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“El Espíritu Santo os irá recordando todo lo que os he dicho”. Domingo 26 de mayo de 2019. 6º Domingo de Pascua

Domingo, 26 de mayo de 2019

31-pascuaC6 cerezoLeído en Koinonia:

Hechos de los apóstoles 15, 1-2. 22-29: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables.
Salmo responsorial: 66:  Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
Apocalipsis 21, 10-14. 22-23: Me enseñó la ciudad santa, que bajaba del cielo.
Juan 14, 23-29: El Espíritu Santo os irá recordando todo lo que os he dicho.

El libro de los Hechos nos presenta la controversia de los apóstoles con algunas personas del pueblo que decían que los no circuncidados no podían entrar en el reino de Dios. Los apóstoles descartaban el planteamiento judío de la circuncisión. Ésta se realizaba a los ocho días del nacimiento al niño varón, a quien sólo así se le aseguraban todas las bendiciones prometidas por ser un miembro en potencia del pueblo elegido y por participar de la Alianza con Dios. Todo varón no circuncidado según esta tradición debía ser expulsado del pueblo, de la tierra judía, por no haber sido fiel a la promesa de Dios (cf. Gn 17,9-12). El acto ritual de la circuncisión estaba cargado -y aún lo está- de significado cultural y religioso para el pueblo judío. Estaba ligado también al peso histórico-cultural de exclusión de las mujeres, las cuales no participaban de rito alguno para iniciarse en la vida del pueblo: a ellas no se les concebía como ciudadanas.

Es bien importante este episodio dentro de la elaboración literaria que Lucas hace del nacimiento de la primitiva Iglesia. Ésta fue capaz de intuir genialmente que aquel rito de la circuncisión discriminaba inevitablemente entre hombres y mujeres, y entre judíos y paganos. Los dirigentes principales de la Iglesia central (por así decir) ratificaron la intuición que los misioneros de vanguardia pusieron en marcha al evangelizar en la frontera con el mundo pagano. En aquel contexto cultural diferente, el signo de la circuncisión no sólo no era significativo, sino que implicaba una marginación de la mujer, y una imposición incomprensible para quienes s convertían desde el paganismo. Fue una lección de sentido histórico, de comprensión de la relatividad cultural, y de aceptación de los signos de los tiempos.

No deberíamos reflexionar hoy sobre este tema de un modo meramente arcaizante: «cómo hicieron ellos», sino preguntándonos qué otros signos, elementos, dimensiones… del cristianismo están hoy necesitados de una reformulación o reconversión, en esta la nueva frontera cultural que hoy atravesamos, probablemente mucho más profunda que la que se vivía en aquel momento que los Hechos de los Apóstolos nos relatan. Muchas cosas que hasta ahora significaban, se han vaciado de valor evocativo. En muchos casos, no sólo se han vaciado, sino que se han cargado de sentido contrario. Acabamos haciendo gestos que se quedan en simples ritos sin significado vivo, o repitiendo fórmulas que dicen cosas en las que ya no creemos –o en las que ya no podemos creer–.

Permítasenos evocar la publicación que el movimiento judío conservador de EEUU ha realizado el pasado mes de febrero (http://internacional.elpais.com/internacional/2016/03/02/actualidad/1456932458_958209.html) de una nueva edición del manual de oraciones, Sidur en hebreo, edición que ha puesto todas las oraciones en un lenguaje que no distingue entre hombres y mujeres, entre personas y/o parejas hetero y homosexuales. Hay que recordar que el idioma hebreo –y otros– tiene formas verbales diferentes para el hombre y la mujer. «Yo rezo», por ejemplo, no utiliza la misma palabra igual cuando lo dice un hombre o cuando lo dice una mujer. Lo cual quiere decir que cuando se reza juntos, normalmente la mujer ha tenido que quedar supeditada a rezar con expresiones masculinas. Este nuevo Sidur es un esfuerzo para acomodar símbolos religiosos tan importantes como los de un oracional, a la sensibilidad actual. Lo que en siglos y milenios anteriores parecía intocable, hoy ya no nos lo parece a muchas personas y comunidades; las más intuitivas y clarividentes están reivindicando la necesidad de dar pasos adelante, y deberíamos apoyarles.

