No es una caza de brujas. Ese argumento han querido dejarlo claro desde el Ayuntamiento de Ciudad del Cabo, que ha clausurado la primera mezquita pro gay solo unos días después de haber abierto sus puertas en la capital. La aceptación de la comunidad LGBT y la igualdad entre hombres y mujeres para predicar y rezar eran sus mayores señas de identidad y le habían valido las críticas de una parte de la comunidad musulmana en la zona. La polémica había sonado con fuerza, pero desde el Ayuntamiento insisten en que estas consideraciones no han tenido nada que ver con la decisión y que el local se ha cerrado por incumplir varias normas municipales.

“Este es un asunto emotivo; algunos concejales que son musulmanes querían defender este tema con más vigor que los que no lo son, pero el asunto de fondo es que tenemos que asegurar que se cumplen las normas”, ha declarado a la BBC el concejal Ganief Hendricks, del partido islamista Al Jama-ah. Concretamente, el consistorio señala que el promotor de la mezquita, Taj Hargey, no había solicitado el cambio de uso del edificio de almacén a mezquita. Además, las normas municipales señalan que los edificios de culto deben disponer de una plaza de aparcamiento por cada diez creyentes en las instalaciones, pero Hendricks señala que no hay ninguna plaza de aparcamiento. “Hay cuestiones de sanidad y seguridad a considerar antes de montar una mezquita”, ha señalado el concejal. Hargey, por su parte, ha declarado que pensaba que todo estaba en orden. El papeleo podría llevar ahora hasta seis meses.

Taj Hargey es un imán y profesor de Estudios Islámicos e historia de África en la Universidad de Oxford y había anunciado la apertura de la mezquita para los creyentes de mente abierta. Sobre la homosexualidad había afirmado que no la comparte, pero que no iba a condenar a ningún homosexual y que todos estaban invitados a unirse a los rezos.

Fuente Ragap

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