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Palabra clave: ‘ Sínodo sobre la Familia’

13 propuestas para el Sínodo sobre la Familia 2015

Miércoles, 21 de octubre de 2015
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imagesDel blog de Xabier Pikaza:
Hoy se votan en el Sínodo de Roma las propuestas sobre la familia cristiana, y así conoceremos pronto su contenido, más allá de las filtraciones más o menos secretas e interesadas que se han venido publicando estos días.

Evidentemente, no puedo publicar en mi blog todavía esas propuestas, pero puedo y quiero ofrecer las mías, pues he venido siguiendo con interés de cristiano y “complicidad” de teólogo los avatares del sínodo desde el comienzo de su preparación, el 2013, hasta ahora. En ese contexto de avance y reflexión sobre el sínodo publiqué además un libro (La Familia en la Biblia, 2014), que ofrece una base de conocimiento sobre el tema.

Mientras aparecen, pues, las propuesta oficiales, presento yo las mías, elaboradas en un contexto de estudio de la Biblia, escucha de la voz de muchísimos cristianos (¡sensus fidei!), reflexión y valoración de algunas aportaciones del Sínodo, tomando como base las últimas páginas de mi libro sobre La familia en la Biblia. Buen día a todos.

13 propuestas para el Sínodo sobre la Familia 2015

1. La familia es un institución histórica, que se va expresando y realizando a través del tiempo. Ciertamente, tiene un elemento natural, vinculado a la historia de la naturaleza y de la vida, como muestra la dualidad sexual (varón y mujer) y el hecho de que el hombre es un ser natal que proviene de otros hombres, no sólo en un plano biológico, sino (y sobre todo) cultural, a través de la palabra que le ofrecen y en la que le inician otros seres humanos.

Lógicamente, a partir de esa esa “base natural”, las formas de la vida familia han cambiado, como sabemos por la historia, y conocemos por la misma Biblia, desde el Génesis hasta el Apocalipsis. En ese sentido, podemos afirmar que la Biblia es un libro sobre las “transformaciones” de la familia, pues su sentido y valor no está dado de antemano, sino que se va configurando a lo largo de la historia. En esa misma línea podemos decir que, sobre la base de los principios de Jesús, las formas de familia han cambiado también a lo largo de la vida de la Iglesia.
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2. Tendencia al matrimonio monogámico. A pesar del predominio del patriarcalismo y de la existencia de la poligamia, la Biblia ha dado primacía al matrimonio monogámico, igualitario y duradero (para toda la vida) entre dos personas (normalmente un hombre y una mujer), como muestra el camino que va de Gen 1-2 hasta Mc 10, 1-9 (mensaje de Jesús) y el gran signo de Ap 21-22 (las Bodas del Cordero). En ese contexto resulta fundamental la vinculación entre monoteísmo profético (Dios ama a su pueblo como esposo fiel) y la monogamia (el amor y la fidelidad entre un hombre y una mujer es signo y presencia divina en la historia).

Pero la monogamia no se ha impuesto por ley, ni en la Biblia ni en la Iglesia, pues, más que una norma que obliga desde fuera, ha sido y es una experiencia de maduración humana, en línea de unión personal, para el amor de dos y para el engendramiento de la vida. La realidad modélica de la familia, vinculada al despliegue de la vida, está básicamente vinculada al matrimonio monogámico entre un hombre y una mujer.

3. Otras formas experiencias, la poligamia. El matrimonio monogámico y heterosexual ha de entenderse como punto de referencia, pero se han dado y pueden darse otras formas de matrimonio, entre las que empiezo indicando, desde la Biblia, el modelo de unión poligámica, que se ha dado en ciertos momentos de la Biblia y sigue dándose en algunas culturas religiosas y sociales, de manera que la iglesia, en principio, debe respetarlo e incluso admitirlo de hecho en algunas situaciones quizá marginales, pero significativas de África y Asía.

Pero ese tipo de matrimonio parece ir en contra de la igualdad y exclusividad en el amor de la pareja, tal como aparece no sólo en el camino del Antiguo Testamento, sino en la experiencia de Jesús. De todas formas, a fin de que el matrimonio monogámico sea efectivo, en contra de una poligamia conteporánea o sucesiva (con cambio frecuente de mujeres o maridos), tiene que cambiar la visión de la libertad personal (de la estructura social y de la economía) de cada uno de los casados, para un compromiso unitario y duradero, partiendo del valor y autonomía de cada una de las personas (en especial de las mujeres).

4. Otras formas de matrimonio. Parejas homosexuales. La realidad humana es compleja, y no responde a un único modelo de relación personal. Por eso, junto a un centro más extenso, formados por las parejas heterosexuales (con posibilidad de engendrar hijos propios) pueden darse y se dan, dentro del gran arco-iris de colores de la vida, otros tipos de afecto y vinculación personal, que se expresan sobre todo en las relaciones gays, y en las parejas homosexuales.

La Iglesia, por ahora, no se atreve a llamar matrimonio a las parejas estables de homosexuales, pero la reconoce y bendice, como expresión de la riqueza y variedad de la vida humana, deseando que ellas puedan ser relaciones duraderas y fieles, no sólo para bien de los que así se vinculan en amor, sino para enriquecimiento de la misma sociedad, y de un modo especial de la Iglesia. Los homosexuales, célibes o casados, que quieran ser fieles al evangelio (a los principios del Sermón de la Montaña) pueden y deber ser admitidos en la comunidad cristiana, participando no sólo de la comunión eucarística, sino de todos los derechos y deberes de los demás cristianos en un plano de confesión de la fe y de recepción y ejercicio de los diversos ministerios eclesiales.

5. Familia e hijos. El matrimonio no es sólo unión para engendrar, sino para vivir en comunión y fidelidad personal. Por eso, no es necesario que todas las parejas matrimoniales tengan como finalidad el surgimiento de nuevas vidas. Pero, dicho eso, debemos añadir que el hombre es un ser natal: Un ser engendrado a partir de la comunión de otras personas (un hombre, una mujer), no fabricado, de manera que en ese contexto es básica la institución del matrimonio. Las cosas se producen y fabrican, pero los hijos no son “obra” fabricada, sino que nacen por generación creadora de los padres, en la que interviene de un modo especial el mismo Dios.

Por eso, cada nacimiento es un signo de Dios, una expresión de su Palabra. Este carácter “natal” y comunitario del ser humano, que existe por obra/amor otros seres humanos (al menos dos), constituye un elemento clave de la experiencia cristiana. Así dice la Biblia que el hombre nace de Dios (de su Palabra: cf. Jn 1, 11-12) a través de la palabra que le ofrecen otros seres humanos, especialmente los padres. Por eso, el ser humano no es alguien que se limita a compartir la esencia humana (como han pensado falsamente algunos pensadores helenistas y después cristianos), sino que un individuo concreto que “nace” de individuos hombres concretos, en un contexto de genealogía/familiar.

6. Experiencia “sexual”, recuperación del placer. Quedando claro lo anterior (el hombre es ser natural, su esencia es la familia) puede darse un paso más, afirmando el valor prioritario de la experiencia sexual, como aparece no sólo el Cantar de los Cantares, sino en la primera palabra del hombre cuando despierta a la vida (Gen 2, 23-24). Una larga tradición helenista, defensora de la oposición entre materia y espíritu, que se ha introducido sobre todo en la gnosis y en algunos eclesiásticos antiguos (como San Agustín), ha minusvalorado (y casi demonizado) el placer, afirmando que el sexo sólo puede expresarse de un modo legítimo al servicio de la generación.

Pero esa oposición al sexo es no sólo antibíblica (contraria al Antiguo Testamento), sino también anticristiana, como muestra el mismo San Pablo cuando pide a los esposos que expresen su amor y cohabiten todos los días, privándose sólo durante algunos tiempos limitados, para orar en común, por decisión compartida (cf. 1 Cor 7, 3-5). Ciertamente, una parte de la Iglesia Católica ha sentido prevención ante el sexo, y de esa forma ha corrido el riesgo de entender mal el sentido de las relaciones humanas y de la familia, como fuente y espacio de encuentro creador entre personas

7. Libertad personal, una posible opción por el celibato. En esa línea, la familia cristiana es una experiencia concreta y muy fuerte de libertad, aunque en muchos momentos la Biblia y la misma Iglesia ha tendido a entender el matrimonio como algo que ha de hacerse por necesidad, no sólo al servicio de la procreación, sino también de la casa-hacienda. En esa línea, en muchos casos, no existía verdadera libertad para casarse o para quedar solteros, y eso se aplicaba en especial a las mujeres, que debían someterse al dictado de sus familiares, casándose por conveniencia económica y social, con un hombre buscado por otros.

Pero esa “imposición” matrimonial ha sido superada en la misma Biblia, y de un modo especial por Jesús, no sólo al recibir en su seguimiento a varones y mujeres que podían estar casados o solteros, sino también al valorar y acoger a personas que no podían o solían casarse (eunucos, prostitutas…). Por lo que sabemos, quien más ha desarrollado las implicaciones de esta novedad de Jesús ha sido Pablo, que ha puesto de relieve el valor de la Iglesia (comunidad cristiana), dejando a los hombres y mujeres concretos en libertad para el matrimonio o celibato, que no son, por tanto, imposición ni obligación, sino vocación. Hombres y mujeres tienen valor en sí mismos, dentro de una Iglesia que les acepta y aprecia como tales, de tal forma que no están obligados a casarse, sino que pueden vivir en celibato (virginidad), al servicio de los demás (es decir, del evangelio), con las dificultades que ello implica y los valores que ofrece.

En esa línea, conforme a la enseñanza de Pablo en 1 Cor 7, puede haber personas célibes (eunucos…: Mt 19, 12) por el Reino de los Cielos, tanto por condición antropológica, como por opción personal. El célibe o eunuco, así entendido, no es un hombre o mujer carente de amor, sino al contrario, un hombre o mujer que convive desde el mensaje del Reino con otros eunucos, expulsados sociales o necesitados y con el conjunto de la sociedad, pudiendo ofrecer un testimonio familiar distinto, no para oponerse a la familia matrimonial con hijos, sino para ofrecerle un complemente muy valioso. Pero puede y debe haber también matrimonios en perspectiva del Reino de los Cielos, como amor de pareja (comunión personal) que se expande no sólo al servicio de los hijos propios, sino también de otros excluidos y necesitados. Entendido así, ni el matrimonio es una ley, ni es una ley el celibato, sino que ambos aparecen como expresión de un amor abierto, de modos distintos, a la familia.

8. Un camino a favor de la igualdad real de la mujer. La Biblia es una “historia de la familia”, no un tratado teórico, y de esa forma va narrando acontecimientos y trazando caminos, sin imponer una determinada perspectiva. Por eso, en un nivel, ella acoge desde el principio a la mujer como persona (Gen 1-2), pero, en otro, tiende a convertirla en sierva del varón patriarca, destacando su función materna. Sólo en algunos momentos especiales, el Antiguo Testamento ha valorado a la mujer, en distinción e igualdad radical con el varón (así en el Cantar de los Cantares), sin necesidad de que ella sea madre en una familia al servicio del varón y de la casa (hacienda).

Esa nueva valoración aparece en el Nuevo Testamento, pero cierta tradición cristiana posterior ha tenido dificultad en aceptarla, volviendo a ratificar una visión patriarcalista de la vida y de los ministerios eclesiales (Cartas Pastorales). Volviendo a la raíz de Gen 1-2, con el Cantar de los Cantares y el mensaje de Jesús y Pablo, debemos reforzar la igualdad radical del varón y mujer, no en forma de identificación, sino de complementariedad, pues cuanto más se diferencia más iguales son, valorándolos como personas.

Así pasamos del plano de la naturaleza al de la dignidad personal, descubriendo que la diferencia sexual está al servicio de la mayor igualdad, y la igualdad al servicio de la diferencia, personal de manera que, siendo iguales y distintos, en comunión personal (pudiendo ser célibes), hombres y mujeres pueden crear parejas de relaciones estables (de diverso tipo), destacando entre ellas las parejas heterosexuales, capaces de engendrar nuevas vidas.

9. Amor es palabra, la esencia dialogal de toda familia. Crear familia es en el fondo dar y compartir palabra, abriendo así un espacio de comunión entre personas. La misma diferencia de sexo, al servicio del encuentro personal, se desarrolla en forma de trasmisión de conocimiento de vida. Ciertamente, los hijos nacen del semen masculino/femenino, en un plano biológico, y cada nuevo ser humano tiene un genoma distinto. Pero el verdadero nacimiento personal humano acontece en el nivel de la palabra que le ofrecen los padres (biológicos y/o personales) al acogerle y educarle. El germen humano sólo se personaliza a través de la palabra engendradora, de forma que sin ella no hay nacimiento personal, pues un hijo simplemente “biológico”, sin educación cultural (amor, palabra, comunidad) es inviable como persona.

La familia nace y se expande de esa forma en un espacio de palabra compartida que los padres y/o los educadores ofrecen al niño que así nace de un modo personal. Se podría pensar que en los primeros años el niño recibe sólo la palabra de los padres y/o de algunos pocos familiares y educadores, pero a través de ella le llega la voz y la cultura de todo un pueblo, que se expresa en el idioma. Por eso, lo que suscita y define a la familia es la hondura de palabra que cada uno de sus miembros ofrece, recibe y comparte. De un modo consiguiente, el matrimonio (y el engendramiento de hijos) constituye un compromiso de vida compartida que se establece y expresa en el nivel de la palabra. Sólo en la medida en que un hombre y una mujer se “conocen” en sentido bíblico, siendo sujetos de palabra, y la comparten en libertad, puede haber matrimonio (con hijos “humanos”).

10. Indisolubilidad, una más alta experiencia de comunión. El matrimonio sólo tiene sentido allí donde abre un espacio en el que cada esposo madure en humanidad, de forma que su amor mutuo (común), expresado en forma de palabra dialogada, sea forma de vida permanente, que nada ni nadie puede romper. En esa línea, el matrimonio es una promesa de vida compartida y regalada: Varones y mujeres son los únicos seres que pueden prometerse vida (com-prometerse) desde Dios, es decir, uno con el otro, creando una realidad más alta, algo que antes no había, y que no es la mera suma de dos, pues los casados no son ya lo que antes eran, sino que tienen una nueva realidad de tipo dual, una vida más alta, siendo principio común de vida.

Sin duda, puede haber otras uniones temporales o definitivas muy dignas, y también otras formas de vida, como sabe Jesús al hablar de los eunucos (Mt 19, 12): uniones de amigos o amigas, del mismo o diverso sexo, comunidades religiosa, parejas homo- y/o hétero-sexuales, y su valor dependerá de la “palabra” de comunión que susciten y desarrollen, y también de la vida que desplieguen en compromiso de amor (aunque no tengan hijos). La dignidad de esas uniones no dependerá de leyes estatales (aunque cierta regulación social puede ser importante), sino de la humanidad que ellas logren compartir y expresar.

11. Divorcio, nueva comunión. En principio, como digo, el matrimonio es indisoluble: compromiso de unión definitiva y creadora de dos personas, y en esa línea Jesús ha criticado y condena (Mt 10, Mt 19 etc.) el poder que en su tiempo tenían los varones de “expulsar” a sus mujeres, rompiendo así el compromiso matrimonial. El ideal y camino del matrimonio es por tanto la unidad indisoluble de dos personas. Pero, firme eso, el mismo, el NT y la Iglesia saben (como dicen Mt 19 y Pablo en 1 Cor 7) que hay casos en los que el matrimonio se rompe por dentro, volviéndose inválido o nulo, de manera que los antiguos esposos quedan en libertad de casarse de nuevo.

En los casos en que los esposos declaren su matrimonio inválido o roto (nulo), la Iglesia puede ratificar su ruptura, con el consenso de la comunidad que respeta y acoge su proceso de separación, como una forma de recuperación de auténtica libertad para vivir como célibes o para establecer un nuevo matrimonio, con la prudencia que exigen cada caso, buscando siempre el bien de los esposos, de sus posibles hijos y de la comunidad creyentes.

12. El valor de los niños. En este contexto sigue siendo fundamental la experiencia y tarea de engendramiento de la vida, pues cada familia empieza siendo “una” realidad de “dos” que se unen (se transfiguran), engendrando vida en común, de manera que ya no se aman solamente uno al otro, en línea horizontal, sino abriéndose juntos a un tercero. Su amor mutuo viene a presentarse así como principio de vida, y así cuanto más fuerte sea la intimidad de la unión de pareja o familia, más grande será (ha de ser) su apertura creadora (la de cada uno de sus miembros) hacia los hombres y mujeres de su entorno.

Mirado desde nuestra perspectiva, el Antiguo Testamento en su conjunto apenas ha logrado establecer uniones igualitarias de familias. Sólo el descubrimiento del valor radical de la mujer, y la experiencia más honda de fidelidad personal de ambos (varón y mujer), puede hacer que nazca la paternidad/maternidad compartida. Esta visión latía ya en el mismo libro del Génesis, donde Adán y Eva aparecen como iguales en humanidad, pero ella sólo ha logrado desarrollarse lentamente, sin haber culminado aún hasta el día de hoy, a pesar de la experiencia radical de comunión que implica el evangelio cristiano.

El matrimonio aparece así como proyecto de comunicación definitiva entre dos personas, como relación de crecimiento y generación de nuevos seres humanos, a quienes madre y padre ofrecen no sólo su ADN (herencia genética), sino algo mucho más importante, que podemos llamar ADN personal, en palabra y amor.

13. Fidelidad matrimonial y servicio a los pobres, es decir, al Reino de Dios. El amor matrimonial cristiano sólo es completo allí donde dos personas se vinculan (se entregan/conocen) mutuamente para amar juntos a un “tercero”, es decir, a los hijos o al conjunto de la sociedad, al servicio de la vida, y de un modo especial de aquellos que no tienen familia… En ese contexto se sitúa el proyecto de Jesús, que ha sido célibe, pero no por falta de amor, sino al contrario, por apertura de amor concreto hacia los marginados y expulsados familiares y sociales.

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“El Sínodo sobre la familia, freno a la reforma de Francisco”, por Juan José Tamayo, teólogo

Viernes, 7 de noviembre de 2014
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familia tradicionalEl arzobispo norteamericano Chaput se suma a Burke y acusa al Papa de convertir la Iglesia “en un barco sin timón” y denuncia que Bergoglio “está dejando a los creyentes un poco mareados”

Leído en la página web de Redes Cristianas

La reforma de Francisco parece haber naufragado o, al menos, encallado en el Sínodo celebrado en Roma del 5 al 19 de octubre, que ha reunido a cerca de 200 obispos de todo el mundo para reflexionar sobre la concepción, la actitud y la práctica pastoral de la Iglesia católica en torno a diferentes orientaciones sexuales, a los diferentes modelos de familia y otras cuestiones vinculadas con ella. Éramos muchas las personas de fuera y de dentro de la Iglesia católica que esperábamos un cambio de mentalidad, de orientación y de rumbo en un tema que se caracteriza por planteamientos anclados en el pasado sin apertura alguna a los cambios producidos en las últimas décadas en la sociedad. Pero éramos también conscientes de los obstáculos que se interponían y del peligro de que se produjera un estancamiento

El primer obstáculo lo constituían los propios protagonistas del Sínodo: los obispos. ¿Qué aportaciones podían hacer unas personas que no son especialistas en el tema, ni siguen de cerca los estudios especializados en las diferentes disciplinas que se ocupan del fenómeno de la familia en toda su complejidad? Personas que, además, han renunciado a formar una familia para dedicarse en exclusiva al servicio de la Iglesia. Es verdad que fueron invitados expertos y matrimonios, pero sin apenas influencia en los debates y sin voto a la hora de aprobar las proposiciones finales.

El segundo era la herencia de los papas anteriores. Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI se mantuvieron instalados rígidamente en el paradigma tradicional de la familia y de la doctrina sobre la sexualidad y condenaron los modelos de familia que no se atuvieran a la imagen conservadora del matrimonio “cristiano”. Pablo VI, beatificado el pasado domingo por Francisco, condenó los métodos anticonceptivos en 1968 en la encíclica Humanae vitae, en clara oposición a las orientaciones del concilio Vaticano II, que defendía la paternidad responsable, y en contra de la mayoría de la Comisión de científicos y de teólogos que le asesoraba y que era partidaria del uso de dichos métodos para poner en práctica el principio conciliar de la referida paternidad responsable. La encíclica provocó una de las más graves rupturas de los teólogos, las teólogas y de los movimientos cristianos críticos con el Vaticano y generó un clima de malestar profundo dentro de la Iglesia, que desembocó en una actitud de justificada desobediencia colectiva a las orientaciones papales tanto en la teoría como en la práctica.

En la encíclica Familiaris consortio Juan Pablo II ya alertaba sobre los signos más preocupantes en torno al tema que ha discutido el Sínodo reciente, entre los cuales citaba “la facilidad del divorcio y del recurso a una nueva unión por parte de los mismos fieles; la aceptación del matrimonio puramente civil, en contradicción con la vocación de los bautizados a “desposarse en el Señor”; la celebración del matrimonio sacramento no movidos por una fe viva, sino por otros motivos; el rechazo de las normas morales que guían y promueven el ejercicio humano y cristiano de la sexualidad dentro del matrimonio”.

El cardenal Ratzinger, siendo presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigió en 1986 una durísima carta a los obispos norteamericanos en la que afirmaba que la particular inclinación de la persona homosexual, aunque en sí no sea pecado, constituye, sin embargo, una tendencia, más o menos fuerte, hacia un comportamiento intrínsecamente malo desde el punto de vista moral. Por este motivo la inclinación misma debe ser considerada objetivamente desordenada. El documento reaccionaba ante quienes creíamos –y seguimos creyendo- que oponerse a la actividad homosexual y a su estilo de vida constituye una forma de discriminación injusta, y osaba aseverar, negando la evidencia, que la actitud de la Iglesia contra la homosexualidad no comporta discriminación alguna, sino que busca la defensa de la libertad y de la dignidad de la persona.

En coherencia con este planteamiento, Ratzinger pedía a los obispos que no incluyeran en ningún programa pastoral a organizaciones de personas homosexuales sin antes dejar claro que toda actividad homosexual es inmoral, ordenaba retirar todo apoyo a organizaciones que pretendieran subvertir la enseñanza de la Iglesia en esta materia, prohibía el uso de locales “propiedad de la Iglesia” para actos de grupos homosexuales e instaba a defender los valores del matrimonio frente a proyectos legislativos que defiendan las reivindicaciones de los colectivos homosexuales.

Por esas fechas, la Congregación romana para la Educación Católica publicaba la Instrucción sobre los criterios de discernimiento vocacional de las personas con tendencias homosexuales con vistas a su admisión en el seminario y a las órdenes sagradas, que prohibía a los homosexuales ingresar en los seminarios y acceder al sacerdocio. Prohibición que sigue manteniéndose hoy a rajatabla.

