), en la línea de las religiones de oriente (hinduismo, budismo, tao). Éstos son, presentados de un modo casi telegráfico los rasgos fundamentales de una  mariología de tendencia gnóstica, que está al fondo del Evangelio de Tomás que sigue estando, al menos veladamente, al fondo de un cristianismo actual de tipo advaita, no dualista, de puro intimismo, sin alteridad, sin comunicación social/eclesial, sin historia [2]:

 Devaluación de la alteridad cada uno quiere salvarse sólo a sí mismo.

En los evangelios canónicos, María pertenece a la vida histórica de Jesús, esto es, a su “carne”, como mujer israelita, vinculada de un modo muy intenso a la esperanza mesiánica (social) de su pueblo. No es un signo femenino de la humanidad caída, sino una persona que realiza una función positiva en el despliegue de la salvación.

            En contra del evangelio social de la madre de Jesús, buscando un tipo de “salvación interior”, el evangelio de Tomás devalúa las relaciones sociales y el compromiso  radical por la justicia, entre hombres y mujeres, convirtiendo de hecho a hombres y mujeres en solitarios, buscando a Dios (buscándose a sí mismos en su puro interior, en su desierto y silencio ante Dios).

EvTom 79 ha podido acoger el logion de Lc 11, 27-28 con la palabra de la mujer (¡Bendito el vientre que te llevó..!) y la respuesta de Jesús (¡Benditos los que han escuchado la palabra del Padre!), añadiendo las palabras apocalípticas de Lc 23, 19: “¡Bendito el vientre que no ha concebido y los pechos que no amamantado” (cf. Mt 24, 19). Pero lo que Mateo y Lucas interpretan como expresión de angustia apocalíptica  (miedo de las madres por los hijos que se pierden), se vuelve en EvTom rechazo de la maternidad en cuanto tal.

            Desde ese fondo se entiende la cita de Mc 3, 31-35, contenida en EvTom 99 donde que no es crítica de la familia en cuanto tal, sino de un tipo familia cerrada en sus propios intereses de Jesús, sino a todo tipo de “familia carnal”. En la línea avanzas EvTom 101 que, partiendo de Mt 10, 37-38 (¡quien no odia a su padre y a su madre…!), se establece una distinción radical entre las dos madres: (a) La madre carnal (como María, la de Jesús) que le engendra a Jesús en un mundo de pecado. (b) En contra de María, la madre verdadera (que es el Espíritu de Dios) engendra y alumbra a la Vida verdadera, sin carne. La tradición sinóptica vinculaba los dos planos, afirmando que María había concebido realmente por obra del Espíritu Santo, siendo así madre carnal y espiritual (cf. Lc 1; Mt 1). EvTom los contrapone, devaluando la carne de la historia (en contra de Jn 1, 14), para interpretar el nacimiento de Jesús en un plano de puro Espíritu.

En soledad con Dios, sin historia humana.

Por eso dice EvTom 105: “Quien conozca a su padre y a su madre, será llamado hijo de prostituta”. Conocer significa valorar y vincularse. En esa línea, como mujer-madre de este mundo, María ha sido esclava del pecado, de manear que podemos llamarla prostituta. No es carne buena, al servicio de la Vida, sino carne caída, dominada por el deseo de placer y por la muerte. Como madre en este mundo, María ha sido simplemente pecadora. Conocer a esa madre significa encerrarse en este mundo prostituido. Por eso es normal que EvTom no haya desarrollado una mariología consecuente (en contra del evangelio de Juan).

Cada uno es padre-madre de sí mismo, no debe ocuparse de los otros.

EvTom devalúa, según eso, toda dependencia de origen (de concepción maculada y nacimiento en este mundo pecado), y toda relación social, entendida como experiencia mundana de “carne”. Por eso, como madre del mundo, María no es mediadora ni signo de engendramiento de vida. Ella no puede ofrecer a Jesús un lugar y sentido en la existencia, pues su maternidad está vinculada al sexo “pecador” y a la carne caída y de muerte. Lógicamente, el signo de la verdadera humanidad serán los niños pre-sexuados, que no tienen vergüenza, pues no se identifican por su cuerpo masculino o femenino (cf. EvTom 21, 37). Por eso es necesario hacerse pequeños, superando el sexo (cf. EvTom 46), siendo así solitarios: “¡Bienaventurados los solitarios y elegidos, porque encontraréis el Reino. Como habéis salido de él, a él volveréis!” (EvTom 49).

En soledad individual, sin relación real/esencial con otros.

En su relación con Dios, los gnósticos son solitarios, sin madre: provienen de la luz, son como chispas que brotan de Padre viviente y que vuelven de nuevo al descanso del Padre (cf. EvTom 50), pero no forman parte de este mundo que no es madre, sino sepultura (cf. EvTom 56). Por eso, la mariología no puede entenderse como “guía de vivientes” (personas que nacen de la vida, en vida de amor crecen y se comunican con otros y n amor culminan resucitando en Dios), sino como memoria o recordatorio de muertos; por eso, quien se sepa muerto, y así viva como muerto al mundo, ha superado esta vida de muerte (cf. EvTom 86).

            Por eso puede añadir: “Los cielos y la tierra se enrollarán delante de vosotros, pero el que vive del Viviente no verá la muerte”, pues ha superado el nivel de perecimiento (cf. EvTom 111). No hay Madre que pueda ayudarles en la vida, pues por ella han nacido los hombres a la muerte. Frente a la religión de María (Madre del Cristo de Carne en el mundo), la religión de la gnosis verdadera es descubrimiento y culto de la muere. Lo que importa no es nacer, sino superar el nacimiento, no es dar y compartir vida, sino renunciar a ella.

Sin matrimonio. Renuncia a las bodas, rechazo de los otros.

El tema aparece al comienzo del evangelio de Juan (Jn 2, bodas de Caná). En contra de un tipo de Gnosis que rechaza el matrimonio como expresión de la carne/pecado, Cristo está presente en unas bodas, ratificando así el valor mesiánico (divino) del matrimonio. De manera muy significativa en esas bodas no está sólo Cristo con sus discípulos, sino también (y de un modo especial) su madre, que aparece de hecho como “primera invitada”, como si las bodas de este mundo formaran parte de la identidad de su madre (que aparece así como expresión, representación del pueblo de Israel. Según eso, las bodas de María, como tales, son bodas de pecado, que necesitan aguas de purificación y penitencia. Por eso había allí seishydriai lythinai. Seis, pues el “siete” es el número de la gracia, hydriai lithinai, recipientes de piedra, con agua para purificarse

            La madre está en las bodas y de esa forma las ratifica con su presencia. Pero sabe que en ellas bodas falta al vida,   de manera que solo hay en ellas “agua de purificaciones”. Ella tiene cierta sabiduría (conoce el pecado: las bodas del mundo, pero es incapaz de superarlo) son pecado. Es como si en las bodas de la madre (del pueblo de Israel) sólo hubiera agua para purificarse. Ella sabe que las bodas como tales son impura, impuras a causa de la mujer, cuyo contacto lleva a la muerte (como ratificaba ya en la Biblia de los LXX el libro de Tobías, donde el que purifica a los novios y en especial a la novia es el ángel Rafael). Por eso, en principio, la gnosis del evangelio de Tomas prohíbe el matrimonio como pecado, y rechaza a la mujer de las bodas como pecadora.

La madre de Jesús en las bodas, quiere vino para todos 

El evangelio de Juan contra el de Tomas. La madre, en cuanto tal, no puede convertir el agua en vino (no puede purificar, transformar), pero puede decir y dice a Jesús su Hijo “no tienen vino”. La madre de las bodas de Caná (Jn 2) va en contra de la teología gnóstica de las bodas de Tomás, pues ella le dice a Jesús “no tienen vino”, invitándole, por tanto, a santificar las bodas. Conforme al evangelio de Juan (con su afirmación central: la Palabra se ha hecho carne: Jn 1, 14) las bodas de Caná empiezan significando un “desposorio en la carne”, con el riesgo de quedarse en ella (en la pura carne, es decir, en el nivel del agua de las purificaciones.

            Pues bien, desde el trasfondo del evangelio de Juan, el agua de purificación de las bodas se puede convertir y se convierte por la palabra y presencia de Jesús (verbo encarnado) en vino de gratuidad, es decir, de comunicación personal de vida, en la línea de la gran “parábola” de vino y de la vida (cf Jn 15, 1-17). Jesús mismo es en un sentido el vino de las bodas de los hombres y mujeres del mundo. En esa línea, siendo comunicación de vida de carne, las bodas son comunicación total de vida, de unos seres humanos a otros, varones y mujeres.

            Este relato de las Bodas de Caná, en la que está presente el mismo Jesús como “vino” (dador de vino) constituye un elemento fundamental de la mariología del Evangelio de Juan y de todo el Nuevo Testamento. Ella, la madre, no es la boda (no es el vino, ni es la “instauradora” de las nuevas bodas,  pero marca el camino de Jesús (que es la boda, que es el vino de bodas), Según eso, la madre de Jesús (María), formando parte de un mundo de bodas antiguas (agua de purificaciones) abre por de Jesús el camino de las nuevas bodas,  que son la experiencia fuerte del vino de amor compartido.

En contra de eso, el Evangelio gnóstico de Tomas quiere unas bodas de de pura interioridad, cada uno a solas consigo mismo, 

sin lugar para la Madre ni para la comunicación real del varon y la mujer (de los esposos), pues sólo los solitarios (los que renuncian a toda relación sexual o maternidad mundana) “entrarán en la cámara nupcial” (lugar de las bodas verdaderas; cf. EvTom 75).

Cámara nupcial, bodas sin carne, sin generación de vida.

Las bodas gnósticas no son de agua de purificaciones, como empezaron siendo las de Caná, pero tampoco son bodas “reales”, de varones y mujeres, pues van en contra de toda dualidad sexual, de todo encuentro en la carne, de toda generación, de manera que el varón no sea ya varón, ni la hembra sea hembra, trascendiendo trascendiendo así toda dualidad, toda diferencia  (cf. EvTom 22) y  en contra de Gal 3, 28 que habla de comunión corporal en igualdad personal, y en contra de Jn 1, 14, donde se dice que la palabra/comunicación de Dios se hace carne. Estas bodas gnósticas (=bodas sin boda, sin carne) constituyen una experiencia de identificación interior con Dios y de superación de las dualidades somáticas y personales (cf. ApTom 106).

          En este contexto se puede hablar de una eucaristía espiritual y sapiencial, que consiste en “comer de la boca” de Dios (cf. ApTom 108), sin necesidad de compartir la comida y bebida con los hambriento de pan concreto de la tierra (en contra del mensaje  Mt 25, 31-46 y de la carta canónica de Jacobo, hermano del Señor). Esta sabiduría gnóstica se encuentra especialmente vinculada a las mujeres de la tradición del evangelio, Salomé y María Magdalena, que no son “mujeres” reales, sino “espíritus incorporales”, a diferencia de María  Madre de Jesús, que es una mujer de carne y hueso, presencia (madre) de Dios en su carnalidad.   Como representante de todas las mujeres aparece ahora Salomé (cf. Mc 15, 40 y 16, 1), como mujer-espíritu, persona desencarnada que pregunta a Jesús:

¿Quién eres tú, hombre y de quien procedes? Has subido a mi lecho y has comido en mi mesa. Jesús le dijo: ‘Yo soy el que procede del que es igual…’ Salomé le dijo: ‘yo soy tu discípula'” (EvTom 61).

