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“Ahora que las evangélicas ya somos una Religión”, por Carlos Osma.

Martes, 6 de febrero de 2024
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Hooded burglar holds threats, violence in disguise generated by artificial intelligence

Imagen generada por inteligencia artificial

Del blog Homoprotestantes:

Las evangélicas españolas —ahora que somos plurinacionales— llevábamos unos años a punto de que, a quienes les hemos otorgado el honor de que nos pongan un nombre que nos dignifique —me refiero a políticos, medios de comunicación, poderes económicos y demás mandamases— nos dejaran de llamar secta y nos reconocieran como Religión —en mayúsculas para que quede claro que no somos de esas que no tienen notorio arraigo en suelo español—. Y en este 2023 por fin lo hemos conseguido. Algunes evangéliques creen que en realidad ocurrió mucho antes, concretamente en 2016, cuando Santiago Abascal bendijo a los pastores evangélicos de España asistiendo a uno de sus Desayunos de Oración anual para, según uno de sus tuits, «defender las raíces cristianas» —imagino que de España—. Pero no, por aquel entonces el ultraderechista Abascal era solo un visionario, y a nosotras todavía nos faltaba lo que hay que tener para ser una Religión respetable: alguna posibilidad de influencia, por remota que esta fuese.

Antes de continuar, y para que nadie se lleve a equívocos, aclaro que personalmente me siento arraigado en una tradición que aprendí de mi familia, y de muchas otras personas evangélicas, que me enseñaron que lo nuestro no es una Religión  —ni falta que nos hace— sino evangelio. En realidad la globalización religiosa no me interesa lo más mínimo, en lo que creo es en la globalización del evangelio, es decir: en la globalización de los derechos, la solidaridad, la misericordia, y el amor. Y la experiencia me dice que ambas globalizaciones se excluyen la una a la otra. Como decía José María Castillo:  «Evangelio y Religión son incompatibles. El enfrentamiento más claro, más fuerte, más peligroso es el enfrentamiento entre el Evangelio y la Religión». [1]

Esta tradición se ha perdido en el movimiento evangelical, que es el que lleva la voz cantante desde hace décadas dentro de la mayoría de iglesias e instituciones evangélicas del país. Ahora la ideología que triunfa es aquella que funde y confunde evangelio y Religión, el servicio con el poder.  No un evangelio al servicio de los vulnerables, sino del poder de las instituciones religiosas y de las personas que viven de ellas. El evangelio, no como un fin, sino como un medio. No para todes, sino para proteger los privilegios de unos cuantos. Y esto lo ha sabido leer mejor Vox que FEREDE [2], la AEE [3], o la inmensa mayoría de denominaciones evangélicas en España. Así que, cuando en este mes de mayo Pedro Sánchez avanzó de forma inesperada las elecciones generales, los evangélicos ya estábamos más que listos para que el PP, pero sobre todo Vox, nos dieran la bienvenida al mundo de las Religiones respetables en la gran España. Nuestros votos —aunque supusieran un pequeño porcentaje— podían decantar la balanza hacia la ultraderecha en una contienda electoral ajustadísima. Por eso, en aquel mismo mes, el por entonces portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, se afanaba en decir: «Nosotros mantenemos una relación fluida con la iglesia evangélica a lo largo de todos los días». [4]   Ese «a lo largo de todos los días» pretendía marcar diferencias con la puntual relación del PP con los evangélicos españoles, que tuvo su punto álgido y vergonzoso cuando la apóstol evangélica Yadira Maestre en un acto político del PP madrileño apareció orando —yo diría más bien que berreando— por la allí presente, Isabel Díaz Ayuso, presidenta popular de la Comunidad de Madrid.

Y sí, los evangélicos españoles nos hemos dejado querer por la ultraderecha de Vox, como los estadounidenses lo hacen por Trump, o los brasileños lo hicieron por Bolsonaro. Por eso, esta semana cuando veía por televisión las manifestaciones ultras, convocadas o jaleadas por Vox delante de las sedes del PSOE, donde se gritaba «España es cristiana y no musulmana», recordaba las palabras de Rocío Monasterio —presidenta provincial de Vox en Madrid— en una entrevista a Pedro Tarquis para la revista evangelical Protestante Digital: «Para mí, los evangélicos han sido un ejemplo»[5] Que fuésemos un ejemplo para una política que hacía solo unos días habían hecho unas declaraciones nauseabundas: «Se pagan 13.000 euros al mes por mena… muchos de ellos están causando terror en los barrios», [6] probablemente hablará muy bien de nuestra Religión evangélica, pero no del evangelio. También pensaba en otra entrevista —por cierto, también de Pedro Tarquis para la misma revista evangelical— en la que Iván Espinosa de los Monteros decía que por lo que había visto en las comunidades evangélicas que conocía, quien mejor representaba los valores evangélicos era Vox. [7] Y empecé a vislumbrar esos nuevos valores de la nueva Religión evangélica, mientras veía por televisión a jóvenes manifestantes delante de las sedes del PSOE. Todos criados en familias heteropatriarcales y de ultraderecha como Dios manda, con la cara tapada con un pasamontañas, haciendo saludos nazis, y gritando: «Marlaska, maricón», «Sánchez criminal, la soga te espera». Supongo que alguno de ellos será invitado por FEREDE o el CEM algún día a uno de sus Desayunos de Oración por España.

Toda esta deriva ultraderechista de la Religión evangélica nos debería hacer reflexionar sobre cuándo perdimos de vista el evangelio, o en qué momento nos quedamos callades cuando deberíamos haber levantado la voz. Quién nos convenció de que estábamos llamadas a imponer nuestra visión del mundo al resto de la sociedad. A nosotras, herederas de aquellas que quemaron por herejes en España en el siglo XVI, o que se revelaron poniendo su vida en peligro para defender la libertad de pensamiento y religión durante la Guerra Civil y el largo periodo de la dictadura franquista. ¿Cómo es posible que ahora tengamos tanto en común con quienes les echan de menos? Sé que dentro de nuestras comunidades hay voces que están llamando a volver al evangelio, a alejarnos de la Religión, pero necesitamos más voces y que griten más alto. Aunque las plataformas de comunicación y las instituciones que nos representan estén en manos evangelicales, no todo está perdido, el evangelio ha sido siempre eso: una voz marginal que se alza contra la Religión —Católica, Evangélica, Patriarcal, del Mercado, Armamentística… — para ponerse del lado de los seres humanos, y no de las cadenas con las que esta quiere controlarlos.

Carlos Osma

NOTAS:

[1] https://www.youtube.com/watch?v=grA0Ilb0pjs

[2] Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España.

[3] Alianza Evangélica Española.

[4] https://www.europapress.es/nacional/noticia-vox-reivindica-relacion-fluida-iglesia-evangelica-frente-interes-electoral-pp-20230328132938.html

[5] https://protestantedigital.com/teide/66557/rocio-monasterio-para-mi-los-evangelicos-han-sido-un-ejemplo

[6] https://www.europapress.es/madrid/noticia-monasterio-asegura-comunidad-pagan-13000-euros-mes-menor-extranjero-no-estamos-eso-20230414201828.html

[7] https://protestantedigital.com/teide/66808/ivan-espinosa-con-14-anos-vivi-en-eeuu-con-una-familia-evangelica

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“No cabe hacer política como católico desde el odio y el rechazo”, por Gabriel Mª Otalora.

Jueves, 7 de septiembre de 2023
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IMG_0388De su blog Punto de Encuentro:

“Buxadé y Espinosa de los Monteros representaban las dos caras reaccionarias de Vox, los ultra católicos y los ultraliberales. Sus luchas internas han primado el catolicismo radical”

“El ascenso de Abascal no se entiende sin el apoyo de El Yunque, conocido también como Organización del Bien Común, tras la cual opera un grupo poderoso de fanáticos de extrema derecha que tienen por objetivo “defender la religión católica, luchar contra las fuerzas de Satanás” e instaurar ‘el reino de Cristo en la tierra'”

Vox defiende “los valores tradicionales” atacando a todo lo que no cabe en sus convicciones, y lo hace apelando a la víscera del votante

“Diríase que recela, rechaza, la llamada a “la fraternidad y la justicia para todos” que el Papa insiste en su encíclica Fratelli Tutti como algo esencial católico”

La irrupción de Vox en las instituciones políticas ha sido fulgurante, teniendo en cuenta que llevaba tiempo presentándose a elecciones con resultados muy marginales. Tres elementos dan a Vox un sello peculiar: su visión radical nacionalista española de inspi ración franquista, una economía de mercado ultraliberal de reducir el gasto público al mínimo. Y su mal llamado ultracatolicismo, alejado en esto de los partidos de extrema derecha europeos.

Buxadé y Espinosa de los Monteros representaban las dos caras reaccionarias de Vox, los ultra católicos y los ultraliberales. Sus luchas internas han primado el catolicismo radical. Por eso quiero detenerme en el perfil que impera ahora mismo en Vox: ser los defensores puristas de lo católico. En realidad, ¿esto es así?

Vox ha mantenido una calculada posición para evitar cualquier crítica tanto a la Iglesia como al Papa para no espantar a este segmento del electorado. Pero la entrevista de Francisco con Jordi Évole en la precampaña de 2019 lo cambió todo, llegando a sonados desencuentros con la Iglesia católica, hasta el punto de que Abascal se refirió al Papa como “ciudadano Bergoglio” por su postura sobre el salario universal y la inmigración.

