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¿Dónde estaban las lesbianas?

Viernes, 1 de marzo de 2024
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IMG_2553Elsi San Martín, por Dan Damelio

Voces y experiencias de la historia lésbica local en los 70 y los 80

Lesbianas en dictadura es un archivo en proceso que combina herramientas antropológicas, audiovisuales y periodísticas, producido por Eleonora Sabarots y Dan Damelio. Busca rescatar las voces y experiencias de la historia lésbica local en los 70 y los 80. 

IMG_2559Por Miranda Carrete

Un proyecto interdisciplinario de investigación que combina herramientas antropológicas, fotográficas, audiovisuales, periodísticas y documentales, producido por Eleonora Sabarots (antropóloga) y Dan Damelio (fotoperiodista). A partir de entrevistas y lecturas, buscan recuperar las voces de lesbianas que vivieron la última dictadura en Argentina y aportar a la construcción de una narrativa lesbiana como parte de una comunidad y como activistas. Abren una pregunta inicial: ¿Dónde estaban las lesbianas en la última dictadura Cívico, Militar, Eclesiástica?

 Exploran, en ese camino, las trayectorias político-afectivas de mujeres y lesbianas que escaparon de la heteronormatividad en un contexto de persecución a la comunidad LGBTIQ+. Además, buscan visibilizar los recorridos de lesbianas adultas mayores, contribuyendo así a la construcción de archivos lésbicos y genealogías disidentes. El proyecto se gestó durante un posgrado en la Universidad de Tres de Febrero y en colaboración con la organización Tierra Violeta.

Una memoria colectiva

Eleonora destaca la ausencia de textos específicos sobre lesbianas durante la dictadura de 1976, una vacancia con la que se encuentran muchxs investigadorxs.

Nuestra intención es aportar al archivo lésbico existente, construido desde los márgenes y autogestivo”, cuenta y enumera algunxs trabajos que sí pusieron el foco en las existencias lesbianas, aunque no en ese período dictatorial: Florencia Gemetro, Carlos Fígari, Laura Andrea González, Alejandra Sardá. Otro ejemplo fundante es Cuadernos de Existencia Lesbiana”, la primera publicación lésbica de Argentina realizada por las periodistas Adriana Carrasco e Ilse Fuskova en 1986. También el archivo digital Potencia Tortillera y es un ejemplo de construcción colectiva. Nuestro Mundo (1969) es la primera experiencia de una organización homosexual en el país y en Latinoamérica.

Héctor Anabitarte, uno de los fundadores, llevó la temática homosexual a sus espacios de militancia, después de eso lo rajan del partidoa muchos les pasó y es cuando se fundan estas primeras organizaciones”, explica Eleonora ilustrando una realidad que fue devastadora para muchxs militantes como se relata en el documental de Ernesto Ardito “Sexo y Revolución”.

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En esa búsqueda dieron con Grupo SAFO, un misterio para muchxs investigadorxs, ya que se supone que eran lesbianas quiénes escribían pero nadie sabe con exactitud quiénes lo conformaron. Con ese nombre firmaban las publicaciones de la revista Somos (órgano de difusión del FLH) en las que reflejaban un cuestionamiento hacia los roles de género, el machismo y la estigmatización que se ejercía contra ellas.

Se supone que el activismo lésbico empezó en la primavera democrática, ahí vino la pregunta por los orígenes. A veces parece que estamos siempre empezando, pero esto no es así”, afirma Dan Damelio. Las entrevistas incluyen a pioneras del activismo lésbico como Ana Rubiolo y Elsi San Martín, quienes comparten sus experiencias de formación política, discriminación y exclusión.

Voces protagonistas

La investigación inicial se centró en lesbianas organizadas políticamente, a medida que avanzaron las entrevistas, se amplió la perspectiva. En el encuentro con esas testigos vivas de una narrativa e historia lésbica, consiguieron recuperar las trayectorias vitales de cada entrevistada “puede que no existiese como categoría política el hecho de ser lesbiana en ese momento, pero tenían sus propias formas de nombrarse”, suma Ele. Sus historias ofrecen una visión más amplia de sus vidas en un contexto de patologización y represión.

Una de las monjas me llevó a la Villa, a los 15 años, era la única que tenía padre peronista y militante. Gracias a eso conocí una gran diversidad política de grupos católicos tercermundistas, me formé con ellos. Mi coming out lo hice en la dictadura, pero siempre fui lesbiana, desde chiquita”, dice Ana Rubiolo en un fragmento de entrevista, es una de las pioneras de activismo lésbico, formó parte de Cuadernos de Existencia Lesbiana, la revista Codo a Codo y un espacio llamado Lugar de Mujer, en el que conformaron el grupo autogestivo de lesbianas en 1988. En la charla cuenta sobre su formación política y su salida del clóset.

Era estudiante de psicología y relata que fue discriminada y excluida por algunas de sus compañeras en cuanto supieron que era lesbiana. En su historia aparece una figura muy importante que allana el camino desde el cuidado y la escucha para una adolescente a la que señalaban por el vínculo que tenía con una compañera. Una directora del colegio, quien le sugiere que se resguarde, desde un lugar de complicidad, la cuida y la contacta con un grupo político que militaba en villas. Ahí empieza a formarse políticamente desde muy joven.

“Sentíamos la condena social sobre nosotras, eso siempre estuvo. Creo que sigue estando en varios sectores de la sociedad. Empecé a asistir a unas clases de Historia en un sindicato. Yo tenía siempre inquietudes políticas. Un día conocí a Safina Newbery y me alucinó”, dice otra entrevistada Elsi San Martin, teóloga feminista y ex monja, otra pionera. Ele y Dan se acercaron a ella por el recorrido desde el catolicismo, entendieron en las charlas que entrar al convento fue una forma de resguardarse, aunque al principio se trató de una búsqueda para entender qué le pasaba en términos de su deseo.

Las fuentes

La investigación se basa en fuentes bibliográficas como Fiestas Baños y Exilios de Alejandro Modarelli y Flavio Rapisardi, No soy un bombero pero tampoco ando con puntillas de Alejandra Sardá, y El Sótano de San Telmo de val flores; Fichados de Christian Prieto y Amorales de Ana Solari Paz, ambos trabajan con archivos de la Ex Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires en las que existían dispositivos concretos de que había destinado un presupuesto y policías para perseguir a homosexuales, lesbianas, travestis.

Lesbianas en Dictadura se encuentra en proceso de investigación y producción, están trabajando en una presentación pública del registro audiovisual existente, para ampliar las voces involucradas y contribuir a la construcción de narrativas disidentes en el marco de un proyecto de memoria que aporte al archivo lésbico existente.

Fuente Página 12

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Pederastia (y encubrimiento) en la Iglesia católica: Wojtyla, Ratzinger… ¿quién está libre de pecado?

Miércoles, 26 de enero de 2022
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abusos-Iglesia_2098300203_9807727_660x371¿Podría condenar un Papa a otro por su inacción ante los abusos?

Las acusaciones contra el Papa emérito destapan las dinámicas de ocultamiento de los abusos sexuales desde tiempos de Juan Pablo II y su política de protección de depredadores como Maciel, McCarrick o Figari, o encubridores como el cardenal de Boston, Bernard Law, o el mismísimo Benedicto XVI

Francisco está decidido a acabar con el flagelo de la pederastia, pero la dinámica del encubrimiento parece mucho más difícil de erradicar en una institución acostumbrada a lavar los trapos sucios en casa, y a acusar a las víctimas, y a los medios que destapan el horror de los abusos, de “falta de prudencia”

El mayor problema de la Iglesia en este tema es… que no se libra nadie. Nadie”. Con la voz temblorosa, un funcionario vaticano admite a RD que el informe elaborado por un equipo independiente de abogados y que ha destapado la implicación del Papa emérito, Benedicto XVI, en el encubrimiento de al menos cuatro casos de abusos sexuales a menores, no ha sido recibido con sorpresa en los muros de la Santa Sede.

Y es que el “largo camino hacia el abismo”, como ha definido la Iglesia alemana los resultados del informe –uno más, frente a la enésima negativa del episcopado español– que destapa medio millar de casos de abusos en las últimas décadas en la diócesis que dirigió Joseph Ratzinger antes de ser nombrado prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, es “una nueva muestra de que prácticamente todos los obispos que tuvieron responsabilidades pastorales hasta hace una década, de uno u otro modo, no hicieron lo suficiente para amparar a las víctimas, y sí para proteger al sacerdote o religioso implicado.

El ‘apóstol de la juventud’ que resultó un depredador

juan-pablo-ii-bendiciendo-a-marcial-maciel Juan Pablo II bendiciendo al siniestro depredador sexual Marcial Maciel

¿Nadie está libre de pecado? Muy pocos, sostienen fuentes vaticanas, que subrayan que el problema no viene tanto de la pederastia en sí, cuanto de la dinámica de encubrimiento que se suscitó en la institución durante décadas, y que tuvo en Juan Pablo II a su máximo exponente. Un Wojtyla que, durante años, no hizo caso a las denuncias de abusos contra algunos de los líderes de la restauración conservadora tras la apertura del Concilio Vaticano II y que amparó a pederastas tan famosos como el fundador de la Legión de Cristo, Marcial Maciel, al que llegó a llamar “apóstol de la juventud”.

