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La policía de Uganda detiene a 127 personas y acusa a 75 después de una redada en un bar gay

Viernes, 15 de noviembre de 2019
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las-imagenes-muestran-a-la-policia-ugandesa-arrestando-a-127-personas-en-un-bar-gay-friendly-porfumar.jpgAlrededor de 127 ugandeses en un bar gay-friendly supuestamente arrestados por “fumar”.

Docenas de ugandeses sentados con las piernas cruzadas, la policía patrullando a su alrededor, frente al bar RAM en la capital del país, después de una redada policial.

La policía y los soldados irrumpieron en un bar gay en Uganda este lunes pasado, arrestando a unos 120 clientes por “frecuentar un lugar de fumadores”.

RAM Bar, en el distrito central de la capital, ha servido durante años como un espacio subterráneo gay-friendly para los ciudadanos de Kampala. En un país atrapado por la legislación homofóbica y una creciente división pública sobre los derechos de los LGBT+, era un santuario poco común cada domingo por la noche.

El bar está situado en el distrito de negocios de la ciudad, rodeado por otros clubes y empresas de consultoría. Pero los que iban a los bares se derramaron en Hannington Road, rodeados de policías armados, soldados del ejército y oficiales de la Unidad de Defensa Local en las primeras horas, según los medios de comunicación locales.

127 personas sospechosas de fumar sustancias prohibidas fueron arrestadas anoche en una redada policial en un bar de la calle Hannington. 2 liberados, 125 para comparecer ante el tribunal hoy. La comunidad LGBTQ ha llamado a esto un ataque a su libertad, ya que un gran número de ellos fueron arrestados en la redada. Las imágenes mostraban a los clientes acurrucados en el suelo, tratando desesperadamente de cubrirse la cara agarrando mochilas mientras las fuerzas de seguridad los rodeaban. La realidad es que la redada se fraguo por ser el bar de un ambiente gay. Hoy se ha confirmado que 75 personas serán acusadas de actos homosexuales.

Los activistas sobre el terreno dijeron al portal PinkNews que el incidente tuvo lugar alrededor de las 2 de la mañana del lunes. Mientras que las autoridades afirmaron que se incautaron narcóticos en el bar durante la operación. Los estupefacientes están prohibidos en virtud de la Ley de estupefacientes y sustancias psicotrópicas de 2019. Patrick Onyango, portavoz de la Policía Metropolitana de Kampala, dijo que no conocían a ningún cliente LGBT+, según dijeron a la BBC.

Las 127 personas arrestadas iban a la Comisaría Central de Policía, dijeron los activistas. Dos fueron liberados, mientras que 125 comparecieron hoy ante el tribunal. El activista también denunció a PinkNews que los que siguen bajo custodia policial están “hambrientos e indefensos”.

El bar RAM, con su techo cubierto de hierba y sus luces fluorescentes en el piso de la discoteca, abría todos los días. Pero durante seis horas cada domingo, los lugareños  acuden en masa al pub. Un defensor describió el local como un “lugar de paseo popular donde las personas LGBTI de todas las razas se reúnen pacíficamente para divertirse”.

Este espacio ha sido un salvavidas para los ugandeses LGBT+, que han sido acosados por la violencia de la policía estatal y del público durante años. Pero en el último año, la comunidad ha visto a activistas ser apaleados con machetes y arrestados en Kampala después de que una turba anti-gay rodeara su oficina con un fuerte aumento de la violencia anti-LGBT+.

Más aún, los ministros afirmaron un supuesto plan para traer de vuelta la “Ley de Matar a los Gays”. Una medida que habría aplicado la pena de muerte al sexo gay. Recordamos que Uganda vuelve a castigar la homosexualidad con penas de cárcel y quieren castigarlo con la pena de muerte. Un portavoz de la policía ha negado que la redada fuera contra el colectivo LGTB.

Un abogado de los derechos humanos ha informado que 50 de los arrestados fueron puesto es libertad, y una activista por los derechos de los homosexuales ha comunicado que el bar donde se produjo la redada, se suele usar para promocionar programas de salud. Solo quieren silenciarnos como comunidad.

Los 67 acusados podrían enfrentar hasta un año de prisión si se los encuentra culpables, dijo un abogado del grupo Patricia Kimera.

El activista LGBT + Raymond Karuhanga dijo a Reuters que los arrestos son “solo un ataque homofóbico. Estas eran personas en un club, ni siquiera en las calles”, dijo. “Se estaban divirtiendo, escuchando música. Luego arrestas a casi 130 y los acusas de ser una molestia pública … Solo quieren silenciarnos como comunidad “.

La policía afirmó que no sabían que RAM Bar era conocido como un espacio amigable para los homosexuales y dijo que las personas estaban detenidas bajo la Ley de Control del Tabaco y negaron que estén apuntando a personas homosexuales. “No los estamos atacando y no lo haremos”, dijo el portavoz policial Patrick Onyango. “Lo que escuchó en la corte son los cargos (de molestia común) que el fiscal estatal presentó”.

Las imágenes desgarradoras de la redada policial que se publicaron en línea a principios de esta semana mostraron a los clientes aterrorizados encogidos en el suelo y escondiendo sus rostros con mochilas mientras la policía los rodeaba.

La noticia de los arrestos es particularmente escalofriante para la comunidad LGBT + de Uganda después de las recientes afirmaciones de que la infame ley “Matar a los gays”, que implementaría la pena de muerte para las personas homosexuales, podría reintroducirse.

El ministro de ética e integridad de Uganda, Simon Lokodo, anunció planes el mes pasado para volver a presentar el proyecto de ley, que fue presentado por primera vez hace varios años pero no fue promulgado.

Sin embargo, un portavoz del presidente luego negó que impondría la pena de muerte para las personas homosexuales y dijo que el castigo actual de cadena perpetua “ya maneja problemas de comportamiento sexual antinatural”.

La difícil situación del colectivo LGTB en Uganda

La homosexualidad ya es ilegal en Uganda. La situación de las personas LGTB en Uganda es muy complicada. El artículo 145 del Código Penal castiga con penas que pueden llegar hasta la cadena perpetua a aquellos que «tengan conocimiento carnal contra natura con otra persona». El mero intento de mantener relaciones homosexuales o lo que se denominan «prácticas indecentes» se castiga con hasta siete años de prisión.

Hace un mes, el ministro de seguridad de Uganda había llamado “terroristas” a las personas LGBT+ en un visceral ataque contra un candidato presidencial y sus partidarios. Pero, en un paso màs de esta escalada homófoba, la semana pasada, el gobierno de Uganda anuncio que las condenas con pena de muerte volverán a ser vigentes, cinco años después de que las anularan. Según fuentes, con esto quieren frenar el aumento de relaciones sexuales no naturales del país.

En agosto, una mujer LGTBI que buscó asilo en el Reino Unido y fue deportada a Uganda -donde el sexo gay es ilegal- ha contado cómo fue perseguida y violada en grupo a causa de su sexualidad. La mujer, conocida sólo como PN, regresó al Reino Unido el lunes 5 de agosto después de que el Tribunal Supremo dictaminara que la decisión de rechazar su solicitud de asilo era ilegal.

El año pasado el Orgullo LGTB de Uganda tuvo que ser cancelado tras amenazar el Gobierno de este país africano con detenciones masivas. Unas amenazas que, unidas al antecedente de 2016 (cuando la policía ugandesa interrumpió la celebración y detuvo a varios activistas), llevaban a los activistas LGTB ugandeses a dar prioridad a su seguridad.

Pero esta durísima normativa no parece satisfacer a los LGTBfobos. La presidenta del Parlamento, Rebecca Kadaga, insistía también en reintroducir un proyecto de ley que endurecía el trato penal a la homosexualidad, con la pretensión de establecer la pena de muerte en determinados casos, y a la cual ella misma llegó a llamar «un regalo de Navidad». El proyecto fue aprobado por el Parlamento en diciembre de 2013, pero finalmente fue invalidado por el Tribunal Constitucional a causa de una falta de procedimiento: se había votado sin el quórum necesario.

Y aunque por el momento parece que este proyecto ha quedado aparcado, lo que no dejan de sucederse son los ataques a la libertad de reunión y asociación. En 2015, de hecho, se aprobó una ley, y esa sí está en vigor, que permite al gobierno tener un control férreo sobre las ONG y asociaciones del país, pudiendo no autorizar sus actividades e incluso disolverlas si no se adecuan al «interés público» o si son «contrarias a la dignidad del pueblo de Uganda». Las asociaciones LGTB ya avisaron de su peligro, ya que los activistas que trabajen en una organización que no cuente con el visto bueno del gobierno pueden llegar a ser encarcelados. Ello supone llevar la lucha por los derechos LGTB a la ilegalidad.

Por fortuna,  el Tribunal Constitucional de Uganda aliviaba un poco la presión a finales de 2016, al declarar contraria a derecho la normativa que impedía a determinados grupos, marcados en la ley como «inmorales o socialmente inaceptables», la posibilidad de reclamar ante la Comisión de Igualdad de Oportunidades en los casos de discriminación. Entre los colectivos señalados tan ignominiosamente se encontraban el de las personas LGTBI (para quienes fue diseñada especialmente la norma), los trabajadores del sexo o las personas que viven con el VIH. Pero conviene tener en cuenta que no todo depende del marco jurídico: la sociedad civil ugandesa también es fuente de ataques homófobos. Un ejemplo es el intento de linchamiento a un grupo de hombres homosexuales o los ataques que reciben los activistas que intentan llevar adelante la lucha.

La valiente e importantísima labor del activismo LGTB de este país se veía reconocida, en todo caso, a finales de 2017, cuando el Gobierno Vasco reconocía con el Premio René Cassin 2017 el activismo LGTB de la asociación africana Sexual Minorities Uganda.

