Archivo

Entradas Etiquetadas ‘San Pablo’

Conversión de San Pablo

Jueves, 25 de enero de 2024
Comentarios desactivados en Conversión de San Pablo

Saulo de Tarso, antes de su conversión, era un judío convencido de su religión y totalmente contrario a la nueva fe que empezaba a difundirse por Palestina y sus alrededores.

        Tuvo alguna responsabilidad también en el martirio de san Esteban, protomártir, del que se habla en los Hechos de los apóstoles. Saulo encontró a Jesús resucitado en el camino de Damasco y este acontecimiento cambió de manera radical su modo de creer y de pensar. El Señor resucitado se convirtió en el centro de su espiritualidad y de su teología. Una vez apóstol del Evangelio, Pablo estableció en Antioquía de Siria el punto de partida de sus viajes misioneros, donde aparece como testigo infatigable de la fe en Jesús resucitado. Estos viajes le incitaron a escribir diversas cartas a las distintas comunidades cristianas que había fundado. Pablo, verdadero y auténtico apóstol, siempre llevó buen cuidado en «volver» a Jerusalén, con el deseo de confrontarse con los apóstoles de Jesús a fin de no correr en vano.

the conversion of saint-paul 50x34

No quieras buscar ninguna cosa fuera del Señor; busca al Señor y él te escuchará; y mientras todavía estés hablando, te dirá: «Estoy aquí». ¿Qué significa «Estoy aquí»? Estoy presente. ¿Qué quieres, qué esperas de mí? Todo lo que puedo darte es nada en comparación conmigo. Tómame a mí mismo, goza de mí, acércate a mí. Aún no puedes hacerlo del todo, pero tócame con la fe y quedarás inseparablemente unido a mí, y yo te libraré de todos tus fardos, para que puedas adherirte a mí por completo.

*

Agustín de Hipona,
Exposición sobre el salmo 33, 9ss

***

El edificio espiritual construido por san Pablo, con su profundidad profética y sus escarpadas ascensiones, emerge alto sobre el plano de nuestra apacible piedad cristiana. ¿Quién fue este grande, que obró a la sombra de Uno inmensamente más grande que él? ¿Quién fue este atrevido pionero, este «errante entre dos mundos»?

        Dos ciudades ejercieron una influencia decisiva en el ciclo de su formación: Tarso y Jerusalén. «Soy un judío de Tarso de Cilicia…»: así se calificó Pablo ante el comandante romano cuando fue encarcelado. Dos corrientes de antigua civilización afluían, pues, y se fundían en él: la educación judía en familia y la formación griega que absorbía en la capital de su provincia natal, dotada de universidad. Está escrito, ciertamente, en los designios de la Providencia que este hombre, destinado a que en su vida actuara como misionero en medio de los paganos, debería recibir su primera educación en un centro mundial del paganismo.

        Aquel para quien ya no debería existir diferencia alguna entre judíos y paganos, entre griegos y bárbaros, entre libres y esclavos [cf. Col 3,11; 1 Cor 12,13), no debía nacer entre las idílicas colinas de Galilea, sino en el tumulto de un rico emporio comercial donde afluían y se mezclaban gentes de todas las naciones sometidas al Imperio romano.

        «Soy de Tarso, una ciudad no oscura de Cilicia». Parece que se refleja en esta respuesta un sentimiento de genuino orgullo griego por su propia ciudad de nacimiento. Tarso competía, en efecto, con Alejandría y Atenas por la conquista del primado en el campo de la cultura; en ella se elegían los maestros para los príncipes imperiales de Roma, y es natural que un centro de cultura tan eminente influyera en la formación de la personalidad del futuro apóstol… En Tarso dominaban la espiritualidad y la lengua griega junto a las leyes romanas y a la austeridad de la sinagoga judía.

*

J. Holzner,
San Pablo,
Editorial Herder, Barcelona 1989.

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad, Homofobia/ Transfobia. , ,

“La resurrección de Jesús según san Pablo”, por Gonzalo Haya.

Jueves, 25 de enero de 2024
Comentarios desactivados en “La resurrección de Jesús según san Pablo”, por Gonzalo Haya.

paul and jesus atheism_thumb[1]El primer documento escrito sobre la resurrección de Jesús se lo debemos a Pablo, solamente 20 ó 30 años después de su crucifixión. El obispo episcopaliano J. S. Spong ( 1, 2,) hace hincapié en este dato, porque se trata de una escueta interpretación de la resurrección, sin la escenografía de apariciones que 40 ó 50 años después presentaron los evangelistas. Y esa escenografía nos ha llevado a imaginar la resurrección como vuelta a la vida del cuerpo, mientras que Pablo interpretó la resurrección como una transformación en otra dimensión.

Exponemos a continuación los textos de Pablo y un resumen de los argumentos del trabajo de Spong:

Rom 1,4; que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos,

Rom 4,25; el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.

Rom 8,34;  ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.

Rom 14,9; Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven.

1Cor, 15,3-8; Lo que os transmití fue, ante todo, lo que yo había recibido: que el Mesías murió por nuestros pecados, como lo anunciaban las Escrituras, que fue sepultado y que resucitó al tercer día, como lo anunciaban las Escrituras; que se apareció a Pedro y más tarde a los Doce. Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez: la mayor parte viven todavía, aunque algunos han muerto. Después se le apareció a Santiago, luego a los apóstoles todos. Por último se me apareció también a mí, como al nacido a destiempo.

1Cor, 15,15-17; Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan.  Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados.

· Pablo nos da las primeras referencias sobre la resurrección de Jesús, principalmente en Rom 1,4 y 1Cor 15,3-8. No conoce nada sobre signos portentosos a la muerte de Jesús ni sobre el sepulcro vacío. Para comprender lo que dice Pablo tenemos que olvidar de momento todo lo que dicen los evangelios sobre la resurrección de Jesús: discípulos de Emaús, tumba de José de Arimatea, mujeres que llevaban ungüentos a la tumba, y otras apariciones.

· Pablo concibió la resurrección según los tres modelos que encontraba en la tradición judía: Henoc “caminó con Dios y después desapareció porque Dios se lo llevó” (Gén 5,24). Moisés murió “como lo había dispuesto el Señor, y lo enterró… y hasta la fecha nadie sabe dónde está enterrado” (Dt 34,5-6) de modo que el pueblo creyó que no había muerto y estaba con el Señor. Elías fue arrebatado por un carro de fuego y transportado vivo a la presencia de Dios (2Reyes 2,11). Estos eran los modelos que tenía Pablo para comprender su experiencia de Jesús vivo a pesar de había sido crucificado y sepultado.

· La resurrección es el momento en que Dios constituye a Jesús como su Hijo, Mesías y Señor (Rom 1,3-4). Esta afirmación podría ser considerada como “adopcionista” según el concilio de Nicea.

· Según Pablo, Jesús se aparece primero a Pedro (según Juan se apareció primero a María Magdalena, según Marcos Mateo y Lucas el primer anuncio fue a un grupo de mujeres que habían seguido a Jesús). Sigue la aparición a los Doce; ahora bien, o Doce es un número simbólico, o Pablo no sabe nada de la traición de Judas, o quizás el personaje simbólico, elaborado posteriormente, sea Judas. Después a quinientos hermanos; después a Santiago, ¿el hermano del Señor? “Por último”, e igualmente,a Pablo; ¡cuya conversión sucedió entre uno o seis años después de la muerte de Jesús!

· Lucas sitúa todos los acontecimientos de Pascua, entre la resurrección y la ascensión, en 40 días. Los casi seis años de Pablo y la falta de detalles de una apariencia física -mensajes orales y contacto físico- nos indican que Pablo no entendió la resurrección como la revivificación del cuerpo físico de Jesús; esas descripciones fueron elaboradas posteriormente por las comunidades y recogidas por los evangelistas.

· Pablo solamente había experimentado que Jesús vivía y entendió que había sido constituido Señor y Mesías. La resurrección fue, más bien, la transformación en un plano diferente, a un orden de conciencia más allá de los límites del tiempo y del espacio… lo que él llamó cuerpo espiritual” 1Cor 15,44). No hubo una revivificación del cuerpo que permaneciera en la tierra durante unos días y luego fuera “elevado” a los cielos. Al morir, fue transformado; ya no es un mortal, “la muerte ya no tiene dominio sobre él” (Rom 6,9). “Esta carne y hueso no pueden heredar el reino de Dios, ni lo ya corrompido heredar la incorrupción (1Cor 15:50)

Tenemos dificultad de imaginar esta transformación porque necesitamos explicarla con los conceptos e imágenes obtenidas de este mundo material, y porque nuestro imaginario se ha nutrido con los relatos de los evangelistas que trataron de plasmar y visualizar la resurrección de Jesús. El pueblo sólo concebía una vida real en un cuerpo; un ser sin cuerpo les parecería un fantasma.

Los estudios bíblicos se concilian mejor con los estudios de la antropología actual, y nos facilitan una comprensión más actual y adulta de nuestra fe. Lo trascendente sigue siendo un misterio, pero al menos no resulta contradictorio con nuestros conocimientos científicos de lo inmanente.

Gonzalo Haya

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad, General , , , ,

Nosotros… Nuestro…

Jueves, 29 de junio de 2023
Comentarios desactivados en Nosotros… Nuestro…

En la solemnidad de San Pedro y San Pablo, un texto que habla de Comunidad, de Palabra, de Compromiso… Del blog Amigos de Thomas Merton:

aa_10

…”el Doctor de la paz y Maestro de la unidad no quiso que hiciéramos una oración individual y privada, de modo que cada cual rogara sólo por sí mismo. No decimos: «Padre mío, que estás en el cielo», ni: «Dame hoy mi pan de cada día», ni pedimos el perdón de las ofensas sólo para cada uno de nosotros, ni pedimos para cada uno en particular que no caigamos en tentación y que nos libre del mal. Nuestra oración es pública y común, y cuando oramos lo hacemos no por uno solo, sino por todo el pueblo, ya que todo el pueblo somos como uno solo.

El Dios de la paz y el Maestro de la concordia, que nos enseñó la unidad, quiso que orásemos cada uno por todos, del mismo modo que él incluyó a todos los hombres en su persona. Aquellos tres jóvenes encerrados en el horno de fuego observaron esta norma en su oración, pues oraron al unísono y en unidad de espíritu y de corazón; así lo atestigua la sagrada Escritura que, al enseñarnos cómo oraron ellos, nos los pone como ejemplo que debemos imitar en nuestra oración: Entonces -dice- los tres, a una sola voz, se pusieron a cantar, glorificando y bendiciendo a Dios. Oraban los tres a una sola voz, y eso que Cristo aún no les había enseñado a orar.

Por eso fue eficaz su oración, porque agradó al Señor aquella plegaria hecha en paz y sencillez de espíritu. Del mismo modo vemos que oraron también los apóstoles, junto con los discípulos, después de la ascensión del Señor. Todos ellos -dice la Escritura- perseveraban en la oración, con un mismo espíritu, en compañía de algunas mujeres y de María, la madre de Jesús, y de los hermanos de éste. Perseveraban unánimes en la oración, manifestando con esta asiduidad y concordia de su oración que Dios, que hace habitar unánimes en la casa, sólo admite en la casa divina y eterna a los que oran unidos en un mismo espíritu.”

*

San Cipriano

19275210_1394948230587799_5748393603490055157_n

SAN PEDRO Y SAN PABLO***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , , ,

Alegría VI

Viernes, 5 de mayo de 2023
Comentarios desactivados en Alegría VI

Del blog Nova Bella:

1-NB-alegria-debiles-291x425

Por eso me regocijo en debilidades

*

Pablo

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , , ,

Conversión de San Pablo

Miércoles, 25 de enero de 2023
Comentarios desactivados en Conversión de San Pablo

        Saulo de Tarso, antes de su conversión, era un judío convencido de su religión y totalmente contrario a la nueva fe que empezaba a difundirse por Palestina y sus alrededores.