           Ser discípula significa identificarse interiormente con Jesús (igual al Igual, que es Dios), superando así toda diferencia, en comunicación del lecho y comida, es decir, de sabiduría interior con Dios, en una especie de matrimonio de identificación mística. Ser discípula significa ser Cristo supra-carnal, espíritu en la tierra, pero sin carne ni historia, en eternidad de presencia. En esta cámara nupcial  (en el interior de las bodas de Dios) cada creyente se identifica con Cristo “desencarnado· (Cristo espíritu, sin carne), superando así la “historia carnal” de Jesús histórico, Hijo de María.

Culminando esta línea aparece al final María Magdalena, no la madre histórica/carnal de Jesús, no como mujer histórica,  carnal, sino como figura de la sabiduría, convergida  “varón” espiritual. Pedro quiere expulsarla del grupo, pero Jesús la defiende:

            Yo la impulsaré para hacerla varón, a fin de que pueda ser un espíritu viviente, similar a vosotros, los varones. Porque cualquier mujer que se haga varón entrará en el Reino de los cielos” (EvTom 114).

 Así termina el evangelio, con la mujer que hecha varón, internamente unificada (mujer sin carne, en contra de Santa María de la Carne, de la que habla el Nuevo Testamente Canónico, de la que he querido hablar en todo este libro). superando la división de varones y mujeres, esto es, su identidad carnal histórica, como compañera del varón y madre de hijos.

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11.8.24. Dom 19 TO. Elías y Jesús, con Benedicto XVI. Bajar del monte, compartir la vida

Domingo, 11 de agosto de 2024
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IMG_6735Del blog de Xabier Pikaza:

La  eucaristía vincula  este domingo  a Elías con Jesús no sólo por los motivos normales del juicio de Dios y  la transfiguración, sino por las curaciones y el pan compartido. Que todos puedan comer, que haya, dignidad y amor para todos.

En ese contexto, a modo de contrapunto, quiero citar y comentar unas famosas palabras de J. Ratzinger que, sorprendido por la poderosa protesta de la juventud universitaria del año 1968, anunciaba la llegada de unos tiempos duros de rechazo y minorías elitistas en la Iglesia.

La  eucaristía de este domingo vincula a Elías con Jesús no sólo por los motivos normales del juicio de Dios y de la transfiguración,  con las curaciones y el pan compartido, sino con una más honda misión y presencia de vida y paz a favor de la salvación de muchos, si es que los “elegidos “bajan (bajamos) del monte..

IMG_6738En ese contexto, a modo de contrapunto, quiero citar y comentar unas famosas palabras de J. Ratzinger que, sorprendido por la poderosa protesta de la juventud universitaria del año 1968, anunciaba la llegada de unos tiempos duros de rechazo y persecución de la Iglesia. Sobotta me contó el miedo que habia pasado Ratzinger ante la protesta de algunos que habían entrado en el aula, la forma en que le ayudó y sacó del peligro K. Lehman, su ayudante, después Cardenal de Mainz y gran teólogo, etc.

1 Rey 18

1Reyes 19,4-8

En aquellos días, Elías continuó por el desierto una jornada de camino, y, al final, se sentó bajo una retama y se deseó la muerte: “¡Basta, Señor! ¡Quítame la vida, que yo no valgo más que mis padres!” Se echó bajo la remata y se durmió. De pronto un ángel lo tocó y le dijo: “¡Levántate, come!” Miró Elías, y vio a su cabecera un pan cocido sobre piedras y un jarro de agua. Comió, bebió y se volvió a echar. Pero el ángel del Señor le volvió a tocar y le dijo: “¡Levántate, come!, que el camino es superior a tus fuerzas.” Elías se levantó, comió y bebió, y, con la fuerza de aquel alimento, caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de Dios.´´

(sigue):´. 9 Allí se introdujo en la cueva y pasó la noche  …  Pasó entonces  Yavé por la boca de la cueva…13Al oírlo Elías, cubrió su rostro con el manto, salió y se mantuvo en pie a la entrada de la cueva. Le llegó una voz que le dijo: «¿Qué haces aquí, Elías?», 14y él respondió: «Ardo en celo por el Señor, Dios del universo, porque los hijos de Israel han abandonado tu alianza, derribado tus altares y pasado a espada a tus profetas; quedo yo solo y buscan mi vida para arrebatármela».

15Le dijo el Señor: «Vuelve a tu camino en dirección al desierto de Damasco. Cuando llegues, unge rey de Siria a Jazael, 16rey de Israel a Jehú, hijo de Nimsí, y profeta sucesor tuyo a Eliseo, hijo de Safat, de Abel Mejolá…8Dejaré un resto de siete mil en Israel: todas las rodillas que no se doblaron ante Baal y todas las bocas que no lo besaron…

Juan 6,41-51

Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo

En aquel tiempo, los judíos criticaban a Jesús porque había dicho: “Yo soy el pan bajado del cielo”, y decían: “No es éste Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?” Jesús tomó la palabra y les dijo: “No critiquéis. Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: “Serán todos discípulos de Dios.” Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí. No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ése ha visto al Padre. Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: éste es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan de vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi  cuerpo para vida de los hombres.

Comparación general entre Elías y Jesús

2CA919D9-C762-4F16-9232-00C5A2BB45BDElías, profeta del pan, se queja ante Dios diciendo… que han matado a todos los profetas, que queda a solas… Por eso sube al monte de Dios (Horeb) dispuesto a morir…

Pero Dios no se muestra como vengador violento (huracán, terremoto, fuego) sino como brisa suave de vida, diciéndole que vuelva… Que hay muchos que no no han inclinado la rodilla ante Baal, que comience su nueva tarea, no sólo en Israel, sino en el entorno de Siria… una tarea social y política, una tarea religiosa de regeneración, simbolizada por el pan.

Jesús es el profeta del pan de las multiplicaciones… Ha venido a dar su propia vida, su propia carne al servicio de los demás… Uno quieren ungirle rey (porque quieren que se dé mucho pan material),otros le abandonan y quieren perseguirle, pero él sigue ofreciéndoles su carne, esto es su vida… Queda con pocos,  las mayoría de los galileos que le han seguido se marchan porque no quieren su mesianismo, su iglesia, su futuro de reconciliación.

Conversión de Elías: Del Carmelo al Horeb.

  Elías empezó siendo una figura violenta y la  tradición israelita le vincula con al sacrificio del Carmelo, donde debía decidirse la identidad del Dios israelita y su diferencia respecto a los baales de la tierra palestina (cf. 1 Rey 18). Hubo un juicio de Dios, una ordalía, con el fuego de Dios, hecho rayo. Elías vence y manda matar a los profetas de Baal, degollados junto al río.

 «Elías dijo: respóndeme, oh Yahvé; respóndeme, para que este pueblo reconozca que tú, Yahvé, eres Dios, y que tú haces volver el corazón de ellos. Entonces cayó fuego de Yahvé, que consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo; y lamió el agua que estaba en la zanja. Al verlo toda la gente, se postraron sobre sus rostros y dijeron:  ¡Yahvé es Dios! ¡Yahvé es Dios! Entonces Elías les dijo: ¡Prended a los profetas de Baal! ¡Que no escape ninguno de ellos! Los prendieron, y Elías los hizo descender al arroyo de Quisón, y allí los degolló (1 Rey 18, 37-40).

Pero ese recuerdo de muerte, que ha marcado con dureza la historia posterior del judaísmo (y del mismo cristianismo), ha sido recreado (transformado)  por la experiencia de la conversión de Elías, en el monte Horeb,  donde él subió, como nuevo Moisés, para dialogar con Dios, buscándole ante todo como huracán, terremoto y fuego. Él se había opuesto por muchos años a los cultos de Baal, pero un día tuvo que darse por vencido: parecían haber fracaso sus esfuerzos y su lucha. Por eso quiso presentarse ante su Dios y emprendió el camino del Horeb, para morir en la presencia del Señor, que había querido hacerle su profeta.

El camino era duro y en medio de la marcha invocó la muerte: «¡Basta ya, oh Señor! ¡Quítame la vida, porque yo no soy mejor que mis padres! Se recostó bajo una retama y se durmió (para morir)» (1 Rey 19, 4-5). Pero Dios no respondió a la llamada de la muerte: no quiso acogerle en medio de la marcha y del cansancio, sino que le ofreció comida para que siguiera en su camino. Así siguió caminando hacia la montaña de Dios, cuarenta días y cuarenta noches.

«Allí se metió en la cueva, donde pasó la noche. Y he aquí que vino a él la palabra de Yahvé, que le preguntó: ¿Qué haces aquí, Elías? Y él respondió: He sentido un vivo celo por Yahvé, Dios de los Ejércitos, porque los hijos de Israel han abandonado tu pacto, han derribado tus altares y han matado a espada a tus profetas. Yo solo he quedado, y me buscan para quitarme la vida» (1 Rey 19, 9-10).

Elías quiere justificarse: ha venido ante Dios para pedirle cuentas y ahora está allí los dos, frente a frente: Elías, el hombre del fuego de Dios (cf. 1 Rey 18, 38-39; 2 Rey 1, 10.12) y el Dios que parece haberse olvidado de su fuego. Pero entonces Dios le manda que ponga en pie y que vea, que sienta, que discierna:

«Un grande y poderoso huracán destrozaba las montañas y rompía las peñas delante de Yahvé, pero no Yahvé no estaba en el huracán. Después del viento vino un terremoto, pero Yahvé no estaba en el terremoto. Después del terremoto hubo un fuego, pero Yahvé no estaba en el fuego. Después del fuego se oyó una brisa apacible y delicada. Y sucedió que al oírlo Elías, cubrió su cara con su manto, y salió y estuvo de pie a la entrada de la cueva. Y he aquí, vino a él una voz, y le preguntó: ¿Qué haces aquí, Elías?» (1 Rey 19, 11-13).

Nueva misión de Elías

En un primer momento se ha manifestado el Dios de Elías, que se expresa en los signos de ira y destrucción que él habría imaginado: este es el Dios del huracán, de terremoto y del fuego. Pues bien, éste no era el Dios verdadero, el que ha guiado a los israelitas lo largo de la historia. El verdadero Dos está en la brisa suave, después que han pasado los signos de la teofanía destructora, del volcán y del incendio en la montaña. Éste es el Dios del viento suave, de la brisa de amor, del agua de la vida. Éste es el Dios que le dice a Elías que vuelva, que empiece de nuevo:

«Ve, regresa por tu camino, por el desierto, a Damasco. Cuando llegues, ungirás a Hazael como rey de Siria. También ungirás como rey de Israel a Jehú hijo de Nimsí; y ungirás a Eliseo hijo de Safat, de Abel-Mejola, como profeta en tu lugar… Pues me he reservado en Israel a siete mil hombres que no han doblado las rodillas ante Baal, ni le han besado con sus labios» (1 Rey 19, 15-18).

Allí donde Elías pensaba que todo se hallaba terminado, tiene que volver para empezar de nuevo, poniendo en marcha nuevos caminos de historia en los reinos de Siria y de Israel que estaban enfrentados. Elías, profeta viejo y cansado, en diálogo con Dios sobre el monte del Horeb, vendrá a ser nuevamente mensajero de Dios en medio de la historia.

            El primer Dios de Elías debía revelarse a través de los signos de la ira y destrucción que él habría imaginado (como hará más tarde Juan Bautista: cf. Mt 3, 7-12). Pero el nuevo Elías de la Montaña sagrada descubrirá que el verdadero Dios, que ha guiado a los israelitas a lo largo de la historia, es brisa suave de amor creador. Si esta presencia del Dios de Elías la historia de Israel sería incomprensible.