Vox defiende “los valores tradicionales” atacando a todo lo que no cabe en sus convicciones, y lo hace apelando a la víscera del votante. Además, el ascenso de Abascal no se entiende sin el apoyo de El Yunque, conocido también como Organización del Bien Común, tras la cual opera un grupo poderoso de fanáticos de extrema derecha que tienen por objetivo “defender la religión católica, luchar contra las fuerzas de Satanás” e instaurar “el reino de Cristo en la tierra”… Eso sí, desde la confrontación y el sectarismo; hacerlo así no es católico, no es cristiano.

IMG_0389Su postura ante la violencia machista la niega los datos. ¿Qué diría Jesús a esas mujeres maltratadas, lo que dice Vox? La petición de expulsar a inmigrantes choca con la acogida y la hospitalidad cristianas. Cáritas habla de personas y derechos y el partido ultra habla de ilegales y Derecho penal. Diríase que recela, rechaza, la llamada a “la fraternidad y la justicia para todos” que el Papa insiste en su encíclica Fratelli Tutti comoalgo esencial católico. Igualmente rechaza el encíclica católica Laudato si, renegando del cambio climático y de la solidaridad que propone Francisco.

Gentes racistas, xenófobas que anhelan la Cruzada del nacionalcatolicismo se sienten identificadas con Vox, un espacio en el que alimentan su desprecio y su odio a otras personas y colectivos. El Evangelio no va por este camino. Tampoco es católico proclamar una postura contra el aborto, por ejemplo, obviando la denuncia profética de que tantísimos recién nacidos mueren en el Tercer Mundo por hambre y sed. Jesús vivió con actitud de mansedumbre, humildad, respeto y acogida al diferente denunciando las injusticias, especialmente contra los más vulnerables. Nada de esto promueve Vox, por más que haya bien pensantes que les dé seguridad religiosa, que no es precisamente lo que ofrece el Evangelio, sino compromiso audaz desde el amor a todos.

¿Dónde queda la búsqueda de la paz y la actitud de amor en las propuestas de Vox? El descontento social no debe canalizarse hacia las dictaduras, sino hacia la democracia basada en la justicia social. No cabe hacer política como católico desde el odio y el rechazo. Hay que actuar desde el diálogo, el encuentro, el respeto y la construcción de puentes. La política del odio hace que tengamos los ojos cerrados ante nuestro propio rechazo al diferente, cualquiera que este sea: político, social, sexual…

Llama especialmente la atención que en el programa electoral de Vox no haya una sola mención al catolicismo, más allá de la “protección de las tradiciones populares, eventos religiosos y festejos taurinos propios de la España rural, frente a los ataques del progresismo y el globalismo”. Sobre la religión católica y su enseñanza, Vox elude a la Iglesia católica, a pesar de que su discurso proclama la intención de recoger la sensibilidad del católico. Sí concreta, en cambio, la petición de una “proposición no de Ley para la protección de los españoles frente al yihadismo y la creciente islamización de España”.

No estamos en un Estado confesional, pero si un partido abandera lo ultracatólico, al menos que no sea tan inconsecuente. Entre otras cosas, porque escandaliza.

Espiritualidad , , , , , ,

“Frente a la amenaza Voxpopular”, por Carlos Osma

Martes, 11 de julio de 2023
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pexels-fransa-2336840De su blog Homoprotestantes:

Hoy, mientras tomaba el café de la mañana viendo las noticias, me he enterado de que el Partido Popular ha pactado con el partido de ultraderecha Vox la presidencia de la Comunidad Valenciana. En el reparto Vox se ha llevado, además de la consejería de Agricultura, las de Educación y Asuntos Sociales. Que un partido xenófobo, LGTBIQfóbico, y que pretende derogar la Ley de Violencia de Género, haya conseguido estas consejerías es una derrota para todas las que trabajamos por una sociedad más igualitaria, justa, y decente. De eso no hay duda alguna. Además, es el nodo de la película en blanco y negro que veremos los próximos cuatro años si los Voxpulares ganan las elecciones generales en España el 23 de julio.

Quienes de forma más descarada trabajan al servicio del poder económico de este país, ese que pretende la liberalización económica absoluta, la perdida de cualquier protección social, y la explotación de los trabajadores para obtener aún más beneficios, son quienes vencen en el discurso mediático que los propone como salvadores de las clases medias y bajas. Quienes prefieren a las mujeres en casa, calladas, sin posibilidad alguna de decidir sobre su sexualidad o sobre su cuerpo, a menos que tengan el poder económico para hacerlo, claro. Quienes rechazan a las personas por su color, procedencia, idioma, religión, a menos que su billetera los convierta en españolitos de toda la vida. Esos, sí, esos, se han convertido para muchos en los defensores de la moral cristiana católica, y los adalides de la sociedad evangélica que muchos anhelan. La manera en la que en los últimos años entidades católicas y evangélicas han blanqueado a este partido ultraderechista, dándoles voz, es absolutamente vergonzosa.

Pero bueno, no han sido únicamente ellas, los medios de comunicación lo han presentado como un partido como cualquier otro. O más bien, como un partido de reforma de lo políticamente correcto, una reacción frente a los progres, feminacis, la ideología de género y los maricones. Desviando el foco de lo que es realmente este partido: un partido de élites económicas que protege sus derechos y a los que, en el fondo, les importa un bledo todo lo demás.  Así que no es complicado encontrar entre sus votantes, o incluso dentro de sus propias filas, a gais con una homofobia interiorizada que clama al cielo, y a los que les importa un bledo los derechos del colectivo LGTBIQ porque ellos ya tienen el culo a salvo. O a politicuhas para las que la política es un medio para conseguir poder, y están dispuestas a todo para lograrlo, aunque ayer defendieran los derechos de las mujeres y hoy tengan que llevárselos por delante. También es cierto que un porcentaje de sus votantes lo hacen porque sienten que quienes amenazan su trabajo, la educación de sus hijas, o la convivencia, son los migrantes, cuando en realidad son quienes, como la ultraderecha de Vox, apuestan por una sociedad del sálvese quien pueda, y trabajan por desmontar todo el sistema del bienestar de la mano del Partido Popular. Que los partidos de izquierda no hayan sido capaces de llegar a estas personas, tiene que ver con su aburguesamiento, las batallas internas continuas, y los casos de corrupción, algo que no les ha ayudado a mostrarse como una alternativa creíble para resolver las dificultades de las clases trabajadoras.

La semana pasada se hizo viral la brutal agresión en el metro de Barcelona de un energúmeno a una mujer transexual porque le pareció que no se estaba comportando como dios manda. Que esta persona se atreviese a agredir a esta mujer a plena luz del día en un vagón lleno de gente, muestra hasta qué punto la impunidad de los discursos de ultraderecha impactan en las vidas de migrantes, mujeres, trans: en la vida de toda aquella persona que no se somete al lugar que ha escogido para ella el patriarcado. Son una minoría quienes nos quieren hacer volver a las catatumbas, al silencio, a la vergüenza, eso no lo deberíamos olvidar. Pero son demasiados los que les dan cobertura, o se quedan en silencio.

Esta mañana, mientras tomaba el café, me preguntaba qué estrategia deberíamos seguir nosotres, para no dar un paso atrás a la hora de pedir una sociedad más justa e igualitaria, pero no encontraba respuesta. Después del café, salí de casa para ir al trabajo y, en el camino, delante de mí dos hombres jóvenes caminaban de la mano. Siempre me da envidia cuando veo algo así, porque hacen con naturalidad lo que a las personas LGTBIQ de mi generación les cuesta tanto. Al llegar a una esquina se dieron un beso y se despidieron. Esa es la respuesta, pensé, no tener miedo, no doblegarse, no retroceder, sino darse la mano y un beso, esa es en el fondo nuestra revolución. Ocupar todos los espacios, la calle, las iglesias, los centros educativos, las entidades sociales, la cultura, y todas las instituciones políticas, para que quienes quieren imponer el odio no pueden hacerlo. No nos vamos a rendir, estamos aquí para pedir justicia y no desfalleceremos hasta que lo logremos. No nos vamos a rendir, porque no podemos, ya hemos estado en el mundo donde nos quieren llevar los Voxpopulares, los integristas, y los fundamentalistas, y para nosotras es inhabitable. No nos queda otra, no nos podemos rendir.

Carlos Osma

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“Soledad que hiere, soledad que sana”, por José Arregi

Jueves, 18 de mayo de 2023
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desiertoDe su blog Umbrales de Luz:

Cuando los compañeros organizadores de este ciclo sobre “espiritualidad y sufrimiento” me propusieron hablar sobre soledad y sufrimiento, lo primero que pensé–como me ocurre con frecuencia– fue en la ambigüedad de los términos, del término soledad en este caso, y en la necesidad de aclararlos. Por ahí empezaré.

Hay una soledad que nos hiere de muerte.“Vae soli!”, “Ay del solo”, dice el adagio latino, extraído de un versículo del sabio bíblico Kohelet: “Ay del solo si cae: no tiene quien lo levante” (Kohelet 4,10). Es verdad: pobre del que camina solo por el monte y cae. Pero ¿no es aun más pobre el que, yendo en compañía, es derribado y abandonado por sus propios compañeros? ¿Y no es también más pobre quien, por la razón que fuere, se va apartando de toda compañía y se va hundiendo hasta la muerte? En definitiva, la “soledad que hiere” es siempre la soledad del aislamiento.

El término soledad expresa también, sin embargo, justo lo contrario del aislamiento, a saber: la absoluta solidaridad que nos constituye, la plena comunión que somos en lo más profundo. A eso llamo “la soledad que sana” y hace vivir. No sé si es muy oportuno que designemos con el mismo término –soledad– cosas tan opuestas y a la vez tan fundamentales, pero así es nuestro lenguaje.