Y es que, pese a que las acusaciones en su contra llegaron a Roma ya en 1988 (anteriormente, en 1954, siendo Papa Pío XII, ya habían aparecido denuncias, que finalmente cayeron en el olvido), Juan Pablo II no quiso abrir expediente alguno contra Maciel. Hoy, ambos han fallecido: el fundador de la Legión, como el mayor depredador de menores de la historia reciente de la Iglesia; el Papa polaco, como santo universal.

El caso de Maciel no fue el único. El líder del Sodalicio, Luis Figari, también campó a sus anchas durante años, como lo hizo Theodore McCarrick, uno de los cardenales más poderosos de Estados Unidos y al que Francisco arrebató la púrpura y hoy está siendo juzgado por tribunales norteamericanos.

Los Legionarios de Cristo tardaron más de tres décadas en reconocer los abusos de su fundador, protegido como en el caso de McCarrick por Juan Pablo II y su fiel secretario Estanislao Dzwisz, que hace pocos meses fue absuelto en una investigación sobre abusos en Polonia que amenazaba con implicar al propio Papa polaco.

La contrapartida, en ambos casos, era evidente: una fuerte financiación proveniente de México y Estados Unidos, y nuevas vocaciones sacerdotales para el proyecto de involución en la Iglesia católica. Roma cumplió, ninguno pisó la cárcel.

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El cardenal Law, refugiado en el Vaticano

Otros casos, como el de Fernando Karadima, uno de los formadores de buena parte del episcopado chileno, y abusador impune durante años, terminaron por juzgarse. La mayoría no corrieron con tanta suerte. Cuando en 2002 estalló el escándalo por la investigación del Boston Globe, que reveló miles de casos de pederastia y que llevó a la bancarrota a media iglesia católica de Estados Unidos, el cardenal de Boston, Bernard Law, dimitió de su cargo pero, en lugar de afrontar sus responsabilidades, viajó a Roma… y nunca regresó. La Santa Sede, primero con Juan Pablo II y después con Benedicto XVI, denegó las peticiones de extradición de la justicia norteamericana, y acabó muriendo entre los muros vaticanos.

De hecho, Law vivió a sus anchas hasta que el 14 de marzo de 2013, al día siguiente de ser elegido Papa, Francisco se lo encontró en la basílica de Santa María la Mayor, adonde había acudido a rendir pleitesía a la patrona de Roma. El cardenal tenía allí su residencia desde que Juan Pablo II lo nombrara, en 2004, arcipreste de uno de los templos más importantes (y más ricos) de la Ciudad Eterna. Al ver al cardenal Law, a Bergoglio se le desencajó la cara y se alejó inmediatamente de él.No quiero que siga frecuentando esta Basílica”, le espetó el argentino.

Fuentes vaticanas defienden que Francisco está decidido a acabar con el flagelo de la pederastia, pero la dinámica del encubrimiento parece mucho más difícil de erradicar en una institución acostumbrada a lavar los trapos sucios en casa, y a acusar a las víctimas, y a los medios que destapan el horror de los abusos, de “falta de prudencia”. No es una cosa del pasado, sino una afirmación del cardenal de Valencia, Antonio Cañizares, el viernes pasado, a cuenta del informe entregado por El País al Papa y al cardenal Omella.

¿Un Papa condenaría a otro Papa?

Pederastia2Con todo, nunca hasta la fecha una acusación, con pruebas, había llegado tan lejos. Ni más ni menos que contra Joseph Ratzinger, quien fuera Papa de 2005 hasta su renuncia, en 2013. Un Benedicto XVI que sí comenzó a investigar los abusos de Maciel, que abrió la puerta a los cambios en la legislación que Francisco está intentando culminar, pero que no supo, o no quiso, actuar con la dureza con la que ahora (por convicción o por la fuerza de los hechos) está haciéndolo el pontífice argentino.

La razón, tal vez, pudiera estar en lo ocurrido entre 1977 y 1982, cuando Ratzinger ejerció como arzobispo de Múnich. Según la investigación independiente, el hoy emérito sabía de la existencia de casos de abusos sexuales a jóvenes y menores cometidos por miembros de la Iglesia católica alemana cuando sucedían y tuvo, en al menos cuatro de ellos, una conducta reprochable. Entre ellos, el caso del sacerdote Peter H., quien en 1980 fue trasladado del obispado de Essen al de Múnich tras haber sido acusado de pedófilo y que en su nuevo destino siguió cometiendo abusos.

Aunque el secretario de Ratzinger ha negado las acusaciones, y el Papa emérito ha entregado una respuesta de 82 folios a los investigadores, éstos no dan credibilidad a la versión de Benedicto XVI. El Vaticano, que ha mostrado su “vergüenza” ante los datos presentados, se ha comprometido a dar una respuesta una vez lea el documento. Pero la siguiente pregunta se antoja imposible de responder: ¿qué hará Francisco si se demuestra, como parece, que su antecesor encubrió a curas pederastas?

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¿Se atreverá Bergoglio a condenar al Papa emérito? Una decisión así, apuntan en la Curia vaticana, sería muy difícil de tomar, pues pondría en cuestión la infalibilidad papal. “Y, sobre todo, porque parte de la Iglesia no entendería que un Papa condenara a otro”, nos cuentan. Y añaden: Si de verdad nadie se libra… ¿alguien podría sacar algún dossier similar sobre Bergoglio?”. La pregunta, otra vez, se queda sin respuesta

Fuente Religión Digital

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El potente editorial del National Catholic Reporter: “Obispos de EE.UU., por favor, supriman el culto a San Juan Pablo II”

Lunes, 16 de noviembre de 2020
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juan-pablo-ii-bendiciendo-a-marcial-macielJuan Pablo II bendiciendo al siniestro depredador sexual Marcial Maciel:

“El S.XXI quedará por siempre empañado por su insensible toma de decisiones”

“Ha llegado el momento de hacer un difícil ajuste de cuentas. Este hombre, proclamado santo católico por el Papa Francisco en 2014, puso voluntariamente en riesgo a niños y jóvenes en la Arquidiócesis de Washington, D.C., y en todo el mundo”

“Al hacerlo, también socavó el testimonio de la Iglesia mundial, hizo añicos su credibilidad como institución y dio un ejemplo deplorable a los obispos”

“Como todos los santos, Juan Pablo tiene un culto vibrante: personas de todo el mundo que celebran su memoria fomentando la devoción a él, poniendo su nombre en iglesias y escuelas y organizando procesiones y desfiles en su fiesta”

El velo de silencio de las estructuras eclesiásticas hizo que causas civiles prescribieran. McCarrick, Maciel, Karadima, Figari… los ‘apóstoles’ de la pederastia y la Iglesia que calló

Luis Badilla: ” McCarrick es una radiografía de lo que es, y cómo se comporta, una parte de la Iglesia Católica”

Escalada y desescalada en el poder de un abusador, durante tres papados: Las cinco claves del informe McCarrick según el New York Times

“De palabra y obra, el Papa Francisco ha cumplido”: O’Malley, ante el informe McCarrick: “Los supervivientes merecen nuestro cuidado, apoyo y honestidad”

El Papa sobre el informe McCarrick: “Renuevo mi cercanía a las víctimas de todos los abusos y el empeño de la Iglesia por erradicar este mal”

Un cura polaco acusa al cardenal Dziwisz de encubrir los abusos a menores de un clérigo

Sanción disciplinaria del Vaticano al cardenal polaco Gulbinowicz, acusado de abuso sexual de menores

Manifestantes frente a la residencia del obispo exigen “Cracovia libre de Dziwis“: Dziwisz defiende su “conducta transparente”, mientras la calle grita que se vaya de Cracovia

Las escuelas católicas y la catequesis, lugar preferido para los pederastas en Francia

Ex embajador del Vaticano acude a su “temperamento latino” en su defensa, acusado de agresiones sexuales a cinco hombres

Es el Caso Gaztelueta. Es España en el año 2020″:¿Se imaginan irse a la cama cada día viendo que el abusador de su hijo no va a pisar la cárcel?. Alberto Cano, familiar de una víctima de abusos

Juan Cuatrecasas, padre de la víctima: “Nos parece una falta de respeto absoluta a una víctima denunciante de abusos sexuales”

 

(National Catholic Reporter).- En muchos, muchos aspectos, el Papa Juan Pablo II fue un hombre admirable. Los últimos decenios del siglo XX se vieron enriquecidos enormemente por su hábil uso de la diplomacia papal para alzar la voz de los pueblos oprimidos de Europa oriental, por sus diversos esfuerzos en pro del diálogo interreligioso y por su testimonio personal de la dignidad del envejecimiento.

Pero como el informe sin precedentes del Vaticano sobre la carrera del ex cardenal Theodore McCarrick revela con detalles impactantes, la primera década del siglo XXI quedará por siempre empañada por la calamitosa e insensible toma de decisiones de Juan Pablo.

Ha llegado el momento de hacer un difícil ajuste de cuentas. Este hombre, proclamado santo católico por el Papa Francisco en 2014, puso voluntariamente en riesgo a niños y jóvenes en la Arquidiócesis de Washington, D.C., y en todo el mundo. Al hacerlo, también socavó el testimonio de la Iglesia mundial, hizo añicos su credibilidad como institución y dio un ejemplo deplorable a los obispos al ignorar los relatos de las víctimas de abusos.