No resultaba fácil romper en el Sínodo con esa tendencia excluyente de las personas homosexuales y de las personas católicas divorciadas y vueltas a casar, ya que en ella fueron educados –mejor instruidos- muchos de los padres sinodales.

Un tercer obstáculo fue la creación, desde el comienzo de la preparación del Sínodo, de un “frente” de oposición a cualquier cambio, liderado por el cardenal Gerhard Ludwig Müller, presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, nombrado por Benedicto XVI para mantener la ortodoxia y evitar cualquier desviación en materia doctrinal y moral. Se apresuró a escribir un libro sobre la familia recordando la doctrina tradicional, que considera inamovible, y firmó un documento junto con otros cardenales en contra de la reforma que en este tema pretendía introducir Francisco.

Pero no todas eran inercias, obstáculos y problemas. Había también síntomas de apertura. Fue el propio papa Francisco quien, al poco de ser elegido, propició un nuevo clima y abrió el debate sobre la actitud de la Iglesia hacia los homosexuales y el acceso de las personas católicas divorciadas y vueltas a casar a los sacramentos. En el propio Sínodo reinó un clima de libertad y los participantes en el mismo pudieron expresar sin ningún tipo de restricciones en lo referencia a la expresión de sus ideas. Dicho clima fue favorecido por Francisco, quien asistió a las sesiones en actitud de escucha y sin interferirse en las discusiones.

Ya en el viaje de vuelta de Brasil en julio de 2013, preguntado a bordo del avión por su actitud hacia los homosexuales, respondió de esta guida: “Si alguien es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad ¿quién soy yo para juzgarle? No debemos marginar a la gente por esto, deben ser integrados a la sociedad”.

En otra ocasión insinuó la posibilidad de revisar la actual prohibición del acceso de los divorciados que han vuelto a casarse y adoptar una actitud menos excluyente que la actual. Hubo cardenales que remaron en la dirección del papa y mostraron una actitud más abierta y favorable al cambio, entre ellos el cardenal Kasper que, en respuesta a los cardenales firmantes del documento conservador, respondió que “la verdad católica no es un sistema cerrado” y defendió el acceso de las personas divorciadas vueltas a casar a la eucaristía, si bien imponiendo unas condiciones muy severas:

“Si un divorciado vuelto a casar: 1. Se arrepiente de su fracaso en el primer matrimonio 2. Se han esclarecido las obligaciones del primer matrimonio, y se ha definitivamente excluido que regrese atrás. 3. Si no puede abandonar sin otras culpas las responsabilidades asumidas con el matrimonio civil. 4. Si, sin embargo, se esfuerza por vivir del mejor modo según sus posibilidades el segundo matrimonio a partir de la fe y de educar a los propios hijos en la fe. 5. Si tiene el deseo de los sacramentos como fuente de fuerza para su situación, ¿debemos o podemos negar, después de un tiempo de nueva orientación (metanoia), los sacramentos de la penitencia y después de la comunión?”.

Su respuesta es afirmativa, pero con importantes matices y precisiones: “Este posible camino no sería una solución general. No es el camino ancho de la gran masa, sino más bien el estrecho camino de la parte probablemente más pequeña de los divorciados vueltos a casar, sinceramente interesados en los sacramentos. ¿No es necesario tal vez evitar aquí la peor parte? (o sea la pérdida de los hijos con la pérdida de toda una segunda generación)… Un matrimonio civil como el que fue descrito con criterios claros debe distinguirse de otras formas de convivencia irregular, como los matrimonios clandestinos, las parejas de hecho, sobre todo la fornicación, de los así llamados matrimonios salvajes. La vida no es solo blanco y negro. De hecho, hay muchos matices”.

La propia metodología seguida en la preparación del Sínodo permitía albergar esperanzas de cambio. El Vaticano envió una encuesta a todos los cristianos y cristianas en torno a las cuestiones que se iban a abordar en la asamblea episcopal para conocer la opinión de las diferentes comunidades católicas del mundo sobre el tema. La mayoría de las respuestas eran favorables a una mayor apertura y a una actualización de la doctrina sobre la familia más acorde con los cambios producidos en las últimas décadas.

Pero ese clima de apertura enseguida se encontró con la réplica del cardenal Müller, que apelaba a argumentos de carácter dogmático y jurídico para oponerse incluso a la posibilidad de discutir sobre el tema: “Si el matrimonio precedente de unos fieles divorciados y vueltos a casar era válido, en ninguna circunstancia su nueva unión puede considerarse conforme a derecho; por tanto, es imposible que reciban los sacramentos”.

En el Sínodo se han producido, es verdad, cambios importantes en el análisis de la situación de la familia y en las críticas hacia sus patologías, en las actitudes y en el lenguaje empleado. La proposición 8 hace un buen análisis de las situaciones más graves por las que pasa hoy la familia: discriminación de las mujeres y creciente violencia de género contra ellas, con demasiada frecuencia dentro de la familia; abusos sexuales de los niños y de las niñas; penalización de la maternidad en vez de su consideración como valor; mutilación genital en algunas culturas; efectos negativos de las guerras, el terrorismo y el crimen organizado en las familias; crecimiento del fenómeno de los niños de la calle en las grandes metrópolis y en sus periferias.

La actitud ante los matrimonios civiles y las parejas de hecho es más comprensiva y acogedora, ya que, se dice, en ellos deben descubrirse elementos positivos, y en la actitud hacia los homosexuales. Muestra la necesidad de acoger las personas en situaciones difíciles como el divorcio y de buscar nuevos caminos pastorales para las familias heridas, no basadas en “soluciones únicas”

Pero en las cuestiones de fondo no se ha producido cambio alguno. Dos ejemplos. La proposición 52 describe las dos tendencias de los padres sinodales en torno a la posibilidad –solo la posibilidad- de que los divorciados vueltos a casar puedan acceder a los sacramentos de la penitencia y de la eucaristía: la que se muestra partidaria de mantener las actuales normas prohibitivas en vigor, y la partidaria de permitir el acceso a los sacramentos, pero con muchas restricciones: no de manera generalizada, sino en algunas situaciones especiales y con condiciones muy precisas. Además, el eventual acceso a los sacramentos debe ir precedido de un “caminar penitencial” bajo la responsabilidad del obispo diocesano. Aun con todas estas restricciones, esta proposición contó con el rechazo de 74 padres sinodales y no logró los 2/3 tercios.

Otro ejemplo es la proposición 55 sobre los homosexuales. Defiende la necesidad de una acogida respetuosa y de un trato no discriminatorio hacia ellos, pero es contundente en el rechazo de los matrimonios homosexuales, hasta el punto de excluirlos del plan de Dios sobre la familia y el matrimonio. Con todo, la proposición fue rechazada por 62 padres sinodales y tampoco logró los 2/3.

Para frenar la lógica sensación pesimista que deja el Sínodo en quienes esperaban que la apertura fuera real ya, se afirma, como consuelo, que en este Sínodo no se ha dicho la última palabra y que hay que esperar al de octubre de 2015, que elaborará las conclusiones definitivas sobre la familia. Yo pregunto: ¿Cambiará entonces el panorama y se reconocerá sin trabas, prejuicios y prevenciones el acceso de las personas católicas divorciadas y vueltas a casar el matrimonio a los sacramentos de la eucaristía y de la penitencia y el reconocimiento del matrimonio homosexual como lo hace la Iglesia Anglicana, o volverán a emplearse fórmulas ambiguas del “sí, pero no”, tan propias del lenguaje eclesiástica ¿O se dejará la respuesta ad kalendas graecas?

¿Se seguirá pensando con categorías jurídicas o se hará al ritmo de la vida y atendiendo a los problemas reales de la familia? ¿Se buscarán las respuestas apelando al Código de Derecho Canónico o a la racionalidad dialógica? ¿Se seguirá expulsando de la comunidad eclesial y de la eucaristía que, según el Vaticano II, es el centro de la vida cristiana, a quienes se considera pecadores por el hecho de haber iniciado un nuevo proyecto de vida común y de haber formado una nueva familia?

¿Se respetarán y reconocerán en la Iglesia católica las diferentes identidades sexuales: gays, lesbianas, bisexuales, transexuales, que de hecho existen entre los cristianos y las cristianas como existen en la sociedad? ¿Caminará la Iglesia oficial al ritmo de la sociedad y será sensible, como pedía Juan XXIII, a los signos de los tiempos, entre los cuales se encuentra el reconocimiento explícito de los diferentes modelos de familia, o perderá de nuevo el tren de la historia?

Y una reflexión final en clave de realismo. Yo creo que considerar un problema el acceso a la eucaristía a personas divorciadas vueltas a casar y a los matrimonios homosexuales solo existe en las mentes de los jerarcas, no en la práctica. Y negar dicho acceso se encuentra en el Código de Derecho Canónico, no en la vida de las comunidades cristianas. Son muchas las comunidades eclesiales de todo el mundo (parroquias, comunidades de base, grupos de matrimonios, etc.) que ni siquiera se plantean el problema. Las cristianas y los cristianos divorciados que han vuelto a casarse y las parejas homosexuales son acogidos sin ningún tipo de reserva en dichas comunidades, de las que forman parte, y participan en los sacramentos como el resto de los creyentes. Y lo hacen con toda naturalidad, sin ningún complejo de culpa, sin consultar ni pedir permiso a los clérigos y obispos, ni preguntarse si actúan conforme a la disciplina de la Iglesia, sin someterse a ningún “camino de penitencia”. Bastante penitencia ha tenido y sigue teniendo su vida como para añadirle todavía otra más.

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Es un primer paso: El Sínodo sobre la familia debate sobre la realidad LGTB de forma más abierta que nunca pero… ¿será el “kairoi” o el “bluf” de Francisco?.

Martes, 14 de octubre de 2014
Comentarios desactivados en Es un primer paso: El Sínodo sobre la familia debate sobre la realidad LGTB de forma más abierta que nunca pero… ¿será el “kairoi” o el “bluf” de Francisco?.

Familia homoparentalDice Pablo Ordaz en El País que la “Iglesia sigue teniendo claro –señala el documento de 58 puntos presentado por el cardenal Erdö— que “las uniones entre personas del mismo sexo no pueden ser equiparadas al matrimonio entre un hombre y una mujer”, pero el aviso enviado a quienes, como el obispo de Alcalá, todavía practican desde el púlpito la caza al gay es claro y diáfano: “Las personas homosexuales tienen que ser respetadas, como es respetada la dignidad de toda persona independientemente de su tendencia sexual” En el seno del activismo LGTB cristiano muchos quieren ver el inicio de un camino. Francis DeBernardo, director general de New Ways Ministry, cree que “lo que estamos viendo es una ruptura en el hielo que habíamos estado esperando desde hace mucho tiempo (…) Es la señal de un primer paso”. Por su parte, la revista America, publicación jesuita de Estados Unidos, habla de un “cambio asombroso” en el enfoque hacia las personas LGTB. Otros activistas se muestran mucho más prudentes y ponen freno a las expectativas, recordando quizá como el cardenal Francesco Coccopalmerio sentenciaba el pasado jueves que la iglesia “nunca” aceptará el matrimonio entre personas del mismo sexo ni bendecirá sus uniones.

Con todo, el resultado final del Sínodo lo veremos en el documento final que se elaborará a partir de esta síntesis y de las discusiones que tengan lugar esta segunda semana, y que será votado el sábado 18 de octubre. Entonces sabremos qué queda de todas estas intervenciones en el documento final, previsiblemente la base sobre la que más adelante se adoptaran decisiones. En definitiva, el Sínodo está sirviendo para movilizar debates y sacar a la luz temas que en ambientes eclesiásticos era difícil abordar. También está sirviendo para que tengan más ecos las iniciativas de grupos LGTB cristianos. El solo hecho de que haya una mayor franqueza para abordar el tema parece también poner muy nerviosas a algunas personas, con reafirmaciones exacerbadas. Es aún pronto para adelantar resultados concretos en una institución cuyos ritmos son muy lentos. Habrá que esperar y ver que da de sí el paso del tiempo.

Pareciera ser la táctica vaticana: dejar hablar sobre temas tabú para, al final, mantener lo mismo… ¡Y dicen que se respira un  ambiente como el del Concilio Vaticano II ! ¿Cuándo se van a dar cuenta de que ya no nos basta con que no nos escupan a la cara los insultos, ni nos llamen desviados, ni nos condenen con el “fuego eterno”? No basta ya la suavidad “aterciopelada” de la diplomacia vaticana… Hace ya mucho tiempo que los homosexuales creyentes nos sentimos en paz con nosotros mismos reconociéndonos como homosexuales, como creyentes, acogidos por Dios al igual que nuestras familias, nuestras parejas, nuestros hijos. Hace mucho tiempo que no esperamos que los obispos y el papa dejen de considerarnos  como cristianos de segunda fila a los que tratar como si fuéramos seres inmaduros, ni que reconozcan nuestros derechos… Nos basta que sí lo haga la sociedad civil y cada vez más naciones en el mundo… Llegará el día en que un papa tenga que arrodillarse ante una familia homparental y gritar. ¡Perdón, perdon, perdón!

El Papa logra que el Sínodo acoja a gais y nuevas familias

Cardenal Müller: “La Iglesia no puede reconocer a las parejas homosexuales”

Texto completo del Documento del Sínodo: la Relatio post disceptationem

El Documento denominado Relatio post disceptationem“, que ayer por la mañana ha presentado a los medios, el cardenal Peter Ërdo, portavoz del Sínodo sobre la Familia que se celebra en El Vaticano y que recoge un resumen de las 265 intervenciones que se han escuchado hasta ahora, revela que algunos obispos creen que ‘los católicos homosexuales tienen dones y cualidades que aportar a las parroquias’. Los documentos publicados son un resumen de la reuniones en curso entre el Papa y sus obispos y parecería a algunos que la iglesia podría ‘cambiar de discurso’ con respecto a la homosexualidad, el divorcio y la contracepción. Este nuevo texto choca en llas formas con las últimas declaraciones del cardenal Burke pidiendo que las parejas gays no deben ser invitadas a reuniones familiares en presencia de niños.

¿Somos capaces de dar la bienvenida a estas personas, garantizándoles espacio fraterno en nuestras comunidades?. A menudo desean encontrarse con una Iglesia que les ofrezca un hogar acogedor’, dice el documento presentado esta mañana por el cardenal Peter Erdo. Y continúa el texto, ‘¿Son nuestras comunidades capaces de proporcionar que, aceptando y valorando la orientación sexual, no se comprometa la doctrina católica sobre la familia y el matrimonio?’.

De momento, la versión oficial apunta que si la mayoría de los obispos piensan que el matrimonio entre personas del mismo sexo no lo pueden bendecir, una boda civil podría tener una “realidad positiva”. “Sin negar los problemas morales relacionados con las uniones homosexuales, hay casos en los que la ayuda mutua de sacrificio constituye un apoyo valioso en la vida de las parejas”, dice el documento.

Ante estos interrogantes, los obispos no sacan conclusiones y se limitan a afirmar que la cuestión de la homosexualidad “requiere una reflexión seria sobre cómo elaborar caminos realistas de crecimiento afectivo y de madurez humana y evangélica integrando la dimensión sexual”.

Si este documento revela puntos de vista oficiales de la Iglesia Católica, de los que se informará en su totalidad después de que concluya el Sínodo el 19 de octubre, sería un giro radical de la Iglesia Católica. Una institución que ve que cada año pierde fieles por mantener una moral arcaica y nada acorde con el siglo XXI. En definitiva, las voces aperturistas se están oyendo en el Sínodo muchas veces acalladas por los sectores del lobby más conservador.

Otros aspectos abordados:

El matrimonio, exclusivo entre el hombre y mujer: El resumen deja claro que “las uniones entre personas del mismo sexo no pueden ser equiparadas al matrimonio entre un hombre y una mujer” y subraya que no es aceptable que “se quieran ejercitar presiones sobre la actitud de los pastores o que organismos internacionales condicionen ayudas financieras a la introducción de normas inspiradas a la ideología género“.

El derecho de los niños en las parejas gays: Por otro lado, se ha puesto de manifiesto, sin negar “las problemáticas morales” relacionadas con las uniones homosexuales, que hay casos en que “el apoyo mutuo, hasta el sacrificio, constituye un valioso soporte para la vida de las parejas”. En todo caso, el texto resalta que se deben poner siempre por delante “las exigencias y derechos de los pequeños” en relación a los niños que viven con parejas del mismo sexo.

Agilización de las nulidades matrimoniales: Varios padres sinodales han expuesto durante el Sínodo la necesidad de “hacer más accesibles y ágiles los procedimientos para el reconocimiento de casos de nulidad”. se ha aludido a la posibilidad de superar “la necesidad de la doble sentencia conforme” o “determinar una vía administrativa bajo la responsabilidad del obispo diocesano“, así como abrir “un proceso sumario para realizar en los casos de nulidad notoria”.

Acompañar a los divorciados: Además, el documento afirma que la comunidad local y los pastores “deben acompañar” a las personas divorciadas pero no vueltas a casar “con preocupación”, sobre todo cuando hay hijos o es grave su situación de pobreza.

Precaridad laboral, como freno del matrimonio: El sínodo también ha planteado que la precariedad laboral es un elemento disuasorio de los jóvenes hacia el matrimonio. Y se ha puesto de manifiesto que uno de los principales desafíos de las familias es la “soledad“, que destruye y provoca una “sensación general de impotencia” con relación a la realidad socioeconómica que muchas veces “termina por aplastar”.

Individualismo dentro de la familia: En este sentido, se ha advertido del “peligro” representado por un “individualismo exasperado” que desnaturaliza las relaciones familiares y termina por considerar a cada componente de la familia como una “isla”, haciendo prevalecer, en ciertos casos, la idea de “un sujeto que se construye según sus propios deseos tomados como un absoluto”.

Convivencia e hijos fuera del matrimonio: El documento también resalta que en muchos ámbitos no sólo occidentales se está desarrollando “la praxis de la convivencia antes del matrimonio o también de la convivencia no orientada a asumir la forma de un vínculo institucional“. Además, se ha puesto sobre la mesa que hay muchos niños que nacen fuera del matrimonio y que el número de los divorciados “es creciente y no es raro el caso de opciones determinadas únicamente por factores de orden económico”.

Los niños, víctimas de la disputa entre padres: La ‘Relatio post disceptationem’ ha puesto énfasis en que “la condición de la mujer tiene que ser defendida y promovida” ya que, según recoge el documento, se registran muchas situaciones de violencia dentro de las familias. Además, advierte de que los niños son “frecuentemente objeto de disputas entre padres” y que ellos son las “verdaderas víctimas” de las laceraciones familiares.

Fuente Religión Digital

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Los obispos y cardenales no se ponen de acuerdo sobre la familia homosexual y proponen hacer un Sínodo específico

Sábado, 24 de octubre de 2015
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Dios es Familia¡Toma ya!… Según los resúmenes publicados, todo parece indicar que los obispos han dejado de lado el tema de la acogida de la Iglesia a los homosexuales al considerar que no guarda relación con las cuestiones de la familia que aborda el Sínodo.

Müller, hasta ahora en contra, defiende la comunión “en casos específicos”

Los círculos hispanoablantes, italianos y alemanes, a favor de “un movimiento generoso”

El Sínodo se aproxima a su fin dividido aún sobre si se debe seguir negando sacramentos a divorciados y parece prevalecer la idea de que sea el papa quien decida finalmente o que incluso se deje el tema para futuras reuniones. Según el tercero de los resúmenes de los diferentes grupos lingüísticos de los participantes del Sínodo en el que se afronta esta cuestión, todo parece indicar que los padres sinodales evitarán tomar decisiones.

La condición de las personas homosexuales se enfocó sobre todo desde la perspectiva del contexto familiar. El grupo inglés C insistió en que es un tema que se debe abordar como pastores que buscan comprender la realidad de la vida de las personas y no las cuestiones abstractas. También sus miembros pidieron que el documento final del Sínodo incluyese una afirmación clara de la enseñanza de la Iglesia de que las uniones del mismo sexo no son en modo alguno equivalentes al matrimonio.

Sobre el mismo tema el círculo inglés A reitera que ”la Iglesia como esposa de Cristo sigue las huellas de su Señor Jesús, cuyo amor universal se ofrece a todas las personas sin excepción. Los padres y hermanos de los miembros de la familia con tendencias homosexuales están llamados a amar y aceptar a estos miembros de su familia con un corazón indiviso y con comprensión”.

Algunos Padres Sinodales propusieron que el argumento se eliminase de la discusión del Sínodo sobre la Familia porque dada su importancia merecería un sínodo específico en materia. Peter Erdö, relator de la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de la Familia lo decía hace unos días: ‘No existes analogías entre las uniones homosexuales y el diseño de Dios para la familia’. La cuestión levanta tantas ampollas en el sector más conservador de la Iglesia que algunos padres sinodales han propuesto reservar el tema del acompañamiento a las personas homosexuales para un sínodo específico sobre esta materia, al tiempo que otros han pedido que se aclare en el documento final que para la Iglesia las uniones entre personas del mismo sexo no son equivalentes al matrimonio.

Concretamente, algunos participantes de la Asamblea del Sínodo de la Familia han propuesto durante sus reuniones del pasado lunes y del martes que el argumento sobre la condición de las personas homosexuales “se eliminase de la discusión del Sínodo sobre la Familia porque dada su importancia merecería un sínodo específico en materia”, según informa el Vaticano. Por su parte, los miembros de uno de los grupos de habla inglesa pidieron que el documento final del Sínodo incluyese “una afirmación clara de la enseñanza de la Iglesia de que las uniones del mismo sexo no son en modo alguno equivalentes al matrimonio”.

Respecto a los divorciados y vueltos a casar civilmente, el Vaticano constata un acuerdo general sobre la necesidad de un acompañamiento pastoral más eficaz para estas parejas y sus hijos. Además, en algunos círculos, como el grupo de hispanohablantes cuyo relator es el arzobispo venezolano Baltazar Enrique Porras Cardozo, ha suscitado “perplejidad” lo que el Instrumentum Laboris llama “camino penitencial” y sugieren cambiar este término por “itinerarios de reconciliación”.

Sobre el acceso a los sacramentos, algunos participantes del Sínodo han planteado “quitar muchas trabas” para que los divorciados vueltos a casar puedan participar en la vida de la Iglesia, como las que les impiden ser padrinos, catequistas o dar clases de Religión.

“¿Qué pasa cuando se plantea el acceso a los sacramentos?
–dicen en el círculo hispanohablante cuyo relator es el cardenal de Panamá José Luis Lacunza Maestrojuan–. Sin duda, tenemos que plantear un movimiento generoso quitando del camino muchas trabas para que los divorciados vueltos a casar puedan participar más ampliamente en la vida de la Iglesia: no pueden ser padrinos, no pueden ser catequistas, no pueden dar clases de religión”.

Por otra parte, algunos círculos menores, como el encabezado por el arzobispo australiano Mark Benedict Coleridge, han tratado el tema de las parejas que conviven sin casarse y aunque han subrayado que la convivencia “no puede ser considerada como un bien en sí misma”, reconocen que “puede existir un bien entre los que conviven”.

