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¿Qué significaba el triángulo invertido rosa?

Martes, 16 de julio de 2019
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El triángulo invertido rosa fue un símbolo con el que se identificó a los homosexuales en la Segunda Guerra Mundial. Ahora es un símbolo de activismo LGBT+.

El periodo comprendido entre los años 1939 y 1945 ha pasado a la historia como una de las épocas más trágicas en la historia de la humanidad. El mundo entero había centrado su atención en el problema bélico que existía entre las principales potencias del mundo y en los estragos que esta ocasionaba. La Segunda Guerra Mundial había cobrado la vida a millones de personas en todo el mundo. Personas cuyo único ‘delito’ era pertenecer al pueblo judío, oponerse a los ideales del nazismo o pertenecer a la comunidad LGBT+.

Todos los que fueron perseguidos e introducidos a los campos de concentración eran identificados con triángulos invertidos de diferentes colores. Los enemigos políticos se identificaban con el rojo, los criminales con verde, los inmigrantes con azul, los testigos de Jehová con morado y los homosexuales con rosa. Si estos también pertenecían a la comunidad judía, se le agregaba un triángulo color amarillo que apuntaba hacia arriba, formando una figura similar a la estrella de David.

Triángulo-invertido-rosa-2-696x933Esquema con el que identificaban a los presos en los campos de concentración. / Foto: ALF (Pincha para agrandarla)

¿Por qué se perseguía a los homosexuales?

Antes de que el nazismo ascendiera al poder en la Democrática República de Weimar (hoy Alemania), la homosexualidad no era perseguida. Aunque el Párrafo 175 del Código Penal prohibía los actos sexuales entre dos hombres, estos tenían la libertad de expresarse moderadamente en público.

Sin embargo, con la llegada de Hitler al poder las cosas cambiaron. El Párrafo 175 sufrió modificaciones: ahora cualquier conducta homosexual era castigada con hasta 10 años de prisión. ¿Por qué? La homosexualidad era considerada un ‘mal’ que podía propagarse con facilidad entre la población, motivo por el que los gays estaban separados del resto de los presos. Además, esta orientación sexual era considerada como una muestra de degeneración racial.

 Muchos de los presos en cárceles fueron llevados a los campos se concentración para realizar trabajos forzados. El triángulo invertido rosa los ubicaba en la ‘clase’ más baja de todos los perseguidos. Entre torturas, hambre, enfermedades y maltratos vivieron los homosexuales durante la Segunda Guerra Mundial. Por estas condiciones, el índice de muerte en homosexuales fue superior al del resto de los prisioneros; se estima que 7 de cada 10 gays murieron en este periodo.

Después de concluida la Segunda Guerra Mundial, el triángulo invertido rosa dejó de ser un símbolo de persecución y tomó un significado de opresión y discriminación. La homosexualidad siguió siendo considerada una falta a la moral y un delito, pues el Párrafo 175 continuó vigente muchos años después de terminada la guerra.

Triángulo-invertido-rosa-4Monumento con el triángulo rosa invertido en Sitges, España. / Foto: Pinterest

Fue hasta 1978 cuando la bandera del Orgullo LGBT+ reemplazó al triángulo rosa como símbolo de la diversidad sexual. Esta, a través de sus colores, mandaba un nuevo mensaje al mundo entero: vida, salud, luz, naturaleza, serenidad y espíritu. A pesar de esto, el triángulo rosa sigue siendo utilizado como un símbolo de activismo LGBT+.

En varias ciudad del mundo, como en Ámsterdam, San Franscisco y Tel Aviv, se han erigido diversos monumentos con este símbolo como memorial para las víctimas de la Segunda Guerra Mundial. Además, es un recordatorio para seguir luchando por la igualdad de los derechos humanos.

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“Homomonument”, en Ámsterdam, recuerda a las víctimas homosexuales de la Segunda Guerra Mundial. / Foto: Out Traveler

 Con información de EcuRed, Gizmodo y Diario Vasco , vía SoyHomosensual

General, Historia LGTBI, Homofobia/ Transfobia. , , ,

“Holocausto. Memoria y reparación”, por Ramón Martínez

Miércoles, 1 de febrero de 2017
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israel-levanta-el-primer-monumento-a-los-gaysInteresante artículo que publica en Cáscara amarga:

Reconocernos en los hombres y mujeres que llevaron bordados al pecho triángulos rosas y negros.

