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Representar la Trinidad ¿Espíritu Santo mujer? (Benedicto XIV: SN 1745).

Domingo, 27 de mayo de 2018

33532947_984981095012416_2517594251345264640_nDel blog de Xabier Pikaza:

El motivo que hoy expongo, como preparación para la fiesta de la Trinidad (27.5.18), puede parecer banal, pero es uno de los más importantes que se pueden plantear en teología y en la vida de la Iglesia.

Así puede evocarlo esta hermosa imagen del Espíritu Santo como Mujer (o joven asexuado) que se le apareció a Santa Crescencia de Keufbeuron, imagen cuya devoción ella propagó, siendo “criticada” por el Papa Benedicto XIV, con “sabias razones”, pero quizá sin razón de fondo, como podrá ver quien siga leyendo. Éstos son los temas de fondo:

1. La visión femenina del Espíritu Santo (y de la Trinidad) es un tema que se viene planteando en teología desde hace casi 100 años, desde perspectivas distintas, por autores tan significativos como H. Urs von Balthasar, L. Boff y A. Amato.

2. Es importante la posibilidad (¿necesidad?) de crear unos ministerios femeninos en la Iglesia, o de abrir los actuales a mujeres. Sobre ese tema acaba de decir, por ejemplo, el Card. Brandmüller (cf. RD 15.5.118) que quien eso defiende “es un hereje o está excomulgado”. Mejor sería preguntarse si es Brandmüller quien va en contra de la verdadera la comunión de la Iglesia (por muy cardenal que sea).

3. Es necesario estudiar y actualizar la revelación de Dios y la función de la mujer, en cuanto mujer y persona, en el despliegue y vida de la iglesia.

33500543_984981398345719_8591156677699436544_n Es importante el tema de un tipo de homosexualidad en cierto clero de la Iglesia, que muchas veces se vincula (al menos implícitamente, y casi siempre con falsedad) con la pederastia y el celibato, cosas que son muy distintas. El asunto no es claro y estos días han saltado chispas (y no de fuego de amor) desde Chile al Vaticano, y no parece que puedan resolverse con los planteamientos actuales de la Iglesia

Entre esos temas puede parecer menos importante el de “pintar la Trinidad” (o el Espíritu Santo) con rasgos femeninos o masculinos. En ese contexto se pueden y deben ofrecer unos principios:

1. A Dios se le ha representado (verbal y pictóricamente) como Padre (varón), pero quizá se le debería presentar, con tanta o más razón como Madre o como Mujer joven (o incluso como niño/niña, cf. imágenes). El tema se halla absolutamente abierto.

2. Ciertamente, Jesús Hijo de Dios ha sido Varón, pero no es redentor y salvador por varón (macho), sino por persona, en griego de los credos por ser anthropos.

3. Del Espíritu Santo se dice que es “persona” de otra forma, ser dual, amor mutuo… en forma de fuego o paloma, con tempestad y viento, suave o impetuoso. Algunos grandísimos santos, como Santa Crescencia de Keufbeuren (1662-1784) le vieron y pintaron como mujer, y así le han visto otros muchos.

33662376_984980705012455_6550988044629966848_n4. En los dos últimos siglos, los niños que han visto a una “Señora” han dicho (= o les han dicho) que era la Virgen, y así se la venera en lugares como Lourdes o Fátima, con aprovechamiento de muchos fieles. Pero cuando, a principios del siglo XVIII Crescencia, santa vio a la misma Señora pensó y dijo, con honda teología, que era el Espíritu Santo (en forma de mujer, o quizá de joven doncel asexuado).

5. Ese tema preocupó mucho a Benedicto XIV (Prospero Lambertini), uno de los papas más cultos y prudentes de todos los tiempos (1740 al 1758), que estudio bien la cuestión, con los mejores teólogos del tiempo, y escribió una carta (Sollicitudini Nostrae), al obispo de Augsburgo, Alemania, que le había planteado unas preguntas sobre la conveniencia de aprobar el culto de cierta imagen impulsada por Santa Crescencia (a la que algunos querían ya beatificar), en la que el Espíritu Santo aparecía representado bajo la figura de un hermoso joven de carácter axesuado (más mujer que varón). El Papa Lambertini aprovechó la ocasión para desarrollar con gran rigor la doctrina de las imágenes de la Trinidad, siguiendo la tradición de la Iglesia y teniendo en cuenta el parecer de los mejores teólogos y estudiosos de la pintura de su tiempo y de los dos siglos anteriores.

Con esa ocasión quiero desarrollar el tema, que he debido estudiar con más detalle en mi Enchiridion Trinitatis. Espero que el mismo lector saque las conclusiones pertinentes.