Mientras, el círculo francés cuyo relator es el obispo Laurent Ulrich, ha abordado la situación de aquellas familias divididas, mixtas, monoparentales y sin matrimonio civil. “No podemos descartarlas. Creemos que en ellas vive el Espíritu del Señor que inspira muchos comportamientos de sus vidas”, han subrayado.

Finalmente, algunos obispos como el canadiense Paul-André Durocher, se han hecho algunas preguntas sobre la eficacia de la metodología del Sínodo: “¿Está bien ajustado a su propósito? Derrochamos una enorme cantidad de energía, desde todos los puntos de vista. Las personas se han agotado a fuerza de trabajo. ¿El resultado valdrá la pena?“. Leer más…

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Sínodo sobre la Familia. Jesús y su familia en los evangelios: Una relación conflictiva y superadora Evaristo Villar

Domingo, 23 de agosto de 2015
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cuerpo CristoLeído en la página web de Redes Cristianas

En la cultura y espiritualidad cristiana domina, en general, el monolitismo referente a la familia. Se habla de la “familia cristiana” como institución unívoca que prolonga la familia modélica de Jesús. Pero, a la luz de los evangelios, ¿fue tan modélica la familia de Jesús?

1. El conflicto en la familia de Jesús

Entre la extrañeza por las obras que hace y el poco aprecio de sus paisanos por la humildad de su origen, los tres evangelios sinópticos dejan constancia de la familia nuclear de Jesús: “¿No es este el carpintero [Mt 13,55 dice “el hijo del carpintero, y Lc 4, 22, del “hijo de José”], el hijo de María y hermano de Santiago y José, de Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas con nosotros”, Mc 6,3?1

Como atestigua Lucas en el libro de los Hechos 1, 14, parte de esta familia se encuentra en la naciente Iglesia después de la pascua. Santiago, a quien se conoce como “hermano del Señor” (Gal 1,9), presidió la Iglesia madre de Jerusalén (Hch 15,13), y, junto a Pedro y Juan, “dio la mano” a Pablo y Bernabé cuando tuvieron que acudir a Jerusalén para dar cuenta de su predicación entre los gentiles (Gal 2,9). Este dato se mantiene también durante el s. II en la tradición extracanónica2.

Pero, contrariamente a esta aparente “armonía familiar”, los evangelios sinópticos, más pegados al tiempo real de Jesús, dan algunas noticias sobre el comportamiento de la familia de Jesús antes de la pascua. Y no son precisamente apologéticas. Reflejan grandes tensiones entre Jesús y sus familiares. Una relación nada armónica que va desde el escepticismo que refleja el evangelio de Juan (“es que ni siquiera sus hermanos creían en él”, Jn 7,5) hasta el conflicto, como veremos a continuación. El modo extraño de comportarse Jesús acaba rompiendo la armonía de la familia que llega a pensar que padece “trastorno mental”. Y, para salvar ante el pueblo su reputación, la familia se siente en la obligación de recluirlo.

La escena que cuenta Marcos Mc 3, 21-31, seguido de Mateo y de Lucas, es paradigmática. Jesús está en casa de Pedro y una multitud, descontenta con el sistema (“no podían ni comer”) se apiña a su entorno. Pero “al enterarse los suyos se pusieron en camino para echarle mano, pues decían que había perdido el juicio… Llegó su madre con sus hermanos y, quedándose fuera, lo mandaron llamar”.

La fama de la familia, en especial de María, su madre, está en entredicho. “El hijo sensato, como rezaba el refrán popular, es alegría del padre, pero el hijo necio es pena para la madre” (Prov 10,1). En una sociedad agraria como aquella, el reconocimiento de la madre está en el número y valía de hijos varones; pero el fracaso de estos acarrea también el fracaso de la madre. Por esta razón han venido su madre y sus hermanos para retornarlo a la cordura familiar.

Entre la multitud, sentada en semicírculos a los pies de Jesús, alguien le pasa el aviso: “Tu madre y tus hermanos te buscan ahí fuera”. Ni siquiera entran para no hacerse cómplices de sus extravíos. Sin inmutarse, Jesús reacciona con una pregunta: “¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?” A nadie, y menos a su madre, le podía dejar buen estómago esta respuesta. Si no fuera por la aclaración que, después de observar la reacción del auditorio, él mismo hace, cabría pensar en una grave desconsideración con su familia y hasta de una humillación pública de su madre. Pero no parece ser esa la intención de Jesús. En su respuesta deja claro que lo que más profundamente vincula a los seres humanos no es el origen, sino la participación en el mismo proyecto. “Mi madre y mis hermanos, dice, son quienes se ponen en camino para hacer lo que Dios anhela”. La participación en el Reino de Dios, viene a decir, no se funda tanto en la sangre o la carne, representada allí por su madre, cuanto en el proyecto de fraternidad que constituye a la gente por igual en hermanos y hermanas.

Reforzando esta escena emblemática de la casa de Pedro —pero ahora sin la presencia de los familiares directos— está esta otra que narra exclusivamente Lucas en 11, 27-28. Para todo el mundo es notorio que el establishment judío no soporta de buen grado la transformación física y mental de la gente que sigue y oye los discursos de Jesús. El poder oficial le acusa de magia por la terapia que practica y le exige señales del cielo para acreditar el origen divino de sus poderes. En estas, una mujer que lo viene siguiendo y conoce perfectamente el bienestar y la esperanza que infunde en las masas, grita mirando a Jesús y contra la ceguera de los dirigentes: “dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron”. Jesús no la desmiente, pero aclara en seguida que la dicha, aun de esa madre afortunada, no está tanto en la vinculación natural con él, sino en la fidelidad de ambos al proyecto global de Dios: “Dichosos, mejor, los que escuchan el mensaje de Dios y lo cumplen”.

Mantener estos datos conflictivos, contra la poderosísima tendencia de esa primera época cristiana a convertir a Jesús en leyenda y objeto de culto es, a juicio de Gerd Theissen, profesor de Nuevo testamento en Heidelberg, un buen indicio de su historicidad3.

2. Apuntando directamente a las causas

El extraño comportamiento de Jesús con su madre y sus hermanos apunta directamente a las causas: su modelo de familia, como luego veremos, no coincide con el que ellos representan. El de Jesús es justamente la alternativa a la familia patriarcal. Frente a la dependencia y sumisión de la primera, Jesús apuesta abiertamente por la autonomía y la igualdad en las funciones y en los sexos. Veamos algunos ejemplos paradigmáticos:

. El referente a la paz y la espada, en Lc 12 51-53: “¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? Os digo que paz no, sino división. Porque, de ahora en adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; se dividirá padre contra hijo e hijo contra padre, madre contra hija e hija contra madre, la suegra contra su nuera y la nuera contra la suegra”. La decisión a favor o en contra de Jesús está causando, en las comunidades de Lucas, una división profunda en el seno de las familias. No hay paz, sino guerra porque, en el fondo, se están enfrentando dos proyectos alternativos, el de la verticalidad patriarcal y el de horizontalidad del proyecto de Jesús. Y todo esto se manifiesta tanto en el conflicto generacional que enfrenta a los hijos con los padres como en el conflicto de género que rompe la dependencia de las mujeres frente a los varones.4

. Odiar a la propia familia (Lc 14, 26). La expresión, para nuestra sensibilidad, resulta hiriente. No nos está permitido odiar a nadie y menos a la propia familia. Tampoco, así como suena, encaja bien en el pensamiento real de Jesús. Este aparece más certeramente expresado en este dicho a propósito de los enemigos: “Os han enseñado que se mandó: amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos” (Mt 5, 43). Los paralelismos con otros lugares del Antiguo y Nuevo Testamento han inclinado a los exégetas a traducir el verbo griego “miseo” (odiar) por “amar menos” o “amar más” (como en Mt 10,37). Las nuevas Biblias castellanas5 entienden adecuadamente la opción alternativa por el seguimiento de Jesús al traducir este semitismo por “preferir”: ”Si uno quiere ser de los míos y no me prefiere a su padre y a su madre…”. Superado este semitismo, estamos, como en el dicho anterior sobre la paz y la espada, ante la doble ruptura generacional y de género. Ante el peligro de convertir la familia en gueto privilegiado y clasista, excluyente de los extraños y frecuente foco de egoísmo colectivo y posesivo, Jesús ofrece un proyecto de familia abierta, levantada sobre la gratuidad y la universalidad6.

. El divorcio o la igualdad del hombre y la mujer (Mc 10, 11; Mt 19, 8; Lc 16,18). Los tres evangelios sinópticos reflejan este dicho de Jesús. Pero, mientras Marcos lo acomoda a la mentalidad grecorromana, más liberal, Lucas se mantiene más pegado a la tradición androcéntrica judía: “Todo el que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio; y el que se casa con una repudiada comete adulterio”. Como afirma Dominic Crossan7, Jesús no se opone directamente al divorcio, sino a la legislación judía que lo convierte en privilegio exclusivo del varón. En este contexto jurídico, contra el que Jesús reacciona, se rompe el proyecto ideal del Génesis 2, 24 que apunta a la constitución, desde el amor, de un solo ser sin sometimientos ni dominios en la pareja. La ley judía está siendo injusta porque deshumaniza a la mujer y a toda la familia sometiéndolos al capricho y dominio del patriarca. El conflicto, una vez más, surge entre la igualdad que propugna el Reino y el sometimiento que vige en la familia patriarcal, reflejo, a su vez, del dominio de la clase dominante sobre el pueblo.

3. La alternativa de Jesús o la familia Dei

Chris-Calvey-as-Jesus-Approving-of-GaysEl tipo de familia que propone Jesús es en definitiva una respuesta crítica y, a la vez, una propuesta alternativa al modelo patriarcal vigente. Surge como reacción espontánea a la provocación ética que está generando la realidad sociopolítica y religiosa de la Galilea de su tiempo. Una realidad impuesta desde el poder que está dejando fuera de las instituciones oficiales a mucha gente. No podía ser nunca bueno un sistema que ignora y excluye a la mayoría social. Y la familia androcéntrica y patriarcal, que reproduce en el espacio doméstico este mismo desajuste social, es, por este motivo, rechazable. La alternativa de Jesús apuesta por una forma de articulación social que, invirtiendo el (des)orden establecido por las instituciones oficiales del imperio y del templo, comienza desde abajo, desde las víctimas que estas mismas instituciones están creando. Su propuesta o tipo de familia que Jesús propone y pone él mismo en marcha se concentra en lo que él mismo consideraba la familia Dei8. En esquema, se reduce a las dos claves siguientes:

Frente a la familia patriarcal fundada sobre la propiedad de los bienes y de las personas que se convierte en un sistema cerrado, excluyente, y frecuentemente posesivo, el nuevo proyecto se levanta sobre la sociabilidad y la gratuidad de los bienes y las personas, abierto a la inclusión y la universalidad. Y frente a la verticalidad que se impone desde arriba y reproduce el viejo (des)orden de autarquía y sumisión, Jesús propone un nuevo tipo desde abajo que se levanta desde la autonomía e igualdad de todos los miembros. Al poder monárquico y absoluto de la figura del padre que todo lo somete y domina se opone la toma de conciencia de la igual dignidad desde la que todas y todos son hermanos: “vosotros, en cambio, no llaméis a nadie “padre” vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro “Padre”: el del cielo” (Mt 23, 9).

De entre la multitud de gente que lo seguía, algunas personas se comprometen con el nuevo modelo. Provienen desde distintas situaciones. Un colectivo amplio lo constituyen los que nada tienen, víctimas del sistema; otros lo hacen por vocación.

El primer grupo lo constituyen los que Holl calificó de “malas compañías”, es decir, los pobres y mendigos, los sin hogar y sin tierra, desarraigados y siempre en camino. Entre los segundos se cuentan los que, por opción, han dejado casa, hacienda o familia. Unos y otros van creando en torno a Jesús círculos de pertenencia de forma espontánea., desde los “meros oidores de su palabra” y los discípulos y discípulas que lo siguen de forma itinerante entre las aldeas hasta los mismos labradores que ponen su casa y sus bienes a disposición de los que anuncia un nuevo estilo de vida, el del Reino de Dios.

Una reflexión final

Pretender trasladar la realidad de hoy al evangelio y querer descubrir en él la presencia explícita de todos y cada uno de los tipos de convivencia que hoy se dan, es, quizás, demasiado artificial. Pero tampoco sería correcto dejar tanta vida fuera del evangelio.

Hay, a mi modo de ver, dos instancias desde las que todos estos tipos de familia entran por la puerta grande en la nueva Familia de Jesús o Familia Dei: desde la situación de exclusión, rechazo y marginación de la que—si no jurídicamente en algunos países— están siendo objeto sociopolítica y religioso-culturalmente en la “buena sociedad” y en las viejas iglesias. Son ellos hoy aquellas “malas compañías” de las que quiso rodearse Jesús en su día. Esto en primer lugar. Y, luego, desde el principio del amor, omnipresente en todos los rincones de los evangelios9. También hoy se puede oír la propuesta de Jesús: “amadlos como yo los he amado”.

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Sínodo sobre la familia en Roma. ¡Seamos honestos con la realidad!

Domingo, 5 de octubre de 2014
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Dios es FamiliaEditorial de Redes Cristianas:

Comunicado de redes Cristianos ante el Sínodo sobre la Familia

El 5 de octubre va a comenzar en Roma la primera fase del Sínodo de la familia. Un encuentro mundial que, en línea con los nuevos aires que están llegando desde la ciudad eterna, ha venido precedido de algunas novedades interesantes.

En primer lugar, se ha hecho preceder de un amplio cuestionario, enviado a todas las diócesis del mundo, con el fin de recoger la situación y posicionamiento que los cristianos y cristianas de hoy tienen sobre la que se considera célula básica de la sociedad y de la misma Iglesia. A pesar de su larguísima introducción —fiel reflejo de un estilo y doctrina hoy ampliamente superados—, el cuestionario quiere ser fiel a las distintas situaciones de la familia que hoy son conflictivas en la Iglesia, resultando particularmente interesante el espacio dedicado a pulsar el conocimiento que el pueblo católico tiene en este tema sobre la doctrina de su propia Iglesia. La difusión del cuestionario ha sido ciertamente muy desigual y tampoco la que cabía esperar. No obstante, es para celebrar el gesto y animar a los responsables de la Iglesia a repetirlo en otros temas también importantes. —A la luz de esta experiencia, queda meridianamente claro que la Iglesia católica en España sigue necesitando alguna explicación sobre los motivos que han obligado a la Conferencia Episcopal a mantener largo tiempo en suspenso el cuestionario, hasta el punto de que alguna diócesis, como la de Madrid, que viene organizando todos los años la “Misa de la Familia” en diciembre, lo ofreciera a última hora sin mucho entusiasmo y reformado.

Son de destacar también otros gestos alentadores, como la difusión del llamado Instrumentum laboris o síntesis de las aportaciones recibidas en Roma desde todo el mundo y que pretende ser el punto de partida de los trabajos del sínodo. —Nuevamente se echa en falta la aportación específica de la Iglesia española. ¿Tan seguros estamos de nuestra actual situación?, ¿tan poco tenemos que comunicar con el resto de la Iglesia en este tema?

No se puede pasar tampoco por alto el nombramiento reciente por parte del papa de una comisión, presidida por el decano del Tribunal de la Rota, Pio Vito Pinto, con el fin específico de aclarar los procedimientos de nulidad, frecuentemente escandalosos, de los matrimonios católicos. ¿Es esta comisión la respuesta del papa Francisco a la oposición de los siete cardenales, liderados por el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Gerhard Müller, ante la posibilidad de una apertura legislativa y sacramental a los matrimonios en situación irregular, expuesta, con conocimiento del papa, por el cardenal Kasper?

A Redes Cristianas, que valora positivamente estos pasos democratizadores en la Iglesia, no dejan de sorprenderle algunos otros que parecen ir en dirección contraria. Nos sorprende que, ante un problema que afecta por igual a hombres y mujeres, se convoque al Sínodo predominantemente a hombres y en su mayoría célibes. ¿Qué pasa con las mujeres cristianas, no son ellas en gran medida las mantenedoras de la familia, las educadoras y activas participantes en la Iglesia? Este patriarcalismo manifiesto nos sume en la perplejidad. Como también nos llena de sorpresa el nombramiento para el sínodo de personas que, como en cardenal Fernando Sebastián, han demostrado suficientemente su incapacidad para entender las distintas formas que asume hoy la convivencia o la familia en nuestro país. Nos resulta muy difícil esperar alguna respuesta positiva a este problema desde personas que nunca han llegado a entenderlo.

Nos preocupa también el límite que oficialmente se ha marcado al Sínodo: conocimiento de la realidad, sí, compadecimiento ante las situaciones familiares dolorosas, también; pero sin tocar la doctrina actual de la Iglesia sobre la familia, sin mover el tema de la indisolubilidad. A estas alturas de la investigación y de la ciencia bíblica nos llena de perplejidad que se sigan interpretando los textos bíblicos como si se tratara de definiciones dogmáticas, como si el Dios de hoy fuera un Dios mudo y no tuviera nada que seguir revelando o dejándose descubrir en la historia. Nos gustaría que nuestra Iglesia mantuviera los oídos abiertos a sus teólogos y místicos: reconocimiento y honestidad para no caer en la indiferencia. Nos gustaría que en cuestiones de moralidad no prescindiera nunca de la conciencia, para que la apuesta por la compasión no se convierta en mera veleidad.

Nos preocupa sobre todo la ausencia en el sujeto sinodal de la realidad más hiriente del mundo de hoy: la división de clases y el empobrecimiento. Todo esto tiene un peso determinante en la convivencia y agrupación familiar: desde la falta de trabajo a las migraciones, etc.

Desde esta sección de Iglesia que somos Redes Cristianas queremos enviar al Sínodo de Roma sobre la familia cristiana dos mensajes a cual más importante. Primero, sed honestos con la realidad, reconociéndola en todas sus múltiples dimensiones. Y, segundo, sed capaces de poner el Evangelio, siempre Buena Noticia, por delante de la actual doctrina que, por ideológica, es parcial y excluyente.

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Ante el Sínodo de la familia: El desafío espiritual del debate sobre el matrimonio

Viernes, 19 de septiembre de 2014
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330px-Caravaggio_-_Taking_of_Christ_-_DublinUn texto publicado ya hace tiempo  cuando se debatía el matrimonio igualitario en Francia y que nos envía el buen hermano Irimego. Y sigue estando de actualidad, en estos momentos en que se debate, acerca de la Familia en torno al próximo Sínodo… Esperemos que la Iglesia Católica se abra a la realidad de la rica diversidad Familiar…

El desafío espiritual del debate sobre el matrimonio

Los tiempos son duros para los homosexuales católicos, y particularmente entre ellos para los sacerdotes. Han sufrido y buscaron mucho tiempo para descubrir, nombrar, apreciar, esta sexualidad sorprendente que sentían. En el horizonte llega una ley que reconocería por fin que esta manera de desear y de amar es buena: ¡ qué liberación! Pero deben soportar, cada día, a sus amigos cristianos, a sus obispos, sus curas, sus colegas sacerdotes, y que ahora Radio Vaticano, que condenan con toda la fuerza este proyecto …

Ellos que deberían sostenernos, mira por donde nos atropellan. Ellos que jamás hicieron nada para que las personas homosexuales y las parejas del mismo sexo encuentren su sitio en la sociedad, condenan sin inteligencia ni discusión. Los tiempos son duros.

Sin embargo, estos tiempos que no hemos escogido son los tiempos en los que tenemos que vivir el Evangelio. Porque la puesta del debate actual no es solamente, para nosotros, el hacer triunfar la justicia y la verdad. La apuesta más secreta, la apuesta más fundamental, es vivir évangéliquement este tiempo de prueba.

He aquí que nuestros amigos se han hecho nuestros enemigos: ¿que vamos a hacer con esta invitación del Cristo a “querer a nuestros enemigos”?

Ya por todas partes nos golpean sobre la mejilla izquierda: ¿reaccionaremos a la invitación de Cristo, soportando pacientemente la bofetada sobre la otra mejilla, o bien vamos a librarnos de la llamada del evangelio?

Lo que hemos logrado pensar y decir alcanza sólo a bien pocas personas, y nuestra voz parece acallada por todo el ruido que le es contrario: ¿vamos a creer que nuestra voz es “como la semilla de mostaza del Reino de los cielos “? ¿Vamos a creer, con el Padre, que no sirve para nada inquietarse por la cizaña sembrada en su campo?

Somos traicionados por todas partes: ¿vamos a encontrar, en esta situación, la presencia del Cristo que ofrece la eucaristía en el momento de la traición?

Tendríamos otros tantos problemas que hay que resolver, tantos pobres a los que hay que ayudar, tantas parejas a las que animar, y que debemos soportar estos tormentos que nos desvían de lo esencial: ¿ sabremos escribir esta derrota de nuestra vida de la misma manera en la que son escritos los relatos del Evangelio, y la derrota de nuestro Maestro?

Y pretenden que somos incapaces de amar de verdad: ¿sabremos, al contrario, encontrar en nosotros la fuente del amor divino, e irradiarlo a nuestro alrededor ?

¡ Si ven en nosotros a hombres y mujeres que viven el Evangelio, si ven en nosotros resucitados que no tienen miedo de la muerte porque la vida y la alegría les vienen de Otro, posiblemente se convertirán!

Algunos pasajes bíblicos para meditar:

Salmo 40: ” hasta el amigo, que tenía mi confianza, y compartía mi pan, se ha vuelto en mi contra. “

Mateo 5, 39: ” Pero yo os digo: No resistáis a quien os haga algún daño.”

Mateo 5, 44: ” Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen. “

Mateo 13, 24: ” la cizaña. “

Mateo 13, 31: ” la semilla de mostaza. “

Al final de los cuatro evangelios, los relatos de la Pasión.

Y para soportar el golpe, están todos los salmos para pedir ser liberados de los enemigos …

(illustraciónn : Caravagio,el arresto de Christo)

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Fuente : Le blog du Père Jonathan

Cristianismo (Iglesias), Espiritualidad, Homofobia/ Transfobia., Iglesia Católica , , , , ,

Documento preparatorio del “Sínodo sobre la Familia”: ningún cambio doctrinal por lo que a la homosexualidad se refiere

Domingo, 29 de junio de 2014
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14539279373_07d7265b93Continuando con el post de ayer publicamos este análisis de Dosmanzanas que refleja muy bien la esclerotización de un aparato jerárquico que se pone la venda bien apretada frente a la realidad de la Iglesia y del Mundo. Una ocasión más perdida, un cúmulo más de sufrimiento y de Homofobia. Triste, muy triste. Ni han escuchado las numerosas aportaciones en sentido contrario a este raca raca tradicional o… lo que sería peor aún, ni tan siquiera las han remitido desde las diferentes Conferencias episcopales. Y lo más terrible: NI UNA SOLA CONDENA A LA HOMOFOBIA QUE CAUSA LA PERSECUCIÓN Y LA MUERTE EN MUCHOS PAÍSES. Mal, Francisco, muy mal.

