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Activistas reclaman el compromiso de Canadá para reasentar a 300 personas refugiadas afganas LGTBI “listas para volar”

Martes, 27 de septiembre de 2022
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canada-rainbow-flagUna entidad que defiende a las personas LGTBI+ afirma que una asociación formal con el gobierno canadiense ayudaría inmediatamente a evacuar a 300 refugiados afganos que están “listos para volar” pero “atrapados” en los países vecinos.

Pero hasta ahora, la respuesta del gobierno ha sido vaga y poco clara, dice Devon Matthews, director de programas de Rainbow Railroad, una entidad mundial sin ánimo de lucro que ayuda a las personas refugiadas LGTBI a ponerse a salvo, incluso mediante la reubicación de emergencia.

“Ciertamente estamos en comunicación con ellos. Pero lo que estamos buscando es un ‘Sí’ realmente sólido y afirmativo a la petición que tenemos para poder continuar el trabajo que estamos haciendo, y eso, todavía no lo hemos recibido”, dijo a NCM.

La petición, explica Matthews, es bastante sencilla. A través de su campaña “Safe Way Out”, la entidad se encarga de todo el trabajo preliminar: identificar, verificar y clasificar los casos, así como apoyar a las personas refugiadas mientras se finalizan sus trámites. En este momento, no están pidiendo fondos.

“Realmente sólo necesitamos la vía y el mecanismo y el compromiso del gobierno canadiense para permitirles la entrada en Canadá y ofrecerles opciones de reasentamiento una vez que estén aquí”, afirma.

Cuando se le preguntó si se comprometería con la asociación, un portavoz del Ministerio de Inmigración, Refugiados y Ciudadanía de Canadá (IRCC) dijo que “Rainbow Railroad no es un socio de remisión en este momento”.

Cuando se le preguntó por los 300 afganos que, según Matthews, están listos para volar, el portavoz Aidan Strickland señaló que “en Afganistán nos enfrentamos a obstáculos que no estaban presentes en otros esfuerzos de reasentamiento a gran escala”, que están “planteando retos importantes para el flete de vuelos”, como las recientes inundaciones en Pakistán. “Además, cada país establece sus propios requisitos de entrada y salida y determina cuándo y si estos requisitos se modifican”, escribió Strickland. “La ausencia de condiciones estables y las circunstancias siempre cambiantes en torno a los requisitos de documentación de salida afectan a nuestra capacidad de trasladar a las personas con rapidez”, continuó Strickland

Para cada persona y familia que quiera viajar, debemos considerar si tiene los documentos adecuados y la capacidad para hacerlo. Seguimos trabajando individualmente con cada persona y grupo para verificar que tienen los documentos necesarios, y cooperamos con las autoridades de los países vecinos para facilitar el paso seguro y el viaje hacia Canadá.”

Strickland afirma que el departamento también ha “añadido más empleados y recursos” en Pakistán, y está “tramitando las solicitudes lo más rápidamente posible, tanto a distancia como digitalmente, a través de nuestra red de funcionarios de visados globales.”

Hasta ahora, Canadá ha acogido 14 vuelos fletados con refugiados afganos procedentes de Pakistán desde principios de año y más de 19.000 refugiados afganos desde la toma del poder por los talibanes hace un año.

En “triple riesgo”

Hasta la fecha, Rainbow Railroad ha ayudado a evacuar a más de 250 afganos LGTBI+, aunque Matthews afirma que, hasta el 15 de septiembre, 5.547 se han puesto en contacto con ellos pidiendo ayuda.

Los 300 que están “listos para volar” son personas que han conseguido salir de Afganistán y se encuentran actualmente en los vecinos Turquía, Pakistán y Emiratos Árabes Unidos.

Pero como estos países también criminalizan las relaciones entre personas del mismo sexo, siguen siendo “inseguros… y necesitan opciones de protección a largo plazo”, afirma Matthews. “Siguen estando en peligro, sólo que por personas diferentes en un contexto diferente”, dice. “Así que no hay ningún lugar al que huir”.

Los abusos pueden consistir en no recibir un trato justo por parte del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (que es quien primero remite a los refugiados a Canadá); o incluso en que se les impida el acceso a un alojamiento seguro o a opciones de acampada, explica Matthews.

Un informe de enero de Human Rights Watch descubrió que los afganos LGTBI+ que se encuentran actualmente en países vecinos también corren el riesgo de enfrentarse a la pena de muerte, como en Irán. Lee el informe aquí.

Además, pueden ser devueltos para que se enfrenten a abusos a manos de los talibanes, ya que muchos “tienen visados caducados o de corta duración o llegaron sin visado, no tienen perspectivas realistas de prolongar su estancia legalmente y no pueden establecerse de forma permanente en el lugar donde se encuentran”, afirma el informe.

Aunque reconoce que todas las personas refugiadas se enfrentan a “una situación desesperada”, Matthews afirma que los miembros LGTBI corren un “triple riesgo porque son miembros de múltiples comunidades oprimidas que necesitan un apoyo especializado y comprensivo”.

Incluso antes de los talibanes, los afganos LGTBI+ solían ser condenados al ostracismo por sus familias y su comunidad. En el último año, dice Matthews, se ha producido “una verdadera escalada de amenazas, salidas públicas y violencia, incluso a nivel comunitario”.

El informe de HRW descubrió que las personas se han enfrentado a abusos “por parte de familiares, vecinos (sic) y parejas sentimentales que ahora apoyan a los talibanes o que creían que tenían que actuar contra las personas LGTBI cercanas a ellos para garantizar su propia seguridad”.

Por eso Matthews dice que sus casos necesitan tanto “priorización” como “especialización”. “El objetivo es que todas las personas que están siendo oprimidas dentro de estas comunidades reciban el acceso y las oportunidades que merecen”, afirma. “Pero las personas LGTBI+ se enfrentan sistemáticamente a amenazas continuas incluso después de huir (porque)… suelen huir a un país donde siguen siendo criminalizadas”.

Respuesta inadecuada

En 2019, el gobierno canadiense se asoció con Rainbow Refugee, otra entidad de asentamiento centrada en las personas LGTBI, para crear la Asociación de Asistencia a Refugiados Rainbow, “que apoyará a más canadienses en el patrocinio privado de refugiados LGTBI”, según un comunicado de prensa. Consulta el comunicado de prensa aquí. El programa proporciona “costes de puesta en marcha y 3 meses de apoyo”, afirma el sitio web.

Strickland afirma que “más de 200 personas refugiadas de la comunidad LGTBIQ+ han llegado a través de esta iniciativa. “En 2021, la asociación se amplió una vez más en respuesta a la crisis de Afganistán, proporcionando 150 plazas adicionales para las personas refugiadas LGTBI+ entre 2022 y 2024”, escribió Strickland.

Matthews aplaude el esfuerzo y reconoce su importancia, calificándolo de “buen complemento” con “algunos casos que ciertamente (entran) en esa… programación”.  Sin embargo, añade, en última instancia, esa asociación es “inadecuada” para hacer frente a la situación inmediata a la que se enfrentan los afganos.

Por ejemplo, en el marco de esa asociación, se tarda entre uno y tres años en tramitar los expedientes, lo que “no es una solución eficaz para la necesidad inmediata de la emergencia que estamos viviendo”.

Además, el hecho de centrarse en las personas refugiadas con patrocinio privado deja la carga de su reasentamiento en gran medida en las entidades de asentamiento. Eso puede costar entre 20.000 y 25.000 dólares por refugiado, explica Matthews, “y eso sólo cuando están en Canadá, por no hablar de los costes en el extranjero. Así que necesitamos que ambos compromisos se produzcan a la vez, porque sirven a comunidades diferentes”, subraya.

Más allá del simbolismo

En agosto, las personas refugiadas pertenecientes a la comunidad LGTBI+ encabezaron el Desfile del Orgullo de Calgary como mariscales por primera vez en la historia del evento.

Boban Stojanovic, director de los Servicios LGTBI+ del Centro para Recién Llegados, dijo que el acto contribuyó a dar “visibilidad y atención” a personas que a menudo son estigmatizadas dentro de sus propias comunidades étnicas a causa de su orientación sexual.

Matthews reconoce la importancia de esas “victorias, en sí mismas”, ya que “ayudan a que la gente sienta que puede verse a sí misma en esos movimientos”.