Como todos los santos, Juan Pablo tiene un culto vibrante: personas de todo el mundo que celebran su memoria fomentando la devoción a él, poniendo su nombre en iglesias y escuelas y organizando procesiones y desfiles en su fiesta litúrgica.

Dado lo que sabemos ahora sobre las repercusiones a largo plazo de la toma de decisiones de Juan Pablo, los obispos estadounidenses, que se reunirán la próxima semana para su conferencia anual, deberían considerar seriamente si los católicos estadounidenses pueden continuar con estas prácticas. También deberían discutir la solicitud de que el Vaticano suprima formalmente el culto de Juan Pablo. Las víctimas de abuso no merecen menos.

Como lo muestra claramente el devastador reporte del Vaticano, la decisión del difunto Papa de nombrar a McCarrick como arzobispo de Washington en el año 2000 vino a pesar de las severas advertencias de sus asesores de más alto nivel en ambos lados del Atlántico.

La carta del 28 de octubre de 1999 del cardenal de Nueva York John O’Connor, que se ha revelado por primera vez, no podría haber sido más ominosa. McCarrick, advirtió O’Connor, había sido objeto de acusaciones anónimas y se sabía que invitaba a seminaristas a dormir en la misma cama que él. Sobre la posibilidad de promover a McCarrick más allá de su entonces rol como Arzobispo de Newark, New Jersey, O’Connor escribió: “Lamento tener que recomendar muy fuertemente en contra de tal promoción”.

O’Connor, que envió la carta el 28 de octubre de 1999, ya que sufría de un cáncer cerebral que lo llevaría a la muerte sólo siete meses después, también dijo que tenía “graves temores” sobre la posibilidad de la promoción y el “grave escándalo” que podría causar a la Iglesia.

“Deberían discutir la solicitud de que el Vaticano suprima formalmente el culto de Juan Pablo. Las víctimas de abuso no merecen menos”

Léalo de nuevo. Esto no fue una simple luz roja parpadeante. Era un boletín de alerta y acción final de una de las figuras más importantes de la Iglesia global. A pesar de eso, y a pesar de que las preocupaciones de O’Connor fueron repetidas posteriormente por el embajador del Vaticano en los EE.UU., y el prefecto de la Congregación de Obispos del Vaticano, Juan Pablo confiaría en las negaciones de McCarrick sobre su comportamiento y haría el nombramiento de todos modos.

Lo que es más, para hacerlo el Papa tuvo que tomarlo personalmente bajo su ala – instruyendo inusualmente al Secretario de Estado del Vaticano para que le dijera a la congregación de obispos que añadiera el nombre de McCarrick a la lista de sacerdotes considerados para el trabajo, y luego hacer que la Congregación para la Doctrina de la Fe renunciara a la comprobación estándar de la adhesión de McCarrick a la doctrina católica.

Esto es aún más devastador si se considera que la decisión se tomó durante el mismo período en que el Vaticano se enteró de las acusaciones de abuso del Padre Marcial Maciel Degollado, el fundador mexicano de los otrora poderosos Legionarios de Cristo, cuyas víctimas se cuentan al menos por docenas y posiblemente por cientos.

Los periodistas Jason Berry y Gerald Renner expusieron por primera vez el abuso de Maciel contra los seminaristas en 1997. En 1998, ocho ex-legionarios llevaron su caso contra Maciel a la congregación doctrinal. Juan Pablo continuaría alabando públicamente al hombre por el resto de su papado. Maciel no fue castigado públicamente hasta 2006, después de la muerte de Juan Pablo, cuando el Papa Benedicto XVI ordenó al sacerdote una vida de penitencia.

Ya no hay forma de escapar a la verdad. Juan Pablo, en muchos sentidos un hombre admirable, fue voluntariamente ciego al abuso de niños y jóvenes.

Suprimir el culto del difunto pontífice no significaría decirle a la gente que tienen que tirar sus reliquias o sus medallas – la gente todavía podría practicar la devoción privada hacia él. Pero para las víctimas de abusos, sus defensores y muchos otros, la memoria de Juan Pablo ya no es una bendición. No debería ser celebrada en público.

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Juan Pablo II y Ratzinger, “Tanto monta, monta tanto…”

Fuente Religión Digital

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Rocío Figueroa: “Jesucristo fue víctima de abusos sexuales”

Martes, 16 de abril de 2019
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Jesucristo-abusado_2111198916_13505110_660x371La teóloga peruana aporta sanación a las víctimas del Sodalicio con una nueva teología

“Durante su Pasión, el Señor fue obligado a desvestirse delante de 500 soldados y probablemente también fue crucificado desnudo”

“Si sigues a Jesús y ves a las víctimas, verás el rostro de Jesús en las víctimas, que Jesús sufrió lo mismo”

“La realidad es que Jesús murió desnudo. La finalidad no era solo matar a la víctima, sino también humillarla, humillarla sexualmente”

Jesucristo fue víctima de abusos sexuales, y ya va siendo hora de que la Iglesia lo admita, según la teóloga y superviviente del Sodalicio en Perú, Rocío Figueroa. Por al menos tres razones. Porque la tesis es plenamente consistente con los relatos de los Evangelios. Porque reconocerlo podría ayudar a la Iglesia a fomentar de cara al futuro ambientes más seguros para los niños y otras personas vulnerables, y también a replantearse su visión “platónica y negativa” de la sexualidad en general. Pero sobre todo, porque admitir que Jesucristo sufrió agresiones de este tipo puede ayudar a otras víctimas a curarse y a sanarse, sabiendo que el hombre que se venera en el cristianismo como “hijo de Dios” padeció los mismos dolores que ellos.

Figueroa, profesora de teología sistemática en el Good Shepherd College de Auckland, Nueva Zelanda, habló con Crux con ocasión de la presentación del nuevo estudio que ha escrito junto con el teólogo David Tombs“Reconociendo a Jesús como víctima de abuso sexual: respuesta de sobrevivientes del Sodalicio en el Perú”. La también investigadora externa en el Centro de Teología y Asuntos Públicos en la Universidad de Otago explicó que el estudio analiza las reacciones de ocho víctimas del Sodalicio de Luis Fernando Figari a la idea de que Jesucristo fue víctima de abusos.

“No quisimos hacer conclusiones generales”, apuntó la teóloga, a propósito de lo que calificó como un estudio de pequeño tamaño “no cuantitativo, sino cualitativo”. “Quisimos profundizar en las respuestas de los supervivientes“.

La “humillación sexual” del Señor

No fue un mero ejercicio retórico presentar al Señor como víctima a estos supervivientes, sino todo lo contrario. Los mismos Evangelios describen con todo lujo de detalles los abusos que sufrió. “Jesús fue obligado a desnudarse” durante su Pasión, recordó Figueroa, explicando que los romanos “le obligaron tres veces a desvestirse, y ello en frente de un grupo de 500 soldados”. Nada más y nada menos que un ejercicio de “humillación sexual”.

“También era una práctica común crucificar a los prisioneros totalmente desnudos”, profundizó la teóloga, recordando que en el Evangelio de Juan los soldados le quitan la ropa al Señor y se la reparten.La realidad es que Jesús murió desnudo. La finalidad no era solo matar a la víctima, sino también humillarla, humillarla sexualmente”, aclaró, poniendo en entredicho la representación de Jesús en la cruz cubierto por un paño. “Quizás sintieran que era demasiado escandaloso, demasiado fuerte, demasiado chocante ver a un Jesús tan humano, tan realista”, especuló la teóloga acerca de por qué surgió la tradición del llamado “lienzo de pureza”.

55a9780a-f0df-4852-ae5f-8c487fc795d6Crucifixión de Cristo. 1890. Max Klinger.
Museum der Bieldesde

Ver el rostro de Jesucristo en las víctimas

¿Cómo acogieron entonces los supervivientes del Sodalicio entrevistado por Figueroa y Tombs este relato de Jesucristo como víctima de abusos? Aunque les conmocionó la idea, explicó Figueroa, coincidieron en que fue probablemente lo que pasó desde un punto de vista histórico. Y aunque algunos supervivientes observaron que presentar a Jesús como víctima poco les va a ayudar a las víctimas que ya no se consideran cristianos, todos se pusieron de acuerdo en que el relato puede ayudar, y mucho, a la Iglesia como institución.

Según relató la teóloga, los supervivientes “dijeron que el problema es que la Iglesia nunca se ha enfrentado a la realidad de la sexualidad de una forma saludable [y] si [obispos y curas] no pueden ver también la sexualidad de Jesús, la sexualidad de los seres humanos, no pueden ver la perversión que es el abuso sexual”. “Si sigues a Jesús y ves a las víctimas, verás el rostro de Jesús en las víctimas, que Jesús sufrió lo mismo”, explicó Figueroa.

“Una consolación grande”

Y es que hasta que la Iglesia se humille y admita la realidad de los abusos que sufrió el hombre al centro de su fe, culto y doctrina no habrá sanación ni solución a la crisis de agresiones sexuales por la que actualmente atraviesa, alertó Figueroa. “Si vemos a Jesús en su realidad humana, que él sufrió humillación sexual y sintió lo que siente una víctima, es poderoso. Sintió vergüenza en su cuerpo. Sintió escarnecido, vulnerable, lo que siente una víctima cuando su cuerpo está expuesto sin respeto”.

