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Ignasi Moreta: “No hay que entender la religión como una bandera”

Domingo, 12 de octubre de 2014

ignasi-moretaEditor de Fragmenta, editorial no religiosa que habla sobre las religiones

“El hombre religioso es un ser finito, pero capaz de lo infinito”

La religión no hay que entenderla como un equipo de fútbol o un partido político. ¿Para qué renunciar? ¿Quién me obliga? Es como si, en el campo literario, al apasionarme la poesía de Lorca no pudiera hacerlo la de Machado

(Jesús Bastante).- Ignasi Moreta es editor de Fragmenta Editorial, que lleva tiempo trabajando en catalán y castellano. En un momento complicado para que las editoriales sigan en busca, Fragmenta no sólo se dedica al campo de la religión católica, sino que se dedica a hablar de las distintas religiones. Es una editorial no religiosa que habla sobre religión. No hay que entender la religión como una bandera, explica.

Buscar y hablar, ése es el lema. Porque ser religioso es ser alguien que indaga, que no se conforma con lo que le dan, sino que entiende que es un ser finito, pero capaz de lo infinito, añade el editor de Fragmenta, quien añade que “la religión siempre surge de una cierta incomodidad con la serie de cosas que no van más allá”.

-Estar siempre en camino, pero con el horizonte de llegar a algún sitio… Aunque en tema de creencias no sé si sería bueno dejar de caminar nunca.

-Cuando uno cree que ha alcanzado algo, es que ha convertido lo que buscaba en un ídolo. La idolatría es la fijación en algo que tendría que ser instrumento y convertimos en un fin. En las religiones hay esta dicotomía clásica entre el icono y el ídolo. En el icono el significado permanece más allá, sin domesticar. Cuando creemos que lo tenemos ya, en la mano, lo hemos idolatrado. Lo hemos encerrado en nuestra formulación, nuestra creencia, nuestro dogma, nuestra imagen, en nuestro lenguaje. Entonces, hemos caído en la idolatría. El gran peligro de la religión es acabar siendo idolátrica: pensar que lo tenemos todo en el bolsillo, comprendido. La religión idolátrica sería la religión de las respuestas, mientras que la religión de las preguntas es la de la continua investigación. Es esa imagen preciosa de San Agustín: “Dios siempre es mayor”. Mayor que nuestras capacidades, nuestra imaginación, nuestras relaciones lingüísticas…

-…lo inabarcable.

Cuando creemos que lo tenemos, se nos escapa; cuando pensamos que, con nuestras categorías lingüísticas, lo entendemos, se desordena; Dios es más grande que todo eso.

-Y benditas escapadas. Las de Dios y las de los hombres.

Hay una pregunta que nunca te he hecho, y mira que hemos hablado en alguna otra ocasión: Fragmenta es un proyecto editorial pero también familiar, y en estos años lleváis veintisiete libros. ¿Cómo os ha cambiado la editorial, estando tan en contacto con opciones de vida de religión o conocimiento? ¿Ha ampliado horizontes para vosotros o para vuestros hijos, por ejemplo?

-Nos ha afectado para bien, claro. De alguna forma es un privilegio estar en contacto con personas con alma, en el sentido de que son personas fuera de lo común: que tienen cosas que decir, que se han tomado en serio su dimensión religiosa…y que tiene cada una su perspectiva. Hay quien ha adoptado una más neutra y académica y quien adopta otra más explícitamente implicada. Hay quien hace un estudio desde una determinada disciplina (ciencia, sociología…) y hay quien busca una mirada más global. En cualquier caso, lo que nos ofrecen los autores que hemos compartido con nuestro lector son oportunidades de ver la realidad desde puntos de vista distintos (aunque tampoco quiero decir con ello que en el fondo todo sea lo mismo, puesto que hay que hilar muy fino: aunque el conocimiento sea igual de importante, la toma de posición es muy diferente…).

Tu forma de ser, de preguntarte, de ser religioso, de vivir la búsqueda…acompañada de estas voces se hace mucho más rica, más cualitativa. Sin duda, te cambia. Te enriquece porque te cuestiona. Cada autor, cada libro, te obliga a plantearte problemas que no te plantearías solo. No hay que casarse con todo el mundo, pero sí estar atento a aquello que podemos aprender. Pero como vivimos en un mundo que es una especie de club de fútbol, creemos que tenemos que optar por uno y rechazar a los otros. Nos equivocamos.

No es que yo vaya con “los míos”. La religión no hay que entenderla como un equipo de fútbol o un partido político. ¿Para qué renunciar? ¿Quién me obliga? Es como si, en el campo literario, al apasionarme la poesía de Lorca no pudiera hacerlo la de Machado. ¡Tiene que haber propuestas distintas! ¿Por qué entendemos que a las religiones hay que afiliarse, rechazando otras propuestas, cosmovisiones…?

