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Por una cultura de la hospitalidad y la inclusión

Domingo, 28 de diciembre de 2014

inmigracion1-1024x524Servicio Jesuita a Migrantes-España. 

Desde hace ya 13 años, e invitados por las Naciones Unidas, el 18 de diciembre está señalado en nuestro calendario como un día para posar nuestra mirada sobre la realidad de las migraciones, en el mundo y en nuestro ámbito cercano. El Servicio Jesuita a Migrantes en España se suma con esta declaración a un torrente de voces que en todo el planeta sitúa hoy en su centro a las personas migrantes. Deseamos conmemorar y celebrar tanta vida compartida. Y queremos denunciar los mecanismos que impiden que lo hagamos en un marco de plenitud de derechos. Invitamos a todas las personas de nuestro entorno a que reflexionen también en esta doble dirección.

En primer lugar, queremos reiterar una vez más el reconocimiento por la aportación que las personas migrantes hacen a la sociedad. Son, de hecho, una parte ya indisoluble de las sociedades española y europea. Dicha aportación no es únicamente medible en términos económicos. La vida cotidiana, los vínculos personales y las relaciones vecinales y comunitarias se asientan sobre una trama relacional de gentes diversas, de acá y de allá, que conforma un único “nosotros”. Diverso en culturas, en visiones del mundo, en modos de vida, pero que aspira a encontrarse en pie de igualdad, como ciudadanos y ciudadanas.

En nuestro trabajo de acompañamiento, servicio y defensa de las personas migrantes y sus organizaciones somos testigos de decenas de pequeñas grandes historias de dignidad, sacrificio, solidaridad, aprecio común, acogida y agradecimiento que contribuyen a hacer más densa esa urdimbre de vínculos entre vecinos y vecinas llegadas de tantos lugares distintos.

Hoy celebramos todas esas historias como pequeños triunfos de humanidad compartida en un contexto de decisiones de políticas migratorias que las hace improbables. Junto a toda esa vida, la muerte injusta provocada por políticas carentes de humanidad y la memoria de las víctimas nos obliga a alzar la voz[1].

– Frente a la exclusión sanitaria que padecen las personas migrantes en situación administrativa irregular en nuestro país desde hace año y medio[2].

– Frente a las condiciones que propicia la falta de reglamentación con garantías de los Centros de Internamiento de Extranjeros[3].

– Frente a las cuchillas dispuestas en la valla de Melilla, que son inútiles para la disuasión y dañinas gratuitamente[4].

– Frente a la cicatería con que la Unión  Europea, y España en particular, se hacen cargo de la crisis de refugiados de Siria.

– Frente a la respuesta de los gobiernos europeos ante tragedias como la de Lampedusa, consistente no en preocuparse por garantizar la vida de las personas migrantes, sino en reforzar aún más los mecanismos de vigilancia.

– Frente al crecimiento del discurso populista xenófobo, que ha capturado las mentes y los corazones de numerosos conciudadanos, anidando en el miedo y la inseguridad provocada por la crisis, y que pretende hacerse con una representación significativa en el Parlamento Europeo en las próximas elecciones de junio.

En el día de hoy, exigimos políticas públicas migratorias basadas en los derechos humanos universales, y renovamos nuestro compromiso de trabajar a favor de ellas, junto a otras organizaciones y también en diálogo con quienes tienen la capacidad de decidir. Apostamos por medidas moralmente más justas y políticamente más eficaces. Invitamos a poner la hospitalidad en el corazón de la vida social y como valor que nutre las políticas públicas.

No queremos concluir esta declaración sin decir una palabra de cercanía y ánimo para todas aquellas personas que en este último año también han tenido que abandonar nuestro país en busca de una oportunidad. Son la prueba palpable de que, aquí y en todo el mundo, moverse a otros sitios es la mejor herramienta para salir de la pobreza. Ello también nos debería impulsar a mejorar las condiciones en las que esa movilidad se produce.

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[1] Del mismo modo que han hecho los provinciales jesuitas de Europa, Oriente Medio y África-Madagascar recientemente en su declaración “No podemos poner fronteras a nuestra preocupación”. Ver http://www.jesuitas.es/index.php?option=com_content&view=article&id=786:no-podemos-poner-fronteras-a-nuestra-preocupacion&catid=34:jesuitas-espana&Itemid=63

[2] Ver posición del SJM http://www.sjme.org/sjme/item/747-consideraciones-sobre-la-restriccion-de-la-asistencia-sanitaria-a-la-poblacion-extranjera-residente-de-facto-en-espana

[3] Ver http://www.sjme.org/sjme/item/752-atrapados-tras-las-rejas-informe-2012-sobre-los-centros-de-internamiento-de-extranjeros-cie-en-espana

[4] Ver http://www.sjme.org/sjme-en-los-medios/el-sjm-espana-pide-quitar-las-concertinas-con-cuchillas-de-las-vallas-de-ceuta-y-melilla

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Ilustración de Míriam Laderas.

Fuente Cristianismo y Justicia

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