En fin, si ponemos en el buscador el nombre de Uganda… el horror es cotidiano.

Fuente Pink News/Cristianos gays

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La policía ugandesa detiene a dieciséis personas acusadas de homosexualidad, en pleno recrudecimiento de la violencia LGTBfoba

Martes, 29 de octubre de 2019
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uganda-1758988_960_720La persecución LGTBfoba se recrudece en Uganda. El anuncio de un ministro de reabrir el debate sobre la pena de muerte para las relaciones entre personas del mismo sexo ha desatado una oleada de violencia, que se ha saldado con numerosos miembros de la comunidad heridos o arrestados y al menos uno asesinado. En la última redada de la que se tiene constancia, la policía detuvo a dieciséis personas acusadas de homosexualidad, que fueron sometidas a la tortura de los exámenes anales y posteriormente puestas en libertad. El Parlamento Europeo ha aprobado una resolución expresando su preocupación por la situación.

El pasado agosto, el Gobierno volvía a poner en el punto de mira a la comunidad LGTBI ugandesa, una de las más perseguidas de África. Se relanzó entonces la posibilidad de reformar el código penal para castigar con la pena de muerte las relaciones homosexuales, una brutal medida que ya se intentó implementar en 2013. Un defecto de forma provocó su anulación por el Tribunal Constitucional del país, pero la legislación sigue castigando los delitos «contra natura» con penas que pueden llegar hasta la cadena perpetua.

El pasado 11 de octubre, el ministro de Ética e Integridad Simon Lokodo anunciaba que antes de fin de año se aprobaría una reforma para implantar la pena capital para las relaciones entre personas del mismo sexo y cárcel para la «propaganda homosexual». Aunque el Gobierno desmintió el plan, uno de los diputados que apoya la medida afirmó que la presentaría de todas formas en el Parlamento a título particular.

La atmósfera de renovada hostilidad social e institucional contra la comunidad LGTBI se ha traducido en un aumento de las agresiones homófobas y tránsfobas. Al menos una de ellas se ha saldado con una víctima mortal, la del activista Brian Wasswa, que murió en el hospital un día después de recibir una brutal paliza en su propio domicilio. Ocurría a principios de este mes. Pocos días después, dos mujeres trans eran salvajemente golpeadas a la salida de una discoteca. Los autores divulgaron vídeos de la agresión por las redes sociales.

La lista no acaba aquí: recientemente también se producía una agresión por parte de un oftalmólogo a una paciente lesbiana, con la que sospechaba que su hija mantenía una relación. La víctima sufre una fractura craneal grave tras ser golpeada con una barra de hierro. El domingo pasado, otra turba homófoba atacaba un centro de acogida para refugiados LGTBI en Kampala, la capital del país, provocando heridas graves a uno de los residentes. La organización avisó a la policía, que en lugar de proteger a las víctimas del ataque, arrestó a dieciséis personas que fueron acusadas de crímenes «contra natura»

Los activistas denuncian que los detenidos fueron sometidos a exámenes anales, unas prácticas consideradas tortura, para determinar si habían mantenido relaciones homosexuales. Como prueba de los presuntos delitos, se incautaron de preservativos, lubricantes y medicación antirretroviral. Los arrestados fueron puestos en libertad bajo fianza el pasado jueves, aunque la investigación policial sigue abierta.

La gravedad de la situación ha llegado hasta el Parlamento Europeo. La cámara aprobaba el pasado jueves una resolución para pedir a Uganda que no endurezca el código penal y que revise las leyes que criminalizan la homosexualidad. El texto salió adelante con 521 votos a favor, cuatro en contra y 110 abstenciones, entre ellas las de los tres eurodiputados de Vox. El resto de eurodiputados españoles presentes apoyó la resolución.

La difícil situación del colectivo LGTB en Uganda

La situación de las personas LGTB en Uganda es muy complicada. El artículo 145 del Código Penal castiga con penas que pueden llegar hasta la cadena perpetua a aquellos que «tengan conocimiento carnal contra natura con otra persona». El mero intento de mantener relaciones homosexuales o lo que se denominan «prácticas indecentes» se castiga con hasta siete años de prisión. El año pasado el Orgullo LGTB de Uganda tuvo que ser cancelado tras amenazar el Gobierno de este país africano con detenciones masivas. Unas amenazas que, unidas al antecedente de 2016 (cuando la policía ugandesa interrumpió la celebración y detuvo a varios activistas), llevaban a los activistas LGTB ugandeses a dar prioridad a su seguridad.

Pero la durísima normativa no parece satisfacer a los LGTBfobos. La presidenta del Parlamento, Rebecca Kadaga, insistía en 2016 en reintroducir un proyecto de ley que endurecía el trato penal a la homosexualidad, con la pretensión de establecer la pena de muerte en determinados casos, y a la cual ella misma llegó a llamar «un regalo de Navidad». El proyecto había sido aprobado por el Parlamento en diciembre de 2013, pero finalmente fue invalidado por el Tribunal Constitucional a causa de una falta de procedimiento: se había votado sin el quórum necesario.

Lo que no dejan de sucederse son los ataques a la libertad de reunión y asociación. En 2015, de hecho, se aprobó una ley, y esa sí está en vigor, que permite al gobierno tener un control férreo sobre las ONG y asociaciones del país, pudiendo no autorizar sus actividades e incluso disolverlas si no se adecuan al «interés público» o si son «contrarias a la dignidad del pueblo de Uganda». Las asociaciones LGTB ya avisaron de su peligro, ya que los activistas que trabajen en una organización que no cuente con el visto bueno del gobierno pueden llegar a ser encarcelados. Ello supone llevar la lucha por los derechos LGTB a la ilegalidad.

Por fortuna,  el Tribunal Constitucional de Uganda aliviaba un poco la presión a finales de 2016, al declarar contraria a derecho la normativa que impedía a determinados grupos, marcados en la ley como «inmorales o socialmente inaceptables», la posibilidad de reclamar ante la Comisión de Igualdad de Oportunidades en los casos de discriminación. Entre los colectivos señalados se encontraban el de las personas LGTBI (para quienes fue diseñada especialmente la norma), los trabajadores del sexo o las personas que viven con el VIH. Pero conviene tener en cuenta que no todo depende del marco jurídico: la sociedad civil ugandesa también es fuente de ataques homófobos.

Un ejemplo es el intento de linchamiento a un grupo de hombres homosexuales o los ataques que reciben los activistas que intentan llevar adelante la lucha.. Los nuevos casos que recogemos ahora son una muestra de que la violencia social no solo sigue muy presente, sino que incluso se recrudece al calor de la hostilidad institucional.

La valiente e importantísima labor del activismo LGTB de este país se veía reconocida, en todo caso, a finales de 2017, cuando el Gobierno Vasco reconocía con el Premio René Cassin 2017 el activismo LGTB de la asociación africana Sexual Minorities Uganda.

En fin, si ponemos en el buscador el nombre de Uganda… el horror es cotidiano.

Fuente Dosmanzanas

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Uganda volverá a condenar a los homosexuales a la pena de muerte

Miércoles, 16 de octubre de 2019
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índiceHace unos días, el ministro de seguridad de Uganda había llamado “terroristas” a las personas LGBT+ en un visceral ataque contra un candidato presidencial y sus partidarios. Pero, en un paso màs de esta escalada homófoba, la semana pasada, el gobierno de Uganda anuncio que las condenas con pena de muerte volverán a ser vigentes, cinco años después de que las anularan. Según fuentes, con esto quieren frenar el aumento de relaciones sexuales no naturales del país.

Uganda, donde las relaciones llamadas “contra natura” son castigadas con cadena perpetua por una ley de la época de la colonización británica, adoptó en diciembre de 2013 una nueva legislación que reprime sobre todo la “promoción de la homosexualidad” y vuelve obligatoria la denuncia de homosexuales.

Simon Lokodo, ministro de Ética e Integridad del país, comunico a Reuters Foundation que la homosexualidad no es natural en la cultura de los ugandeses. Según Lokodo, “las personas gay han hecho ‘reclutamientos’ en los colegios, sobre todo en los más jóvenes, creando la falsedad de que la gente nace gay”.

Actualmente el Código Penal de Uganda está limitado, solo el acto homosexual esta criminalizado. Lokodo ha explicado que el gobierno quiere aclarar que toda persona que se dedique a promocionar o reclutar para cualquier cosa relacionada con la homosexualidad, deben ser condenados a muerte.

Se espera que esta ley, respaldada por el presidente del país, Yoweri Museveni, vuelva a estar en vigor antes de que acabe el año, su votación se producirá en las próximas semanas.

Uganda, no es el único país africano que castiga duramente la homosexualidad. Las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo se siguen considerando tema tabú, el considerado un delito muy grave, en algunos países siguen aplicando la ley colonial británica, en la que especifica que el sexo homosexual se castiga con cadena perpetua.

La respuesta por parte de los partidarios de los derechos LGTB, han informado que volver a criminalizar a los homosexuales solo va a provocar ataques contra los homosexuales. Ya en su momento, cientos de personas LGTB se vieron obligados a huir del país y ahora se espera que vuelva a ocurrir lo mismo.

Lokodo, ha expresado que existe cierta preocupación por la reacción internacional ante este movimiento de su gobierno. Pero ha afirmado que no se asustaran ante el chantaje.

En otros países los movimientos para restringir los derechos LGTB han provocado protestas y sanciones de otros países. En Brunei, tuvieron que extender una moratoria sobre la pena de muerte a quienes practicaran sexo homosexual, por la condena de celebridades por la ley de azotar y lapidar hasta la muerte. En Tanzania, unas declaraciones de un funcionario el año pasado, llevaron a la retención de nueve millones de euros en ayudas por parte de Dinamarca.