Pero subraya que la inclusión debe ir más allá de los gestos simbólicos si quiere conducir a un “cambio sistémico fundamental y transformador”; de lo contrario, es mera “palabrería”.“Si vamos a celebrar y defender a la comunidad en un movimiento del Orgullo en Canadá, también tenemos que celebrar y defender a la comunidad mientras se encuentra en  tuaciones extremas y en peligro en el extranjero”, afirma Matthews. “En realidad, (necesitamos) profundizar en los lugares en los que este trabajo es más difícil de realizar y conseguir compromisos allí, porque eso será lo más transformador”.

The Penticton Herald

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Refugiados LGTB+ de Afganistán comparten sus historias de supervivencia miedo y esperanza, un año después de que los Talibanes tomaran el poder.

Viernes, 19 de agosto de 2022
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Tres hombres LGTB que huyeron de Afganistán compartieron sus historias

Hace un año que los talibanes tomaron el poder en Afganistán, sumiendo a innumerables personas en un peligro e incertidumbre desconocidos.

Basir aún recuerda el terror que sintió en los días y semanas posteriores a la caída de Kabul el 15 de agosto de 2021.

Como activista LGBTQ+, Basir sabía que estaba en peligro. Cualquier desviación de las normas sexuales y de género sería ferozmente castigada por los funcionarios talibanes. Rápidamente empezaron a circular informes sobre personas LGBTQ+ golpeadas, asesinadas, desmembradas e incluso violadas. Sabía que tenía que salir. “Cuando los talibanes tomaron Kabul, donde yo vivía, sentí que pronto vendrían a por mí“, cuenta.

Por muy dolorosa que sea la historia de Basir, es uno de los afortunados. Un año después, vive en Canadá con su mujer y sus hijos. Los traumas del pasado aún le persiguen, pero está haciendo todo lo posible para seguir adelante, para centrarse en el futuro.

No se puede decir lo mismo de todos. A día de hoy, innumerables personas LGBTQ+ siguen atrapadas en Afganistán. Los que se atreven a expresarse abiertamente se enfrentan a la violencia y a la persecución que la mayoría de la gente ni siquiera podría imaginar.

Basir llegó a Canadá, pero el trauma aún persisteLos afganos homosexuales que escaparon de los talibanes comparten historias de supervivencia, miedo y esperanza, un año después

Cuando los talibanes tomaron el poder, lo primero que hizo Basir fue buscar un escondite. Como hombre bisexual que había hecho campaña a favor de los derechos del colectivo LGBTQ+, sabía que su vida -y la de los miembros de su familia- estaba en peligro.

Rápidamente ideó un plan para ponerse a salvo con su mujer y sus dos hijos. Consiguió un visado para ir a Canadá, pero los funcionarios talibanes le impidieron embarcar en el vuelo. Se vio obligado a volver a casa.

E8BB7651-8743-40DB-8029-D7FB654872EEPoco después, tuvo su primer encuentro importante con los talibanes. “Un día, dos miembros de los talibanes me pararon en la calle“, cuenta Basir. “Registraron mi teléfono móvil. Cualquier conexión con [comunidades] internacionales, cualquier mensaje que insinuara mi tendencia sexual o mi charla con mis amigos LGBTQ provocaría literalmente que esos dos miembros abrieran fuego y me dispararan en la frente. No necesitaron ningún permiso para matarme: mis mensajes y números de teléfono fueron mi sentencia de muerte”.

Por suerte, Basir había borrado todos sus perfiles en las redes sociales cuando los talibanes tomaron el poder: sabía que algún día le detendrían y registrarían. Era mejor estar preparado.

Los oficiales talibanes no pudieron encontrar ninguna prueba que incriminara a Basir, pero eso no les impidió golpearle: le dieron bofetadas y patadas, hiriéndole en una de sus piernas. Se quedaron con su teléfono.

En las semanas siguientes, Basir intentó entrar en el aeropuerto de Kabul ocho veces. Cada vez, fue rechazado.

Finalmente, viajó por tierra a otra ciudad, donde volvió a ser golpeado por miembros talibanes. Fue allí donde él y su familia pudieron tomar un vuelo a Pakistán. Esperó en Pakistán durante dos meses antes de recibir su visado canadiense, y finalmente, en octubre de 2021, él y su familia se trasladaron.

“Toda la familia sigue luchando con las dificultades mentales de aquellos días“, dice Basir. “Todavía tengo profundos traumas de la llegada de los talibanes el año pasado, pero la verdad es que necesito empezar una nueva vida en Canadá”.

Basir se ha puesto a salvo, pero todavía no se siente cómodo hablando abiertamente de su sexualidad. Teme que salir del armario como bisexual tenga un “impacto emocional” en sus seres queridos, pero también le preocupa que la sociedad canadiense no lo acepte. Dice que un “cristiano devoto” en Canadá trató de “obligarlo moralmente” a ser heterosexual.

“Fue entonces cuando sentí que no debía hablar públicamente de mi orientación sexual, pero hablaré de LGBTQ con valentía“, dice.

6BED0F9D-E3D5-43C4-8C39-FCCE936E869DSohil llegó a Pakistán, pero sus esperanzas para el futuro se están desvaneciendo. Antes de que los talibanes tomaran el poder, Sohil tenía una buena vida en Afganistán. Estudiaba medicina en la universidad, tenía un trabajo y empezaba a pensar en cómo sería su futuro.

De la noche a la mañana, lo perdió todo. “Durante un mes estuve en estado de shock, no sabía qué hacer”, cuenta Sohil. “Sabía que un día me perdería aquí, un día moriría aquí”.

Los temores de Sohil no tardaron en hacerse realidad. Poco después de la caída de Kabul, fue quemado con agua hirviendo por un oficial talibán por llevar ropa “occidental“. Más tarde fue secuestrado y encarcelado durante tres días mientras los oficiales talibanes le golpeaban y registraban su teléfono.

Al no encontrar ninguna prueba incriminatoria, los oficiales talibanes dejaron ir a Sohil, pero la experiencia le hizo comprender que no podía quedarse en Afganistán. Consiguió un visado para ir a Pakistán y cruzó la frontera.

Meses después, Sohil sigue en Pakistán. Ha solicitado asilo en otro lugar con la esperanza de poder trasladarse a un país en el que pueda ser abiertamente gay, pero sigue esperando una decisión. Actualmente vive en un albergue.

“Ahora mismo no tengo ninguna esperanza“, dice Sohil. “Es lo mismo que en Afganistán, todo el mundo nos trata como una mierda. Hoy en día me da mucho miedo la gente. Si me quedo aquí, no sobreviviré. No hay apoyo para nosotros: no sé qué hacer.  Creo que ya no tengo ningún futuro”, dice. “Mi vida se ha detenido aquí: no tengo ninguna libertad”.

Sohil sigue soñando con volver algún día a la universidad para poder ser médico. Su sueño sería llegar a un país en el que pudiera estudiar y ser abierto sobre su sexualidad. “Quiero volver a ser yo mismo, no quiero vivir en la sombra. Espero que suceda, pero ahora no tengo ninguna esperanza. No sé qué pasará porque nada ha cambiado, ha pasado más de un año y sigo estancada. Un año de mi vida perdido para nada”.

Sulaiman puede respirar tranquilo en Inglaterra

C50F8AD3-8473-49AD-865E-42D821EE9F1ASulaiman había declarado su homosexualidad a dos amigos antes de que los talibanes tomaran el poder. Tras la caída de Kabul, se dio cuenta de que si uno de ellos decidía sacarlo del armario, lo matarían. “Fue muy aterrador para mí. En todo momento temí que me mataran los talibanes”, dice.

Como tantos otros, Sulaiman no tardó en urdir un plan para salir. Un amigo suyo estadounidense le puso en contacto con Rainbow Railroad, una organización benéfica que ayuda a los solicitantes de asilo LGBTQ+. Esperó durante meses aterrorizado hasta que en febrero recibió la noticia de que se le concedía el acceso al Reino Unido.

A Sulaiman le dijeron que viajara a Islamabad, en Pakistán. Desde allí, las autoridades británicas lo llevaron en avión a un lugar seguro.

Desde entonces, vive en un hotel de las Midlands, con un trabajo a tiempo parcial que le permite ganar su propio dinero. Utiliza una parte para ahorrar para su futuro y envía el resto a su familia en casa. Por las tardes, estudia un curso de administración a tiempo parcial.