Pensar así, al menos, ha ayudado a la teóloga, quien admitió que la idea de un Jesucristo abusado le “consoló”. “Cuando estás en la crisis, piensas que Dios te abandonó”, confesó, acerca de lo que sufrió ella. “Así que, cuando ves que Jesús sufrió, Jesús sabe lo que yo he vivido, es una fuente de consolación grande”.

Fuente Religión Digital

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Un obispo peruano pide excomulgar a los clérigos y laicos pederastas

Jueves, 28 de marzo de 2019
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obispo-Ayaviri-Kay-Martin-Schmalhausen_2106699358_13465021_660x371Pues sería una buena medida:

 La ley canónica “no ha sido, ni es actualmente, lista para actuar” en casos de abusos, advierte monseñor Kay Schmalhausen

Advierte de que actualmente se manda el mensaje de que nuestra Iglesia “no es capaz de hacer justicia ni de reparar el daño causado”

“¿A qué llamamos justicia, y cómo encontramos una proporcionalidad justa entre ofensas y sanciones: qué significa reparación?”

El ex-obispo de Wheeling-Charleston, acusado de abusar de adolescentes y adultos. Bransfiel, cesado por mala conducta sexual.

Joaquín Benítez reconoce dos abusos y pide perdón a las víctimas. Matiza que se sintió “amparado”

Para los clérigos y fieles que abusan de menores, no basta con apartarles de la vista pública, obligarles a observar una vida de penitencia ni incluso en su caso “reducirles” al estado laical. Hay que excomulgarles. Esa es la opinión del obispo de Ayaviri (Perú), Kay Schmalhausen, quien ha sostenido que ante los “escándalos enormes” de abusos “que degradan el rostro de Cristo y su Iglesia”, y el “daño irreparable que han sufrido tantas víctimas”, “es nuestro deber repensar la aplicación de medidas penales más proporcionales y justas” para fieles y clérigos pederastas y encubridores.

“¿Qué se ha hecho hasta aquí con los perpetradores de tales crímenes? ¿Cómo se está reparando el daño a las víctimas, junto con el escándalo a los fieles de la Iglesia y en los ojos del mundo? ¿Hay incluso un mínimo de proporcionalidad y justicia en las medidas implementadas hasta aquí?” se preguntó Schmalhausen en una entrevista con Crux.

“Claramente la respuesta hoy parece ser que no”, admitió el prelado, obispo de Ayaviri desde 2006. “El resultado es la indignación de muchos católicos y no católicos”, continuó, apuntando que “frente a estos nuevos problemas” de abusos destapados en la Iglesia, “nuestra ley criminal no ha sido, ni es actualmente, lista para actuar”.

Maciel, Figari, Karadima, McCarrick… nunca han pedido perdón

Como ejemplos de castigos que no han llegado lo suficientemente lejos, Schmalhausen citó al fundador pederasta de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, quien fue apartado del ministerio activo en 2006 por Benedicto XVI pero nunca laicizado. El prelado también mencionó el caso de Luis Figari, tema que le ha afectado personalmente por haber sido miembro del Sodalicio que Figari fundó y del que Figari aún forma parte, pese a sanciones por abusos tanto de la justicia civil como de la canónica. Y los casos de los pederastas chileno y estadounidense Fernando Karadima Theodore McCarrick, que aunque han sido retirados ambos del sacerdocio, según el obispo Schmalhausen deben ser castigados más.

De estos cuatro hombres nunca hemos tenido ningún manifiesto público de arrepentimiento ni ninguna petición de perdón; solo el silencio y su desaparición de la escena pública”, lamentó Schmalhausen, añadiendo que los fieles católicos y las víctimas “merecen algo más como medida de reparación”.

Es más, la laicización de Karadima y McCarrick “tampoco parece reparar nada”, ya que hay curas que piden volver al estado laical “como gracia, no como sanción”. “El sentido común advierte de que hay algo que no cuadra”, reconoció el prelado, especialmente si estos pederastas pueden seguir disfrutando de los beneficios materiales y espirituales de la Iglesia, e incluso se les permite en cierta medida el “ritmo natural de vida” de otros ancianos de su misma edad.

“Itinerario penitencial necesario”

Es aquí donde entra el “remedio sano” de la excomunión para los curas pederastas, según Schmalhausen, al estilo de Pablo en el capítulo cinco de su primera carta a los corintios. Aunque reconoció que aunque el repudio también probablemente sea una medida “insuficiente”, al menos requeriría una muestra pública de arrepentimiento y una petición pública de perdón como parte de un “itinerario penitencial necesario” hacia volver al seno de la Iglesia.

Y para los obispos encubridores, más de esta misma medicina, sugirió el obispo de Ayaviri. Como mínimo, las mismas sanciones que actualmente se aplican a los curas perpetradores: retirada del ministerio activo y la entrega de pruebas a la justicia criminal.

La Iglesia, ¿capaz de reparar el daño causado por los abusos?

“Plantear este asunto, entiendo, es muy doloroso y quizás puede crear reacciones adversas”, valoró el prelado. “Pero los interrogantes siempre estarán allí: ¿A qué llamamos justicia, y cómo encontramos una proporcionalidad justa entre ofensas y sanciones: qué significa reparación?”, preguntó.

Sea cómo fuere, para el obispo de Ayaviri hay un peligro real y “preocupante” por el que urgen reformas de este estilo: “Que estemos enviando a nuestros fieles el mensaje equivocado: que nuestra Iglesia no es capaz de hacer justicia ni de reparar el daño causado, lamentó.

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Fuente Religión Digital

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¡PERDÓN! El dolor de las víctimas y sus familias es también nuestro dolor

Viernes, 21 de septiembre de 2018
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abusosReflexión de instituciones católicas sobre los escándalos de pederastia

Sentimos vergüenza cuando constatamos que nuestro estilo de vida ha desmentido y desmiente lo que recitamos con nuestra voz

Mea culpa’ de Blázquez: “Ha habido abusos sexuales, autoridad prepotente, encubrimiento”

Víctimas demandan a la Iglesia de Pensilvania para que publique los nombres de curas abusadores

Un cura guatemalteco, penado con 16 años de cárcel por violar a una menor

Cardenal Barreto: “Figari es un pervertido sexual, económico y manipulador de conciencias”

El Papa destituye “de forma inapelable” al cura chileno Cristián Precht por abusos

El obispo de Jalandar, acusado de violar a una monja, ofrece al Papa su renuncia temporal

Un grupo de instituciones católicas quiere pedir perdón a la sociedad por los escándalos de pederastia, denunciar algunos defectos de la Iglesia que han podido contribuir a ella y pedirle que estudie todas sus causas (psicológicas, sociales y estructurales), lamentando que todo el servicio humano que la Iglesia intenta aportar quede ofuscado y contaminado por esta peste de nuestra época. Ojalá que la comisión vaticana que acaba de ser convocada encuentre caminos para solucionar este drama.

Eso intenta decir el siguiente texto. Si la prisa, el verano y las inevitables dificultades de este tipo de acciones, han impedido a algunos firmar, queda siempre la posibilidad de adherirse a él (dirigiéndose a Religión Digital).

Nunca será suficiente lo que se haga para pedir perdón y reparar el daño causado… El dolor de las víctimas y sus familias es también nuestro dolor… Sentimos vergüenza cuando constatamos que nuestro estilo de vida ha desmentido y desmiente lo que recitamos con nuestra voz…, que no actuamos a tiempo reconociendo la magnitud y la gravedad del daño que se estaba causando… Es necesario que cada uno de los bautizados se sienta involucrado en la transformación eclesial y social que tanto necesitamos. (Francisco, obispo de Roma, Carta al pueblo de Dios, 20.08.2018)

I.- EL ESCÁNDALO

Quien recibe a un niño a Mí me recibe. Y quien escandalice a uno de esos pequeños, más le valdría que le colgasen en el cuello una muela de tahona y lo arrojasen en alta mar (Mt 18, 5.6).
Jesús fue de Galilea al Jordán y se presentó a Juan Bautista para ser bautizado por él (Mt 3,13)

Las líneas que siguen quieren ser una sincera y pública petición de perdón que, como cristianos, presentamos a la sociedad por el monstruoso escándalo de la pederastia clerical. Si hemos proclamado otras veces que “la iglesia somos todos” eso no puede valer solamente a la hora de participar en decisiones sino también a la hora de asumir responsabilidades por humillantes que éstas sean.

Por otro lado, como cristianos sabemos que nuestra solidaridad llega hasta el extremo de hacer nuestras de alguna manera las culpas de nuestros hermanos, como también (por ese misterio de la “comunión de Lo Santo” que confesamos en el Credo) participamos de la bondad y la fe de nuestros hermanos. Jesús de Nazaret, “el santo de Dios”, se alineó con todos los pecadores en la fila de los que buscaban ser bautizados por Juan y, a pesar de la extrañeza de éste, le obligó a bautizarle. Algo así es el sentido que quisiéramos dar a esta petición de perdón. Porque, en verdad, nos sentimos sinceramente abrumados y sucios por esos escándalos increíbles.

Pero toda petición de perdón es inane si no va acompañada, además de por el dolor, por un decidido propósito de enmienda. Eso es lo que quisiéramos ir poniendo en práctica a lo largo de estas reflexiones: ir buscando las causas y analizar los hechos para ver si es posible que estos no se repitan nunca más. Lo hacemos aun sabiendo que nos falta información, que hay muchos puntos oscuros y que quizá no conocemos todos los contextos. Por eso iremos sugiriendo también las informaciones de que disponemos y que ojalá algún día puedan ir completándose.