La difícil situación del colectivo LGTB en Uganda

La situación de las personas LGTB en Uganda es muy complicada. El artículo 145 del Código Penal castiga con penas que pueden llegar hasta la cadena perpetua a aquellos que «tengan conocimiento carnal contra natura con otra persona». El mero intento de mantener relaciones homosexuales o lo que se denominan «prácticas indecentes» se castiga con hasta siete años de prisión.

El año pasado el Orgullo LGTB de Uganda tuvo que ser cancelado tras amenazar el Gobierno de este país africano con detenciones masivas. Unas amenazas que, unidas al antecedente de 2016 (cuando la policía ugandesa interrumpió la celebración y detuvo a varios activistas), llevaban a los activistas LGTB ugandeses a dar prioridad a su seguridad.

Pero esta durísima normativa no parece satisfacer a los LGTBfobos. La presidenta del Parlamento, Rebecca Kadaga, insistía también en reintroducir un proyecto de ley que endurecía el trato penal a la homosexualidad, con la pretensión de establecer la pena de muerte en determinados casos, y a la cual ella misma llegó a llamar «un regalo de Navidad». El proyecto fue aprobado por el Parlamento en diciembre de 2013, pero finalmente fue invalidado por el Tribunal Constitucional a causa de una falta de procedimiento: se había votado sin el quórum necesario.

Y aunque por el momento parece que este proyecto ha quedado aparcado, lo que no dejan de sucederse son los ataques a la libertad de reunión y asociación. En 2015, de hecho, se aprobó una ley, y esa sí está en vigor, que permite al gobierno tener un control férreo sobre las ONG y asociaciones del país, pudiendo no autorizar sus actividades e incluso disolverlas si no se adecuan al «interés público» o si son «contrarias a la dignidad del pueblo de Uganda». Las asociaciones LGTB ya avisaron de su peligro, ya que los activistas que trabajen en una organización que no cuente con el visto bueno del gobierno pueden llegar a ser encarcelados. Ello supone llevar la lucha por los derechos LGTB a la ilegalidad.

Por fortuna,  el Tribunal Constitucional de Uganda aliviaba un poco la presión a finales de 2016, al declarar contraria a derecho la normativa que impedía a determinados grupos, marcados en la ley como «inmorales o socialmente inaceptables», la posibilidad de reclamar ante la Comisión de Igualdad de Oportunidades en los casos de discriminación. Entre los colectivos señalados tan ignominiosamente se encontraban el de las personas LGTBI (para quienes fue diseñada especialmente la norma), los trabajadores del sexo o las personas que viven con el VIH. Pero conviene tener en cuenta que no todo depende del marco jurídico: la sociedad civil ugandesa también es fuente de ataques homófobos. Un ejemplo es el intento de linchamiento a un grupo de hombres homosexuales o los ataques que reciben los activistas que intentan llevar adelante la lucha.

La valiente e importantísima labor del activismo LGTB de este país se veía reconocida, en todo caso, a finales de 2017, cuando el Gobierno Vasco reconocía con el Premio René Cassin 2017 el activismo LGTB de la asociación africana Sexual Minorities Uganda.

En fin, si ponemos en el buscador el nombre de Uganda… el horror es cotidiano.

Fuente Reuters/Cristianos Gays

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Una mujer de Uganda «renuncia» a su condición de lesbiana en televisión y una activista replica que «la religión es un veneno»

Jueves, 2 de agosto de 2018
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hqdefaultLa declaración negacionista de Val Kalende, hasta ahora abiertamente lesbiana y activista LGTB ugandesa, es un jarro de agua fría para la comunidad sexualmente diversa de este país africano, atenazado por una fuerte LGTBfobia social y de Estado. «Lo único que aprendí de ser lesbiana fue a ser una chica rebelde», dice entre otras cosas Kalende en su confesión televisiva (que tiene tintes religiosos, según ella misma reconoce y como también puede apreciarse claramente en la grabación). Todavía no se han pronunciado muchas organizaciones igualitarias en Uganda al respecto. Sin embargo, las entidades y los activistas que lo han hecho no ha sido para cargar contra ella, a la que en todo caso le han agradecido el esfuerzo realizado hasta ahora, sino para poner el foco en la moral religiosa LGTBfóbica. «La religión es un veneno», ha declarado la activista Stella Nyanzi. Con toda probabilidad, el caso de la supuesta «conversión» de Kalende será utilizado contra el colectivo LGTB por los grupos fundamentalistas cristianos.

«Yo era la oveja negra de la familia. Mi familia estaba enojada conmigo por ser lesbiana. Mis tíos, tías, primos, sobrinos y muchos amigos me rechazaron y me repudiaron», narraba en su aparición televisiva la hasta ahora activista Val Kalende. «Me quedé huérfana entre los 16 y los 17 años. Mis padres fallecieron a causa del VIH/Sida antes de que se descubrieran los antiretrovirales. Mi madre falleció más tarde, después de mi padre. Fui a otra casa. Es en esta casa donde me introdujeron a las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo», continúa el discurso de esta mujer.

Kalende cuenta que «me fue muy bien en la escuela y fui admitida en uno de los mejores colegios femeninos de Uganda. Me uní a St. Joseph Nsambya y allí conocí a muchas chicas que mantenían relaciones sexuales del mismo sexo». A raíz de ahí «conocí e hice muchas amigas y sabía o era parte de los entornos lésbicos. Pero, estoy sorprendida de que casi todas estén casadas y de que tengan familias felices y crecidas. Sin embargo, aquí todavía estoy yo con la carga de ser lesbiana. La chica a la que podría llamar mi primera relación a los 17 años está felizmente casada y tiene una familia. Lo único que aprendí de ser lesbiana fue a ser una chica rebelde». En este sentido, remata preguntándose «por qué el mundo nos obligó a convertirnos en chicas que no aman a los hombres».

A pesar de estas sorprendentes declaraciones, que se pueden resumir en su frase de «ya no soy lesbiana», Val Kalende lleva más de una década trabajando para organizaciones LGTB como Freedom y Roam Uganda o Sexual Minorities Uganda, entre otras. También estableció lazos con el activismo de otros países como los Estados Unidos, impartió conferencias en distintos países y publicó artículos en medios de masas reclamando la igualdad y los derechos humanos. Llegó a ser arrestada en alguna ocasión. Ahora, Kalende se aleja de todo este pasado, construido con esfuerzo y sacrificio, para dedicarse a construir su moral cristiana.

Ya en 2009, al visibilizarse mediáticamente como lesbiana, uno de esos medios recogió los intentos de su pastor de que realizara otra entrevista en la que admitiera haberse «convertido» en heterosexual por «un milagro». Algo que no hizo entonces, pero que ha acabado haciendo casi una década después.

Todavía no se han pronunciado muchas organizaciones igualitarias en Uganda al respecto. Sin embargo, las entidades y los activistas que lo han hecho no ha sido para cargar contra ella, a la que en todo caso le han agradecido el esfuerzo realizado hasta ahora, sino para poner el foco en la moral religiosa LGTBfóbica. «La religión es un veneno», ha declarado la activista Stella Nyanzi.

«Tal vez tenemos que averiguar qué causó esto en lugar de culparla. Permitámonos también abordar el odio dentro de la comunidad misma», defiende Mirakel Rakkaus Hossy (otra activista ugandesa que tuvo oportunidad de trabajar con Kalende), que agrega que «no podemos decir que ella fue un fraude».

Este es el vídeo completo en el que se registra la intervención de Kalende:

La difícil situación del colectivo LGTB en Uganda

La situación de las personas LGTB en Uganda es muy complicada. El artículo 145 del Código Penal castiga con penas que pueden llegar hasta la cadena perpetua a aquellos que «tengan conocimiento carnal contra natura con otra persona». El mero intento de mantener relaciones homosexuales o lo que se denominan «prácticas indecentes» se castiga con hasta siete años de prisión.

El año pasado el Orgullo LGTB de Uganda tuvo que ser cancelado tras amenazar el Gobierno de este país africano con detenciones masivas. Unas amenazas que, unidas al antecedente de 2016 (cuando la policía ugandesa interrumpió la celebración y detuvo a varios activistas), llevaban a los activistas LGTB ugandeses a dar prioridad a su seguridad.

Pero esta durísima normativa no parece satisfacer a los LGTBfobos. La presidenta del Parlamento, Rebecca Kadaga, insistía también en reintroducir un proyecto de ley que endurecía el trato penal a la homosexualidad, con la pretensión de establecer la pena de muerte en determinados casos, y a la cual ella misma llegó a llamar «un regalo de Navidad». El proyecto fue aprobado por el Parlamento en diciembre de 2013, pero finalmente fue invalidado por el Tribunal Constitucional a causa de una falta de procedimiento: se había votado sin el quórum necesario.

Y aunque por el momento parece que este proyecto ha quedado aparcado, lo que no dejan de sucederse son los ataques a la libertad de reunión y asociación. En 2015, de hecho, se aprobó una ley, y esa sí está en vigor, que permite al gobierno tener un control férreo sobre las ONG y asociaciones del país, pudiendo no autorizar sus actividades e incluso disolverlas si no se adecuan al «interés público» o si son «contrarias a la dignidad del pueblo de Uganda». Las asociaciones LGTB ya avisaron de su peligro, ya que los activistas que trabajen en una organización que no cuente con el visto bueno del gobierno pueden llegar a ser encarcelados. Ello supone llevar la lucha por los derechos LGTB a la ilegalidad.