Elías sanador.

Unido a Eliseo, su discípulo, Elías aparece no sólo como profeta del doble juicio de Dios (ordalía del Carmelo, brisa del Horeb; cf. 1 Rey 18-19), sino como profeta popular y carismático carismático, capaz de realizar milagros a favor de los enfermos, incluso más allá de las fronteras de Israel. Así puede decirse que, en conjunto, las historias de Elías y Eliseo (cf. 1 Rey 17-21 y 2 Rey 1-8) son ante todo historias de milagros con enfermos graves, como en el hijo de la viuda de Sarepta:

 «Cayó enfermo el hijo de la mujer… y su enfermedad fue tan grave que se le fue el aliento. Entonces ella dijo a Elías: ¿Qué tengo yo contigo, hombre de Dios? ¿Has venido a mí para traer a la memoria mis iniquidades y hacer morir a mi hijo? Y él le respondió: Dame a tu hijo. Lo tomó de su seno, lo llevó al altillo donde él habitaba y lo acostó sobre su cama… y dijo: ¡Yahvé, Dios mío! ¿Incluso a la viuda en cuya casa me hospedo has afligido, haciendo morir a su hijo?

Luego se tendió tres veces sobre el niño… diciendo: ¡Yahvé, Dios mío, te ruego que el aliento de este niño vuelva a su cuerpo! Yahvé escuchó la voz de Elías, y el aliento del niño volvió a su cuerpo, y revivió. Elías tomó al niño, lo bajó del altillo a la casa y lo entregó a su madre… que dijo a Elías: ¡Ahora reconozco que tú eres un hombre de Dios…! » (1 Rey 17, 17-24).

            Éste es Elías, profeta del juicio y del fuego (como destacará la tradición de Juan Bautista: cf. Mt 3, 9-12), pero también sanador carismático, que resucita al hijo de una viuda extranjera. Su discípulo Eliseo, fiel yahvista, cura la “lepra” de Naamán, general sirio, enemigo oficial de los israelitas (cf. 2 Rey 5). Éstas y otras narraciones circulaban en tiempo de Jesús y alimentaban la imaginación de muchos piadosos. Por eso, no resulta extraño que los cristianos le hayan visto al lado de Moisés (acompañando a Jesús: cf. Mc 9, 1-9 par) y hayan podido pensar que Jesús llamaba a Elías desde el madero del suplicio (Mc 15, 35-36; cf. Mal 3, 23-24; Eclo 48, 1-11).

Jesús, profeta como Elías, profeta de amor y sanación universal, no de juicio   

               Ambos están relacionados con el Norte de Israel (más que con Jerusalén) y no son sacerdotes, aunque Elías aparece como instaurador de una nueva sacralidad sobre el Carmelo (1 Rey 18). Jesús es como Elías un hombre celoso por la identidad de Dios (Yahvé, el Señor, es el único…), y al mismo tiempo es un profeta carismático, un profeta “sanador”, también como Elías, con quien se le compara repetidamente (cf. Mc 6, 15 y 8, 28), y de un modo especial en el momento de su muerte (cf. Mc 15, 35-36).

Quizá podemos suponer que Jesús quiso retomar el signo de Elías, que significativamente aparece al final de la Biblia Hebrea que terminaba con la promesa de Malaquías, diciendo que Elías ha de venir para: (a) restaurar a Israel, (b) convertir los corazones de los hijos a los padres y (c) preparar la llegada de Dios (cf. Ml 3, 1-2. 19. 22-24).

               Ciertamente, hay rasgos de esa profecía de Malaquías (y de la figura de Elías) que se aplican mejor a Juan Bautista (Ml 3, 1-2. 19), pero los más significativos (Malaquías 3, 22-24), parecen más cercanos a Jesús, que ha venido a reconciliar a los hijos con los padres (=restaurar a Israel), preparando la llegada salvadora de Dios. Es muy posible que tanto Juan* como Jesús se hayan sentido vinculados con Elías, pero lo han hecho en líneas distintas: Juan Bautista esperaba un Elías futuro, de juicio; Jesús, en cambio, supone que el signo de Elías se estaba cumpliendo en su mensaje y en sus signos milagrosos, es decir, en la curación de los enfermos.

Las curaciones de Jesús han surgido de su contacto real con los enfermos, pero ellas se inspiran en las historias de Elías y Eliseo, profetas carismáticos, sanadores de enfermos. No sabemos si Jesús había desplegado previamente capacidades sanadoras (antes de haber ido donde Juan Bautista), aunque podemos suponer que no, pues, de lo contrario, no se entendería bien su estancia ante el Jordán, en la línea del primer Elías. Leer más…

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“Concordia”, de Oswaldo Gallo Serrato, un nuevo blog LGTBIQ+ en Religión Digital.

Viernes, 7 de junio de 2024
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IMG_5134El Corazón habla al corazón

“Que este foro de creyentes LGTB+ sea un espacio donde la concordia sea la opción en un mundo de discordia”

Una de las discusiones teológicas más interesantes de los últimos siglos, concebida sobre todo en el contexto del inconcluso Concilio Vaticano I, es aquélla sobre el modo como la enseñanza de la Iglesia se desarrolla en la historia”

“Las personas LGBT+ creyentes existimos en todos los escenarios donde la Iglesia se precia de serlo”

“No hay ninguna diferencia, porque el Espíritu «no hace acepción de personas» (Hch 10, 34; Rm 2, 11; Gál 2, 6), entre la gracia que reciben creyentes heterosexuales y homosexuales, o entre creyentes cisgénero y transgénero”

“El testimonio que creyentes LGBT+ podemos dar de las muchas bendiciones con que Dios ha colmado nuestras vidas pretende encontrar, en este espacio virtual, un foro donde la concordia sea la opción en un mundo de discordia; un foro donde el Corazón hable a nuestro corazón, y también el nuestro al Suyo”

Una de las discusiones teológicas más interesantes de los últimos siglos, concebida sobre todo en el contexto del inconcluso Concilio Vaticano I, es aquélla sobre el modo como la enseñanza de la Iglesia se desarrolla en la historia. Contribuciones riquísimas al respecto las encontramos en las obras del santo cardenal Newman y más sofisticadas todavía en las de los exponentes de la nouvelle théologie, entre quienes destacaba un joven Joseph Ratzinger.

La apertura del Concilio Vaticano II fue vista por muchas personas como la conclusión nunca formalizada del concilio anterior, interrumpido por la caída de los Estados Pontificios. Casi un siglo transcurrió para que el debate entre modernistas y ultramontanos encontrara cauce entre las páginas de Lumen Gentium (§4):

«El Espíritu habita en la Iglesia y en los corazones de los creyentes como en un templo, ora en ellos y da testimonio de que son hijos adoptivos. Él conduce a la Iglesia a la verdad total, la une en la comunión y el servicio, la construye y dirige con diversos dones jerárquicos y carismáticos y la adorna con sus frutos. Con la fuerza del Evangelio, el Espíritu rejuvenece a la Iglesia, la renueva sin cesar y la lleva a la unión perfecta con su Esposo».

No hay ninguna diferencia, porque el Espíritu “no hace acepción de personas” (Hch 10, 34; Rm 2, 11; Gál 2, 6), entre la gracia que reciben creyentes heterosexuales y homosexuales, o entre creyentes cisgénero y transgénero. Es, sin embargo, la experiencia de la gracia la que cambia considerablemente en función de las condiciones desde las cuales se otorga.

Así, el testimonio que creyentes LGBT+ podemos dar de las muchas bendiciones con que Dios ha colmado nuestras vidas pretende encontrar, en este espacio virtual, un foro donde la concordia sea la opción en un mundo de discordia; un foro donde el Corazón hable a nuestro corazón, y también el nuestro al Suyo.

Las personas LGBT+ creyentes existimos en todos los escenarios donde la Iglesia se precia de serlo. Estamos en los grupos parroquiales y en los conventos y monasterios, en los seminarios, en las casas de formación, en el ministerio ordenado, en los coros, en los grupos de catequesis, en los diferentes ambientes de la pastoral social. Piensan en nosotros como quienes nos hemos alejado de la Iglesia, pero no es así. Es la Iglesia la que se ha alejado de nosotros. Sucede, más bien, que en muy pocos espacios católicos tenemos el privilegio de hablar de nuestra sexualidad en voz alta; las más de las veces nos vemos obligados a mantenerla en secreto, sobre todo por aquel prejuicio que confunde homosexualidad con pedofilia, tristemente extendido en muchos sectores del catolicismo contemporáneo.

IMG_5136La Iglesia, en su buen afán de combatir la crisis de pederastia, confundió una patología psiquiátrica con una orientación sexual: hizo así de las personas homosexuales el chivo expiatorio de los males que la aquejan. Prueba de ello es el apartheid sacramental que padecemos quienes, como yo, hemos contraído matrimonio: oficialmente, no podemos acceder a los sacramentos de la reconciliación ni de la eucaristía, ni al orden sagrado, y la unción de enfermos se nos condiciona a instancias de renunciar al proyecto de amor en el que nos comprometemos día a día. Y sin embargo, el Espíritu sopla en nuestros corazones aquella palabra que la Palabra nos enseñó: Abba!

La Iglesia hizo de las personas homosexuales el chivo expiatorio de los males que la aquejan

Contrario a lo que algunos piensan, la enseñanza de la Iglesia sobre las personas LGBT+ es muy reciente. Tan reciente que usa un término acuñado hace unas décadas para hablar de un fenómeno que hoy sabemos que no es patológico, y del que apenas estamos descubriendo tantos aspectos, lo mismo biológicos que culturales. Tan reciente que pretende abarcar en un sólo término, “homosexualidad”, un abanico de identidades y orientaciones que poco a poco vamos reconociendo como parte de la gran diversidad que es la naturaleza humana. Y es precisamente en el reconocimiento de esta diversidad —como diversa es también la Iglesia— que nuestras voces alaban al Creador por los dones con que su providencia se hace presente en nuestras vidas.

Es en el reconocimiento de la gran diversidad que es la naturaleza humana que nuestras voces alaban al Creador por los dones con que su providencia se hace presente en nuestras vidas

Que este espacio sea un sitio de reconciliación entre sectores que hace años dinamitaron puentes de cordialidad y comunicación, un sitio donde no temamos dar testimonio del Amor que nos amó primero, un sitio donde el sano desarrollo de la doctrina cristiana sobre personas LGBT+ se nutra a partir de los testimonios de quienes reconocemos en nosotros, como enseña el concilio, un templo donde el Espíritu ora. Que sea éste un pretexto para convencernos cada vez más de que en el Corazón de Jesús cabemos todos. Y todas y todes. Amén.

***

IMG_5135Oswaldo Gallo Serratos (Ciudad de México, 1992), filósofo y ensayista. Especialista en epistemología de la religión y en la obra del cardenal John Henry Newman. Conferencista en México, Estados Unidos y Cuba, autor de artículos y capítulos de libros sobre ética ambiental, filosofía de la cultura y filosofía de la religión.

Miembro de la Asociación Filosófica de México, de la Newman Association of America y de la Red Global de Católicos Arcoíris (GNRC, por sus siglas en inglés).