Un auténtico sacrilegio.

La pederastia es monstruosa por la minoría de edad de la víctima. En nuestra sociedad hipócrita, tan amiga de cacarear los derechos humanos, solo parecen tener derechos aquellos que tienen fuerza y voz para reclamarlos. Y eso es, precisamente, lo que no tienen los niños.

En un mundo que se suele caracterizar por el desprecio de los niños dado que “no son rentables”, y que ha dado lugar a aberraciones como los niños soldado o los niños esclavos (unos 180 millones hoy en día), nuestra iglesia ha contribuido a esas páginas tan negras, añadiendo la epidemia de los niños abusados. Es como para echarse a llorar y no cesar en ese llanto hasta que desaparezca el dolor de los maltratados.

Paradójicamente, es conocido que la hija pequeña de Karl Marx (Eleanor, 1855-1898), dejó escrito que su padre (“el moro” como le llamaban los hijos, tan hostil por otro lado al cristianismo) “me contó la historia del carpintero de Nazaret que fue crucificado por los poderosos. Mi padre decía que podemos perdonarle mucho al cristianismo porque nos enseñó a amar a los niños”1. El contraste entre ese testimonio y los escándalos actuales no puede sernos más desgarrador.

El crimen mayor: la ocultación.

Cuesta creer que un ser humano pueda experimentar una atracción casi irresistible por el sexo con niños. La pederastia es una enfermedad además de un pecado. No es una simple variante de la sexualidad como pretenden a veces sus defensores. En el orgasmo pleno sexual, al placer material le acompaña siempre una especie de éxtasis psicológico o espiritual que es el que le da su plenitud tan asombrosa. Cuando ese éxtasis espiritual lo constituye el amor pleno, limpio y total hacia la otra persona, la sexualidad funciona.

Cuando falta ese amor, la dimensión “espiritual” del sexo es sustituida por otros factores psicológicos como el poder, la posesividad, el desprecio y hasta el odio, los cuales degradan la relación y cumplen aquella tesis de que lo pésimo no es más que la corrupción de lo óptimo2. Cuando la sexualidad discurre por esos cauces antinaturales nunca encuentra la plena satisfacción anhelada y acaba buscándola en formas insólitas y degradadas de relación. Se cumple aquí el famoso diagnóstico del Buda: “tratar de aplacar las pasiones cediendo a ellas es como querer calmar la sed bebiendo agua salada”.

No obstante, lo más monstruoso de estos casos no está en la fragilidad y debilidad humanas que siempre son comprensibles: pues esa fragilidad justificaría una caída particular, pero nunca una hipócrita doble vida, mantenida durante años. Los autores de esas monstruosidades ¿iban a confesarse? Y si era así: ¿qué consejos recibían y qué propósito de enmienda aportaban a esa confesión? ¿Habían llegado a entenebrecer su conciencia hasta el punto de considerar normales esas aberraciones y seguir viviendo con absoluta tranquilidad?

Nuestro mundo ya conoció la tranquilidad con que los nazis juzgaban normales los campos de concentración. Eso era lo más sorprendente y eso es, también ahora, lo que más nos escandaliza de todas estas historias: el intento de haberlas mantenido ocultas durante tanto tiempo. Es increíble el episodio de aquella niña que fue a contar a un cura lo que le había ocurrido y recibió como única respuesta: “confiésate y no lo digas a nadie”.

Por eso, casi más incomprensible que la actuación de esos depravados ha sido la insensibilidad de tantos obispos y responsables a la hora de escuchar a las víctimas, la imposición de silencio y el procedimiento casi sacrílego de limitarse a trasladar al delincuente a otra parroquia. ¿Qué formación moral habían recibido todos aquellos eclesiásticos? ¿No se preguntaron nunca qué apostolado podrían ejercer ni qué bondad podrían transmitir quienes vivían en esa hipócrita doble vida?

Por tanto, parece necesario analizar y buscar las causas no ya personales sino estructurales de toda esta tragedia. Porque el propósito de enmienda personal es inútil en sujetos ya envejecidos o desaparecidos. Y el horror podría seguir repitiéndose en sus sucesores si no han desaparecido las causas que lo propiciaron. Hay que buscar, por así decir, los “pecados” o las complicidades de la institución, que posibilitaban o favorecían conductas tan monstruosas.

II.- PROPÓSITO DE ENMIENDA

Lamentar que en todo nuestro mundo occidental haya una banalización o degradación generalizada de la sexualidad, como han hecho algunas altas jerarquías para justificar escándalos tan horribles, es insuficiente. No basta con echar mano del clásico recurso de culpar a los otros, al que tan propensos somos los humanos. Independientemente de la verdad que pueda tener ese lamento, no es lo que toca ahora. La enmienda ha de afectar a los defectos propios, lo cual supone primero reconocerlos abiertamente.

Sin pretensiones de exhaustividad intentaremos analizar algunos vicios estructurales, arraigados en nuestra Iglesia y que pueden acabar generando disfunciones o “células neoplásicas“, primero quizás leves pero, a la larga, tan terribles como la que estamos intentando comprender aquí.

Este análisis es tanto más necesario cuanto que la Iglesia tenía antes fama de ser extremadamente severa frente a determinados delitos sexuales del clero. Cuando una mujer era solicitada por el cura en el confesonario, el antiguo derecho canónico la obligaba presentar al obispo una denuncia contra el solicitante; la castigaba con excomunión si no hacía esa denuncia, y la excomunión no podía ser levantada mientras no se llevara a cabo la denuncia. Juan XXIII publicó una instrucción titulada “Crimen sollicitationis”, encargando de estos problema no a la congregación del clero sino a la congregación “de la fe” (entonces “santo oficio”), el organismo más importante del entramado curial.

¿Qué ha ocurrido para que se haya podido pasar de aquella severidad al increíble laxismo actual? Sin pretender ser exhaustivos vamos a sugerir algunos puntos para ese análisis. Aunque, de entrada, ya se sospecha intuitivamente que el factor publicidad ha podido ser decisivo en ese cambio.

Clericalismo

No parece tan claro que estos actos espantosos sean solo una consecuencia del celibato obligatorio, pues en bastantes casos parece tratarse de individuos homosexuales que, no sabiendo cómo afrontar su situación, optaron por hacerse curas: tengamos en cuenta que algunos caso son de hace bastantes años, cuando la sociedad no ofrecía a los homosexuales una manera sana y digna de vivir su condición (y ojalá que esto sea también un aviso para la Iglesia).

Estamos en contra del celibato obligatorio, pero no por esta razón sino porque el derecho de las comunidades cristianas a la eucaristía pasa por delante del derecho que pueda tener la autoridad eclesiástica para poner determinadas condiciones a quienes piden ordenarse de presbíteros. Por otro lado, hoy en día el presbítero tiene muchas más facilidades “normales” si quiere ser infiel a su compromiso: lo escandaloso e incompresible no es ahora que un cura intente seducir a una mujer, sino que intente abusar de un niño. Y finalmente (y aunque ha interesado menos a los medios de comunicación informar sobre eso), la plaga de la pederastia se ha dado también en profesionales casados o no vinculados a ninguna ley celibataria. Parece pues que hay que intentar buscar un poco más allá.

Hace ya más de diez años, el obispo australiano Geoffrey Robinson recibió de la Conferencia episcopal de su país el encargo de investigar todos los escándalos de pederastia. Conforme iba adentrándose en su estudio fue viendo que los casos de pederastia no eran solamente un problema de sexualidad, sino sobre todo un problema de poder: y de poder clerical. Y la sorpresa le llegó cuando comenzó a recibir avisos de la curia romana indicándole que orientara sus investigaciones en otra dirección. Como Robinson no hizo caso recibió una reprimenda más clara advirtiéndole de que el papa estaba muy preocupado con su trabajo. Prescindamos ahora de la gran probabilidad de que ese disgusto del papa era una simple invención de la curia, que tantas veces suele actuar de esa manera. Lo decisivo es que el obispo renunció a su trabajo y publicó un libro contando su historia3. Vale la pena citar algún párrafo de esa obra:

“Llegué a la firme convicción de que en la Iglesia católica es imperativo que haya un cambio profundo y duradero” (p. 9). “Todo abuso sexual es ante todo un abuso de poder…, el poder espiritual es el más peligroso de todos (14). “Una ‘mística’ del sacerdocio, un estado de elevación permanente… significaba que el sacerdote no podía ser simplemente expulsado por un delito como cualquier otro trabajador” (p. 15).

Obispo Robinson

Esto por un lado. Por el otro:

“Una carta oficial (7 de agosto de 1996) expresaba ‘la constante preocupación de la Congregación para los Obispos, por haber expresado en los últimos meses opiniones seriamente críticas para con la doctrina magisterial y la disciplina de la Iglesia’. Me decían que ‘en una reciente audiencia el santo padre ha sido plenamente informado de su postura pública en estos temas y ha mostrado seria preocupación respecto de usted’. Dos meses después (16 de octubre de 1966), recibí una nueva carta informándome de que ‘la documentación pertinente será reenviada para información y examen a la Congregación para la Doctrina de la fe’, lo que implicaba que yo era sospechoso de alguna forma de herejía” (p. 23).

