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La Federación Internacional de Atletismo prohíbe la participación de transexuales en las competiciones femeninas internacionales.

Lunes, 27 de marzo de 2023
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06EA096B-C008-44CE-9D3E-530D8B190661El Atletismo Mundial prohibirá competir a las mujeres trans que hayan pasado por la pubertad.

El presidente del organismo rector, Sebastian Coe, declaró el jueves 23 de marzo por la tarde que “los atletas transexuales no deberían competir en categoría femenina”.

Coe declaró en una rueda de prensa en Mónaco que las mujeres trans que hayan hecho la transición después de la pubertad “no podrán participar en eventos femeninos” a partir del 31 de marzo, Día de la Visibilidad Transexual.

Las normas actuales permiten a las mujeres trans competir si su nivel de testosterona está suficientemente suprimido.

Sin embargo, Coe afirmó: “Cuando la ciencia no sea suficiente para justificar el mantenimiento de la supresión de la testosterona para los atletas transexuales, el consejo acordó que debe guiarse por nuestro principio general, que es proteger la categoría femenina”.

“No podemos, en conciencia, dejar nuestra normativa sobre transgénero como estaba, a cinco nanomoles por litro, durante al menos un año, cuando no estábamos seguros del impacto de hacerlo en todas nuestras disciplinas. Así que necesitamos saber más y necesitamos saber más ahora”.

La decisión de excluir a las mujeres trans se tomó tras una consulta en la que participaron 40 federaciones miembros, atletas y organizaciones trans.

Coe declaró: “La mayoría de los consultados afirmaron que los atletas transexuales no deberían competir en categoría femenina.

“Muchos creen que no hay pruebas suficientes de que las mujeres trans no conserven ventajas sobre las mujeres biológicas, y quieren más pruebas de que cualquier ventaja física se ha atenuado antes de estar dispuestos a considerar una opción de inclusión en la categoría femenina”.

Añadió que para llevar a cabo nuevas investigaciones sobre sus directrices de elegibilidad de los transexuales, el Atletismo Mundial creará un grupo de trabajo cuyo objetivo será “consultar específicamente a los atletas transexuales para recabar sus opiniones sobre la competición en atletismo” y “revisar y tal vez encargar” investigaciones adicionales.

El grupo de trabajo estará compuesto por un presidente independiente, “hasta tres miembros del consejo”, dos atletas de la Comisión de Atletas, un atleta transexual del atletismo, tres representantes de federaciones no miembros y representantes del Departamento de Salud y Ciencia del Atletismo Mundial.

Además de la prohibición de los deportistas trans, se reducirá a 2,5 nanomoles por litro el umbral de testosterona de los deportistas que presenten la llamada diferencia de desarrollo sexual (DSD). La corredora Caster Semenya ha sido históricamente excluida en virtud de las normas DSD.

Exclusivo y discriminatorio

La inclusión de atletas trans en el deporte ha sido fuente de mucho debate e histeria moral en los últimos meses, con muchos estados de EE.UU. tomando medidas para prohibir que las personas trans, incluidos los niños, participen en deportes.

La reacción a la noticia no se hizo esperar en las redes sociales, y un usuario afirmó que “no quiere ver ningún lavado de orgullo por parte del Atletismo Mundial” tras excluir a atletas trans.

Otro usuario de Twitter calificó la medida de “política excluyente y discriminatoria basada en un frenesí artificial”.

La directora de la campaña Fútbol contra la transfobia, Natalie Washington, declaró: “La verdadera historia del Atletismo Mundial es el cambio a 2,5 nmol/L para los atletas con variantes sexuales.

“Es un escándalo. La prohibición trans no afecta a nadie en la actualidad. La prohibición a las atletas con variantes sexuales podría afectar a cientos, miles de mujeres”.

En 2022, el Comité Olímpico Internacional abandonó las normas generales sobre atletas trans, afirmando que, tras una amplia investigación, ya no consideraba que los niveles de testosterona fueran el factor más importante para determinar si se debía permitir competir a las mujeres trans.

Sin embargo, al abandonar su propia política, el COI animó a los distintos deportes a establecer sus propias normas. Como resultado, algunos han introducido normas estrictas que prohíben de hecho a las mujeres trans, como la FINA.