Por fortuna,  el Tribunal Constitucional de Uganda aliviaba un poco la presión a finales de 2016, al declarar contraria a derecho la normativa que impedía a determinados grupos, marcados en la ley como «inmorales o socialmente inaceptables», la posibilidad de reclamar ante la Comisión de Igualdad de Oportunidades en los casos de discriminación. Entre los colectivos señalados tan ignominiosamente se encontraban el de las personas LGTBI (para quienes fue diseñada especialmente la norma), los trabajadores del sexo o las personas que viven con el VIH. Pero conviene tener en cuenta que no todo depende del marco jurídico: la sociedad civil ugandesa también es fuente de ataques homófobos. Un ejemplo es el intento de linchamiento a un grupo de hombres homosexuales o los ataques que reciben los activistas que intentan llevar adelante la lucha.

La valiente e importantísima labor del activismo LGTB de este país se veía reconocida, en todo caso, a finales del año pasado, cuando el Gobierno Vasco reconocía con el Premio René Cassin 2017 el activismo LGTB de la asociación africana Sexual Minorities Uganda.

Fuente Dosmanzanas

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Activistas LGTB ugandeses plantan cara para celebrar el Orgullo 2018

Jueves, 5 de abril de 2018
Comentarios desactivados en Activistas LGTB ugandeses plantan cara para celebrar el Orgullo 2018

uganda-1758988_960_720Las organizaciones LGTB de Uganda tienen la esperanza de poder celebrar este año 2018 actos para conmemorar el Orgullo, tras dos años consecutivos en los que dicha celebración ha sido reprimida por las autoridades. Si lo consiguen, sería la primera celebración del Orgullo en dicho país desde el año 2015.

En 2016 el evento fue brutalmente reprimido. Dotaciones de policía irrumpieron en un local donde tenía lugar una de las celebraciones, agredieron a los asistentes y detuvo a varios activistas. Un joven sufrió heridas graves al intentar escapar. Frank Mugisha, director ejecutivo de Sexual Minorities Uganda, fue detenido junto con otros activistas. El Orgullo 2017 tampoco pudo llevarse a cabo: las amenazas por parte de Simon Lokodo, ministro de Ética e Integridad, obligó a sus organizadores a cancelarlo. Lokodo amenazó a los participantes con detenciones masivas e incluso agresiones físicas. De hecho, no ha sido este el único evento LGTB cuya celebración ha sido impedida o reprimida en los últimos años. También lo han sido, por ejemplo, el Festival Internacional de Cine Queer de Kampala 2017 y un evento de sensibilización sobre el VIH que había de tener lugar el pasado febrero.

No obstante, Isaac Mugisha -coordinador de Pride Uganda- tiene una visión optimista respecto al Orgullo de este año. “La situación ahora es muy diferente a la de los años anteriores. Por aquel entonces, solo contábamos con unos pocos activistas LGBT. Ahora nos encontramos con cientos de personas que quieren celebrar el Orgullo”, ha declarado. Mugisha afirma que el objetivo prioritario es construir puentes con aliados entre la población heterosexual, continuar el diálogo con los cuerpos policiales para evitar redadas durante las celebraciones de este año e incluso buscar apoyo institucional. Según Mugisha, el ministro Lokodo está cada vez más aislado en su discurso LGTBIfóbico.

Sí parece que el colectivo LGTB de Uganda cuenta ahora con aliados entre el resto de la población. De hecho, diversos locales de la capital del país, Kampala, han manifestado su intención de facilitar la organización del Orgullo de este 2018. Según Mugisha, el objetivo es conseguir más de estos aliados. Los activistas ugandeses llevan tiempo tratando de facilitar el entendimiento hacia la comunidad LGBT por parte del resto de la población e instituciones, entre ellas la policía y la judicatura.

No obstante, a pesar de los esfuerzos para sensibilizar a las instituciones del Estado, aún persiste mucha discriminación y represión hacia las personas LGTB en Uganda. Actualmente, los actos sexuales entre personas del mismo sexo son castigados con penas de cárcel, que pueden llegar incluso a la cadena perpetua. No obstante, los autores del “delito” deben ser sorprendidos en el acto, aunque desde el activismo se ha venido denunciando la práctica de los exámenes anales por parte de la policía ugandesa para establecer la “culpabilidad” de un acusado de homosexualidad.

La “ley anti-homosexualidad” de 2014: un punto de inflexión

presidente-uganda-castiga-homosexualidad-perpetua_ediima20140224_0627_4Un importante punto de inflexión para el colectivo LGTB ugandés fue, irónicamente, la aprobación de la “ley anti-homosexualidada finales de 2013, posteriormente anulada por la Corte Constitucional. Dicha ley, cuyo borrador inicial incluía la pena de muerte, ampliaba las actividades sujetas a persecución y prohibía también la denominada “promoción de la homosexualidad”, lo que hacía virtualmente imposible la existencia de organizaciones que defendiesen los derechos de las personas homosexuales. La ley castigaba incluso a aquellos que conociendo la existencia de una relación homosexual no la denunciasen a las autoridades.

Según afirma Mugisha, la aprobación de dicha ley trajo cambios positivos: “fue el momento en que la población ugandesa se dio cuenta de que las personas LGBT existían. Hasta entonces, creían que era algo occidental, pero el gobierno aprobaba una ley sobre personas que, según el propio gobierno, no existían”.

Dicha ley fue anulada al cabo de pocos meses por la Corte Constitucional de Uganda por un defecto de forma, pero la consciencia ya había despertado entre el colectivo LGTB del país. Según Mugisha, esta ley “hizo que mucha gente abriera su mente respecto al tema. Muchas personas LGBT salieron del armario, bares de ambiente se abrían en Kampala. La gente se volvió valiente. Algunos abogados nos defendían, la comunidad internacional enfureció”. Algo había cambiado en la sociedad ugandesa, y las personas LGTB no querían echarse atrás.

Objetivo: Orgullo 2018

Los activistas LGTB ugandeses buscan ahora plantar cara a la ley de orden público de 2013, que es la que se ha utilizado en ocasiones anteriores para reprimir las marchas del Orgullo, pero también a la ley que prohíbe de facto la libertad de expresión y asociación del colectivo LGTB, a través de la disolución forzosa de todas las organizaciones que luchen por los derechos del colectivo.

Mugisha cree que el apoyo de la comunidad internacional es imprescindible, pero también apunta a que el cambio debe venir de los propios ugandeses. La presión exterior, aunque necesaria, debe ser moderada e ir acompañada de cambios internos, para evitar causar más daño a las personas LGTB que se encuentran en el país.

El objetivo de los valientes activistas LGTB ugandeses no es simplemente poder celebrar una fiesta. Quieren que la celebración del Orgullo sea un auténtico revulsivo que sirva para cambiar la situación a largo plazo, mejorando las vidas de las personas no heterosexuales y de las personas trans en Uganda.

Uganda: una pesadilla continua

La situación de las personas LGTB en Uganda es muy complicada. El artículo 145 del Código Penal castiga con penas que pueden llegar hasta la cadena perpetua a aquellos que “tengan conocimiento carnal contra natura con otra persona”. El mero intento de mantener relaciones homosexuales o lo que se denominan “prácticas indecentes” se castigan con hasta siete años de prisión.

Pero esta durísima normativa no parece satisfacer a los LGTBfobos. La presidenta del Parlamento, Rebecca Kadaga, insistía en 2016 en reintroducir un proyecto de ley que endurecía el trato penal a la homosexualidad, aprobada por el Parlamento en diciembre de 2013 y a la cual ella misma llegó a llamar “un regalo de Navidad”. Esta ley, que provocó la indignación internacional, fue anulada por vicio de forma por el Tribunal Constitucional en agosto de 2014. La ley finalmente fue invalidada por el Tribunal Constitucional a causa de una falta de procedimiento: se había aprobado sin el quórum necesario. Y aunque por el momento parece que este proyecto ha quedado aparcado, lo que no dejan de sucederse son los ataques a la libertad de reunión y asociación.

En noviembre de 2015, de hecho, se aprobó una ley, y esa sí está en vigor, que permite al gobierno tener un control férreo sobre las ONG y asociaciones del país, pudiendo no autorizar sus actividades e incluso disolverlas si no se adecuan al “interés público” o si son “contrarias a la dignidad del pueblo de Uganda”. Las asociaciones LGTB ya avisaron de su peligro, ya que los activistas que trabajen en una organización que no cuente con el visto bueno del gobierno pueden llegar a ser encarcelados. Ello supone llevar la lucha por los derechos LGTB a la ilegalidad.

Por fortuna, el año pasado el Tribunal Constitucional de Uganda aliviaba un poco la presión, al declarar contraria a derecho la normativa que impedía a determinados grupos, marcados en la ley como “inmorales o socialmente inaceptables, la posibilidad de reclamar ante la Comisión de Igualdad de Oportunidades en los casos de discriminación. Entre los colectivos señalados tan ignominiosamente se encontraban el de las personas LGTBI (para quienes fue diseñada especialmente la norma), los trabajadores del sexo o las personas que viven con el VIH. Pero conviene tener en cuenta que no todo depende del marco jurídico: la sociedad civil ugandesa también es fuente de ataques homófobos. Un ejemplo es el intento de linchamiento a un grupo de hombres homosexuales o los ataques que reciben los activistas que intentan llevar adelante la lucha. Son muy numerosos los frentes en los que hay que seguir trabajando.

En fin, si ponemos en el buscador el nombre de Uganda… el horror es cotidiano.