        Tuvo alguna responsabilidad también en el martirio de san Esteban, protomártir, del que se habla en los Hechos de los apóstoles. Saulo encontró a Jesús resucitado en el camino de Damasco y este acontecimiento cambió de manera radical su modo de creer y de pensar. El Señor resucitado se convirtió en el centro de su espiritualidad y de su teología. Una vez apóstol del Evangelio, Pablo estableció en Antioquía de Siria el punto de partida de sus viajes misioneros, donde aparece como testigo infatigable de la fe en Jesús resucitado. Estos viajes le incitaron a escribir diversas cartas a las distintas comunidades cristianas que había fundado. Pablo, verdadero y auténtico apóstol, siempre llevó buen cuidado en «volver» a Jerusalén, con el deseo de confrontarse con los apóstoles de Jesús a fin de no correr en vano.

the conversion of saint-paul 50x34

No quieras buscar ninguna cosa fuera del Señor; busca al Señor y él te escuchará; y mientras todavía estés hablando, te dirá: «Estoy aquí». ¿Qué significa «Estoy aquí»? Estoy presente. ¿Qué quieres, qué esperas de mí? Todo lo que puedo darte es nada en comparación conmigo. Tómame a mí mismo, goza de mí, acércate a mí. Aún no puedes hacerlo del todo, pero tócame con la fe y quedarás inseparablemente unido a mí, y yo te libraré de todos tus fardos, para que puedas adherirte a mí por completo.

*

Agustín de Hipona,
Exposición sobre el salmo 33, 9ss

***

El edificio espiritual construido por san Pablo, con su profundidad profética y sus escarpadas ascensiones, emerge alto sobre el plano de nuestra apacible piedad cristiana. ¿Quién fue este grande, que obró a la sombra de Uno inmensamente más grande que él? ¿Quién fue este atrevido pionero, este «errante entre dos mundos»?

        Dos ciudades ejercieron una influencia decisiva en el ciclo de su formación: Tarso y Jerusalén. «Soy un judío de Tarso de Cilicio…»: así se calificó Pablo ante el comandante romano cuando fue encarcelado. Dos corrientes de antigua civilización afluían, pues, y se fundían en él: la educación judía en familia y la formación griega que absorbía en la capital de su provincia natal, dotada de universidad. Está escrito, ciertamente, en los designios de la Providencia que este hombre, destinado a que en su vida actuara como misionero en medio de los paganos, debería recibir su primera educación en un centro mundial del paganismo.

        Aquel para quien ya no debería existir diferencia alguna entre judíos y paganos, entre griegos y bárbaros, entre libres y esclavos [cf. Col 3,11; 1 Cor 12,13), no debía nacer entre las idílicas colinas de Galilea, sino en el tumulto de un rico emporio comercial donde afluían y se mezclaban gentes de todas las naciones sometidas al Imperio romano.

        «Soy de Tarso, una ciudad no oscura de Cilicia». Parece que se refleja en esta respuesta un sentimiento de genuino orgullo griego por su propia ciudad de nacimiento. Tarso competía, en efecto, con Alejandría y Atenas por la conquista del primado en el campo de la cultura; en ella se elegían los maestros para los príncipes imperiales de Roma, y es natural que un centro de cultura tan eminente influyera en la formación de la personalidad del futuro apóstol… En Tarso dominaban la espiritualidad y la lengua griega junto a las leyes romanas y a la austeridad de la sinagoga judía.

*

J. Holzner,
San Pablo,
Editorial Herder, Barcelona 1989.

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad , ,

“La resurrección de Jesús según san Pablo”, por Gonzalo Haya.

Miércoles, 25 de enero de 2023
Comentarios desactivados en “La resurrección de Jesús según san Pablo”, por Gonzalo Haya.

St.Paul-Icon-700pxEl primer documento escrito sobre la resurrección de Jesús se lo debemos a Pablo, solamente 20 ó 30 años después de su crucifixión. El obispo episcopaliano J. S. Spong ( 1, 2,) hace hincapié en este dato, porque se trata de una escueta interpretación de la resurrección, sin la escenografía de apariciones que 40 ó 50 años después presentaron los evangelistas. Y esa escenografía nos ha llevado a imaginar la resurrección como vuelta a la vida del cuerpo, mientras que Pablo interpretó la resurrección como una transformación en otra dimensión.

Exponemos a continuación los textos de Pablo y un resumen de los argumentos del trabajo de Song:

Rom 1,4; que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos,

Rom 4,25; el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.

Rom 8,34;  ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.

Rom 14,9; Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven.

1Cor, 15,3-8; Lo que os transmití fue, ante todo, lo que yo había recibido: que el Mesías murió por nuestros pecados, como lo anunciaban las Escrituras, que fue sepultado y que resucitó al tercer día, como lo anunciaban las Escrituras; que se apareció a Pedro y más tarde a los Doce. Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez: la mayor parte viven todavía, aunque algunos han muerto. Después se le apareció a Santiago, luego a los apóstoles todos. Por último se me apareció también a mí, como al nacido a destiempo.

1Cor, 15,15-17; Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan.  Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados.

· Pablo nos da las primeras referencias sobre la resurrección de Jesús, principalmente en Rom 1,4 y 1Cor 15,3-8. No conoce nada sobre signos portentosos a la muerte de Jesús ni sobre el sepulcro vacío. Para comprender lo que dice Pablo tenemos que olvidar de momento todo lo que dicen los evangelios sobre la resurrección de Jesús: discípulos de Emaús, tumba de José de Arimatea, mujeres que llevaban ungüentos a la tumba, y otras apariciones.

· Pablo concibió la resurrección según los tres modelos que encontraba en la tradición judía: Henoc “caminó con Dios y después desapareció porque Dios se lo llevó” (Gén 5,24). Moisés murió “como lo había dispuesto el Señor, y lo enterró… y hasta la fecha nadie sabe dónde está enterrado” (Dt 34,5-6) de modo que el pueblo creyó que no había muerto y estaba con el Señor. Elías fue arrebatado por un carro de fuego y transportado vivo a la presencia de Dios (2Reyes 2,11). Estos eran los modelos que tenía Pablo para comprender su experiencia de Jesús vivo a pesar de había sido crucificado y sepultado.

· La resurrección es el momento en que Dios constituye a Jesús como su Hijo, Mesías y Señor (Rom 1,3-4). Esta afirmación podría ser considerada como “adopcionista” según el concilio de Nicea.

· Según Pablo, Jesús se aparece primero a Pedro (según Juan se apareció primero a María Magdalena, según Marcos Mateo y Lucas el primer anuncio fue a un grupo de mujeres que habían seguido a Jesús). Sigue la aparición a los Doce; ahora bien, o Doce es un número simbólico, o Pablo no sabe nada de la traición de Judas, o quizás el personaje simbólico, elaborado posteriormente, sea Judas. Después a quinientos hermanos; después a Santiago, ¿el hermano del Señor? “Por último”, e igualmente,a Pablo; ¡cuya conversión sucedió entre uno o seis años después de la muerte de Jesús!

· Lucas sitúa todos los acontecimientos de Pascua, entre la resurrección y la ascensión, en 40 días. Los casi seis años de Pablo y la falta de detalles de una apariencia física -mensajes orales y contacto físico- nos indican que Pablo no entendió la resurrección como la revivificación del cuerpo físico de Jesús; esas descripciones fueron elaboradas posteriormente por las comunidades y recogidas por los evangelistas.

· Pablo solamente había experimentado que Jesús vivía y entendió que había sido constituido Señor y Mesías. La resurrección fue, más bien, la transformación en un plano diferente, a un orden de conciencia más allá de los límites del tiempo y del espacio… lo que él llamó cuerpo espiritual” 1Cor 15,44). No hubo una revivificación del cuerpo que permaneciera en la tierra durante unos días y luego fuera “elevado” a los cielos. Al morir, fue transformado; ya no es un mortal, “la muerte ya no tiene dominio sobre él” (Rom 6,9). “Esta carne y hueso no pueden heredar el reino de Dios, ni lo ya corrompido heredar la incorrupción (1Cor 15:50)

Tenemos dificultad de imaginar esta transformación porque necesitamos explicarla con los conceptos e imágenes obtenidas de este mundo material, y porque nuestro imaginario se ha nutrido con los relatos de los evangelistas que trataron de plasmar y visualizar la resurrección de Jesús. El pueblo sólo concebía una vida real en un cuerpo; un ser sin cuerpo les parecería un fantasma.

Los estudios bíblicos se concilian mejor con los estudios de la antropología actual, y nos facilitan una comprensión más actual y adulta de nuestra fe. Lo trascendente sigue siendo un misterio, pero al menos no resulta contradictorio con nuestros conocimientos científicos de lo inmanente.

Gonzalo Haya

Fuente Fe Adulta

Biblia , , , ,

Conversión de San Pablo

Martes, 25 de enero de 2022
Comentarios desactivados en Conversión de San Pablo

Saulo de Tarso, antes de su conversión, era un judío convencido de su religión y totalmente contrario a la nueva fe que empezaba a difundirse por Palestina y sus alrededores.

        Tuvo alguna responsabilidad también en el martirio de san Esteban, protomártir, del que se habla en los Hechos de los apóstoles. Saulo encontró a Jesús resucitado en el camino de Damasco y este acontecimiento cambió de manera radical su modo de creer y de pensar. El Señor resucitado se convirtió en el centro de su espiritualidad y de su teología. Una vez apóstol del Evangelio, Pablo estableció en Antioquía de Siria el punto de partida de sus viajes misioneros, donde aparece como testigo infatigable de la fe en Jesús resucitado. Estos viajes le incitaron a escribir diversas cartas a las distintas comunidades cristianas que había fundado. Pablo, verdadero y auténtico apóstol, siempre llevó buen cuidado en «volver» a Jerusalén, con el deseo de confrontarse con los apóstoles de Jesús a fin de no correr en vano.

the conversion of saint-paul 50x34

 

El edificio espiritual construido por san Pablo, con su profundidad profética y sus escarpadas ascensiones, emerge alto sobre el plano de nuestra apacible piedad cristiana. ¿Quién fue este grande, que obró a la sombra de Uno inmensamente más grande que él? ¿Quién fue este atrevido pionero, este «errante entre dos mundos»?

        Dos ciudades ejercieron una influencia decisiva en el ciclo de su formación: Tarso y Jerusalén. «Soy un judío de Tarso de Cilicio…»: así se calificó Pablo ante el comandante romano cuando fue encarcelado. Dos corrientes de antigua civilización afluían, pues, y se fundían en él: la educación judía en familia y la formación griega que absorbía en la capital de su provincia natal, dotada de universidad. Está escrito, ciertamente, en los designios de la Providencia que este hombre, destinado a que en su vida actuara como misionero en medio de los paganos, debería recibir su primera educación en un centro mundial del paganismo.

        Aquel para quien ya no debería existir diferencia alguna entre judíos y paganos, entre griegos y bárbaros, entre libres y esclavos [cf. Col 3,11; 1 Cor 12,13), no debía nacer entre las idílicas colinas de Galilea, sino en el tumulto de un rico emporio comercial donde afluían y se mezclaban gentes de todas las naciones sometidas al Imperio romano.