Así nos sucede igualmente con el término “espiritualidad”, que todavía sigue sonando a introspección insolidaria, a interioridad solipsista y apolítica. En estas reflexiones, quiero reivindicar, por el contrario, la espiritualidad como experiencia vital profunda, inseparablemente individual y política, sanadora de las soledades que nos hieren. Y voy a señalar algunos elementos fundamentales de la espiritualidad como soledad-solidaridad sanadora, algunos hitos del camino de la soledad-solidaridad que lleva a la sanación de la soledad-aislamiento.

  1. Mirar con compasión a las caídas en soledad

Junto con la guerra y el hambre y sus terribles secuelas, en este mundo hiperconectado y globalizado, en este mundo de redes y metaversos, la soledad es una de las grandes causas del sufrimiento de los seres humanos.

El panorama es planetario y terrible, y más presente y evidente que nunca en esta era de la digitalización y de la globalización planetaria: la soledad del niño mal querido o abandonado, la soledad de la adolescente que necesita romper su dependencia y no acaba de encontrarse a sí misma, la soledad de quien no llega a querer ni a sentirse querido, la soledad de la familia desahuciada de su casa, la soledad de quien pierde su trabajo y con el trabajo pierde el pan de hoy y de mañana para sí y las suyas, la soledad de las expulsadas de su tierra y de su pueblo por el hambre o por la guerra, la soledad de los enfermos olvidados, la soledad de los deprimidos, la soledad de las ancianas, la soledad de los prisioneros, la terrible soledad de una patera abarrotada y abandonada a su desgracia en medio del mar… La soledad, la soledad, la soledad. Multitudes sin un lugar para vivir en un mundo común.

La soledad hiere hoy más que nunca. Hace unos días, Nuria Larari publicaba un artículo titulado “Me siento más sola que nunca (en la historia de la humanidad)”. Decía, por ejemplo: “Las relaciones se han vuelto más líquidas entre nosotros y más difusas. La ciudad primero e Internet después se convirtieron en auténticas trituradoras de los lazos que nos unían a los demás” (Diario EL PAÍS, 25 de marzo de 2023).

No podemos desviar la mirada y pasar de largo, con toda clase de excusas, como el sacerdote y el levita de la parábola del Buen Samaritano, uno de los relatos más interpelantes, provocadores y conmovedores de la literatura universal. El caminante solitario asaltado y abandonado al borde del camino desmantela todos los argumentos justificadores de este desorden planetario creciente. La soledad y el desamparo de la abandonada grita a nuestros oídos: Quien no se hace prójimo se hace cómplice, y el cómplice pierde su aliento vital.

La primera expresión de la espiritualidad, religiosa o no, consiste en abrirnos con todos nuestros sentidos a esas soledades que hieren: mirar, escuchar, tocar, oler, sentir el sabor de su amargura. Padecer como propia esa soledad hiriente, que las entrañas del ser se remuevan ante el grito de la humanidad caída y de la Tierra amenazada: somos esa humanidad caída, somos esa Tierra desgarrada, somos la madre parturienta y el niño recién nacido de la barca de madera abandonada entre el oleaje.

Esa mirada-sensibilidad integral hecha de compasión es el primer criterio de la espiritualidad: su signo inconfundible y su medida más certera. Nuestra especie humana, y toda esta comunidad viviente de la que formamos parte en nuestro planeta común Tierra, solo tendrá salvación si desarrollamos la sensibilidad espiritual, personal y política, si nos dejamos convocar todos juntos a formar una ola de relaciones globales sanadoras, un tsunami salvador.

  1. Discernir las causas de la soledad que hiere

Quien mira con compasión espiritual no puede sino preguntarse por qué sufre esa persona o ese colectivo al que ve sufrir. “El amor consiste en preguntarle a otro: ¿qué te duele?”, escribió Simone Weil. ¿Por qué sufre la persona que está sola? ¿Por qué la soledad es una de las grandes causas del sufrimiento humano? ¿Sufre acaso por estar físicamente solo? ¿O solo por pensar distinto? ¿O por ser diferente (en su cuerpo, su psicología, su orientación sexual, su opción política, su origen étnico, su creencia o su pertenencia religiosa)?

La mirada espiritual es mirada compasiva, pero la auténtica compasión es lúcida, crítica y activa. La mirada espiritual se pregunta por qué la soledad hiere, por qué tanta gente cae sola y no puede levantarse, por qué se dan todas esas situaciones de sufrimiento mortal en soledad.

Al igual que no por tener más relaciones vivimos más acompañados, tampoco por vivir físicamente solos tenemos por qué sufrir: un 10,4 % de los ciudadanos del Estado Español viven solos, y un 25 % de las casas están habitadas por una sola persona, pero eso a veces es un lujo que para sí quisiera mucha gente que vive sin casa donde estar a solas. Y la peor de las desgracias, peor aun que vivir solo en la calle, puede ser vivir en una casa siendo humillada y maltratada por el compañero. Lo mismo se podría aplicar a tantas otras situaciones de soledad aparente.

Si miramos bien, descubrimos que el sufrimiento de la soledad, la soledad que hiere, no se da por la mera soledad (física, psicológica, política, étnica, religiosa, etc., sino más bien por el aislamiento. Las situaciones de soledad no hieren por la soledad sin más, sino por el aislamiento que las provoca. Y el aislamiento puede deberse a que un individuo o un colectivo se aísla a sí mismo, o a que es aislado por otro o por otros, por la sociedad, el partido, o la institución eclesial, o el Estado o la Comunidad internacional.

El ser humano no es un ser aislado. Cuando Buda dijo que “el ser humano nace solo, vive solo y, muere solo” se refería a la soledad psíquica ilusoria del ego ilusorio. Tiene razón Buda en que la mente humana se engaña cuando fabrica su ego aislado y su autoaislamiento, pero tal vez descuida demasiado la dimensión estructural y política del aislamiento. Ambos (el autoaislamiento mental individual y el aislamiento estructural socio-político) están siempre, sin excepción, inseparablemente relacionados entre sí. Me aíslo porque me aíslan y me aíslan porque me aíslo. Y, sin duda, el factor más palmario y determinante es el aislamiento estructural socio-político. Lo que hunde a un emigrante no es tanto que se encuentre solo, sino que no encuentre a quien le acoja, le socorra, le ayude a integrarse en una nueva sociedad. La desgracia de una persona LGTBIQ+ no es ser como es, sino ser marginado, humillado, abandonado.

La soledad hiere cuando a alguien se le rompen sus relaciones fundantes, cuando se van disolviendo los vínculos que le construyen en su ser profundo, cuando se ve privado de las relaciones que le constituyen. En esa disolución de las relaciones constitutivas consiste el aislamiento. Y esa es la soledad que hiere y duele. El aislamiento destruye la relación, y nos lleva a morir en lo más vivo de nosotros, pues para ser nosotros necesitamos esencialmente el reconocimiento, la aceptación, el afecto de otros. La soledad del aislamiento nos destruye en nuestras raíces, nuestros vínculos nutritivos, nuestra estima y dignidad, nuestra fe y amor de nosotros mismos, nuestro aliento vital, nuestro respiro y esperanza. El aislamiento nos enferma, porque no hay salud física ni psíquica sin relaciones sanas, armoniosas. El aislamiento nos impide respirar, nos hace experimentar la muerte espiritual, porque el espíritu es relación, como la respiración. El aislamiento puede llevar a morirnos físicamente, porque la vida – desde su forma más elemental a la más compleja– se deriva de la relación, de una estructura de relaciones armoniosas.

Hay soledades que hieren, del mismo modo que hay compañías o comunidades que destruyen. De modo que el aislamiento se da tanto en forma de soledad como en forma de compañía. Y puede mucho más doloroso sentirse aislado viviendo en compañía que viviendo solo.

Nadie se siente herido en su soledad si no es aislado ni se aísla. Nadie sufre sin más por ser distinto o hallarse solo, sino por ser separado, abandonado, condenado. En realidad, como luego insistiré, nada está constitutivamente “solo”. Todos los seres son, sí, formas con identidad propia, pero cada forma se constituye a partir de la relación con el universo entero. Así es también entre nosotros, los seres humanos. Nadie está o debería sentirse de por sí aislado, por solo que se halle, pues somos individuos convivientes en comunión profunda con todo. Sin embargo, tanto la relación misma como la armonía entre identidad y relación son, en nuestra especie, más compleja y conflictiva que en ninguna de las otras especies animales conocidas.

¿Qué le pasa a esta especie humana que es capaz de tanta ternura, compasión y empatía, pero capaz también de tanto autoaislamiento suicida y de tanto aislamiento cruel de los demás? No puedo pensar que sea por maldad: nadie aísla a nadie por libre voluntad consciente, sino por falta de verdadera voluntad y de verdadera libertad. Ni podemos pensar, obviamente, como tantas culturas y religiones antiguas pensaron y muchos siguen aún pensando: que nos aislamos y matamos unos a otros por la caída de unos primeros padres de la humanidad que habrían transmitido a toda su descendencia su culpa con sus consecuencias. Y menos podemos pensar que estas consecuencias sean debidas a que habríamos sido expulsados de un paraíso originario por un “Dios” supremo castigador. Vivimos aislados y nos aislamos mutuamente porque estamos inacabados, porque estamos insuficientemente evolucionados, porque aún no hemos llegado a ser lo que somos en el fondo o podemos ser. Pero está en nuestras manos. “Tú puedes”, dice Dios a Caín en el mito bíblico. Tú puedes ser más plenamente tú siendo más plenamente hermano, hermana, de tu hermano.

