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El Papa, a Juan Carlos Cruz, víctima de Karadima: “Juan Carlos, que seas gay no importa. Dios te hizo así y te quiere así, y a mí no me importa”

Miércoles, 23 de mayo de 2018

640x0-noticias-juan-carlos-cruzJuan Carlos Cruz - Foto: Uso permitido

El problema es que, para que sea creíble esa petición de perdón, Francisco debiera eliminar los infames artículos nn 2357-2359 del Catecismo de la Iglesia Católica que rebosan homofobia, nos llaman desordenados y pretenden que Dios nos ha castigado a vivir en castidad sin derecho al amor… Mientras eso no ocurra… Parole, parole, parole

La víctima de Karadima relata su encuentro con Francisco en Santa Marta

Juan Carlos Cruz es uno de los tres denunciantes que destapan el Caso Karadima, por el que un sacerdote, Fernando Karadima, sería declarado culpable de abusos sexuales a menores de edad, que llevaría igualmente a la dimisión de 34 obispos chilenos que le habrían estado encubriendo. Si en un principio el papa Francisco le habría acusado de lanzar «infamias» contra los miembros de la iglesia, posteriormente le invita a al Vaticano para rectificar su actitud y pedirle perdón.

«Te quiero pedir perdón, a nombre del Papa y de la Iglesia por todo lo que has pasado. Te pido perdón por mí, porque fui causa de esta situación que te causó tanto dolor en estos últimos meses », asegura Cruz que le dice el Sumo Pontífice en una entrevista para El País. Cruz reveló algunos detalles sobre la conversación, que se produjo pocos días antes de la histórica renuncia del Episcopado chileno en pleno, a quienes el propio Papa había mostrado su “vergüenza” por el encubrimiento sistemático de los abusos, así como les acusa de destruir evidencias de delitos sexuales, de presionar a los abogados de la Iglesia para reducir las acusaciones y de “grave negligencia” en la protección de los menores ante los sacerdotes pedófilos.

En su conversación hablan del estado de la iglesia en Chile y de las numerosas denuncias de abusos sexuales que están saliendo en todo el mundo. Cruz le explica que a pesar de la mala experiencia, no ha perdido su fe, pero lo que más sorprende al chileno es una revelación del Papa con respecto a las personas homosexuales.

Juan Carlos, que tú seas gay no importa. Dios te hizo así y te quiere así y a mí no me importa. El Papa te quiere así, tú tienes que estar feliz con quien tú eres“. El periodista Juan Carlos Cruz, una de las víctimas de Karadima, rompió su silencio respecto a su encuentro con el Papa Francisco en Casa Santa Marta.

En una entrevista con El País, Cruz reveló algunos detalles sobre la conversación, que se produjo pocos días antes de la histórica renuncia del Episcopado chileno en pleno, a quienes el propio Papa había mostrado su “vergüenza” por el encubrimiento sistemático de los abusos, así como les acusa de destruir evidencias de delitos sexuales, de presionar a los abogados de la Iglesia para reducir las acusaciones y de “grave negligencia” en la protección de los menores ante los sacerdotes pedófilos.

Tras relatarle los abusos, “yo lloré, y él me puso la mano en el hombro y me dijo, ‘Llora chiquillo'”, añadió Cruz, quien subrayó que el Papa le pidió ayuda para “que el Espíritu Santo me guíe para yo saber bien lo que tengo que hacer”.

Cruz sostiene que el Papa se está tomando “muy en serio” la cuestión de los abusos. “Fustiga a los obispos, creo que pedirle la renuncia a toda una conferencia episcopal es un paso enorme, no lo habíamos visto antes”.

En 2013, el papa Francisco dice aquellas palabras que algunos quieren interpretar como un cambio de postura de la Iglesia con respecto a las personas homosexuales: «Si alguien es gay y busca al Señor con buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgar?». Tres años después, a su vuelta de un viaje a Armenia, sorprende declarando que la Iglesia debe pedir perdón por la homofobia y la discriminación al decir que cree que «la Iglesia no sólo debe pedir disculpas a una persona homosexual que ha ofendido, sino que hay que pedir perdón a los pobres , a las mujeres que han sido explotadas, a los niños obligados a trabajar, pedir perdón por haber bendecido tantas armas ».

Sin embargo, todo queda en unas declaraciones, puesto que rechaza ayudar a combatir la homofobia en respuesta a una carta de los familiares de personas homosexuales de Polonia, que le envían aprovechando su visita a las Jornadas Mundiales de la Juventud en Cracovia en las que se embarca en una cruzada contra las personas transexuales: «Hoy, están enseñando esto a los niños en las escuelas —¡a los niños— que todo el mundo puede escoger su género (…). Estamos viviendo un momento de aniquilación del hombre como imagen de Dios».