Fuente Agencias

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El Tribunal Arbitral del Deporte avala la discriminación a Caster Semenya: deberá medicarse por sus niveles de testosterona si quiere seguir compitiendo.

Lunes, 6 de mayo de 2019
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Vergonzosa decisión del Tribunal Arbitral del Deporte (también conocido como TAS, sus siglas en francés), el órgano que dirime las disputas deportivas, que da la razón a la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) en su disputa con la atleta Caster Semenya. La IAAF, recordemos, ha implementado un nuevo reglamento que tiene como fin impedir que la sudafricana pueda competir a no ser que se medique para rebajar sus niveles de andrógenos, que de forma natural ella sintetiza en mayor cantidad que la mayoría de las mujeres. Semenya, una luchadora nata, se niega a medicarse y anuncia que dará la batalla ante la justicia.

El Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) ha fallado en contra de la medallista de oro Caster Semenya, quien cuestionó la implementación de reglas que limitarían los niveles de testosterona de las atletas femeninas.

El histórico fallo del 1 de mayo, presentado por la tricampeona mundial sudafricana, se produce tras una larga y amarga disputa sobre las normas propuestas por la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) el año pasado.

Según el reglamento, la IAAF establece que las atletas femeninas con una supuesta diferencia de desarrollo sexual (DSD), tendrán que someterse a restricciones de testosterona. La ONU condenó ese trato como un “procedimiento médico innecesario, humillante y perjudicial”.

En reacción a la decisión, la atleta simplemente tuiteó un gráfico que decía: “a veces es mejor reaccionar sin reacción”.

 

La sentencia del TAD establece: “Las normas del DSD son discriminatorias, pero la mayoría de los miembros del Panel consideraron que… dicha discriminación es un medio necesario, razonable y proporcionado para lograr el objetivo de la IAAF de preservar la integridad del atletismo femenino en las pruebas restringidas”.

En respuesta a la decisión, la IAAF se mostró “agradecida al Tribunal de Arbitraje Deportivo por su detallada y rápida respuesta” y “satisfecha de que el reglamento se considerara un medio necesario, razonable y proporcionado para lograr el objetivo legítimo de la IAAF de preservar la integridad del atletismo femenino”.

Semenya, de 28 años, que tiene naturalmente altos niveles de testosterona, ahora tendrá que someterse a terapia hormonal durante al menos seis meses antes de competir en cualquier competición. Las reglas estipulan que las corredoras con el llamado DSD que compiten en pruebas entre los 400 metros y una milla tendrán que someterse al procedimiento.

Una declaración de la IAAF en febrero explicaba las propuestas: “Si un atleta del DSD tiene testículos y niveles masculinos de testosterona, obtiene los mismos aumentos en tamaño y fuerza ósea y muscular y en hemoglobina que un hombre cuando atraviesa la pubertad, que es lo que da a los hombres tal ventaja de rendimiento sobre las mujeres. Por lo tanto, para preservar la competencia justa en la categoría femenina, es necesario exigir a los atletas del DSD que reduzcan su testosterona a niveles femeninos antes de competir a nivel internacional”.

¿Y si gana?

Se sugirió que, si el veredicto iba en contra de la IAAF, el atletismo podría haber introducido una categoría “abierta” en la que los hombres y las mujeres podrían, en teoría, competir uno al lado del otro, y una categoría “protegida” basada en los niveles hormonales, en lugar del género.

Su equipo legal argumentó que sus ventajas no son diferentes de otras variaciones genéticas que se celebran en el deporte, y que “su don genético debe ser celebrado, no discriminado”. También mantuvieron: “Su caso trata de los derechos de las mujeres que nacen como mujeres, son criadas y socializadas como mujeres, a las que se les permite competir en la categoría femenina sin discriminación”.

Finalmente, dijeron que el requisito de la IAAF de que los DSD tomen supresores hormonales para reducir la testosterona es éticamente incorrecto y plantea potencialmente un riesgo para la salud.