  1. Acompañar a las personas aisladas

Vuelvo a la parábola del Buen Samaritano, una parábola de la violencia que hiere al mundo y de la projimidad que lo sana, un relato inspirado por el espíritu universal de la compasión subversiva: un samaritano, tachado de hereje o pagano por la religión dominante, “que iba de viaje”, llega junto al herido abandonado, lo ve, siente compasión, se acerca y le venda las heridas después de habérselas curado con aceite y y vino, lo monta en su cabalgadura, lo lleva a un mesón y cuida de él (cf. Evangelio de Lucas 10,33-34).

Todo está dicho. El “hombre que bajaba de Jerusalén a Jericó”, que “cayó en manos de los salteadores”, “que, después de desnudarlo y golpearlo sin piedad, se alejaron dejándolo medio muerto”, ese hombre solo es muchedumbre, eres también tú, soy también yo. El sacerdote y el levita del templo que, al verlo, no lo miran ni se acercan, sino que “se desvían y pasan de largo”, ese sacerdote y ese levita son los poderosos, los poderes fácticos, y tanta gente normal que hace su vida y se inhibe porque no sabe o porque no quiere, ese sacerdote y ese levita también eres tú, soy también yo. Apartamos la mirada, damos mil rodeos, pasamos de largo.

Y el samaritano que ve y siente compasión, que se acerca, se hace próximo, prójimo, hermano, que se hace cargo, se encarga del herido y carga con él, esa samaritana puedes ser, eres también tú, y yo, y todas, todos. Todas somos caminantes, vamos de viaje como él, y en el camino nos encontramos con personas heridas, aisladas, abandonadas por personas o por sistemas, por personas y sistemas a la vez.

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José Arregi: Algunas preguntas sobre “el camino femenino”

Jueves, 13 de octubre de 2022
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puede-apoyar-mujeres-legitimos-derechos_2212888692_14404452_660x371De su blog Umbrales de luz:

Galo Martínez de la Pera prosigue su solitaria reflexión sobre la comunidad, la construcción de la ciudadanía y de la cultura vasca, el feminismo, el futuro de la humanidad y del humanismo. Lo hace con densidad y brillantez. Acaba de publicar Emearen bidea supergizakiaren aroan (“El camino femenino en la era del superhombre”) (Alberdania 2022), escrito con excelente estilo: profundo y ágil, lleno de destellos, y minuciosamente tejido de principio a fin.

El autor es bien consciente del rumbo que lleva el mundo actual y de los graves peligros que se ciernen sobre él. Y, sin conformismo ni desesperación, hace sonar las alarmas sobre las terribles heridas que vivimos la humanidad y cada pueblo, los pueblos disminuidos y privados de su ser, los seres humanos disminuidos y privados de dignidad, y sobre el futuro aún más desolador que podemos construir. Es de agradecer su esfuerzo, y en lo fundamental coincido con él. Pero, entre las luces, encuentro también enredos. Me referiré a cinco cuestiones principales que me surgen.

1. ¿El superhombre de Nietzsche es inhumano? El término superhombre nos lleva a Nietzsche, pensador genial y profético. Hace 150 años que, en Así habló Zaratustra, anunció la llegada del superhombre. En el camino hacia su ser pleno, dice, el espíritu humano atraviesa tres metamorfosis: se convierte primero en camello, luego en león, luego en niño. El camello cargado, encorvado y sumiso, debe convertirse en león libre: mostrar sus dientes agudos, sacudirse de encima las leyes y cargas que le han impuesto todos los poderes opresores, entre ellos las religiones, y especialmente el cristianismo. Decir NO, ser libre. Ahora bien, para poder acceder a su pleno poder, el león poderoso debe convertirse en niño que juega, inocente y creativo. Decir SÍ a todo su potencial, ser niño.

¡Niño! Galo Martínez, sin embargo, siguiendo los tópicos difundidos por la filosofía conservadora y los teólogos, emplea la palabra superhombre como símbolo del deseo de poder caprichoso, nihilista e ilimitado. Hitler sería su encarnación. O Stalin. Cualquier dictador. Y en este siglo XXI, más concretamente, lo sería esa especie transhumana que, gracias a la biotecnología y la infotecnología, quisieran crear Facebook, Amazon, Google…, una máquina inhumana que convertiría al ser humano en dios, en un ser transhumano que vencerá para siempre la enfermedad y la muerte, en un cruel dictador absoluto que, dotado de conciencia y libertad sin piedad, someterá a esta humanidad normal que padece enfermedad y muerte. La pesadilla de Aldoux Huxley. El suicidio del ser humano y, en definitiva, la ruina de todos.

Estoy plenamente de acuerdo en que la creación de ese monstruo tenebroso es el peligro más grave al que se enfrenta la humanidad. Pero pregunto: ¿el superhombre que Galo Martínez entiende en el sentido más negativo tiene algo que ver con el de Nietzsche? No en mi opinión. En efecto, Nietzsche proclamó el superhombre en el sentido más positivo, como la potencialidad más alta de que está dotado el género humano: la conciencia en comunión, la libertad solidaria, la bondad feliz. Un superhombre niño. Y creo –¿ingenuamente?– que el ser humano puede dar para bien el paso evolutivo más grande que jamás haya dado, es decir, puede desarrollar las capacidades humanas físicas, mentales y espirituales mucho más allá de las del ser humano presente, gracias a las ciencias, la política, la educación y el ejercicio de la espiritualidad. No lo logrará solo con la ciencia, claro está, pero tampoco sin la ciencia. Me parece, pues, injusto decir, como dice Galo, que los científicos están aliado con los poderes financieros totalitarios para eliminar de la tierra la solidaridad y la compasión.

2. Harari, ¿profeta del superhombre inhumano? Más injusta aún me parecen las descalificaciones que lanza contra Yuval Noah Harari, el joven historiador y pensador israelí. El libro abre con estas palabras sobre él: “Un joven sionista que soporta y acepta de buen corazón todas las necesidades y cargas que impone su Estado” (p. 13). ¿Ignora acaso que Harari es uno de los críticos más destacados y comprometidos contra la ley estatal que discrimina a los ciudadanos árabes de Israel, y que por ello se ganó la enemistad de Netanyahu? Galo le acusa de “legitimar y justificar el nazismo” (55), de querer destruir la democracia y los derechos humanos (19), de “creer ciegamente en los milagros de la ciencia y la tecnología” (36), de prometer que “gracias a la ciencia el ser humano se convertirá en dios” (56), de afirmar que “los derechos humanos y la democracia son el fruto más venenoso de la religión monoteísta” (61), de “mediar entre la ciencia y los poderes fácticos” (33). “A Harari solo le importa la clase gobernante, pues a ella es a quien quiere vender su proyecto” (59), dice, y se pregunta “si el superhombre de Harari no es neonazi” (60). Califica sus análisis históricos como “necedades” (24), y lo llama “buen vendedor”, “titiritero farsante” (35) y “analfabeto científico” (55). En resumen: “es evidente que el superhombre de Harari trae el totalitarismo bajo el brazo” (63).

He leído con atención más de 1500 páginas de Harari, y lo que está claro es para mí que Galo Martínez no ha entendido al escritor israelí. Porque éste no defiende al superhombre tecnológico todopoderoso Homo deus. En absoluto. Se limita a describir el monstruo (robot o ciborg) inmortal y totalitario que pueden crear las élites económico-militares, valiéndose de la infotecnología y la biotecnología; y nos advierte sobre el mayor desafío del siglo XXI, sobre el grave peligro de que se produzca el desastre más apocalíptico que jamás se ha producido en los 3 millones de años que lleva el género humano: que el monstruo que estamos alimentando convierta a la mayoría de los seres humanos en una masa inútil… Harari nos llama a abrir los ojos ante todos los proyectos totalitarios y a actuar con responsabilidad. La lectura de Galo Martínez me deja estupefacto.

3. ¿La ciencia y los médicos siervos del superhombre? La pandemia del COVID-19, con toda la red que el sistema capitalista financiero ha construido en torno a ella, nos ha enseñado inexplicablemente, dice Galo Martínez, “la verdadera cara del superhombre de Harari”(65), su naturaleza y su conducta totalitaria. La pandemia ha permitido poner por obra “el totalitarismo sanitario” (80), valiéndose del arma del miedo. “El poder y la ciencia se han unido y vuelto idénticos” (70) para sembrar el terror en todas direcciones, para controlarlo todo, para el lucro de los vencedores. “Han convertido nuestros hogares y cuerpos en nuestras cárceles” (85). Y “la respuesta a todos nuestros miedos tiene un nombre: vacuna” (82). ¿De quién dependen y al servicio de quién están los fármacos que nos recetan los médicos, “la entera ciencia objetiva de la salud?” (77). “Depende, por supuesto, del gigante de la industria farmacéutica” (67-68); en definitiva, “depende de los beneficios del capitalismo financiero (68). ¿Y por qué no diríamos lo mismo de todos los carteros, bomberos, profesores, periodistas y… escritores? Las verdades generales se convierten a menudo en mentiras concretas.

Me resultan especialmente duras las barbaridades que vierte sobre quienes han sido los héroes de la pandemia, los sanitarios. “La estrategia antiterrorista y la antiviral –dice– son complementarias” (80), al igual que “la policía y el ejército sanitario” (80), “el rebaño sanitario” y “el rebaño antiterrorista” (78), “La policía antiterrorista y la policía epidemiológica”; son “dos tipos de policía” (84) “que forman parte de una red represiva”. Y sentencia: “La mayoría de los médicos se muestran casi unánimemente a favor de esta estrategia totalitaria” (81). La memoria me lleva a los miles y miles de médicos/as, enfermeras/os y a todo el personal sanitario que han arriesgado o dado su suya para salvar la nuestra. Que nos perdonen todos ellos.