Objetivos y el alcance del blog: Concordia se propone ser un espacio de construcción de puentes ahí donde parece que hace años se dinamitaron entre la fe católica y la diversidad sexogenérica. El blog girará en torno a tres tipos de publicaciones:

a) Testimonios individuales y comunitarios sobre la experiencia de ser LGBT+ creyentes. Éstos con el objetivo de mostrar no sólo la compatibilidad de ambas realidades, sino de catalizar procesos de reconciliación y pacificación entre posturas aparentemente antagónicas, siempre bajo la luz del Espíritu que hace nuevas todas las cosas.

b) Exégesis bíblicas, específicamente pensadas desde la diversidad sexogenérica, con el fin de promover una vuelta a la tradición católica de la lectio divina y de contribuir, desde nuestras vidas, a una comprensión más completa de la Palabra en determinadas discusiones teológicas y pastorales.

c) Noticias comentadas sobre el acontecer de la Iglesia en relación con las personas LGBT+.

Existen varios espacios que tienen el mismo propósito que Concordia en otros medios, pero sobre todo angloparlantes. Esto ha provocado que la buena nueva en relación con estos temas parezca reducirse a una parte del mundo, dejando de lado prácticamente a toda Latinoamérica y España. Concordia incluirá lo mismo testimonios de creyentes LGBT+ de hispanoamérica y de cualquier otra parte del mundo donde la GNRC cuente con miembros o desde donde cualquier creyente desee unirse a este apostolado de reconciliación.

Su tono, fiel al sustantivo que le da origen, será siempre cordial, teniendo como modelo aquel Corazón que nos amó primero. Es ésta la razón por la cual la imagen escogida para el blog es la parte media del escudo de armas del santo cardenal Newman, con la esperanza de que podamos abrevar de su lema: Cor ad cor loquitur (“El corazón habla al corazón”).

Fuente Religión Digital

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50 años de ‘Ser cristiano’: En la historia de la teología contemporánea hay hitos que merecen ser recordados

Miércoles, 13 de marzo de 2024
Comentarios desactivados en 50 años de ‘Ser cristiano’: En la historia de la teología contemporánea hay hitos que merecen ser recordados

IMG_2518Del blog de Ricardo Miguel Martí Pensar un cristianismo incómodo:

El texto del teólogo suizo Hans Küng, publicado en 1974, entre las obras teológicas más sorprendentes

“En 1974, el teólogo suizo, Hans Küng publica “Ser cristiano” (Christ sein, Piper, 1974), un libro que se cuenta entre las obras teológicas más sorprendentes, no sólo de la década de los setenta, sino de toda la época posterior a la segunda guerra mundial”

“Su mérito es haber roto con las normas que regían en la teología sistemática católica y que encontrará con el paso de los años, tenaz resistencia entre los especialistas de esta disciplina, una resistencia que muchas veces se ha agotado en la crítica global o en el silencio altanero”

“En su autobiografía, Küng hace una confesión reveladora: “¿Cuánto tiempo llevo trabajando ya en mi “Introducción al cristianismoʺ, que pronto me gustaría tener lista?”

“Dejo de lado por ahora el entrecomillado donde refiere a ‘su’ introducción al cristianismo, que oculta una larga amistad y enfrentamiento con Joseph Ratzinger, y me detengo en el surgimiento de la obra”

“Con “Ser cristiano” se inauguró un tipo muy peculiar de libro teológico, una síntesis muy pensada de narración y reflexión. Pero lo que Küng narra como historia dramática, lo que ha de ser narrado, deja ver que este teólogo no ha “entendido” (“se ha apropiado”) una figura como la de Jesús”

En la historia de la teología contemporánea hay hitos que merecen ser recordados.

En 1974, el teólogo suizo, Hans Küng publica “Ser cristiano (Christ sein, Piper, 1974), un libro que se cuenta entre las obras teológicas más sorprendentes, no sólo de la década de los setenta, sino de toda la época posterior a la segunda guerra mundial. Su mérito es haber roto con las normas que regían en la teología sistemática católica y que encontrará con el paso de los años, tenaz resistencia entre los especialistas de esta disciplina, una resistencia que muchas veces se ha agotado en la crítica global o en el silencio altanero.

En su autobiografía, Küng hace una confesión reveladora: “¿Cuánto tiempo llevo trabajando ya en mi ‶Introducción al cristianismoʺ, que pronto me gustaría tener lista? En efecto, para terminar un libro tan abarcador y elaborado hasta el más mínimo detalle, hace falta paciencia y más paciencia. Requiere sentarse al escritorio una y otra vez y trabajar hasta bien entrada la noche; y ello, en medio de todas las controversias y luchas” (H. Küng, Verdad controvertida. Memorias. Madrid, Trotta, 2009, p. 415). Quien por oficio se dedica a estos menesteres y se gana la vida con ello, puede entender “algo” de lo que estas palabras significan. Dejo de lado por ahora el entrecomillado donde refiere a “su” introducción al cristianismo, que oculta una larga amistad y enfrentamiento con Joseph Ratzinger, y me detengo en el surgimiento de la obra.

El itinerario de la obra en su gestación

En 1970 Küng había tenido una ponencia en un Congreso en Bruselas del “grupo Concilium” con el título “¿En qué consiste el mensaje cristiano?”, a la par, venía impartiendo varios seminarios en la Facultad de teología católica de la Universidad de Tubinga, relacionados con temas como: “la esencia del cristianismo” según los grandes teólogos del siglo XX, sobre “nuevos libros sobre Jesús” y “lo distintivamente cristiano en la ética contemporánea”. Ese año aparece su obra “La encarnación de Dios. Introducción al pensamiento de Hegel como prolegómenos para una cristología futura” (Menschwerdung Gottes. Eine Einführung in Hegels theologisches Denken als Prolegomena zu einer künftigen Christologie, Band 7, Verlag Herder, Freiburg im Breisgau, 2016), que ofrece su primera síntesis entre filosofía y teología.

Küng gestó el primer borrador de “Ser cristiano” en el marco de un viaje alrededor del mundo en 1971, que lo lleva por Afganistán y la India. En Bangalore toma contacto con el más importante teólogo evangélico indio, Medathilparampil Mammen Thomas, del United Theological College, por entonces moderador del Consejo Mundial de Iglesias y autor del muy difundido libro “El desconocido Jesús del hinduismo” (The Unkown Jesus in Hinduism, SCM, Press, London, 1969). En este centro de estudios, tiene una disertación sobre el tema desarrollado en Bruselas. La presencia de Küng en Bangalore inquieta a la jerarquía episcopal india, sobre todo al arzobispo de Bombay, el cardenal Valerian Gracias, a quien había conocido en época del Concilio. Afortunadamente su conferencia sobre la actualidad del mensaje cristiano es bien entendida y el debate resulta agradable y constructivo. Por aquellos meses, el conflicto desatado por su obra ¿Infalible? Una pregunta (1970), se halla en plena ebullición: correspondencia con Roma, obispos alemanes y teólogos de alto calibre.

En ese contexto álgido, avanza su investigación para la hechura del libro. La cuestión de fondo es presentar no un Jesús eclesiásticamente “domesticado” sino el verdadero Jesús. En la segunda parte de la obra, que Küng titula “lo distintivo”, desarrolla tres temas centrales: lo peculiar del cristianismo, el Cristo real y Cristianismo y judaísmo. En los tres capítulos ofrece una “cristología fundamental”, que incorpora los mejores estudios sobre el “Jesús histórico” hasta el momento conocidos. Autores del ámbito alemán, como: Schweitzer, Dibelius, Bultmann, Bornkamm Conzelmann, Jeremías, Cullmann, Marxsen, Lohfink, Haag, Fuchs y Käsemann; del mundo anglosajón, Dodd, Taylor, McKenzie, Robinson y un centenar de otros estudios en campo protestante, aparecidos a partir de 1933, en importantes comentarios bíblicos, como el dirigido por G. Kittel y G. Friedrich (Theologisches Wörterbuch zum Neuen Testament), o el Comentario teológico al Nuevo Testamento, dirigido por A. Wikenhauser y A. Vögtle (Herders Theologischer Kommentar zum Neuen Testament), en 1953.

El “horizonte”, primera parte de la obra, está planteado por Küng desde “El reto de las grandes religiones”, una cualidad de “su” enfoque cristológico y de la esencia del cristianismo que atraviesa “toda” su obra, particularmente lo que serán sus estudios sobre El cristianismo y las grandes religiones (Europa, 1987), El Judaísmo. Pasado, Presente, Futuro (Trotta, 20198), y El Islam. Historia, Presente, Futuro (Trotta, 20113).

Küng reconoce que el cristianismo, debido principalmente al Vaticano II y a la nueva mentalidad misionera del Consejo Ecuménico de las iglesias, ha cambiado en sentido positivo la actitud de la Iglesia católica con respecto a las religiones universales; al desprecio del pasado ha sucedido la alta estimación, a la desantención, la comprensión, al proselitismo; el estudio y el diálogo (H. Küng, Ser cristiano, Madrid, Cristiandad, 1977, p. 105-141). Küng ve la esencia del Ser cristiano en la persona de Jesucristo, verdadero hombre y verdadero Dios, Mesías y profeta del reino, muerto y resucitado, que en los días de su ministerio público, generó entorno a sí un “movimiento” de discípulos y discípulas, con el encargo de anunciar y descubrir el reino que ya operaba en ellos.

Se trata de comprender a Cristo desde su “indispensable” contexto judío, pero en la apertura cósmica de su figura y mensaje, que integra y abraza las culturas, religiones y sabidurías de la tierra. Aquí late mucho de lo novedoso de su aporte, que algunos verán como límite y cuestionamiento. Küng opta por un enfoque “ascendente” que considera más difícil que el “descendente”. La tarea en extremo fascinante, es poner de relieve con ayuda de la moderna exégesis bíblica, cómo el joven hombre de Nazaret, con su mensaje y su conducta, hace saltar por los aires todos los esquemas que la religión construye a lo largo del tiempo. La palabra “escándalo”, pequeña piedra en la que se puede tropezar, es una de las claves de su obra. Jesús en persona vino a ser la piedra de escándalo; todo lo que él dijo e hizo fue un escándalo ininterrumpido. ¡A qué tremendas consecuencias teóricas y prácticas le llevó su particular identificación radical con la causa de Dios que es la causa del hombre! Combativo hacia todas las direcciones, desde todas partes fue también combatido (Ser cristiano, p. 350).

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Con la vista puesta en la situación epocal (los 70’), Küng deja claro que este Jesús no anuncia una nueva teoría teológica ni una nueva ley, pero tampoco se anuncia a sí mismo. Anuncia el reino de Dios, lo cual para nuestro tiempo, quiere decir lo siguiente: la causa de Dios, la voluntad de Dios, es la causa del ser humano, el bien del ser humano. Si se acepta esto, se comprenden los reproches dirigidos contra él: ¿no se trata, como dicen los sacerdotes y los escribas, de un hereje, un falso profeta, un embaucador del pueblo, un blasfemo? En último término, la disputa gira, de hecho, en torno a Dios, en cuyo nombre, Jesús actúa y como cuyo enviado se presenta. Sin embargo, Jesús no apela a un nuevo Dios, sino al Dios de Israel, pero entendido de una manera nueva; no sencillamente como Dios de los devotos de la ley, de los “justos”, sino como padre de los perdidos, los débiles, los pobres, los oprimidos, los pecadores. A este Dios se dirige de forma totalmente insólita como “Padre” suyo y nuestro. Está claro que con este mensaje, el camino de Jesús debía ineludiblemente pasar por el “conflicto” con los poderosos en el ámbito del Estado como en el de la religión.