Una amarga disputa por los atletas de DSD. El caso Semenya dividió las opiniones en todo el mundo del atletismo. Una de las personas con las opiniones más abiertas en contra del caso fue la corredora de maratón Paula Radcliffe. Radcliffe dijo que el fallo podría dar a los atletas intersexuales y transgéneros una ventaja injusta y, en última instancia, poner fin al deporte femenino. El ex corredor de maratón afirmó que si la apelación de Semenya tuviera éxito, los entrenadores podrían comenzar a buscar mujeres con niveles de testosterona igualmente altos. “Sería ingenuo pensar que si esta regla no se aprobara, no habría algunas personas, gerentes o federaciones, que buscarían activamente a chicas con esta condición y dirían:’Bien, van a hacer este deporte y este evento para que podamos ganar'”, dijo a Sky News el jueves (18 de abril).

Mientras que el presidente de la IAAF, Lord Sebastian Coe, explicó la decisión de presentar las propuestas: “Ningún atleta individual ha sido el objetivo de la creación del reglamento. Necesitamos crear categorías de competición dentro de nuestro deporte que aseguren que el éxito esté determinado por el talento, la dedicación y el trabajo duro, en lugar de por otros factores que no se consideran justos o significativos, como las enormes ventajas físicas que un adulto tiene sobre un niño, o que un atleta masculino tiene sobre una atleta femenina”, dijo.

Los críticos del desafío legal de Semenya, como Radcliffe, argumentan que “abriría la puerta a los casos de los atletas trans”, que actualmente tienen que bajar sus niveles de testosterona para completar. Radcliffe ha defendido anteriormente la prohibición de que los atletas trans compitan en deportes de élite.

Joanna Harper, que asesora al Comité Olímpico Internacional (COI) sobre regulaciones para atletas trans, ha dicho a The Guardian que “el COI está esperando a ver qué pasa en el caso Semenya” antes de anunciar los límites de testosterona para los atletas trans en los juegos de Tokio 2020.

A lo largo del caso, Semenya ha dicho:“Sólo quiero correr naturalmente, como nací”. Llevamos siguiendo la carrera de Caster Semenya desde hace años y muy especialmente los numerosos episodios de discriminación a los que se ha tenido que enfrentar. La atleta sudafricana, abiertamente lesbiana, fue la ganadora de los 800 metros lisos en los campeonatos mundiales de 2009 y 2017, así como el oro en la misma categoría en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016. Sin embargo, ya desde sus inicios sus logros han sido discutidos. Primero fue debido a una supuesta intersexualidad que llegó a ser investigada por la IAAF (la cuestión, por cierto, fue tratada en su momento con una evidente falta de respeto por parte de cierta prensa). Finalmente, Semenya volvía a la competición, después de que la IAAF concluyera que no había razón para impedirle participar en la competición como la mujer que era. Y ello pese a las críticas irrespetuosas de algunas de sus rivales. Críticas que la sudafricana siempre ha rechazado. «Dios me hizo como soy y me acepto así», aseguraba en una entrevista gracias a la que fue portada de la revista sudafricana You en 2009.

Sin embargo, su hiperandrogenismo natural la ha mantenido en el punto de mira de la organización que gobierna el atletismo mundial, hasta el punto de promover una nueva normativa para mujeres con «desarrollo sexual diferente» sospechosamente ajustada a sus circunstancias personales, obviando el hecho de que tanto hombres como mujeres sintetizan de forma natural tanto estrógenos como testosterona, y que la obliga a medicarse si quiere seguir compitiendo. Nuevas normas que ahora el TAS ve adecuadas pese a reconocerlas como discriminatorias al considerarla «necesarias, razonables y proporcionadas» para preservar la integridad del atletismo femenino. Algo que ella rechaza y que combatirá en los tribunales de justicia, lo que seguramente la impedirá participar en los próximos Mundiales de Atletismo, que se celebrarán en Doha (Catar) a finales de septiembre.

Es cierto que el caso de Caster Semenya ha puesto sobre la mesa la problemática que supone casar la diversidad de género existente en la vida real con la concepción binaria de las competiciones tradicionales. Pero no es menos cierto el tufillo discriminatorio hacia una deportista privilegiada por su físico. Son muchos los que estos días se preguntan por qué a nadie se le ha ocurrido poner límites, por ejemplo, al nadador Michael Phelps, cuyo organismo genera menos ácido láctico de lo habitual, y de hecho se le considera un «prodigio genético» mientras que a Semenya se le veta.

¿Será que Semenya es mujer, africana, negra y lesbiana, nos atrevemos a sugerir?