Por mucho que en otra ocasión respondiera que «cuando Dios mira a una persona gay, ¿él avala la existencia de esta persona con amor, o rechazar y condenar a esta persona?», en lo que parece otra manera de aceptar a las personas homosexuales, lo cierto es que el Papa solo hace este tipo de declaraciones en privado, pero nunca de manera oficial, lo que indicaría un cambio de postura de la Iglesia con respecto a los miembros del colectivo LGBT, tal y como confirma el padre James Martin, autor del libreo Construyendo un puente, en el que insta a la iglesia a revisar su relación con la comunidad LGBT.

«El Papa Francisco ha repetido lo que dicen todos los biólogos y psicólogos de renombre: no eliges tu orientación sexual. Y eso es un gran consuelo para muchos católicos gays y lesbianas a quienes los sacerdotes les han dicho que han elegido su orientación y por lo tanto son culpables», explica el sacerdote jesuita, que sin embargo advierte que «basándose en las Sagradas Escrituras, que presentan los actos homosexuales como actos de depravación grave, la tradición siempre ha declarado que ‘los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados’», lo que no impide que debieran «ser aceptados con respeto, compasión y sensibilidad», enfatizando que las palabras del Papa no fueron anunciadas oficialmente, debiendo distinguirlo de lo que dice en una conversación privada. El catecismo de la Iglesia Católica afirma actualmente que la «génesis psicológica» de la homosexualidad «permanece en gran parte inexplicada».

¿Qué debemos creer de la actuación de Francisco?

¿Dónde quedan ahora aquellas palabras en las que aseguraba quela Iglesia debería pedir perdón por la homofobia y la discriminación?

Poco queda ya, al menos por lo que a sus declaraciones públicas se refiere, del Francisco de la primera época, aquel del “¿quién soy yo para juzgar?” y de sus gestos mediáticos de moderada apertura a las personas LGTB.

Cinco años después de su acceso al pontificado, nada en absoluto ha cambiado en materia doctrinal, y cada vez que debe pronunciarse de forma concreta y específica más allá de palabras vacuas, lo hace siempre en contra de los derechos LGTB. Así lo hizo cuando apoyó a los partidarios de prohibir en referéndum el matrimonio igualitario en Eslovenia pocos días antes de su celebración (contribuyendo a la victoria del bando homófobo) o cuando avaló desde la Plaza de San Pedro las movilizaciones homófobas contra el matrimonio igualitario en México. Por no hablar de sus alabanzas al papel de la Iglesia católica de Eslovaquia en el referéndum homófobo celebrado en febrero del año pasado en ese país.

Pero también en sus discursos y declaraciones Francisco adopta un tono cada vez más abiertamente hostil hacia los derechos LGTB. En su ya famosa encíclica Laudato si’, Francisco vertía el que posiblemente ha sido el más importante ataque a las personas transexuales surgido del ámbito católico en los últimos años. Es, en concreto, en su punto 155, donde el papa aprovechaba para considerar que el respeto a la ecología incluye “la aceptación del propio cuerpo como don de Dios” y su “valoración en su femineidad o masculinidad” para “reconocerse a sí mismo en el encuentro con el diferente”. Según aseguraba el papa, “cancelar la diferencia sexual” no es una actitud sana.

No era, de todas formas, su primer aviso de Francisco. “Pensemos en las armas nucleares, en su capacidad de aniquilar en unos pocos instantes un alto número de vidas humanas. Pensemos en la manipulación genética, en la manipulación de la vida, o en la teoría de género, que no reconocen el orden de la creación. Con esta actitud, el hombre comete un nuevo pecado contra Dios el Creador”, expresaba el papa solo unos meses antes de su encíclica.

Y como remate porque esto se alarga,  tenemos que referirnos, a las palabras del papa Francisco a un grupo de obispos polacos durante su estancia en Cracovia con ocasión de las Jornadas Mundiales de la Juventud. Francisco, motu proprio y sin que nadie le preguntara por ello (respondía, en realidad, a una pregunta sobre la crisis de los refugiados), aseguró entonces que vivimos un momento de “aniquilación del hombre como imagen de Dios”, momento que relacionó con el hecho de que a los niños “se les enseñara en las escuelas” que cada uno puede “elegir su sexo”.