Se considera afortunado: se alegra de estar a salvo. “Somos felices en el hotel”, dice. “Algunos estudian, otros van a la universidad. Yo estoy bien aquí. Cuando voy por la calle veo gente con diferentes identidades, diferentes géneros, diferentes deseos, pero en Afganistán tienes que seguir las reglas si quieres estar vivo”, explica Sulaiman. “Si no observas sus reglas, te matarán”.

Incluso ahora, mantiene su sexualidad en secreto. Todavía no se siente cómodo siendo totalmente abierto sobre quién es, y le aterra que su familia en casa lo rechace si lo descubre. “De momento no están dispuestos a aceptarme”. 

Hace dos años, perdió a su padre. Perder el apoyo de su familia es su mayor temor. “Mi familia todavía está en shock. Sé que no están preparados para aceptarlo.“Estoy solo en este país. Si pierdo a mi familia de Afganistán, si ya no me aceptan, no viviré. La vida sería muy decepcionante para mí si no me aceptan y si no responden a mis llamadas. Todavía necesito que me hablen, que estén a mi lado y me apoyen”.

Aun así, Sulaiman tiene esperanzas en el futuro. Dice que por fin puede “respirar libremente” en el Reino Unido, algo que no podía hacer en Afganistán.

“Realmente disfruto cada momento que estoy aquí”, dice. “Significa mucho para mí poder hacer lo que quiera. Cuando puse el pie en la tierra de este país respiré profundamente y me dije: ‘eres libre. Ahora puedes vivir’. “No vivíamos en Afganistán, luchábamos por sobrevivir, pero ahora aquí estamos viviendo”.

PinkNews está recaudando dinero para refugiados homosexuales desplazados por conflictos en Afganistán, Ucrania y más allá. Por favor, done lo que pueda a la campaña de Bienvenida a los Refugiados LGBTQ+ visitando su página de GoFundMe.

Fuente Pink News

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Afgano gay violado y golpeado por crueles combatientes talibanes después de intentar huir desesperadamente

Jueves, 2 de septiembre de 2021
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talibanes-jovenes-ktBE-U150244158260FfE-624x385@RCUn hombre gay en Afganistán fue golpeado, violado y denunciado a su familia por los talibanes cuando intentaba huir del país.

El hombre, a quien se le dio el seudónimo de Hanan para proteger su identidad, fue atacado por el grupo militante extremista cuando trató de encontrar un camino a la seguridad, según  ITV News.

El incidente ocurrió después de que Hanan comenzara a hablar con un hombre en las redes sociales que le prometió que lo ayudaría a salir de Afganistán.

Hanan habló con el hombre durante tres semanas antes de conocerlo, pero resultó ser una treta elaborada. Allí, fue recibido por dos miembros de los talibanes.

Los hombres procedieron a golpear y violar a Hanan, e incluso le exigieron que entregara el número de su padre para que pudieran llamar y decirle que su hijo era gay.

Artemis Akbary, una activista de derechos LGBT + afgana que ahora reside en Turquía, dijo a ITV News que los talibanes mienten cuando dicen que su nuevo régimen será más tolerante que el anterior.

Los talibanes afirman que será un régimen más indulgente que el de hace 20 años, algo en lo que los jefes militares del Reino Unido dicen que deberíamos darles el beneficio de la duda, pero Artemis dice que esto es mentira. “Están tratando de decirle al mundo ‘hemos cambiado y no tenemos problemas con los derechos de las mujeres o los derechos humanos’, pero están mintiendo. “Los talibanes no han cambiado, porque su ideología no ha cambiado”, dice. Bajo esa ideología, el amor, la atracción y las relaciones entre personas del mismo sexo se castigan con la muerte.

Además, cree que las redes sociales harán que sea más fácil que nunca para los talibanes encontrar y matar a afganos LGBT +. “Harán una cuenta de perfil y engañarán a las personas LGBT + fingiendo que son miembros de la comunidad”, dijo Akbary. “Mis amigos en Afganistán están asustados, no saben lo que les pasará en el futuro, así que solo están tratando de esconderse”.

Afganistán, antes de que los talibanes recuperaran el control, seguía siendo un lugar inseguro para las personas LGBT +, y las personas atrapadas en relaciones del mismo sexo se enfrentaban a la cárcel. Pero en los últimos años, dice Artemis, las autoridades comenzaron a prestar menos atención, y las personas queer incluso aparecieron en algunas noticias de apoyo y cobertura de los medios. “Con la llegada de los talibanes, todo cambiará”, dice.

Dice que el mundo no puede dar la espalda a las personas LGBT + en Afganistán, y pide que se pongan al descubierto las “atrocidades” de los talibanes y que no se reconozca a su supuesto gobierno. Para los afganos atrapados en la clandestinidad en el país, Artemis los instó a escuchar Radio Ranginkaman, un proyecto de audio que da voz a un grupo de personas obligadas a guardar silencio.

Innumerables afganos homosexuales intentan huir del régimen bárbaro de los talibanes

Una cantidad incalculable de personas vulnerables permanece atrapada en el país. Las organizaciones benéficas Rainbow Railroad y Stonewall han ayudado a llevar a algunas de esas personas a un lugar seguro, proporcionando una lista de afganos LGBT + al alcance del aeropuerto de Kabul y la evacuación del país.

Los comentarios de Akbary se producen cuando Rainbow Railroad, una organización benéfica que ayuda a los solicitantes de asilo LGBT +, reveló que ha estado en contacto con más de 200 afganos queer que están tratando de escapar.

“Nuestro temor con los talibanes es que los miembros de la comunidad [LGBTQ +] sean atacados”, dijo Kimahli Powell, director ejecutivo de Rainbow Railroad, a CBC News. “Ya estamos viendo informes inquietantes de que los talibanes están buscando a miembros de la comunidad LGBTQ y un informe de alguien presuntamente asesinado.

Otros han expresado su preocupación por la atribulada comunidad LGBT + de Afganistán desde que los talibanes tomaron el poder dramáticamente a principios de este mes.

En declaraciones a PinkNews, el autor gay afgano Nemat Sadat dijo que los talibanes “eliminarán y exterminarán” a las personas LGBT +. “Los talibanes impondrán una política de ‘cebo, matar y tirar'”, dijo Sadat tras la toma de poder de los talibanes. “Es decir, nombrarán informantes para atraer a hombres homosexuales y bisexuales en línea y en espacios públicos y llevarlos a un lugar apartado, matarlos y deshacerse de sus cuerpos”.

Mientras tanto, un hombre bisexual llamado Basir le dijo a PinkNews que teme que los talibanes lo persigan y lo ejecuten si se enteran de su sexualidad. “Estoy increíblemente aterrorizado, asustado, estresado, ansioso, deprimido y frustrado”, dijo Basir. “Necesito transformar cualquier acto o comportamiento en contra de sus reglas, de lo contrario, la muerte me abrazará”.

Las personas LGBT + han sido etiquetadas como personas de interés en la crisis. Pero ya que las fuerzas occidentales se han retirado, “las cosas solo empeorarán“, me dijo Kimahli Powell, director ejecutivo de Rainbow Road. “Todas las señales indican que las personas se enfrentarán a un peligro real en las próximas semanas y meses”. “El mensaje constante de esas personas es que temen por sus vidas, pero ¿qué sucede si no pueden escapar?”

Ya sólo queda ayudar a que más personas salgan pero, probablemente, involucrarían la evacuación a través de uno de los países vecinos de Afganistán. Eso no deja “ninguna buena opción” para las personas LGBT +, dice Kimahli, ya que las relaciones entre personas del mismo sexo están criminalizadas o discriminadas en esas naciones vecinas.

Fuente Pink News/ITVnews

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“Aquí seréis felices”: refugiados LGTB chechenos empiezan una nueva vida en Canadá

Lunes, 5 de febrero de 2018
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refugiado-checheno-canada-300x159canadian-flag-700Acude nervioso a la entrevista de CBC, la radiotelevisión pública canadiense. Mientras se cubre la cabeza con la capucha de su sudadera, insiste en que su identidad no sea revelada. “Tengo miedo por mi vida y por mi familia”, asegura nada más empezar.