Fuente Dosmanzanas

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Cancelado el Orgullo LGTB de Uganda tras amenazar el Gobierno con detenciones masivas

Lunes, 21 de agosto de 2017
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prde17El Orgullo LGTB, cuya celebración estaba prevista esta semana, ha sido definitivamente cancelado por sus organizadores tras las amenazas del ministro ugandés de Ética e Integridad, Simon Lokodo. Unas amenazas que unidas al antecedente del año pasado, cuando la policía ugandesa interrumpió la celebración y detuvo a varios activistas, han llevado a los activistas LGTB ugandeses a dar prioridad a su seguridad.

La cancelación del Orgullo ugandés, compuesto por una serie de actos que iban a tener lugar desde el miércoles 16 de agosto hasta hoy, sábado 19, cuando debía tener lugar el evento principal, ha sido anunciada “con gran tristeza” a través de un comunicado de prensa por sus organizadores. En el comunicado, los activistas LGTB explican que tras lo sucedido el año pasado la celebración suponía un enorme desafío que en principio estaban dispuestos a acometer, pero que las amenazas de Lokodo de intensificar la persecución y las advertencias de la policía ugandesa, que el día de la gala de apertura se personó en el lugar e impidió su celebración, les han hecho cambiar de opinión. “Tristemente, el coraje y la determinación que llevamos en nuestros corazones no son suficientes como para poner en peligro tantas vidas inocentes”, explican.

El ministro ugandés de Ética e Integridad, que por cierto es un antiguo sacerdote católico que hace once años dejó el sacerdocio por la política (se graduó en Arte y en Teología en la Pontificia Universidad Urbaniana de Roma) no solo ha advertido que habría detenciones masivas, sino que ha llegado a amenazar físicamente a la activista Kasha Nabagesera si se la volvía a encontrar frente a frente. Así lo asegura el comunicado de prensa de los organizadores del Orgullo (sin nombrar expresamente a la conocida activista) y así lo ha confirmado la propia Nabagesera en una entrevista a Le Monde, en la que explica que ella y el ministro mantuvieron una conversación de más de 15 minutos el pasado lunes, tras la cual quedó claro que las amenazas de Lokodo iban muy en serio. “Ha sido una decisión muy difícil de tomar, pero ante todo tenemos que pensar en la seguridad de la comunidad”, declaraba Nabagesera al diario francés. El argumento del Gobierno ugandés para prohibir los actos del Orgullo, según asegura el comunicado y confirma Kasha Nabagesera, es que el Orgullo LGTB tiene como finalidad “reclutar” nuevos miembros para el colectivo.

“No estamos cancelando el Orgullo por vuesta homofobia [en referencia a las autoridades ugandesas] y falta de respeto a nuestros derechos, esta es una decisión que tomamos para protegernos. ¿Cómo lucharemos contra vuestra opresión si nos matáis o si nos metéis en la cárcel?”, explican sus organizadores en el comunicado. “Debe quedar claro para todos nuestros socios clave y para el resto del mundo que la lucha por la igualdad en Uganda está lejos de haber terminado. De hecho, acaba de empezar, y no pararemos hasta que las minorías sexuales y de género vean reconocidos sus derechos como seres humanos”, añaden.

Uganda: una pesadilla continua

La situación de las personas LGTB en Uganda es muy complicada. El artículo 145 del Código Penal castiga con penas que pueden llegar hasta la cadena perpetua a aquellos que “tengan conocimiento carnal contra natura con otra persona”. El mero intento de mantener relaciones homosexuales o lo que se denominan “prácticas indecentes” se castigan con hasta siete años de prisión.

Pero esta durísima normativa no parece satisfacer a los LGTBfobos. La presidenta del Parlamento, Rebecca Kadaga, insistía el año pasado en reintroducir un proyecto de ley que endurecía el trato penal a la homosexualidad, aprobada por el Parlamento en diciembre de 2013 y a la cual ella misma llegó a llamar “un regalo de Navidad”. Esta ley, que provocó la indignación internacional, fue anulada por vicio de forma por el Tribunal Constitucional en agosto de 2014. La ley finalmente fue invalidada por el Tribunal Constitucional a causa de una falta de procedimiento: se había aprobado sin el quórum necesario. Y aunque por el momento parece que este proyecto ha quedado aparcado, lo que no dejan de sucederse son los ataques a la libertad de reunión y asociación.

En noviembre de 2015, de hecho, se aprobó una ley, y esa sí está en vigor, que permite al gobierno tener un control férreo sobre las ONG y asociaciones del país, pudiendo no autorizar sus actividades e incluso disolverlas si no se adecuan al “interés público” o si son “contrarias a la dignidad del pueblo de Uganda”. Las asociaciones LGTB ya avisaron de su peligro, ya que los activistas que trabajen en una organización que no cuente con el visto bueno del gobierno pueden llegar a ser encarcelados. Ello supone llevar la lucha por los derechos LGTB a la ilegalidad.

Por fortuna, hace unos meses el Tribunal Constitucional de Uganda aliviaba un poco la presión, al declarar contraria a derecho la normativa que impedía a determinados grupos, marcados en la ley como “inmorales o socialmente inaceptables, la posibilidad de reclamar ante la Comisión de Igualdad de Oportunidades en los casos de discriminación. Entre los colectivos señalados tan ignominiosamente se encontraban el de las personas LGTBI (para quienes fue diseñada especialmente la norma), los trabajadores del sexo o las personas que viven con el VIH. Pero conviene tener en cuenta que no todo depende del marco jurídico: la sociedad civil ugandesa también es fuente de ataques homófobos. Un ejemplo es el intento de linchamiento a un grupo de hombres homosexuales o los ataques que reciben los activistas que intentan llevar adelante la lucha. Son muy numerosos los frentes en los que hay que seguir trabajando.

En fin, si ponemos en el buscador el nombre de Uganda… el horror es cotidiano.

Fuente Dosmanzanas

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El presidente de Uganda plantea el debate sobre el origen de la homosexualidad en África

Jueves, 22 de diciembre de 2016
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ugandaeLGmUIqKrUoAdfh-800x450-noPadNos preguntamos si Francisco piensa lo mismo, visto que no hizo caso a las peticiones para que condenase la violencia homófoba

Yoweri Museveni, presidente de Uganda, y otros líderes africanos sostienen que no habría homosexuales en África sin la contribución de grupos occidentales, achacando que fueron los colonizadores quienes la introdujeron en su continente.

El presidente de Uganda, Yoweri Museveni, plantea el debate sobre el origen de la homosexualidad en Uganda tras declarar que los niños de su país son reclutados por «grupos occidentales arrogantes y descuidados» con el objetivo de convertirlos en homosexuales. Otros líderes africanos apoyan su punto de vista, como el presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, que describe la homosexualidad como «un azote plantado por el hombre blanco en un continente puro», o el expresidente de Kenia, Daniel Arap Moi, que ha llegado a decir que «la homosexualidad va contra las normas y tradiciones africanas». Declaraciones no consiguen otra cosa que reforzar las actitudes negativas hacia el colectivo LGBT y reforzar su rechazo por parte de la sociedad, tal y como denuncian activistas gays y lesbianas en Uganda.

Los conflictos ocasionados por el rechazo del actual gobierno hacia la homosexualidad son continuos y constantes en Uganda. Una encuesta revelaba en febrero la esterilización de mujeres portadoras de VIH sin su consentimiento como una práctica habitual en Uganda. Pocos meses después, el ministro del estado para ética e integridad, Simon Lokodo, anunciaba su intención de iniciar un programa de terapias de conversión para homosexuales después de una violenta redada para impedir la celebración del Orgullo, a pesar de que el año anterior se había celebrado sin mayor problema y sin haber causado ningún altercado. Un mes después, la policía vuelve a impedir la celebración del desfile del Orgullo LGBT, que se había pospuesto hasta septiembre con la esperanza de que se pudiese celebrar.

Un informe de Sexual Minorities Uganda documenta 264 casos de discriminación contra gays, lesbianas, bisexuales y personas transexuales en este año, incluyendo amenazas físicas, ataques violentos, tortura, arresto, chantaje, desalojo, justicia popular y destierro familiar. «Me llevaron a la rehabilitación durante dos semanas esperando que me redimieran y mis sentimientos cambiarían. Pero eso no me cambió (…). Nadie me enseñó a sentirme así. Sucede naturalmente en mí que me siento atraído por los hombres», explica Mugisha, que ha tenido que someterse a una terapia de conversión obligado por su propio padr e quien, finalmente se ha rendido, pero le anima a que mantenga un comportamiento heterosexual en público. De la misma manera, Joyce Buyinza es una lesbiana a quien su padre ha rechazado debido a su orientación sexual.

Es una creencia ampliamente aceptada en Uganda que la homosexualidad no existía en África antes de la colonización. Muchos dicen que nace de la cultura occidental y que va en contra de los valores africanos. Una idea que, indudablemente, tiene su origen en la ignorancia, puesto que la homosexualidad también estaba perseguida y penada por sus colonizadores, y que es rebatida por la propia Buyinza, quien argumenta que «cuando trazamos nuestra historia, aprendemos sobre la gente gay que existe en nuestras comunidades». Sylvia Tamale, activista de derechos humanos y ponente en la Facultad de Derecho de la Universidad de Makerere, asegura que la homosexualidad en Uganda es anterior al colonialismo. No fue ni aprobada ni suprimida por completo, pero sin duda fue reconocida por múltiples grupos étnicos. Según explica, un rey de Buganda, Kabaka Mwanga II, que gobierna desde 1884 hasta 1901, era homosexual e incluso quemaba a hombres jóvenes si se resistían a sus tener relaciones sexuales con él. A pesar de que otros relatos aseguran que Mwanga era bisexual, algunos todavía afirman que era heterosexual y tenía muchas esposas.