        «Soy de Tarso, una ciudad no oscura de Cilicia». Parece que se refleja en esta respuesta un sentimiento de genuino orgullo griego por su propia ciudad de nacimiento. Tarso competía, en efecto, con Alejandría y Atenas por la conquista del primado en el campo de la cultura; en ella se elegían los maestros para los príncipes imperiales de Roma, y es natural que un centro de cultura tan eminente influyera en la formación de la personalidad del futuro apóstol… En Tarso dominaban la espiritualidad y la lengua griega junto a las leyes romanas y a la austeridad de la sinagoga judía.

*

J. Holzner,
San Pablo,
Editorial Herder, Barcelona 1989.

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad ,

“La resurrección de Jesús según san Pablo”, por Gonzalo Haya.

Martes, 25 de enero de 2022
Comentarios desactivados en “La resurrección de Jesús según san Pablo”, por Gonzalo Haya.

St.Paul-Icon-700pxEl primer documento escrito sobre la resurrección de Jesús se lo debemos a Pablo, solamente 20 ó 30 años después de su crucifixión. El obispo episcopaliano J. S. Spong ( 1, 2,) hace hincapié en este dato, porque se trata de una escueta interpretación de la resurrección, sin la escenografía de apariciones que 40 ó 50 años después presentaron los evangelistas. Y esa escenografía nos ha llevado a imaginar la resurrección como vuelta a la vida del cuerpo, mientras que Pablo interpretó la resurrección como una transformación en otra dimensión.

Exponemos a continuación los textos de Pablo y un resumen de los argumentos del trabajo de Song:

Rom 1,4; que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos,

Rom 4,25; el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.

Rom 8,34;  ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.

Rom 14,9; Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven.

1Cor, 15,3-8; Lo que os transmití fue, ante todo, lo que yo había recibido: que el Mesías murió por nuestros pecados, como lo anunciaban las Escrituras, que fue sepultado y que resucitó al tercer día, como lo anunciaban las Escrituras; que se apareció a Pedro y más tarde a los Doce. Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez: la mayor parte viven todavía, aunque algunos han muerto. Después se le apareció a Santiago, luego a los apóstoles todos. Por último se me apareció también a mí, como al nacido a destiempo.

1Cor, 15,15-17; Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan.  Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados.

· Pablo nos da las primeras referencias sobre la resurrección de Jesús, principalmente en Rom 1,4 y 1Cor 15,3-8. No conoce nada sobre signos portentosos a la muerte de Jesús ni sobre el sepulcro vacío. Para comprender lo que dice Pablo tenemos que olvidar de momento todo lo que dicen los evangelios sobre la resurrección de Jesús: discípulos de Emaús, tumba de José de Arimatea, mujeres que llevaban ungüentos a la tumba, y otras apariciones.

· Pablo concibió la resurrección según los tres modelos que encontraba en la tradición judía: Henoc “caminó con Dios y después desapareció porque Dios se lo llevó” (Gén 5,24). Moisés murió “como lo había dispuesto el Señor, y lo enterró… y hasta la fecha nadie sabe dónde está enterrado” (Dt 34,5-6) de modo que el pueblo creyó que no había muerto y estaba con el Señor. Elías fue arrebatado por un carro de fuego y transportado vivo a la presencia de Dios (2Reyes 2,11). Estos eran los modelos que tenía Pablo para comprender su experiencia de Jesús vivo a pesar de había sido crucificado y sepultado.

· La resurrección es el momento en que Dios constituye a Jesús como su Hijo, Mesías y Señor (Rom 1,3-4). Esta afirmación podría ser considerada como “adopcionista” según el concilio de Nicea.

· Según Pablo, Jesús se aparece primero a Pedro (según Juan se apareció primero a María Magdalena, según Marcos Mateo y Lucas el primer anuncio fue a un grupo de mujeres que habían seguido a Jesús). Sigue la aparición a los Doce; ahora bien, o Doce es un número simbólico, o Pablo no sabe nada de la traición de Judas, o quizás el personaje simbólico, elaborado posteriormente, sea Judas. Después a quinientos hermanos; después a Santiago, ¿el hermano del Señor? “Por último”, e igualmente,a Pablo; ¡cuya conversión sucedió entre uno o seis años después de la muerte de Jesús!

· Lucas sitúa todos los acontecimientos de Pascua, entre la resurrección y la ascensión, en 40 días. Los casi seis años de Pablo y la falta de detalles de una apariencia física -mensajes orales y contacto físico- nos indican que Pablo no entendió la resurrección como la revivificación del cuerpo físico de Jesús; esas descripciones fueron elaboradas posteriormente por las comunidades y recogidas por los evangelistas.

· Pablo solamente había experimentado que Jesús vivía y entendió que había sido constituido Señor y Mesías. La resurrección fue, más bien, la transformación en un plano diferente, a un orden de conciencia más allá de los límites del tiempo y del espacio… lo que él llamó cuerpo espiritual” 1Cor 15,44). No hubo una revivificación del cuerpo que permaneciera en la tierra durante unos días y luego fuera “elevado” a los cielos. Al morir, fue transformado; ya no es un mortal, “la muerte ya no tiene dominio sobre él” (Rom 6,9). “Esta carne y hueso no pueden heredar el reino de Dios, ni lo ya corrompido heredar la incorrupción (1Cor 15:50)

Tenemos dificultad de imaginar esta transformación porque necesitamos explicarla con los conceptos e imágenes obtenidas de este mundo material, y porque nuestro imaginario se ha nutrido con los relatos de los evangelistas que trataron de plasmar y visualizar la resurrección de Jesús. El pueblo sólo concebía una vida real en un cuerpo; un ser sin cuerpo les parecería un fantasma.

Los estudios bíblicos se concilian mejor con los estudios de la antropología actual, y nos facilitan una comprensión más actual y adulta de nuestra fe. Lo trascendente sigue siendo un misterio, pero al menos no resulta contradictorio con nuestros conocimientos científicos de lo inmanente.

Gonzalo Haya

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , ,

“Necesitamos profetas”, por Gabriel Mª Otalora

Lunes, 22 de febrero de 2021
Comentarios desactivados en “Necesitamos profetas”, por Gabriel Mª Otalora

gargallo4De su blog Punto de Encuentro:

 Quizá hubiese sido mejor un titular que resalte la necesidad de descubrir y seguir a los profetas de nuestro tiempo, pero un titular es algo más breve. Al menos lo destacamos al principio, cuando no pocos leen los textos proféticos bíblicos como sobre una pátina de alcanfor propia de un ropaje antiguo cuando sus mensajes son atemporales. Lo cierto es que algo fuerte expresan para que, por ejemplo del profeta Jeremías, los príncipes dijeran al rey: “Muera ese Jeremías, porque desmoraliza a los soldados que quedan en la ciudad y a todo el pueblo, con semejantes discursos” (Jer 38,4).

Profecía no significa prever el futuro sino la comprensión de los signos del tiempo presente a la luz de palabra de Dios. Y el don de ser verdadero profeta viene marcado por san Pablo: aunque posea el don de profecía e incluso tenga una fe que mueva montañas, si no tengo amor, no soy nada (Cor 13). Este tiempo nuestro  no facilita visualizar los profetas que, sin duda, el Espíritu nos pone para iluminar el verdadero camino de la evangelización conforme a nuestros carismas, regalo también del Espíritu. Sin embargo, no somos capaces de reconocer a los profetas actuales; ni siquiera consideramos como tal al Papa Francisco. Incluso el profeta nos parece una figura anacrónica, impropia del siglo XXI cuando lo cierto es que actúa con la máxima fidelidad al evangelio. Por eso hace chirriar nuestros goznes estructurales injustos mientras tildamos a su mensaje de soflama política en lugar de  como una verdadera denuncia profética.

La aspiración de toda denuncia profética es afirmar la vida, advertir y condenar los signos de muerte, pero siempre señalando senderos de esperanza con mano tendida. Y cuando es verdaderamente la voz de Dios, es también la voz del oprimido, la voz de los que no tienen voz. Recordemos que  los hubo bien humildes, como Moisés, al que Dios escoge siendo tartamudo para poner en él sus palabras sagradas. O como Oseas, un pastor elegido por Dios para enfrentarse nada menos que a las autoridades religiosas de su tiempo.

La denuncia profética no busca beneficios particulares sino el cambio o conversión, la instauración de la justicia, la construcción de nuevas relaciones basadas en la dignidad humana asumiendo el dolor de otros con un profundo sentido solidario. La voz profética de la Iglesia, en suma, es un gran compromiso en medio de una sociedad compleja y desnortada que necesita escuchar la voz de Dios para reorientar sus acciones.

Aunque algunos se empeñen en obstruir el evangelio sustituyendo la esperanza por conformismo (clericalismo y pasividad), la gracia de Dios supera cualquier obstáculo para llegar a quienes ansían que Él les llene y dé sentido, abiertos a la escucha. Si admiramos al Jesús que curó y sanó con enorme compasión y misericordia a los que más sufrían, no podemos obviar a este mismo Jesús denunció con dureza la hipocresía y la manipulación del verdadero mensaje de Dios. Él no murió por sanar, perdonar y curar, sino porque cuestionó las injusticias estructurales que se bendecían en nombre de Dios. La estructura asfixiaba su Palabra y la vivencia por lo que su buena noticia fue boicoteada desde el momento en que cuestionó el poder religioso de su época.

Lejos de la conversión, no pararon hasta convencer a los romanos que había que denigrarle socialmente con lo más ignominioso que había entonces: la crucifixión. Hoy todo es más sofisticado para mantenernos en una dormidera eclesial sin salirnos de la pasividad laical y del clericalismo presbiteral y laical porque a bastantes laicos les encanta el clericalismo a pesar de haber sido duramente criticado por el Papa.

En palabras de un líder no cristiano (Abdu´l-Bahá), “Una religión que no sea causa de amor y unidad no es una religión. Todos los santos profetas fueron como médicos para el alma; prescribieron un tratamiento para la curación de la humanidad.” Quizá no seamos profetas, pero todos somos testigos desde el bautismo. Y eso implica coherencia a nivel individual pero también como comunidad que sigue a Cristo evangelizando… ¡y pidiendo al Espíritu el don de reconocer y seguir a los profetas de nuestro tiempo!.

Espiritualidad , , , , , , , ,

Conversión de San Pablo

Lunes, 25 de enero de 2021
Comentarios desactivados en Conversión de San Pablo

Saulo de Tarso, antes de su conversión, era un judío convencido de su religión y totalmente contrario a la nueva fe que empezaba a difundirse por Palestina y sus alrededores.

        Tuvo alguna responsabilidad también en el martirio de san Esteban, protomártir, del que se habla en los Hechos de los apóstoles. Saulo encontró a Jesús resucitado en el camino de Damasco y este acontecimiento cambió de manera radical su modo de creer y de pensar. El Señor resucitado se convirtió en el centro de su espiritualidad y de su teología. Una vez apóstol del Evangelio, Pablo estableció en Antioquía de Siria el punto de partida de sus viajes misioneros, donde aparece como testigo infatigable de la fe en Jesús resucitado. Estos viajes le incitaron a escribir diversas cartas a las distintas comunidades cristianas que había fundado. Pablo, verdadero y auténtico apóstol, siempre llevó buen cuidado en «volver» a Jerusalén, con el deseo de confrontarse con los apóstoles de Jesús a fin de no correr en vano.

the conversion of saint-paul 50x34

El edificio espiritual construido por san Pablo, con su profundidad profética y sus escarpadas ascensiones, emerge alto sobre el plano de nuestra apacible piedad cristiana. ¿Quién fue este grande, que obró a la sombra de Uno inmensamente más grande que él? ¿Quién fue este atrevido pionero, este «errante entre dos mundos»?