Se trata de un superviviente de la brutal persecución homófoba iniciada en Chechenia el pasado año 2017. La pasada primavera nos llegaban noticias estremecedoras de esta república rusa: al menos 100 personas habrían sido detenidas, torturadas y encarceladas , “sospechosas” de ser homosexuales. Algunas fuentes hablaban incluso de la existencia de verdaderos campos de exterminio. Elena Milashina, periodista del diario que reportó los hechos el pasado abril, ya anunciaba que les constaba la existencia de cuatro cárceles secretas donde se mantenían detenidas a personas LGTB y donde estas eran golpeadas, torturadas y asesinadas.

A pesar del miedo, uno de los testigos de este horror accedió a ser entrevistado el pasado septiembre en Canadá, país donde se encontraba refugiado desde hacía dos meses. Según declaró, aceptó a responder a las preguntas de los periodistas ya que “le dolía el alma”. Le dolía por todos aquellos que han tenido que pasar por esta odisea, por todos aquellos que aún están sufriendo esta atroz persecución. Según decía, explicar su historia era también una manera de decir ‘gracias’ a todos aquellos que le habían ayudado a escapar.

Su particular calvario empezó cuando varios militares irrumpieron en su puesto de trabajo para arrestarlo, intoducirlo por la fuerza en el maletero de un coche y llevarlo a una comisaría secreta, donde fue golpeado y torturado. En la entrevista, explica que fue víctima de todo tipo de golpes y patadas, e incluso de electroshocks. “Con tan solo experimentar los electroshocks una vez es suficiente para darte cuenta de que no quieres soportarlo ni una vez más. Eso fue lo más difícil de todo”, aseguró. El objetivo de estas torturas: que revelara información sobre otros hombres homosexuales. Aún así, en un arrebato de valentía, les dio nombres falsos para que nadie más tuviera que pasar por semejante tortura.

Después de tres semanas, fue liberado juntamente con otros detenidos. Sus familias fueron informadas. En la entrevista, prefirió no hablar de la reacción de su familia cuando conocieron lo ocurrido. Finalmente, consiguió ponerse en contacto con una organización de derechos humanos, quienes le ayudaron a huir a Moscú primero, para desde allí empezar su viaje hacia Canadá.

El ‘plan secreto’ del gobierno canadiense

Poco después de que los medios internacionales sacaran a la luz las primeras noticias sobre la persecución homófoba en Chechenia, el gobierno de Canadá condenó los hechos pero lamentaba no poder hacer nada para ayudar a las víctimas puesto que estas aún se encontraban en territorio ruso. No obstante, el ejecutivo presidido por Justin Trudeau ya había puesto en marcha un plan oculto, del que ya informamos hace unos meses.

Todo empezó gracias a la organización Rainbow Railroad, una ONG canadiense que ayuda a personas que han sido víctimas de persecución por su orientación sexoafectiva o su identidad de género en todo el mundo. Rainbow Railroad consiguió alertar al gobierno canadiense sobre la gravedad de la situación en Chechenia, y presionó para que se tomaran medidas. Después de recibir presiones por parte de esta y otras organizaciones como Human Rights Watch, el gobierno de Justin Trudeau se comprometió a actuar, pese al riesgo en que ello ponía las ya deterioradas relaciones entre Rusia y Canadá.

Una vía secreta para escapar

El Gobierno de Canadá y Rainbow Railroad iniciaron una colaboración con Russian LGBT Network, organización LGTB rusa que ha ayudado a decenas de homosexuales chechenos a huir a otras partes de Rusia y al extranjero. Países europeos como Francia, Alemania y Lituania habrían otorgado el asilo a algunas personas que huían de la purga homófoba.

No obstante, tanto el ejecutivo canadiense como las organizaciones colaboradoras eran conscientes de que Europa no era el lugar más seguro para las víctimas de la persecución homófoba en Chechenia, a causa del elevado número de migrantes chechenos presentes en distintos países europeos. De hecho algunos refugiados LGTB provinentes de Chechenia habrían sufrido ya amenazas y ataques por parte de sus compatriotas emigrados a diversos países de Europa. Además, Canadá ha sido el único país que ha adoptado un programa organizado y metódico para ayudar a las víctimas a huir de la persecución.

El secreto se mantuvo durante meses para evitar poner en peligro a las personas a las que se trataba de ayudar. En el trascurso del programa, el Gobierno canadiense ha tenido que afrontar los problemas que supone tramitar peticiones de asilo a distancia –puesto que la mayoría de los solicitantes se encontraban aún en Rusia– y ha tenido que realizar investigaciones para poder demostrar que las personas homosexuales chechenas no podían obtener protección en otras partes de la Federación Rusa. El hecho de no poder pedir esa protección en ningún otro lugar del propio país de origen es uno de los requisitos legales para tramitar la protección internacional. Por otra parte, además de cooperar con la Russian LGBT Network para procesar las peticiones de asilo y ayudar a estas personas a viajar de una forma segura hacia Canadá, el gobierno proporcionó un programa de ayuda de un año para cuando dichos refugiados llegaran al territorio nacional.

Cuando por fin se consiguió que esas personas llegaran al Canadá, llegó la hora de desvelar la existencia del plan secreto de evacuación. Hasta el mes de septiembre había permitido reconocer el asilo a 31 homosexuales chechenos, de los cuales 22 se encontraban ya en esa fecha en territorio canadiense. Según afirmó Kimahli Powell, director ejecutivo de la organización Rainbow Railroad, era necesario que la población canadiense conociera de la llegada de refugiados chechenos para poder ayudarles en la inserción laboral, el aprendizaje de la lengua y proporcionarles el asesoramiento necesario. “Aún se encuentran desconcertados”, afirmaba Powell. “Necesitarán ayuda, aún temen por sus vidas. Todavía se están acostumbrando a entender que están fuera de peligro, que pueden empezar una nueva vida”, añadía.

La concesión del estatus de refugiado ha permitido a todas esas personas obtener el permiso de residencia permanente y la plena nacionalidad canadiense. Muchos de estos refugiados homosexuales están siendo ayudados por organizaciones LGTB locales. Puesto que han sufrido en su propia piel una brutal persecución homófoba, se sienten mucho más cómodos y seguros siendo ayudados por la comunidad LGTB.

La persona que fue entrevistada sonríe cuando es preguntado por su nueva vida en Canadá. Aún no ha superado las secuelas de la persecución sufrida en Chechenia, pero ahora se siente seguro y quiere centrarse en rehacer su vida. Antes de finalizar la entrevista, lanza un mensaje a otras personas que están pasado por su misma situación y que están tratando de huir a Canadá: “Estamos aquí, estamos seguros y todo está bien. No tengo duda de que aquí seréis felices”.

Fuente Dosmanzanas

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Premian a Elena Milashina por denunciar la purga masiva de homosexuales en Chechenia

Lunes, 11 de diciembre de 2017
Comentarios desactivados en Premian a Elena Milashina por denunciar la purga masiva de homosexuales en Chechenia

russia_elena-milashina_sqmax-noticias-cjfe-logoLa asociación de Periodistas por la Libertad de Expresión (CJFE por sus siglas en inglés) concede el Premio Internacional de Libertad a Elena Milashina, la periodista que denunció la purga de homosexuales en Chechenia, quien actualmente vive en el exilio y en un lugar secreto, amenazada de muerte por simpatizantes de Ranzam Kadyrov.

Elena Milashina, la periodista rusa que denuncia en abril de este mismo años la purga homosexual llevada a cabo por los funcionarios de Ramzan Kadyrov en Chechenia, recibe el Premio Internacional de Libertad de la asociación de Periodistas Canadienses por la Libertad de Expresión (CJFE por sus siglas en inglés: Canadian Journalists for Free Expression ), que «reconoce la valentía sobresaliente de los periodistas que trabajan con gran riesgo personal y contra enormes obstáculos para que los medios de comunicación sigan siendo libres».

«Fue toda una campaña. La policía chechena recibió una orden de buscar a todos los hombres que eran homosexuales, y la orden fue limpiar la sangre chechena (…). No negaron las torturas. No negaron las detenciones. No negaron las prisiones secretas. No negaron los homicidios. Negaron la existencia de gays chechenos», declara Milashina en Toronto, donde viajó la semana pasada para aceptar el galardón, afirmando que «lo único que temen es a la publicidad. Como cualquier perverso, tienen miedo de ser nombrados».