Por otro lado, Brenda Namayengo, que se define como amante de la cultura africana, dice que los relatos históricos que afirman que Mwanga era gay son inexactos. «Tenemos que entender que los que escribieron sobre las tendencias homosexuales de Mwanga eran personas que lo odiaban: los misioneros blancos (…). En su mente imperialista y cristiana, distorsionaron su imagen, y pintarle como homosexual era parte de su propaganda. La homosexualidad nunca ha sido una orientación sexual africana», explica, defendiendo que la homosexualidad es un comportamiento occidental, asegurando que hay grupos que pagan a los ugandeses para promover la homosexualidad, «debido a que son perezosos y no quieren trabajar, ven la promoción de la homosexualidad como una manera rápida de ganar dinero». En realidad se trata de la misma opinión que tienen los radicales religiosos occidentales sobre los homosexuales, sólo que en su versión inversa.

«Nunca había interactuado con ninguna persona blanca que me ofreció dinero antes de descubrir que sentía esa atracción sexual hacia los hombres», asegura Mugisha, quien manifiesta su orientación a su familia cuando todavía tiene solamente 13 años de edad. Otra activista, Tamale, sostiene que, precisamente, fueron los colonizadores quienes, a través del cristianismo, convencieron a muchos africanos de que las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo van contra la naturaleza humana. Como consecuencia, las personas homosexuales volvieron al armario, sostiene la escritora Jennifer Makumbi, donde han permanecido hasta que el movimiento LGBT se ha ido activando en todo el mundo y comenzaron a surgir personas abiertamente homosexuales en el cine y la televisión, motivo por el que quizás muchos la asocien ahora con la cultura occidental.

Alex Kiwanuka, un ugandés heterosexual, explica que las lenguas locales ya incluían referencias a la homosexualidad mucho antes de que llegaran los colonizadores. Okulyaebisiyaga es la palabra con la que los Baganda describen el sexo entre personas del mismo sexo, que utilizaban mucho antes de que llegaran los colonizadores blancos. Elizabeth Kemigisha, abogada de derechos humanos, declara que los ugandeses necesitan desaprender la noción de que la homosexualidad no es africana, explicando que «el aprendizaje debe comenzar en la escuela primaria y en los hogares». Una propuesta ciertamente positiva, pero que parece todavía bastante improbable cuando el mes pasado una coalición de 54 países africanos demandaban la destitución del experto en discriminación al colectivo LGBT, recientemente propuesto  por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

Uganda: una pesadilla continua

La situación de las personas LGTB en Uganda es muy complicada. La presidenta del Parlamento, Rebecca Kadaga, insiste en reintroducir la ley que endurecía el trato penal a la homosexualidad, aprobada por el Parlamento en diciembre de 2013 y a la cual ella misma llegó a llamar “un regalo de Navidad”. Esta ley, que provocó la indignación internacional, fue anulada por vicio de forma por el Tribunal Constitucional en agosto de 2014.La ley finalmente fue invalidada por el Tribunal Constitucional a causa de una falta de procedimiento: se había aprobado sin el quórum necesario.

Por otra parte, se suceden los ataques a la libertad de reunión y asociación que citábamos antes. En noviembre de 2015, de hecho, se aprobó una ley que permite al gobierno tener un control férreo sobre las ONG y asociaciones del país, pudiendo no autorizar sus actividades e incluso disolverlas si no se adecuan al “interés público” o si son “contrarias a la dignidad del pueblo de Uganda”. Las asociaciones LGTB ya avisaron de su peligro, ya que los activistas que trabajen en una organización que no cuente con el visto bueno del gobierno pueden llegar a ser encarcelados. Ello supone llevar la lucha por los derechos LGTB a la ilegalidad.

Queda la esperanza de que la presión exterior, como ha sucedido en ocasiones anteriores, rebaje la intensidad de los ataques que desde el Estado ugandés está recibiendo el colectivo LGTB. La administración Obama, por ejemplo, ha jugado un papel importante en este sentido (papel que corre peligro cierto si los republicanos recuperan en noviembre la Casa Blanca). Pero conviene tener en cuenta que no todo depende del marco jurídico. La sociedad civil ugandesa también es fuente de ataques homófobos. Un ejemplo es el intento de linchamiento a un grupo de hombres homosexuales o los ataques que reciben los activistas que intentan llevar adelante la lucha. Son muy numerosos los frentes en los que hay que seguir trabajando.

En fin, si ponemos en el buscador el nombre de Uganda… el horror es continuo.

Fuente Universogay/Dosmanzanas/Cristianos Gays

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La LGTBfobia golpea con fuerza en México, Uganda y Serbia

Miércoles, 28 de septiembre de 2016
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lgtbifobiaTres ejemplos de como el odio sigue estando presente

A lo largo de este fin de semana hemos visto como la discriminación y el odio han tomado forma en tres continentes diferentes. Tanto en México como en Uganda y en Serbia, la LGTBfobia ha sacado sus garras contra la comunidad LGTB demostrando que todavía queda mucho por recorrer para alcanzar aspirar a la igualdad real en diferentes partes del mundo.

Uganda, México y Serbia se han convertido en las tristes protagonistas de un fin de semana marcado por diferentes actos LGTBfóbicos. El continente africano es una de las zonas más peligrosas para el colectivo LGTB y Uganda uno de los países donde los ataques contra la comunidad alcanzan mayor virulencia.

En esta ocasión, La Policía ugandesa ha impedido una marcha del orgullo LGTB a las afueras de Kampala. Las fuerzas de seguridad del país han bloqueado la celebración a las afueras de la capital del país como ya hicieron en agosto con otra concentración similar.

Alrededor de 25 policías impiden el sábado, 24 de septiembre, la celebración del desfile del orgullo LGTB, bloqueando a los organizadores del evento en dos putos diferentes de Kampala, respondiendo a la orden de Simon Lokodo, exsacerdote y actual ministro del estado para ética e integridad, de arrestar a todos los asistentes.

pridelogoMás de 100 personas se habrían congregado en un una playa del Lago Victoria, en Entebbe, pero «la policía llegó al lugar antes que los organizadores del evento», según confirma Nicholas Opivo, abogado por los derechos humanos. La mayoría son repartidos en los propios autobuses que iban a servir para el desfile para ser escoltados hasta Kampala con el objetivo de ser interrogados.

Uno de los activistas llega a saltar del vehículo en marcha, hiriéndose a sí mismo, según confirma Frank Mugisha, líder de la comunidad LGTB, quien asegura que los asistentes estaban «traumatizados» con la situación, aunque posteriormente no se produciría ningún arresto, liberando a todas las personas que iban en los autobuses. Había una segunda localización prevista, en la playa de Kisubu, pero también sería bloqueada por la policía.

La homosexualidad está penada en Uganda, como en muchos otros países africanos. Una ley de la época colonial proscribe los actos sexuales «contra el orden de la naturaleza». Los activistas afirman que la comunidad LGTB se enfrenta a la discriminación, la violencia y la extorsión. El agosto, la policía arresta a un grupo de 20 personas que habían acudido a un acto del orgullo LGTB en un club de Kampala, al día siguiente se anuncia la creación de un programa de terapias de conversión para homosexuales. Como consecuencia, Mugisha y sus colegas deciden posponer el desfile del orgullo hasta septiembre.

«Queremos hacer hincapié en que, mientras la promoción de la homosexualidad está tipificada como delito en el Código Penal, no hay violencia contra la comunidad LGTB en Uganda, contrariamente a algunas afirmaciones hechas libremente por los defensores de este movimiento (…). Somos conscientes de que existen incentivos, incluyendo dinero, que se ofrecen a los jóvenes para promover esta práctica», declaraba Simon Lokodo, el miércoles, a través de un fuerte comunicado condenando públicamente las actividades homosexuales y urgiendo a la policía a arrestar a los activistas si persistían en seguir adelante con el desfile.

El abogado Nicholas Opiyo está convencido de que el ministro desconoce el hecho de que los organizadores del desfile habían notificado formalmente a la policía su intención de llevar a cabo el desfile. En 2009, un político introduce una ley que condena con pena de muerte algunos actos homosexuales con el objetivo de proteger a los niños. Una ley que ha sido condenada por la comunidad internacional, motivo por el que finalmente se aprueba una versión menos severa, que posteriormente sería declarada inconstitucional por un tribunal.

En México, miles de personas se han manifestado en contra del matrimonio igualitario en la capital del país. Ante la cada vez más cercana aprobación de este tipo de uniones por el gobierno de Peña Nieto, los sectores más reaccionarios del país centroamericano salieron a las calles para mostrar su oposición a que la comunidad LGTB pueda acceder a los mismos derechos que las parejas heterosexuales.

Así, miles de manifestantes vestidos con las características camisetas blancas, han marchado por las calles al grito de “¡Viva la familia!” y “Viva el matrimonio entre hombre y mujer, porque el matrimonio sodomita pone en riesgo a nuestros niños”.

34566_lgtbfobia-serbiaLas noticias que nos llegan desde Serbia podrían haber sido firmadas por el Mundo Today. Y es que cientos de ultraortodoxos serbios han recorrido las calles de Belgrado para purificarlas después de que se celebrase el Serbian Pride (con fuertes medidas de seguridad para evitar los ataques a la comunidad LGTB) la semana pasada.

El Orgullo 2016 de Belgrado ha sido el más grande celebrado hasta la fecha en el país y contó con la presencia 5.000 agentes de policía que se aseguraron de que los manifestantes estuvieran a salvo de los ataques homófobos; y también de varios políticos serbios como la primera ministra abiertamente lesbiana, Ana Brnabic. Brnabic fue designada como Ministra de Administración y Autogobierno Local por el primer ministro, Aleksandar Vucic, que dejó claro que a él la orientación sexual de Ana le importaba un bledo: “Si puedes decirme algo malo sobre su currículum profesional, dímelo. Lo único que me interesa es el resultado del difícil trabajo que tiene por delante.

