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Isabel Corpas de Posada: “¿Por qué fueron excluidas las mujeres de la organización jerárquica de la Iglesia católica?”

Lunes, 14 de septiembre de 2020

Libro_2265383520_14880415_667x979“Ciudadanas de segunda, invisibilizadas, silenciadas, discriminadas: esa ha sido la condición de las mujeres en el cristianismo…”

Pero, para Isabel Corpas de Posada “no hay razones teológicas que impidan la ordenación de mujeres para el diaconado, el presbiterado, o el episcopado”

En sus palabras “el libro presenta un doble acercamiento, eclesiológico y en perspectiva de género, a los textos que reflejan la evolución histórica de las funciones de liderazgo y servicio en la tradición católica”

La obra, que cuestiona la perspectiva androcéntrica desde la que se ha interpretado el lugar de las mujeres en la organización eclesial, está disponible gratuitamente en Amazon y Apple Books

Introducción

Como ciudadanas de segunda, invisibilizadas, silenciadas, discriminadas: esa ha sido la condición de las mujeres en el cristianismo. Como en otras tradiciones religiosas del mundo occidental, en la tradición católica solamente los varones han ejercido los cargos de responsabilidad, pero el paso de una organización patriarcal de la sociedad a un entorno caracterizado por la presencia de mujeres en todos los campos de la actividad humana y en búsqueda de su propia identidad, despierta en el momento actual serios interrogantes en torno a la exclusión de las mujeres de la organización jerárquica de la Iglesia católica. Por eso es de esperar que se produzcan cambios. Y porque no siempre fue así, como se desprende de los textos neotestamentarios. ¿Por qué, entonces, fueron excluidas de la organización jerárquica de la Iglesia católica?

Es este el punto de partida de la presente investigación de tipo histórico hermenéutico con un doble acercamiento, eclesiológico y en perspectiva de género, a los textos que reflejan la evolución histórica de las funciones de liderazgo y servicio en la tradición católica y cuyas fuentes primarias son algunos escritos neotestamentarios, documentos del magisterio eclesial y textos de los autores representativos de los primeros siglos del cristianismo y de la teología escolástica. En cuanto a las fuentes secundarias, recurrí a estudios sistemáticos e históricos en torno a los ministerios eclesiales y en relación con la presencia / ausencia de mujeres en la organización eclesial.

Debo asimismo aclarar que la intencionalidad que orienta y condiciona la lectura teológica de los textos es la mirada de mujer y de teóloga creyente que, al espigar en los textos de la tradición católica, cuestiona la perspectiva androcéntrica desde la que se ha interpretado el lugar de las mujeres en la organización eclesial y desde la que se han elaborado las conceptualizaciones teológicas y las definiciones del magisterio. Asimismo, es mirada de mujer laica, que desde la eclesiología de Vaticano II cuestiona en dichos textos la perspectiva sacerdotal que sustenta la interpretación del sacramento del orden, destacando cómo quienes ejercían formas de liderazgo y servicio en las comunidades neotestamentarias, hombres y mujeres, no eran consideradas personas sagradas ni ejercían funciones de culto, comoquiera que fue a finales del siglo I cuando se dio el paso de los ministerios al sacerdocio, conocido como proceso de sacerdotalización.

Desde esta doble mirada se perfilan dos preguntas que conducen la investigación: ¿cómo y por qué las mujeres fueron marginadas de la organización eclesial y lo siguen siendo actualmente? y ¿por qué la Iglesia no ha asumido la diversidad ministerial trazada por el concilio Vaticano II y el tradicional exclusivismo sacerdotal se mantiene como la única forma oficial de liderazgo y servicio en la Iglesia católica?

Por otra parte, la presente investigación se plantea y justifica desde la creación por el papa Francisco de la comisión para estudiar el diaconado de las mujeres en 2016 y desde el Documento preparatorio y el Instrumentum laboris del Sínodo de los Obispos para la Región Amazónica (2019) que se referían a posibles ministerios eclesiales para las mujeres e incluso a su ordenación. Y aunque los integrantes de la comisión para estudiar el diaconado de las mujeres no llegaron a un acuerdo y el documento final entregado al Papa en la última reunión del sínodo no contemplara esta posibilidad, la esperanza es que Francisco se atreva a dar un paso significativo para que las mujeres sean oídas de verdad y acogidos sus reclamos respecto al lugar que como bautizadas pueden y deben ocupar, comoquiera que en el discurso de clausura acogió “el pedido de re-llamar a la comisión o quizás abrirla con nuevos miembros para seguir estudiando cómo existía en la Iglesia primitiva el diaconado permanente” y anunció que iba “a procurar rehacer esto con la Congregación para la Doctrina de la Fe, y asumir nuevas personas en esta Comisión”.

Una comisión que fue creada durante la Semana Santa de 2020 en medio de la pandemia del coronavirus: además del presidente y el secretario, sus diez integrantes –cinco hombres y cinco mujeres– son todos europeos y estadounidenses, ninguno es especialista en diaconado femenino y, sobre todo, ninguno se ha manifestado a favor de su restauración.

Como lo dijo Francisco en el encuentro con la Unión Internacional de Superioras Generales, UISG, en mayo de 2019, hay que reconocer que el primer paso está dado, pero también es importante dar pasos para sustentar teológicamente la posibilidad de ordenación de mujeres desde la mirada de las mujeres teólogas, que puede no solo aportar sino enriquecer la lectura teológica de la ministerialidad eclesial tradicionalmente hecha por teólogos varones desde una mirada sacerdotalizante y androcéntrica.

Me refiero, en primer lugar, a estas circunstancias leídas desde mi experiencia personal como profesora de teología de los ministerios eclesiales y unas precisiones en cuanto a la terminología; esbozo el marco referencial de la investigación en sus dos componentes, la eclesiología de Vaticano II que fundamenta la teología de los ministerios eclesiales y la teología feminista como respuesta desde la teología a la nueva presencia de las mujeres y, a continuación, una revisión bibliográfica sobre el tema.

En segundo lugar busco responder, desde la eclesiología de Vaticano II y desde la teología feminista al porqué las mujeres fueron excluidas de la organización jerárquica de la Iglesia, para lo cual repaso (1) las prácticas históricas de la Iglesia en textos que reflejan la organización de las comunidades neotestamentarias en las que las mujeres ejercieron importante liderazgo; (2) textos que registran la presencia / ausencia de las mujeres en el contexto del proceso de sacerdotalización de los primeros siglos del cristianismo; (3) textos que, enmarcados en los desarrollos de la teología escolástica y acogidos por el magisterio eclesial muestran cómo tomó forma la teología del sacramento del orden como sacramento del sacerdocio y por qué se negó la ordenación a las mujeres; y (4) las “razones verdaderamente fundamentales” para negar la ordenación sacerdotal de las mujeres a pesar de la diversificación de los ministerios eclesiales en el magisterio posconciliar. En tercer lugar, desde la teología feminista y la teología de los ministerios eclesiales, planteo algunos aportes al debate acerca de la ordenación de mujeres para el diaconado y –¿por qué no?– para el presbiterado, como servicio a la comunión y la misión de la Iglesia, concretamente de la Iglesia latinoamericana del siglo XXI.

El libro de Isabel Corpas de Posada, ¿Ordenación de mujeres? Un aporte al debate desde la eclesiología de Vaticano II y la teología feminista latinoamericana (corpas de posada publicaciones, 2020), está disponible sin costo en Amazon y Apple Books.

Fuente Religión Digital

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