        Dos ciudades ejercieron una influencia decisiva en el ciclo de su formación: Tarso y Jerusalén. «Soy un judío de Tarso de Cilicio…»: así se calificó Pablo ante el comandante romano cuando fue encarcelado. Dos corrientes de antigua civilización afluían, pues, y se fundían en él: la educación judía en familia y la formación griega que absorbía en la capital de su provincia natal, dotada de universidad. Está escrito, ciertamente, en los designios de la Providencia que este hombre, destinado a que en su vida actuara como misionero en medio de los paganos, debería recibir su primera educación en un centro mundial del paganismo.

        Aquel para quien ya no debería existir diferencia alguna entre judíos y paganos, entre griegos y bárbaros, entre libres y esclavos [cf. Col 3,11; 1 Cor 12,13), no debía nacer entre las idílicas colinas de Galilea, sino en el tumulto de un rico emporio comercial donde afluían y se mezclaban gentes de todas las naciones sometidas al Imperio romano.

        «Soy de Tarso, una ciudad no oscura de Cilicia». Parece que se refleja en esta respuesta un sentimiento de genuino orgullo griego por su propia ciudad de nacimiento. Tarso competía, en efecto, con Alejandría y Atenas por la conquista del primado en el campo de la cultura; en ella se elegían los maestros para los príncipes imperiales de Roma, y es natural que un centro de cultura tan eminente influyera en la formación de la personalidad del futuro apóstol… En Tarso dominaban la espiritualidad y la lengua griega junto a las leyes romanas y a la austeridad de la sinagoga judía.

*

J. Holzner,
San Pablo,
Editorial Herder, Barcelona 1989.

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad ,

“La resurrección de Jesús según san Pablo”, por Gonzalo Haya.

Lunes, 25 de enero de 2021
Comentarios desactivados en “La resurrección de Jesús según san Pablo”, por Gonzalo Haya.

St.Paul-Icon-700pxEl primer documento escrito sobre la resurrección de Jesús se lo debemos a Pablo, solamente 20 ó 30 años después de su crucifixión. El obispo episcopaliano J. S. Spong ( 1, 2,) hace hincapié en este dato, porque se trata de una escueta interpretación de la resurrección, sin la escenografía de apariciones que 40 ó 50 años después presentaron los evangelistas. Y esa escenografía nos ha llevado a imaginar la resurrección como vuelta a la vida del cuerpo, mientras que Pablo interpretó la resurrección como una transformación en otra dimensión.

Exponemos a continuación los textos de Pablo y un resumen de los argumentos del trabajo de Song:

Rom 1,4; que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos,

Rom 4,25; el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.

Rom 8,34;  ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.

Rom 14,9; Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven.

1Cor, 15,3-8; Lo que os transmití fue, ante todo, lo que yo había recibido: que el Mesías murió por nuestros pecados, como lo anunciaban las Escrituras, que fue sepultado y que resucitó al tercer día, como lo anunciaban las Escrituras; que se apareció a Pedro y más tarde a los Doce. Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez: la mayor parte viven todavía, aunque algunos han muerto. Después se le apareció a Santiago, luego a los apóstoles todos. Por último se me apareció también a mí, como al nacido a destiempo.

1Cor, 15,15-17; Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan.  Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados.

· Pablo nos da las primeras referencias sobre la resurrección de Jesús, principalmente en Rom 1,4 y 1Cor 15,3-8. No conoce nada sobre signos portentosos a la muerte de Jesús ni sobre el sepulcro vacío. Para comprender lo que dice Pablo tenemos que olvidar de momento todo lo que dicen los evangelios sobre la resurrección de Jesús: discípulos de Emaús, tumba de José de Arimatea, mujeres que llevaban ungüentos a la tumba, y otras apariciones.

· Pablo concibió la resurrección según los tres modelos que encontraba en la tradición judía: Henoc “caminó con Dios y después desapareció porque Dios se lo llevó” (Gén 5,24). Moisés murió “como lo había dispuesto el Señor, y lo enterró… y hasta la fecha nadie sabe dónde está enterrado” (Dt 34,5-6) de modo que el pueblo creyó que no había muerto y estaba con el Señor. Elías fue arrebatado por un carro de fuego y transportado vivo a la presencia de Dios (2Reyes 2,11). Estos eran los modelos que tenía Pablo para comprender su experiencia de Jesús vivo a pesar de había sido crucificado y sepultado.

· La resurrección es el momento en que Dios constituye a Jesús como su Hijo, Mesías y Señor (Rom 1,3-4). Esta afirmación podría ser considerada como “adopcionista” según el concilio de Nicea.

· Según Pablo, Jesús se aparece primero a Pedro (según Juan se apareció primero a María Magdalena, según Marcos Mateo y Lucas el primer anuncio fue a un grupo de mujeres que habían seguido a Jesús). Sigue la aparición a los Doce; ahora bien, o Doce es un número simbólico, o Pablo no sabe nada de la traición de Judas, o quizás el personaje simbólico, elaborado posteriormente, sea Judas. Después a quinientos hermanos; después a Santiago, ¿el hermano del Señor? “Por último”, e igualmente,a Pablo; ¡cuya conversión sucedió entre uno o seis años después de la muerte de Jesús!

· Lucas sitúa todos los acontecimientos de Pascua, entre la resurrección y la ascensión, en 40 días. Los casi seis años de Pablo y la falta de detalles de una apariencia física -mensajes orales y contacto físico- nos indican que Pablo no entendió la resurrección como la revivificación del cuerpo físico de Jesús; esas descripciones fueron elaboradas posteriormente por las comunidades y recogidas por los evangelistas.

· Pablo solamente había experimentado que Jesús vivía y entendió que había sido constituido Señor y Mesías. La resurrección fue, más bien, la transformación en un plano diferente, a un orden de conciencia más allá de los límites del tiempo y del espacio… lo que él llamó cuerpo espiritual” 1Cor 15,44). No hubo una revivificación del cuerpo que permaneciera en la tierra durante unos días y luego fuera “elevado” a los cielos. Al morir, fue transformado; ya no es un mortal, “la muerte ya no tiene dominio sobre él” (Rom 6,9). “Esta carne y hueso no pueden heredar el reino de Dios, ni lo ya corrompido heredar la incorrupción (1Cor 15:50)

Tenemos dificultad de imaginar esta transformación porque necesitamos explicarla con los conceptos e imágenes obtenidas de este mundo material, y porque nuestro imaginario se ha nutrido con los relatos de los evangelistas que trataron de plasmar y visualizar la resurrección de Jesús. El pueblo sólo concebía una vida real en un cuerpo; un ser sin cuerpo les parecería un fantasma.

Los estudios bíblicos se concilian mejor con los estudios de la antropología actual, y nos facilitan una comprensión más actual y adulta de nuestra fe. Lo trascendente sigue siendo un misterio, pero al menos no resulta contradictorio con nuestros conocimientos científicos de lo inmanente.

Gonzalo Haya

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , ,

Conversión de San Pablo

Viernes, 25 de enero de 2019
Comentarios desactivados en Conversión de San Pablo

Saulo de Tarso, antes de su conversión, era un judío convencido de su religión y totalmente contrario a la nueva fe que empezaba a difundirse por Palestina y sus alrededores.

        Tuvo alguna responsabilidad también en el martirio de san Esteban, protomártir, del que se habla en los Hechos de los apóstoles. Saulo encontró a Jesús resucitado en el camino de Damasco y este acontecimiento cambió de manera radical su modo de creer y de pensar. El Señor resucitado se convirtió en el centro de su espiritualidad y de su teología. Una vez apóstol del Evangelio, Pablo estableció en Antioquía de Siria el punto de partida de sus viajes misioneros, donde aparece como testigo infatigable de la fe en Jesús resucitado. Estos viajes le incitaron a escribir diversas cartas a las distintas comunidades cristianas que había fundado. Pablo, verdadero y auténtico apóstol, siempre llevó buen cuidado en «volver» a Jerusalén, con el deseo de confrontarse con los apóstoles de Jesús a fin de no correr en vano.

the conversion of saint-paul 50x34

El edificio espiritual construido por san Pablo, con su profundidad profética y sus escarpadas ascensiones, emerge alto sobre el plano de nuestra apacible piedad cristiana. ¿Quién fue este grande, que obró a la sombra de Uno inmensamente más grande que él? ¿Quién fue este atrevido pionero, este «errante entre dos mundos»?

        Dos ciudades ejercieron una influencia decisiva en el ciclo de su formación: Tarso y Jerusalén. «Soy un judío de Tarso de Cilicio…»: así se calificó Pablo ante el comandante romano cuando fue encarcelado. Dos corrientes de antigua civilización afluían, pues, y se fundían en él: la educación judía en familia y la formación griega que absorbía en la capital de su provincia natal, dotada de universidad. Está escrito, ciertamente, en los designios de la Providencia que este hombre, destinado a que en su vida actuara como misionero en medio de los paganos, debería recibir su primera educación en un centro mundial del paganismo.

        Aquel para quien ya no debería existir diferencia alguna entre judíos y paganos, entre griegos y bárbaros, entre libres y esclavos [cf. Col 3,11; 1 Cor 12,13), no debía nacer entre las idílicas colinas de Galilea, sino en el tumulto de un rico emporio comercial donde afluían y se mezclaban gentes de todas las naciones sometidas al Imperio romano.

        «Soy de Tarso, una ciudad no oscura de Cilicia». Parece que se refleja en esta respuesta un sentimiento de genuino orgullo griego por su propia ciudad de nacimiento. Tarso competía, en efecto, con Alejandría y Atenas por la conquista del primado en el campo de la cultura; en ella se elegían los maestros para los príncipes imperiales de Roma, y es natural que un centro de cultura tan eminente influyera en la formación de la personalidad del futuro apóstol… En Tarso dominaban la espiritualidad y la lengua griega junto a las leyes romanas y a la austeridad de la sinagoga judía.

*

J. Holzner,
San Pablo,
Editorial Herder, Barcelona 1989.

***

"Migajas" de espiritualidad, Espiritualidad ,

“La resurrección de Jesús según san Pablo”, por Gonzalo Haya.

Viernes, 25 de enero de 2019
Comentarios desactivados en “La resurrección de Jesús según san Pablo”, por Gonzalo Haya.

St.Paul-Icon-700pxEl primer documento escrito sobre la resurrección de Jesús se lo debemos a Pablo, solamente 20 ó 30 años después de su crucifixión. El obispo episcopaliano J. S. Spong ( 1, 2,) hace hincapié en este dato, porque se trata de una escueta interpretación de la resurrección, sin la escenografía de apariciones que 40 ó 50 años después presentaron los evangelistas. Y esa escenografía nos ha llevado a imaginar la resurrección como vuelta a la vida del cuerpo, mientras que Pablo interpretó la resurrección como una transformación en otra dimensión.

Exponemos a continuación los textos de Pablo y un resumen de los argumentos del trabajo de Song:

Rom 1,4; que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos,

Rom 4,25; el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.

Rom 8,34;  ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.

Rom 14,9; Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven.

1Cor, 15,3-8; Lo que os transmití fue, ante todo, lo que yo había recibido: que el Mesías murió por nuestros pecados, como lo anunciaban las Escrituras, que fue sepultado y que resucitó al tercer día, como lo anunciaban las Escrituras; que se apareció a Pedro y más tarde a los Doce. Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez: la mayor parte viven todavía, aunque algunos han muerto. Después se le apareció a Santiago, luego a los apóstoles todos. Por último se me apareció también a mí, como al nacido a destiempo.

1Cor, 15,15-17; Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan.  Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados.