4. ¿Revolución cultural sin política?Comparto la “política negativa” que propone Galo Martínez, a saber, el rechazo de la política del superhombre, basada en el poder y la ganancia, la violencia y la competencia, y el rechazo del Estado autoritario que vertebra dicha política. Concuerdo en que debemos llevar a cabo una revolución cultural, redescubriendo las fuentes vitales originarias del lenguaje, recuperando el alma y el uso de la lengua, respirando el espíritu de los mitos, los ritos, las fiestas, la música y la tierra. Concuerdo también, si lo entiendo bien, en que “la independencia lingüístico-cultural es lo que necesitamos” y “no la independencia político-económica burguesa” (100-113), porque la tierra no pertenece a nadie y la economía, para ser humana, ha de ser solidaria.

De acuerdo. Pero ¿acaso no se trata en todo ello de criterios políticos? Me parece más que discutible la oposición entre revolución cultural y revolución política, y la afirmación de que “la revolución se sitúa fuera del ámbito político” (220) o de que “la verdadera comunidad no puede constituirse mediante la política” (220). ¿Podrá constituirse acaso sin política? “No hay democracia revolucionaria, ni Estado democrático» (95), dice rotundamente –y con razón–, pero la renuncia a la política por el hecho de que la plena democracia no existe es lo que le conviene a la dictadura del superhombre inhumano. ¿Cómo quieres, Galo, llevar a cabo la “política negativa” que propugnas sin practicar algún tipo de política positiva? ¿Cómo quieres construir y asegurar una sociedad comunitaria, comunidades de resistencia revolucionarias y hospitalarias, pegadas a la tierra y no propietarias de la tierra sin hacer política, y sin tratar de imaginar y organizar alguna forma– distinta, nueva– de Estado? ¿Cómo hacer posible una conciencia humana más amplia, la sensibilidad, la cercanía, la compasión, la infancia adulta…, sin promover instituciones más humanas (políticas, quiérase o no), sin organizar la investigación científica, la educación, los servicios sanitarios o el transporte? Es imprescindible decir NO; también lo es decir SI.

5. ¿Dónde quedan los varones en el camino femenino? Para avanzar, Galo Martínez propone “el camino femenino”. También aquí concuerdo con aquello que creo entender: que necesitamos la igualdad de género, la comunidad de seres humanos vulnerables y mortales, de carne y hueso, la revolución de la compasión. Pero algunas afirmaciones me confunden. Por ejemplo, que “la vida es de por sí femenina” (222), que “se debe reconocer la prioridad de lo femenino” (223), que “solo el movimiento feminista ocupa el lugar originario de la revolución” (245), etc. No entiendo exactamente por qué reivindica “la religión de la mujer” y por qué sitúa la atención, la fiesta, la música, la danza, la compasión, la sonrisa infantil o la lógica de la vida (243), así como “la fiesta de los vascos” (247) en el camino femenino. ¿Solo en el femenino, no también en el masculino? ¿O más en el camino femenino que en el masculino? No puedo pensar que la vía revolucionaria que propone Galo Martínez consista en sustituir la sumisión al varón por la sumisión a la mujer. O es confuso mi entendimiento o es confuso su lenguaje.

¿El camino habrá de ser o masculino o femenino?  No, sino más bien femenino y masculino, todas las orientaciones sexuales e identidades de género, compañeras de camino, sin subordinación ni fronteras, pues el camino de cada una/o es también el camino de todos los demás. Porque nadie ni nada es sin el otro, sin todos los demás. En todos los átomos del mundo se complementan el polo positivo del protón y el negativo del electrón, y ambos originan la danza creadora del universo.

Aizarna, 12 de septiembre de 2022

 

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El Tribunal Constitucional español sentencia que discriminar a las personas trans es ilegal

Lunes, 11 de julio de 2022
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IMG_2003El tribunal estima que la identidad de género tiene protección en la Constitución como derecho fundamental de la persona

El texto recoge que la identidad de género está “íntimamente vinculada al respeto de la dignidad humana” y que las personas transexuales sufren “profundos prejuicios arraigados normativa y socialmente”

Importante noticia la que publicaba el Diario El País el pasado jueves y que deja en evidencia a quienes critican la Ley Trans desde posiciones biologicistas… El Constitucional ha declarado por primera vez como contraria a los derechos consagrados en la Ley Fundamental cualquier discriminación que sufra una persona trans en razón de su identidad de género. La sentencia —cuyo texto se publicó en el Boletín Oficial del Estado (BOE) el pasado 7 de julio— rechaza una solicitud de amparo de una persona transgénero que denunció haber sido despedida por dicha condición. El tribunal no lo considera probado, pero es el primer fallo que defiende extensamente en sus fundamentos jurídicos la protección legal con que deben contar dichas personas.

El Tribunal Constitucional ha declarado ilegal toda discriminación contra las personas trans con motivo de su identidad de género, al considerar que contradice los derechos consagrados en la Constitución. Los magistrados han analizado el despido de una persona transexual y, aunque no han considerado que su condición fuese el motivo por el que perdió el trabajo, sí que defiende la protección legal de las personas transexuales, y señala que han sufren “profundos prejuicios arraigados normativa y socialmente”.

La sentencia (que puedes leer aquí) la ha adelantado este jueves El País, y reconoce por primera vez que discriminar a las personas trans choca con la Constitución, aunque ha rechazado el recurso de amparo presentado por una ingeniera aeroespacial que recibió comentarios de sus superiores por ir a veces vestida con pantalón y otros con falda. La empresa la despidió alegando que no había superado el periodo de prueba, y el tribunal da credibilidad a ese argumento.

Sin embargo, la sentencia, de la que ha sido ponente la magistrada María Luisa Balaguer, elabora una defensa de los derechos de las personas transexuales frente a situaciones de discriminación. El texto recoge que “la identidad de género es una circunstancia que tiene que ver con el libre desarrollo de la personalidad, íntimamente vinculada al respeto de la dignidad humana”. “Cuando no se ajusta a parámetros hetero-normativos clásicos, es decir, allí donde identidad de género y sexo de la persona no son absolutamente coincidentes, puede hacer al individuo acreedor de una posición de desventaja social históricamente arraigada”, señala la sentencia.

El Constitucional recuerda que las personas transexuales sufren “profundos prejuicios arraigados normativa y socialmente”, e incide en que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos “manifiesta con total claridad que la prohibición de la discriminación en virtud del artículo 14 de la Convención cubre debidamente las cuestiones relacionadas con la orientación sexual y la identidad de género”.

La carta de los derechos humanos no contempla específicamente a las personas transexuales, pero el tribunal considera que su precepto contra la discriminación es “una cláusula abierta que permite la inclusión de la identidad de género entre las características protegidas”.

Fuente Agencias

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Yulia Alióshina, primera política trans de Rusia: “Quiero sacar al colectivo LGTBI de las tinieblas”

Martes, 28 de diciembre de 2021
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Yulia Igorevna Alióshina, presidenta de Iniciativa Ciudadana en la región de Altái, en Siberia (Rusia), en un estudio de radio en Barnaúl en noviembre.

Yulia Igorevna Alióshina, presidenta del partido Iniciativa Ciudadana en la región de Altái, en Siberia, ha sido víctima de ataques desde que llegó al cargo en noviembre Yulia Igorevna Alióshina,

Javier Cuesta

La irrupción de la política trans Yulia Alióshina, de 31 años, como alto cargo del partido Iniciativa Ciudadana ha provocado una auténtica conmoción en una de las fortalezas más sólidas de la conservadora Rusia moderna: su sistema político. Apenas un mes después de ser elegida presidenta de la formación en la región de Altái, en Siberia, el Parlamento regional incumplió sus propias normas al vetarle el acceso a una sesión.

El eco de su nombramiento ha llegado hasta Moscú, donde los diputados de Rusia Unida de Vladímir Putin dicen que su partido “debe mandarla al infierno de una patada o disolverse”. Pese a los ataques, Alióshina aboga por la templanza. “Algunas personas me han dicho que esas palabras se debían a que soy transgénero. Puede ser [también] porque represento a un partido liberal y democrático. Es difícil sacar una conclusión”, responde con calma al otro lado del teléfono.

Iniciativa Ciudadana anunció el nombramiento en su web el 5 de noviembre. “No dijimos que soy una persona transgénero porque pensábamos que no hacía falta remarcarlo. Una de las principales posiciones del partido es que todo el mundo es igual, da igual si es trans o cis [persona que se siente identificada con su sexo anatómico]”, explicó a EL PAÍS en una primera conversación el 17 de noviembre. Después del anuncio, un periodista local contactó con ella y le habló sin tapujos de su condición. “Sí, le dije que soy transgénero. Supuse que, si no lo decía yo, lo dirían mis rivales políticos. Y creo que la política debe ser abierta y sincera, como en Europa”, explicó Alióshina en una segunda charla con este periódico. Tras aquella entrevista, “internet explotó”, según sus palabras.

Alióshina recalca que quiere hacer política para todos y que la discriminación por orientación o tendencia sexual es solo un tema más en su agenda, aunque admite la importancia del paso que ha dado: “El colectivo LGTBI se encuentra en Rusia inmerso en la oscuridad. El Gobierno hace que se encierre en el armario y no salga. Y si el Gobierno les hace esconderse, hay que hablar abiertamente. Además de otros objetivos importantes, mi aproximación a la política busca abrir la puerta a las personas trans, a los homosexuales y que esta parte de la sociedad salga de las tinieblas”.