Fuente Cromosomax

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La atleta sudafricana Caster Semenya protagoniza un spot de Nike

Martes, 18 de septiembre de 2018
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CasterSemenya_1465732cNike está lanzando varios spots con deportistas de élite, dentro de su campaña publicitaria por el 30 aniversario del famoso Just Do It. Una de las figuras elegidas es la atleta sudafricana Caster Semenya. La compañía deportiva, con anterioridad, ya ha elegido a competidores LGTBI como protagonistas de sus anuncios. Es el caso de Chris Mosier, el primer atleta trans en competir bajo el nuevo reglamento del COI (en 2016) o la futbolista abiertamente lesbiana Megan Rapinoe. La visibilización ahora de Semenya a través de una de las grandes compañías de ropa deportiva es una buena noticia para la comunidad LGTBI y un reconocimiento a su propia trayectoria en la alta competición. Y es que pocos atletas de los Juegos Olímpicos han tenido que soportar el escrutinio que Semenya ha experimentado en los últimos años.

«¿Sería más fácil para tí si yo no fuera tan rápida? ¿Sería más sencillo si dejase de ganar? ¿Te sentirías más cómodo si me msotrase menos orgullosa? ¿Preferirías que no hubiese trabajado tan duro? ¿O simplemente si no corriese? ¿O si hubiese elegido otro deporte? ¿O si no hubiese dado mis primeros pasos? Pues lo siento, porque nací para hacer esto», es el mensaje con múltiples lecturas que contiene el vídeo que la atleta Caster Semenya protagoniza para Nike, después de que lo hiciera dos años antes el deportista trans Chris Mosier (quien, por cierto, debutó en España). El nuevo spot se ha interpretado como un tributo a Semenya, especialmente en respuesta a las continuas críticas en torno a su hiperandrogenismo y al nuevo reglamento sospechosamente selectivo de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo, que parecía ideado para acabar con su exitosa carrera deportiva.

Este es el vídeo del spot:

Cuando publicamos el balance de resultados de los deportistas abiertamente LGTBI en los Juegos de Río de 2016 (el 47% de ellos logró colgarse una medalla), nos hicimos eco de la enésima polémica en la que se vio envuelta la atleta sudafricana Caster Semenya, abiertamente lesbiana. La carrera de Semenya, que en Río obtuvo el oro como corredora de 800 metros, siempre ha sido discutida por algunos debido a una supuesta intersexualidad, realidad con la que ella no se siente identificada. Semenya, a

la que al nacer le fue asignado el sexo femenino, siempre ha tenido una identidad femenina, más allá de sus circunstancias físicas. «Dios me hizo como soy y me acepto así», aseguraba la deportista en una entrevista gracias a la que fue portada de la revista sudafricana You en 2009. En ella apareció luciendo un clásico look femenino. Su oro y su tesón deportivo la convirtieron en una magnífica abanderada de Sudáfrica durante la ceremonia de clausura en Río 2016.

La lucha de Caster Semenya contra la discriminación

La de Caster Semenya es una historia de lucha en el alto nivel competitivo (hasta aquí, común a cualquier deportista de élite), pero también de lucha contra la discriminación por cuestionamiento de su identidad. Semenya volvía a la competición en verano de 2010, después de que la Asociación Internacional de Federaciones Internacionales de Atletismo pusiera fin a la investigación sobre su supuesta intersexualidad y decidiera que no había razón para impedirle participar en la competición como mujer. Algo que no gustó a sus competidoras.

Una de las intervenciones más desafortunadas en la polémica fue, por cierto, la de la atleta española Mayte Martínez, contrincante de Semenya en la final de los 800 metros. «Si me ponen a Semenya y diez hombres delante no sabría decir que ella es la mujer», llegó a manifestar la española, que acabó la carrera en séptima posición. Por una avalancha de declaraciones LGTBIfóbicas como esta, Caster Semenya se planteó rechazar la medalla mundial de 800 metros, aunque las autoridades deportivas de su país la convencieron de que no lo hiciera.