Los homófobos llevaron a su “exorcismo” un montón de pancartas con retratos de Jesucristo, pancartas homófobas y una imagen de una persona gay siendo arrastrado al “Infierno de la UE”.

Así que en cuanto acabó el Orgullo 2016 estas buenas gentes de Dios se pusieron a pintar sus cartelitos de “Vergüenza gay” y “Nunca más” para exclamar que necesitaban exorcizar a toda la ciudad después de que “Sodoma y Gomorra la hayan conquistado.

Tres países, tres continentes, tres ejemplos de que la LGTBfobia sigue estando más que presente en numerosos lugares del mundo, actuando como lacra no sólo para el colectivo LGTB sino para la sociedad en general.   

Fuente Redacción Chueca/Universogay/EstoyBailando

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Uganda planea iniciar un programa de terapias de conversión para homosexuales

Viernes, 12 de agosto de 2016
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Simon-LokodoSimon Lokodo

Días después de una violenta redada a un evento del Orgullo de Uganda, que llevaría a la cancelación de las demás actividades previstas, incluido el desfile, el gobierno de Uganda estaría iniciando un programa de terapias de conversión que sería obligatorio para todos los homosexuales.

Un exsacerdote católico, Simon Lokodo, actual ministro de ética e integridad del gobierno de Uganda, confirma a los medios de comunicación que estarían preparando una terapia de conversión para homosexuales, «un programa para rehabilitar a los miembros de la comunidad LGTB con el propósito definitivo de proporcionarles la oportunidad de llevar una vida normal de nuevo».

Uganda es uno de los 36 países africanos en los que el sexo entre personas del mismo sexo es ilegal. El jueves pasado, 4 de agosto, la policía irrumpe con violencia en un evento en el que se celebra la elección de Mr. y Miss Orgullo de Uganda 2016, en el Venom Club de Kampala, arrestando entre 15 y 20 personas. Otras actividades se habían celebrado con anterioridad esa misma semana sin que hubiera ningún tipo de incidente o altercado, el celo de la policía se debió a que les habían informado erróneamente de que en el interior del recinto se estaba llevando a cabo una peligrosa «boda gay».

Ante la amenaza del gobierno de arrestar a cualquier persona que participara en los eventos previstos para el fin de semana con motivo del orgullo LGTB, la organización optaba por su cancelación. Según Lokodo, el gobierno va a continuar actuando contra las actividades públicas relacionadas con el colectivo LGTB, señalando que se trata de actividades organizadas «con la influencia de algunas fuerzas extranjeras». En 2009, un político ugandés presentó un proyecto de ley que recomienda la pena de muerte para algunos actos homosexuales, alegando que quiere proteger a los niños. La condena internacional no se hizo esperar, lo que no impidió que se aprobara una ley menos severa, aunque fue rechazada por un tribunal por ser anticonstitucional.

El propio Lokodo tiene un largo historial de incidentes por utilizar su posición para llevar a cabo redadas extrajudiciales con el pretexto de eliminar las ONGs extrajeras y otras fuerzas que actúan supuestamente contra Uganda. En realidad, la amenaza de las libertades civiles del país africano no sólo afecta a la comunidad LGTB, sino a cualquiera que se muestre crítico con las políticas del gobierno, pero las minorías desfavorecidas, como los homosexuales, los bisexuales y los transexuales, siguen siendo uno de los grupos más vulnerables. A pesar de las declaraciones de Lokodo, el activista gay Frank Mugisha, que estuvo entre los detenidos de la redada del jueves, anima a la comunidad LGTB a continuar organizando reuniones y «eventos públicos o privados como cualquier otro ugandés».

Uganda: una pesadilla continua

La situación de las personas LGTB en Uganda es muy complicada. La presidenta del Parlamento, Rebecca Kadaga, insiste en reintroducir la ley que endurecía el trato penal a la homosexualidad, aprobada por el Parlamento en diciembre de 2013 y a la cual ella misma llegó a llamar “un regalo de Navidad”. Esta ley, que provocó la indignación internacional, fue anulada por vicio de forma por el Tribunal Constitucional en agosto de 2014.La ley finalmente fue invalidada por el Tribunal Constitucional a causa de una falta de procedimiento: se había aprobado sin el quórum necesario.

Por otra parte, se suceden los ataques a la libertad de reunión y asociación que citábamos antes. En noviembre de 2015, de hecho, se aprobó una ley que permite al gobierno tener un control férreo sobre las ONG y asociaciones del país, pudiendo no autorizar sus actividades e incluso disolverlas si no se adecuan al “interés público” o si son “contrarias a la dignidad del pueblo de Uganda”. Las asociaciones LGTB ya avisaron de su peligro, ya que los activistas que trabajen en una organización que no cuente con el visto bueno del gobierno pueden llegar a ser encarcelados. Ello supone llevar la lucha por los derechos LGTB a la ilegalidad.

Queda la esperanza de que la presión exterior, como ha sucedido en ocasiones anteriores, rebaje la intensidad de los ataques que desde el Estado ugandés está recibiendo el colectivo LGTB. La administración Obama, por ejemplo, ha jugado un papel importante en este sentido (papel que corre peligro cierto si los republicanos recuperan en noviembre la Casa Blanca). Pero conviene tener en cuenta que no todo depende del marco jurídico. La sociedad civil ugandesa también es fuente de ataques homófobos. Un ejemplo es el intento de linchamiento a un grupo de hombres homosexuales o los ataques que reciben los activistas que intentan llevar adelante la lucha. Son muy numerosos los frentes en los que hay que seguir trabajando.

En fin, si ponemos en el buscador el nombre de Uganda… el horror es continuo.

Fuente Universogay/Dosmanzanas/Cristianos Gays

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El Orgullo Gay de Uganda, aplazado tras amenazas del Gobierno

Martes, 9 de agosto de 2016
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28064_represion-violenta-manifestacion-ugandaLos organizadores de la Gay Pride de Kampala anunciaron el viernes el “aplazamiento” del evento y afirmaron que el ministro de la Ética de Uganda, país notoriamente homófobo, había amenazado con detener a todos los participantes.

Estamos habituados a relacionar el Orgullo LGTB con lo lúdico. Como un evento activista y concienciado que está envuelto en festividad y alegría. Una concepción que compartimos con otros países occidentales pero que está a años luz de como se vive en otras regiones donde el Orgullo LGTB se relaciona con agresiones, prohibición y silencio. Este es el caso de países como Rusia, Turquía, Serbia… y Uganda donde este pasado fin de semana la celebración del Orgullo LGTB ha terminado con quince detenidos.

Como ya publicamos el pasado sábado, el intento de celebración el Gay Pride en la capital ugandesa ha vuelto a sufrir un nuevo revés. Después de que el pasado viernes una veintena de personas que asistían a un desfile de moda fueran detenidas, la organización de este acto reivindicativo han tenido que aplazar, sin apuntar a ninguna otra fecha futura . La celebración del Orgullo LGTB de Uganda ha terminado con fuertes medidas policiales. Los cuerpos de seguridad ugandeses han arruinado el evento al detener durante una redada en un club nocturno a quince personas a las que han acusado de reunirse de forma clandestina para promover la homosexualidad. En Uganda, donde la homosexualidad todavía es ilegal, la celebración del Orgullo ha terminado una vez más con varios activistas entre rejas. Así lo ha declarado Clare Byaruhanga, activista LGTB, que ha declarado a la agencia Reuters que la policía del país entró por la fuerza en una fiesta que se estaba celebrando en un club de Kampala y ha acusado a los organizadores del evento de promover la homosexualidad. Las fuerzas de seguridad trasladaron a los detenidos a una Comisaría cercana al club, donde pasaron unas dos horas retenidos hasta que fueron puestos en libertad sin cargos. Sin embargo, Byaruhanga ha denunciado que los quince arrestados sufrieron insultos y burlas durante la detención, y que el personal de seguridad intentó “averiguar si los individuos transgénero eran realmente mujeres u hombres en un proceso que fue muy degradante”.

orgullo_gay_ugandaEl pasado jueves, 4 de agosto por la noche durante el tercer día de celebración del Orgullo LGTB ugandés, la policía interrumpió la celebración del Orgullo LGTB en Kampala, la capital ugandesa, llevando a cabo una redada en el Club Venom. El evento que tenía lugar en ese momento era la coronación de Mr./Ms./Mx. Uganda Pride, el cual fue interrumpido por la redada de la policía. Los asistentes permanecieron retenidos en el local durante aproximadamente hora y media, tiempo durante el cual fueron golpeados y sometidos a humillaciones. Además, se les hicieron fotografías y se les amenazó con difundirlas públicamente (algo que ya ha sucedido en ocasiones anteriores en ese país, como cuando acción el tabloide Red Pepper dio a conocer 200 nombres de personas LGTB o que apoyaban sus derechos). Algunos testigos aseguran que el trato fue mucho más cruel hacia las personas transexuales. La tensión del momento fue tal que un joven saltó desde un sexto piso con la intención de escapar de la policía. Se encuentra hospitalizado en estado grave.

Al menos 16 personas fueron finalmente detenidas y llevadas a comisaría. Entre los detenidos se encuentran activistas del país como Frank Mugisha y Pepe Julian Onziema, dirigentes de la organización Sexual Minorities Uganda (SMUG) y Clare Byarugaba de Chapter Four Uganda, organización ugandesa a favor de los derechos humanos que lucha contra de la legislación homófoba del país.  Entrada la noche, alrededor de la 1:20 de la madrugada, los detenidos fueron puestos en libertad sin cargos.