Según la propia periodista y activista por los derechos humanos, la reacción de los chechenos ante su reportaje denunciando el asesinato de 3 personas y la desaparición de más de un centenar de homosexuales en Chechenia, publicado el 1 de abril, fue marcadamente negativa. La pequeña Federación Rusa es una sociedad profundamente conservadora y religiosa, y para muchos chechenos, el hecho de que en su país vivieran personas homosexuales constituía un insulto para su país, según la periodista, quien después de que hasta 15.000 personas se reunieran pocos días después en una mezquita de Grozny para declarar la jihad, no sólo a Novaya Gazeta, sino al comunidad periodística en general, decidía exiliarse de Rusia al tomare muy en serio este tipo de amenazas recordando el asesinato en 2006 de la periodista Anna Politkovskaya, quien también habría publicado varios reportajes sobre el conflicto en Chechenia.

Nueve meses después de la publicación de su reportaje, de los testimonios anónimos de muchos supervivientes y a pesar de la presión de líderes como Angela Merkel o Emmanuel Macron, las autoridades rusas  han amenazado con deportar al periodista que había empezado a informar de la “purga gay” diciendo que, en general, en Chechenia no pasa nada y que nos lo estamos inventando todo, y sólo han comenzado a tomarse en serio la persecución sistemática de personas homosexuales en la República de Chechenia cuando Maxim Lapunov se convertía en la primera persona que ha denunciado haber sido víctima de esta purga sin ocultar su identidad. Hemos escuchado los testimonios de los primeros refugiados en Francia y Alemania, aunque sin revelar su identidad por miedo a que los seguidores de Ramzan Kadyrov pudieran acosarles a ellos o a sus familiares en Chechenia. Además de muchas víctimas anónimas, se cree que el cantante Zelim Bakaev ha podido ser asesinado como consecuencia de la ideología homofóbica de Kadyrov, quien ha llegado a negar las denuncias alegando simplemente que «no hay gays en Chechenia».

Países como Francia o Alemania han acogido a refugiados que han escapado de Chechenia, pero sólo la acción directa de Justin Trudeau, en colaboración con la organización Rainbow Railroad y la Red Rusa LGBT, han hecho que Canadá se haya convertido en el refugio de la gran mayoría de personas que escapan de Chechenia. Milashina ha asegurado que a pesar de que vive fuera de Rusia por su propia seguridad, seguirá denunciado situaciones como las de Chechenia.

Fuente Universogay

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El activista gay bangladeshí Mahamood Rakib Hasan, está en el limbo tras huir del infierno

Jueves, 5 de octubre de 2017
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rakib-nepal-refugee-kathmanduBangladesh, un país mayoritariamente musulmán, tradicionalmente moderado, pero donde la homosexualidad es penada. 

Diecisiete meses después de llegar a Nepal huyendo de una muerte casi segura por ser homosexual en Bangladesh, Mahamood Rakib Hasanconocido como Rakib, vive en la ilegalidad, pendiente de una petición de asilo a Canadá y con temor de que cualquier día sea devuelto a un país donde está marcado.

Su nombre estaba entre los objetivos de los extremistas islamistas que en 2013 comenzaron a atacar a intelectuales, miembros de minorías religiosas, homosexuales o simplemente extranjeros en Bangladesh, con más de 70 asesinatos, entre ellos los que tuvieron lugar en un restaurante de Dacca en julio de 2016.

“No paraba el asesinato de libreprensadores, escritores ateos e intelectuales por parte de grupos fundamentalistas islámicos y la autoridad estatal era meramente una espectadora. El colectivo de LGTB fue convertido en un objetivo alegando que van contra el islam”, contó Rakib.

A sus 24 años, aún recuerda cómo el 1 de abril de 2016, recibió junto a otros miembros del colectivo de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales amenazas de muerte en vísperas del día del Orgullo Gay.

El evento fue cancelado y muchas de las personas que trabajaban con él en una publicación de este colectivo tuvieron que esconderse.

 Sin apoyo del Gobierno ni de su familia, Rakib abandonó Bangladesh el 20 de abril rumbo a un país donde los derechos de las minorías sexuales están consagrados constitucionalmente.

Cinco días después Xulhaz Mannan editor de la publicación Mahbub Joney fue asesinado a machetazos. “Yo hubiera sido el siguiente”, dijo.

Hoy su situación sigue siendo apremiante. La visa de turista con la que entró ya ha caducado hace tiempo y aguarda la respuesta del Gobierno de Canadá a una solicitud de refugio que presentó a través de la organización Rainbow Railroad.

“Al Gobierno canadiense podría llevarle meses tomar una decisión. Sin una visa, tengo miedo de que las autoridades nepalíes me detengan y deporten a mi casa, donde todos desde mi familia al Estado están en contra”, dijo con frustración.

La de Rakib es la historia de tantos jóvenes homosexuales en Bangladesh, un país mayoritariamente musulmán, tradicionalmente moderado, pero donde la homosexualidad es penada.

Rakib nació en el seno de una familia del sur de Bangladesh. Hijo de un maestro con gran liderazgo en la comunidad, todo transcurrió con la normalidad de una infancia feliz hasta que empezó a actuar de forma distinta a otros niños.

Prefería jugar con muñecas a jugar al fútbol o al críquet. Cuando compartió sus sentimientos con sus padres, le dijeron que no se preocupara y le llevaron a un psiquiatra para que le atendiera como si fuera un enfermo mental.

El médico le recetó pastillas para atender lo que diagnosticó como depresión, pero Rakib también fue sometido a rituales para curarle, metiéndole en una habitación oscura llena del humo de cuerno de vaca quemado para espantar los malos espíritus.“Era tal tortura que al tercer día dije que todo estaba bien solo para salir del lugar”, dijo.

Pero la realidad se impuso y sus padres no estaban listos para aceptar un sexo que no figura en el islam.

Cuando terminó la escuela, en 2009, su familia le exigió que eligiera entre casarse con una mujer o dejar la casa, y él optó por la segunda, y con el paso del tiempo se convirtió en un líder de la comunidad LGTB.

Hoy, tras 17 meses en Nepal, Bangladesh no es el destino al que le gustaría moverse, al menos por el momento.

Tampoco en el país del Himalaya parece que pueda esperar mucho más porque sin visa y sin trabajo, su situación es complicada. “Nuestra organización no tiene fondos para ayudarle financieramente, le hemos ayudado individualmente”, indicó a Efe Prashu Ram Rai, activista gay y director de programa de Blue Diamond Society (BDS), una organización de defensa de las minorías sexuales.

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) le ha dado estatus de refugiado y recomendado su acogida en un tercer país.

Rakib no sabe si Canadá le otorgará ese refugio, pero sí sabe lo que le gustaría hacer con su vida. “Tras completar mis estudios me dedicaré enteramente a abogar por los derechos de la comunidad LGTB. Si la situación en Bangladesh mejora me gustaría volver algún día a hacer el trabajo que hacía”, afirmó.

Fuente Cáscara Amarga

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La embajada rusa en Ottawa amenaza a Canadá con investigar el asilo a 31 gais chechenos

Sábado, 9 de septiembre de 2017
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300x300_rusia-investiga-chechenia-gays_fb_thumbUn portavoz de la embajada rusa en Ottawa amenaza al gobierno de Canadá con “consecuencias” si encuentran irregularidades en el asilo que el país ha concedido ya a 31 hombres gais que huyeron de Chechenia. 

Hace unos días te explicábamos que el gobierno canadiense, en colaboración con las ONG Russian LGBT Network y Rainbow Railroad, había conseguido sacar de Chechenia a un grupo de hombres gais que, como ya sabrás, están siendo perseguidos por el gobierno de Ramzan Kadirov.

Por ahora esta iniciativa liderada por la ministra de Asuntos Exteriores canadiense, Chrystia Freeland, habría conseguido sacar de Chechenia y ofrecer visados de refugiado urgentes a 31 hombres gais, algo que no ha sentado muy bien a… los rusos. Un portavoz de la embajada rusa en Ottawa ha dicho a varios medios de comunicación que investigarán qué ha hecho exactamente el gobierno canadiense con respecto a esos 31 refugiados y amenaza con “consecuencias” en caso de que se se demuestre que ha habido alguna “irregularidad legal.

Es curioso que Rusia, que a pesar de la presión internacional siempre ha mantenido que las acusaciones de persecución al colectivo LGTB por parte del gobierno de Kadirov (que responde directamente ante el Kremlin) eran simples rumores, ahora se muestre tan beligerante frente al gobierno canadiense por haber conseguido sacar de la república semi-independiente a varios hombres refugiados.