· Pablo nos da las primeras referencias sobre la resurrección de Jesús, principalmente en Rom 1,4 y 1Cor 15,3-8. No conoce nada sobre signos portentosos a la muerte de Jesús ni sobre el sepulcro vacío. Para comprender lo que dice Pablo tenemos que olvidar de momento todo lo que dicen los evangelios sobre la resurrección de Jesús: discípulos de Emaús, tumba de José de Arimatea, mujeres que llevaban ungüentos a la tumba, y otras apariciones.

· Pablo concibió la resurrección según los tres modelos que encontraba en la tradición judía: Henoc “caminó con Dios y después desapareció porque Dios se lo llevó” (Gén 5,24). Moisés murió “como lo había dispuesto el Señor, y lo enterró… y hasta la fecha nadie sabe dónde está enterrado” (Dt 34,5-6) de modo que el pueblo creyó que no había muerto y estaba con el Señor. Elías fue arrebatado por un carro de fuego y transportado vivo a la presencia de Dios (2Reyes 2,11). Estos eran los modelos que tenía Pablo para comprender su experiencia de Jesús vivo a pesar de había sido crucificado y sepultado.

· La resurrección es el momento en que Dios constituye a Jesús como su Hijo, Mesías y Señor (Rom 1,3-4). Esta afirmación podría ser considerada como “adopcionista” según el concilio de Nicea.

· Según Pablo, Jesús se aparece primero a Pedro (según Juan se apareció primero a María Magdalena, según Marcos Mateo y Lucas el primer anuncio fue a un grupo de mujeres que habían seguido a Jesús). Sigue la aparición a los Doce; ahora bien, o Doce es un número simbólico, o Pablo no sabe nada de la traición de Judas, o quizás el personaje simbólico, elaborado posteriormente, sea Judas. Después a quinientos hermanos; después a Santiago, ¿el hermano del Señor? “Por último”, e igualmente,a Pablo; ¡cuya conversión sucedió entre uno o seis años después de la muerte de Jesús!

· Lucas sitúa todos los acontecimientos de Pascua, entre la resurrección y la ascensión, en 40 días. Los casi seis años de Pablo y la falta de detalles de una apariencia física -mensajes orales y contacto físico- nos indican que Pablo no entendió la resurrección como la revivificación del cuerpo físico de Jesús; esas descripciones fueron elaboradas posteriormente por las comunidades y recogidas por los evangelistas.

· Pablo solamente había experimentado que Jesús vivía y entendió que había sido constituido Señor y Mesías. La resurrección fue, más bien, la transformación en un plano diferente, a un orden de conciencia más allá de los límites del tiempo y del espacio… lo que él llamó cuerpo espiritual” 1Cor 15,44). No hubo una revivificación del cuerpo que permaneciera en la tierra durante unos días y luego fuera “elevado” a los cielos. Al morir, fue transformado; ya no es un mortal, “la muerte ya no tiene dominio sobre él” (Rom 6,9). “Esta carne y hueso no pueden heredar el reino de Dios, ni lo ya corrompido heredar la incorrupción (1Cor 15:50)

Tenemos dificultad de imaginar esta transformación porque necesitamos explicarla con los conceptos e imágenes obtenidas de este mundo material, y porque nuestro imaginario se ha nutrido con los relatos de los evangelistas que trataron de plasmar y visualizar la resurrección de Jesús. El pueblo sólo concebía una vida real en un cuerpo; un ser sin cuerpo les parecería un fantasma.

Los estudios bíblicos se concilian mejor con los estudios de la antropología actual, y nos facilitan una comprensión más actual y adulta de nuestra fe. Lo trascendente sigue siendo un misterio, pero al menos no resulta contradictorio con nuestros conocimientos científicos de lo inmanente.

Gonzalo Haya

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , ,

“Una lectura catastrófica “, por Isabel Gómez Acebo.

Martes, 2 de octubre de 2018
Comentarios desactivados en “Una lectura catastrófica “, por Isabel Gómez Acebo.

portuguese-actor-diogo-morgadoLeído en su blog:

Era el final del verano convencí a una de mis nietas para venir a misa el domingo para dar gracias a Dios. Habíamos estado mucha familia junta y no había habido ni discusiones ni accidentes. Me costó mucho pues no es muy partidaria de ir a la iglesia y, como chica joven en vacaciones, se había acostado a las mil y quinientas, una frase de mi juventud que significaba la llegada a la cama de madrugada.

No refunfuñó mucho aunque parecía dormida. Al principio todo fue bien pero con la lectura de la epístola, era el 26 de agosto, se le cambió el semblante. No sé si recuerdan el texto pero dice así: “las mujeres que se sometan a sus maridos como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia; él, que es el salvador del cuerpo. Pues como la Iglesia se somete a Cristo, así también las mujeres a sus maridos en todo”.

Yo esperaba que el sacerdote hiciera un comentario sobre el contexto de Pablo, las costumbres históricas que hoy ya no prevalecían y cosas semejantes, pero no dijo nada y, como el que calla otorga, parecía que daba por bueno el texto

Recuerdo que un sacerdote amigo se saltaba el Evangelio de la suegra de Pedro o el de los hermanos de Jesús porque así se evitaba preguntas embarazosas de los fieles. No creo que se debe de llegar tan lejos pero escuchar que es palabra de Dios esa epístola de Pablo para una mujer en el siglo XXI es duro y exige muchas explicaciones. La primera es responder a los motivos porque los que no se suprime esta lectura del leccionario ya que se pueden escoger otras muchas y la segunda es recomendar al oficiante que explique, aunque tiene poca explicación en nuestros días, el mundo en el que vivía Pablo que es en el que viven muchas mujeres contemporáneas nuestras. Cuando en los países a los que no ha llegado la liberación femenina ¿No son también para ellas unas palabras odiosas que justifican la opresión en la que viven?

La moraleja es que a mi obligada nieta no le hizo ninguna gracia escuchar la lectura de la epístola y me echó en cara, sabiendo mi feminismo, que no hubiera levantado la voz o haber pedido explicaciones al sacerdote en la sacristía. No creo que este hecho le haya levantado las ganas de volver a misa pues como fue al principio ya no estuvo atenta a lo que podía inspirarle el Espíritu

Isabel Gómez Acebo

Fuente Religión Digital

Espiritualidad , , , ,

Apariciones entre interrogantes (III), por Salvador Santos.

Martes, 19 de junio de 2018
Comentarios desactivados en Apariciones entre interrogantes (III), por Salvador Santos.

SAN PEDRO Y SAN PABLOLo que os transmití fue, ante todo, lo que yo había recibido:…

que se apareció a Pedro y más tarde a los Doce. Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez: la mayor parte viven todavía, aunque algunos han muerto. Después se le apareció a Santiago, luego a los apóstoles todos. Por último se me apareció también a mí, como al nacido a destiempo”. (I Cor 15,5-8)

Tradición de selectos

En la relación de personajes presentada por Pablo destacan rasgos susceptibles de ser interpretados como originarios de una incipiente institución. La supresión de las mujeres se debe tal vez al intento de restarles protagonismo y, al tiempo, excluirlas de zonas de influencia. El resto de mencionados parecen escalonados en orden al reconocimiento de su autoridad.

Pablo, modestamente último

Pablo se introduce entre los destinatarios de las apariciones del Galileo. Se nombra, con educación, en último lugar. Pero lo hace en un aparte. Con una descripción adornada de confidencias que destacan por su exagerada humildad:

“Por último se me apareció también a mí, como al nacido a destiempo. Es que yo soy el menor de los apóstoles; yo, que no merezco el nombre de apóstol, porque perseguí a la Iglesia”. (I Cor 15,8-9).

Y no deja de echarse flores envueltas en una modestia algo indigesta:

“Sin embargo, por favor de Dios soy lo que soy y ese favor suyo no ha sido en balde; al contrario: he rendido más que todos ellos, no yo, es verdad, sino el favor de Dios que me acompaña” (I Cor 15,10).

Pedro, delante.

El primer lugar de la lista lo ocupa Pedro. Pablo lo coloca en esa posición por su reconocida autoridad. Utiliza para nombrarle su sobrenombre escrito siguiendo la pronunciación en arameo Cefas (Kēfā), el que le puso el Galileo; según Juan, nada más conocerle:

“Tú eres Simón, el hijo de Juan; a ti te llamarán Cefas (que significa ‘Piedra’)” (Jn 1,42).

Sin embargo, ¡en ninguno de los evangelios se afirma que el Galileo se apareció a Pedro de forma individual! ¡Ni en primer, ni en cualquier otro lugar! Resulta evidente que la tradición a la que Pablo alude ideó ese hecho. Y, desde luego, ese pensamiento no salió del mismo Pedro. Este, fuente principal de Marcos, tuvo la sinceridad por emblema. Le aportó al evangelista la información de lo sucedido con total veracidad. Lo hizo sin ensalzarse, antes bien, mostrando sin recato todas sus miserias. Marcos escribió siguiendo idéntica pauta. De ahí que el amigo cabeza dura saliera tan mal parado en ese evangelio.

Después, los Doce

Para Pablo, el Galileo se apareció a continuación a los Doce. Predomina el simbolismo del ‘Doce’ (‘Doce’ equivale a pueblo en la mentalidad judía). Sin embargo la realidad hablaba de Once. Judas se había auto-descartado. Los textos de Mateo y Lucas hablan de los Once al referirse a la aparición al grupo de los discípulos representantes del proyecto del Galileo (Mt 28,16; Lc 24,33). Incluso en el añadido al evangelio de Marcos se usa ese número: ‘Once’ (Mc 16,14). La tradición recogida por Pablo muestra, no obstante, su carácter oficial y su anclaje en la ideología judía al escribir: ‘Doce’.

Aparición a quinientos

También esa tradición se distancia de Mateo, Lucas y Juan al mencionar una aparición del Galileo que los evangelios no citan: “a quinientos hermanos a la vez”. Al margen de otras consideraciones respecto al simbolismo del número quinientos, esta referencia parece querer subrayar la extensión y veracidad de los testimonios de quienes vivieron tal experiencia. De ahí que detalle: “la mayor parte viven todavía, aunque algunos han muerto”.

¿Y quiénes son estos?

El siguiente registro de Pablo emerge por encima de los dos anteriores. Los personajes citados en este apunte sorprenden. Resultan para nosotros tan inesperados como extraños:

“Después se le apareció a Santiago, luego a los apóstoles todos” (v. 7),

¿Quién es Santiago? ¿Y quiénes, esos nuevos apóstoles? A los Doce ya los ha citado con anterioridad En los evangelios no hay ni rastro de estos desconocidos personajes. En cambio, los destinatarios de la carta debían conocerlos sobradamente. Porque Pablo comienza diciendo que lo que escribe ahora repite lo que les habló en su día. Y a ese mensaje llega a llamarle: evangelio:

“Os recuerdo ahora, hermanos, el evangelio que os prediqué…” (v.1).

Pistas en el original

El texto original nos abre algún camino a seguir. El verbo griego traducido por: “se apareció” o “se dejó ver” se usa en cuatro ocasiones y en el mismo tiempo verbal. Se encuentra unido a Cefas, los Quinientos, Santiago y Pablo como destinatarios de la acción de “aparecerse”. Los otros dos receptores, “los Doce” y “los apóstoles todos” están redactados sin verbo y asociados: el primero a Cefas y el segundo a Santiago mediante el mismo adverbio temporal con significación: “después”, “luego”, “a continuación”, “más tarde”. Dos grupos de similares características:

Pedro y los Doce;

Santiago y los apóstoles todos están descritos con idéntica estructura gramatical e iguales nexos de unión. La tradición de Pablo descubre dos colectivos que actúan como dos referentes en paralelo.