La detención, la condena y la muerte violenta de Jesús fueron consecuencia lógica de su actitud hacia Dios y el ser humano. Los guardianes de la ley, el derecho y la moral reaccionaron con violencia a su acción no violenta, su muerte en la cruz. Que Jesús de Nazaret fue ejecutado en una cruz es una de las realidades más ciertas de la historia que narran los relatos evangélicos. El sufrimiento al que se vio sometido con este suplicio extremo se interpreta como una maldición de la ley: aquel al que sus discípulos consideran Enviado y Mesías de Dios, aparece ante los fieles a la ley como representante del criminal, del “pecador”. Y así, Jesús muere abandonado de los hombres y de Dios. Pero Dios, el Padre de Jesús, “interviene” en la historia y como dice la fórmula antigua “lo hizo resucitar librándolo de las angustias de la muerte”. Los testimonios auténticos y decisivos de fe de la comunidad son inequívocos: ¡el Crucificado vive para siempre junto a Dios! Y al mismo tiempo, es el “Señor” presente por el Espíritu en su Iglesia y, en fin, el escondido Señor del mundo (“cosmocrátor”) con cuyo señorío ha empezado ya el reinado definitivo de Dios (Ser cristiano pp. 374, 395, 397, 400, 428, 442, 447).

Unas palabras sobre el “destinatario” del libro considero una primera “clave” para entender la propuesta de Küng: “Este libro ha sido escrito para aquellos que por una u otra razón quieren, honrada y sinceramente, informarse de lo que es el cristianismo, saber en qué consiste propiamente ser cristiano. También ha sido escrito para aquellos que no creen, pero preguntan seriamente; que han creído, pero están insatisfechos de su incredulidad; que creen, pero no se sienten seguros en su fe; que andan indecisos tanto frente a sus convicciones como frente a sus dudas en la fe. Ha sido escrito, pues, para cristianos y ateos, gnósticos y agnósticos, pietistas y positivistas, católicos tibios y católicos fervientes, protestantes y ortodoxos” (Ser Cristiano p. 15).

La segunda “clave” se halla al final del libro, en lo que enuncia como sugerencias: “Imitando a Cristo Jesús, el ser humano puede en el mundo actual, vivir, actuar, sufrir y morir realmente como ser humano: sostenido por Dios y ayudando a los demás en la dicha y en la desdicha, en la vida y en la muerte” (Ser cristiano p. 759). Un detenido examen de la obra, muestra que Küng intenta hablar del mensaje cristiano de manera científicamente responsable, para ello, considera como condiciones imprescindibles la exactitud histórica y la interpretación crítica de la historia. En este aspecto, se siente cercano y en plena sintonía con Edward Schillebeeckx, que acababa de publicar en holandés “Jesús. La historia de un Viviente” (E. Schillebeeckx, Jezus. Het verhaal van een Levende, Bloemendaal, Nelissen, 1974), obra que caerá recién en observación en 1980, una vez que fuera traducida al inglés, bajo el implacable control de la “Sagrada” Congregación para la Doctrina de la Fe, en manos del celoso doctrinero polaco el cardenal Franjo Šeper, el mismo, que el 15 de diciembre de 1979, firmará la declaración con la que Küng ya “no podrá ser considerado como teólogo católico, no pudiendo ejercer como tal el oficio de enseñar” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Documentos 1966-2007, Madrid, BAC, 2008, p. 185).

Tanto Küng como Schillebeeckx, consideran que la exégesis fundada sobre el método histórico-crítico exige una teología dogmática con responsabilidad histórico-crítica. Otro aporte de “Ser cristiano” absolutamente en línea con los avances del Vaticano II en el declaración “Nostra aetate”, es que el diálogo teológico serio con el judaísmo, sólo puede desarrollarse de manera razonable sobre la base de una cristología “ascendente”. Una idea que retoma Küng en su Teología para la postmodernidad (Theologhie im Aufbruch. Eine ökumenische Grundleguung, München, Piper, 1987, pp. 186-187) es que quien quiera dialogar con judíos o musulmanes a partir de las doctrinas clásicas helenísticas de la Trinidad y la encarnación comienza un diálogo aparente que en seguida llega a su fin.

Una palabra sobre el trabajo diario que implicó la redacción de “Ser cristiano”. Küng escribió cada página dos veces a mano, luego la dictaba al “magnetófono” y la volvía a controlar y corregir; a partir de allí, pasaba a ser leída y mejorada por sus colaboradores más cercanos, Hermann Häring y Karl-Josef Kuschel; el texto volvía de nuevo a sus manos para pulirlo literalmente y darle lustre. Cuando terminaba un capítulo, su amigo y compañero Walter Jens se encargaba de revisarlo con ojos críticos.

Dada la “amplitud” temática y los múltiples cruces con otras especialidades, procuraba que los capítulos difíciles fueran examinados por expertos en los distintos temas, por ejemplo, para las secciones sobre las grandes religiones, recurrió a su colega y amiga Julia Ching, nacida en Shangai que enseñaba en la Catholic University of America (Washington, DC) y que había adquirido fama mundial como experta en el neoconfucianismo; los capítulos sobre el Nuevo Testamento los hacía revisar por su amigo y profesor en Tubinga, Gerhard Lohfink; como también las secciones sobre ética teológica, las compartía con Alfons Auer y Wilhem Korff. Mientras tanto se ha clarificado el título del libro. Quien recorre la entera obra de Küng y sus centenares de capítulos sabe que le encantaban los títulos en forma interrogativa, de allí que su primera intención fue: “¿Ser cristiano? Una introducción”.

El editor Klaus Piper, con un certero instinto para los títulos, le propone “Ser cristiano” (Christ sein); un título poco habitual, que en alemán ni siquiera deja claro si se ha de añadir al final un punto o un signo de exclamación o de interrogación; o sea, si “Ser cristiano” alude a una forma de ser o un deber. Pero precisamente eso le confiere interés al título, y de hecho, éste se impone con tanta rapidez que pronto se hace usual hablar de “Ser cristiano”. El 3 de octubre de 1974, en Sursee (su patria chica), Küng ya tiene el primer ejemplar en sus manos, y el 10 de octubre, en el vigésimo aniversario de su ordenación sacerdotal, lo presenta a la opinión pública en una rueda de prensa en la Feria del libro de Frankfurt.

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Epifanía 1. “Reyes” magos, luminosa parábola (=leyenda) evangélica (U. Luz)

Sábado, 6 de enero de 2024
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Adoracion_Reyes_Magos_Hugo_Van_der_GoesDel blog de Xabier Pikaza:

La fiesta de la Navidad, que acabamos de celebrar, ha sido entendida  por la iglesia como “epifanía” o revelación de Dios, que nace en la historia de los hombres, para iluminar su vida y abrir en ella un camino de salvación divina o resurrección.

Esta fiesta de la epifanía de Dios en el nacimiento de Jesús ha sido y sigue siendo fundamental en el oriente cristiano, anterior a la Navidad, de manera que en sentido estricto Dios “nace” el 6 de enero más que el 25 de diciembre. Por eso, teniendo en el fondo ese interesantísimo “detalle” quiero presentar en RD y FB tres postales complementarias sobre la epifanía: (1) Un estudio histórico-crítico con U. Luz. (2) Un análisis teológico con Joseph Ratzinger/BXVI. (3) Una propuesta pastoral, de tipo propio.

LUMINOSA “LEYENDA” TEOLÓGICA (U. LUZ)

 Ulrich Luz, exegeta protestante de Suiza (*1938) es autor del estudio más denso e influyente sobre Mateo en la segunda mitad del siglo XX. Siguiendo en parte sus huellas, escribí yo mismo un extenso comentario a Mateo. Más que seguir mi comentario, que el lector de RD y FB puede tener a mano, pues normalmente lo cito en mis postales, quiero seguir aquí el luminoso comentario de Luz que interpreta el relato de los magos (Mt 2) como parábola o leyenda teológica, que sirve para entender el sentido del nacimiento de Jesús y para fundar la misión cristiana, en un contexto política y religiosamente conflictivo, en un contexto de apertura de la Iglesia al paganismo (y del paganismo a la Iglesia) desde una perspectiva oriental (persa), Este relato de los magos es una parábola/leyenda, propia de Mateo (con su estilo y sus preocupaciones pastorales).

Como protestante,, U. Luz ha destacado el carácter personal de la estrella (cada creyente tiene la suya), más que su carácter histórico y comunitario, y tampoco ha destacado la importancia de la figura de la Madre de Jesús como Gebirá, Iniciadora mesiánica

Como hombre de fe, U. Luz ha puesto de relieve el carácter “espiritual” de los dones de los magos. Como buen suizo, no ha entrado en las implicaciones económicas y sociales del tema, pues eso complicaría su propuesta.

Texto:

1 Nacido Jesús en Belén de Judá, en tiempo del rey Herodes, llegaron unos magos de oriente a Jerusalén 2 y dijeron: «¿Dónde está el recién nacido rey de los judíos? Porque hemos visto salir su estrella y hemos venido a adorarle». 3 Cuando el rey Herodes oyó esto, se sobresaltó, y con él toda Jerusalén. 4 Y convocó a todos los sumos sacerdotes y letrados del pueblo y se informó por ellos del lugar donde había de nacer el Mesías. 5 Ellos le dijeron: «En Belén de Judá; porque así está escrito por los profetas:

6 ‘Y tú, Belén, tierra de Judá, en modo alguno eres el menor entre los principales clanes de Judá, porque de ti saldrá un jefe que será pastor de mi pueblo, Israel’.

7 Entonces Herodes llamó aparte a los magos y se informó cuidadosamente acerca del tiempo de la aparición de la estrella, 8 los envió a Belén y dijo: «Id y averiguad exactamente qué hay de ese niño. Si lo encontráis, notificádmelo para que yo también vaya a adorarlo». 9 Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino. Y he aquí que la estrella que habían visto en oriente iba delante de ellos hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño. 10 Al ver la estrella sintieron mucha alegría. 11 Y al entrar en la casa, vieron al niño con María, su madre. Y postrándose, le adoraron y abrieron sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. 12 Y avisados en sueños de que no volvieran donde Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.

Redacción y tradición. Históricamente estos  “reyes” magos no existieron

Esta parábola está muy elaborada por Mateo. Rara vez contiene un lenguaje no mateano.  Debemos suponer que él mismo la ha compuesto, y que no tiene un fondo histórico anterior.  Por eso, hay que decir, que históricamente los reyes magos no existieron, como los niños aprenden a los 5 ó 6 años. Los magos son los padres o iniciadores de los niños a lavida y a la ve. Los magos tenemos que ser nosotros.

Temas y analogías en la historia de las religiones

Mateo a “inventado” esta parábola de los magos, pero no la inventado de la nada, sino  recreando y adaptando poderosas y hermosas leyendas o parábolas de la historia anterior.

De los relatos afines sobre el niño rey, la haggadá de Moisés es la más próxima a nuestro relato y al texto de Mt 2, 13-23: los magos (TgJ a Ex 1, 15; ExR 1, 18 a Ex 1, 22) o los letrados (F. Josefo, Ant., 2, 205) anuncian al Faraón el nacimiento de Moisés; el Faraón se sobresalta (F. Josefo, Ant., 2, 206) y planea la matanza de niños. Las tradiciones mosaicas fecundaron probablemente nuestro relato… pero el texto de Mateo recibe también otros influjos.  

La estrella proviene de tradiciones más cercanas a Grecia y Roma.  En fuentes helenísticas se habla de un cometa en el nacimiento de Mitrídates y en el episodio de Nerón que cuenta Suetonio. También se habla de cometas u otros fenómenos luminosos en el nacimiento de dioses. En monedas de Alejandro, de los diadocos, de César, de Augusto, pero también de Alejandro Janeo y de Herodes, se encuentra una estrella como símbolo del rey.