Por cierto, Francisco, la única “agresividad” es la Homofobia que destila el Catecismo y las actitudes jerárquicas como este documento o los despidos de trabajadores y profesores de religión causados por la orientación sexual . Nosotros somos de esos “homosexuales malos” que no nos vamos a callar, que no vamos a vivir escondidos y que vamos a seguir reclamando nuestros derechos dentro y fuera de la Iglesia y denunciando LO QUE SÍ ES UN AUTÉNTICO ESCÁNDALO: El silencio ante la persecución de las personas LGTB (Ni una palabra tuya Francisco, ni una sola) y la connivencia de las iglesias con genocidas como Mugabe, al que se le pone alfombra roja en el Vaticano mientras que jamás se ha recibido a un colectivo homosexual.

¡Déjense de monsergas de sacristía acerca de la “misericordia” y el “respeto y la acogida” y respeten, sin más, nuestros derechos”.

Este jueves se presentó en el Vaticano el resultado de la consulta global encargada hace unos meses a las diócesis católicas de cara al Sínodo extraordinario sobre la Familia que tendrá lugar en octubre. Un proceso que despertó la esperanza de los católicos más aperturistas, que se movilizaron para hacer llegar a Roma una visión de la sensibilidad de los fieles distinta a la que habitualmente transmiten los “cauces oficiales” de la jerarquía católica. Medios de todo el mundo se han hecho eco de la supuesta renovación que el documento transmite a la hora de abordar la realidad de las parejas homosexuales y de las familias que conforman. Lo cierto es tras su atenta lectura el texto no aporta novedad alguna de fondo respecto a la que ya era doctrina oficial de la Iglesia católica, aunque debe concederse que al menos “oficializa” el reconocimiento de una realidad que le resulta incómoda.

A los muy interesados recomendamos la lectura íntegra del texto, disponible en castellano en la página web del Vaticano. El apartado referido a las uniones entre personas del mismo sexo es el capítulo III de la II parte (puntos 110 a 120). Por su interés, no obstante, hacemos ahora un análisis relativamente pormenorizado.

Sobre el reconocimiento civil de las uniones entre personas del mismo sexo, el documento se limita a recoger los diferentes escenarios a los que se enfrenta la Iglesia católica, que agrupa en tres contextos. El primero, “aquel en el cual prevalece una actitud represiva y que penaliza el fenómeno de la homosexualidad en todas sus facetas. Esto vale en particular donde la manifestación pública de la homosexualidad está prohibida por la ley civil”. El segundo, “aquel en el cual el fenómeno de la homosexualidad presenta una situación fluida. El comportamiento homosexual no se castiga, sino que se tolera mientras no sea visible o público. En este contexto, normalmente, no existe una legislación civil respecto a las uniones entre personas del mismo sexo”. El tercer contexto sería “aquel en el cual los Estados han introducido una legislación que reconoce las uniones civiles o los matrimonios entre personas homosexuales”.

Reconocidos estos tres contextos, la valoración de cada uno de ellos es muy diferente. Sobre el primero, ni una palabra de reproche. El documento se limita a recoger que según algunas respuestas del cuestionario “también en este contexto hay formas de acompañamiento espiritual de las personas homosexuales que buscan la ayuda de la Iglesia”. Sobre el segundo, el documento sí que recoge la preocupación de la Iglesia por el hecho de que “especialmente en Occidente, en el ámbito político hay una orientación creciente hacia la aprobación de leyes que prevén las uniones registradas o el denominado matrimonio entre personas del mismo sexo. En apoyo de esta visión se aducen motivos de no discriminación; una actitud que los creyentes y gran parte de la opinión pública, en Europa centro oriental perciben como una imposición de parte de una cultura política o ajena”.

Las palabras más duras son las que el documento dedica al tercer contexto. “Hay países en los que se debe hablar de una auténtica redefinición del matrimonio, que reduce la perspectiva sobre la pareja a algunos aspectos jurídicos, como la igualdad de derechos y la ‘no discriminación’, sin que haya un diálogo constructivo sobre las cuestiones antropológicas implícitas, y sin centrarse en el bien integral de la persona humana, en particular, el bien integral de los niños en el seno de estas uniones”, señala el documento.

Recomendación velada contra “las reacciones extremas

Cuando de hacer una evaluación de la respuesta de las iglesias particulares se trata, el documento insiste en que todas ellas “han expresado su opinión en contra de una ‘redefinición’ del matrimonio entre hombre y mujer mediante la introducción de una legislación que permita la unión entre dos personas del mismo sexo, pero sí reconoce “la impresión de que las reacciones extremas respecto de estas uniones, tanto de condescendencia como de intransigencia, no han facilitado el desarrollo de una pastoral eficaz, fiel al Magisterio y misericordiosa con las personas interesadas”.

El documento también reconoce que “en los países en los que existe una legislación de las uniones civiles, numerosos fieles se muestran a favor de una actitud respetuosa, que no juzgue a estas personas, y en favor de una pastoral que trate de acogerlas”, aunque se apresura a añadir que “esto no significa, sin embargo, que los fieles estén de acuerdo con una equiparación entre matrimonio heterosexual y uniones civiles entre personas del mismo sexo”.

El documento también muestra su preocupación por lo que considera “promoción de la ideología de gender” [sic], “que en algunas regiones influye incluso en el ámbito educativo primario, difundiendo una mentalidad que, detrás de la idea de eliminación de la homofobia, en realidad propone una subversión de la identidad sexual”.

Dos tipos de homosexuales: los que “no dan escándalo” y los que hacen “publicidad activa”

“En relación a la posibilidad de una pastoral” para las parejas homosexuales, el documento distingue entre “las que han hecho una elección personal, a menudo sufrida, y la viven con delicadeza para no dar escándalo a otros” (el homosexual bueno y digno de misericordia, podríamos interpretar) y “un comportamiento de promoción y publicidad activa, habitualmente agresiva”. Muchas conferencias episcopales habrían mostrado su preocupación por no saber como actuar al respecto. “El gran desafío será desarrollar una pastoral que logre mantener el justo equilibrio entre acogida misericordiosa de las personas y acompañamiento gradual hacia una auténtica madurez humana y cristiana”, añade el texto. “Las observaciones demuestran que no existe todavía un consenso en la vida eclesial respecto a las modalidades concretas de la acogida de las personas que viven estas uniones”, repite después.

El documento insiste, eso sí, en la necesidad de abordar “el desafío de la educación sexual en las familias y en las instituciones escolares, particularmente en los países en los que el Estado propone, en las escuelas, una visión unilateral e ideológica de la identidad de género”. Según el documento, “en las escuelas o en las comunidades parroquiales, se deberían activar programas formativos para proponer a los jóvenes una visión adecuada de la madurez afectiva y cristiana, con la que afrontar también el fenómeno de la homosexualidad”.

Sobre los hijos de familias homoparentales

Sobre los hijos de familias homoparentales, el documento señala que ”las respuestas recibidas se pronuncian en contra de una legislación que permita la adopción de niños de parte de personas en unión del mismo sexo, porque ven en riesgo el bien integral del niño, que tiene derecho a tener una madre y un padre, como ha recordado recientemente el Papa Francisco“.

El documento reconoce sin embargo que existe una realidad y se plantea la problemática que supone que “las personas que viven estas uniones pidan el bautismo para el niño”, y en este sentido señala que “las respuestas, casi por unanimidad, subrayan que el pequeño debe ser acogido con la misma atención, ternura y solicitud que reciben los otros niños”. Eso sí, el documento advierte que “la Iglesia tiene el deber de verificar las condiciones reales para la transmisión de la fe al niño. En el caso de que se nutran dudas razonables sobre la capacidad efectiva de educar cristianamente al niño de parte de personas del mismo sexo, hay que garantizar el adecuado sostén”. El documento considera que ”la ayuda” en este caso podría venir “de otras personas presentes en su ambiente familiar y social. En estos casos, el párroco cuidará especialmente la preparación al posible bautismo del niño, incluso con una atención específica en la elección del padrino y la madrina”.

Ningún cambio doctrinal

Intentando ver el vaso “medio lleno”, el documento tiene interés en tanto que por primera vez, al menos de forma tan abierta, la jerarquía católica reconoce la existencia de una realidad que hasta ahora simplemente negaba públicamente, la de las familias homoparentales. Es cierto que no les reconoce expresamente el carácter de familia, pero la inclusión del tema en el principal documento preparatorio del que será Sínodo extraordinario sobre la Familia es significativa. Falta por ver qué respuesta dará el Sínodo, aunque no es esperable que vaya más allá de un documento que pese a venderse como la síntesis de las respuestas recibidas al cuestionario en realidad es un texto trabajado al que se ha imprimido una clara orientación.

Reconocido esto, pocas más cosas positivas pueden decirse. Pese al bombardeo mediático sufrido en estos dos días sobre una supuesta apertura de la Iglesia a las personas homosexuales, por lo que a este tema se refiere el texto no se desvía un ápice de la doctrina oficial de la Iglesia católica. Eso sí, su presentación puede considerarse un nuevo éxito mediático del pontificado de Francisco, un papa que se está revelando como un personaje extremadamente hábil a la hora de manejar la política comunicativa y lograr parabienes por parte de los grandes medios, que al menos en España se muestra cada vez más acríticos.

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De hablar “sobre” a hablar “con”: el encuentro con la comunidad católica queer en Alemania

Viernes, 22 de marzo de 2024

IMG_3459IMG_3456P. Wolfgang Rothe

La publicación de hoy es del colaborador invitado John Crowley-Buck (él/él). John es un teólogo y especialista en ética católico. Ha enseñado en la Universidad de Georgetown, la Universidad Loyola 8de Chicago y la Universidad Lewis, y es coeditor de Democracia, cultura, catolicismo: voces de cuatro continentes (Fordham University Press, 2015). Tiene un doctorado. en Ética Cristiana de la Universidad Loyola de Chicago, una maestría en Ética Teológica de Boston College y una licenciatura en Ética Teológica de Boston College. en Teología e Inglés, también del Boston College.

“La mejor parte de nuestra tradición católica siempre ha prestado atención a la experiencia humana y a la multiplicidad de formas en que Dios se revela a sí mismo, a menudo para nuestra sorpresa”. Así lo afirma el obispo John Stowe, OFM Conv., en su avance a Queerness in the Catholic Church: Wanted, Loved, Blessed (Paulist Press, 2024).

Pero, entonces, ¿cómo discernimos la resonancia de la voz de Dios en la experiencia humana? Basándose en su trabajo para el Sínodo sobre la sinodalidad, el obispo Stowe nos invita a escuchar –con atención, atención y humildad– las voces que reclaman su espacio en las páginas de esta colección. Es a través del arduo trabajo de una escucha cuidadosa y considerada que podemos comenzar a escuchar la voz de Dios en la experiencia humana.

Lo queerness en la Iglesia católica es una colección de reflexiones en primera persona de miembros de la comunidad católica alemana. Editado por el P. Wolfgang Rothe, esta colección se sumerge sin censura en las experiencias de los católicos alemanes que se identifican como miembros o aliados de la comunidad LGBTQ+/Queer. Estas dos identidades (católica y LGBTQ+/Queer) enmarcan las tensiones que se mueven a lo largo del texto, mientras los autores luchan por unir estas identidades a veces colaborativas y a veces combativas en sus propias personas, familias, comunidades e iglesias.

El encuentro entre el catolicismo y lo queer no siempre es positivo y afirmativo, y para muchos en esta colección esa realidad suena cierta. La Iglesia ha sido, para algunos de los contribuyentes, una fuente de dolor y tristeza, de rechazo y manipulación. No todos los contribuyentes a este volumen han seguido siendo miembros de la Iglesia Católica como resultado del choque entre la doctrina y su experiencia de identidad queer. Sin embargo, para casi todos los contribuyentes, la separación de la Iglesia no ha significado una separación de la relación con Dios o, al menos, la esperanza sincera de tal relación. Si bien estas páginas ilustran cómo el Catecismo y el Código de Derecho Canónico han sido esgrimidos en ocasiones como instrumentos de violencia y dolor espiritual y psicológico, persiste un fuerte sentido de esperanza en un futuro en el que estos textos, y la institución que sustentan, serán vistos. como oportunidades para la relación, en lugar de mecanismos de división.

La mayoría de las narrativas presentadas en esta colección hablan de la bondad y la belleza que es posible en el encuentro entre el catolicismo y lo queer. Desde familias que abrazan el carácter queer de sus miembros, hasta parroquias que celebran la diversidad de sus comunidades, y sacerdotes que confirman la bondad y dignidad inherentes de las personas y las relaciones queer, esta colección está repleta de narrativas de experiencias que no solo calientan el corazón, sino que también ofrecen apoyo. para aquellos que buscan construir y sostener familias, parroquias y comunidades religiosas llenas de vida y amorosas.

IMG_3461John Crowley-Buck

Si bien gran parte de la conversación global en torno a la Iglesia Católica y la comunidad LGBTQ+/Queer en los últimos años se ha centrado en lo que se debe y lo que no se debe hacer, en las verdades “inmutables” y en los “hechos” de la sexualidad humana, Lo queer en la Iglesia Católica ofrece reflexiones reflexivas y constructivas sobre cómo el acto de escuchar con atención, autenticidad y amor no sólo puede reactivar conversaciones estancadas, sino también abrir nuevas vías de diálogo y encuentro.

El editor de la colección, el P. Wolfgang Rothe, insiste en que “es hora de hacer visibles a las personas queer en la Iglesia y de que la Iglesia les dé voz, les deje hablar”. Esta, por supuesto, es la tarea principal del texto: permitir que los miembros queer de la comunidad católica hablen su verdad, así como proporcionar un espacio para que la Iglesia, a su vez, escuche a su comunidad. “Las cosas pueden cambiar”, dice el P. Rothe, “sólo si ya no hablamos simplemente de los interesados, sino que finalmente hablamos también con ellos”. Esta colección es un esfuerzo para hacer realidad esa esperanza.

Queerness in the Catholic Church es un texto reflexivo para cualquier persona interesada en participar en el difícil trabajo de escuchar y, quizás, igualmente desafiante, en el trabajo de conversar. Ofrece puntos de partida y caminos para abrir el diálogo con familiares, amigos, comunidades parroquiales y comunidades religiosas en torno a lo que significa construir espacios amorosos, acogedores y sagrados para todos los miembros de la Iglesia Católica. También proporciona advertencias precisas sobre lo que puede suceder cuando no escuchamos, cuando no amamos y cuando desplegamos nuestros espacios sagrados como baluartes contra un “otro” temido y difamado.

Para muchos de los colaboradores de este volumen y, para muchos miembros de la comunidad católica queer en general, nos encontramos en un momento del que no podemos retroceder. Hacerlo sería abandonar la obra del Espíritu y abandonar a aquellos a quienes el Espíritu vivifica. Lo queer en la Iglesia Católica es una invitación a participar, una oportunidad de escuchar y un ejemplo de cómo podemos trabajar para construir una comunidad marcada por el deseo, el amor y la bienaventuranza.

–John Crowley-Buck (él/él), 6 de marzo de 2024

Fuente New Ways Ministry

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“El amor de Dios sin limitaciones” Ante la homosexualidad: Sínodo, teología y espiritualidad.

Sábado, 9 de marzo de 2024
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“Para quien lea sin prejuicios la Declaración Fiducia supplicans. Sobre el sentido pastoral de las bendiciones, razonada  bíblica y pastoralmente, puede comprender la intención y sentido de un texto acorde con la línea papal de acogida fiel al amor y misericordia de Dios”

“Ante la novedad de esta práctica el cardenal Parolin habla de ‘progreso en la continuidad’ y de apertura a los signos de los tiempos en fidelidad al Evangelio y la Tradición. Es ‘un punto delicado que necesitará mucho estudio'”

“Interpretando el texto y su invitación a profundizar el amor de Dios en especial ante situaciones de personas consideradas al margen, se plantea, por tanto, la necesidad de una reflexión amplia y dialogada, con libertad y audacia”

“La concreto desde tres campos: el Sínodo, la teología, la espiritualidad”

 Francisco denunció la “hipocresía” de algunos críticos de Fiducia Supplicans. Nueva defensa de Francisco del documento de Doctrina de la Fe.

La Declaración Fiducia supplicans. Sobre el sentido pastoral de las bendiciones aprueba ”la posibilidad de bendecir a las parejas en situaciones irregulares y a las parejas del mismo sexo, sin convalidar oficialmente su status ni alterar en modo alguno la enseñanza perenne de la Iglesia sobre el Matrimonio”.

Para quien lea sin prejuicios esta Declaración, razonada  bíblica y pastoralmente, puede comprender la intención y sentido de un texto acorde con la línea papal de acogida fiel al amor y misericordia de Dios. Se entiende como “una semilla del Espíritu Santo que hay que cuidar y no obstaculizar” y que invita a profundizar lo que significa e implica el amor incondicional de Dios que llama ”a aprender no a maldecir, sino bendecir”. Ante la incomprensión de quienes no admiten tales bendiciones, el mismo Papa ha respondido pastoralmente: “Se bendice a las personas, no al pecado”.

Ante la novedad de esta práctica el cardenal Parolin habla de “progreso en la continuidad” y de apertura a los signos de los tiempos en fidelidad al Evangelio y la Tradición. Es ”un punto delicado que necesitará mucho estudio”.

Interpretando el texto de la Declaración y su invitación a profundizar el amor de Dios en especial ante situaciones de personas consideradas al margen, en este caso, por sus convicciones y formas de vida sexuales, se plantea, por tanto, la necesidad de una reflexión amplia y dialogada, con libertad y audacia. La concreto desde tres campos: el Sínodo, la teología, la espiritualidad.

Sinodalidad y homosexualidad

IMG_3031No deja de ser significativo que esta Declaración se haya hecho pública en el periodo entre las dos sesiones  de la Asamblea Sinodal.

Ya en el Documento de trabajo para la Etapa Continental, Ensancha el espacio de tu tienda”, se proponía en múltiples aportaciones una Iglesia abierta y acogedora para que sea “lugar de comunión, de participación y misión común”. En el Documento síntesis para la II sesión de la Asamblea sinodal se propone, siguiendo el Evangelio, plantearse la superación de posturas de “incomprensión y rechazo… escuchando el grito de auxilio de quien tiene necesidad”. Cita en concreto “las referidas a la identidad de género y a la orientación sexual que suscitan preguntas nuevas”, teniendo en cuenta  que, “a veces, las categorías antropológicas que hemos elaborado no son suficientes para acoger la complejidad de los elementos que emergen de la experiencia y del saber de las ciencias y requieren maduración y un estudio ulterior”. Por ello, advierte,  “es importante tomar el tiempo necesario para esta reflexión y emplear las mejores energías, sin ceder a juicios simplistas que hieren a las personas y al cuerpo de la Iglesia. Muchas indicaciones que ya ha ofrecido el Magisterio esperan ser traducidas en apropiadas iniciativas pastorales”.

Se trata todavía de propuestas, a la espera de la II Sesión de la Asamblea sinodal. La Declaración Fiducia supplicans ha adelantado ya algunas de ellas que esperamos se reafirmen y amplíen para abrir un horizonte nuevo en el que la teología debe ir aportando con libertad sus reflexiones.

La teología ante la homosexualidad

Aunque en nuestras Facultades de Teología no sea tema habitual (las reservas son muchas y el campo, arriesgado), ha habido y hay numerosas reflexiones teológicas de gran alcance y profundidad. Su tratamiento está relacionado  con investigaciones antropológicas, como indica el Sínodo, y las concepciones de género.

Las teologías feministas y, en especial, la llamada teología queer han asumido en sus reflexiones la profundidad humana de los sujetos y subjetividades marginadas por su sexualidad no normativa o identidad de género (LGBTIQ+). Cuestionan las categorías de género, identidad y sexualidad como naturales e inmutables, fuentes de explotación y opresión. Transgresoras, liberadoras y subversivas ante los modelos establecidos, estas teologías conducen al reconocimiento y derechos de los cuerposconsiderados como abyectos por culturas dominantes.

Sus reflexiones no se limitan a la sexualidad y al género. Abarcan otros contextos sociales y culturales, identidades subordinadas, maltratadas, marginadas socialmente, invitando a reconocerlas. Denuncian hegemonías violentas anuladoras para liberar su identidad y promover un nueva humanidad. Buscan la justicia, presentan una nueva escatología, consecuentes con el Reino de Dios a cuyo banquete  son invitadas las personas que, olvidadas y rechazadas, deambulan por los caminos de  la vida.

La teología  queer de la liberación, como la denomina Juan José Tamayo, citando a su pionera, la teóloga argentina Marcella Althaus-Reid, abarca todo tipo de opresiones a las que la sociedad somete a quienes no se ajustan a sus modelos  establecidos por la clase dominante. Superando una concepción binaria de las personas, abogan por identidades diversas y fluidas como un acto de justicia social, subraya el teólogo sudafricano Nontando Hadebe, para hacer posible un auténtica diversidad.

IMG_3033En esta teología el concepto de Dios, al que Marcella Althaus-Reid llamó “Dios queer”, se descubre en el exilio de las calles, de los y las profesionales del sexo, de las personas de diferente orientación sexual, en los marginados sociales. Como mostraban las reflexiones teológicas de la revista Concilium (nº 383), estas personas devienen  “el cuerpo queer de Cristo” donde quedan superadas todas las desigualdades diferenciadoras y llaman a superar dualismos: “Ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gal 3,26-28). Para Cristo todos somos iguales, hijas e hijos de Dios y  conduce, como afirma Sharon A. Bong, siguiendo a Elisabeth Schüssler Fiorenza, a superar sexismos y homofobias para hacer una Iglesia transformadora, relacional, inclusiva,  cuerpo de   Cristo queer.

Por tanto, estas perspectivas teológicas contribuyen a descubrir en las situaciones despreciadas y marginadas, en las identidades no reconocidas y reprimidas, auténticos signos de los tiempos de la presencia de Dios que deberán, sin duda, ser interpretados, nunca rechazados, para buscar soluciones plenamente humanas, como pide  el Vaticano II (Gaudium et spes 11), y hacia las que encamina, creo, la Declaración Fiducia supplicans.

Las teologías feministas como la teología queer, por tanto, proponen caminos importantes que deben considerarse en un diálogo fecundo, abierto, libre y audazescuchando al Espíritu que habla desde estas realidades oprimidas y despreciadas.

Espiritualidad en la experiencia homosexual

La experiencia y pensamiento feministas plantean desafíos profundos a determinadas espiritualidades tradicionales elaboradas desde poderes quiriarcales o patriarcales; son críticas y purificadoras de equivocadas superioridades y categorías construidas desde su ideología y prepotencia.