También en otros idiomas persisten las diferencias discriminatorias de género, pero no tanto ya por las diferencias de las formas verbales y otras, cuanto por las desactualizaciones en términos culturales y epistemológicos: se trata de conjuntos completos de símbolos que ya no están culturalmente vigentes, fórmulas de fe que dicen cosas hoy realmente no creemos, creencias que ya todos sabemos que son mitos, pero que son repetidas ritualmente con toda seriedad como si de descripciones históricas se tratara, esperando que aparezcan por alguna parte los niños del cuento de Andersen que nos hagan caer en la cuenta a todos de que «el rey está desnudo». Por eso, es de profunda actualidad la lucidez de que hizo gala la Iglesia primitiva en torno a la práctica de la circuncisión.

El Apocalipsis nos presenta también una crítica a la tradición judía excluyente. Juan vio en sus revelaciones la nueva Jerusalén que bajaba del cielo y que era engalanada para su esposo, Cristo resucitado. Esta nueva Jerusalén es la Iglesia, triunfante e inmaculada, que ha sido fiel al Cordero y no se ha dejado llevar por las estructuras que muchas veces generan la muerte. Aquí yace la crítica del cristianismo al judaísmo que se dejó acaparar por el Templo, en el cual los varones, y entre éstos especialmente los cobijados por la Ley, eran los únicos que podían relacionarse con Dios; un Templo que era señal de exclusión hacia los sencillos del pueblo y los no judíos.

La Nueva Jerusalén que Juan describe en su libro no necesita templo, porque Dios mismo estará allí, manifestando su gloria y su poder en medio de los que han lavado sus ropas en la sangre del Cordero. Ya no habrá exclusión -ni puros ni impuros-, porque Dios lo será todo en todos, sin distinción alguna.

En el evangelio de Juan, Jesús, dentro del contexto de la Ultima Cena y del gran discurso de despedida, insiste en el vínculo fundamental que debe prevalecer siempre entre los discípulos y él: el amor. Judas Tadeo ha hecho una pregunta a Jesús: “¿por qué vas a mostrarte a nosotros y no a la gente del mundo”? Obviamente, Jesús, su mensaje, su proyecto del reino, son para el mundo; pero no olvidemos que para Juan la categoría “mundo” es todo aquello que se opone al plan o querer de Dios y, por tanto, rechaza abiertamente a Jesús; luego, el sentido que da Juan a la manifestación de Jesús es una experiencia exclusiva de un reducido número de personas que deben ir adquiriendo una formación tal que lleguen a asimilar a su Maestro y su propuesta, pero con el fin de ser luz para el “mundo”; y el primer medio que garantiza la continuidad de la persona y de la obra de Jesús encarnado en una comunidad al servicio del mundo, es el amor. Amor a Jesús y a su proyecto, porque aquí se habla necesariamente de Jesús y del reino como una realidad inseparable.

Ahora bien, Jesús sabe que no podrá estar por mucho tiempo acompañando a sus discípulos; pero también sabe que hay otra forma no necesariamente física de estar con ellos. Por eso los prepara para que aprendan a experimentarlo no ya como una realidad material, sino en otra dimensión en la cual podrán contar con la fuerza, la luz, el consuelo y la guía necesaria para mantenerse firmes y afrontar el diario caminar en fidelidad. Les promete pues, el Espíritu Santo, el alma y motor de la vida y de su propio proyecto, para que acompañe al discípulo y a la comunidad.

Finalmente, Jesús entrega a sus discípulos el don de la paz: “mi paz les dejo, les doy mi paz” (v. 27); testamento espiritual que el discípulo habrá de buscar y cultivar como un proyecto que permite hacer presente en el mundo la voluntad del Padre manifestada en Jesús. Es que en la Sagrada Escritura y en el proyecto de vida cristiana la paz no se reduce a una mera ausencia de armas y de violencia; la paz involucra a todas las dimensiones de la vida humana y se convierte en un compromiso permanente para los seguidores de Jesús.

Añadimos varios elementos complementarios sobre san José Obrero y el día del Trabajo:

• En este «Primero de mayo» recordemos que en la biblioteca de los Servicios Koinonía (http://www.servicioskoinonia.org/biblioteca/teologica/GIRARDIAmorCristiano.zip) está disponible el libro de Giulio GIRARDI titulado «Amor cristiano y lucha de clases», una lúcida reflexión (muy breve) sobre la implicación social concreta del amor cristiano.

• Será bueno recordar también los versos del poeta:

Y EL VERBO SE HIZO CARNE

En el vientre de María

Dios se hizo hombre.

Y en el taller de José

Dios se hizo también clase.