¿Para cuándo un gran mea culpa que reconozca los errores propios y no trate de ubicar en el otro malvado toda responsabilidad por la homofobia, transfobia y bifobia?

El pasado viernes se conmemoraba el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto. Un 27 de enero, como aquel de 1945 en que fue liberado el campo de concentración de Auschwitz. Setenta y dos años después los actos de homenaje se han sucedido en todas las ciudades del planeta.

Llevamos a cabo un ejercicio de memoria imprescindible, e intentamos así concienciarnos de todos los horrores que se sucedieron durante el exterminio, con la intención de que, aprendiéndolos, podamos tratar de evitar que vuelvan a producirse. Recordamos al pueblo judío, al pueblo gitano, a otros muchos pueblos perseguidos, asesinados. Recordamos a lesbianas, gais, bisexuales y transexuales internados en campos de concentración.

800px-bundesarchiv_bild_146-1993-051-07_tafel_mit_kz-kennzeichen_winkel_retouchedEl número de muertos es incalculable. Quizá fueron más de once millones de personas. Seis millones de judíos y judías. Puede que más de cien mil personas no heterosexuales. Pero yo en esta fecha no dejo de indignarme: me pregunto si realmente lo estamos recordando todo; si es posible que el relato del Holocausto haya olvidado alguna cuestión clave.

La Historia nos dice que los ejércitos americano y ruso fueron liberando campos, antes de dividir Alemania. Pensamos, así, que todas las personas que allí estaban apresadas salieron libres, que el pueblo judío salió, diezmado, de los campos de concentración y consiguió al fin formar su estado en Israel. Pero la liberación no fue tal para todos los prisioneros. Muy al contrario, muchas de las lesbianas, gais, bisexuales y transexuales que consiguieron sobrevivir a nuestro particular Holocausto salieron de los campos… para entrar en las cárceles.

Mientras que en Inglaterra es conocido el caso de Alan Turing, condenado a la castración química y, con ello, a un suicido socrático por la misma ley que años antes llevó a la cárcel a Wilde, en los territorios “liberados” no se otorgó ninguna libertad a las personas no heterosexuales.

En Francia siguió vigente hasta 1982 la reforma realizada por el gobierno de Vichy, que elevaba la edad de consentimiento homosexual hasta los 21 años, a diferencia de la norma 47-artc3adculo-175-la-infamia-del-siglo-kurt-hillergeneral, fijada en los 15. Por su parte, en la mayor parte de los länders alemanes siguió siendo penalizada la homosexualidad a través del mismo artículo 175 que había reformado el nazismo: hasta 1968 en la zona oriental y hasta la 1969 en la occidental, aunque otros aspectos legales seguirían siendo discriminatorios hasta incluso después de caído el muro y, de forma reiterada, se denegó hasta muy recientemente la consideración de las personas LGTB como víctimas del Holocausto: seguíamos siendo delincuentes.

Por todo esto no deja de sorprenderme de una manera bastante incómoda que hoy, cuando ya casi podemos considerar plenamente reconocida nuestra ciudadanía, se nos invite, en tanto que personas no heterosexuales, a los actos de homenaje a las víctimas de una de las mayores barbaries que ha provocado y padecido la humanidad; porque nos invitan a este evento las mismas instituciones, aparentemente limpias de toda mácula, que perpetuaron -por omisión, si se quiere- la discriminación que hoy condenan fervientemente… pero sin reconocer su considerable responsabilidad en las décadas de intolerancia que siguieron a la intolerancia absoluta. ¿Para cuándo un gran mea culpa que reconozca los errores propios y no trate de ubicar en el otro malvado toda responsabilidad por la homofobia, transfobia y bifobia?

Hay también otra cuestión que me suscita un pensamiento, y creo que puede resultar útil para la reflexión activista. Es interesante observar cómo un pueblo tradicionalmente estigmatizado como el judío consiguió, tras el Holocausto, ver reconocido su estatus de víctima y obtuvo una reparación: el actual estado de Israel. ¿Cómo es posible, entonces, que nosotros y nosotras, lesbianas, gais, bisexuales, transexuales y demás personas que nos acompañan en la Diversidad Sexual y de Género, hayamos tardado tanto -si es que lo hemos conseguido- en que se nos reconozca como víctimas del exterminio?