“Detrás de esto hay ideologías. En Europa, América, América Latina, África, en algunos países de Asia, hay verdaderas colonizaciones ideológicas. Y una de estas —lo digo claramente con «nombre y apellido»— es el gender. Hoy a los niños —a los niños— en la escuela se enseña esto: que cada uno puede elegir el sexo. ¿Por qué enseñan esto? Porque los libros son los de las personas y de las instituciones que dan el dinero. Son las colonizaciones ideológicas, sostenidas también por países muy influyentes. Y esto es terrible. Hablando con Papa Benedicto, que está bien y tiene un pensamiento claro, me decía: «Santidad, esta es la época del pecado contra Dios creador». Es inteligente. Dios ha creado al hombre y a la mujer; Dios ha creado al mundo así, así, y nosotros estamos haciendo lo contrario. Dios nos dio un estado «inculto» para que nosotros lo transformáramos en cultura; y después, con esta cultura, hacemos cosas que nos devuelven al estado «inculto». Lo que ha dicho el Papa Benedicto tenemos que pensarlo: «Es la época del pecado contra Dios creador». Esto nos ayudará”, aseguró entonces Francisco.

Dos meses después, lanzó unas nuevas declaraciones apocalípticas contra el matrimonio igualitario y los derechos LGTB. En el segundo día de su visita a la República de Georgia, el argentino ha denunciado una supuesta “guerra mundial para destruir al matrimonio” de la mano de la “teoría de género”. “Hoy no se destruye con armas, se destruye con ideas. Es la colonización ideológica la que destruye”, aseguró.

Fue en un encuentro con religiosos y agentes pastorales laicos, todos ellos católicos, que tuvo lugar en la Catedral de la Asunción de la Virgen de Tiflis, sede de la administración apostólica latina del Cáucaso.  Una mujer, de nombre Irina, acompañada de su marido, le comentó al papa que las familias georgianas se enfrentan a los desafíos de “la globalización, que no tiene en cuenta los valores locales, nuevas visiones de la sexualidad como la teoría de género y la marginalización de la visión cristiana de la vida”. La mujer que hizo la pregunta y su marido actúan, según recoge The Catholic Herald, como consejeros para otras familias y les enseñan “planificación familiar natural”.

El papa Francisco le dio la razón. “Ha mencionado un gran enemigo del matrimonio, la teoría de género”, le respondió. Conviene recordar, en este punto, que “teoría de género” o “ideología de género” es el término que el ámbito más conservador utiliza para denigrar a buena parte de las reivindicaciones del colectivo LGTB (muy especialmente la lucha en favor de los derechos trans) y feministas. Sin profundizar demasiado, el papa añadió que hoy “existe una guerra global para acabar con el matrimonio”“Hoy no se destruye con armas, se destruye con ideas. Es la colonización ideológica la que destruye”.

Sobre esa colonización ideológica a la que ya hizo referencia en su viaje  Filipinas, el Papa Francisco se explayó: “A veces, algunos países ricos prometen ayudas económicas y como contraprestación intentan que los países intervenidos adopten políticas sociales como el matrimonio gay” En el mismo acto, Francisco también tuvo palabras críticas contra el divorcio.“El matrimonio es la cosa más preciosa que ha creado Dios. En el matrimonio, el hombre y la mujer se convierten en una sola carne, la imagen de Dios. Cuando uno se divorcia, está mancillando la imagen de Dios”, aseguró, entre otras declaraciones muy duras hacia los matrimonios que se divorcian. El papa también defendió el acercamiento a la Iglesia ortodoxa georgiana, abrumadoramente mayoritaria en el país.

Claro que es cuando echamos la vista aún más atrás y nos remontamos a la época en que Jorge Bergoglio era  arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la iglesia católica argentina cuando el tono apocalíptico del que es ahora papa aparece en todo su esplendor:  “No se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva al plan de Dios. No se trata de un mero proyecto legislativo sino de una movida del Padre de la Mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios”Así se expresaba en el verano de 2010 Bergoglio, en plena discusión sobre el proyecto de ley de matrimonio igualitario en su país… Y este Bergoglio que llegó a calificar al matrimonio igualitario, que entonces se discutía en Argentina, como “pretensión destructiva al plan de Dios” movida por el mismo demonio, sin movérsele el solideo, aseguraba después, siendo ya papa, que ”no es necesario estar hablando sin cesar” del tema. De la misma forma, pocas semanas después de recibir en el Vaticano a un católico transexual español, se conocían los detalles de una entrevista en la que el papa comparaba la “teoría de género” con las armas nucleares.