La expresión “Santiago y los apóstoles todos”, fórmula incluida en el evangelio anunciado por Pablo a Los Corintios, señala a un conjunto especialmente significado de responsables, cuya autoridad –según Pablo- debía ser reconocida más allá de la jurisdicción en la que actuaban. Este colectivo representa un primer indicio por el que asoma el origen de la tradición a la que alude Pablo. El hecho de que dicha tradición haya omitido a las mujeres como principales testigos orienta hacia algún organismo afín a la mentalidad y la ley judía que no admitía como válido el testimonio de las mujeres.

Santiago, descubierto

El primer paso para aclararlo reclama identificar al tal Santiago. Porque en consonancia con el paralelismo que guarda este grupo con el de ‘Pedro y los Doce’, Santiago figura como personaje principal encabezando al resto de nombrados. Si resulta obvio que no se habla aquí de uno de los hijos de Zebedeo, decapitado en el año 44, ¿quién es este Santiago? ¿Y quiénes, los otros responsables asociados a él y denominados con el nombre de apóstoles?

La carta a los Gálatas, escrita en torno al año 57, aporta un dato importante. Se trata de uno de los hermanos del Galileo:

“Después, tres años más tarde, subí a Jerusalén para conocer a Pedro y me quedé quince días con él. No vi a ningún otro apóstol, excepto a Santiago, el hermano del Señor” (Gál 1,19).

De hermano malpensado a apóstol de primera

Pablo llama ‘apóstol’ a un hermano del Galileo, uno de los del conjunto de familiares que viajaron para prenderle convencidos de que había perdido el juicio. Es más, Pablo afirma que, junto a Pedro y Juan, Santiago está reconocido como columna del colectivo de seguidores. E incluso, al mencionar a los tres, le concede el lugar preeminente:

“…Santiago, Pedro y Juan, los respetados como pilares, nos dieron la mano a mí y a Bernabé en señal de solidaridad…” (Gál 2,9).

Dirigente y responsables

Por lo que parece, Santiago goza de prestigio e influencia. En su círculo más próximo aparecen también una serie de personajes de cierto rango:

“Al día siguiente, Pablo, con nosotros, entró en casa de Santiago donde estaban también todos los responsables” (Hech 21,18).

Los datos brindados por Pablo dan a entender que este hermano del Galileo, Santiago, ocupaba una posición de alto rango. En una mirada superficial, resulta congruente que, a tal condición, le correspondiese una aparición directa y personal del resucitado. Aunque esa supuesta coherencia suscita extrañeza. ¡Los evangelistas ignoraron tan específica y singular aparición!

Un personaje rodeado de interrogantes

La presencia de Santiago genera algunos interrogantes: ¿Cómo pudo convertirse tras la ejecución de su hermano en uno de los pilares de su proyecto si antes lo tuvo por perturbado? ¿No confirmaba la crucifixión del Galileo que tenía razón y no se equivocaba en su juicio respecto a él? ¿Por qué, entonces, se le ocurrió después adherirse a su locura? ¿No tendría otros ocultos intereses? Y ¿qué papel jugó en el arranque del proyecto una vez ejecutado su hermano.

Rumiando qué hacer

Al comienzo del libro de los Hechos, Lucas aporta otros detalles para confirmar esta situación. El Galileo se aparece a los discípulos y permanece con ellos una totalidad concreta (cuarenta días) de tiempo, la duración que necesitan para madurar en sus convicciones y comenzar su andadura. En eso andaban sus cabezas sembradas de dudas. Lucas lo explica diciendo que el Galileo les habló de su proyecto:

“…dejándose ver de ellos durante cuarenta días, les habló acerca del reino de Dios” (Hech 1,3).

Una manera de decir que pasaron una cuarentena devanándose los sesos; recapacitando qué hacer respecto al proyecto del Galileo.

Y ellos, erre que erre

Pero el grupo de seguidores no solo seguía a distancia del proyecto, estaba situado en el polo opuesto. La propuesta del Galileo marcaba una ruta a seguir. El colectivo de discípulos deambulaba indeciso por la otra orilla. Dos itinerarios muy separados entre sí. El proyecto exige una praxis social. El grupo apuesta por la pasividad. Guarecido bajo la bóveda religiosa, se plantan al acecho de una intervención divina y una nueva aparición excelsa del ejecutado. Siguen pensando en sus posibles posiciones de poder. Ellos miran hacia arriba. El proyecto, atento al suelo, requiere hacer camino. Están acomodados en la inmovilidad religiosa:

“Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? (Hech 1,11)

A pesar del mucho esfuerzo realizado por el Galileo animándoles a tomar la iniciativa y abrirse paso con una manera de hacer acorde a su enseñanza, ellos no salían del sueño nacionalista y aguardaban todavía el momento portentoso en el que Israel conseguiría la hegemonía política:

Señor, ¿es en esta ocasión cuando vas a restaurar el reino para Israel?” (Hech 1,6).

Después de tanto tiempo con él, no se habían enterado. Lucas amplía con detalles el posicionamiento del colectivo. Los términos que utiliza desbordan expresividad:

“Entonces regresaron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que está cercano a Jerusalén, a la distancia que se permite caminar un día de sábado. Cuando entraron, subieron a la sala de arriba donde se alojaban; eran: Pedro y Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago de Alfeo, Simón el Fanático y Judas el de Santiago. Todos ellos perseveraban unánimes en la oración, con las mujeres” (Hech 1,12-14a).

No se sitúan como el Galileo fuera de la ciudad (“el monte de los Olivos”), sino en la misma sede político-religiosa (“Jerusalén”) donde dictaron sentencia de muerte contra él. No se han liberado. Continúan encadenados a las estrictas normas judías (“sábado”). Se han establecido en el lugar fijando allí su actitud de espera (“la sala de arriba”). Hasta se ha trastocado la lista de los Doce. No se nombra por parejas de hermanos, sino por orden de autoridad. Prevalece el rango; no, la hermandad (“Pedro y Juan, Santiago y Andrés…”). No se han adherido al proyecto del Galileo, están aferrados a la religión y sus formulismos cultuales (“la oración”).

Las mujeres aparecen al final de esta presentación de Lucas. La recensión denominada ‘occidental’ (Hechos se puede leer en dos recensiones, cosa que no ocurre con ningún otro libro del NT) afirma que ellas son las mujeres de los Once acompañadas de sus hijos.

¡Otra vez María y los hermanos!

El conjunto de seguidores se muestra estático. Unido a ellos, se nombra sorpresivamente a otro pequeño grupo nunca antes asociado a los discípulos y tampoco mencionado más tarde como tal colectivo. Una nueva aparición de la familia del Galileo:

“…además de María, la madre de Jesús, y sus hermanos” (Hech 1,14b)

Por Mc 6,3 y su paralelo Mt 13,55 conocemos los nombres de los cuatro hermanos: Santiago, José, Judas y Simón. La reaparición de los allegados causa sorpresa. A excepción de Santiago, de ese colectivo no quedará ni rastro en el libro de los Hechos. Se habló por primera vez de ellos por su intento de reconducir al Galileo al ordenamiento legal y religioso. En esta ocasión, confirman mantener su pronunciamiento en favor del orden establecido. Pero, ¿qué objetivo persiguen ahora? Si nunca se presentaron unidos al conjunto de seguidores, ¿qué propósito les ha movido a hacerlo cuando está ausente el Galileo? ¿Por qué se sitúan en primera línea en el momento crucial en que los seguidores están a punto de tomar decisiones respecto al camino a seguir? ¿Qué papel desean asumir?

A primera hora y en primera fila

Los congregados imaginaban próxima la irrupción del ideal y definitivo Israel. Se imponía estar preparados para su llegada. El pueblo restaurado abría nuevas posibilidades de acceder a posiciones aventajadas. Disponer de un espacio de influencia requería acudir a primera hora y colocarse en primera fila. No estaba fuera de lógica pensar que la condición de familiares podía favorecer al grupo de allegados. Quizás se le reconocerían ciertas prerrogativas por esa circunstancia. Ellos lo saben. Todos lo saben. Pedro es el primero en ser consciente de ello. De ahí que, en un contexto de predisposición unánime al reconocimiento de un nuevo Israel, Pedro tome la palabra:

“Uno de aquellos días Pedro se puso en pie en medio de los hermanos (había una multitud como de ciento veinte personas -múltiplo de 12 = Pueblo numeroso- reunidas con el mismo propósito) y dijo:” (Hech 1,15).

Pedro los descarta

Buscaban sustituir al traidor Judas para restaurar también el grupo de los Doce. A ellos les competía la máxima responsabilidad del nuevo Israel. Pedro trenzó una jugada redonda:

“Por tanto, uno de los hombres que nos acompañaron todo el tiempo mientras vivía con nosotros el Señor Jesús, a partir del bautismo de Juan hasta el día en que se lo llevaron a lo alto separándolo de nosotros, uno de esos tiene que ser con nosotros testigo de su resurrección” (Hech 1,21-22).

De un plumazo, descartó a los hermanos del Galileo. Los límites marcados por Pedro les excluían. El duro de mollera anduvo listo y amplió los márgenes al máximo. Desde la primera linde, la del Bautista, hasta el tope último: cuando lo perdieron de vista. ¿Por qué? Posiblemente no se fiaba de ninguno de ellos. Nunca habían acompañado al Galileo.

La elección recayó en un tal Matías, del que nunca más se habla en el NT. Sin embargo, pese a haber sido descartado por Pedro, Santiago aparece en la tradición recogida por Pablo como personaje influyente. ¿Qué otra u otras circunstancias propiciaron que conquistara esa condición de tan alto reconocimiento?

Atados y desunidos

El colectivo instalado en Jerusalén no acababa de soltar amarras. Mantenían los nudos atados bien firmes a la ideología y la religiosidad judía. Las rigideces de los miembros propensos a mantener este formato institucional generaron las primeras grietas. Los integrantes inmigrados de lengua griega no tardaron en sufrir el menosprecio. Los más vulnerables se llevaban la peor parte:

“Por aquellos mismos días, al crecer el número de los discípulos, se produjo una protesta de los de lengua griega contra los de lengua hebrea, a saber, que en el servicio asistencial de cada día desatendían a sus viudas” (Hech 6,1).

El desprecio a los más insignificantes mostraba la latente y profunda división interna, signo evidente de la absoluta contradicción entre las actuaciones del colectivo y el proyecto del Galileo. Leer más…

Espiritualidad , , , , , , ,

¡Frente a frente! San Pablo Apóstol, el que inventó a Cristo y María Magdalena, la que conoció a Jesús.

Lunes, 23 de abril de 2018
Comentarios desactivados en ¡Frente a frente! San Pablo Apóstol, el que inventó a Cristo y María Magdalena, la que conoció a Jesús.

frente-a-frente2En palabras de Ivone Gebara:

“Poner a debatir a María Magdalena con San Pablo es una idea genial. Estos debates nos muestran la distancia entre Jesús de Nazaret y el Cristo de Pablo. Nos enseñan a distinguir los derechos humanos de las mujeres de lo que nos ha dicho una Iglesia masculina. Nos enseñan a diferenciar la tradición de Pablo de la de los Evangelios”.

***

No, yo no fui prostituta. Pero si lo hubiera sido, ¿qué? (Debate 2).

¿Usted escribió que la cabeza de la mujer es el hombre? ¿y su madre no tenía cabeza? (Debate 3).

Le juro que si Jesús lee lo que usted ordenó a los esclavos manda sus carta a la basura. (Debate 6).

¿Y quién es usted, Pablo, para juzgar a los homosexuales? (Debate 9).