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Creo que la clave descansa en ese concepto de ‘pueblo’, que denota una conciencia de grupo, de colectivo, que aún nos falta por desarrollar. El judaísmo es un pueblo, dispone de una genealogía, unas tradiciones, un sentimiento de hermandad entre sus integrantes. En nuestro caso, si es que los tenemos -que esa es otra cuestión- olvidamos generación tras generación nuestros rasgos identitarios: las tradiciones de las personas no heterosexuales del pasado se pierden en la niebla de la Historia y las actuales reivindicaciones suelen construirse sin la guía iluminadora de una genealogía dignificadora.

Creo que por eso se construye tan deficientemente la demanda de derechos y resulta tan complicado el desarrollo de un discurso reivindicativo fuerte y unívoco en sus polifonías. En nuestro movimiento por nuestras libertades no parece interesarnos demasiado nuestra historia, y quizá haya llegado el momento de cambiar eso.

«Lo que está hecho no se puede deshacer, pero uno puede prevenir que vuelva a suceder», decía Ana Frank. Y para prevenirlo, hay que conocer los hechos, y reconocernos en los hombres y mujeres que llevaron bordados al pecho triángulos rosas y negros. Y trabajar por un mundo distinto, alejado de los horrores. Como escribió la niña del diario, «no pienso en toda la miseria, sino en la belleza que aún permanece»

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Polémica en EEUU por una marca de ropa que vende una tela que recuerda a los uniformes de los presos homosexules en los campos nazis.

Martes, 17 de febrero de 2015
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triangulo-rosa-urban-outfitters¿Cuándo se van a dar cuenta de que ni somos sus chistes, ni menos sus negocios?

Esta tela, que ha causado una gran indignación, la ha puesto a la venta en Estados Unidos la marca de ropa Urban Outfitters, y  recuerda a los uniformes con que los nazis marcaban a los homosexuales en los campos de concentración durante el Holocausto. La ONG estadounidense Liga Anti-Difamación (ADL) instó a la marca Urban Outfitters a sacar de la venta esta tela a rayas gris y blanca con triángulos de color rosa que “recuerda extrañamente” a los uniformes que los presos homosexuales se vieron obligados a llevar en los campos de concentración nazis, según denunció en un comunicado.

La tela para tapicería fue encontrada en una  tienda de Urban Outfitters en la ciudad de Boulder, Colorado, y se vende por $ 69 (61 euros), como parte de la línea de decoración de interiores de la marca. Como se ve en la fotografía, tiene un diseño de rayas blancas y grises horizontales, acompañada de un triángulo rosa invertido. Un cliente la vio en una de las tiendas de Colorado al precio de 69 dólares  y la compartió en las redes sociales.

tela-triangulosLa Liga Antidifamación, encargada de denunciar casos de anti semitismo, ha ha emitido un comunicado de protesta tras la publicación de las imágenes de la manta, que han corrido por las redes sociales. “Tanto si es intencionado como si no, este patrón gris y blanco a rayas combinado con triángulos rosas es profundamente ofensivo y no debería ser comercializado en la cultura popular”, manifiesta Abraham H. Foxman, director de la Liga Antidifamación y superviviente del holocausto, en una carta dirigida a Richard Hayne, representante de la marca. “Instamos a Urban Outfitters a que elimine inmediatamente de sus tiendas y de su web este producto que recuerda a la ropa que imponían a las víctimas del Holocausto”, añade.

En los campos de exterminio, donde cada prisionero llevaba un triángulo de distinto color invertido bordado en su ropa para designar la razón de su encierro, los homosexuales llevaban un distintivo rosa. En las últimas décadas, el triángulo ha sido en ocasiones usado como símbolo del activismo LGBT.

No es la primera vez que la marca genera polémica. En 2012, fue una remera amarilla con una estrella en el bolsillo la que fue motivo de repudio en las redes sociales. Meses atrás vendieron un sweater con manchas de sangre y la inscripción “Kent State University” que aludía una masacre ocurrida en esta universidad de EEUU. Además, una remera con un “Jesús borracho” y medias de Ganesha provocaron el enojo de grupos cristianos e hindúes.

En agosto pasado, fue la marca española Zara la que provocó una catarata de críticas en las redes sociales por una prenda con rayas y una estrella amarilla.

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