-O afiliarte, pero entender que no pasa nada, que no hay que entrar en una dinámica de enfrentamiento, sino de conocimiento, de compartir la libertad de cada uno para elegir.

-Claro. Luego estarán los que nos dirán: esa religión no la trates, es superficial, y bla, bla. Entiendo que acercarse a una religión de forma frívola es un peligro que hay que tener en cuenta, pero creo que siempre merece la pena la aproximación, para el conocimiento. Todas estas críticas las conozco: “Me gusta mucho, pero mi religión es ésta y ya está”. Bueno…Cada uno tiene su camino, pero creo que es bueno superar esta visión de las religiones como cotos cerrados donde la pertenencia es una especie de carnet que nos ponen en la boca.

-Más que de carnet, de sello.

-…De sello, de tatuaje que te identifica con una tradición y te excluye a las demás. Eso no ha de ser necesariamente así.

-Eso lleva a más de una guerra que estamos padeciendo, lamentablemente.

Tenemos cinco novedades, vamos a empezar de derecha a izquierda, con Antonio Marujo: Diálogos con Dios de fondo. Antonio Marujo es un colaborador, también, de esta casa.

Cuéntanos.

-Marujo fue periodista del Diario Público en Portugal y tuvo la oportunidad de entrevistar a grandes personalidades: por allí pasaron el Dalai Lama, Hans Kung y otros grandes nombres no sólo de la religión, sino de la filosofía, el conocimiento y las artes. Con esa perspectiva de explorar las preguntas últimas, pues es un periodista con una sólida formación en el ámbito religioso, les hacía preguntas de fondo, no las previsibles. Tras tantos años dedicados a la profesión, quiso reunir esas entrevistas, recopilar materiales y, con ellos, el propio espíritu, también, del entrevistador.

No es el protagonista de una entrevista, pero también está y hace.

-Claro, sabemos que muchas veces el entrevistador quiere que parezca que sabe menos de lo que sabe para hacer hablar al autor. Marujo hace de resorte para que el otro salte, pero no se pone a su mismo nivel. Es muy buen profesional y, en este sentido, el libro (en formato entrevista, que siempre es un género fácil de leer, pues uno puede picotear un poco en lugar de leérselo de cabo a rabo) resume lo que dicen sus invitados sobre la religión, de Kung a Masiá. Nombres absolutamente de primera línea.

-Sí, no son advenedizos en esto.

-Es una ocasión de ver el acopio de todas estas voces de relevancia.

-¿Y el libro de Carles Salazar?

-Salazar es un antropólogo de la Universidad de Lérida que tiene muy claro que las creencias forman parte de la configuración antropológica humana. Para él no son un punto de llegada, sino un punto de partida. No es un teólogo, su papel no es el de juzgar buenas o malas las creencias, sino constatar su existencia y adecuación: cómo se articulan, qué función tienen en los mecanismos sociales, por qué surgen unas creencias y no otras, cómo es el lenguaje que las expresa, los símbolos de lo oculto… Se pregunta si existen seres no religiosos, o si la religión es un universal que encontramos en todas las culturas. Aunque las preguntas son plenamente antropológicas, y en el libro no se ve, porque actúa siempre con mirada analítica, el autor es, personalmente, creyente. Él admite que las creencias dan lugar, muchas veces, a comportamientos patológicos. Que la frontera entre mística y alucinación no siempre es clara…Pero su objetivo no es curar patologías, sino ayudar a comprender las creencias y su influencia en la sociedad, a lo largo de la Historia y en la vida de los que las tienen.
Esa actitud pseudoilustrada de pensar que las creencias forman parte de un mundo primitivo, de la infancia de la humanidad, y que a medida que el ser humano crece se difuminan…No es así. Y es bueno que desde la antropología se nos muestre que en las sociedades urbanas del Siglo XXI también hay un lugar para las creencias.

-Lo religioso es un factor a tener en cuenta en todo lo humano, también hoy.

-No es algo anclado en el pasado, no forma parte de un mundo que hemos superado.

-¿Salen en catalán todos estos cinco libros?

-Algunos no. Por ejemplo, el de Marujo sale sólo en castellano, pero el de Salazar ha tenido una previa versión catalana.

Religión y política es un libro de otro antropólogo con el que también hemos tratado mucho. Sabemos que hace un planteamiento muy interesante de las relaciones entre lo religioso y lo humano, porque lo tuvimos aquí precisamente para hablar de este libro. Decía hasta qué punto es necesaria la interrelación de lo religioso y lo político, pero sin llegar a extremismos.