“De aquellos polvos estos lodos” dice el refrán castellano. La obsesión por reivindicar el ministerio presbiteral como poder y no como servicio, latente ya en el mismo nombre de “sacerdote” (que el Nuevo Testamento solo aplica a Cristo y nunca a los ministros de la Iglesia), y tan opuesta al espíritu de Jesús que ordenaba rechazar los títulos de “padre” o “maestro” y prohibía aprovecharse del ministerio para obtener ventajas personales (cf. Mt 23,) ha sido con casi seguridad una de las causas estructurales de la peste que hoy lamentamos.

Francisco ha denunciado repetidas veces al clericalismo: ya antes de ser obispo de Roma como “hipocresía” y “mundanidad” contrarias al espíritu de Jesús; y más tarde como forma de impedir la eclesialidad de los laicos y “como uno de los peligros más graves de la Iglesia” (en 2017). Parece también innegable que la obsesión de la congregación romana por frenar las investigaciones del obispo Robinson era, en realidad, una defensa de su propio clericalismo.

Ahora bien: como ya hemos dicho, cuando la dimensión espiritual que acompaña al ejercicio de la sexualidad no es el amor, suele ser muchas veces la del poder: la experiencia de un señorío absoluto al que nada se resiste y que engrandece al que lo posee.

Y lo que es ese clericalismo a niveles individuales, es el eclesiocentrismo a niveles colectivos.

Eclesiolatría

Junto al clericalismo, como hermano gemelo suyo, debemos hablar de un falso amor a la Iglesia, un pecado habitual y estructural de eclesiolatría: de amar a la Iglesia más que a Dios, con la excusa de que es la representante de Dios. De esta manera se pone el “buen nombre” de la Iglesia por encima del buen nombre de Dios, único que merece toda gloria. Y se olvida culpablemente que, según los evangelios, el verdadero objeto del amor de Dios no es la Iglesia sino “el mundo”4. Y la Iglesia no es más que una servidora y manifestadora de ese amor de Dios al mundo.

Desgraciadamente, ambos pecados vienen de lejos. En paralelo con todos los casos de pederastia hemos asistido a la monstruosidad de Marcial Maciel, un episodio verdaderamente patológico que no es hora de contar aquí, pero sobre el que estuvieron llegando quejas a la curia romana durante casi cincuenta años y cuyo protagonista, “por su gran amor a la Iglesia” (a parte de la gran capacidad de engaño y seducción que él poseía), logró sortear todas esas acusaciones como meras calumnias, manchando así el pontificado de Juan Pablo II que lo propuso públicamente como modelo para la juventud.

Hoy consta que el cardenal Ratzinger, cuando dirigía la Congregación de la fe, recibió por valija diplomática un dossier secreto, elaborado entre otros por antiguas víctimas de Maciel y, cuando un año más tarde, los redactores pudieron entrevistarse con él, Ratzinger les declaró que él no podía hacer nada pues Maciel era intocable para el papa, por ser un gran defensor de la Iglesia.

De hecho, una de las primeras medidas de Ratzinger nada más llegar a papa fue ordenar a Maciel, ya anciano, que abandonara toda actividad en la congregación por él fundada y se retirara a orar en silencio5. Por eso, quizá convenga citar aún otros ejemplos más antiguos de esa eclesiolatría que tanto daño ha hecho a la misma Iglesia. Porque muestran que los casos comentados no son del todo excepcionales y que ese falso amor necesita una radical reforma.

Es sabido que el ateo Ch. Maurras, fundador de la llamada “Action Française”, y predecesor en cierto sentido de la extrema derecha de Le Pen, decía que, pese a su ateísmo, admiraba a la iglesia porque “ha sabido desactivar el veneno del Magníficat que llevaba en su seno”. Pues bien, Pío X se negó siempre a condenar la Action Française porque Maurras era “un gran defensor de la Iglesia“. Y hubo que esperar a que su sucesor Benedicto XV diera ese paso. Resulta irónico (y patético) que luego, este sector de la Iglesia tan engañado en estos casos, tachara de “tontos útiles” a los cristianos de orientación socialista… Pero aún nos queda otro ejemplo.

La tragedia más dolorosa e increíble es del arzobispo Carranza en el siglo XVI: cuando tras varios años en la cárcel de la inquisición, se declaró su inocencia, los inquisidores reaccionaron diciendo: “vale más que sufra un solo hombre que el que padezca desdoro tan santo tribunal”, por lo que Carranza siguió en la cárcel donde murió poco después6.

Esto es lo que algunos han llamado “el principio Caifás”, muy poco cristiano pero demasiadas veces presente en la Iglesia católica. A ese supuesto “desdoro” de tan santa institución le había respondido san Bernardo muchos siglos antes: “yo solo he leído que Dios es Amor. En ningún lugar he leído que sea honor o Dignidad”7.

¡Qué contraste entre esos horrores y las lúcidas palabras del Nazareno: “quien pretenda salvar su vida la perderá. Quien entregue su vida por Mí y el Evangelio, la salvará”! (Mc 8,35). Eso es lo que ha ocurrido con la eclesiolatría. Y esa eclesiolatría tiene una matriz muy concreta.

La curia romana

Sin ánimo de herir, pero desde la necesidad de ser honestos que impone nuestro tema, y con el deseo de que la Iglesia sea la que Dios se merece y no la que más favorece a sus dirigentes, debemos añadir que la curia romana, con su enorme poder frente a toda la iglesia y frente al mismo papa, ha sido la institución donde más han cuajado y desde donde más se han propagado los pecados anteriores. Por algo Francisco ha hablado también del “carrerismo” como otro de los grandes males que nuestra iglesia debe evitar.

Sin caer en el lenguaje panfletario de Lutero (que calificaba a la curia como “la gran prostituta”), sí debemos reconocer que su negativa a la reforma contribuyó a la ruptura de la Iglesia europea del s. XVI, que esa reforma fue reclamada insistentemente en el Vaticano II por cardenales como König y Lercaro (ante las protestas del cardenal Ottaviani), que el intento de reforma de Pablo VI fue aguado por la misma curia, y que tanto los discursos de Francisco a la curia como el nombramiento de una comisión para su reforma, van en la línea de lo que intentamos decir. No tratamos de acusar a nadie sino de poner de relieve cómo unas determinadas condiciones y estructuras pueden cambiar la mentalidad de quienes viven totalmente insertos en ellas y para ellas.

La hipocresía de nombrar a los dirigentes de congregaciones obispos de diócesis inexistentes (contraviniendo así un Canon del Concilio de Calcedonia -¡en el s. V!- que prohibía nombrar obispo a nadie sin una iglesia real a la que servir) ha podido facilitar una mentalidad más propia de lo que la sociología califica como “organisations’man” que de un seguidor de Jesús.

Se ha llegado a decir que la curia romana ha producido más increyentes que Marx, Freud y Nietzsche juntos. Nadie podrá negar, al menos, que en vez de parecerse al grupo de seguidores que caminaban junto a Jesús, se parece más a los otros pequeños grupos de ex sumo-sacerdotes y saduceos que el sanedrín enviaba a espiar a Jesús para ver qué delito podrían encontrarle. Y que fomenta la mentalidad de esos futbolistas que aspiran a jugar en el mejor equipo y ser en él de los mejores: no hace falta ponderar más cuán contrario es eso a la misión de la Iglesia.

Una vez más, no decimos esto con ánimo de inculpar a personas que, seguramente, serán ante Dios mucho mejores que nosotros. Pero es necesario poner de relieve que la Iglesia no está exenta de la ley que amenaza a todas las instituciones sociales: medidas que aportan grandes beneficios a corto plazo pueden acabar siendo nefastas a largo plazo.

Suele ponerse como ejemplo paradigmático el caso de la monarquía de Israel que, de momento, pareció convertir a aquel pequeño pueblo en casi un imperio, pero a medio y largo plazo provocó la división del pueblo de Dios y la corrupción de casi todos los monarcas, favoreciendo así la calamidad posterior del destierro. Puede valer aquí la sabia máxima de Tony de Mello: “una sociedad que domestica a los rebeldes, ha ganado su paz pero ha pedido su futuro”8.

Pero es que, además, la curia romana ha tenido una seria responsabilidad en nuestro siguiente apartado.

Nombramiento de obispos

Una de las cosas que más extrañan en la peste de la pederastia clerical es la presencia de tantos nombres de obispos y hasta cardenales, entre los encubridores pero a veces incluso entre los violadores. Ello suscita la pregunta de cómo y con qué criterios se habían hecho esos nombramientos.

No disponemos de información precisa sobre quién era el papa y el nuncio y el prefecto de la congregación romana de obispos, cuando fueron nombrados los ahora inculpados.

En el caso dramático de Chile habría que investigar hasta qué punto, obispos nombrados durante la dictadura de Pinochet, por un Nuncio totalmente cómplice del dictador, han sido piezas fundamentales en este escándalo. En cualquier caso, parece innegable que existe una vaga tendencia a nombrar los obispos atendiendo mucho menos al pastor que cada iglesia local necesita y mucho más a que no resulten personas conflictivas para la curia romana.