La obsesión de la Iglesia católica con la transexualidad

Las opiniones de Francisco, conviene aclarar, no son nuevas. Y es que el argentino, a diferencia de sus predecesores, para haber escogido a las personas transgénero como objeto primordial de sus ataques en materia LGTB. En su ya famosa encíclica Laudato si’, Francisco vertió el que posiblemente ha sido el más importante ataque a las personas transexuales surgido del ámbito católico en los últimos años. La encíclica sobre el medio ambiente, que tantas alabanzas ha recibido incluso desde círculos progresistas, contiene un claro mensaje tránsfobo. Es, en concreto, en el punto 155 de la encíclica, donde el papa aprovechaba para considerar que el respeto a la ecología incluye “la aceptación del propio cuerpo como don de Dios” y su “valoración en su femineidad o masculinidad” para “reconocerse a sí mismo en el encuentro con el diferente”. Según aseguraba el papa, “cancelar la diferencia sexual” no es una actitud sana.

No era, de todas formas, el primer aviso de Francisco. “Pensemos en las armas nucleares, en su capacidad de aniquilar en unos pocos instantes un alto número de vidas humanas. Pensemos en la manipulación genética, en la manipulación de la vida, o en la teoría de género, que no reconocen el orden de la creación. Con esta actitud, el hombre comete un nuevo pecado contra Dios el Creador”, expresaba el papa solo unos meses antes de su encíclica.

Opiniones estas que han servido para rearmar al sector más conservador de la Iglesia católica, que en los últimos tiempos parece haber redirigido específicamente sus cañones hacia las personas transgénero. Es el caso, por mencionar un ejemplo reciente, de los tres obispos madrileños que utilizaron las palabras de Francisco para cargar contra la Asamblea de Madrid por aprobar una avanzada ley integral de transexualidad.

Para Cristina Traina, profesora de Estudios Religiosos en la prestigiosa Northwestern University (Illinois, Estados Unidos), la diferente sensibilidad que Francisco está demostrando hacia las personas homosexuales, hacia las que se muestra compresivo en las formas (aunque no en lo doctrinal) en comparación con sus palabras despectivas hacia la realidad trans puede deberse a su herencia cultural. Según Traina, el papa “tiene un entendimiento del género muy latinoamericano, como binario y natural”.

No sabemos si es así, pero lo cierto es que pese a algún gesto hacia personas concretas, como Diego Neria, el hombre transexual español al que Francisco recibió privadamente en 2015 (sin que trascendiera declaración alguna) tras conseguir este hacerle llegar una carta, el papa que tantos gestos está mostrando en otros aspectos se muestra especialmente falto de la más mínima empatía hacia el grupo más vulnerable del colectivo LGTB. Lo que fue considerado como“un nuevo gesto” hacia el colectivo LGBT, parece ahora estar arrepentido, a juzgar por las fuertes declaraciones realizadas.

Además, cartas como las publicadas por algunos obispos o las últimas negativas a permitir que personas transexuales puedan ser padrinos o madrinas en los bautizos de sus propios familiares refuerzan la idea a la que ya hemos hecho mención en anteriores entradas: a la enfermiza fijación contra las relaciones entre personas del mismo sexo, la jerarquía católica añade ahora la condena a las personas trans, tradicionalmente ignoradas por la institución. El propio obispo de Alcalá de Henares no ha dudado en incluirlas en sus diversas diatribas, como la que lanzó en diciembre de 2014, cuando incluyó a la “despatologización de la así llamada transexualidad” en la lista de supuestos objetivos de una perversa agenda LGTB.

Otro ejemplo es el del obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, que en enero de 2013 difundía su mensaje tránsfobo en una carta pastoral en la que criticaba la “ideología de género” que “sitúa al hombre por encima de Dios”. “La ideología de género es una filosofía, según la cual el sexo ya no es un dato originario de la naturaleza, que el hombre debe aceptar y llenar personalmente de sentido, sino un papel social del que se decide autónomamente”, añadía.  “Ya no valdrían las ecografías que detectan el sexo de la persona antes de nacer. Esperamos un bebé. ¿Es niño o niña? La ecografía nos dice claramente que es niña. No. Lo que vale es lo que el sujeto decida. Si quiere ser varón, puede serlo, aunque haya nacido mujer. Y si quiere ser mujer puede serlo, aunque haya nacido varón. No se nace, se hace. Al servicio de esta ideología existen una serie de programas formativos, médicos, escolares, etc. que tratan de hacer ‘tragar’ esta ideología a todo el mundo, haciendo un daño tremendo en la conciencia de los niños, adolescentes y jóvenes”, aseguraba entonces el obispo de Córdoba.

Fuente Universogay/Religión Digital/Cristianos Gays

 

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