Aparte de eso, está difundida la idea de que cada persona tiene su estrella, la gente rica una estrella brillante y los demás deslucida, que aparece con el nacimiento y se extingue con la muerte. En esta idea se basa la astrología popular de aquella época.

Más ardua es la cuestión de si hay que pensar en la profecía de Balaán sobre la estrella de Jacob (Nm 24, 17). La interpretación mesiánica de este pasaje fue muy frecuente. También en el relato de Balaán un profeta pagano frustra los planes de un rey malo al anunciar que Dios está con Israel (Nm 23, 21) y que en Israel surge un soberano. En tradiciones posteriores Balaán es caracterizado como mago. La historia de la exégesis muestra que los lectores cristianos pensaron en Balaán. Por otra parte, la estrella no se identifica con el Mesías, como en la exégesis de Nm 24, 17. Pero, la estrella de los magos de Mateo es una estrella subversiva (va en contra del rey Herodes, va a favor del niño opuesto a Herodes).

Historicidad.

Nuestro relato es una leyenda escueta y sobria que no sigue las leyes de la verosimilitud histórica. Esto lo muestran las preguntas desesperadas de los exegetas: ¿Por qué Herodes no agregó al menos un espía a los magos? ¿Cómo pudo todo el pueblo de Jerusalén y los letrados sobresaltarse junto con el odiado rey Herodes por la llegada del Mesías? Tampoco se describe la estrella de un modo realista, es decir, plausible a nivel astronómico.

En la abundante literatura astronómica sobre nuestro texto aparecen en primer plano tres posibilidades de explicación:

  • Una supernova, de la que no existen documentos de aquella época.
  • Un cometa. Pero el cometa Halley, el más mencionado, del año 12/11 a.C. llegó demasiado pronto para el nacimiento de Jesús. Más en serio hay que tomar un cometa (¿o una nova?) atestiguada por astrónomos chinos para el año 5-4 a.C..
  • La conjunción de Júpiter y Saturno, que se produjo tres veces el año 7-6 a.C. Llamó la atención y fue predicha por astrónomos babilónicos. No encajaba mal en nuestro relato, porque Júpiter es el astro de los reyes, y Saturno, como astro del sábado, fue considerado a veces como estrella de los judíos.

Hay que decir que todos esos intentos aportan muy poco a la explicación de nuestro relato. Mateo quiso describir una estrella milagrosa que apareció en oriente, precedió a los magos camino de Jerusalén y de Belén (de norte a sur) y se detuvo encima de la casa donde se encontraba el niño. Áster significa filológicamente una estrella concreta, no un grupo de estrellas (= astron). En las conjunciones de Júpiter y Saturno de los años 7-6 a.C., los dos planetas nunca se aproximaron lo bastante para verlos como un solo astro. Todo esto no excluye, obviamente, que el recuerdo de alguna aparición astral llamativa en la época del nacimiento de Jesús pudiera perdurar en la memoria de la comunidad.

La historicidad de la estrella queda descartada, en fin, por el hecho de que Lucas nada sabe al respecto; además, el episodio de los magos no podría encajar en el relato lucano del nacimiento. Parece que tampoco los padres de Jesús saben nada de los acontecimientos prodigiosos de su nacimiento (Mc 3, 31-35). No se detecta, en suma, un núcleo histórico; en cambio, las numerosas tradiciones paralelas en la historia de las religiones hacen más comprensible la elaboración del relato. Resumiendo: este relato no posee, a mi juicio, un núcleo histórico.

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La hermana Jeannine Gramick, cofundadora del New Ways Ministry, nombrada “Creadora de noticias de 2023”

Viernes, 29 de diciembre de 2023
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IMG_0975El Papa Francisco con la hermana Jeannine Gramick, SL, junto con miembros del personal del Ministerio New Ways (desde la izquierda) Matthew Myers, Francis DeBernardo y Robert Shine.

La hermana Jeannine Gramick, SL, cofundadora del New Ways Ministry, ha sido nombrada “Creadora de noticias de 2023” por el National Catholic Reporter, cuya revisión de fin de año destacó a los católicos marginados.

La designación de Gramick por parte de NCR se anunció ayer en un editorial, señalando que en 2023 hubo un “movimiento extraordinario, aunque tentativo, en un área en particular: cómo la Iglesia Católica incluye y ministra a sus miembros LGBTQ”. Acontecimientos como el que el Papa Francisco condenara las leyes de criminalización o se mostrara abierto a bendecir a las parejas queer “alguna vez habrían parecido obra de un novelista desconectado de la realidad”. El editorial de NCR continúa:

“Pero en las últimas cinco décadas de experiencia católica estadounidense, tal vez ninguna persona haya tenido el tipo de impacto para los miembros de nuestra comunidad LGBTQ como Loretto Sor Jeannine Gramick.

“Desde que lanzamos el Ministerio New Ways con el difunto Salvatoriano P. Robert Nugent en 1977, ha sido una defensora incansable, persistente y eficaz. Ha llevado las cicatrices del abuso por parte de las autoridades eclesiásticas con una dignidad poco común.

“En 1999, cuando el entonces cardenal Joseph Ratzinger, el futuro Benedicto XVI, les prohibió a ella y a Nugent cualquier trabajo pastoral con personas LGBTQ, Gramick se mantuvo en silencio y fue a Roma para ver si se revertía esa orden.

“Cuando el Vaticano en 2000 presionó a la primera congregación religiosa de Gramick, las Hermanas de la Escuela de Notre Dame, para que le ordenara que dejara de hablar públicamente sobre su ministerio LGBTQ, ella simplemente se mudó a otra congregación y, nuevamente, siguió adelante.

“Incansable es la palabra, ciertamente. Otro descriptor sería exitoso. Otra, quizás más importante, sería la astucia. Al sentir un cambio en los vientos romanos, Gramick y sus colegas de New Ways iniciaron una correspondencia directa con Francisco a principios de 2021.

“Sorprendentemente, respondió el Papa. Llamó a Gramick “una mujer valiente”, que había sufrido por su ministerio. También agradeció al conjunto del grupo su “trabajo vecinal”.

“Este octubre, Francisco y Gramick se reunieron personalmente en el Vaticano para un encuentro histórico de 50 minutos en la residencia del Papa. Gramick, siempre practicante de la construcción persistente de relaciones, se aseguró de alterar la disposición de la sala para acercar un poco su silla a la del Papa.

“No podemos decir exactamente qué ha hecho que Francisco esté más abierto y consciente este año de las necesidades de los católicos LGBTQ. Pero ciertamente, esa hermana que movió su silla hacia adelante ha tenido un impacto enorme. Por sus 50 años de exitosa defensa, ministerio e influencia, Loretto Sor Jeannine Gramick es la creadora de noticias de NCR de 2023”.

El editorial de NCR elogia brevemente a otros defensores LGBTQ+ de Estados Unidos, como Juan Carlos Cruz, sobreviviente de abuso y confidente del Papa; Francis DeBernardo, director ejecutivo del New Ways Ministry; Marianne Duddy-Burke, directora ejecutiva de DignityUSA; y al Padre James Martin, SJ, de Outreach por su comprometido trabajo. Los esfuerzos combinados de los católicos LGBTQ+ y sus aliados durante la era del Papa Francisco han significado, según el editorial, que “la iglesia de 2023 ciertamente no es la iglesia de 2013”.

En una columna separada, el editor de NCR, Joe Ferullo, y la editora de medio ambiente, Stephanie Clary, explican un poco cómo el periódico llegó a elegir a Gramick como su creador de noticias del año. Describen 2023 como “el año en el que las personas y los problemas de los márgenes católicos ocuparon un lugar central”, particularmente durante la Asamblea General del Sínodo de octubre. Ferullo y Clary escriben:

“Sin duda, la presencia de más voces dentro de la sala del sínodo desafió a aquellos que han estado protegidos por sus tiendas de campaña más pequeñas e insonorizadas, ninguna tanto como el testimonio de los católicos LGBTQ y sus defensores y aliados… El cambio incremental a veces parece pequeño e insignificante, pero debido a las valientes e importantes contribuciones de las mujeres, los laicos y los católicos LGBTQ en la asamblea sinodal, cualquiera de estos grupos podría haber sido nombrado noticia.

“Gran parte de este progreso hacia el bien común y la inclusión radical logrado en 2023 se produjo con el apoyo del Papa Francisco (a quien siempre se le podría nombrar un creador de noticias, aunque nos gusta elegir a un católico estadounidense). Finalmente acordamos elegir a Loretto Sr. Jeannine Gramick como la creadora de noticias del año 2023 de NCR. Dedicó años de defensa y sufrió años de adversidad en su ministerio LGBTQ. Durante demasiado tiempo fue una voz solitaria que gritaba al vacío. Pero todos sus esfuerzos fueron reconocidos por el propio Francisco en octubre pasado, cuando a Gramick se le concedió una reunión individual con el pontífice que generó titulares.

“En una iglesia siempre alerta por milagros entre nosotros, ese momento ciertamente calificaba. Ella fue escuchada”.

—Robert Shine (él/él), Ministerio New Ways, 15 de diciembre de 2023

Fuete New Ways Ministry

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¿Actualizar la Iglesia católica? SÍ. Pero ¿en qué y hasta dónde?

Martes, 8 de agosto de 2023
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Actualizar-Iglesia-catolica-SIPero_2575552421_16622330_660x371Teología para una Iglesia en salida

Reflexiones tras el XIII Coloquio Abierto del Foro “Curas de Madrid y Más”

Relato del “Porqué” y del “cómo” del XII y XIII Coloquio del Foro “Curas de Madrid y Más”, respuesta indirecta a la “Carta abierta” de José María Vigil al Foro hablando sobre ellos

05.07.2023 | Jesús María López Sotillo

El pasado día 19 de junio celebramos el XIII Coloquio Abierto del Foro “Curas de Madrid y Más”. Unas horas antes del inicio del acto, el teólogo José María Vigil dirigió a nuestro Foro una carta abierta, publicada en Religión Digital, comentando la información sobre el mismo que daba este medio. A título personal, pero con el conocimiento del asunto que me proporciona ser miembro de la Comisión Permanente del Foro, contesto a la carta mencionada, al tiempo que doy cuenta del “porqué” y del “cómo” de nuestro coloquio del día 19 de junio y, también, del “porqué” y “cómo” del que celebramos el día 27 de febrero, ya que a ambos se refiere Vigil en su escrito.

Debo empezar manifestando a José María Vigil la gratitud de los miembros del Foro y, expresamente, la mía propia, por habernos dedicado tiempo, pensamiento y palabras. Los dos coloquios que comenta, pese a que, curiosamente, han resultado ser los menos concurridos de la serie, han sido también los que han abordado problemas teológicos más complejos y difíciles de plantear y de resolver. Quisiera que estas palabras mías sirvieran para mostrar lo cierto de esta afirmación.

En el que celebramos el  27 de febrero la pregunta en torno a la que intercambiamos puntos de vista fue “¿Tiene la Iglesia libertad para actualizarse?”. En el del día 19 de junio  la cuestión a debatir ha sido “¿Se puede ser hoy a la vez fieles al Evangelio y a los signos de los tiempos?”. Al proponer sendos diálogos en torno a ambas cuestiones el objetivo era suscitar un debate sobre asuntos teológicos que en los lejanísimos tiempos del Concilio Vaticano II suscitaban enorme interés en millones de personas, dentro y fuera de la Iglesia Católica. Hoy muchas personas desconocen qué asuntos eran aquellos. Y otras no tienen interés alguno en dedicarles ni un segundo de su tiempo o de su pensamiento.