Alióshina solo fue felicitada por sus compañeros de partido, incluido su fundador, el exministro de Boris Yeltsin, Andréi Necháyev. Sus rivales no se pusieron en contacto con ella. “No les gusto. No me han dicho absolutamente nada. Están en shock porque nunca hubo una persona transgénero en política”, asegura.

Sí se pronunció un diputado de la formación de Putin y conocido homófobo, Vitali Milónov, para “mandarla al infierno”. “Si el partido no está de acuerdo, debería ser prohibido”, dijo el legislador, que ve en su nombramiento “un intento de imponer el estereotipo occidental”. “Los valores LGTBI no pueden formar parte de la agenda política. Si lo prohibimos en el cine, también debería ser inaceptable que estén en la política rusa”, dijo en la radio Govorit Moskvá. La respuesta de Alióshina es contundente: “Según Freud, los mayores oponentes de las personas trans, homosexuales… suelen serlo ellos también, pero no quieren aceptarlo”.

7CDCEC66-51AA-4651-80C0-FAE545340E67“Hacía tiempo que buscaba un partido demócrata, liberal. Esto asusta a los partidos estatales de Rusia”, dice Alióshina.

Su primer revés político llegó el 16 de diciembre. El Parlamento de Altái le impidió acceder a una sesión pese a que había solicitado permiso con los dos días de margen que marca el reglamento para miembros no electos. Alióshina e Iniciativa Ciudadana decidieron no recurrir y abogaron por “la colaboración constructiva” con el resto de formaciones. Al hablar con ella en noviembre, ya vaticinaba que podría tener “algún problema” en el futuro. “Pueden emplear cualquier excusa. No mi condición de persona transgénero, pero sí mi nombre para rechazar mi registro, por ejemplo”.

Pese a no estar en el Parlamento nacional, Iniciativa Ciudadana es un partido conocido, especialmente tras postularse con esas siglas para las presidenciales de 2018 Ksenia Sobchak, opositora, periodista e hija del mentor político de Putin, Anatoli Sobchak. Alióshina, que se unió a la formación a principios de verano y llegó a la dirección regional pocos meses después por la renuncia de su antecesor, explica: “Hacía tiempo que buscaba un partido demócrata, liberal; una formación que defendiese las elecciones al estilo occidental. Esto asusta a los partidos estatales de Rusia”.

Su carrera en ese partido ha sido meteórica, pero no es una recién llegada. “La primera vez que me interesé por la política tenía 13 o 14 años. ¿Por qué Arnold Schwarzenegger podía ser gobernador en Estados Unidos y no el artista Mijaíl Yevdokímov en mi región?”, recuerda. Después estudió Derecho en la Universidad Estatal de Altái y entró en política. “Trabajé en campañas electorales, desde la propaganda a la asesoría legal en comicios”, recuerda Alióshina, que en 2012 decidió probar por su cuenta y se postuló para la Duma Municipal de Barnaúl, aunque la comisión electoral no validó sus firmas.

La política sabe que era mujer desde su adolescencia, aunque no recibió su pasaporte con su nombre, Yulia, hasta julio de 2020, tras un proceso de año y medio “muy, muy difícil”. “Cuando me dirigía al sexólogo y a los psiquiatras, todos me diagnosticaban de primeras que tenía una enfermedad mental. Si ese dictamen es confirmado, se rechaza el proceso”, explica. Ahora, con el nuevo pasaporte tiene todos los derechos que una mujer puede tener en Rusia. “Gracias a Dios, el Gobierno no impone ninguna limitación sobre mí y tengo derecho a casarme con un hombre”, afirma.

Alióshina, que no hizo pública su realidad después de su paso por la universidad, denuncia que esta cuestión sea tabú en las escuelas de Rusia: “Hay profesores que creen que si dicen a los niños que pueden cambiar de nombre o sexo, entonces esta reflexión les puede llevar a cambiar de género aunque no sean trans”.

Se siente afortunada por haber contado con el apoyo de sus amigos y de su madre, viuda. “Mi mamá fue profesora soviética. Al principio estuvo en shock; después hubo incomprensión y alejamiento. Al final, cuando ya conoció más este tema, cuando leyó por internet y trató con sexólogos, me aceptó. Fue duro, hablé con ella mucho tiempo, pero pienso que mi esfuerzo, mi tiempo y mi energía no los gasté en vano”.

Fuente El País

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“Charles de Foucauld: un místico del siglo XXI”, por J.L. Vázquez Borau

Miércoles, 24 de noviembre de 2021
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E03E824F-4D7A-4AF0-8AC5-1121608DFA61“Visto por los parámetros habituales, la existencia de este personaje inusual fue un fracaso total. Cien años después de ser martirizado en su querido desierto argelino, somos más de 13.000 personas en el mundo que nos consideramos sus hijos espirituales. Ahora la Iglesia lo reconoce. Reconoce el abandono en manos del Padre como camino, la oración que escribió Foucauld en 1896, ignorando que un siglo después miles de hombres y mujeres la rezarían a diario ”, escribe Pablo d’Ors, sacerdote, teólogo, escritor y consejero. al Pontificio Consejo de la Cultura del Vaticano, en un artículo publicado por Alfa y Omega, 06-04-2020. La traducción es de Cepat.

Foucauld es el sacerdote del desierto contemporáneo. Nada más ordenado sacerdote, a los 43 años, partió hacia el Sahara, donde residiría, primero en Beni Abbès y luego en Tamanrasset, hasta su asesinato el 1 de diciembre de 1916, hace más de un siglo. Tenía entonces 57 años, aunque por su apariencia, tal era su desgaste físico, nadie le daría menos de 75.Foucauld no se fue al desierto en busca de la soledad, al contrario, para estar cerca de los tuareg. Fue allí para encontrarse con los pobres y se encontró con su propia pobreza. Sostengo que Foucauld es el continuador, en nuestro tiempo, de la espiritualidad de los padres y madres del desierto y que, en este sentido, más que el fundador de una familia religiosa, es él quien trae a Occidente la necesidad de regresar. al desierto, que hoy lo llamamos silencio e interioridad.

Foucauld fue un buscador espiritual. El primer capítulo de su turbulenta búsqueda fue probablemente una expedición a Marruecos, donde mostró su temperamento. Curiosamente, fue su devoción por los musulmanes lo que despertó en él el deseo de volver a la fe cristiana. Luego vino su iniciación en el catolicismo, a través de su prima Maria Bondy, su entrada en Trapa, primero en Francia y luego en Akbés (Siria), su peregrinaje decisivo a Tierra Santa, donde vivió en un cubículo miserable, trabajando como servidor del Pobres Clarisas y, finalmente, su aventura en el Sahara.

Todos estos pasos son presenciados por el propio Foucauld. Tus cartas son miles. Es revelador cómo el paradigma de la soledad (un ermitaño … ¡y en el Sahara!) Se convierte en el paradigma de la comunicación. Este doble movimiento, tan elocuente en vertical como en horizontal, nos ofrece una imagen precisa de quién fue realmente este hombre.

Foucauld fue el prototipo del converso. Los que ahora serán elevados a los altares fueron en su juventud aristocrática un militar pretencioso y una buena vida sofisticada. El paso de la vida belicosa a la venerable se refleja a la perfección en sus rasgos, que van de sensuales y arrogantes a transparentes y amables.

En lugar del homenaje ofrecido por la Sociedad Geográfica Francesa, que le otorgó la medalla de oro por su admirable Reconocimiento en Marruecos, para lanzarlo a las vanidades del mundo, alentó la soledad. Era el mes de octubre de 1886, cuando Henri Huvelin, párroco parisino, le ordenó arrodillarse, confesarse y tomar la comunión. Y ahí es donde empezó todo para Foucauld. Tenía 28 años y su vida estaba dando un giro definitivo. Para él, comprender que Dios existía significaba lo mismo que tenía que entregarse a Él.

Foucauld fue un pionero del diálogo interreligioso. Viajó al norte de África dispuesto a convertir a los musulmanes, pero Dios le dio el regalo de no convertir a nadie. Gracias a no poder llevar a cabo sus planes, comenzó a cultivar la amistad con los destinatarios de su misión. Y así entendió este ermitaño misionero la amistad como el camino privilegiado para la evangelización. Gracias a ello, realizó un hermoso gesto de amor por un pueblo: la creación de un diccionario francés-Tamacheq, así como la colección de canciones, poemas y relatos folclóricos tuareg. Estas obras enciclopédicas revelan su impecable respeto por una cultura y religión extranjeras y, finalmente, su pasión por lo diferente.

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Foucauld era un místico cotidiano. El día a día lo llamaba Nazaret. Además de la vida pública de Jesús, que tantos ya querían representar – anunciando el Evangelio, sanando a los enfermos, redimiendo a los cautivos, creando comunidad … – lo que Foucauld quería representar era su vida oculta como obrero en Nazaret. La vida familiar, el trabajo de carpintería, la simple existencia en un pueblo … Todo esto, tan anónimo, fue lo que lo dominó hasta el punto de consagrarse siempre y sistemáticamente a lo más ordinario.

Es paradójico que una vida, que vista desde el exterior puede considerarse extravagante y aventurera, haya sido alimentada por la pasión por lo simple e insignificante a los ojos humanos. “Recuerda que eres pequeño”, dejó por escrito. Y estaba convencido de que eran muchísimos los que podían seguir este carisma suyo, como prueba de que escribía incansablemente múltiples reglas de vida.

Foucauld es el icono del fracaso. Si bien es cierto que escribió muchas reglas monásticas y laicas, también es cierto que no tuvo seguidores. Tampoco logró convertir ni siquiera a un musulmán. Ni siquiera un esclavo para ser liberado, por mucho que se propusiera llenar de sus demandas a la Administración francesa.