Esa inercia puede ser humanamente comprensible porque toda institución tiende a protegerse (y basta con recordar cómo, en tiempos de Msr. Romero, el Vaticano recibía casi cada domingo, una queja del departamento de estado norteamericano por la homilía de monseñor). Pero, por comprensible que resulte, ese modo de proceder contradice advertencias muy serias de la misma autoridad eclesiástica: “los papas, en el juicio final, han de dar cuenta a Dios de los que ellos promovieron a obispos o abades” declaró el V Concilio de Letrán hacia 1517. Y el concilio de Trento añadió que “pecarán mortalmente, haciéndose cómplices de los pecados ajenos, si no elijen a quienes creen ser más dignos y útiles para cada iglesia”9.

Pero es que, además de todo eso, el sistema actual de nombramiento de obispos es una medida excepcional que se ha convertido en regla, y contradice la práctica eclesial del primer milenio (atribuida a los mismos Apóstoles, por los Padres de la Iglesia), según la cual cada iglesia local elegía sus propios pastores casi por completo. Cuando surgían problemas, se apelaba a Roma y, si la apelación prosperaba, Roma nunca elegía ella al obispo sino que ordenaba repetir las elecciones.

El reiterado eslogan “clerus populusque” (“clero y pueblo”) designaba al sujeto de los nombramientos. Y la norma de san Celestino papa: “no se dé a nadie un obispo que no sea querido” (“nullus invitis detur episcopus”) fue repetida por otros muchos papas del s. V y ha servido incluso como título de un estudio sobre los nombramientos episcopales10. De este modo, en una sociedad no democrática, la Iglesia se convertía en lo que llaman “comunidad de contraste” por su práctica democrática.

Aunque no podamos medir la proporción exacta, parece innegable que el sistema actual de nombramientos ha tenido su parte en la catástrofe de los curas pederastas y de los encubridores. Porque además, ese sistema engendra luego mecánicamente unas formas autoritarias de proceder. A raíz del drama que estamos comentando, un antiguo miembro de la curia romana ha contado que él fue testigo hace años del nombramiento de un cardenal del que la curia sabía que había cometido algún abuso a menores. Pero nadie avisó de eso al papa porque “la creación de cardenales es algo absolutamente personal del papa sin ningún consejo o trámite curial”11.

Parece increíble que esas aberraciones puedan ocurrir en una institución que pretende ser “maestra en humanidad” por su larga historia. Pero la historia sirve para muy poco si nos negamos a aprender de ella.

El cambio de sistema no será fácil. Pero precisamente por eso, nos parece urgente ir poniéndolo en práctica poco a poco, para evitar que luego se haga precipitadamente y con costes mayores.

Como contraste.

Todos esos propósitos no buscan más que poner en práctica lo que la misma Iglesia se ha dictado a sí misma en los tiempos actuales. Permítase mostrarlo con una rápida selección de textos del Vaticano II en su Constitución sobre la Iglesia en el mundo:

“La Iglesia sabe que es mucha la distancia que se da entre el mensaje que ella anuncia y la fragilidad humana de los mensajeros a quienes está confiado el Evangelio… Comprende cuánto le queda por madurar en la relación que debe mantener con el mundo… Necesita de modo muy peculiar la ayuda de quienes por vivir en el mundo, sean o no creyentes, conocen a fondo las diversas instituciones y disciplinas… Reconoce agradecida que recibe ayuda de parte de los hombres de toda clase o condición… Más aún: confiesa que le han sido de mucho provecho y le pueden ser todavía, la oposición y aún la persecución de sus contrarios” (43.44)… Aprecia con el mayor respeto cuanto de verdadero, bueno y justo se encuentra en las variadísimas instituciones fundadas ya o que incesantemente se fundan en la humanidad… No pone su esperanza en privilegios dados por el poder civil; más aún, renunciará al ejercicio de ciertos derechos legítimamente adquiridos, tan pronto como conste que su uso puede empañar la pureza de su testimonio, o las nuevas condiciones de vida exijan otra disposición” (42.76).

Ya sabemos que del dicho al hecho siempre hay un gran trecho. Pero parece claro que en esas palabras no asoman para nada ni el clericalismo ni el eclesiocentrismo que hemos señalado como causas originarias del drama de la pederastia que quisiéramos contribuir a enmendar radicalmente. Aunque, dicho ahora irónicamente, esos textos puedan evocar la lúcida profecía atribuida entonces a uno de los peritos conciliares: lo que encontrará más resistencia en los sectores conservadores de la Iglesia, no es la LG (constitución sobre la Iglesia en sí misma) sino la GS (relación de la Iglesia con el mundo)…

Sería interesante haber podido estudiar la procedencia de los casos de pederastia: si de iglesias ricas o de iglesias pobres. África tiene fama de no guardar demasiado bien el celibato, pero se trata más bien de convivencia con mujer que de pederastia. Nombres como Estados Unidos y Australia (y quizás hasta Chile) también pueden despertar algunas sospechas pero, desgraciadamente, no sabemos si lo que hay en esos países ricos es más corrupción o simplemente más información.

III.- PUBLICIDAD COMPLETA Y LIMPIA

Le presentaron a Jesús una mujer diciéndole: “ha sido sorprendida en flagrante delito de adulterio; la Ley manda apedrear a las tales. Tú ¿qué dices?”. Jesús se inclinó y escribía silencioso sobre la arena. Ante la insistencia de los acusadores, levantó la cabeza y dijo: “el que de vosotros esté sin pecado, que le tire la primera piedra”. Al oír esto, todos se fueron marchando poco a poco, comenzando por los más ancianos. Entonces Jesús se acercó a la mujer: “¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te ha condenado?”. Y ella respondió: “ninguno Señor”. Y Jesús: “pues yo tampoco te condeno; vete en paz, pero no peques más” (Juan 8, 1ss.).

Por molesta y dolorosa que haya sido la publicidad de esos escándalos, hay que agradecerla con toda el alma porque será la única manera de que puedan tener remedio. Pero esa información tiene también su ética que no siempre ha sido respetada. El pasaje del evangelio que encabeza esta tercera parte ofrece un contraste llamativo: por un lado Jesús reconoce claramente la razón de los acusadores al decir a la mujer que no vuelva a pecar. Sin embargo, a pesar de eso, niega a los acusadores capacidad para condenarla: porque cuando la condena es impura, mancha también al acusador. Leer más…

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El obispo francés Stanislas Lalanne “no sabría decir” si la pederastia es un pecado

Domingo, 10 de abril de 2016
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Mgr-Stanislas-LALANNE_0_730_333Absolutamente deleznable: Resulta que yo peco por amar a mi marido y un repulsivo abusador de menores no… ¿será que no viene en el Catecismo?. ¿Y Francisco no va a decir nada? Sí, mejor que se ajuste las gafas sucias…

Stanislas Lalanne la define como “un mal” que “es distinto para cada persona”

Polémicas declaraciones del prelado en pleno escándalo por la actuación del cardenal Barbarin

El obispo francés Stanislas Lalanne afirmó que la pedofilia es “un mal”, pero que “no sabría decir” si es un pecado, declaraciones que provocaron el miércoles la reacción de una asociación de víctimas.

La pedofilia es un mal ¿Es del dominio del pecado? Eso yo no sabría decirlo, es distinto para cada persona. Pero es un mal y lo primero que hay que hacer es proteger a las víctimas o las eventuales víctimas”, dijo Lalanne, obispo de Pontoise (periferia de París) en declaraciones a RCF, red de 63 radios cristianas francohablantes.

Monseñor Lalanne intervenía en una emisión consagrada al temaLa Iglesia de Francia frente a la pedofilia” , en momentos en que el arzobispo de Lyon (este), cardenal Philippe Barbarin, es objeto de una investigación judicial por no denunciar agresiones sexuales de un sacerdote de su diócesis.

En un comunicado publicado el miércoles, los miembros de la asociación La Parole Libérée (La Palabra Liberada), que reveló las agresiones a menores cometidas por un sacerdote de Lyon, denunció palabras que resuenan “de manera violenta y degradante para las víctimas de los actos de pedofilia.

Y mientras tanto…

figariPiden al Papa que finalice “su insostenible retiro espiritual en nuestras instalaciones”
El Sodalicio considera a su fundador, Luis Figari, culpable de abusos sexuales, y le expulsa
La congregación pide perdón a las víctimas y anuncia una reforma integral de la organización

El fundador de la organización católica Sodalicio de Vida Cristiana (SVC) Luis Figari fue declarado culpable de abusos sexuales contra miembros de la agrupación cuando eran menores de edad en Perú, anunció hoy el superior general de esa comunidad, Alessandro Moroni.

En una declaración difundida en la televisión local, Moroni dijo que el Sodalicio considera a Figari “culpable de los abusos que se le imputan y lo declaramos persona non grata para nuestra organización, que deplora y condena totalmente su comportamiento”.

La Fiscalía peruana abrió una investigación de oficio el año pasado, en la cual el periodista Pedro Salinas declaró sobre los 30 testimonios de abusos recogidos en su libro “Mitad monjes, mitad soldados” escrito conjuntamente con su colega Paola Ugaz, donde también citaron a los principales dirigentes del Sodalicio.

El libro de Salinas reúne 30 testimonios de antiguos miembros del Sodalicio que denunciaron maltratos físicos, psicológicos o violaciones sexuales en los años 80 y 90, y acusaron de esos abusos a Figari y Germán Doig, éste último número dos de la organización hasta su fallecimiento en 2001.