1. Imágenes 1-2: El Espíritu Santo como mujer (o joven asexuado) y como niño/niña, cuya devoción era propagada por Santa Crescencia (y que se sigue propagando en su nombre en ciertas iglesias, tras su canonización el año 2001). Benedicto XIV no se mostró favorable a esas imágenes, como verá quien siga leyendo

2. Imágenes 2-4: Representaciones antropomórficas de la Trinidad, que el Papa Benedicto XIV miró también con prevención.

3. Sobre Santa Crescencia (1662-1884, canonizada por Juan Pablo II el año 2001) y su influjo en la Iglesi, cf. http://www.franciscanos.org/osservatore/mariacrescencia.htm (habría que pensar por qué sólo Juan Pablo II, que veía también de algún modo al Espíritu Santo como Mujer canonizó a Crescencia, dos siglos y medio después de su muerte).

4. Bibliografía: Cf. F. BOESPFLUG, Dieu dans l’art. Sollicitudini Nostrae de Benoit XIV (1745) et l’affaire Crescence de Kaufbeuren, Cerf, Paris 1984, 21-61; E. TOURÓN DEL PIE, La iconografía mercedaria en Interián de Ayala, O. de M. (1657-1730) Estudios 151 (1985) 357-380. Cf. también, varios: La Trinidad en el Arte, SET, Salamanca 2004. Para imágenes trinitarias en el arte: GERMÁN DE PAMPLONA, Iconografía de la Santísima Trinidad en el arte medieval español, CSIC, Madrid 1970

BENEDICTO XIV: SOLLICITUDINI NOSTRAE (1745). La Mujer y Espíritu Santo en la iconografía.

(Motivo de la carta. La representación del Espíritu Santo).

8. Me habéis escrito sobre la publicación y vasta difusión de ciertas imágenes en las que el Espíritu Santo aparece bajo la forma de un hermoso joven, con la leyenda Veni Sancti Spiritus (Ven Espíritu Santo). Dado que esas imágenes se han multiplicado y extendido de algún modo por muchos sitios, se plantean dos cuestiones que deben resolverse.

(a) Si la hermana Crescencia ha creado, aprobado y vulgarizado estas imágenes.

(b) Si, dejando a un lado su autor, el uso, producción y veneración de este tipo de iconos puede ser admitido al interior y al exterior de las iglesias. Ahora no tratamos de la primera cuestión… 10. Sobre la segunda cuestión, queremos alabar y aprobar ante todo el celo apostólico con el que habéis procurado que las imágenes de ese tipo sean retiradas y alejadas de los lugares públicos: monasterios, coros e iglesias.

(Imágenes de Dios).

33426055_984982118345647_251719752521613312_n(11). Pues a nadie se le oculta que sería un error impío y sacrílego, indigno de la naturaleza divina, que alguien pensara que puede representar por medio de colores al Dios Óptimo Máximo tal como es en sí mismo. Pues para ello habría que pintar y representar su imagen como si fuera una sustancia material, provista de figura corporal y de miembros. Si alguien le atribuyera a la naturaleza divina estas cualidades caería sin más en el error de los antropomorfitas.

(12) Sin embargo, a Dios se le puede representar tal como leemos en la Sagrada Escritura, donde se dice que se apareció a los hombres… (15) Porque, si las mismas Escrituras Sagradas dicen que Dios se dejó ver por los hombres de esta o de aquella forma ¿por qué no podrán representarle de ese modo los pintores?

(Imágenes del Espíritu Santo: paloma, llamas de fuego…).

(16) Una vez que han quedado claros los principios anteriores, será fácil precisar la forma en que los pintores pueden presentar la imagen del Espíritu Santo, de manera que se distingan las imágenes que pueden aprobarse y aquellas que no… En los Santos Evangelios se cuenta que, con ocasión del Bautismo de Jesús, el Espíritu Santo descendió sobre él en apariencia corporal, como una paloma…

(18) Por lo que toca a la cuestión que nos ocupa, dado que el Espíritu Santo se apareció visiblemente en forma de paloma, será así como debe ser representado… (21) En las páginas sagradas del Nuevo Testamento se lee además que, tras la Ascensión de Jesús al cielo, mientras los apóstoles y discípulos estaban reunidos con María, la Madre de Jesús, “se les aparecieron como lenguas de fuego y se posaron sobre cada uno de ellos y todos fueron llenos del Espíritu Santo [Hech 2]… Por eso está permitido pintar pequeñas llamas de fuego, en forma de lenguas, descendiendo sobre sus cabezas…, pues el Espíritu Santo manifestó por este signo visible su venida… Las formas de la paloma y las lenguas de fuego… simbolizan las propiedades del Espíritu Santo.

(El Espíritu Santo no aparece en la Escritura en forma humana).

(22) Pero, se dirá, si se admite la representación del Espíritu Santo en forma de Paloma, esto constituye sin duda un argumento a favor de la representación del Espíritu santo como un joven hermoso. Pero a eso contestamos como sigue…: Si, conforme a la Escritura, se puede representar el Espíritu Santo como paloma o como lenguas de fuego…, no es lícito presentarle en forma de adolescente o de varón, pues la Escritura no dice en ningún lugar que se haya aparecido a los hombres de esa forma.