Estas posiciones se relacionan con la experiencia ‘queer’ que aboga y desarrolla una espiritualidad solidaria con los marginados del sexo, género, etnia, clase y estatus económico que promueve experiencias y expresiones de una espiritualidad liberadora de su marginación social, cultural, religiosa.

Esta espiritualidad conduce a una relación con un Dios que asume la pobreza y exclusión, con un Cristo comprendido con otras categorías que superan su masculinidad y lleva a reconocer la dignidad de todas las personas, también de diferente orientación sexual, sin discriminaciones, desde otra concepción de identidad, donde se incluyen las rechazadas. Nace del corazón, de las entrañas, como subraya Ángel Méndez Montoya. Abre a una experiencia del Espíritu en el Amor Trinitario hacia el que nos dispone superando todo dualismo. Vislumbra nuevos horizontes de otro mundo posible y, en consecuencia, desarrolla en esa experiencia espiritual una radical justicia social. Mantienen, por tanto,  estrecha vinculación con movimientos sociales antihegemónicos de personas y pueblos oprimidos por diferentes causas patriarcales, económico-neoliberales, de etnia, de clase.

Su experiencia espiritual descubre un Dios en el exilio, más allá y diferente del concepto y experiencia de un Dios del centro privilegiado del poder establecido. Reivindican, por tanto, otra epistemología que supere marginaciones, colonialismos, lecturas parciales y dominantes desde el poder, que se han impuesto en la sociedad, en la cultura, en la religión.

Esta espiritualidad descubre en la corporalidad su significado más allá del sentido superficial e inmediato. La corporalidad hace a la espiritualidad carne concreta y situada, sufriente, gozosa, limitada, relacionada. De esta forma, superando oposiciones y falsas dicotomías, comprendemos que el cuerpo es espiritual y el espíritu es corporal.

Hacia un cambio de paradigmas pastorales

IMG_3029La Declaración Fiducia supplicans es, sobre todo pastoral y, a mi entender, abre a planteamientos que no se limitan a ofrecer bendiciones a las personas. Su significado simbólico va mucho más allá e impulsa nuevas interpretaciones y actitudes en ese campo. Abre caminos diferentes que algunos temen y son la razón de muchas críticas a la Declaración. Llevan a  la Iglesia hacia un descentramiento de sus tradicionales comportamientos cerrados  a cualquier avance. Pide  cambiar sus actitudes, comportamientos y relaciones pastorales e institucionales.

También -tal vez sea lo más difícil- se propone un cambio de mentalidad que abandone sus dogmatismos y posturas intransigentes, como garantía de seguridad, para descubrir con humildad la presencia sacramental de Dios en realidades rechazadas. Dios comunica su gracia, su amor no solo  en los sacramentos instituidos, entre ellos el matrimonio. El amor de Dios es mucho más amplio y acogedor, sin limitaciones; se comunica en la sacramentalidad de la vida.

Con un ejemplo se puede comprender mejor. En nuestras relaciones pastorales nos encontramos, cada vez con más frecuencia, con situaciones familiares donde hay parejas formadas del mismo sexo. Por supuesto hay familias que las rechazan, pero otras los respetan y acogen con naturalidad; son parte de la familia; se sientan en su mesa y comparten en igualdad el cariño familiar ¿Cuál es la postura que mejor sigue criterios humanos y evangélicos?

Si la Iglesia forma una gran familia (Lumen gentium 6), ¿cómo será madre acogedora? ¿Incluirá a estas personas plenamente en la vida eclesial, en la comunión, participación y misión que propone  el Sínodo actual? ¿Las invitará a sentarse en la mesa común preparada para todos, sin exclusiones, con una sola condición: llevar el vestido apropiado que es el amor?  

Fuente Religión Digital

Espiritualidad, Historia LGTBI, Iglesia Católica , , , , , , , , , , , , , , , , ,

Sagradas Familias: hasta dónde hemos llegado, hasta dónde nos queda llegar

Martes, 2 de enero de 2024
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IMG_0978Diácono Ray Dever

La publicación de hoy para la Fiesta de la Sagrada Familia es del diácono Ray Dever, padre de una mujer transgénero adulta, diácono católico retirado con casi 50 años de experiencia parroquial y pastoral diversa. El diácono Ray ha sido invitado a abordar cuestiones LGBTQ por varias publicaciones nacionales y organizaciones católicas, incluida la Conferencia de Obispos Católicos de EE. UU., y con frecuencia brinda asesoramiento pastoral a familias católicas con niños transgénero de todo Estados Unidos. Tiene tres títulos de posgrado, incluida una maestría en teología.

En 2014, en la Fiesta de la Sagrada Familia, que la iglesia celebra cada año el domingo después de Navidad, ofrecí algunas ideas a los lectores de Bondings 2.0 sobre las familias católicas con hijos LGBTQ, incluida la mía. En ese momento, mi familia todavía estaba en las primeras etapas de adaptación y aceptación de la realidad de que nuestra hija mayor se declarara transgénero.

Me encontré con una publicación de Bondings 2.0 de una joven profesional, abogada si no recuerdo mal, que provenía de una familia católica conservadora y que tenía una relación entre personas del mismo sexo. Ella contó conmovedoramente que lo que más deseaba era poder volver a casa para pasar Navidad con su amado compañero, algo que sus padres no le permitirían por temor a violar las enseñanzas de la iglesia. Su historia me conmovió profundamente, tanto como padre como diácono, y comenté en línea sobre su situación desde la perspectiva de una familia muy católica que había llegado a una conclusión completamente diferente a la de sus padres. Eso llevó a una invitación del Ministerio New Ways para contar nuestra historia y ofrecer esa publicación inicial en el blog.

Mucho ha cambiado para las familias con niños LGBTQ durante la última década, para bien o para mal. Comenzando con las ahora famosas palabras “¿Quién soy yo para juzgar?” Desde el Papa Francisco en 2013 y continuando con su alcance pastoral a la comunidad LGBTQ, ha habido crecientes señales de esperanza de que la iglesia pueda avanzar, aunque lentamente, hacia una mayor comprensión y aceptación de las personas LGBTQ y sus familias que las apoyan.

IMG_2142Recientemente, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe publicó dos documentos positivos: una carta de octubre de 2023 que permite el bautismo de personas transgénero y una declaración de diciembre de 2023 que permite la bendición de uniones entre personas del mismo sexo. Aunque ambos documentos están llenos de limitaciones y lagunas, en general han sido recibidos con euforia por parte de la comunidad católica LGBTQ. Y en las reuniones recientemente terminadas en Roma del sínodo universal de la iglesia, las cuestiones LGBTQ estuvieron muy sobre la mesa de discusión, aunque aún está por ver cómo se desarrollará el último año del sínodo con respecto a esas cuestiones.

Por otro lado, si uno preguntara a las familias católicas con niños LGBTQ cómo ven los cambios de la última década, creo que escucharían perspectivas significativamente menos optimistas. El Dr. Anthony Fauci, a quien la mayoría de nosotros llegamos a conocer durante la pandemia de Covid pero que fue uno de los líderes de la respuesta a la epidemia de SIDA en la década de 1980, advirtió recientemente que el sentimiento anti-LGBTQ en este país es el peor que jamás haya existido en 40 años. El número de acciones legislativas anti-LGBTQ introducidas a nivel del gobierno estatal se ha disparado en los últimos cinco años, y 2023 marcó un récord en ese sentido. En muchos estados, las vidas de las familias con niños transgénero están en crisis, ya que se ha prohibido la atención médica necesaria para sus hijos y se ha investigado a las familias por abuso infantil simplemente por hacer todo lo posible para cuidar a sus hijos transgénero.

Y hay una intersección significativa entre lo que está sucediendo en el gobierno y lo que está sucediendo en la iglesia en Estados Unidos, ya que muchas de estas acciones legislativas han sido apoyadas públicamente por las iglesias locales. En los últimos años, más de 40 diócesis han emitido políticas generalmente negativas sobre la identidad de género y la orientación sexual, muchas de las cuales prohíben efectivamente que las personas transgénero asistan a escuelas católicas o reciban los sacramentos. (Una excepción notable es la Diócesis de Davenport, cuyas directrices pastorales de 2023 sobre género y orientación sexual adoptan un enfoque mejor informado y más compasivo que las otras políticas diocesanas).

Si me veo obligado a sopesar si los cambios de la última década han sido para bien o para mal, primero reflexionaría sobre cómo todo esto ha afectado a mi propia familia. En el lado positivo, nuestro viaje durante la última década ha visto a nuestra hija transgénero prosperar y ha acercado a nuestra familia. También ha ayudado a abrir nuestras mentes y corazones no sólo a las luchas de las personas LGBTQ, sino a las luchas de todos aquellos que se encuentran al margen de la sociedad y la iglesia.

En el lado negativo, nuestros tres hijos adultos abandonaron la iglesia, principalmente debido a la falta de aceptación de las personas LGBTQ. Nuestra hija mediana, que se casó en octubre y reunió a dos grandes familias católicas, lo hizo fuera de la iglesia principalmente porque no quería que las personas LGBTQ más cercanas a ella y a su esposo, incluida su hermana transgénero, se sintieran no bienvenidas en el día de su boda.

Y en la máxima ironía, nuestra hija transgénero ya no regresa a casa para Navidad, no porque no sea amada y bienvenida en nuestro hogar en Florida, donde hemos celebrado las Navidades familiares durante los últimos 30 años, sino porque no se siente segura viajando a un estado donde podría ser arrestada por usar un baño público. En cambio, ahora hacemos las maletas para nuestra celebración navideña familiar y viajamos hacia ella.

En este Domingo de la Sagrada Familia, mientras contemplamos esas escenas de comidas chispeantes en nuestros hogares e iglesias, debemos recordar que esta familia de hace 2.000 años también fue marginada de muchas maneras, incluso hasta el punto de tener que huir para salvar sus vidas con un bebé recién nacido. Para aquellas familias católicas con niños LGBTQ que se sienten marginadas y que están luchando con todo lo que sucede a su alrededor, sepan que su familia tiene el mismo valor y dignidad dados por Dios que cualquier otra familia en la iglesia. Mirad a la Sagrada Familia, al amor ilimitado de Dios por todos encarnado en la Encarnación. Miren la misericordia y el perdón ofrecidos a todos por la venida del niño Cristo. Y como el nuevo mandamiento nos llama a hacer, amaos unos a otros como Cristo nos amó y, sobre todo, continuad amando a vuestros hijos.

—Diácono Ray Dever, 31 de diciembre de 2023

Fuente New Ways Ministry

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La respuesta de los defensores de la reforma católica al Sínodo es en gran medida negativa

Sábado, 25 de noviembre de 2023
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Sinodo-21-23-logo-560x337Los líderes reformistas católicos han respondido en gran medida negativamente al informe de síntesis de la Asamblea General del Sínodo sobre la Sinodalidad del mes pasado. El informe no mencionó directamente a las personas LGBTQ+, aunque una lectura más cercana revela secciones que, si se aplican a cuestiones de género y sexualidad, podrían ser útiles.

Esta semana, Bondings 2.0 ha destacado algunas de las ideas que han surgido y proporciona enlaces si desea leer más. Una publicación anterior detalló algunos mecanismos internos sobre cuestiones LGBTQ+. La publicación de hoy se centra en las respuestas de los grupos y defensores de la reforma de la iglesia. La declaración del New Ways Ministry, que insiste en mantener la esperanza incluso en medio de una gran decepción, está disponible aquí.

FutureChurch dijo que la falta de inclusión de LGBTQ+ en el informe fue un “fracaso abismal”. La declaración de la organización, que también abordó el papel de la mujer en la iglesia y cuestiones de gobernanza, continuó:

En términos de justicia e inclusión LGBTQ+, el documento fue un golpe aplastante para una iglesia que necesita desesperadamente ser más pastoral y acogedora con nuestra familia LGBTQ+. El lenguaje vago y evasivo del documento fue particularmente devastador dados los comentarios del Papa previos al sínodo sobre la bendición de las relaciones homosexuales; [y otras medidas positivas]”.

Marianne Duddy-Burke, directora ejecutiva de DignityUSA, dijo en un comunicado que el informe final “no está a la altura del encargo del Papa Francisco a los reunidos de ‘ser audaces’”. Y añadió:

“Este borrado de nuestra presencia en la iglesia y la valiente participación de muchas personas, familiares y aliados LGBTQIA+ en el proceso de escucha sinodal es otro ejemplo de la forma en que nuestra comunidad es repetidamente marginada dentro del catolicismo…

“Lo que suceda durante el próximo año será importante… A menos que se presten atención a los llamados a la participación, es muy posible que el Sínodo no aborde ninguna de las profundas preocupaciones de las personas LGBTQIA+ de ninguna manera que reconozca y afirme nuestra presencia y papel en la iglesia y el mundo”.

Kate McElwee, directora ejecutiva de la Women’s Ordination Conference-Conferencia sobre Ordenación de Mujeres, incluyó la igualdad LGBTQ+ en las preocupaciones de su organización por la equidad de género. McElwee comentó en un comunicado:

“Para que el proceso sinodal conserve credibilidad, deberá tomar en serio la plena igualdad de las mujeres y las personas LGBTQ+ en todos los aspectos de la vida de la iglesia. Una “iglesia que escucha” que no logra ser transformada por la exclusión fundamental de las mujeres y las personas LGBTQ+ no logra modelar el Evangelio en sí…

“Seguiremos trabajando para que las bases rindan cuentas y seamos una voz intransigente para la inclusión equitativa de las mujeres en todos los niveles de la iglesia. Ahora hemos visto a mujeres votar en los pasillos del Vaticano; no hay vuelta atrás”.

Jamie Manson, presidenta de Catholics for Choice, expresó la solidaridad de su organización con los católicos queer y señaló que las cuestiones de género y sexualidad se cruzan con cuestiones de derechos reproductivos, que no fueron discutidas:

“Por primera vez en la era moderna, la Iglesia católica mantuvo conversaciones sobre temas que antes eran tabú, como la ordenación de mujeres, el reconocimiento de las relaciones de las personas LGBTQIA+ y el replanteamiento de las estructuras de poder de la iglesia. Nos unimos a nuestros socios en los movimientos por la ordenación de mujeres y por la justicia LGBTQIA+ para expresar nuestra profunda preocupación por el hecho de que el sínodo no haya tomado en serio la grave injusticia de la igualdad de género y su negativa a reconocer los anhelos de los católicos LGBTQIA+ de una iglesia más inclusiva.

“Las enseñanzas dañinas de la iglesia sobre el género y las personas LGBTQIA+ tienen profundas intersecciones con su posición sobre la salud y los derechos reproductivos. . .La iglesia no puede estar abierta a la obra del Espíritu Santo en algunos temas mientras silencia la conversación sobre otros. Puede que el sínodo haya terminado por ahora, pero el trabajo de la iglesia está lejos de terminar”.

Stan “JR” Zerkwoski, director ejecutivo de Fortunate Families, señaló que el Papa Francisco realizó una serie de acciones positivas hacia los católicos LGBTQ+ en torno a la asamblea del Sínodo, y explicó al National Catholic Reporter:

“Hemos recorrido un largo camino, pero todavía caminamos juntos. Hemos sido reconocidos, hemos sido escuchados y seguiremos siendo escuchados… Si tomas todo eso en contexto, el escenario está listo para algún cambio significativo, independientemente de las palabras que queríamos ver o quería ver en este documento’”.

Para obtener la cobertura completa de Bondings 2.0 sobre el viaje sinodal de varios años, haga clic aquí. Para conocer los recursos del Ministerio New Ways sobre cómo las personas LGBTQ+ y sus aliados pueden participar en el Sínodo sobre la Sinodalidad, haga clic aquí.

—Robert Shine (él/él), Ministerio New Ways, 17 de noviembre de 2023

Fuente New Ways Ministry

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Jayne Ozanne renuncia al Sínodo General por su ‘insensible desprecio’ hacia las personas LGBTQ+

Lunes, 20 de noviembre de 2023
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6a00d8341c730253ef01b7c746a129970b-800wiLa anglicana lesbiana Jayne Jayne Ozanne renunció al Sínodo General por su “cruel desprecio” hacia las personas LGBTQ+.”

El director de la Fundación Ozanne renunció al parlamento de la Iglesia de Inglaterra dos días después de la reunión bianual, titulada Live, Loving and Faith, en la que obispos, clérigos y laicos discutieron la implementación de bendiciones para personas del mismo sexo.

En febrero, el Sínodo General anunció que seguiría impidiendo que los sacerdotes ordenaran matrimonios entre personas del mismo sexo, pero que en su lugar se ofrecerían bendiciones.

En Twitter el viernes (17 de noviembre), Ozanne anunció que había abandonado el órgano de toma de decisiones debido al “cruel desprecio por el daño que las enseñanzas de la Iglesia de Inglaterra causan a las personas LGBT+”.

Añadió que la agenda de los obispos de “unidad a cualquier precio” es “altamente abusiva” y en una carta al arzobispo de Canterbury, Justin Welby, que compartió en su tweet, escribió que “ya no puede, en conciencia, permanecer en una institución que continúa tolerando el abuso de las personas LGBT+, particularmente de los jóvenes LGBT+ bajo nuestro cuidado”.

En respuesta, Welby dijo que respetaba la decisión de Ozanne de dimitir, pero pidió al oficial de salvaguardia provincial que investigara las acusaciones de abuso.

Ozanne dijo a SentidoG que siente “gran tristeza y alivio al dejar el Sínodo”.

Y añadió: “Me entristece no poder hacer más para abrir los ojos de quienes ocupan posiciones de poder sobre el daño que las personas LGBT+ siguen sufriendo debido a las enseñanzas de la iglesia y me alivia saber que ya no tengo que aguantar más a los viles y homofóbicos. Abuso de aquellos que profesan servir a un Dios de Amor pero predican juicio y condenación. Rezo para que algún día vean el daño y el trauma que han causado”.

Welby celebró una reunión en el Palacio de Lambeth el 3 de noviembre con activistas involucrados en la introducción de bendiciones para personas del mismo sexo por parte de la Iglesia de Inglaterra.

Ozanne dijo, según informó el Telegraph, que “abandonó la reunión llorando” después de que el discurso de Welby “empezara con una comparación: quería reiterar que no somos un problema; había tratado con líderes de milicias que habían matado a decenas de miles de personas y si ellos no fueran un problema, por supuesto, nosotros tampoco lo seríamos”.

Después de criticar el comentario de Welby, respondió con una disculpa escrita a mano diciéndole que se suponía que debía decir que si alguien tan “malvado” como un líder de la milicia podía encontrar la gracia, es “absurdo” que la gente sugiera que los homosexuales no pueden.

Una fuente del Palacio de Lambeth dijo al Telegraph que el Arzobispo reconoció que “era una analogía inapropiada y que se había escuchado de manera diferente a como se pretendía”.

La obispa de Londres ha dicho que es poco probable que los servicios de bendición de parejas del mismo sexo en la Iglesia de Inglaterra se lleven a cabo antes de 2025, ya que la iglesia sigue dividida.

Anglicanismo: una comunión dividida por la inclusión de las personas LGTBI

La aceptación de la homosexualidad en la Comunión anglicana es desigual entre sus diferentes jerarquías e iglesias. La Iglesia episcopaliana, rama estadounidense de los anglicanos, es sin duda la que abrió camino. Ya en 2003 eligió al primer obispo abiertamente gay, Gene Robinson. Y en 2010 fue la primera en romper con la moratoria autoimpuesta durante varios años por la comunión anglicana tras el nombramiento de Robinson y comenzar a ordenar de nuevo obispos y obispas abiertamente homosexuales. En 2012 aprobaba también la ordenación de personas transexuales. También, como ya hemos señalado, fue la primera iglesia anglicana en celebrar matrimonios entre personas del mismo sexo.

La Iglesia anglicana de Canadá también se ha caracterizado por su afán inclusivo. Así, por ejemplo, tras sumarse a la celebración de matrimonios entre personas del mismo sexo, enspués elegía obispo a Kevin Robertson, abiertamente gay y padre, junto a su pareja, de dos hijos. Roberston se convertía así en el primer miembro de una familia homoparental en ostentar esta dignidad en una iglesia anglicana.

En el otro extremo se sitúan las iglesias anglicanas africanas, algunas de ellas virulentamente homófobas. Una situación inestable que en la última década ha colocado al anglicanismo al borde de un cisma que no ha llegado a producirse, y que obviamente es una de las razones por las cuales la principal de las iglesias anglicanas, la de Inglaterra, y a la espera de que su Sínodo confirme en febrero la decisión de la mayoría de sus  obispos, no tiene el valor de dar el paso.

La Iglesia Católica comparte la aprobación de las bendiciones para parejas del mismo sexo

A principios de octubre, grupos LGBTQ+ elogiaron al Papa Francisco por decir que las parejas del mismo sexo podrían bendecir sus uniones. “Cuando pides una bendición, estás expresando una petición de ayuda a Dios, una oración para poder vivir mejor, una confianza en un padre que puede ayudarnos a vivir mejor”, escribió el Papa, en respuesta a una pregunta formulada. por cinco cardenales sobre la bendición de las uniones entre personas del mismo sexo.

Sin embargo, la Iglesia Católica aún debe responder si todavía considera tales relaciones como un “pecado grave contra la ley de Dios”.

Fuente PinkNews/Cristianos Gays

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La Iglesia anglicana de Inglaterra debatirá sobre la bendición de las uniones homosexuales

Miércoles, 15 de noviembre de 2023
Comentarios desactivados en La Iglesia anglicana de Inglaterra debatirá sobre la bendición de las uniones homosexuales

logo_of_the_church_of_england_454x372El Sínodo General de la Iglesia de Inglaterra se reunirá durante cinco días en la ciudad de York

Durante décadas, la Iglesia de Inglaterra ha enfrentado divisiones profundas con relación a su posición sobre la homosexualidad y las uniones entre personas del mismo sexo

Busca permitir a las parejas homosexuales celebrar un servicio de oración después de un matrimonio civil, tras pedir disculpas a la comunidad LGTBI

En febrero, la asamblea del Sínodo General, compuesta por obispos, clérigos y laicos, votó a favor de los planes presentados, lo cual generó controversia

Justin Welby ha instado a los obispos a mostrar amor hacia todos, pero ha respaldado la resolución de 1998 que rechaza la práctica homosexual como incompatible con las enseñanzas bíblicas

(Evangélico digital).- El Sínodo General de la Iglesia de Inglaterra se reunirá durante cinco días en la ciudad de York, a partir del viernes próximo, para discutir la bendición de parejas del mismo sexo por parte de los sacerdotes y cómo proteger a aquellos que opten por no orar por esas uniones.

La propuesta presentada en enero por la Iglesia de Inglaterra, que actualmente no permite los matrimonios entre personas del mismo sexo en sus 16.000 iglesias, busca permitir a las parejas homosexuales celebrar un servicio de oración después de un matrimonio civil. Además, la iglesia ha pedido disculpas a la comunidad LGBT por el rechazo y la hostilidad que han enfrentado.