Por su parte, el Tribunal Eclesiástico de Lima y el Vaticano recibieron en 2011 las denuncias de tres víctimas de abuso sexual, pero a la fecha no habían obtenido respuesta.

Moroni reiteró a las autoridades del Vaticano el pedido que le hizo personalmente al Papa Francisco en diciembre pasado “para que se decrete su inmediata separación de nuestra comunidad y finalice su insostenible retiro espiritual en nuestras instalaciones” en Roma.

Asimismo, agregó que respetan las investigaciones y procedimientos que el Vaticano y la Fiscalía de Perú vienen realizando sobre estas denuncias, y que acatarán la condena eclesiástica o judicial que merezca su fundador.

El superior general del Sodalicio pidió perdón a las víctimas de cualquier tipo de abuso o atropello del que hayan sido objeto por parte de algún miembro de la organización, y “a los denunciantes que por años no obtuvieron una respuesta satisfactoria y contundente de parte de nuestras autoridades”.

Moroni anunció igualmente una reforma integral de la organización y sus autoridades reconocieron “el pecado de no haber reaccionado de manera firma y oportuna”, ante las denuncias de abuso sexual.

Figari, que vive en una casa del Sodalicio en Roma desde 2010, admitió en enero pasado haber cometido graves errores, pero insistió en su inocencia sobre las acusaciones de abusos sexuales.

El fundador del Sodalicio, una organización que dirige colegios y universidades privadas en Perú, admitió que en sus 40 años al frente de esa comunidad cometió graves errores que pueden haber ocasionado daño a otras personas y pidió perdón por ello.

acusado-de-pedofiliaSu procesamiento ha sido confirmado

Justo José Ilarraz, acusado de abusar sexualmente de menores

En el seminario de Paraná entre 1985 y 1993

El tribunal de Apelaciones de Paraná confirmó el procesamiento del sacerdote Justo José Ilarraz acusado por corrupción agravada de menores de edad en el marco de la causa que investiga abusos sexuales que habría perpetrado hace treinta años en el Seminario de Paraná.

Con la definición unánime del tribunal especial integrado por los jueces Pablo Vírgala, Daniel Malatesta y Gustavo Maldonado, quedó abierta la posibilidad de que se fije la fecha para el juicio oral.

El tribunal de Apelaciones confirmó el fallo de la jueza Paola Firpo que había procesado al sacerdote en base a las denuncias de varios hombres que aseguran haber sido víctimas de sus abusos cuando eran adolescentes y estudiaban como pupilos en el Seminario Arquidiocesano de Paraná entre 1985 y 1993.

El abogado querellante Milton Urrutia dijo que la defensa del sacerdote tiene aún una instancia de Casación y luego la jueza Firpo tendrá la posibilidad de convocar a juicio oral.

En forma paralela, se tramita ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación un recurso extraordinario que pide la prescripción de los delitos debido al tiempo transcurrido.

El presidente del tribunal, Pablo Virgala, destacó “la credibilidad de las víctimas” y el peso procesal de las pericias. El magistrado también cuestionó el rol de la Iglesia Católica: “No logra entenderse la actitud asumida por (el cardenal Estanislao) Karlic, quien afirmó -bajo juramento de decir verdad- que Ilarraz había pedido perdón por lo ocurrido”.

Virgala señaló que tampoco entendía la conducta del arzobispo “(Juan Alberto) Puíggari, que reconoció la existencia de los abusos a otros sacerdotes en una reunión en Mariápolis, quienes (desde la perspectiva del imputado) no sólo deberían formar parte de esa gigantesca trama conspirativa, sino que serían actores fundamentales al reconocer la existencia de los hechos, con las posibles consecuencias civiles” que ello implicaría.

Virgala indicó: “Una reflexión final merecen aquellas autoridades eclesiales que amparándose en directivas superiores, guardaron silencio sobre los hechos tan aberrantes que aquí se investigan. Lo mismo para aquellos que debiendo ser inflexibles, optaron por el perdón sin tener en cuenta el dolor de las víctimas.

“No hay normas por encima de las leyes civiles. Nadie está exento de la autoridad de las mismas. Y si por allí algún desprevenido creyera que su deber de obediencia a alguna autoridad administrativa está por encima de las leyes civiles, deberá entender, de una vez y para siempre, que nadie está obligado a obedecer órdenes o leyes intrínsecamente ilegales, contrarias a derechos, añadió.

Asimismo, advirtió que “si lo hicieran, podrían llegar a eludir el juzgamiento dentro su círculo áulico, pero nunca el juzgamiento por parte de las autoridades Estatales ni -quisiera creer- el peso de sus propias conciencias.

Religión Digital/Agencias

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Polémica por supuesto intento de abuso sexual contra el actor peruano Jason Day.

Martes, 11 de marzo de 2014
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Jason_Day_2  El actor asegura que no guardará silencio y ratifica que fue acosado por un sodálite a los 9 años.
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Leemos en La República.pe y en InOut Post:
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Lima, 10 mar (dpa) – El escándalo por la denuncia del popular actor peruano de cine y televisión Jason Day sobre un supuesto intento de abuso sexual por parte de un sacerdote en su primera comunión tomó renovados bríos hoy, después de que el artista anunciara que dará más detalles sobre el tema.

‘No voy a guardar silencio. Yo comienzo aquí una nueva causa, una nueva cruzada’, dijo en una entrevista con un canal internacional de televisión Day, de 28 años, que tras una denuncia inicial a través de su columna semanal en el diario limeño ‘La República‘, se había limitado a presentar el caso ante el Tribunal Eclesiástico de la Iglesia católica para sacarlo del ámbito mediático. El actor, que además es un dinámico activista de causas sociales como la lucha contra la violencia de género, no comentó por ahora cuáles serán sus siguientes pasos.

El tema comenzó hace un par de semanas, cuando Day usó su columna para afirmar que cuando tenía nueve años e hizo la primera comunión, el sacerdote, de la organización conservadora Sodalicio de Vida Cristiana, lo llevó a un cuarto oscuro y lo sometió a prácticas que, con el tiempo, llegó a interpretar como un posible acoso.
 ‘Me tomó de las manos y comenzó a jugar con mis dedos mientras me hacía preguntas sobre mi familia’, escribió Day. La columna generó diversas reacciones, que fueron desde el respaldo al protagonista de películas como ‘Dioses’ y ‘Máncora’ hasta el repudio por la invención‘ que ni siquiera mencionaba el nombre del cura.

Las cosas tomaron más vuelo sin embargo cuando periodistas próximos al Sodalicio, y especialmente la agencia de comunicaciones ACI Prensa, salieron a enfrentar con dureza al actor, al que entre otras cosas acusaron de ser ‘promotor del aborto‘ y de hacer parte de un supuesto ‘lobby gay’.

Los portavoces no oficiales del Sodalicio forzaron a Day a dar el nombre del sacerdote y llegaron a plantear que el denunciante no lo daba porque ese cura ‘no existe’. Sin embargo, el sacerdote Luis Ferroggiaro apareció tras la denuncia ante el Tribunal Eclesiástico y confirmó que era él quien daba la primera comunión en esa época a los niños del muy exclusivo colegio en que estaba Day. ‘No recuerdo al señor Day ni el hecho que él describe. No es infrecuente que en la práctica pastoral los sacerdotes busquen ser amables y crear empatía con los chicos, más si van a recibir la primera comunión. Visto con naturalidad, nada de eso resulta extraño y forma parte de la vida eclesial’, dijo Ferroggiaro en ACI Prensa, único medio con el que ha aceptado entrevistas. ‘Jamás he incurrido en alguna actitud impropia en mi trato con personas de cualquier edad. No recuerdo que alguien se haya sentido amenazado con mi proceder. Y si alguna vez así hubiese ocurrido con alguna persona, entonces me apena mucho y pido disculpas’, agregó.

El Sodalicio, que trabaja en varios países latinoamericanos, fue fundado en 1971 en el Perú por el laico Luis Fernando Figari, quien en 2011 dejó sus actividades por motivos de ‘salud‘, aunque versiones periodísticas afirman que fue por temor a denuncias sobre abusos sexuales, lo que es negado por la comunidad. Poco antes de la renuncia de Figari, el Vaticano había cancelado el proceso de beatificación para quien fuera por años su mano derecha y el vicario del grupo, Germán Doig, debido a denuncias documentadas sobre ‘inconductas sexuales’.

La República cuenta que el actor fue entrevistado por la cadena internacional. Presentó su testimonio al Tribunal Eclesiástico, el cual deberá realizar las investigaciones. En tanto, el padre Luis Ferroggiaro, quien le dio la primera comunión, niega alguna falta.
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“Yo no voy a guardar silencio”, afirma rotundo el actor Jason Day. “Yo comienzo aquí una nueva causa, una nueva cruzada”, agregó en la entrevista que le hizo la cadena internacional Univisión, respondiendo así a las numerosas críticas de parte de los representantes de la organización Sodalitium Christianae Vitae (Sodalicio de Vida Cristiana) y de la agencia ACI Prensa por la denuncia de un intento de acoso sexual.

La repercusión internacional de esta información –iniciada cuando el actor contó en su columna del diario La República, el sábado 22 de febrero, que cuando tenía nueve años un sacerdote sodálite intentó seducirlo– se da luego de que Jason Day presentara este caso ante el mismo Tribunal Eclesiástico de la Iglesia Católica. Leer más…

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