(Sobre las formas de representar la Trinidad)

(24) Pero… los partidarios de la representación humana del Espíritu Santo creen que pueden apoyarse en las imágenes donde la Santa Trinidad aparece en figura de tres hombres, que son idénticos por su aspecto y por su edad. Esto nos da ocasión para una segunda investigación, que consiste en examinar si es lícito pintar la Santísima Trinidad empleando para ellos colores y distinguir entre las imágenes de la Trinidad aquellas que han de condenarse, aquellas que no han sido desaprobadas del todo y aquellas que han sido aprobadas y permitidas.

(25). Conforme a la opinión común de los teólogos, la Santísima Trinidad se puede pintar con colores… (26) Pero los teólogos siguen diciendo que los pintores no pueden atreverse a representar la Santísima Trinidad a su capricho, de cualquier forma que sea… (27) Entre las imágenes prohibidas… ha de hallarse in duda aquella en la que aparece la Virgen Deípara llevando en su seno a la misma Trinidad, como si toda la Trinidad hubiera tomado carne humana en el seno de la Virgen…

(28) En cuanto a la figura en que aparece un cuerpo humano con tres cabezas (aunque algunos la defiendan…), ella debe ser condenada, porque viene a presentarse como algo monstruoso… [El Papa estudia después la figura en que la Santísima Trinidad aparece representada por tres hombres. Para ello empieza presentando las diversas opiniones, favorables y desfavorables sobre el tema, reflexionando sobre todo, con la tradición patrística y teológica, sobre el texto de Gen 18: los tres hombres o ángeles que se aparecen a Abrahán. Significativamente, deja el tema abierto, aunque partiendo de Gen 18 tiende a pensar que esa representación es legítima: núms.].

(Imágenes aprobadas).

(32). Las imágenes de la Santísima Trinidad que han sido comúnmente aprobadas y que se permiten emplear sin peligro son las siguientes.
(a) O bien aquellas que muestran la persona del Dios Padre en figura de anciano (cf. Dan 7, 9)…, teniendo en su seno a su Hijo único, Cristo, que es Dios y hombre, y entre los dos al Espíritu Santo en forma de paloma.
(b) O bien aquellas que presentan a dos personas, con un pequeño espacio de separación: la una como un hombre de más edad, evidentemente el Padre; la otra el Cristo; y en medio el Espíritu Santo en forma paloma, como en el caso anterior…
(c). En relación con la primera manera de representar a la Trinidad está aquella en que Cristo aparece como muerto, en el seno del Padre… [a pesar de las objeciones de algunos].

(El Espíritu Santo en figura humana).

(33) El mejor argumento a favor de la imagen del Espíritu Santo en forma de joven es el que ofrece el uso de aquellos cuadros donde la Santísima Trinidad aparece en forma de tres personas que son idénticas en cuanto a la estatura, la fisonomía y los rasgos… [El Papa vuelve a presentar los argumentos a favor y en contra de esa representación, partiendo de Gen 18]…

(34). Pues bien, aun en el caso de que la costumbre de pintar la Santísima Trinidad en forma de tres personas iguales sea legítima y haya sido aprobada por la iglesia, aún en el caso de que la aparición de los tres ángeles a Abrahán en Gen 18 aluda a la adorable Trinidad, de aquí sólo se puede inferir que es legítima y tolerable esta forma de representar a la Trinidad empleando para ello la imagen de tres hombres del mismo aspecto, con el mismo rostro. Pero de aquí no se puede deducir que sea lícito representar al Espíritu Santo en forma de un hombre o de un joven al que se le pinta separado de las otras dos personas. Porque la aparición a Abrahán no fue la de un solo ángel, sino la de tres y en ningún otro lugar de la Sagrada Escritura se nos dice que el Espíritu Santo se haya aparecido en forma de hombre o de joven, independientemente de los otros dos que representan las otras dos personas de la Santísima Tríada… (35) Por tanto, la imagen del Espíritu Santo de la que estamos tratando aquí no se puede aceptar en modo alguno…

(Conclusión).

(36) Por tanto, la imagen de la Santísima Trinidad, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, puede pintarse representando al Padre al lado del Hijo o al Hijo en el seno del Padre y entre ellos, siempre, el Espíritu Santo en forma de paloma, como lo hemos dicho antes.
También se puede pintar al Padre independientemente de las otras personas, pues Adán escuchó la voz del Señor Dios paseándose en el paraíso (Gen 3), porque Él se apareció a Jacob, en la parte superior de la escala mística (Gen 28, 13)…

33223719_984377448406114_2380093643617730560_nDe un modo semejante, puede pintar al Hijo eterno independiente del Padre y del Espíritu Santo, porque se ha hecho hombre, porque ha vivido entre los hombres…

Al Espíritu Santo, en fin, se le pinta también separado de las otras dos personas, sea descendiendo del cielo en forma de lenguas de fuego en Pentecostés, sea bajo el aspecto de una paloma. Pues estas son las figuras de sus apariciones, conforme al recuerdo de la Escritura. En ningún lugar puede encontrarse que la Tercera Persona que haya aparecido jamás bajo la semejanza de un hombre o de un joven, fuera de la compañía de las otras dos personas.

(Texto latino y traducción francesa en F. Boespflug, o. c.)

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