-Sí, la tesis es la de una “coimplicación”: él no defiende la unión total de los dos factores, porque si no hay distinción entre ellas hay totalitarismo.

-El ejemplo del nacionalcatolicismo en este país lo hemos tenido muy reciente…

-Pero tampoco defiende la absoluta separación entre la esfera religiosa y la política, porque tampoco sería real. Dos círculos que en una parte se tocan… Esta intersección puede ser vivida de forma negativa, pero también positiva. ¿Cuál es el gran peligro para él? Ver cada día en los periódicos que lo religioso quiere dictar las normas civiles y, al contrario, cuando lo político quiere invadir el terrano religioso, de las convicciones personales.

-O recluirlas a un ámbito meramente privado, sin derecho a la presencia pública…

-Sí, son las dos opciones de la mala política: o intervenir las religiones u ocultarlas absolutamente.

-Como sucede en China con la Iglesia patriótica, que depende del gobierno…

-Exacto. Convertir a los religiosos en una extensión de los líderes modernos. Nombrarlos, etc. Las relaciones entre religión y política, en fin, son complejas. No se pueden reducir a una mera fórmula.

-Ni a un concordato concreto…

-Es un tema que merece un estudio a fondo.

-Al siguiente autor también lo conocemos. Ha estado aquí con este libro, que habéis presentado en Madrid con mucho éxito: el hinduismo ya no es ese gran desconocido.

-Nosotros intentamos de vez en cuando publicar introducciones, ese género mediante el que alguien en ciento cincuenta páginas explica ordenadamente un concepto. En este caso, una corriente espiritual que se conoce poco.

-Y si gusta, se podrá profundizar en otros libros…

-Es bueno hacer pedagogía, ilustrar con otro lenguaje, menos experto, acerca de lo sagrado. Hubo la ocación de publicar este texto sobre el hinduismo, que es una aproximación hecha por alguien que vive esa religión desde dentro, pero que, cuando escribe sobre esta tradición, no hace apología. Un texto apologético en Fragmenta no tiene lugar, pues no se trata de convencer a nadie, sino de dar instrumentos. Explicar para que el lector comprenda una tradición milenaria tan influyente en la Historia del mundo, no para que “se apunte”. El hinduismo ha acuñado formas para hablar de y vivir lo sagrado que pueden ser absolutamente útiles para formarnos en cualquier fe. Es bueno poder disponer de un texto así.

-El último de los cinco libros es el más diferente, creo yo. Amador Vega, Libro de Horas de Beirut. No es antropológico, no es una introducción a una confesión religiosa… ¿Qué es?

-Es un libro de otro género. Es literatura. Escrito por un catedrático de Estética de la Universidad P.Fabra, es estudioso de la mística y de la estética de la religión. Desde la figura de Ramón Llull, se ha especializado en la fenomenología de la religión y, con este bagaje de fondo, ha hecho un libro de viajes. Un dietario de lo que acontece en una larga estancia de Siria a Grecia.
Como en todo viaje exterior, también viaja el alma. No sólo cambia la geografía física, sino que también pasan cosas dentro y esos grandes temas que aparecen en otros libros de este esteta (lo sagrado en lo contemporáneo, lo sagrado en las formas profanas de lo contemporáneo, en fin…) afloran a lo largo de las páginas de un recorrido que no es mero turismo, sino lo contrario: un viaje profundo.

-Con este libro de viajes volvemos al comienzo de la conversación: a la búsqueda del camino exterior pero también interior.

-Las religiones han trabajado mucho este tema del viaje, porque no es otra cosa que dar una traducción física al itinerario interior. Es el doble nivel de los seres espirituales y al mismo tiempo encarnados entre lo exterior e interior.

-El camino de Emaús…

-Exacto. El camino a lo largo del que surgen las preguntas y las respuestas.

-Y el aliento del corazón, que es a través del que reconocen a Jesús: no sólo por las palabras de él, sino por lo que sentían ellos mientras caminaban.

-Lo físico y lo metafísico está ligado y, cuando se camina, se ve claro. El “Dios interior” también necesita cuerpo, porque somos espacio y tiempo.

-Ignasi Moreta, editor de Fragmenta. Siempre es un placer, lo sabes. La pena es que vienes bastante poco y tenemos que condensar.

-Cada vez que vengo tengo una cita en RD. Es un espacio muy agradable.

 Otros titulares:

-Ser religioso es no conformarse con lo que hay e indagar

-La religión siempre surge de la incomodidad con una serie de cosas que pensamos que no van más allá

-No hay que entender la religión como una bandera

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