¿De qué Dios habla usted, un Dios tan malvado que quiere que su hijo muera? (Debate 15).

Sí, Jesús fue mi gran amor. Yo fui su compañera. (Debate 11).

maxresdefault

***

San Pablo Apóstol, el que inventó a Cristo y María Magdalena, la que conoció a Jesús.

Autores: María y José Ignacio López Vigil

Número 33 de la colección Fe Adulta

193 páginas, 15×21 cm

Edición rústica con tapa reforzada y solapa

Incluye un CD con los debates en audio

978-84-947410-4-3

Disponibilidad: Disponible

11,00 €

marialopezvigilyhermano

Fuente Fe Adulta

Biblioteca, Cristianismo (Iglesias), General , , , ,

“La misa en latín, ¿qué representa?”, por José Mª Castillo

Viernes, 6 de octubre de 2017
Comentarios desactivados en “La misa en latín, ¿qué representa?”, por José Mª Castillo

"misa-en-latDe su blog Teología sin censura:

Es bien sabido que en la Iglesia hay gente, seguramente más de la que imaginamos, que añora la misa en latín. Y conste que, entre los añorantes del latín eclesiástico, no faltan numerosos obispos e incluso importantes cardenales. Según parece, así muestran estos “latinistas” su fidelidad a la tradición cristiana. Y, de paso, parece que pretenden situarse de frente – o en contra – del papa Francisco.

No estoy hablando de un tema intranscendente. La cosa tiene más enjundia de lo que seguramente imaginamos. Por lo menos, así pensaba san Pablo, ya desde los primeros años en que los cristianos empezaron a reunirse en sus incipientes reuniones litúrgicas. Mucha gente, que se considera culta, no sabe que, en la Antigüedad, concretamente en el s. I, en no pocas regiones del Imperio (en Roma, por ejemplo), se hablaban dos lenguas, el griego y el latín. En Rom 1, 14, Pablo se dirige a “ellenes kai bárbaroi”, los que entendían el griego y los que no lo entendían, lo que significaba “los que eran cultos y los que no lo eran”. Por eso el término “bárbaros” se aplicaba a quienes hablaban una lengua que no se entendía. Era el tipo extraño, con el que no había modo de comunicarse.

Pues bien, así las cosas, san Pablo no duda en hacer afirmaciones muy duras contra los que, en las reuniones litúrgicas, se ponen a hablar contra los que, cuando la comunidad está reunida, ellos utilizan una lengua que no entiende nadie. Pablo es claro y tajante: “Por tanto, si se reúne toda la comunidad en el mismo lugar y todos hablan en lenguas (extrañas), y entran en ella personas no iniciadas o no creyentes, ¿no dirán que estáis locos?” (1 Cor 14, 23).

Sabemos que finalmente y después de tres siglos, terminó por imponerse el latín como lengua común de la Iglesia, ya que era la lengua común en el “tardo-Imperio”. Pero, con el paso del tiempo, ocurrió “lo que tenía que ocurrir”. Y fue sencillamente que, a medida que el clero fue creciendo y se fue imponiendo, el “clero” terminó por equipararse con la Iglesia. En el siglo nueve, autores como Amalario y Floro no tuvieron reparo en afirmar que “la Iglesia designa principalmente al clero”. O bien, “la Iglesia que consiste sobre todo en los sacerdotes”.

Las consecuencias, que se siguieron de una Iglesia así pensada y sobre todo organizada con una presencia clerical tan avasalladora y totalizante, fueron de enorme importancia: el desarrollo creciente de las lenguas vernáculas no pudo impedir que la misa se siguiera diciendo en latín. Es más, a partir de aquellos tiempos, los sacerdotes empezaron a decir la misa de espaldas al pueblo, rezando en voz baja, se difundieron las misas solitarias, es decir, misas que decía el sacerdote solo y sin asistencia de fieles o, a lo más, un acólito. Además, el pueblo ya no aportaba las ofrendas al altar, sino que se pasaba el “cepillo” de las limosnas, etc.

Y así han estado las cosas en la Iglesia hasta el concilio Vaticano II. Pero la fuerza de aquellas tradiciones ha sido tan resistente, que ya estamos viendo lo que tenemos. Es evidente que el empeño por mantener el latín en la misa no es cuestión de fidelidad a la tradición, sino que lo que está en juego es la pasión por el mantener el poder del clero. En una Iglesia en la que el Papa se acerca más al pueblo sencillo que el clero, es inevitable que tengamos que ver a importantes cardenales defendiendo los privilegios de los clérigos. En ello se juegan su poder, su prestigio y su futuro, por más que eso aleje más a la gente de la Iglesia. O incluso sea. para no pocos, motivo de risa y burla.

Biblia, Espiritualidad , , , ,

Un profesor dimite tras afirmar en la revista del instituto que “los homosexuales merecen morir”

Miércoles, 17 de mayo de 2017
Comentarios desactivados en Un profesor dimite tras afirmar en la revista del instituto que “los homosexuales merecen morir”

san-luis-obispo-696x511El profesor citó el pasaje de Romanos 1, 24-32 para “defender su libertad de expresión”.

La misma mañana que publicó la carta el instituto recibió una llamada amenzándole de muerte.

Pero la Biblia dice. Artículo sobre Romanos I. James Alison

En el mes de mayo, la revista del San Luis Obispo High School (California) publicó una serie de artículos de temática LGTB que ofendieron profundamente a Michael Stack, profesor del centro, que no se cortó un pelo en enviar una carta homófoba como respuesta, carta que fue publicada el pasado 9 de mayo.

En ella, Michael cita la Biblia, concretamente un pasaje de la Carta de San pablo a los Romanos ( 1, 24-32 ) que condena el “sexo antinatural” y advierte de que es digno de muerte:

 “Pues a pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón se llenó de oscuridad. Aunque afirmaban que eran sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios inmortal por imágenes de hombres mortales, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.

Por eso Dios los entregó a los malos deseos de su corazón y a la impureza, de modo que degradaron entre sí sus propios cuerpos.

Cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y honraron y dieron culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.

Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas. Hasta sus mujeres cambiaron las relaciones naturales por las que van en contra de la naturaleza.

De la misma manera, los hombres dejaron las relaciones naturales con las mujeres y se encendieron en su lascivia unos con otros. Cometieron hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibieron en sí mismos la retribución que merecía su perversión.

Y como ellos no quisieron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente depravada, para hacer cosas que no convienen.

Están atiborrados de toda clase de injusticia, inmoralidad sexual, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades.

Son murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, insensibles, implacables, inmisericordes.

Y aunque saben bien el juicio de Dios, en cuanto a que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se regodean con los que las practican”.

(Para mejor entender este pasaje,  puede leerse el siguiente artículo de James Alison Pero la Biblia dice )

expressions-magazinePortada de la revista

El mismo día de la publicación, el instituto recibió una llamada amenzanado de muerte al profesor. Al día siguiente, y ante la reacción de estudiantes y profesores, Stack presentó su dimisión por email argumentando su derecho a acogerse a la Primera Enmienda, eso sí, en el email puso en copia a Fox News, lo normal en cualquier dimisión.

En ella afirma que “Dios conoce mi corazón y mis estudiantes conocen mis acciones, pero la comunidad aparentemente me quiere fuera de aquío, por lo que les concedo sus deseos y de inmediato renuncio a mi posición como profesor […] Supongo que mi pregunta es ‘¿Por qué el instituto San Luis Obispo promueve una orientación sexual entre nuestros hijos menores? Eso demuestra un completo desprecio por los derechos de los padres”.

Desde entonces, Stack se encuentra en paradero desconocido aunque parece que no guarda ninguna relación con las amenazas recibidas.

Por su parte, la dirección del centro invita al alumnado a debatir sobre la libertad de expresión…

Fuente | San Luis Obispo

 

, vía EstoyBailando

Biblia, Cristianismo (Iglesias), General, Homofobia/ Transfobia. , , , , ,

“La resurrección de Jesús según san Pablo”, por Gonzalo Haya.

Jueves, 11 de mayo de 2017
Comentarios desactivados en “La resurrección de Jesús según san Pablo”, por Gonzalo Haya.

the conversion of saint-paul 50x34El primer documento escrito sobre la resurrección de Jesús se lo debemos a Pablo, solamente 20 ó 30 años después de su crucifixión. El obispo episcopaliano J. S. Spong ( 1, 2,) hace hincapié en este dato, porque se trata de una escueta interpretación de la resurrección, sin la escenografía de apariciones que 40 ó 50 años después presentaron los evangelistas. Y esa escenografía nos ha llevado a imaginar la resurrección como vuelta a la vida del cuerpo, mientras que Pablo interpretó la resurrección como una transformación en otra dimensión.

Exponemos a continuación los textos de Pablo y un resumen de los argumentos del trabajo de Song:

Rom 1,4; que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos,

Rom 4,25; el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.

Rom 8,34;  ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.

Rom 14,9; Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven.

1Cor, 15,3-8; Lo que os transmití fue, ante todo, lo que yo había recibido: que el Mesías murió por nuestros pecados, como lo anunciaban las Escrituras, que fue sepultado y que resucitó al tercer día, como lo anunciaban las Escrituras; que se apareció a Pedro y más tarde a los Doce. Después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez: la mayor parte viven todavía, aunque algunos han muerto. Después se le apareció a Santiago, luego a los apóstoles todos. Por último se me apareció también a mí, como al nacido a destiempo.

1Cor, 15,15-17; Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan.  Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados.

· Pablo nos da las primeras referencias sobre la resurrección de Jesús, principalmente en Rom 1,4 y 1Cor 15,3-8. No conoce nada sobre signos portentosos a la muerte de Jesús ni sobre el sepulcro vacío. Para comprender lo que dice Pablo tenemos que olvidar de momento todo lo que dicen los evangelios sobre la resurrección de Jesús: discípulos de Emaús, tumba de José de Arimatea, mujeres que llevaban ungüentos a la tumba, y otras apariciones.

· Pablo concibió la resurrección según los tres modelos que encontraba en la tradición judía: Henoc “caminó con Dios y después desapareció porque Dios se lo llevó” (Gén 5,24). Moisés murió “como lo había dispuesto el Señor, y lo enterró… y hasta la fecha nadie sabe dónde está enterrado” (Dt 34,5-6) de modo que el pueblo creyó que no había muerto y estaba con el Señor. Elías fue arrebatado por un carro de fuego y transportado vivo a la presencia de Dios (2Reyes 2,11). Estos eran los modelos que tenía Pablo para comprender su experiencia de Jesús vivo a pesar de había sido crucificado y sepultado.

· La resurrección es el momento en que Dios constituye a Jesús como su Hijo, Mesías y Señor (Rom 1,3-4). Esta afirmación podría ser considerada como “adopcionista” según el concilio de Nicea.

· Según Pablo, Jesús se aparece primero a Pedro (según Juan se apareció primero a María Magdalena, según Marcos Mateo y Lucas el primer anuncio fue a un grupo de mujeres que habían seguido a Jesús). Sigue la aparición a los Doce; ahora bien, o Doce es un número simbólico, o Pablo no sabe nada de la traición de Judas, o quizás el personaje simbólico, elaborado posteriormente, sea Judas. Después a quinientos hermanos; después a Santiago, ¿el hermano del Señor? “Por último”, e igualmente,a Pablo; ¡cuya conversión sucedió entre uno o seis años después de la muerte de Jesús!