Fuente Foucauld. Diálogos

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“Ir a misa con el arzobispo es lo más parecido a ir a un mitin de Abascal”: la izquierda asturiana se revuelve contra Sanz

Viernes, 17 de septiembre de 2021
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sanzmontes2013Es un cínico de manual.

La Delegación del Gobierno lamenta que “utilice el púlpito para hacer política”

Buena parte de la clase política, indignada tras escuchar la homilía del arzobispo de Oviedo el Día de Asturias, en la que señaló que “ya quisiera yo que niños abortados o ancianos y enfermos eutanasiados sin paliativos tuvieran la legislación protectora que se les brinda a los toros”

“Ya quisiera yo que niños abortados o ancianos y enfermos eutanasiados sin paliativos tuvieran la legislación protectora que se les brinda a los toros”. Las palabras de Jesús Sanz Montes, pronunciadas en la basílica de Covadonga, a los pies de la Santina, han enervado a la izquierda asturiana, que ha mostrado su pesar por lo que, entienden, es una utilización política del púlpito.

“Ir a misa con el arzobispo es lo más parecido a ir a un mitin de Abascal”, ha declarado el portavoz de IU en Gijón, Aurelio Martín, comparando las palabras del prelado con las del líder de VOX. De hecho, no es la primera vez que las tesis de la ultraderecha coinciden con las del polémico arzobispo de Oviedo, que en los últimos días ha sonado como hipotético candidato al Arzobispado Castrense.

“Bastante reprobable”

“Me alegra de que parezca que el arzobispo, por una vez, esté de acuerdo con nosotros y no quiera que haya corridas de toros”, ha ironizado la portavoz del PSOE y edil de Hacienda, Marina Pineda, mientras que la delegada del Gobierno en Asturias, Delia Losa, calificaba como “bastante reprobable” que “el señor arzobispo utilice el púlpito para hacer declaraciones políticas”.

En opinión de la delegada del Gobierno, muchos de esos asturianos y asturianas que le escucharon “en un día tan importante” para la región, están de acuerdo con esas leyes que él denuncia. Losa quiso recordar al arzobispo que esas leyes (eutanasia y aborto) “están aprobadas por el parlamento español”, que es “el máximo órgano de representación de la voluntad popular”.

Tras su polémica comparación entre los toros y los “ancianos eutanasiados, el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, lejos de matizar sus declaraciones, se reafirmó hoy en las mismas, y más aún: “Si yo hablo de la vida, pues posiblemente quien esté más bien con la muerte, si yo hablo de la libertad, quienes más bien acosan y acorralan se encuentren a disgusto, incómodos”, respondió, a preguntas de RTPA.

Yo en ningún momento cité ninguna sigla política, ni nombré a ningún personaje de nuestros parlamentos varios”, adujo Sanz, quien aclaró que hablaba en clave pastoral, no política. Su discurso, ha dicho el prelado, se refería a la vida y a la libertad, por lo que ve normal que quienes están en contra de ello se sientan ofendidos.

Fuente Religión Digital

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Garantizar la dignidad de las personas y sus derechos

Martes, 11 de mayo de 2021
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justiciaBase y meta de toda política
Benjamín Forcano
MADRID

ECLESALIA, 03/05/21.- Alerta al rostro oculto, el más peligroso, de todas las Elecciones. Los políticos son elegidos para promover, garantizar y legislar el bien común; están por encima de todo otro poder que pretenda encubrir, socavar o frustrar ese bien común. Pero,¿hay algún país democrático que controle y domine al poder económico y no sea degradado, corrompido y dominado por él?

1. La persona no es de derechas ni de izquierdas

Comienzo por apuntar a la raíz donde se encuentra el origen del árbol socioeconómico de la convivencia. Llevamos no sé cuánto tiempo clasificando a los ciudadanos en dos bandos: la Derecha y la Izquierda. Dos bandos desiguales, contrapuestos, irreconciliables, seguramente porque la historia ha ido tejiendo con esos dos hilos la suerte y el desarrollo de unos y de otros. Y tan pertinaz y cruel se ha mostrado esa figura que, llegada hasta nuestros días, no acertamos a salir de ella y nos resignamos a mantenerla como clave descifratoriade nuestra política.

Y lo peor es que, sin nada que lo haya demostrado, no hay como clavarle a uno el sambenito de ser de derechas o de izquierdas para dejarlo irremisiblemente calificado.

Contra el sentir de esta historia, pienso que la persona humana no es ni derechas ni de izquierdas, no nace inscrita en uno de los dos bandos, ni le corresponde por genética estar en uno de ellos.

Esa es una concepción de la convivencia darwinística, inspirada en el fuego de la estirpe, que condena a perpetuar la lucha de unos contra otros y descarta lo más propio del ser humano: su libertad, condicionada ciertamente, pero no atada al yugo de ningún determinismo, sea clase, edad, género, derecho, patria o religión.

Los ciudadanos no caminamos como dos carriles de tren que nunca se encuentran. La humanidad avanza y descubre lo absurdo de un convivir enfrentado, y destructor, pudiendo ser fraternal y solidario, con ausencia de sufrimientos, frustraciones, retrocesos y pérdidas enormes.

No hay mayor falacia que la de reducir el ser humano a cosa, a valor de mercancía, despojándolo de su dignidad sagrada. Y esa dignidad es el motor que siempre funcionará cuando la perversión humana pretenda despreciar, someter o corromper esa dignidad.

La marca de todo ser humano es esa dignidad, inviolable, como inviolables son los derechos que de ella brotan, por más que una concepción neoliberal burdamente materialista busque encubrir o borrar esa marca.

Es ésta la base con que las Naciones Unidas quisieron proclamar una nueva época para la convivencia humana, tal como lo consigna en su artículo uno de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportase fraternalmente los unos con los otros”.

Cosa que nuestra Constitución española reafirma en su artículo 10: “La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás son fundamento del orden político y de la paz social”.

2. Normativa primordial detoda política

Dicho esto, deseo recalcar lo que debiera ser para todos criterio primordial a la hora de discernir y medir la autenticidad de toda política y, por supuesto , de todo poder económico, sea local, nacional o globalizado. Este criterio emerge de la entraña del ser humano, es universalmente válido y a él está subordinado todo modelo económico, revístase del nombre o color que se quiera.

1º) Declaración universal de los Derechos Humanos

Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración (Art. 2). En concreto, “Todos son igual ante la ley, y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley” (Art. 7). “Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, a los recursos del Estado y la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad” (Art. 22). “ Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual: a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social” (Art. 23). “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure , así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial, la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios” (Art. 25).

2º) Constitución Española

La Constitución Española, reconociendo que “Todos los españoles son iguales ante la ley” (Cap. II, Art. 14), encomienda a los Poderes públicos “Promover las condiciones para que la libertad y la igualdad sean reales y efectivos” (Tít. Preliminar, Art.9). Entre esas condiciones están las de garantizar “El derecho al trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia” (Cap. II, Art. 35), “Promover una distribución regional y personal más equitativa” (Cap. II, Art. 40), y “Regular la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación y hacer efectivo el derecho de todos los españoles a disfrutar de una vivienda digna y adecuada” (Cap. II, Art. 47).

3. Una práctica negadora de la dignidad y derechos humanos

Enunciados estos principios, alguien tendrá que explicar el hecho de los desahucios en nuestro país, que han afectado en estos últimos años a más de 350.000 familias españolas, ejecutados además impávidamente con anuencia de unos y otros responsables públicos. ¿A quién no estremecen esas cruces sangrientas de los desahucios?

Alguien tendrá que explicar por qué la distancia entre pobres y ricos está agrandándose a un ritmo sin precedentes: por qué en España, entre 2002 y 2011, la riqueza media creció en un 40 %, pero el 25 % más rico la aumentó en un 40 %; los hogares intermedios en un 31 % y el 25 % más pobre la vio reducida en un 25 %.

 Alguien tendrá que explicar por qué en 1975 los asalariados recibían en España el 72 % de la renta nacional y en el 2013 el 62,2 %; por qué en la actualidad hay más de 731.000 hogares sin ingreso alguno, por qué se ha destruido más de un 25 % del empleo juvenil y por qué la deuda que España tiene –la más descomunal e intolerable usura de la historia- sobrepasaba al comenzar el 2015 un billón de euros.

Este contraste confirma que el criterio para medir la autenticidad y el valor del ser humano viene siendo la clase y el caudal económico y no la dignidad y los derechos de los demás, vistos como un reflejo de la dignidad y derechos de uno mismo: “Trata a los demás, como tú quieres que te traten a ti” (Regla de oro, de la ética universal).

En los últimos años, a partir sobre todo del 15 M, la conciencia ciudadana fue analizando que la crisis económica no era casual sino causal. La letanía de abusos, fraudes, corrupciones , transgresiones e irregularidades de todo tipo era repetida casi a diario y tras ellas había unos Partidos que, en lugar de promover y mejorar la vida de los sectores más débiles y necesitados, los sumergía en un mayor empobrecimiento y desespero: “La sociedad española no quiere seguir prisionera de un sistema económico que acrecienta sin cesar las desigualdades, ni esclava de una política despiadadamente injusta, patriarcal, discriminatoria y que atenta contra los principios y derechos básicos de nuestra Constitución” (Manifiesto firmado por 20 intelectuales )

Crecimos en prosperidad, medios y riqueza, pero esa riqueza los Gobiernos la han redistribuido a favor de los grupos sociales de mayor renta.