También en España, en 2009 destacados medios generalistas se sumaron a cuestionar la feminidad de Semenya. «¿Ganó ella o él?» titulaba El Mundo. «Pendiente de un control para determinar su verdadero sexo», subtitulaba. Peor aún era el inicio de su crónica: «A la chica, o lo que sea, hay algo que le motiva más que el atletismo…». Algo más serio era el tratamiento que daba El País a la noticia, aunque el redactor no resistía caer en la tentación de referirse a Semenya como «la adolescente surafricana que parece un chico y corre como un hombre con toda la barba». ABC hacía una crónica neutra de la victoria de Semenya pero cargaba las tintas en el titular, que ya desde el principio predispone al lector: «Semenya redobla las sospechas con una abusiva victoria en 800». Tampoco La Razón se quedaba atrás. «Semenya, un oro muy sospechoso», titulaba. Algo más neutros fueron entonces los tratamientos en El Periódico o en La Vanguardia.

Fuente Dosmanzanas

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Un nuevo reglamento sospechosamente selectivo de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo puede acabar con la carrera de Caster Semenya

Lunes, 7 de mayo de 2018
Comentarios desactivados en Un nuevo reglamento sospechosamente selectivo de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo puede acabar con la carrera de Caster Semenya

CasterSemenya_1465732cLas mujeres y personas intersexuales que quieran competir en las caslificacioens femeninas de atletismo, deberán cumplir la nueva regulación de la asociación Internacional de Federaciones de Atletismo que rebajan a 5 nanomoles los niveles en sangre de testosterona, lo que afecta directamente a atletas como Caster Semanya.

El Consejo de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF por sus siglas en inglés: International Association of Athletics Federations ) aprueba en el pasado mes de marzo las nuevas regulaciones de lo que denominan Regulaciones de Elegibilidad que se refieren a cualquier atleta que tenga una Diferencia de Desarrollo Sexual de cara a su clasificación en competiciones femeninas, que daban a conocer este jueves, 26 de abril.

«Como Federación Internacional para nuestro deporte, tenemos la responsabilidad de garantizar la igualdad de condiciones para los atletas. Como muchos otros deportes, elegimos tener dos clasificaciones para nuestra competencia: eventos masculinos y eventos femeninos. Esto significa que debemos ser claros acerca de los criterios de competencia para estas dos categorías. Nuestra evidencia y datos muestran que la testosterona, producida naturalmente o insertada artificialmente en el cuerpo, proporciona importantes ventajas de rendimiento en atletas femeninas», declara Sebastian Coe, presidente de la IAAF.

Según estas nuevas regulaciones, que entrarán en vigor el 1 de noviembre y reemplazarán los reglamentos previos, se refieren a las atletas con hiperandrogenismo, que deben ser reconocidas por ley con el género femenino o inteserxual, debiendo reducir su nivel de testosterona en sangre a menos de cinco nanomoles con hormonas y durante un período continuado de al menos seis meses mediante o mientras aspiren a ser clasificadas en alguna competición internacional.

Los niveles de testosterona en las niñas son de 0,12 a 1,79 nmol, muy bajos en comparación a los de los niños, que se disparan al llegar a la pubertad alcanzando de 7.7 a 29.4 nmol por litro, no siendo superiores a los 5 nmol en las niñas adolescentes a no ser que tengan algún tumor o alguna Diferencia de Desarrollo sexual (DSD por sus siglas en inglés: Differences of Sexual Development), por lo que podrían desarrollar la misma testosterona que los varones, lo que les permitiría mejorar significativamente su rendimiento deportivo.

«Las últimas investigaciones que hemos llevado a cabo y los datos que hemos compilado demuestran que hay una ventaja de rendimiento en atletas con DSD en las distancias recorridas por esta regla (…). Hemos visto en una década y más investigaciones que 7.1 de cada 1000 atletas de élite en nuestro deporte tienen niveles elevados de testosterona, la mayoría se encuentran en los eventos restringidos cubiertos por estas regulaciones (…). El tratamiento para reducir los niveles de testosterona es un suplemento hormonal similar a la píldora anticonceptiva tomada por millones de mujeres en todo el mundo. Ningún atleta se verá obligado a someterse a cirugía. Es responsabilidad del atleta, en estrecha consulta con su equipo médico, decidir sobre su tratamiento», explica el Dr. Stephane Bermon del Departamento de Medicina y Ciencias de la IAAF.