Son asuntos que tienen que ver con los numerosos y profundos cambios que la Iglesia Católica, para actualizarse, debería introducir en su doctrina teológica y moral, en su liturgia, en su estructura organizativa y en su articulación canónica de todo ello. A finales de los años cincuenta y durante los años 60 y 70 del siglo pasado, gracias a la convocatoria y a la celebración del Concilio Vaticano II, esos asuntos eran conocidos. Y se hablaba de ellos con claridad. Y había esperanza de que los cambios se produjeran. Y se trabajó mucho para que tal cosa acabara pasando. El adjetivo “nuevo” o “nueva” acompañaba a casi todos los ámbitos de la teoría y de la práctica del catolicismo: Nueva liturgia, Nueva Historia de la Iglesia, Nueva lectura de los textos bíblicos, Nueva moral… Y ese adjetivo era sustituido con frecuencia por el sustantivo “secularización”: Secularización de la liturgia, Secularización de la Acción caritativa, Secularización de la Teología, Secularización de la moral… Pero la llegada en 1978 del cardenal Karol Józef Wojtyła a la sede pontificia trajo consigo el empeño de acabar sin contemplaciones y hasta de forma cruenta con ese afán renovador y secularizador. Y, poco a poco, Juan Pablo II, el nuevo papa, y el cardenal Joseph Ratzinger, luego Benedicto XVI, prefecto desde 1981 de la Congregación para la Doctrina de la Fe, lo consiguieron. Y, a la vez, el joven papa no dejaba de proclamar que era necesario emprender y llevar a cabo con éxito una “nueva evangelización de Europa”, llamada a culminar con una nueva evangelización del resto del planeta. Aunque, pese al nombre, pronto se vio que no era para enseñar nada nuevo, sino para enseñar y asentar de nuevo la antigua doctrina preconciliar de la Iglesia.

Fruto de este exitoso empeño cercenador, a día de hoy es muy reducido el número de personas que guarda memoria viva de las ilusiones que despertó el Vaticano II. Su edad es avanzada. Y les pesa el cansancio acumulado en muchos años de lucha por materializar aquellos sueños de antaño sin obtener apenas éxito alguno. A la sociedad en general ya le da igual que la Iglesia cambie o no cambie. Bastantes católicos piensan que está bien cómo está. Muchos otros, por su parte, creen que los cambios a introducir están relacionados fundamentalmente con la moral individual o institucional. Y no entienden por qué la jerarquía eclesiástica no accede a ello. No entienden por qué no acepta la democratización de órganos de gobierno eclesial. No entienden por qué no acepta el celibato  opcional de los clérigos o la ordenación sacerdotal de las mujeres o una liturgia menos ritualista y más participativa y encarnada en la vida, o el divorcio o los anticonceptivos o la desculpabilización de la homosexualidad o la reproducción asistida o el aborto o la eutanasia. Ese tipo de cuestiones es el que aparece con frecuencia en las respuestas a los cuestionarios preparatorios del Sínodo de la Sinodalidad.

Ese era el objetivo de nuestro XII Coloquio abierto: sacar a relucir que lo que frena los cambios en la Iglesia, no sólo los de tipo moral, sino también y sobre todo los de tipo teológico, litúrgico, institucional y canónicos

Sabiendo que ese es el clima que reina en la Sociedad y en la Iglesia Católica, está justificada la pregunta “¿Tiene la Iglesia libertad para actualizarse?”. Muchos católicos conservadores dicen “NO”. Pero la mayoría contesta “SÍ”, y, como acabamos de señalar, no entiende por qué la Jerarquía se niega a ello. Desconoce que detrás hay razones teológicas que el papa y el resto de los obispos esgrimen como justificadoras de su cerrazón. La mayoría no cae en la cuenta de que esas razones “teológicas” son las que hay que poner en cuestión. La mayoría no comprende que hay que confrontándolas con otras razones que justifican pedir y promover los cambios demandados. En los tiempos conciliares y durante los primeros años del postconcilio todo esto sí se sabía. Ahora hay que volver a enseñarlo. Hay que volver a comprenderlo. Ese era el objetivo de nuestro XII Coloquio abierto: sacar a relucir que lo que frena los cambios en la Iglesia, no sólo los de tipo moral, sino también y sobre todo los de tipo teológico, litúrgico, institucional y canónicos, es la aceptación de que existe un conjunto de enseñanzas inmutables, porque son palabra divina revelada o que se sustenta en ella y la desarrolla.

El Concilio Vaticano II abordó este problema desde sus inicios. Finalmente volvió a proclamar como verdad cierta que la Revelación divina existe y que el contenido de la misma es en concreto el que la Iglesia, mediante su Magisterio, designa como tal. Pero instó a estudiar en profundidad los textos bíblicos, la “Palabra de Dios” por antonomasia, para conocer y comprender cuál es exactamente la palabra divina que contienen y transmiten. Y, además, frente a la tesis protestante, reafirmó la doctrina del Concilio de Trento de que mediante su Tradición y su Magisterio, la Iglesia, sus obispos, pueden interpretar y desarrollar el contenido de la palabra revelada. E instó a estar atentos a lo que dio en llamar “los signos de los tiempos”, pues pueden contener como un susurro divino, que, sin ponerla en cuestión, justifique nuevas interpretaciones o desarrollos de la Palabra revelada. Es una solución de consenso que sirvió para que el 18 de noviembre de 1965, recibiera el voto casi unánime de los padre conciliares y fuera promulgada por Pablo VI, la Constitución Dogmática “Dei verbum”. Habían pasado más de tres años desde que empezó a debatirse, y quedaban solo dos semanas para la clausura del Concilio.

Tomando esa vía de escape, que hoy nos parece muy estrecha, fue posible entonces llevar a cabo un cierto aggiornamento de la Iglesia, una cierta actualización. Pero inmediatamente se abrió otro debate. Tuvo inmerso en él a los padres conciliares y a sus asesores teológicos durante las cuatro sesiones del Concilio y entre los espacios intermedios. Y no hizo más que incrementarse en los primero años del postconcilio: ¿Actualización? SÍ. Pero ¿en qué y hasta dónde? Los documentos conciliares son un testimonio patente de los equilibrios, a veces totalmente forzados, a los que llegaron los padres conciliares en torno a los diferentes asuntos que fueron objeto de actualización. En nuestro XIII Coloquio abierto nos planteamos ese mismo problema. Aunque lo planteamos con otro tipo de pregunta, “¿Se puede ser hoy a la vez fieles al Evangelio y a los signos de los tiempos?

Hay muchos católicos que consideran que la fidelidad no debe ponerse ni en uno ni en otro extremo, ni en “el Evangelio” ni en el supuesto susurro divino que puedan contener “los signos de los tiempos”, sino en la Tradición y el Magisterio de la Iglesia, proclamados solemnemente y principalmente en los Concilios ecuménicos del siglo IV, en el Concilio de Trento y en el Concilio Vaticano I. Pero entre los católicos que consideran que la Iglesia tiene libertad para actualizarse y que hay motivos bien fundados para hacerlo las posiciones sobre el “en qué” y en el “hasta dónde” son diversas y hasta contrapuestas. En la Introducción al Coloquio pusimos sobre la mesa, para dialogar sobre ellas, tres de dichas posiciones. Primero, la que defienden José María Vigil y el resto de autores del libro “Después de Dios. Otro modelo es posible”. Luego, la que ha defendido el profesor José María Castillo en muchos de sus libros, de la que ofrece una síntesis contundente en el último de ellos, “Declive de la Religión. Futuro del Evangelio”. Y, en tercer lugar, la que practican, por ejemplo, Javi Baeza y la comunidad de San Carlos Borromeo. En el curso del diálogo salió a relucir otra más, de la que luego hablaré.

José Manuel Vigil, autor de la Carta abierta al Foro, y el resto del grupo de teólogos y pensadores espirituales al que pertenece se sitúan claramente entre quienes piensan que hoy ya no es posible mantener de forma simultánea las dos fidelidades, al Evangelio y a los Signos de los tiempos, a los que ellos designan con otro nombre. Piensan y enseñan que la fidelidad a lo que hoy en día nos enseñan sobre el universo y sobre el ser humano las ciencias físicas y biológicas lleva a romper con buena parte de la doctrina eclesial, incluida la que encontramos en lo que Castillo llama “El Evangelio” o, dicho más precisamente, en la que encontramos en los escritos neotestamentarios. Hay que hacer emerger, piensan y enseñan, “otro modelo” de espiritualidad. Ha de ser un modelo en el que no tiene cabida, entre otras imágenes, la figura de un Dios personal y providente, pero en el que, curiosamente, se ha de mantener como un pilar fundamental la preocupación por los más necesitados, aunque las ciencias positivas no puedan decir nada definitivo al respecto. Pero eso sí, desprovista de las fundamentaciones y de las motivaciones mitológicas que, a su juicio, ofrecen los relatos bíblicos.

José María Castillo está en el polo contrario. En 2021 hizo en Religión Digital un comentario crítico al libro “Después de Dios. Otro modelo es posible”. A los autores les pareció infundado y ofensivo. Y dos de ellos, José Arregui y José María Vigil le respondieron públicamente en ese mismo medio. José María Castillo solo admite la fidelidad a lo que él, en singular, llama “el Evangelio”, no a la Tradición ni al Magisterio posteriores ni tampoco a los Signos de los tiempos actuales. Fidelidad única y exclusivamente a  los orígenes del cristianismo. Fidelidad a la palabra viva que fue y que transmitió Jesús de Nazaret. Una palabra opuesta por completo a la religión judía de su tiempo y, en general, a cualquier tipo de religión institucionalizada y regida por clérigos. Una palabra que induce a una vivencia de la fe sin ritos ni obligaciones religiosas inventadas por la clase sacerdotal para dotarse de poder y autoridad y acumular dinero. Fidelidad únicamente a la fe en Dios, en el Dios del que Jesús es “Verbo encarnado”, y al amor al prójimo, para aliviar en cada tiempo y lugar sus padecimientos. Todo lo que dentro de la Iglesia se salga de ahí debe ser desmontado.

El querido y admirado Javi Baeza y su asombrosa comunidad de San Carlos Borromeo huyen de los debates teológicos. Tanto si son del estilo del que suscitan los autores de la obra “Después de Dios. Otro modelo es posible” como si son del estilo del que abre la obra “Declive de la Religión. Futuro del Evangelio”. Y, también, por supuesto, huyen de los que suscitan quienes sostienen que por encima de todo hay que ser fieles a la Tradición y al Magisterio, tal como los conservan, transmiten e interpretan el Papa y el resto de los obispos en comunión con él. A ellos, como a muchos otros cristianos dentro de la Iglesia Católica, lo que les preocupa sobre todo es el sufrimiento de las personas, el maltrato que muchas padecen, la pobreza, el abandono, la marginación, la explotación… que menoscaban su dignidad y les hacen mucho daño. Lo que buscan por todos los medios es hacer algo para quitar o aminorar ese dolor. Y lo hacen en nombre de Dios. Seguros de que esa es su voluntad y de que les ayuda en dicha empresa. No tienen, sin embargo, interés en debatir si realmente ese Dios es el Dios del que habló Jesús o si existe realmente o si es como creen que es. Han abrazado y practican y enseñan como dadora de sentido esa fe. Y, coherentes con ella, aunque celebran liturgias, entienden que el verdadero culto a Dios es el ejercicio de la caridad y la defensa de la justicia. Sin querer enredarse en disputas teológicas o metafísicas, dirían ellos, sobre cómo fueron las cosas en los orígenes o cómo evolucionaron después o sobre qué nuevas mutaciones piden los signos de los tiempos que se lleven a cabo ahora.