En enero, la Iglesia de Inglaterra se disculpó formalmente por su trato históricamente “hostil” a las personas LGBTQ+. El mismo día, Welby dijo que las parejas del mismo sexo que ya están casadas pueden ser bendecidas por el clero, pero que él mismo no lo haría debido a su “responsabilidad pastoral para toda la comunión”.

En respuesta, el parlamentario laborista Ben Bradshaw dijo que las recomendaciones eran “incluso peores de lo que se ha seguido”. De manera similar, la exasesora del gobierno LGBTQ+ y activista cristiana gay, Jayne Ozanne, dijo: “¡Disculpa no aceptada, arzobispo! Me pregunto si los arzobispos realmente han olvidado que nos han pedido disculpas antes, muchas veces, o si creen que esto será suficiente para nosotros dado que la discriminación continúa”.

En febrero, la asamblea del Sínodo General, compuesta por obispos, clérigos y laicos, votó a favor de los planes presentados, lo cual generó controversia. Un grupo conservador de líderes de la Iglesia Anglicana de distintas partes del mundo expresó su desconfianza hacia el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, acusándolo de traicionar su ordenación.

Durante décadas, la Iglesia de Inglaterra ha enfrentado divisiones profundas con relación a su posición sobre la homosexualidad y las uniones entre personas del mismo sexo. Este tema, considerado tabú en África e ilegal en más de 30 países, ha generado debates y tensiones dentro de la institución madre de los 85 millones de anglicanos distribuidos en 165 países.

En el pasado, el arzobispo Justin Welby ha instado a los obispos a mostrar amor hacia todos, pero ha respaldado la resolución de 1998 que rechaza la práctica homosexual como incompatible con las enseñanzas bíblicas. A pesar de esto, la obispa Sarah Mullally aseguró en junio que las propuestas no modificarían la doctrina de que el matrimonio es exclusivamente entre un hombre y una mujer, y se garantizaría protección para aquellos que, por razones de conciencia, decidan no bendecir a parejas del mismo sexo.

La obispo de Londres dijo que es poco probable que los servicios de bendición de parejas del mismo sexo en la Iglesia de Inglaterra se lleven a cabo antes de 2025, ya que a pesar de que la mayoría de los sacerdotes de la Iglesia de Inglaterra está a favor de los matrimonios homosexuales, pero no los obispos, por l9 que la iglesia sigue dividida,

Dame Sarah Mullally dijo que era un “momento de incertidumbre” para la iglesia debido a la división después del Sínodo General –el órgano de toma de decisiones de la Iglesia de Inglaterra– que anunció en febrero que seguiría impidiendo que los sacerdotes oficiaran matrimonios entre personas del mismo sexo, pero ofreciendo las bendiciones en su lugar.

Después de varios años de discusiones internas, una mayoría de obispos de la Iglesia de Inglaterra ha decidido mantener la doctrina en materia de matrimonio y no abrirlo a las personas del mismo sexo, un paso que ya han dado otras iglesias de la Comunión anglicana, como la Iglesia Episcopaliana de Escocia, la de Estados Unidos o la de Canadá. La decisión, supuso un jarro de agua fría para la comunidad LGTBI cristiana de Inglaterra. No trascendió el margen por el cual se adoptó la decisión. Públicamente, solo el obispo de Oxford, Steven Croft, se ha pronunciado con rotundidad a favor del matrimonio religioso igualitario.

En el contexto británico, los activistas LGBT han luchado durante mucho tiempo por obtener los mismos derechos que sus compatriotas cristianos heterosexuales. El matrimonio homosexual ha sido legal en Gran Bretaña durante una década, y la discusión en el Sínodo General de la Iglesia de Inglaterra refleja los esfuerzos por avanzar hacia una mayor inclusión y reconocimiento de la diversidad en la fe anglicana.

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Anglicanismo: una comunión dividida por la inclusión de las personas LGTBI

La aceptación de la homosexualidad en la Comunión anglicana es desigual entre sus diferentes jerarquías e iglesias. La Iglesia episcopaliana, rama estadounidense de los anglicanos, es sin duda la que abrió camino. Ya en 2003 eligió al primer obispo abiertamente gay, Gene Robinson. Y en 2010 fue la primera en romper con la moratoria autoimpuesta durante varios años por la comunión anglicana tras el nombramiento de Robinson y comenzar a ordenar de nuevo obispos y obispas abiertamente homosexuales. En 2012 aprobaba también la ordenación de personas transexuales. También, como ya hemos señalado, fue la primera iglesia anglicana en celebrar matrimonios entre personas del mismo sexo.

La Iglesia anglicana de Canadá también se ha caracterizado por su afán inclusivo. Así, por ejemplo, tras sumarse a la celebración de matrimonios entre personas del mismo sexo, enspués elegía obispo a Kevin Robertson, abiertamente gay y padre, junto a su pareja, de dos hijos. Roberston se convertía así en el primer miembro de una familia homoparental en ostentar esta dignidad en una iglesia anglicana.

En el otro extremo se sitúan las iglesias anglicanas africanas, algunas de ellas virulentamente homófobas. Una situación inestable que en la última década ha colocado al anglicanismo al borde de un cisma que no ha llegado a producirse, y que obviamente es una de las razones por las cuales la principal de las iglesias anglicanas, la de Inglaterra, y a la espera de que su Sínodo confirme en febrero la decisión de la mayoría de sus  obispos, no tiene el valor de dar el paso.

La Iglesia Católica comparte la aprobación de las bendiciones para parejas del mismo sexo

A principios de octubre, grupos LGBTQ+ elogiaron al Papa Francisco por decir que las parejas del mismo sexo podrían bendecir sus uniones. “Cuando pides una bendición, estás expresando una petición de ayuda a Dios, una oración para poder vivir mejor, una confianza en un padre que puede ayudarnos a vivir mejor”, escribió el Papa, en respuesta a una pregunta formulada. por cinco cardenales sobre la bendición de las uniones entre personas del mismo sexo.

Sin embargo, la Iglesia Católica aún debe responder si todavía considera tales relaciones como un “pecado grave contra la ley de Dios”.

Fuente Religión Digital/Cristianos Gays

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Los delegados del Sínodo comparten algunas de las dinámicas en torno a los debates LGBTQ+

Martes, 14 de noviembre de 2023
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La semana pasada, algunos delegados a la asamblea del Sínodo de la Sinodalidad de octubre de 2023 en Roma comenzaron a hablar con los periodistas sobre sus experiencias y sobre la discusión de cuestiones LGBTQ+ en la reunión. Algunos expresaron sorpresa o pesar por el relativo silencio de las cuestiones LGBTQ+ en el informe de Síntesis Final de la primera asamblea general. Al mismo tiempo, también expresaron su esperanza de continuar la conversación en los próximos meses y en preparación para la segunda asamblea general del Sínodo sobre la Sinodalidad del próximo año.

de-financiero-deprimido-a-sacerdote-feliz-la-historia-de-james-martinP. James Martín, SJ

En la revista America magazine, el P. James Martín, S.J. escribió sobre algunas de las conversaciones que tuvieron lugar en la asamblea y las tensiones que plantearon:

“Si bien no puedo compartir el contenido de las mesas de discusión o las intervenciones, puedo decir que tuvimos discusiones frecuentes sobre el tema en muchas mesas (no solo la mía, sino varias otras) y que hubo varias intervenciones relevantes durante la sesión plenaria. sesiones. Los enfoques se dieron en dos líneas: primero, había personas, como yo, que compartían historias sobre personas L.G.B.T.Q. Los católicos luchan por encontrar su lugar en su propia iglesia, junto con llamados para que la iglesia se acerque más a esta comunidad. Por otro lado, muchos delegados se opusieron incluso al uso del término ‘L.G.B.T.Q.’, considerándolo más reflejo de una ‘ideología’ impuesta a los países por Occidente o una forma de ‘neocolonialismo’, y centrándose más en los actos homosexuales como ‘ intrínsecamente malo’” Desde mi punto de vista, desearía que la síntesis reflejara más la rica conversación sobre el tema y admitiera nuestras divergencias, como se hizo en otras áreas controvertidas”.

P. Martin señala que “la falta de mención alguna del término ‘L.G.B.T.Q’ en la síntesis final […] fue, para muchas personas, incluido yo mismo, una decepción”, y aun así sugirió que el informe de síntesis final proporciona “una puerta abierta a Más conversación por parte del sínodo en nuestra próxima sesión y de la iglesia”.

blase-cupich-300x181Cardenal Blase Cupich

En una entrevista con el corresponsal vaticano estadounidense Gerard O’Connell, el cardenal Blase Cupich de Chicago afirmó que le sorprendió la ausencia de una referencia explícita a la comunidad LGBT. cuestiones en el informe. Cupich afirmó:

“Sólo porque había, al menos en los grupos en los que yo estaba, bastante referencia a eso. La gente hablaba de sus experiencias. Hubo algunos testimonios muy convincentes por parte de la gente al respecto en términos de sus familias. Esto no quedó plenamente reflejado en el documento. Eso no significa que no vayamos a volver a hacerlo el año que viene. Creo que eso va a suceder.

En una entrevista separada con Joshua McElwee y Christopher White del National Catholic Reporter, el Cardenal Cupich declaró de manera similar:

“No había ninguna intención de querer lastimar a nadie” al no usar los términos LGBTQ o gay […] Sí creo que tenemos que volver a la pregunta: ¿Llamamos a las personas como quieren que las llamen? . . Y creo que… eso es una señal de respeto; Eso también tiene que ser parte de la discusión en el futuro”.

NA-CH184_POPE_WN_20150920110134Cardenal Robert McElroy

El cardenal Robert McElroy de San Diego, en conversación con Gerard O’Connell, también abordó otras causas para eliminar la referencia explícita a cuestiones LGBTQ+, vinculándolas con cuestiones de realidades geopolíticas y culturales:

“Una de las razones de las dificultades actuales con la terminología es que se ha vinculado, particularmente en África, con la política exterior estadounidense y con la ayuda exterior condicionada. Y se interpreta ampliamente como un [esfuerzo] colonialista. […] Y eso se siente ampliamente en muchas partes del mundo. Así que esa también es una gran parte del problema. El hecho de que la ayuda exterior esté condicionada al L.G.B.T.Q. cuestión, por lo que genera rencor sobre el término”.

IMG_1184Padre Agbonkhianmeghe Orobator, SJ

Y, sin embargo, un destacado jesuita africano y delegado sinodal, el p. Agonkhianmeghe Orobator, S.J., cuando el National Catholic Reporter le preguntó sobre cuestiones LGBTQ+, enfatizó que “nada está cerrado”. P. Orobator, ex presidente de la conferencia jesuita de África y Madagascar, señaló que “está claro que no hay ningún tema que esté fuera de la mesa. Y por lo tanto, incluso ahora, debido a que este documento no es un documento final… ningún tema está finalizado o cerrado”.

Quizás sea apropiado que la última palabra sobre cuestiones LGBTQ+ en el Sínodo pertenezca al Papa Francisco. Cuando se le preguntó sobre el debate sobre los católicos LGBTQ+ en el Sínodo en una amplia entrevista italiana, el Papa Francisco respondió:

el-papa-francisco-con-reos-transexuales_270x250“Cuando digo ‘todos, todos, todos’, es la gente. La iglesia recibe a la gente, a todos, y no pregunta quién eres. Luego, dentro de la iglesia, todos crecen y maduran en su pertenencia cristiana. Es cierto que hoy en día está un poco de moda hablar de esto. La iglesia recibe a todos”.

El New Ways Ministry continuará recorriendo el camino de la sinodalidad y llevando las voces de los católicos LGBTQ+ y sus aliados desde los márgenes al centro en los próximos meses. Únase a nosotros mientras continuamos la conversación el jueves 9 de noviembre a las 7:30 p. m., hora del este de EE. UU., mientras discutimos “El Sínodo y las personas LGBTQ+: ¿Qué pasó?” Puede registrarse para este diálogo en línea haciendo clic aquí.

—Brian Flanagan, New Ways, 3 de noviembre de 2023

Fuente New Ways Ministry

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¿Es la Iglesia una “familia”?

Viernes, 10 de noviembre de 2023
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unnamedTravis LaCouter

La publicación de hoy es parte de la serie de reflexiones teológicas de Bondings 2.0 sobre cuestiones LGBTQ+ y el Sínodo sobre la Sinodalidad, que se publicará cuando la Asamblea General del Sínodo se reúna en el Vaticano este mes. Para conocer toda la cobertura del Sínodo de Bondings 2.0, incluidos los informes de Roma, haga clic aquí.

La publicación de hoy es de Travis LaCouter, quien actualmente es investigador postdoctoral en KU Leuven, donde su investigación se centra en la disidencia y la contestación normativa en la Iglesia Católica Romana. Tiene títulos de Oxford y Holy Cross, y sus escritos se pueden encontrar en Commonweal, U.S. Catholic Magazine y Los Angeles Review of Books.

A principios de este mes, durante el retiro previo al Sínodo del Vaticano, el P. Timothy Radcliffe, OP, ofreció una serie de reflexiones espirituales sobre temas como “autoridad”, “esperanza” y “amistad”. Todas las reflexiones de Radcliffe (que están reunidas aquí) son característicamente humanas, desafiantes y teológicamente ricas, y ayudan a iluminar la “espiritualidad para la sinodalidad”, que es sin duda un aspecto esencial del camino actual de la Iglesia.

En su segunda reflexión, el P. Radcliffe adoptó la imagen de “la Iglesia como nuestro hogar”, o como una especie de “familia”. “Cada criatura viviente necesita un hogar para prosperar”, dijo Radcliffe, “un lugar en el que seamos aceptados y desafiados“. Las familias inevitablemente deben sortear desacuerdos, dijo Radcliffe, pero en última instancia, “el hogar es el lugar donde somos conocidos, amados y seguros […]”. Se puede encontrar un lenguaje similar en todos los documentos del Sínodo (por ejemplo, ver el Documento de Trabajo, §29, 68, etc.) y en comentarios relevantes de la prensa católica. Pero vale la pena cuestionar nuestro uso de este lenguaje, por muy intuitivo que parezca al principio.

Por supuesto, el lenguaje de la iglesia como familia no es nuevo ni exclusivo de la Iglesia católica. En su obra clásica de 1980, Metaphors We Live By, George Lakoff y Mark Johnson sostienen que dependemos de las metáforas para estructurar nuestra experiencia cotidiana de la realidad: “Una discusión es como una guerra”, “El tiempo es dinero”, “El cuerpo es un templo”: estos y otros atajos metafóricos nos ayudan a comprimir, combinar y cotejar ideas para que no tengamos que empezar a pensar desde cero cada vez que abrimos la boca. En un estudio posterior, Lakoff argumentó que la metáfora de la familia en particular es crucial para la forma en que concebimos nuestras divisiones políticas fundamentales (con los conservadores atraídos por los arquetipos del “padre estricto” y los liberales prefiriendo un ideal de “padre protector”).

Pero las metáforas también pueden ser peligrosas porque limitan nuestra imaginación sobre lo que es posible y ocultan aspectos importantes de las cosas a las que se refieren. Así, Lakoff y Johnson advierten que “operar sólo en términos de un conjunto consistente de metáforas es ocultar muchos aspectos de la realidad”. Esta advertencia parece aplicarse al lenguaje de la Iglesia sobre sí misma como “hogar” o “familia”. Esto se debe a que, decididamente, la Iglesia no siempre es un lugar donde somos “conocidos, amados y seguros”, ni tampoco lo es la familia.

El estatus y la dignidad de las personas LGBTQ ha sido un tema recurrente en las reuniones sinodales de todo el mundo; de modo que tal vez las experiencias de esas personas puedan ayudar a sugerir algunas de las deficiencias de estas metáforas de “familia” y “hogar”. Para empezar, como muestran más de una década de datos de encuestas, los jóvenes LGBTQ están significativamente sobrerrepresentados entre los jóvenes sin hogar. Además, según un estudio de 2012 del Instituto Williams, las razones más frecuentes que dieron los jóvenes LGBTQ cuando se les pidió que explicaran su falta de vivienda tenían que ver con haber sido obligados a abandonar sus hogares o tener que huir de ellos como resultado del “rechazo familiar”. (que podría incluir abuso físico, emocional o sexual, así como negligencia financiera o emocional). Y un informe de 2014 de la Administración de Servicios de Salud Mental y Abuso de Sustancias (SAMHSA) encontró que los adultos jóvenes LGBTQ que previamente habían enfrentado el rechazo familiar tenían muchas más probabilidades de intentar suicidarse, contraer el VIH y lidiar con el abuso de sustancias en el futuro.

El objetivo de esta sombría letanía es sugerir que las metáforas de “hogar” y “familia” no pueden ser invocadas inocentemente por una Iglesia que busca dar la bienvenida a las personas LGBTQ. El hogar puede ser un lugar de profundo daño y las familias pueden sufrir heridas como nadie más. Trágicamente, hoy en día muchas personas queer todavía deben encontrar su sentido de aceptación y seguridad más allá del hogar, en lugar de dentro de él. ¿Qué puede ser la Iglesia para esas personas? Es de esperar que parezca algo radicalmente diferente de lo que sus familias pudieron proporcionar.

Como mínimo, si quiere ser como una familia de una manera que modele y represente el amor de Dios en el mundo, entonces la Iglesia tendrá que empezar por reconocer el daño que ha infligido a aquellos a quienes ha expulsado, y trabajar para transformar ese daño en curación. En el informe SAMHSA citado anteriormente, una madre que no acepta a una niña gay dice lo siguiente:

“Cuando apoyo la cabeza en la almohada por la noche, pienso en mi hija y solo espero que esté a salvo. No sé dónde está. No he sabido nada de ella desde que la eché de casa cuando me dijo que era lesbiana. No sabía qué hacer. Ojalá hubiera actuado de otra manera. Daría cualquier cosa por poder cambiar eso ahora”.

¿Puede una Iglesia sinodal hacer la misma confesión?

En última instancia, el problema no es sólo que “la Iglesia actual no parece ser un hogar seguro” para muchos, como reconoció Radcliffe en su reflexión. Es que la idea de “hogar” o “familia” todavía no logra captar el tipo de comunidad que la Iglesia está verdaderamente llamada a ser. Como argumentó recientemente Nicolete Burbach en este blog, lo que la Iglesia debería lograr no es simplemente una “inclusión” queer sino más bien una “liberación”: liberación del sistema de sanciones y “castigos sociales” que distingue entre formas de vida aceptables e inaceptables. La experiencia de muchos jóvenes queer es que la familia es el lugar donde se sienten por primera vez tales sanciones y castigos. Por lo tanto, la Iglesia debe ser capaz de imaginarse a sí misma en términos que vayan más allá de la dicotomía “padre estricto” versus “padre permisivo”; de lo contrario, en realidad no somos más que facciones conservadoras y liberales que luchan por el control de la estructura de poder eclesial.

Sin embargo, si somos una comunidad escatológica que camina junta por gracia hacia un fin que ninguno de nosotros comprende ni controla completamente, entonces nuestra fe no puede reducirse, al final, a ninguna metáfora adecuada. El Sínodo es una oportunidad para renovar esta fe peregrina. Pero para hacerlo debemos negarnos a comprometer las posibilidades trascendentes de nuestra esperanza en Aquel que “hace nuevas todas las cosas” (Apocalipsis 21:5), incluso rehaciendo la Iglesia en algo nuevo y más liberador que nuestras limitadas experiencias del hogar y la familia. .

—Travis LaCouter, 27 de octubre de 2023

Fuente New Ways Ministry

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El homófobo cardenal Müller critica a Francisco y dice que James Martin estaba en el Sínodo para hacer propaganda LGTBI

Viernes, 10 de noviembre de 2023
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Conference for priests at the Pontifical Lateran University in Rome March 11. Pictured: Bishop Gerhard Muller of Regensburg, Germany. (CNS photo/Paul Haring)Gerhard Muller (CNS photo/Paul Haring)

El cardenal Gerhard Müller ha concedido una entrevista a la Nuova Bussola Quotidiada en la que critica duramente la primera parte del Sínodo sobre sinodalidad. El purpurado afirma que no es realmente un sínodo de obispos, condena que se hizo mucha propaganda LGTBI y afirma que todo el clero fue objeto de constante ataque, incluido de parte del Papa,  que se busca llegar al modelo del cristianismo protestante.

Se han perdido los criterios de la eclesiología católica, (…) no se dice abiertamente, pero el camino emprendido es el de la protestantización”. El balance que hace el cardenal Gerard L. Müller del Sínodo sobre la sinodalidad recién concluido es apocalíptico, como es habitual en él, sin la más mínima autocrítica con respecto a su anterior etapa inquisitorial ni al papel homófobo del pontificado del pastor alemán Benedicto XVI, causa del actual desprestigio católico.

El antiguo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe participó en el Roma Life Forum, un evento de dos días organizado por LifeSiteNews, del cual fue ponente. En su intervención, el cardenal Müller afirmó, , que es una pura ilusión pensar en “modernizar la verdad del Evangelio con la ayuda de filosofías relativistas o antropologías ideológicamente corrompidas. Basta con ver las realidades locales donde prevalece esta teología progresista: seminarios vacíos, la desaparición de la vida monástica, el abandono de los fieles. Por ejemplo, en Alemania se han perdido 13 millones de católicos en 50 años, pasando de los 33 millones de 1968 a los 20 millones en 2023. Con este Sínodo se ha querido cambiar la estructura jerárquica de la Iglesia, se toma como modelo la iglesia anglicana o protestante, pero lo que vemos es que la sinodalidad destruye la colegialidad”.

Entrevista

– Eminencia, ¿qué entiende usted por cambio en la estructura de la Iglesia?

Simplemente que cuando el Papa convocó a los laicos cambió la naturaleza del Sínodo, que en cambio nació como expresión de la colegialidad de todos los obispos con el Papa. No es sólo el Papa quien gobierna la Iglesia, como pretenden hoy algunos aduladores del Papa Francisco, sino que también los obispos locales tienen responsabilidad sobre toda la Iglesia. Esta es la razón por la que Pablo VI, implementando el Concilio Vaticano II, estableció el Sínodo.

– Podría parecer una simple reforma para realzar el papel de los laicos….

… En realidad, ignora el sacramento del Orden, que no es sólo una función de servicio, sino una institución directa y especial de Jesucristo. Él constituyó la Iglesia con su jerarquía. Apelar al sacerdocio universal, de todos los creyentes, en este caso es una forma de negar esta estructura querida por Cristo. Todos los creyentes han recibido el Espíritu Santo, pero los obispos han recibido la consagración para gobernar y santificar la Iglesia. Si se quiere hablar con los laicos, bien, hay otros instrumentos, por ejemplo la Comisión Teológica Internacional. O se pueden crear otras instituciones ad hoc, no hay problema, pero el Sínodo tiene otra naturaleza y el Papa no puede cambiar la estructura sacramental de la Iglesia. No puede dar autoridad episcopal a alguien que no es obispo.