Varias organizaciones de derechos humanos, como Human Rigths Watch, han denunciado estas actuaciones policiales, mostrando que los cuerpos de seguridad están para proteger el derecho a la asociación pacífica y asamblea de cualquier ciudadano, y no para violar estos derechos. Por su parte, la policía se defiende alegando que no se les había informado de la celebración de este acto y que creían que se estaba celebrando una boda homosexual, lo cual violaría las leyes homófobas del país. Los organizadores del evento aseguran que sí se les había informado debidamente, al igual que de los actos celebrados en días anteriores, en los que no tuvo lugar ningún tipo de incidente.

“En tanto que comité, decidimos postergar los eventos restantes”, previstos el sábado y domingo, indicaron los organizadores, que se mostraron optimistas acerca de las actuales negociaciones con “altos responsables del gobierno”. “Comunicaremos las nuevas fechas en cuanto hayan concluido las negociaciones”, precisaron.

La decisión fue adoptada después de una reunión del abogado de los organizadores, Nicholas Opiyo, con el ministro de la Ética, Simon Lokodo, y un representante de la policía.

31804_uganda-pride-2015El letrado aseguró que el ministro ordenó la anulación de las actividades y les advirtió de que si se celebraban la policía detendría a todos los participantes y serían movilizados ciudadanos para “defender los valores morales de Uganda”.

El ministro, que no reaccionó por el momento a estas afirmaciones, habría declarado que “si los participantes fueran golpeados, ellos tendrían toda la culpa”, según Opiyo.

La homofobia está muy extendida en Uganda. Acosos e intimidaciones a los homosexuales son corrientes en este país donde se desarrolla un cristianismo evangelista muy beligerante contra el movimiento LGBT.

La comunidad internacional ha vertido duras críticas al endurecimiento de las políticas en el país. Y es que Uganda ha aprobado una ley antigay que incluye la cadena perpetua como una de las penas establecidas para impedir la homosexualidad. Sin embargo, el Tribunal Constitución derogó la legislación alegando dificultades legales.

A pesar de las amenazas de los parlamentarios, que han advertido de que la ley podría volver a ser aprobada, los analistas han indicado a Reuters que la presión ejercida por la comunidad internacional frenará cualquier propuesta similar. 

Una comunidad que no se puede esconder entre excusas y subterfugios. Es el momento de estar a la altura de las circunstancias.

Uganda, donde las relaciones llamadas “contra natura” son castigadas con cadena perpetua por una ley de la época de la colonización británica, adoptó en diciembre de 2013 una nueva legislación que reprime sobre todo la “promoción de la homosexualidad” y vuelve obligatoria la denuncia de homosexuales.

Uganda: una pesadilla continua

La situación de las personas LGTB en Uganda es muy complicada. La presidenta del Parlamento, Rebecca Kadaga, insiste en reintroducir la ley que endurecía el trato penal a la homosexualidad, aprobada por el Parlamento en diciembre de 2013 y a la cual ella misma llegó a llamar “un regalo de Navidad”. Esta ley, que provocó la indignación internacional, fue anulada por vicio de forma por el Tribunal Constitucional en agosto de 2014.La ley finalmente fue invalidada por el Tribunal Constitucional a causa de una falta de procedimiento: se había aprobado sin el quórum necesario.

Por otra parte, se suceden los ataques a la libertad de reunión y asociación que citábamos antes. En noviembre de 2015, de hecho, se aprobó una ley que permite al gobierno tener un control férreo sobre las ONG y asociaciones del país, pudiendo no autorizar sus actividades e incluso disolverlas si no se adecuan al “interés público” o si son “contrarias a la dignidad del pueblo de Uganda”. Las asociaciones LGTB ya avisaron de su peligro, ya que los activistas que trabajen en una organización que no cuente con el visto bueno del gobierno pueden llegar a ser encarcelados. Ello supone llevar la lucha por los derechos LGTB a la ilegalidad.

Queda la esperanza de que la presión exterior, como ha sucedido en ocasiones anteriores, rebaje la intensidad de los ataques que desde el Estado ugandés está recibiendo el colectivo LGTB. La administración Obama, por ejemplo, ha jugado un papel importante en este sentido (papel que corre peligro cierto si los republicanos recuperan en noviembre la Casa Blanca). Pero conviene tener en cuenta que no todo depende del marco jurídico. La sociedad civil ugandesa también es fuente de ataques homófobos. Un ejemplo es el intento de linchamiento a un grupo de hombres homosexuales o los ataques que reciben los activistas que intentan llevar adelante la lucha. Son muy numerosos los frentes en los que hay que seguir trabajando.

En fin, si ponemos en el buscador el nombre de Uganda… el horror es continuo.

Fuente Agencias/Cáscara amarga/Dosmanzanas/Redacción Chueca

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ONG denuncia la “intimidación” a los defensores de los derechos LGTB en Uganda

Martes, 15 de julio de 2014
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uganda_gay_rightsUn juez falló a favor de un ministro denunciado por cuatro activistas LGTB, señalando que los denunciantes estaban promoviendo la homosexualidad.

La organización Human Rights Watch (HRW) ha criticado la última decisión judicial en Uganda contra activistas de los derechos de los homosexuales y alertó sobre las “intimidaciones” que sufren por parte del Gobierno.

HRW hizo referencia a la decisión del Tribunal Superior ugandés del pasado 9 de julio en contra de cuatro activistas que habían demandado al ministro para la Ética y la Integridad, Simon Lokodo, antiguo sacerdote de la iglesia católica, después de que ordenara el cierre de un taller organizado por el colectivo LGTB.

“La errónea decisión del Tribunal Superior sacrifica la libertad de expresión y de reunión en su interés por lograr una agenda política discriminatoria”, denunció en un comunicado la investigadora de HRW, Neela Ghoshal.

En marzo de 2012 el organizador del taller y otros tres participantes presentaron una demanda civil contra el ministro Lokodo y el fiscal general alegando que el cierre del taller violó sus derechos constitucionales.

Pero el Tribunal apoyó la decisión del ministro basándose en el testimonio de lo que definen como un supuesto “exgay” que declaró que el taller estaba “entrenando a jóvenes homosexuales para practicar sexo seguro con personas del mismo sexo mediante la distribución de condones”.

“A partir de la sentencia del Tribunal Superior, se podría inferir que ahora es ilegal en Uganda llevar a cabo actividades de prevención del VIH, dirigida a hombres que tienen sexo con hombres, incluyendo la distribución de preservativos”, alertó Ghoshal.

A principios de este año Uganda aprobó una ley que tipifica la homosexualidad como delito e impone penas de cadena perpetua por actos homosexuales “con agravantes” y por celebrar ceremonias de matrimonio entre personas del mismo sexo.

No obstante, HRW apuntó que esta ley no estaba en vigor en el momento de la realización del taller y lamentó que la decisión del Tribunal supone “otro golpe para el activismo y la defensa de los derechos humanos”.

En el comunicado, HRW también denunció que el Gobierno de Uganda está desplegando una gran variedad de tácticas para “intimidar y obstaculizar” la labor de las organizaciones no gubernamentales en temas sensibles como los derechos humanos.

La ley que criminaliza a los homosexuales en Uganda ha sido duramente criticada por la comunidad internacional e incluso Estados Unidos anunció nuevas sanciones al país africano en respuesta a esta normativa.

El presidente ugandés, Yoweri Museveni, promulgó la ley antigay en febrero, aunque había sido aprobada por el Parlamento en diciembre, tras esperar los resultados de un informe que encargó a un grupo de expertos para determinar si la homosexualidad era una enfermedad genética.

El grupo concluyó que la homosexualidad “no es genética”, sino una opción derivada de una conducta social “anormal”, por lo que es producto de la educación recibida y, a su juicio, es “corregible”.

Fuente Cáscara amarga

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El ministro de Ética de Uganda ha acusado a “los blancos” de “difundir la homosexualidad”.

Lunes, 26 de mayo de 2014
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Simon-LokodoSimon Lokodo, ministro de Ética de Uganda, ha rechazado cualquier posibilidad de que el gobierno local respete los derechos humanos de las minorías sexuales, acusando a otras naciones de “difundir la homosexualidad”. Lokodo ha acusado a “los blancos” de ser los responsables de dicha “difusión de las relaciones homosexuales”.

El ministro de Ética de Uganda, Simon Lokodo, ha realizado unas nuevas declaraciones en contra de los derechos humanos de la comunidad LGTB, aprovechando una entrevista con el medio All Africa.

El ministro de Ética de Uganda ha defendido que la culpa de que existan personas homosexuales en el país africano es de las naciones europeas, defendiendo la ley contra la homosexualidad de Uganda.

Lokodo, responsable de un proyecto de ley contra la pornografía, aprovechó la entrevista para afirmar que “los blancos” son los culpables de difundir la homosexualidad y la pornografía en Uganda.

Los blancos han traído esas cosas culturales“, manifestó el ministro de Ética de Uganda, expresando que su visión del mundo está muy influenciada por su formación como sacerdote católico.

El político de Uganda ha manifestado que desconoce si la cárcel “ayudará” a la población homosexual a “cambiar” de orientación sexual, alegando que tiene sus “reservas sobre si los homosexuales deben ir a la cárcel. Sin embargo, si que deben ser castigados todos aquellos que proclamen un evangelio equivocado, haciendo referencia a quienes buscan dotar de apoyo religioso a los derechos de la diversidad sexual.

El ministro de Ética de Uganda ha rechazado la labor de los activistas LGTB, manifestando que esas personas son lamentables. La homosexualidad es maligna. Al menos que se limiten a ser solo eso.

Fuente Universogay

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