Por su parte, desde Rainbow Railroad, su director Kimahli Powell ha explicado que viajó a Chechenia para hacer los preparativos para salvar a los refugiados: “Pudimos intervenir de forma rápida y recibimos respuesta del gobierno de Canadá porque somos una de las pocas -si no la única- gran organización internacional centrada en alejar a personas LGBTQ del peligro inmediato y ponerlas a salvo.

Por parte de la Russian LGBT Network aseguran que ya han conseguido trasladar a 70 personas desde Chechenia a varias casas seguras en Rusia, mientras que Rainbow Railroad, en colaboración conjunta, ya ha contactado con otras 140 personas. “Buscar asilo no es una forma de saltarse la cola” explica Powell, “Se trata de responder cuando el derecho a la protección de una persona es eliminado por un estado o por cualquier otra persona, como es el caso de las personas LGBTQ en Chechenia ahora mismo.

Fuente | Pink News, vía EstoyBailando

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Canadá se convierte en refugio de la mayoría de los que escapan de la purga de homosexuales en Chechenia

Miércoles, 6 de septiembre de 2017
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canada-rainbow-flagEl gobierno de Justin Trudeau lleva varios meses aceptando refugiados homosexuales chechenos aunque no lo ha hecho público hasta ahora.

Se trata de un plan secreto llevado a cabo en colaboración con una ONG rusa y otra canadiense que puede poner en peligro las relaciones diplomáticas entre Canadá y Rusia.

Gracias a la organización Rainbow Railroad y la acción directo del gobierno de Justin Trudeau, Canadá se convierte en el refugio de la gran mayoría de personas que escapan de la purga de homosexuales en Chechenia.

Cuando saltan las alarmas sobre la purga de homosexuales en Chechenia, en el mes de abril, Rainbow Railroad, una organización sin ánimo de lucro que lucha por los derechos humanos desde 2005, ha contribuido a que 35 personas pudieran escapar de Chechenia, 31 de las cuales ya han llegado a Canadá. Lo que ahora solicitan al gobierno de Justin Trudeau es que proporcione los recursos de asentamiento adecuados para los refugiados, así como remodelar este tipo de políticas para beneficiar a otros solicitantes de asilo del colectivo LGBT de otros países, dado que de las más de 140 personas a las que han ayudado este año, salvo los chechenos, muy pocos consiguieron ser admitidos en Canadá.

Chechenia es una república autónoma dentro de la Federación Rusa que se ha hecho tristemente famosa desde que el periódico Novaya Gazeta denunció que sus autoridades estaban realizando una purga de homosexuales en su territorio. Desde entonces la reacción internacional ha sido más bien tibia, y se han quedado en poco más de algunas declaraciones puntuales de políticos como Emmanuel Macron o Angela Merkel, que han pedido una respuesta de las autoridades rusas,  aparte del anuncio de que Francia había empezado a acoger refugiados chechenos perseguidos por su orientación sexual, al igual que Alemania.

Mientras tanto en Rusia han  negado la credibilidad de los informes que hablaban del asesinato de decenas de personas, amenazando con deportar al periodista que había empezado a informar de la “purga gay” diciendo que, en general, en Chechenia no pasa nada y que nos lo estamos inventando todo.

Esta semana el gobierno de Canadá ha hecho público que lleva tres meses admitiendo en el país a refugiados  homosexuales que están huyendo de la persecución a manos de las autoridades chechenas, mediante un programa secreto liderado por la ministra de asuntos exteriores, Chrystia Freeland.

Para ello, el gobierno de Canadá ha colaborado con dos ONG, Russian LGTB Network (que ha abierto una línea telefónica de emergencia y que ayuda a instalarse en otras partes de Rusia a las personas que logran salir de Chechenia) y la canadiense Rainbow Railroad, que ayuda a personas LGTB en todo el mundo a escapar de la violencia y la persecución a la que son sometidas. Tanto las agencias gubernamentales como las ONG han mantenido el programa en secreto para evitar que cualquier filtración pudiera poner en peligro a las personas a las que pretendían ayudar.

Sin embargo, Kimalhi Powell, de la Rainbow Railroad, considera que ha llegado el momento de hacerlo público porque ahora que los primeros refugiados están empezando a entrar en el país necesitan la ayuda de los servicios sociales para encontrar un empleo o para recibir clases de idiomas y es muy complicado dársela si se trata de personas de las que oficialmente no se sabe nada.

«Muchos temen hablar de su calvario, incluso ahora que están aquí (…). En cualquier caso, algunos están dispuestos a hablar porque quieren que el mundo entienda mejor lo terrible y horrorosa que es la situación en Chechenia», declara Kimahli Powell, director ejecutivo de Rainbow Railroad, quien asegura que «es muy excitante percibir el optimismo en sus ojos». La organización canadiense ha estado trabajando de la mano de la Red LGBT rusa, estableciendo casas seguras en Rusia para después proceder a la evacuación de aquellos que lo solicitaran. El propio Powell ha viajado a la zona para reunirse directamente con los supervivientes, al tiempo que ha establecido una línea de comunicación con el gobierno canadiense. Hasta el momento, casi 70 personas han escapado de Chechenia a casas rusas seguras, siendo más de 40 los que ya han abandonado Rusia.

«Pudimos intervenir rápidamente y recibir una respuesta del gobierno canadiense porque somos una de los pocas grades organizaciones internacionales —si no la única— que se centra en poner fuera de peligro a las personas LGBT (…). Buscar asilo no es una forma de saltar a la cola. Se trata de responder cuando el derecho de una persona a la protección es eliminado por el estado o cualquier otra persona, como es el caso en Chechenia para la gente LGBTQ en este momento», asegura Powell, explicando que no tratan de priorizar a un grupo de solicitantes de asilo sobre otro. «La situación en Chechenia es parte de un patrón global de violencia de estado, estados que sanciona a las personas LGBTQ (…). Es por eso que el número de personas que llegan a cada año está creciendo y deberíamos hacer más por asegurar que perseguidos LGBTQ puedan entrar en países seguros como Canadá», declara Powell, citando como ejemplos recientes las situaciones del colectivo en Kenia —donde se practican las torturas anales— o Indonesia —donde se castigan los actos homosexuales con latigazos.

Canadá ha desarrollado este programa secreto, único en el mundo, que queda además fuera de las convenciones de derecho internacional, a través del que proporciona asilo a los homosexuales chechenos. Las evacuaciones están lideradas por la propia ministra de Asuntos Exteriores, Christya Freeland, en una delicada línea de actuación que el gobierno liberal de Trudeau ha decido asumir sin ningún miramiento, pero de manera no oficial, a pesar del riesgo para sus relaciones con el gobierno de Vladimir Putin. Se trata de algo muy inusual y poco convencional, totalmente ajeno a las convenciones del derecho internacional y que podría dañar las relaciones diplomáticas entre Rusia y Canadá, que no están en su mejor momento. Ahora mismo ya han llegado a Toronto y otras ciudades canadienses 22 refugiados, y se espera que lleguen más en las próximas semanas.

El gobierno de Justin Trudeau, que tiene como la defensa de los derechos LGTB en el mundo una de sus prioridades, fue uno de los que criticó duramente al gobierno ruso por no hacer nada para impedir la persecución de homosexuales en Chechenia, aunque  también reconoció que era poco o prácticamente nada lo que podían hacer usando mecanismos oficiales y que tratar a los gais chechenos como un caso diferente de los de otros países podría establecer un precedente injusto.

Sin embargo, mientras decían estas cosas en público, ya estaban empezando a trabajar con la Rainbow Railroad (que era una de las ONG canadienses que estaban presionando a su gobierno) y con la implicación personal del propio Trudeau, la ministra de asuntos exteriores y con el ministro de inmigración Ahmed Hussen para rescatar al mayor número de personas que estaban alojadas en casas seguras de la ONG.

Desde el gobierno tampoco quieren dar muchas explicaciones de cómo ha sido el procedimiento exactamente, pero señalan que han tenido que esquivar algunas de sus propias reglas, como la que impide aceptar refugiados que hacen una solicitud de asilo desde sus propios países. Tampoco descartan que se pudiera hacer algo similar en el futuro con situaciones parecidas si fuera necesario.