· Lucas sitúa todos los acontecimientos de Pascua, entre la resurrección y la ascensión, en 40 días. Los casi seis años de Pablo y la falta de detalles de una apariencia física -mensajes orales y contacto físico- nos indican que Pablo no entendió la resurrección como la revivificación del cuerpo físico de Jesús; esas descripciones fueron elaboradas posteriormente por las comunidades y recogidas por los evangelistas.

· Pablo solamente había experimentado que Jesús vivía y entendió que había sido constituido Señor y Mesías. La resurrección fue, más bien, la transformación en un plano diferente, a un orden de conciencia más allá de los límites del tiempo y del espacio… lo que él llamó cuerpo espiritual” 1Cor 15,44). No hubo una revivificación del cuerpo que permaneciera en la tierra durante unos días y luego fuera “elevado” a los cielos. Al morir, fue transformado; ya no es un mortal, “la muerte ya no tiene dominio sobre él” (Rom 6,9). “Esta carne y hueso no pueden heredar el reino de Dios, ni lo ya corrompido heredar la incorrupción (1Cor 15:50)

Tenemos dificultad de imaginar esta transformación porque necesitamos explicarla con los conceptos e imágenes obtenidas de este mundo material, y porque nuestro imaginario se ha nutrido con los relatos de los evangelistas que trataron de plasmar y visualizar la resurrección de Jesús. El pueblo sólo concebía una vida real en un cuerpo; un ser sin cuerpo les parecería un fantasma.

Los estudios bíblicos se concilian mejor con los estudios de la antropología actual, y nos facilitan una comprensión más actual y adulta de nuestra fe. Lo trascendente sigue siendo un misterio, pero al menos no resulta contradictorio con nuestros conocimientos científicos de lo inmanente.

Gonzalo Haya

Fuente Fe Adulta

Biblia, Espiritualidad , , , ,

La argumentación de Pablo en Romanos

Jueves, 29 de diciembre de 2016
Comentarios desactivados en La argumentación de Pablo en Romanos

Del blog Pays de Zabulon:

Shot of a young gay couple walking outdoors

El pecado que Pablo condena

Una vez más, una triste ironía reina en este tema. Hay una lección religiosa que debemos aprender.

Una cierta lectura de las Escrituras, antigua e ingenua, ha inducido a error a muchos discípulos sinceros de Jesús. Se oponen a las lesbianas y a los gays y les oprimen en nombre del apóstol Pablo. Confortados por los prejuicios de nuestra sociedad, persuadidos por la superioridad de su inclinación sexual, estos cristianos han leído mal la Carta de San Pablo a los Romanos y rechazan a miembros de la comunidad cristiana en su nombre.

Sin embargo, asegurar la unidad de los creyentes era un objetivo cardinal de los escritos de Pablo. Insistía en el hecho de que, en Cristo, sólo cuentan  verdaderamente la fe y el amor. Pero, equivocándose en la argumentación de Pablo, ciertas personas se fían, involuntariamente, más de sus gustos y costumbres que de la palabra de Dios. Discuten sobre lo que es limpio o sucio, discuten acerca de lo que es puro o impuro y dirigen a los heterosexuales contra los homosexuales. Dividen y hacen volar en pedazos la Iglesia sobre cuestiones que no tienen ninguna importancia en Cristo. En nombre de Dios, excitan el odio, alimentan la opresión y siembran la cizaña en toda la sociedad. Son culpables de una grave injusticia, cometen la misma falta que Pablo pensaba contrarrestar.

Es una situación triste, indigna de los discípulos de Jesús.

*

Daniel Helminiak, s.j.,
Lo que la Biblia realmente dice sobre la homosexualidad,
Editorial Egales, p 158-159.

***

9788495346377-usAsí concluye el capítulo de Daniel Helminiak dedicad0 al estudio de la Carta a los Romanos, donde algunos creen ver el argumento esencial en la condena de la homosexualidad en el Nuevo Testamento (Romanos 1, 18-32)

Según el autor, no hay duda de que Pablo habla de homogenitalidad entre hombres, pero contrariamente a lo que queremos ver, no es necesariamente para condenarlos.

Sería demasiado largo incluir aquí todos los argumentos de este capítulo muy documentado, pero retengamos por lo menos que las palabras griegas empleadas para designar la homosexualidad muestran que Pablo no contempla una condena moral sino que se refieren más bien al código de pureza que se encuentra en la “Ley de Santidad” del Levítico, cuando se trataba de mostrar en qué debía Israel, consciente de ser un pueblo escogido entre otros, distinguirse de las otras naciones.

Así el plan de la Carta a los Romanos es muy instructivo para comprender lo que Pablo quiere verdaderamente decir.

En primer lugar, habla a los cristianos de orígen judío, incluso los que conocen las leyes de pureza y, a veces la tentación de imponerlas al conjunto de la comunidad cristiana. El tema de la circuncisión es evitado por ser demasiado controvertido, pero el de la homosexualidad, ampliamente aceptada y practicada en el mundo griego y romano, es abordada entre otros. Y Pablo para mostrar cómo, sí, el tipo de costumbres de los gentiles son diferentes de las normas de pureza recibidas de Israel. Estamos en el registro de la  impureza ritual, no en el del pecado. El principal argumento de Pablo – que sólo puede complacer a los Judios, es: es porque los hombres se han alejado de Dios que el pecado está en el mundo. Y la larga lista de desórdenes citados, incluyendo la homosexualidad, no es más que la consecuencia. Así que Pablo, halaga el sentido de la superioridad moral de los Judios. Los no-Judíos no reconocen la ley judía y, por tanto tienen, a ojos de los Judíos de la época, las prácticas impuras.

[Argumento puramente teórico ya que los judíos que viven en el imperio conocen muy bien las costumbres de la gente con la que viven y no podemos imaginar que hubieran querido cambiarlas, se adaptaban.]

Pero, a partir del capítulo 9, se dirige a los cristianos de origen pagano, a las “naciones” (Ro 11,13). Allí también, advierte: no sería oportuno que el olivo salvaje se burlase del olivo original en el que ha sido injertado. Es un tiempo en el que una parte de Israel se ha endurecido y cegado para que el conjunto de la humanidad pueda ser salvado (Ro 11,25). “No quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, por temor a que os toméis por sabios.”

Así, invita a la moderación. Porque aunque los gentiles no están sometidos a las leyes de los Judíos, no todo está permitido, no todo es bueno y hay que evitar el desenfreno. Pero invita también a no confundir el acto de idolatría (sacrificar a los dioses falsos) y los usos sociales: comer, beber con los no cristianos, poder comprar de todo lo que se vende sobre el mercado (Ro 10,25).

Se siguen vigorosas y conmovedoras llamadas al amor fraternal, al respeto de las diferencias, a no juzgar. ¿Quién eres para juzgar a un servidor que no te pertenece? Pregunta San pablo (Ro 14,4) porque, todavía precisa, “lo sé, estoy convencido de eso por el Señor Jesús: nada es impuro en sí. Pero una cosa es impura para aquél que la considera como tal “ (Ro 14,14)

Notemos que no hay ninguna mención de la homosexualidad en todos estos desarrollos, Pablo habla en lo sucesivo de alimento como en otros numerosos lugares, ya que parece que para los primeros cristianos la gran inquietud moral sea saber si comiendo con paganos, o incluso comiendo alimentos sacrificados a los ídolos, ofenden a Dios y se volverían idólatras. El Reino de Dios no es cuestión de alimento responde Pablo sino de adhesión a Cristo. Es todo el tema de la circuncisión del corazón que prosigue también en otro lugar y el de la libertad fundamental del cristiano que desarrolla tan también en Corintios.

En resumen, todo esto para llegar a esta simple propuesta válida tanto para los judíos como para los gentiles: es la adhesión a Cristo solo lo que justifica, no hay más ley necesaria para esto. No la hay para mí (soy libre) y no la hay tampoco para mi hermano  al que no tengo que juzgar por esto: él mismo tiene que estar de acuerdo con su propia fe (Ro 14, 23).

De paso, Pablo habría mostrado que los reproches dirigidos a los gentiles por los judíos también pueden aplicarse a los judíos, y que si hay una obligación esta es la de acogerse mutuamente unos a otros como Cristo nos acogió (Ro 15, 7).

No hay más ley judía que valore. En Cristo, los ritos de pureza que permitían distinguirse de los paganos no tienen ya razón de ser. Separan en lugar de unir. Y en cuanto a la homogenitalidad, la mancha de los gentiles citada entre otros, a causa de su desconocimiento de Dios, no puede ser  más una razón para apartarse de ellos. Pablo sólo recordaba a los Judíos que su código de pureza se ha vuelto ahora inútil en Cristo. Porque, en Cristo, nada es puro o impuro.

En Cristo ya no hay ninguna diferencia entre los seres humanos que pueda  justificar la separación de Dios.

***

daniel-helminiakDaniel A. Helminiak es un sacerdote y teólogo católico, autor de varios libros, que en el momento actual es catedrático en el Departamento de Psicología Humanística y Transpersonal de la Universidad de West Georgia, en Atlanta.

Luego de graduarse del seminario Nuestra Señora del Lago en Siracusa, Indiana, terminó sus estudios profesionales en filosofía y obtuvo los titulos de Bachiller en Teología Sagrada y Licenciado en Teología Sagrada. Hizo su doctorado en teología en el Boston College, y obtuvo un segundo doctorado en la Universidad de Texas, Austin.

Durante su estadía en el Boston College fué catedrático asistente a Bernard Lonergan, a quien Newsweek ha llamado el Tomás de Aquino del siglo XX. En 1976, Helminiak,  declaró su homosexualidad y en 1995 presentó su renuncia formal ante el Vaticano. El Vaticano no ha respondido todavía.

A partir de la utilización de los textos originales de la Biblia, este autor intenta conciliar creencias religiosas y homosexualidad, según él manipuladas durante siglos con concepciones homofóbicas. En su obra “Lo que la Biblia realmente dice sobre la Homosexualidad” (1994) analiza como tratan los textos bíblicos las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. Romanos, Levítico, Deuteronomio, David con Saul o Jonatán, Rut i Noemí, el fin de Sodoma o Jesús y el Centurión… Todos estos textos son analizados con rigor a partir de los textos antiguos.
“Dejemos, por tanto, de juzgarnos unos a otros; declarad mas bien que no se debe poner tropiezo al hermano. Bien sé y estoy persuadido de ello en Jesús, que nada hay de suyo impuro; a no ser para el que juzga que algo es impuro; para ése si lo hay” (Romanos 14: 13,14, cita de Daniel A. Helminiak.)
Tras la publicación de esta obra se vio obligado a renunciar del sacerdocio, no de sus creencias. Sigue siendo profesor de teología en el departamento de la psicología humanista y transpersonal de la Universidad de West Georgia, Atlanta.

Helminiak es autor de muchos libros, entre los cuales se nombra a “El Sexo y lo Sagrado: Identidad Gay y Crecimiento Espiritual” , “Lo que realmente dice la Biblia sobre la homosexualidad”, “El mismo Jesus: Una Cristología contemporánea”.

***

Espiritualidad , , , , ,

Recordatorio

Las imágenes, fotografías y artículos presentadas en este blog son propiedad de sus respectivos autores o titulares de derechos de autor y se reproducen solamente para efectos informativos, ilustrativos y sin fines de lucro. Yo, por supuesto, a petición de los autores, eliminaré el contenido en cuestión inmediatamente o añadiré un enlace. Este sitio es gratuito y no genera ingresos.

El propietario del blog no garantiza la solidez y la fiabilidad de su contenido. Este blog es un lugar de entretenimiento. La información puede contener errores e imprecisiones.

Este blog no tiene ningún control sobre el contenido de los sitios a los que se proporciona un vínculo. Su dueño no puede ser considerado responsable.