(Pedro Casaldáliga, “Fuego y ceniza al viento. Antología espiritual”, Sal Terrae, 1984, pág. 11; también en “Al acecho del Reino. Antología 1968-1988”, Nueva Utopía, Madrid 1989, pág. 293. En la biblioteca de Koinonía: servicioskoinonia.org/biblioteca).

• El evangelio de hoy no es tratado en la serie Un tal Jesús. Pero para profundizar en la figura de José, recomendamos comentar y escuchar el episodio 141, y debatir sobre el tratamiento que los autores han dado a la figura de José. El audio, el guión y su comentario pueden ser tomados de aquí: http://www.radialistas.net/category/un-tal-jesus/http://www.radialistas.net/category/un-tal-jesus/

Se puede contraponer esta imagen de José con la que presenta un libro clásico digno de ser revisitado: «Teología de san José», de Bonifacio Llamera, BAC, Madrid 1953. Y se puede comparar también con el libro de Leonardo BOFF «São José, a personificação do Pai» (Verus, Campinas, São Paulo, 2005, 214 pp).

La serie «Otro Dios es posible» ofrece una entrevista titulada «¿José, esposo de María?» (capítulo 13), que cuyo texto y audio puede ser leído/escuchado aquí: http://www.radialistas.net/article/13-jose-esposo-de-maria

Para la revisión de vida

¿Qué sería para mí la circuncisión del corazón?

La Paz os dejo, la Paz les doy…: ¿Vivo en la Paz?

Para la reunión de grupo

– Los apóstoles, presbíteros y hermanos… hemos decidido por unanimidad…: ¿Qué características revelan estas palabras -y todo el libro de los Hechos de los Apóstoles- acerca del régimen de gobierno que tenía la Iglesia primitiva?

– Hemos decidido no imponeros más cargas que las necesarias…: ¿Qué características revelan estas palabras -y todo el libro de los Hechos de los Apóstoles- acerca de la actitud que tenía la Iglesia primitiva hacia los hermanos procedentes de distintas culturas?

– Qué símbolos, gestos, expresiones, «dogmas»… están hay día en una situación semejante a la que estaba la circuncisión en la frontera cultural del mundo hebreo al mundo pagano helenístico?

– Si para que un creyente en otra religión se haga cristiano no hace falta que se circuncide ni que abandone la propia cultura, ¿hace falta sin embargo que abandone su religión? (cfr. supra).

– En algún país del Medio Oriente los fundamentalistas han tomado la decisión de eliminar todos los monumentos budistas anteriores a la llegada de la religión de ellos. ¿Tiene algo en común esta actitud con la opinión teológica de los que dicen que “fuera de la Iglesia no hay salvación”?

Para la oración de los fieles

– Por la Iglesia entera, para que distinga siempre lo que es esencial al evangelio y lo que es simplemente cultural, occidental y accidental, roguemos al Señor…

– Para que fomente la participación de todos en las decisiones que afectan a todos, y aceptemos todos el espíritu participativo que el Concilio Vaticano II desató en la Iglesia…
– Para que la Iglesia actual, iluminada por el ejemplo de la iglesia primitiva, siga caminando –con prisa y sin pausa- en la marcha indetenible hacia una igualdad efectiva de derechos entre el hombre y la mujer…

– Para que los cristianos circuncidemos nuestro corazón de todo egoísmo y de todo pecado…

– Por la paz del mundo, para que sea una paz como la que da Jesús…

– Para que el Espíritu siga conduciendo a la Iglesia y recordándole todo lo que Jesús dijo y llevándola hacia la Verdad completa…

Oración comunitaria

Dios Padre y Madre: envía sobre nosotros tu Espíritu de sabiduría, para que, conforme prometió Jesús, nos vaya recordando todo lo que tu Hijo nos enseñó, y nos vaya haciendo descubrir otras muchas posibilidades que aquellas mismas enseñanzas comportan para vivir la fe de un modo nuevo, con fidelidad creativa, en este mundo también nuevo en que nos ha tocado vivir. Por J.N.S.

O también:

Oh Dios, Padre y Madre de todos los seres humanos de todos los tiempos, que a todos amas igualmente y a todos te revelas con amor pleno. Ayúdanos a descubrir que “sólo el amor es digno de fe”, y a distinguir todo lo que en cada religión es cultural y accidental, para que firmes en la adoración de tu misterio inexpresable, nos abramos a la universalidad de tu amor y de la fraternidad humana, por encima de toda frontera de raza, cultura o religión. Tú que vives y reinas y caminas con todo el gran Pueblo de Dios, por los siglos de los siglos.

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