 

Oficialmente, las autoridades rusas y chechenas no saben nada de esta iniciativa canadiense, aunque ya nos podemos imaginar que no estarán especialmente contentas. Hace poco Kadyrov, el presidente de la región autónoma chechena, que ha insistido varias veces en que no había ninguna purga gay porque en su país no hay homosexuales, volvió a afirmar en una entrevista para la HBO que en Chechenia no hay gais y también dijo que de haber alguno, si por él fuera podrían llevárselos a Canadá. Esperemos que  sea una casualidad y que no signifique que ya estaban al corriente del programa del gobierno de Trudeau.

No a todo el mundo le parece tan bien como a nosotros esta medida, y Canadá está además viviendo su propia crisis de refugiados con la llegada de un gran número de inmigrantes haitianos. También hay críticos que dicen que Chechenia no es el único lugar del mundo en el que la homosexualidad es castigada y perseguida, a lo que las autoridades canadienses han respondido que este es un caso excepcional, en el que los homosexuales de la región están siendo acosados por las fuerzas de seguridad, lo que hacía que estuvieran en necesidad de ser rescatados inmediatamente.

Según el Consejo de Refugiados de Australia, el reasentamiento se ofrece sólo desde unos pocos países, siendo menos del 1% los refugiados del mundo que lo consiguen cada año, considerando que la mejor solución es que el refugiado pueda volver a su país de origen una vez mejoren las condiciones. Pero, lamentablemente, no es una opción para muchos refugiados del colectivo LGBT. Según el informe Homofobia Patrocinada por el Estado, presentado en 2017 por ILGA, la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersexuales, hasta 72 países continúan criminalizando la homosexualidad en la actualidad, aplicándose la pena de muerte en ocho estados miembros de la ONU, entre ellos Irán, Yemen, Somalia, Mauritania y Arabia Saudita.

Fuente The Globe and Mail, vía Universogay/EstoyBailando

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Arrestan a 27 jóvenes homosexuales en una redada en Bangladés

Lunes, 22 de mayo de 2017
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780x580-youtube-c-1ddiazsr4-arrestan-a-27-personas-en-una-redada-contra-personas-homosexuales-en-bangladesVeintisiete jóvenes han sido detenidos en Bangladés, acusados de homosexualidad. Al parecer los jóvenes, la mayoría estudiantes de entre 20 y 30 años, se encontraban reunidos en un centro comunitario en Keraniganj, en los alrededores de Daca, la capital. La policía asegura haberles incautado “drogas ilegales” y condones, y todo apunta a que este será el argumento que utilizarán para juzgarlos. La detención del grupo de jóvenes supone un paso más en la escalada de homofobia que sufre este país asiático, de mayoría musulmana.

Un cuerpo de élite de las fuerzas de seguridad de Bangladés realiza una redada contra la homosexualidad en un centro comunitario, arrestando a 27 personas a las que acusan de posesión de drogas. El asalto al centro comunitario, protagonizado por una unidad policial de élite, el Batallón de Acción Rápida (RAB por sus siglas en inglés: Rapid Action Battalion), y se produjo este viernes tras un soplo de que se estaban realizando actividades delictivas como «consumir drogas y realizar actividades encubiertas» en un centro comunitario en Keraniganj, al sur de Daca. Al parecer, los jóvenes, la mayoría estudiantes, acudían de diferentes zonas del país y organizaban encuentros periódicos en el local, donde creían sentirse a salvo en un país que sigue castigando las relaciones homosexuales. Bangladés es uno de los varios países que mantienen todavía en vigor la sección 377, una norma heredada de la época colonial británica, que establece que “el que voluntariamente mantenga relaciones carnales contra natura con varón, mujer, o animal, será castigado con pena de prisión de cualquier tipo, desde reclusión durante diez años hasta cadena perpetua, y podrá ser también castigado con una multa”. El Gobierno de Bangladés, país de mayoría musulmana, rechazó en 2013 su derogación, pese a ser instado a ello por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Desgraciadamente los jóvenes no estaban a salvo. La policía asaltó el centro y detuvo a veintisiete de ellos, además de al responsable del centro. Según un portavoz policial, en el lugar encontraron “drogas ilegales y artículos sexuales como condones y lubricante”, según explica Jahangir Hossain Matabbar, comandante del RAB, señalando que los detenidos se reunían allí periódicamente y se comunicaban entre ellos a través de las redes sociales. Sin embargo, una vez fueron puestos en custodia de la policía, sólo fueron acusados por delitos relacionados con el uso de drogas. De hecho, y dado que los jóvenes no estaban manteniendo relaciones sexuales, el “hallazgo de drogas” será el elemento por el que serán formalmente acusados. «Hemos presentado un caso de narcóticos contra ellos, ya que el RAB encontró Yaba (metanfetamina) y marihuana entre sus posesiones», puntualiza posteriormente Mohammad Jubayer, jefe de la policía local.

Como tantos otros países vecinos de la zona, Bangladés es un país conservador de mayoría musulmana en el que las relaciones secuales entre personas del mismo sexo está considerado como un crimen según la sección 377, en vigor desde la época colonial británica, que contempla penas de hasta cadena perpetua. Aunque las personas homosexuales, bisexuales y transexuales son a menudo víctimas de una fuerte discriminación y abusos que llevan a muchos a ocultar su orientación sexual y su identidad de género por miedo a las represalias, en la práctica, muchas de las demandas contra ellos no prosperan en los tribunales.

Lo ocurrido este viernes es buena muestra de la escalada de homofobia que se vive en Bangladés, un país en el que la situación de las personas LGTB se deteriora por momentos. Un punto de inflexión, en este sentido, fue el asesinato en su domicilio de Daca, hace poco más de un año, de Xulhaz Mannan, activista y fundador de Roopbaan, la la primera y única revista de temática LGBT del país (lanzada en enero de 2014) a manos de extremistas islámicos vinculados con Al Qaeda. Junto a él fue también asesinado Tanay Fahim, otro activista que se encontraba en ese momento con él. Unos asesinatos que se producían en el contexto de una brutal campaña de violencia desatada por islamistas armados contra líderes de opinión contrarios al fundamentalismo islámico.,  Debido al crecimiento del extremismo religioso en la zona, muchos activistas han huido del país después de haber recibido amenazas de muerte. Desde 2013, alrededor de 70 personas han sido asesinadas en Bangladesh por grupos extremistas, siendo algunos de estos crímenes reivindicados pro El Estado islámico y Al Qaeda para el Sur de Asia, aunque el gobierno sostiene que han sido ataques perpetrados por extremistas locales.

Durante las celebraciones del año nuevo bengalí, a mediados de abril, cuatro activistas de derechos de la comunidad homosexual eran arrestados por desfilar con los colores del arco iris, a pesar de la prohibición de manifestarse de esta manera en base a amenazas islamistas, aunque eran liberados pocas horas después. Diez días después, dos activistas eran asesinados a machetazos por miembros de un grupo afiliado a la rama de Al Qaeda para el Subcontinente Indio (AQIS), quienes reivindicaron el ataque explicando que los dos activistas asesinados «eran pioneros en la práctica y promoción de la homosexualidad en Bangladesh» desde 1998, colaborando con la fundación del colectivo Roopbaan, un colectivo defensor de los derechos de la comunidad LGTB en Bangladesh, así como también en la revista de Sulhaz Mannan.

La decisión del Primer Ministro Sheikh Hasina en 2013 fue un hecho sin precedentes con el reconocimiento de un tercer género y  revolucionó al país, ofreciendo al colectivo nuevos derechos y una nueva identidad legal visible en pasaportes y papeles oficiales. El gobierno aceptó y reconoció la existencia de unas 15.000 “hijras en Bangladesh, aunque grupos militantes dicen que la cifra es más cercana al medio millón.

A pear de ello y de que en noviembre de 2014 se pudo celebrar la primera marcha del Orgullo en Bangladesh , la discriminación y el miedo todavía están íntimamente ligados al colectivo LGBT en muchos países del mundo, como es el caso de Bangladesh. Una encuesta, elaborada por la revista Roopban en 2014, desvelaba que un 59% de los homosexuales vivían con el miedo de que descubran su condición sexual, debido a posibles respuestas violentas y discriminatorias

Este país musulmán todavía tiene mucho que avanzar tanto en derechos sociales como de igualdad de todo tipo. De hecho, muchos de los encuestados afirmaron que sentían que su orientación sexual estaba en conflicto con su identidad religiosa, algunos considerándolo un pecado mortal.