Desde la IAAF defienden la necesidad de este tipo de regulaciones para garantizar una competencia justa y significativa dentro de la clasificación femenina, en beneficio de la amplia clase de atletas femeninas. De ninguna manera tienen la intención de juzgar o cuestionar el sexo o la identidad de género de ninguna atleta, para lo que considera esencial respetar y preservar la dignidad y privacidad de los atletas con DSD, y por lo tanto todos los casos que surjan bajo estas regulaciones deben ser manejados y resueltos de manera justa, consistente y confidencial, reconociendo la naturaleza sensible de tales asuntos. Cualquier violación de la confidencialidad, discriminación indebida y / o estigmatización por motivos de sexo o identidad de género equivaldría a una violación grave del Código de Conducta de Integridad de la IAAF y dará como resultado una acción disciplinaria apropiada contra la parte infractora. En el reglamento también se describe en detalle el proceso mediante el cual un panel de expertos en los campos de la endocrinología, la ginecología, la genética y la pediatría, se encargará de evaluar cada caso de forma anónima.

Por muy nobles que parezcan las intenciones de la IAAF, lo cierto es que estas nuevas regulaciones han causado indignación en países como Sudáfrica, particularmente porque parecen diseñadas en función de Caster Semenya, medalla de oro en 800 metros femeninos en Rio 2016, quien no podría revalidar su título en la misma categoría actualmente a no ser que rebajara sus niveles de testosterona. A título personal, el Dr. Bermon se manifiesta a favor de una tercera categoría para los atletas intersexuales, lo que afirma tiene la «sensación de que algún día sucederá, y probablemente en cinco o diez años (…). Mi sensación es que el público no está preparado para esto. No queremos estigmatizar a los atletas. También debemos tener en cuenta las sensibilidades religiosas y culturales. Así que, básicamente, estoy a favor, pero es necesario que haya algunos cambios opinión pública».

El Caso Caster Semenya

Llevamos siguiendo la carrera de Caster Semenya desde hace años y muy especialmente los numerosos episodios de discriminación a los que viene enfrentándose. Como se afirma más arriba, el último es el reciente reglamento de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF). La nueva política sobre hiperandrogenismo, que entrará en vigor el próximo 1 de noviembre y que todavía puede acoger modificaciones, solo se aplicaría (según la redacción original) a las carreras de 800 y 1500 metros; casualmente en las que compite la prominente atleta sudafricana. «Este es uno de los temas más difíciles que mi Consejo y yo estamos discutiendo», admite Sebastian Coe, presidente de la IAAF. Semenya, abiertamente lesbiana, fue la ganadora en 800 metros lisos en los mundiales de 2009 y 2017, así como el oro en la misma categoría en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. Algunos expertos consideran que este nuevo reglamento es «sospechosamente selectivo» y «sexista».

Cuando publicamos el balance de resultados de los deportistas abiertamente LGTB en los Juegos de Río de 2016 (el 47% de ellos logró colgarse una medalla), nos hicimos eco de la enésima polémica en la que se vio envuelta la atleta sudafricana Caster Semenya, abiertamente lesbiana. La carrera de Semenya, que en Río obtuvo el oro como corredora de 800 metros, siempre ha sido discutida por algunos debido a una supuesta intersexualidad, realidad con la que ella no se siente identificada. Semenya, a la que al nacer le fue asignado el sexo femenino, siempre ha tenido una identidad femenina, más allá de sus circunstancias físicas. «Dios me hizo como soy y me acepto así», aseguraba la deportista en una entrevista gracias a la que fue portada de la revista sudafricana You en 2009. En ella apareció luciendo un clásico look femenino. Su oro y su tesón deportivo la convirtieron en una magnífica abanderada de Sudáfrica durante la ceremonia de clausura en Río 2016.

Es sabido que Semenya presenta de forma natural niveles más elevados de andrógenos que otras mujeres. Por ello, choca que el presidente de la IAAF, Sebastian Coe, diga que «ningún atleta con hiperandrogenismo ha hecho trampa» pero a renglón seguido traten de aplicar una nueva política que perjudicaría a una de las más prominentes corredoras con niveles elevados de andrógenos, como es Caster Semenya. En este sentido, algunos expertos califican dicho reglamento (que todavía es susceptible de ser modificado y cuya fecha prevista de entrada en vigor se ha fijado para el próximo 1 de noviembre) como sospechosamente selectivo y «sexista».