– ¿Por eso criticó también la disposición de que los obispos no lleven la sotana de hilo durante los trabajos del Sínodo?

La cuestión del hábito puede parecer un detalle insignificante, pero apunta a la postura que he mencionado antes. La comodidad no es un criterio: cuando voy a una boda, no voy vestido como iría a la playa, sería más cómodo pero no adecuado a la circunstancia. Un sínodo, como un concilio, es una liturgia, un culto a Dios, no una asamblea cualquiera. Así que hasta el vestido dice en lo que se ha convertido el sínodo, en un diluvio de cháchara.

– Aquí, por cierto, ya que el tema era la sinodalidad, ¿qué se discutió realmente?

En realidad, después de tantas discusiones, nadie sabe qué es la sinodalidad. Se habló de tantas cosas, en las mesas estaban los “facilitadores” que daban los temas día a día haciendo preguntas, pero el debate también fue muy congelado, tiempo limitado para las intervenciones (tres minutos) y todo fue grabado. Cada uno de los participantes tenía un monitor delante y cada intervención era grabada, incluso en vídeo. Luego ese continuo “hay que escucharse”, nadie quería hacer el papel de “alborotador”, en definitiva había una domesticación. Y también para la plenaria, muchos obispos estaban decepcionados, se quejaban del bajo nivel de las intervenciones; y luego no se pueden tratar temas teológicos con emociones.

– ¿Puede poner un ejemplo?

Llega un testimonio, una mujer habla de alguien cercano a ella que se suicidó porque era bisexual, y dice que el párroco la había condenado por su bisexualidad. E inmediatamente después viene la otra intervención: aquí, es la prueba de que la Iglesia debe cambiar de doctrina. En resumen, al final la culpa es de la doctrina de la Iglesia, es decir, de Dios que creó al hombre y a la mujer. ¿Cómo se abordan cuestiones así? Ahora bien, los LGBT se erigen en verdaderos intérpretes de la Palabra de Dios, pero transmiten una antropología perversa, falsa: no se interesan por las personas, por su salvación, sino que instrumentalizan a las personas con problemas para afirmar su ideología. Quieren destruir la familia y el matrimonio.

– A este respecto, usted ya ha declarado que al final este Sínodo sólo quería promover la agenda LGBT y el diaconado femenino. ¿Qué le ha dado esta impresión?

Porque se habló mucho de esto y muy poco de los temas esenciales de la fe, es decir, la Encarnación, la salvación, la redención, la justificación, el pecado, la gracia, la naturaleza humana, el fin último del hombre, la dimensión trinitaria y eucarística de la Iglesia, las vocaciones, la educación. Estos son los verdaderos desafíos, como lo es la difusión de una gran violencia, de aquellos que la justifican en nombre de Dios, como los fundamentalistas musulmanes. De esto nada, en cambio tantos discursos sobre la homosexualidad, y todos unilaterales.

– En cuanto al resto, basta ver a los invitados…

Exacto. ¿Por qué no se invitó a personas que fueron practicantes homosexuales y luego recuperaron su heterosexualidad, y que han escrito libros sobre su experiencia, como Daniel Mattson, por ejemplo (autor de ‘Por qué no me considero gay. Cómo recuperé mi realidad sexual y encontré la paz’, Cantagalli 2018, nota del editor)? El padre James Martin estaba allí solo para hacer propaganda. Nunca habló sobre la gracia y la salvación para estas personas, solo sobre ‘la Iglesia debe aceptar, la Iglesia debe… debe… debe…’. Pero, ¿cómo puede ser la Esposa de Cristo el objeto de nuestras diatribas? No es la Iglesia la que debe cambiar, sino nosotros los que debemos convertirnos.

– También causó cierto revuelo el hecho de que durante el Sínodo, el Papa Francisco recibiera y elogiara a la hermana Jeannine Gramick, fundadora en Estados Unidos de un movimiento ‘católico’ LGBT, condenada en su momento por Juan Pablo II y Benedicto XVI.

El cardenal Hollerich (relator general del Sínodo) dijo que la homosexualidad no era el tema del sínodo, pero luego se habló de eso y se hicieron gestos evidentes, como este. Y el Papa siempre se presenta con estas personas. La justificación es pastoral, pero ¿de esta manera se favorece la pastoral para estas personas o se acepta esta condición como una expresión legítima de la naturaleza humana y de la fe cristiana? La cuestión queda abierta, pero claramente se favorece una cierta interpretación.

Hablando de sexualidad, ¿se abordó el tema de los abusos en el Sínodo? ¿Hubo eco del escándalo Rupnik?

Nadie tuvo el coraje de abordar realmente este tema, solo se usó como pretexto para atacar al clero. Todo es culpa del clericalismo, pero al final la culpa es de Jesucristo, que instituyó el apostolado. El clero es el conjunto de todos los obispos, sacerdotes y diáconos. No es su existencia la causa de los abusos, sino que hay individuos que no respetan el sexto mandamiento. Pero esto no se quiere decir, nunca se habla del pecado contra el sexto mandamiento, se encuentran otras excusas. Como en el caso de la bendición de parejas homosexuales: se dice que se debe evitar la confusión con el sacramento del matrimonio. Pero ese no es el tema. El tema es que los actos homosexuales y extramatrimoniales son un pecado mortal, por lo que no se pueden bendecir. No tiene nada que ver con la confusión, siempre tratan de desviar del punto.

– Entonces, ¿usted cree que la acusación de clericalismo es un pretexto para atacar a los sacerdotes como tales?

Es un hecho, incluso en el Sínodo siempre se habló mal de los sacerdotes y también el Papa lo hizo. Si en el documento final hay algunas palabras buenas, es obra de los redactores porque muchos se quejaron. Pero el tono general del Sínodo fue muy negativo. Se hace una caricatura del sacerdocio católico, como si fuera una casta en contraste con los laicos. En realidad, somos una sola comunión, pero con una especificidad porque no todos han recibido esta potestad sagrada. Aquí está la diferencia con el protestantismo, ellos niegan esta diferencia esencial del sacerdocio universal de los fieles; Lutero dice que el sacramento del orden no existe, que es un instrumento del diablo. No es posible llegar a un compromiso en este punto. Y sin embargo, en la Iglesia se intenta minimizar el sacerdocio ministerial, hablando siempre negativamente de los sacerdotes: abusadores, que someten a las mujeres, que castigan a los pecadores en el confesionario, siempre negativo. Pobres sacerdotes de hoy, atacados por todos lados, parece que las vocaciones molestan. ¿Dónde está la pastoral de las vocaciones? Es Jesús quien llama, no el Papa; los sacerdotes son de Jesús, no del Papa. Y este ejemplo se refleja incluso en muchos obispos que aprenden de esto y gobiernan en sus diócesis en contra de los sacerdotes.

– En resumen, desde el enfoque del Sínodo hasta la forma de hablar de los sacerdotes, parece que el ideal al que se quiere llegar es al protestantismo.

No lo expresan así, pero al final se llega a este punto.

Fuente Nuova Bussola Quotidiada

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5.11.23. Evangelio del sínodo. Iglesia sin rabinos, padres ni instructores (Dom 31 TO, Mt 23,1-12)

Domingo, 5 de noviembre de 2023
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IMG_1193Del blog de Xabier Pikaza:

Ha terminado el Sínodo 23, dejándonos un sabor agridulce. Pero el evangelio del domingo nos da otra vez “moral”, nos pone nuevamente en camino. Ese texto ha sido recreado por Mateo, a nombre de Pedro, partiendo de  la palabra de Jesús en Mc 12, 37-40.

Ofrecerá a continuación unas anotaciones de base sobre ese evangelio, para elaborar después un comentario de conjunto del texto. No le sobra ni falta nada. puede debería tomarse al pie de la letra, como declaración básica para elSínodo 24.

Mateo 23,1-12

En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: “En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque no hacen lo que dicen.

Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros.

Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar instructores, porque uno solo es vuestro instructor, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido

ANOTACIONES DE BASE

   Antes se presentar el comentario de este salmo (tomado de Evangelio Mateo) quiero ofrecer unas anotaciones telegráficas sobre su texto y contexto:

 1. Jesús habló a la gente y a sus discípulos (23, 1), como enseñanza para los de fuera (ojloi, muchedumbres: que sepan qué es la iglesia) y una instrucción para los de dentro (discípulos, mathetai), que sean iglesia

2. En la cátedra de Moisés se han sentado escribas (grammateis) y fariseos (23, 1). Han sentado cátedra sobre los demás, como dirigentes legales (escribas, clérigos) y como auto-nombrados ejemplo de vida (fariseos).

3. Mateo condensa así la iglesia “de origen judío” de Pedro, a quien Jesús ha nombrado “gran escriba” rabino de su iglesia (Mt 16, 17-19).Esta es la iglesia del Papa Francisco que asume el legado de Pedro y convoca un sínodo. En esta iglesia no hay =(no debe haber) lugar obispos, presbíteros/anciano, ni sacerdotes (ojo, aquí no se nombre ningún tipo de sacerdocio clásico, la iglesia judeo-cristiana de Mateo ha roto con los sacerdotes de Jerusalén):

4. Haced lo que digan, no hagáis lo que hagan… Estas palabras extienden una sospecha de base contra estos dos tipos de “autoridad” (la de libro: escribas; y la de autonombramiento: fariseos). En principio, según el evangelio, toda forma de autoridad establecida sobre otros es falsa…, una hipocresía (dicen, no hacen).

5.Estos escribas/fariseos identifican la religión como imposición (imponen cargas pesadas a los demás, no las tocan ellos con el dedo, no hacen lo que dicen). En principio, su autoridad es una forma de mentira/imposición organizada. A la iglesia actual se le ha acusado (y se le acusa) de andar imponiendo cargas legales y falsamente sacrales sobre el pueblo-pueblo. Quizá esa acusación sea exagerada, pero no la ha dicho cualquier, sino Jesús.

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  1. No llaméis a nadie “Rabino”, de Rab, grande… (con el sentido etimológico de maestro-magister, el que se hace “más”). Toda religión como supremacía es falsa (mentirosa y opresora). Ha habido “rabinos” judíos y cristianos (gente que sabe más, que tiene autoridad de sabiduría) que han sido “geniales”, que han ayudado a vivir a multitudes…, pero cuando ellos se convierten en “rabinismo” (autoridad establecida) se pervierten, pervierten el evangelio de la vida de Jesús, que no fue en ese sentido rabino.
  2. No llaméis a nadie “Padre” (en el sentido de aquel que tiene poder sobre los “hijos”). Dios no es Padre en ese sentido, su paternidad no es “poder”, sino servicio… Padre/Dios verdadero no es el que manda, sino el que da (se da) para que otros sean, el que es mejor para que sean grandes los otros.
  3. No llaméis a nadie “instructor” (kathegetes, dirigente…). La religión no es para que unos instruyan/dominan, a otros, sino para que todos se descubran libres, identificándose por dentro con Cristo (=el Maestro, dirigente interior, en libertad…). La religión de Jesús no es dependencia, sino experiencia y camino de libertad plena en el amor. Todo aquel que hace dependientes a los otros les destruye

6. Cuatro “marcas” negativas, cuatro negaciones de poder, en este evangelio:

  1. Sin vestidos especiales, que marquen su superioridad, distinción o dominio sobre los otros La “foto” de obispos y demás clérigos que se exhiben y distinguen por el vestido es mal judaísmo… mal cristianismo. La foto final del sínodo con cientos de obispos muy vestidos de sí mismos como obispos me da mucha ternura, pero según este evangelio resulta personal y corporativamente “no cristiana” (por no decir anticristiana)
  2. Sin primeros asientos en los banquetes (=ventajas económicas), es decir, sin comer a costa de los otros. Hay gente que se ha hecho escriba/fariseo para comer más y mejor en el banquete de la vida. Jesús ha empezado criticando de poder “alimenticio” de escribas/fariseos. Toda religión de superioridad económica, para comer a costa de otros es falsa por principio, sin paliativos.
  3. Sin primeras cátedras (prôtokathedías) en las sinagogas (reuniones). La iglesia se constituye), está formada por sinagogas (reuniones en forma de mesas/redondas), sin cátedras superiores, es decir, sin lo que serán luego los obispos. Originalmente, esta iglesias petrinas eran comunidades de iglesias fraternas de iguales; no había en ellas obispos (primeras cátedras) como las que se establecieron a partir del siglo II,  es decir, después y en contra del Pedro del evangelio de Mateo. Según Mateo, Pedro  fue muy importante en todas las iglesias, pero no fue  obispo (pues no los había, ni los fundó él, como se deduce de  Mt 18, 15-18. Los obispos (es decir, los primer “cátedros”),  fueron importantes en la iglesia posterior… y pueden serlo en la que tiene que venir, pero con cambios esenciales; de lo contrario, ellos no son un bien, sino un mal para las iglesias.
  4. Sin derecho a saludos/honores especiales en la plaza (ágora), es decir, en la vida social… Una religión que trace un tipo de “superioridad” social en la plaza (ágora: Saludos, honores, vestidos, comidas etc) va en contra del evangelio. Los que buscan “saludos y honores” en la plaza por ser “autoridad religiosa” han confundido y negado el evangelio, según este pasaje de Mateo.

7. Una foto “desgraciada” para final del sínodo. Este es una foro de muchos hombres (sólo varones), vestidos de verde/autoridad, ocupando en grupo el primer asiento en el “banquete” eclesial y la primera cátedra en la enseñanza, dejando en un lugar invisible a “laicos, mujeres y demás gente”, va en contra de Mt 23, lo que debería haber sido el sínodo.

  1. Una foto del sínodo en San Pedro Vaticano… La gran “basílica” (casa real) de San Pedro del Vaticano, construida y decorada por las primeras “espadas” del arte, arquitectura y técnica edilicia del siglo XVI-XVII no era el mejor lugar para la foto de lo que quería ser el “sínodo” (caminar, comer, escuchar/compartir… según el evangelio).Ya sé que SanPedroVaticano es un espacio excelso de arte/historia de un cristianismo de poder… pero en sí mismo me parece poco apropiado (poco sinodal) en la línea de este evangelio de Mt 23.
  2. Jesús dijo “no es el hombre para el sábado, sino el sábado para el hombre…”. Esa foto de los grandes varones obispos de verde (sólo ellos, varones, obispos…) va en contra de esa palabra de Jesús
  3. San PedroVaticano es un espacio para conservar, admirar, celebrar en línea histórico/técnica…pero el sínodo tenía que haber terminado a campo abierto, como solía hacer las cosas San Pedro de Galilea, que llegó a Roma con lo puesto…Pero de esto había que hablar en otra ocasión. Ahora paso al comentario del texto.

COMENTARIO. Mt 23, 1-12

  1. En la cátedra de[1].

 Este pasaje nos sitúa ante un tema clave de la identidad cristiana, en un momento en que la iglesia corre el riesgo de convertir el camino de Jesús en una carrera de honores:

23 2 En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y fariseos; 3 cumplid, por tanto, y guardad todo lo que os digan, pero no hagáis según sus obras, pues dicen y no hacen 4 Pues pesan cargas pesadas (e incapaces de soportar) y las echan a las espaldas de los hombres, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas

5 Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres: ensanchan sus filacterias y alargan los flecos; 6 buscan el primer puesto en los banquetes y la primera cátedra en las sinagogas, 7y los saludos en las plazas, y que los hombres le llamen Rabí (Mt 23, 5-7)[2].

       Mateo reconoce la autoridad magisterial de los escribas y fariseos (representantes de la tradición de Moisés), no sólo porque los seguidores de su evangelio vivían (o habían vivido) al interior de las comunidades judías, organizadas por intérpretes de la ley (escribas), siguiendo el ejemplo de los fariseos (testigos de un compromiso fuerte de pureza), sino porque su camino sigue siendo básicamente judío. En esa línea, al aceptar la autoridad de los maestros judíos, aunque negando su ejemplo (haced lo que dicen, no lo que hacen), Mateo defiende una continuidad básica con ellos, de forma que en principio, su Iglesia no despliega instituciones propias, pues se despliega desde el mismo judaísmo, en apertura mesiánica, aunque en contra de cierto rabinismo.  Leer más…

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‘C’est la confiance’. Exhortación Apostólica sobre Teresa de Lisieux: “La confianza puede conducirnos al Amor”

Martes, 17 de octubre de 2023
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teresaCon motivo del 150º aniversario del nacimiento de Santa Teresa del niño Jesús

Prender fuego en el corazón de la Iglesia: El tesoro de la santa de Lisieux, descrito por Francisco

El Papa Francisco publica la exhortación apostólica sobre la confianza en el amor misericordioso de Dios, con motivo del 150 aniversario del nacimiento de Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz -del Carmelo de Lisieux-

En ella, reconoce el tesoro de su ‘caminito espiritual: “es la confianza la que nos permite poner en las manos de Dios lo que sólo Él puede hacer”

Poner fuego en el corazón de la Iglesia más que a soñar con su propia felicidad (42) le permitió a santa Teresita pasar de un fervoroso deseo del cielo a un constante y ardiente deseo del bien de todos… Llegando de este modo a la última síntesis personal del Evangelio, que partía de la confianza plena hasta culminar en el don total por los demás”

De manera especial los Pontífices siguieron de cerca su vida… Una alma misionera, señala Francisco, que enseña “su modo de entender la evangelización por atracción, no por presión o proselitismo. Vale la pena leer cómo lo sintetiza ella misma: ‘Al atraerme a mí, atrae también a las almas que amo…'”

(Vatican News).-La nueva Exhortación Apostólica «C’est la confiance» del Papa Francisco publicada este 15 de octubre, es dedicada a la confianza en el amor misericordioso de Dios, con motivo del 150 aniversario del nacimiento de Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz: «La confianza, y nada más que la confianza, puede conducirnos al Amor» (1), palabras de la joven santa francesa que «resumen la genialidad de su espiritualidad» (2).

En el 2023 se han conmemorado dos fechas importantes de Santa Teresa del Niño Jesús, el 2 de enero fue el 150º aniversario del nacimiento y el 23 de abril el centenario de su beatificación. El Papa Francisco ha querido que esta exhortación apostólica vaya más allá de una celebración y «sea asumido como parte del tesoro espiritual de la Iglesia». Además, «la fecha de esta publicación, memoria de santa Teresa de Ávila, quiere presentar a santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz como fruto maduro de la reforma del Carmelo y de la espiritualidad de la gran santa española» (4)

En cuatro capítulos: Jesús para los demás; El caminito de la confianza y del amor; Seré el amor; En el corazón del Evangelio; y mediante 53 parágrafos el Pontífice presenta la vida y experiencia espiritual la santa francesa del Carmelo de Lisieux que dejó la vida terrena a los 24 años.

 «La Iglesia reconoció rápidamente el valor extraordinario de su figura y la originalidad de su espiritualidad evangélica», de manera espacial los Pontífices siguieron de cerca su vida: “Teresitaconoció al Papa León XIII en su peregrinación a Roma en 1887 a quien pidió permiso para entrar al Carmelo a la edad de 15 años. Pío X percibió su enorme estatura espiritual, luego de la muerte de joven santa. Y Benedicto XV la declara Venerable en 1921, elogiando «sus virtudes centrándolas en el “caminito” de la infancia espiritual», fue canonizada el 17 de mayo de 1925 por Pío XI: «quien agradeció al Señor por permitirle que Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz fuera “la primera beata que elevó a los honores de los altares y la primera santa canonizada por él”. El mismo Papa la declaró patrona de las Misiones en 1927». Luego fue proclamada una de las patronas de Francia en 1944 por el venerable Pío XII.

Posteriormente san Pablo VI recordaba con frecuencia sus virtudes cristianas. San Juan Pablo II en «1997 la declaró doctora de la Iglesia, considerándola además «como experta en la scientia amoris». También, «Benedicto XVI retomó el tema de su “ciencia del amor”, proponiéndola como «guía para todos, sobre todo para quienes, en el pueblo de Dios, desempeñan el ministerio de teólogos». Y el Papa Francisco canonizó «a sus padres Luis y Celia en el año 2015, durante el Sínodo sobre la familia» (6).

Jesús para los demás

El Papa Francisco en el primer capítulo presenta la experiencia cristiana en la santa, desde su oración, vida mística, pero con alma misionera y sin autoreferencialidad: «En el nombre que ella eligió como religiosa se destaca Jesús: el “Niño” que manifiesta el misterio de la Encarnación y la “Santa Faz”» (7), y «el Nombre de Jesús es continuamente “respirado” por Teresa como acto de amor, hasta el último aliento» (8).

Como Patrona de las misiones, recuerda el Papa en la exhortación apostólica, que «como sucede en todo encuentro auténtico con Cristo, esta experiencia de fe la convocaba a la misión. Teresita pudo definir su misión con estas palabras:En el cielo desearé lo mismo que deseo ahora en la tierra: amar a Jesús y hacerle amar”» (9).

Una alma misionera, señala Francisco, que enseña «su modo de entender la evangelización por atracción, no por presión o proselitismo. Vale la pena leer cómo lo sintetiza ella misma: “Al atraerme a mí, atrae también a las almas que amo…» (9), así lo escribía la santa en las últimas páginas de «Historia de un alma» (10) como su testamento misionero «con un ferviente espíritu apostólico» (11), dejándose guiar por la acción del Espíritu Santo: «Yo pido a Jesús que me atraiga a las llamas de su amor, que me una tan íntimamente a Él que sea Él quien viva y quien actúe en mí» (12).

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Teresa de Ávila y Teresa de Lisieux

El caminito de la confianza y del amor

En el segundo capítulo el Santo Padre recuerda el valor de “El camino de la infancia espiritual” (14) propuesto por Santa Teresa del Niño Jesús que subraya la primacía de la acción de Dios y “la confianza” plena en la misericordia de Cristo:

«Teresita relató el descubrimiento del caminito en la Historia de un alma: “A pesar de mi pequeñez, puedo aspirar a la santidad. Agrandarme es imposible; tendré que soportarme tal cual soy, con todas mis imperfecciones. Pero quiero buscar la forma de ir al cielo por un caminito muy recto y muy corto, por un caminito totalmente nuevo”» (15).

Francisco señala que la santa en su época «frente a una idea pelagiana de santidad, individualista y elitista, más ascética que mística, que pone el énfasis principal en el esfuerzo humano, Teresita subraya siempre la primacía de la acción de Dios, de su gracia» (17), por ello «prefiere destacar el primado de la acción divina e invitar a la confianza plena mirando el amor de Cristo que se nos ha dado hasta el fin» (19).

«Por consiguiente -escribe el Papa Francisco-, la actitud más adecuada es depositar la confianza del corazón fuera de nosotros mismos: en la infinita misericordia de un Dios que ama sin límites y que lo ha dado todo en la Cruz de Jesucristo» (20).

Sobre esta confianza el Santo Padre sugiere no asumirla solo en referencia a la santificación y salvación, sino también como un “abandono cotidiano” en Dios: «Tiene un sentido integral, que abraza la totalidad de la existencia concreta y se aplica a nuestra vida entera, donde muchas veces nos abruman los temores, el deseo de seguridades humanas, la necesidad de tener todo bajo nuestro control» (23).