El número de participantes en la encuesta fue de 751 personas LGBT pertenecientes a 8 ciudades distintas, 250 de ellas pertenecientes a la capital, Dacca. La edad promedio fue de 25 años. Saad Khan, uno de los investigadores, afirmaba  que esperaba que estos datos sirvieran para alimentar la lucha en favor de los derechos LGBT: “Espero que estos datos alimenten el activismo. La sociedad de nuestro país tiene que dejar de ver la sexualidad como un tema tabú. Necesitamos más voces que luchen por la igualdad”.

Sin embargo, recientemente conocíamos el caso de Mahamood Rakib Hasan, un joven activista  de 23 años natural de Bangladés, un joven gay refugiado en Nepal quien afirmaba que si tuviera que volver a Bangladés “estoy listo para morir a manos de mi comunidad”. Se vio obligado a marcharse de su casa a los 19 añor por el rechazo de sus progenitores a su orientación homosexual. “No aceptamos a un hijo gay en nuestra familia”, confiesan. Ante la falta de apoyo de sus padres, decidió mudarse a Daca (la capital del país), donde comenzó a implicarse como activista LGTB en la lucha igualitaria. Pero, tras un corto periplo en defensa de los derechos del colectivo, empezó a ser acosado por fanáticos religiosos y llegó a ser detenido por la policía, acusado de ser “trabajador sexual”. Hasan, que tuvo que abandonar a una familia que lo había rechazado por su condición de gay, denunciaba de hecho haber sido violado y vejado por tres policías que lo detuvieron en una ocasión. Temiendo por su vida y amenazado de muerte, Rakib huyó a Nepal, país en el que por el momento le ha acogido como refugiado gracias a la mediación del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y desde donde está tramitando una petición de asilo en Canadá con la ayuda de la organización canadiense Rainbow Railroad. Allí, asegura que su vida no corre peligro, pero confiesa que le tratan como a un “inmigrante ilegal” en lugar de como a un refugiado. En todo caso, Rakib Hasan tiene claro que no quiere volver “jamás” a Bangladés, país en el que está seguro que acabarian con su vida.

 Fuente Universogay/Cristianos Gays

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Un joven gay refugiado en Nepal dice que si tuviera que volver a Bangladés “estoy listo para morir a manos de mi comunidad”

Lunes, 1 de mayo de 2017
Comentarios desactivados en Un joven gay refugiado en Nepal dice que si tuviera que volver a Bangladés “estoy listo para morir a manos de mi comunidad”

rakib-nepal-refugee-kathmanduMahamood Rakib Hasan, de 23 años y natural de Bangladés, se vio obligado a marcharse de su casa a los 19 ante el rechazo de sus progenitores a su orientación homosexual. “No aceptamos a un hijo gay en nuestra familia”, confiesan. Ante la falta de apoyo de sus padres, decidió mudarse a Daca (la capital del país), donde comenzó a implicarse como activista LGTB en la lucha igualitaria. Pero, tras un corto periplo en defensa de los derechos del colectivo, empezó a ser acosado por fanáticos religiosos y llegó a ser detenido por la policía, acusado de ser “trabajador sexual”. Gracias a la mediación del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) consiguió el estatus de “refugiado” en Nepal. Allí, asegura que su vida no corre peligro, pero confiesa que le tratan como a un “inmigrante ilegal” en lugar de como a un refugiado.

A pesar de su juventud, Mahamood Rakib Hasan ha vivido una vida llena de dificultades debido a su orientación sexual. Primero rechazado por sus padres por ser gay y luego perseguido por extremistas religiosos, tras implicarse en el activismo LGTB en Daca. Según explica el joven, debido a la homofobia de Estado imperante en Bangladés, las fuerzas de seguridad “se oponen a los asuntos LGTB” y esta indefensión provoca todo tipo de injusticias.

De hecho, Rakib denuncia haber sido violado y vejado por los tres policías que lo detuvieron en una ocasión. Al parecer, se encontraba en un parque en el que, decían los mismos agentes, se practica “cruising” durante la noche. Así que los policías, que se encontraban paseando por el parque, le habrían arrestado acusándolo de “trabajador sexual”. Así lo explica el joven: “me agredieron físicamente, me asaltaron sexualmente, me quemaron con cigarrillos”.

Bangladés, recordemos, es una de las antiguas colonias británicas que mantiene en vigor la tristemente conocida sección 377, que establece que “el que voluntariamente mantenga relaciones carnales contra natura con varón, mujer, o animal, será castigado con pena de prisión de cualquier tipo, desde reclusión durante diez años hasta cadena perpetua, y podrá ser también castigado con una multa”. El Gobierno de Bangladés, país de mayoría musulmana, rechazó en 2013 su derogación, pese a ser instado a ello por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Durante el tiempo que Rakib Hasan estuvo relacionado con el activismo LGTB en Daca, “me pasaron muchas cosas malas. La gente decía que me habían puesto ácido en la cara porque «eres un enemigo del Islam, de los musulmanes»”. Sus compañeros activistas le decían que, juntos, “tenemos que absorber este dolor”. En la capital blangladesí compartía piso y se ganaba la vida como tutor particular y en un restaurante, donde también tuvo problemas por ser gay.

Mahamood Rakib Hasan, por otra parte, vivió el asesinato de algunos amigos y activistas igualitarios en Daca, como los de Xulhaz Mannan y Tanay Fahim. Hace ahora justo un año, recogíamos la violenta muerte a machetazos de Xulhaz Mannan, activista y fundador de Roopbaan (la única publicación LGTB de Bangladés), así como de Tanay Fahim, otro activista que se encontraba en ese momento con él.

Con todo el dolor causado por estas experiencias vividas, Rakib encontró su situación insostenible en Bangladés. Sobre todo cuando empezó a recibir amenazas y a verse acosado por fanáticos islamistas, incluso a través de las redes sociales e internet. Rakib nació musulmán y dice respetar “todas las religiones”, aunque “ahora mi religión es la humanidad”.

Refugiado en Nepal, actualmente está en trámite de asilo en Canadá

“Me puse en contacto con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados y me sugirieron dejar mi país: «Si buscas asilo, podemos ayudarte»”, explica Rakib. En un principio pensó en la India; un país en el que su parlamento ha rechazado en varias ocasiones la despenalización de la homosexualidad,   a finales de 2015 y nuevamente en marzo de 2016 y que en 2015 detuvo a más de 1300 personas bajo la acusación de practicar la homosexualidad, incluyendo 207 adolescentes.

En ACNUR, explica el joven, “me dieron una visa honorable como ciudadano de Bangladés. Tenía un límite de un mes”. Finalmente, solicitó asilo en Nepal y, tres meses más tarde, le acabaron concediendo el estatus de “refugiado”. Aunque Nepal no es signatario de la Convención de 1951 sobre los refugiados ni del Protocolo de 1967 y carece de legislación nacional sobre refugiados, “este país asiático sigue acogiendo a un gran número de refugiados y solicitantes de asilo”, asegura la propia organización.

Otra cosa es la vida en el país de estas personas y su exposición a la discriminación (algo que, por otra parte, ocurre en muchos Estados receptores de refugiados). “Tratan a los refugiados como inmigrantes ilegales, no como a refugiados”, se lamenta Rakib. Cuando llegó a Katmandú (capital nepalí), pasó tres meses viviendo en la oficina de la organización LGTB Blue Diamond Society (la única del país). “Me quedé allí sin comida, sin mantas, durante todo el invierno. ACNUR no tiene ningún apoyo [financiero] para mí. ¡Es tan difícil sobrevivir!”, se lamenta.

Aunque no teme por su seguridad como en su país de origen, con su condición de refugiado no consigue encontrar trabajo en Nepal. “No quieren complicaciones”, asevera Rakib. Así que después de haber agotado sus ahorros en el alquiler de la habitación de un motel de carretera, durante varios meses, se encuentra en trámites de asilo por Canadá, con el apoyo de Rainbow Railroad. En todo caso, Rakib Hasan tiene claro que no quiere volver “jamás” a Bangladés. Pero si no le quedara otro remedio tiene claro que “estoy listo para morir a manos de mi comunidad”.

Fuente Dosmanzanas

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