La profesora de la Universidad de Pensilvania Jaime Schultz, especializada en la historia de la mujer en los deportes, explica que la nueva política de la IAAF parte de un estudio financiado por esta misma organización de 2017 en el que se recoge que, supuestamente, las mujeres con un alto nivel de testosterona tendrían una ventaja sobre sus competidoras en cinco pruebas: 400 metros (ventaja del 2.7%), carrera de obstáculos de 400 metros (ventaja del 2.8%), carrera de 800 metros (1.8%), lanzamiento de martillo (4.5%) y salto con pértiga (2.9%). «Sin embargo, sin explicación, las nuevas directrices omiten tanto el salto con pértiga como el martillo, donde las mujeres con alta testosterona ostensiblemente disfrutan de la mayor ventaja y agregan la carrera de 1500 metros femeninos, aunque no fue una de las pruebas en las que la testosterona parecía importar», resalta Schultz.

Esta experta considera discriminatoria estas clasificaciones porque «nadie sugiere que los hombres con niveles bajos de testosterona deberían ser elegibles para la competición femenina. De hecho, la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) permite que los hombres diagnosticados con niveles bajos de testosterona soliciten una exención para tomar testosterona sintética, una sustancia prohibida, porque tienen una necesidad médica […] Esto significa que la testosterona no trata solo de mejorar el rendimiento, sino también de la salud y el bienestar. Pero solo cuando se trata de hombres».

Cabe recordar el caso de la ciclista trans Kristen Worley, que llegó hasta el Tribunal de Derechos Humanos de Ontario en Canadá, denunciando «discriminación sexual», por no permitirle el uso suficiente de testosterona sintética durante su carrera deportiva. «Es un problema que pensemos que las mujeres tienen estrógeno y los hombres tienen testosterona»decía Worley«Tenemos que educar a las personas para que entiendan que ambos sexos tienen estas hormonas, pero a diferentes niveles». Finalmente, Worley llegó a un acuerdo con Cycling Canada, Ontario Cycling Association y Union Cycliste Internationale para evitar la referida discriminación y «adoptar políticas y directrices basadas en investigaciones científicas objetivas».

En este sentido, la profesora Schultz concluye que «quizás la IAAF debería considerar un compromiso similar. Hasta entonces, podemos quedarnos con un deporte sin Caster Semenya, o al menos la mismo Caster Semenya, que continúa estableciendo nuevos estándares de excelencia en atletismo femenino».

La lucha de Caster Semenya contra la discriminación

La de Caster Semenya es una historia de lucha en el alto nivel competitivo (hasta aquí, común a cualquier deportista de élite), pero también de lucha contra la discriminación por cuestionamiento de su identidad. Semenya volvía a la competición en verano de 2010, después de que la Asociación Internacional de Federaciones Internacionales de Atletismo pusiera fin a la investigación sobre su supuesta intersexualidad y decidiera que no había razón para impedirle participar en la competición como mujer. Algo que no gustó a sus competidoras.

Una de las intervenciones más desafortunadas en la polémica fue, por cierto, la de la atleta española Mayte Martínez, contrincante de Semenya en la final de los 800 metros. «Si me ponen a Semenya y diez hombres delante no sabría decir que ella es la mujer», llegó a manifestar la española, que acabó la carrera en séptima posición. Por una avalancha de declaraciones LGTBfóbicas como esta, Caster Semenya se planteó rechazar la medalla mundial de 800 metros, aunque las autoridades deportivas de su país la convencieron de que no lo hiciera.

También en España, en 2009 destacados medios generalistas se sumaron a cuestionar la feminidad de Semenya«¿Ganó ella o él?» titulaba El Mundo«Pendiente de un control para determinar su verdadero sexo», subtitulaba. Peor aún era el inicio de su crónica: «A la chica, o lo que sea, hay algo que le motiva más que el atletismo…». Algo más serio era el tratamiento que daba El País a la noticia, aunque el redactor no resistía caer en la tentación de referirse a Semenya como «la adolescente surafricana que parece un chico y corre como un hombre con toda la barba». ABC hacía una crónica neutra de la victoria de Semenya pero cargaba las tintas en el titular, que ya desde el principio predispone al lector: «Semenya redobla las sospechas con una abusiva victoria en 800». Tampoco La Razón se quedaba atrás. «Semenya, un oro muy sospechoso», titulaba. Algo más neutros fueron entonces los tratamientos en El Periódico o en La Vanguardia.

 Fuente Dosmanzanas

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