Yo creo, y ésta es la otra postura que salió a relucir a lo largo del diálogo, que la Iglesia Católica, como las otras iglesias cristianas y las demás religiones vivas, confrontada con los saberes modernos, tanto de las ciencias positivas como de las ciencias históricas o filológicas, debe asumir que necesita una renovación profunda. Y considero que ha de llevarla a cabo mirando a sus orígenes, pero sin quedarse sólo en ellos, sino mirando, también, hacia lo que podemos aprender de los llamados “signos de los tiempos”. Pero, a la vez, sin prescindir por completo del resto de la historia cristiana, que se ha desarrollado entre uno y otro extremo. Creo, además, que a la hora de  transmitir todo esto se debiera hacer mostrando a quienes viven apoyados en una fe que llamaríamos tradicional que hay cierta continuidad entre dicha fe y la fe renovada que se les propone. Considero que no es necesario romper con todo, sino que algo importante se puede conservar. “El Evangelio” en singular, contrariamente a lo que da a entender José María Castillo, no ha existido nunca. Siempre, tras la muerte de Jesús, existieron diferentes modos de entender, de vivir y de transmitir la fe que él hizo suya y comenzó a esbozar con palabras y obras en su corta vida pública. El modo de articular el seguimiento de Jesús de los llamados “cristianos helenistas”, de quienes aprendió el cristianismo San Pablo, a quien tan duramente critica Castillo y de cuyas posiciones da testimonio en su Carta a los Gálatas, podría ponerse en valor. A mi juicio, permite establecer puentes entre el que pudo ser el núcleo central de la predicación de Jesús y lo que hoy demanda de nosotros la toma en consideración de lo que nos enseñan las ciencias modernas.

Son, como espero haber mostrado, cuestiones profundas y complejas las que nos planteamos en nuestros dos últimos coloquios. El debate sobre sus respuestas sigue vivo y habría de relanzarse con claridad y sin miedo.

Fuente Religión Digital

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Con el nombramiento de Víctor Manuel Fernández como nuevo prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe , el Papa Francisco critica los “métodos inmorales” de la Oficina de Doctrina del Vaticano

Viernes, 7 de julio de 2023
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francisco-tucho-1024x847El arzobispo Victor Manuel “Tucho” Fernández visitó  y compartió actividades con el Papa Francisco (@Tuchofernandez)

El Papa encarga a su teólogo de cabecera acabar con la Inquisición en la Iglesia

Xabier Pikaza: Contra una Inquisición que denuncia, persigue y castiga: Congregación de la Doctrina de la fe

Francisco, el maestro de ajedrez: un peón llega a alfil en Doctrina de la Fe, por José Manuel Vidal

Carta del prefecto electo Víctor Manuel Fernández a todos los miembros de Doctrina de la Fe: “Me gustaría aprender con vosotros y caminar con vosotros” en esta “nueva etapa”

‘Tucho’ Fernández: “Hay grupos contrarios a Francisco que están enfurecidos, y que llegan a usar medios poco éticos para perjudicarme”

El último nombramiento curial del Papa Francisco es quizás uno de sus nombramientos más significativos hasta el momento. El sábado se conoció inesperadamente la noticia de que el Papa nombró al arzobispo Víctor Manuel Fernández como nuevo prefecto del Dicasterio (antes Congregación) para la Doctrina de la Fe (DDF). Fernández no tiene ninguna reputación, ni positiva ni negativa, sobre temas LGBTQ+, el nombramiento de este nuevo funcionario indica que una conversación más sólida y honesta sobre cuestiones de género y sexualidad en la iglesia puede estar en camino.

Cualquier nombramiento para este cargo, conocido durante mucho tiempo como la Inquisición, es notable dado que ha sido el más poderoso en la iglesia durante siglos antes de que se hicieran las reformas de la Curia romana de Francisco el año pasado. Sin embargo, el nombramiento del arzobispo Fernández es particularmente notable debido a ciertos pasajes en la carta de nombramiento del Papa, y también detalles de la historia del prelado.

Fernández, quien también se convertirá en jefe de la Comisión Bíblica Pontificia y de la Comisión Teológica Internacional, actualmente dirige la Arquidiócesis de La Plata, Argentina. Según Gerald O’Connell de America, Fernández es conocido como el “teólogo de confianza” y escritor fantasma del Papa, dada la relación laboral de la pareja durante décadas. Fernández fue probablemente el autor principal de dos de las exhortaciones apostólicas de Francisco, Evangelii Gaudium y Amoris Laetitia. Este último documento fue escrito después del Sínodo sobre la Familia 2014-2015, en el que el arzobispo participó a pedido del Papa. Y se sabe que Fernández también ayudó al entonces cardenal Jorge Bergoglio en asuntos relacionados con la conferencia episcopal latinoamericana. O’Connell explicó más:

“Se considera que [Fernández] está en armonía con el Papa tanto a nivel pastoral como teológico, y la elección de Francisco por él es la indicación más clara hasta ahora de la determinación del Papa de continuar en el camino de la renovación teológica y pastoral de la Iglesia Católica. en la implementación de las enseñanzas del Concilio Vaticano II”.

Quizás lo más importante es que la carta de nombramiento del Papa Francisco revela el deseo del pontífice de que el DDF se deshaga de su pasado opresivo, más recientemente sentido bajo la cruzada del entonces cardenal Joseph Ratzinger contra los teólogos y ministros pastorales con visión de futuro. En cambio, Francisco le escribe a Fernández:

“El dicasterio que presidirás en otras épocas llegó a utilizar métodos inmorales. Eran tiempos en los que más que promover el conocimiento teológico se perseguía los posibles errores doctrinales. Lo que espero de ti es algo sin duda muy diferente.”

El Papa le pidió a Fernández que aún se enfocara en salvaguardar la fe, pero enmarcó esta tarea como un acto de diálogo y evangelización, no como una búsqueda para suprimir o prohibir. Salvaguardar la fe hoy es abordar cuestiones “’que plantean el progreso de las ciencias y el desarrollo de la sociedad’ (Fidem Servare, n.2)” para que permitan a la iglesia estar en diálogo con “nuestra situación actual, que es en muchos sentidos sin precedentes en la historia de la humanidad’ (LS 17).” Francisco continúa:

“Además, sabéis que la iglesia ‘necesita crecer en su interpretación de la palabra revelada y en su comprensión de la verdad’ (EG 40), sin que ello implique imponer una forma de expresarla. Porque “las diferentes corrientes de pensamiento en filosofía, teología y práctica pastoral, si están abiertas a ser reconciliadas por el Espíritu en el respeto y el amor, pueden hacer crecer a la Iglesia” (EG 40). Este crecimiento armonioso ayuda a preservar la doctrina cristiana más eficazmente que cualquier mecanismo de control.

“Es bueno que su tarea exprese que la iglesia ‘fomenta el carisma de los teólogos y su esfuerzo por la investigación teológica’ de manera que ‘no se contenta con una teología de escritorio’ y con ‘una lógica fría y dura que busca dominarlo todo» (Gaudete et Exsultate, 39). Será cierto siempre que la realidad es superior a la idea. En este sentido, necesitamos una teología que esté atenta al criterio fundamental: considerar ‘todas las nociones teológicas que finalmente cuestionan la omnipotencia misma de Dios, y su misericordia en particular, son inadecuadas’ (Comisión Teológica Internacional: La esperanza de salvación para los niños que mueren sin ser bautizados: n.2).

“Esto sucede si ‘el mensaje se concentra en lo esencial, en lo más bello, más grande, más atractivo y al mismo tiempo más necesario’ (EG 35). Bien sabéis que hay un orden armónico en las verdades de nuestro mensaje, donde el mayor peligro se produce cuando las cuestiones secundarias acaban eclipsando a las centrales”.

Francisco concluye su carta, señalando que los documentos de la DDF deben “tener un soporte teológico adecuado, que sean coherentes con el suelo rico (humus) de la enseñanza perenne de la Iglesia y también recibir el Magisterio reciente”.

La carta del Papa es un poco densa y, sin embargo, ofrece una visión revolucionaria para el futuro del compromiso de la iglesia con la teología, en particular los temas en disputa. Christopher Lamb de The Tablet  dijo que el nombramiento “ha desencadenado un terremoto eclesial. . .[y] anunció una revisión total en la forma en que el departamento de doctrina hace negocios”.

https://twitter.com/vaticannews_it/status/1675089527294111744?ref_src=twsrc%5Etfw%7Ctwcamp%5Etweetembed%7Ctwterm%5E1675089527294111744%7Ctwgr%5E25b74f316873e36c429f5cbafffad9f2c6797372%7Ctwcon%5Es1_c10&ref_url=https%3A%2F%2Fwww.religiondigital.org%2Fvaticano%2FFrancisco-Tucho-Fernandez-Doctrina-Fe_0_2574342545.html

Los métodos inmorales nombrados por Francisco se han utilizado durante mucho tiempo para suprimir una dirección más positiva LGBTQ en la iglesia. Esos métodos han incluido la represión de los líderes del ministerio LGBTQ+, como el Sr. Jeannine Gramick y el P. Robert Nugent, investigaciones de teólogos LGBTQ positivos, como Sr. Margaret Farley, RSM, y la remoción del ministerio de aliados LGBTQ+, como el p. Tony Flannery. Según Lamb, “cualquier persona sujeta a una de sus investigaciones dará fe del costo psicológico y emocional que conlleva”. La entonces Congregación para la Doctrina de la Fe bajo Ratzinger también fue la oficina de la iglesia que introdujo el lenguaje dañino de “objetivamente desordenados” sobre las personas lesbianas y gays en su carta de 1986, lo que también condujo a la expulsión de los capítulos de Dignidad de la propiedad católica.

¿Qué es probable que cambie ahora? Lamb cita al confidente papal Austen Ivereigh diciendo que el DDF no debe funcionar “vigilando y controlando la ortodoxia, sino abriendo nuevos caminos de reflexión teológica, sobre todo los que surgen de una iglesia sinodal”.

Es probable que el liderazgo del arzobispo Fernández no genere un repudio de las enseñanzas existentes sobre género y sexualidad, pero aún podría hacer mucho bien. Una nueva dirección para el DDF podría dar espacio a los teólogos para comprometerse pública y críticamente con la enseñanza católica en vista del conocimiento contemporáneo. Una nueva dirección podría detener el abandono de cualquier enseñanza formal sobre la identidad de género, lo que permitiría a los católicos el tiempo necesario para discernir de manera intencional y lenta cómo debe responder la iglesia. Una nueva dirección podría otorgar a los trabajadores pastorales la libertad de ministrar en los márgenes sin temor a la sanción.

Como mínimo, una nueva dirección evitará que los “métodos inmorales” del pasado vuelvan a causar daño. Aún mejor, una nueva dirección podría abrir la puerta para que la Iglesia Católica se convierta, tanto en la enseñanza como en la práctica, en una iglesia inclusiva lista para celebrar la gloria de Dios revelada en la vida de las personas LGBTQ+.

—Robert Shine (él/él), New Ways Ministry, 3 de julio de 2023

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