El Papa recuerda las palabras de Santa Teresita que se refieren a ese “santo abandono” en el Amor: «Los que corremos por el camino del amor creo que no debemos pensar en lo que pueda ocurrirnos de doloroso en el futuro, porque eso es faltar a la confianza» (24).

Este testimonio es considerado por Francisco como “un fuego en medio de la noche”, ya que vivió su última etapa a finales del siglo XIX que la edad de oro del ateísmo moderno: «pero la oscuridad no puede extinguir la luz: ella ha sido conquistada por Aquel que ha venido al mundo como luz (cf. Jn 12,46). El relato de Teresita manifiesta el carácter heroico de su fe, su victoria en el combate espiritual, frente a las tentaciones más fuertes» (26).

Seré el amor

IMG_0941«“La Historia de un alma” es un testimonio de caridad, donde Teresita nos ofrece un comentario sobre el mandamiento nuevo de Jesús: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado (Jn 15,12)» (31), escribe el Papa Francisco en el tercer capítulo de su exhortación ofreciendo un panorama de la repuesta confiada del amor de la santa, a través del prójimo, al amor misericordiosos de Dios.

Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz, recuerda el Santo Padre, expresaba en sus escritos su «amor esponsal» (32) con Cristo: «Teresita tiene la viva certeza de que Jesús la amó y conoció personalmente en su Pasión: Me amó y se entregó por mí (Ga 2,20)» (33). Y «el acto de amor “Jesús, te amo”, continuamente vivido por Teresita como la respiración, es su clave de lectura del Evangelio» (34), asegura el Pontifice.

Amor que santa Teresita vivió en la mayor sencilles y experimento en la vida cotidiana (35): «Teresita vive la caridad en la pequeñez, en las cosas más simples de la existencia cotidiana» (36), y en el corazón de la Iglesia, donde buscó su lugar (38): «…Comprendí que la Iglesia tenía un corazón, y que ese corazón estaba ardiendo de amor. Comprendí que sólo el amor podía hacer actuar a los miembros de la Iglesia; que si el amor llegaba a apagarse, los apóstoles ya no anunciarían el Evangelio y los mártires se negarían a derramar su sangre…» (39).

«No es el corazón de una Iglesia triunfalista, es el corazón de una Iglesia amante humilde y misericordiosa» (40), señala Francisco. Afirmando además que «Tal descubrimiento del corazón de la Iglesia es también una gran luz para nosotros hoy, para no escandalizarnos por los límites y debilidades de la institución eclesiástica, marcada por oscuridades y pecados, y entrar en su corazón ardiente de amor, que se encendió en Pentecostés gracias al don del Espíritu Santo» (41).

Explica el Papa Francisco que este llamado de Dios a «poner fuego en el corazón de la Iglesia más que a soñar con su propia felicidad» (42) le permitió a santa Teresita «pasar de un fervoroso deseo del cielo a un constante y ardiente deseo del bien de todos, culminando en el sueño de continuar en el cielo su misión de amar a Jesús y hacerlo amar» (43). Llegando de este modo «a la última síntesis personal del Evangelio, que partía de la confianza plena hasta culminar en el don total por los demás» (44).

El Papa Francisco llega a un punto central de su exhortación apostólica, indicando que «C’est la confiance. Es la confianza la que nos lleva al Amor y así nos libera del temor, es la confianza la que nos ayuda a quitar la mirada de nosotros mismos, es la confianza la que nos permite poner en las manos de Dios lo que sólo Él puede hacer. Esto nos deja un inmenso caudal de amor y de energías disponibles para buscar el bien de los hermanos. Y así, en medio del sufrimiento de sus últimos días, Teresita podía decir: «Sólo cuento ya con el amor» (45).

En el corazón del Evangelio

En el cuarto capítulo el santo Padre recuerda que el anuncio de una Iglesia misionera se centra en lo esencial: «la belleza del amor salvífico de Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado» (47), y el aporte especifico que regala Teresita, “doctora de la síntesis”: «consiste en llevarnos al centro, a lo que es esencial, a lo que es indispensable. Ella, con sus palabras y con su propio proceso personal, muestra que, si bien todas las enseñanzas y normas de la Iglesia tienen su importancia, su valor, su luz, algunas son más urgentes y más estructurantes para la vida cristiana» (49).

El Papa Francisco afirma que la actualidad de santa Teresa del Niño Jesús perdura en toda su «pequeña grandeza: …En un tiempo de repliegues y de cerrazones, Teresita nos invita a la salida misionera, cautivados por la atracción de Jesucristo y del Evangelio» (52).

“Un siglo y medio después de su nacimiento, Teresita está más viva que nunca en medio de la Iglesia peregrina, en el corazón del Pueblo de Dios” (53), dice Francisco finzalizando con la oración:

“Querida santa Teresita, la Iglesia necesita hacer resplandecerel color, el perfume, la alegría del Evangelio. ¡Mándanos tus rosas! Ayúdanos a confiar siempre,como tú lo hiciste, en el gran amor que Dios nos tiene, para que podamos imitar cada díatu caminito de santidad. Amén.”

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Texto íntegro de la exhortación apostólica ‘C’est la confiance‘ del Papa Francisco sobre la confianza en el amor misericordioso de Dios

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EXHORTACIÓN APOSTÓLICA C’EST LA CONFIANCE DEL SANTO PADRE FRANCISCO SOBRE LA CONFIANZA EN EL AMOR MISERICORDIOSO DE DIOS CON MOTIVO DEL 150.º ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE SANTA TERESA DEL NIÑO JESÚS Y DE LA SANTA FAZ 

1. «C’est la confiance et rien que la confiance qui doit nous conduire à l’Amour»: «La confianza, y nada más que la confianza, puede conducirnos al Amor»[1]

2. Estas palabras tan contundentes de santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz lo dicen todo, resumen la genialidad de su espiritualidad y bastarían para justificar que se la haya declarado doctora de la Iglesia. Sólo la confianza,nada más”, no hay otro camino por donde podamos ser conducidos al Amor que todo lo da. Con la confianza, el manantial de la gracia desborda en nuestras vidas, el Evangelio se hace carne en nosotros y nos convierte en canales de misericordia para los hermanos.

3. Es la confianza la que nos sostiene cada día y la que nos mantendrá de pie ante la mirada del Señor cuando nos llame junto a Él: «En la tarde de esta vida, compareceré delante de ti con las manos vacías, pues no te pido, Señor, que lleves cuenta de mis obras. Todas nuestras justicias tienen manchas a tus ojos. Por eso, yo quiero revestirme de tu propia Justicia y recibir de tu Amor la posesión eterna de Ti mismo».[2] 

4. Teresita es una de las santas más conocidas y queridas en todo el mundo. Como sucede con san Francisco de Asís, es amada incluso por no cristianos y no creyentes. También ha sido reconocida por la UNESCO entre las figuras más significativas para la humanidad contemporánea. [3] Nos hará bien profundizar su mensaje al conmemorar el 150.º aniversario de su nacimiento, que tuvo lugar en Alençon el 2 de enero de 1873, y el centenario de su beatificación. [4] Pero no he querido hacer pública esta Exhortación en alguna de esas fechas, o el día de su memoria, para que este mensaje vaya más allá de esa celebración y sea asumido como parte del tesoro espiritual de la Iglesia. La fecha de esta publicación, memoria de santa Teresa de Ávila, quiere presentar a santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz como fruto maduro de la reforma del Carmelo y de la espiritualidad de la gran santa española.

5. Su vida terrena fue breve, apenas veinticuatro años, y sencilla como una más, transcurrida primero en su familia y luego en el Carmelo de Lisieux. La extraordinaria carga de luz y de amor que irradiaba su persona se manifestó inmediatamente después de su muerte con la publicación de sus escritos y con las innumerables gracias obtenidas por los fieles que la invocaban.

6. La Iglesia reconoció rápidamente el valor extraordinario de su figura y la originalidad de su espiritualidad evangélica. Teresita conoció al Papa León XIII con motivo de la peregrinación a Roma en 1887 y le pidió permiso para entrar en el Carmelo a la edad de quince años. Poco después de su muerte, san Pío X percibió su enorme estatura espiritual, tanto que afirmó que se convertiría en la santa más grande de los tiempos modernos. Declarada venerable en 1921 por Benedicto XV, que elogió sus virtudes centrándolas en el “caminito” de la infancia espiritual, [5] fue beatificada hace cien años y luego canonizada el 17 de mayo de 1925 por Pío XI, quien agradeció al Señor por permitirle que Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz fuera “la primera beata que elevó a los honores de los altares y la primera santa canonizada por él”. [6].

El mismo Papa la declaró patrona de las Misiones en 1927. [7] Fue proclamada una de las patronas de Francia en 1944 por el venerable Pío XII, [8] que en varias ocasiones profundizó el tema de la infancia espiritual. [9] A san Pablo VI le gustaba recordar su bautismo, recibido el 30 de septiembre de 1897, día de la muerte de santa Teresita, y en el centenario de su nacimiento dirigió al obispo de Bayeux y Lisieux un escrito sobre su doctrina. [10] Durante su primer viaje apostólico a Francia, en junio de 1980, san Juan Pablo II fue a la basílica dedicada a ella y en 1997 la declaró doctora de la Iglesia, [11] considerándola además «como experta en la scientia amoris». [12] Benedicto XVI retomó el tema de su “ciencia del amor”, proponiéndola como «guía para todos, sobre todo para quienes, en el pueblo de Dios, desempeñan el ministerio de teólogos». [13] Finalmente, tuve la alegría de canonizar a sus padres Luis y Celia en el año 2015, durante el Sínodo sobre la familia, y recientemente le dediqué una catequesis en el ciclo sobre el celo apostólico. [14]

1.- Jesús para los demás 

7. En el nombre que ella eligió como religiosa se destaca Jesús: el “Niño” que manifiesta el misterio de la Encarnación y la “Santa Faz”, es decir, el rostro de Cristo que se entrega hasta el fin en la Cruz. Ella es “santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz”. 

8. El Nombre de Jesús es continuamente “respirado” por Teresa como acto de amor, hasta el último aliento. También había grabado estas palabras en su celda: “Jesús es mi único amor”. Fue su interpretación de la afirmación culminante del Nuevo Testamento: «Dios es amor» (1 Jn 4,8.16).

Alma misionera 

9. Como sucede en todo encuentro auténtico con Cristo, esta experiencia de fe la convocaba a la misión. Teresita pudo definir su misión con estas palabras: «En el cielo desearé lo mismo que deseo ahora en la tierra: amar a Jesús y hacerle amar». [15] Escribió que había entrado al Carmelo «para salvar almas». [16] Es decir, no entendía su consagración a Dios sin la búsqueda del bien de los hermanos. Ella compartía el amor misericordioso del Padre por el hijo pecador y el del Buen Pastor por las ovejas perdidas, lejanas, heridas. Por eso es patrona de las misiones, maestra de evangelización.

10. Las últimas páginas de Historia de un alma [17] son un testamento misionero, expresan su modo de entender la evangelización por atracción[18] no por presión o proselitismo. Vale la pena leer cómo lo sintetiza ella misma: «“Atráeme, y correremos tras el olor de tus perfumes”. ¡Oh, Jesús!, ni siquiera es, pues, necesario decir: Al atraerme a mí, atrae también a las almas que amo. Esta simple palabra, “Atráeme”, basta. Lo entiendo, Señor. Cuando un alma se ha dejado fascinar por el perfume embriagador de tus perfumes, ya no puede correr sola, todas las almas que ama se ven arrastradas tras de ella. Y eso se hace sin tensiones, sin esfuerzos, como una consecuencia natural de su propia atracción hacia ti. Como un torrente que se lanza impetuosamente hacia el océano arrastrando tras de sí todo lo que encuentra a su paso, así, Jesús mío, el alma que se hunde en el océano sin riberas de tu amor atrae tras de sí todos los tesoros que posee… Señor, tú sabes que yo no tengo más tesoros que las almas que tú has querido unir a la mía».[19] 

11. Aquí ella cita las palabras que la novia dirige al novio en el Cantar de los Cantares (1,3-4), según la interpretación profundizada por los dos doctores del Carmelo, santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz. El Esposo es Jesús, el Hijo de Dios que se unió a nuestra humanidad en la Encarnación y la redimió en la Cruz. Allí, desde su costado abierto, dio a luz a la Iglesia, su amada Esposa, por la que entregó su vida (cf. Ef 5,25). Lo que llama la atención es cómo Teresita, consciente de que está cerca de la muerte, no vive este misterio encerrada en sí misma, sólo en un sentido consolador, sino con un ferviente espíritu apostólico.

La gracia que nos libera de la autorreferencialidad 

12. Algo semejante ocurre cuando se refiere a la acción del Espíritu Santo, que adquiere de inmediato un sentido misionero: «Esa es mi oración. Yo pido a Jesús que me atraiga a las llamas de su amor, que me una tan íntimamente a Él que sea Él quien viva y quien actúe en mí. Siento que cuanto más abrase mi corazón el fuego del amor, con mayor fuerza diré: “Atráeme”; y que cuanto más se acerquen las almas a mí (pobre trocito de hierro, si me alejase de la hoguera divina), más ligeras correrán tras los perfumes de su Amado. Porque un alma abrasada de amor no puede estarse inactiva». [20] 

13. En el corazón de Teresita, la gracia del bautismo se convierte en un torrente impetuoso que desemboca en el océano del amor de Cristo, arrastrando consigo una multitud de hermanas y hermanos, lo que ocurrió especialmente después de su muerte. Fue su prometida «lluvia de rosas». [21]

2.-  El caminito de la confianza y del amor 

14. Uno de los descubrimientos más importantes de Teresita, para el bien de todo el Pueblo de Dios, es sucaminito”, el camino de la confianza y del amor, también conocido como el camino de la infancia espiritual. Todos pueden seguirlo, en cualquier estado de vida, en cada momento de la existencia. Es el camino que el Padre celestial revela a los pequeños (cf. Mt 11,25).  Leer más…

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En el retiro previo al Sínodo, el P. Timothy Radcliffe OP, anima a centrarse en los homosexuales y en otros marginados

Martes, 10 de octubre de 2023
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IMG_0805El P. dominico Timothy Radcliffe ofrece una meditación en el retiro en las afueras de Roma para los miembros de la asamblea del Sínodo de los Obispos el 2 de octubre. (Captura de pantalla de NCR/YouTube/Vatican Media)

La primera de las dos asambleas globales para el Sínodo sobre la Sinodalidad ya está en marcha después de su apertura ayer con una misa, y las cuestiones LGBTQ+ ya han ganado prominencia. La publicación de hoy incluye noticias y comentarios de la semana pasada, en los que también se supo sobre un documento separado del Papa Francisco que expresa su apertura a bendecir a las parejas del mismo sexo.

El fin de semana pasado, los casi 400 participantes de la asamblea salieron de Roma para un retiro predicado por el P. Timothy Radcliffe, O.P., ex Maestro general de los Dominicos y una voz positiva LGBTQ. En su segunda de seis meditaciones, Radcliffe retomó la idea de la iglesia como un hogar y señala que el Instrumentum Laboris reconoció a los homosexuales entre aquellos que sienten que la iglesia no es un “hogar seguro” porque “se experimenta como excluyente, marginando a muchas personas”. Amplió esta idea con una anécdota:

En la década de 1980, reflexionando sobre la respuesta de la Iglesia al SIDA, visité un hospital de Londres. El consultor me dijo que había un joven preguntando por un sacerdote llamado Timothy. Por la providencia de Dios, logré ungirlo poco antes de que muriera. Pidió ser enterrado en la Catedral de Westminster, el centro del catolicismo en Inglaterra. Estaba rodeado de gente corriente que acudió a la misa del fin de semana, así como de personas con sida, enfermeras, médicos y amigos homosexuales. El que había estado en la periferia, por su enfermedad, por su orientación sexual y sobre todo porque ya estaba muerto, estaba en el centro. Estaba rodeado de aquellos para quienes la Iglesia era su hogar y de aquellos que normalmente nunca entrarían a una iglesia… Debemos caminar hacia una Iglesia en la que ellos ya no estén en el margen sino en el centro”.

Radcliffe también citó al teólogo P. James Alison, un sacerdote abiertamente gay, que escribió: “Dios está entre nosotros como uno expulsado”. En el pasado, Radcliffe dijo que los católicos deberían centrarse menos en lo que otros “hacían en la cama y más en ayudar a las personas a encontrar a Dios en su propio camino. También dijo que el amor entre personas del mismo sexo debería ser valorado. Su historial completo relacionado con LGBTQ está disponible aquí. Todas sus meditaciones del retiro de este mes se pueden encontrar en Vatican News.

Participante del Sínodo reconoce la necesidad de escuchar voces LGBTQ+

Una participante del Sínodo, Catherine Clifford, una teóloga canadiense, comentó sobre las expectativas que tienen los católicos cuando se trata de cuestiones de género y sexualidad. Cuando el National Catholic Reporter le preguntó sobre estas expectativas, Clifford respondió:

“Existe un consenso en todas las regiones continentales de que se trata de cuestiones importantes. Creo que lo que escuchamos es el dolor y la herida: de muchas mujeres que sirven muy generosamente y cuyos dones no están plenamente integrados en la vida de la iglesia; y de muchas familias que tienen familiares, colegas, estudiantes, amigos que pertenecen a la comunidad LGBTQ, y que también han sido heridos por las actitudes y el lenguaje de las enseñanzas de la iglesia.

“Creo que tenemos que escuchar esas voces. No creo que el sínodo tenga como objetivo resolver ninguna de esas cuestiones de manera definitiva. Pero es necesario reconocer la realidad. Y marca el rumbo sobre cómo enfrentaremos esas preguntas en el futuro. Creo que eso es lo esencial, para que la conversación permanezca abierta”.

Los artículos destacan las esperanzas y preocupaciones de los católicos LGBTQ+ en EE. UU.

El National Catholic Reporter entrevistó a varios destacados defensores LGBTQ+ en los EE. UU. antes del inicio de la asamblea del Sínodo. Entre las ideas de este artículo:

“Brian Flanagan, un teólogo católico gay y miembro principal del Ministerio New Ways, dijo: ‘Para aquellos de nosotros como yo’ que tenemos la paciencia y el privilegio ‘de aguantar, creo que estamos ayudando a la iglesia a crecer hasta convertirse en lo que será’. parece normal dentro de unos cientos de años. . .

“’Incluso hace 10 años, habría habido demasiado temor de que incluso exponer las experiencias de las personas LGBTQ en un entorno eclesiástico significara que nunca serías ascendido a obispo o nunca volverías a conseguir un trabajo como teólogo católico. “, dijo Flanagan.

“‘La iglesia también está al comienzo de lo que espero sean un par de siglos de conversación sobre la diversidad de sexualidades y la diversidad de identidades de género. No espero que puedan resolverlo en cuatro semanas”, dijo”.

Yunuen Trujillo, autora de LGBTQ Catholics: A Guide to Inclusive Ministry (Católicos LGBTQ: una guía para un ministerio inclusivo) y colaboradora de Bondings 2.0, lamentó la falta de participantes abiertamente LGBTQ+:

“[Trujillo] enfatizó la probabilidad estadística de que haya personas LGBTQ recluidas participando en el sínodo, diciendo que puede ser difícil salir del armario porque la iglesia ‘históricamente ha sido un espacio emocionalmente tóxico’ para los católicos LGBTQ.

“’Hay una presencia LGBTQ en cada espacio eclesial’, dijo. Si hay delegados que están en el armario, “sería maravilloso que aprovecharan esta oportunidad para compartir su historia y su testimonio de fe”, dijo.

“Trujillo dijo que espera que el sínodo pueda hacer una declaración sobre los ‘dones dados por Dios a los católicos LGBTQ’”.

Maxwell Kuzma, un católico transgénero que anteriormente escribió para Bondings 2.0, explicó sus esperanzas:

“Si bien Kuzma dijo que cambiar la doctrina mostraría ‘cuidado y preocupación’ por las cuestiones LGBTQ+, dijo que la cuestión central es que, incluso con la doctrina actual, muchos líderes y empleadores católicos parecen tomar medidas más duras contra las personas LGBTQ+ en sus relaciones que contra las personas heterosexuales que viven en sus relaciones. en situaciones contrarias a la enseñanza oficial de la iglesia, como la convivencia antes del matrimonio.

“Kuzma dijo que espera que el sínodo conduzca a ‘una mayor familiaridad y comodidad’ con las personas LGBTQ+, lo que conduzca a una mayor ‘unidad’. A Kuzma le gustaría ver personas dispuestas a entablar conversaciones sobre cuestiones LGBTQ+ en lugar de ser ‘absolutamente irrespetuosos‘ o ‘ desdeñoso’”.

Sam Albano, secretario nacional de DignityUSA, dijo a NCR que también deseaba que personas abiertamente LGBTQ+ participaran en la asamblea:

“‘Somos miembros plenos de la iglesia, y si vamos a hablar sobre nuestra fe, nuestra vida, nuestra espiritualidad y cómo podemos funcionar como miembros dentro de la iglesia, debemos estar presentes en la mesa’. . .

“Albano dijo que esperaba que el sínodo recomendara un cambio en el lenguaje del Catecismo de la Iglesia Católica. . “Ese sería un paso que abriría más vías para el diálogo y colocaría a la iglesia en una postura menos ofensiva”, dijo Albano, señalando que existía un precedente reciente para cambiar la sección, dado que fue actualizada por última vez en 1997.”

En otra parte del National Catholic Reporter, la teóloga Mary Hunt, una autoproclamada escéptica del Sínodo, ofreció cinco maneras en que el Sínodo podría “convertir una idea loable defectuosa por problemas estructurales en un evento verdaderamente histórico que cambiará el mundo”. Las sugerencias de Hunt incluyen hacer del Sínodo un evento anual, transmitirlo en vivo e “incluir a personas abiertamente queer, mujeres sacerdotes y muchos no católicos”, comentando:

“Es lamentable que no haya personas abiertamente queer en la lista actual. La palabra clave es “abiertamente”, ¿y qué triste es eso? Dado el alto porcentaje de hombres homosexuales en el clero católico, supongo que aquellos en el sínodo podrían llenar más de unas pocas mesas redondas en las que los participantes se sentarán y discernirán.

“La vergüenza es que personas LGBTQI+ altamente capacitadas y comprometidas de grupos como DignityUSA y la Red Global de Católicos Arco Iris no estén al frente y al centro. Si va a haber la más mínima mención de algo del mismo sexo, debe incluir a las personas que dicen sus verdades: “Nada sobre nosotros sin nosotros”, o todo será una farsa. Qué trágico que algunas personas LGBTQI+ participen, pero no puedan aportar todo su ser a la mesa”.

—Robert Shine (él/él), Ministerio New Ways, 5 de octubre de 2023

Fuente New Ways Ministry

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