Votar en Madrid, el 4 de mayo, hay que hacerlo apoyando a aquellos Partidos que van a asegurar el cambio, los intereses generales, la defensa de nuestra soberanía frente a los intereses económicos, que propicienAcuerdos de Estado para combatir todas las manifestaciones de desigualdad y que ponga las bases para una nueva política económica.

Hay Partidos que caminan de espaldas a los retos y demandas más graves de la sociedad. Si se encuentran bien con su proyecto socioeconómico es porque en él ven asegurados sus privilegios, monopolios y beneficios y no aceptan que ese proyecto caiga de raíz, por ser contrario a la dignidad, al bien y derechos de las mayorías. Su inmovilismo demuestra un natural horror a la igualdad y a la justicia, no toma en serio la dignidad y derechos de toda persona. Y en tanto en cuanto se alejen de esa dignidad y derechos, son rechazables, se revistan de las siglas que quieran.

Es el momento de abordar reformas concretas y no de luchar por ver quién saca más puntos de poder.Los electores están unidos en querer resolver situaciones y problemas que afectan a una gran mayoría.

La disponibilidad al diálogo y al pacto brota de la bondad, del cuidado por los demás, del compartir la responsabilidad, el derecho y la solidaridad con los otros, única forma de que se pueda construir una sociedad más justa y equilibrada, más concorde con los derechos y felicidad de todos.

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4. La máscara del terrible engaño

Nuestra política actual es esclava de una economía global errada, que considera natural la desigualdad y la injusticia y otorga patente a unas minorías para disponer de una fortuna y bienestar que no les corresponde y que sustraen a una gran mayoría. Para acabar con ese clasismo inmoral, creo que se debieran atender tres aspectos principles.

  1. Los dueños del capital y los propietarios de las empresas se sienten libres para buscar mano de obra donde quieran, sin tener que ocuparse de las pensiones o seguridad social de los trabajadores ni sus derechos. La desregulación hace que los jefes ya no dependan de los trabajadores.
  2. A la hora de actuar, la gente se encuentra como sola frente a los dueños de los recursos, ha asimilado que no tiene otra alternativa que el capitalismo, presentado como incuestionable. La competencia, la codicia, la escasa o nula sensibilidad hacia el destino de las víctimas causadas por la propia actividad, no tienen límite. Se ha eliminado el sentimiento de formar parte de una comunidad y de establecer instituciones que revoquen unos derechos pisoteados.
  3. La oportunidad de un progreso moral y social se frustra porque se cree cada vez más que un simple y mayor crecimiento económico es el que puede resolver nuestros desafíos y problemas.

Escribe Bauman: “Desde una ciudad a otra del planeta, las familias no van a Misa o a ceremonias religiosas, sino que van a las grandes catedrales actuales: los templos de consumo. Y son esas las grandes salidas familiares de la semana. Van no sólo a comprar, sino a disfrutar mirando, viendo lo que hay.

Nos han hecho, prácticamente, esclavos del consumo. La búsqueda de la felicidad equivale a ir de compras. El crecimiento del consumo es considerada la única manera de satisfacer la felicidad. Y la medida de nuestra posición social y de nuestro éxito dependen de nuestra capacidad de consumo. Buscamos en las tiendas nuestra solución a los problemas.

Desde la cuna , nos entrenan para usar las tiendas como farmacias que curan o mitigan todos los males o aflicciones de nuestras vidas y de nuestras relaciones con los demás”.

5. ¿Pueden cambiar estos patrones de comportamiento?

En tiempos pasados -y me limito a comentar ideas de Bauman- la gente se sentía bien en el lugar donde estaba, bien con sus vecinos y dentro de una red de familiaridad próxima. Pero, llega un momento en que esta relación y control natural de vecindad va desapareciendo, y surge el Estado como encargado de mantener un orden sobre el que se otorga legitimidad para resolver una situación de inestabilidad. Estaría aquí la base del Estado-Nación y de los nacionalismos, vistos como la ilusión de ofrecer una suerte deparaiso perdido para una convivencia segura y feliz.

Es en el siglo XVII cuando se crea un nuevo orden político, con poder soberano en los gobernantes de cada territorio. Nuevos Estados en que la Religión era sustituida por la Nación. Nuevos Estados, cada cual con su autogobierno dentro de su propio territorio. Pero, esto ha cambiado totalmente.

Los políticos, es cierto, son elegidos por el pueblo y se les exige que gobiernen según el programa prometido. Pero, hoy, el problema está en que los Estados no son soberanos e independientes. Es una ficción. No pueden controlar la interdependencia de la sociedad global. El poder financiero escapa a su control, y no pueden hacer las cosas que determinan.

Los Estados, y los políticos que los representan, no son soberanos en su territorio.El mercado financiero y quienes lo dominan carecen de todo control político, están desregulados y pueden moverse libremente para lograr sus beneficios. Los políticos prometen y establecen medidas, pero la desregulación absoluta del mercado, puede dar al traste en un momento con todos sus planes.

Todo se debe, según Bauman, a un divorcio entre poder y política. No hace ni medio siglo que poder y políticas residían en manos del Estado soberano. Hoy, no. Las cuestiones esenciales están sometidas a fuerzas globales. Tenemos poderes libres ,si; pero los políticos carecende poder. Sabemos seguramente lo que tenemos que hacer, pero no cómohacerlo. ¿Qué dignidad y qué derechos humanos se pueden hacer valer sin poder real?

6. Nos desafían dos grandes retos

Primero: Volver a casar poder y política; lograr que el poder esté sometido a la política. La globalización hoy es maldita, anda suelta y deben ponerse bajo control democrático popular sus ciegos y dañosos efectos; obligándole a respetar y observar los principios éticos y de cohabitación humana y de justicia social, que emanan de la dignidad humana.

En segundo lugar: vida en común, promover y perseguir todo lo que sea vida en común, bajo las estrellas de la igualdad, de la justicia y de la solidaridad y frenar y erradicar todo lo que sea competición, rivalidad y lucha entre unos y notros o de unos contra otros.

¿Lograremos gobernar las fuerzas incontroladas del capital que mueven al mundo? ¿Sustituiremos la rivalidad y la codicia por una cooperación amistosa, confiada, de reconocimiento y respeto mutuos?

7. Cambio de dirección

Hoy el tren de nuestra civilización requiere un cambio de dirección. El que no acabe destruyéndonos, supone que estamos dispuestos a detenerlo. Estamos a tiempo.

El hombre es hermano, no lobo para el hombre. Estrictamente, a nadie, porque milite en tal o cual Partido, se lo puede encasillar como bueno o malo, leal o enemigo, progresista o conservador; sería aplicar en un plano individual lo que en el plano internacional osó hacer una política estadounidense al marcar a ciertos países como miembros del eje del bien y del mal.

Hay una humanidad ontológica, que todos compartimos, desde la que cada uno puede realizarse sin traicionar la naturaleza que a todos nos constituye y fundamenta nuestra dignidad y derechos, nuestra fraternidad y responsabilidad.

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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Consuelo Vélez: “En la actualidad las derechas tienen todo menos evangelio”

Martes, 17 de noviembre de 2020
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helder-camara-el-obispo-rojoDe su blog Fe y Vida:

Los creyentes y sus opciones políticas

“El cristianismo apuesta por la comunidad de hermanos y hermanas, pero no de cualquier manera sino comenzando por los últimos”

“Ante las injusticias estructurales tan evidentes en nuestra América, es necesario apoyar todo aquello que favorezca a los más necesitados”

“Un grave aspecto que hoy vivimos es el populismo de “palabras”, o mejor, los relatos construidos con mentiras sin ningún sustento”

“Las mentiras motivaron a media Colombia a votar por el “no” y, todavía hoy, siguen torpedeando la paz”

Acaban de pasar las elecciones de Estados Unidos y un poco antes las de Bolivia. No voy a dar aquí una reflexión política porque no tengo los elementos suficientes para ello. Pero solo quiero compartir algunas inquietudes desde la experiencia creyente frente a la postura y el voto que emiten muchas personas que dicen ser seguidores de Jesús.

El cristianismo apuesta por la comunidad de hermanos y hermanas, pero no de cualquier manera sino comenzando por los últimos. Es decir, en la vida concreta no se puede ser neutro; hay que asumir posturas determinadas para trabajar por las causas que nos proponemos. Por eso ante las injusticias estructurales tan evidentes en nuestra América, es necesario apoyar todo aquello que favorezca a los más necesitados. Algunos dicen que esto es “populismo” pero yo no acabo de entender esta crítica y lo digo por lo siguiente: ¿hay algún candidato de derecha, izquierda o centro que no sea populista?

Todos ofrecen cambios y se supone que la gente vota por las promesas que hace ese determinado candidato. Con lo cual todos los candidatos son populistas. Pero parece que lo malo es que los pobres crean en esas promesas y además se les dice que quieren ser “atenidos” (como, desafortunadamente, repite la vicepresidenta de Colombia).

Conozco demasiados pobres que trabajan de sol a sol, que se juegan el día a día con una honestidad y entrega que merece todo nuestro respeto. Por supuesto hay pobres que no quieren trabajar como hay muchos ricos que no lo hacen porque nacieron con todas sus necesidades cubiertas, lo cual los hace verdaderamente atenidos, a veces disfrutando de herencias que en sus orígenes no fueron tan justas como se podría creer.

Todo es muy complejo pero lo que quiero afirmar es que un cristiano debería revisar muy bien las promesas de los candidatos y votar por las que van a favorecer a más personas, pero comenzando por los más pobres. Todo esto independiente de si alguna propuesta no me favorece personalmente -ya que todo cambio supone ajustes y algunas poblaciones pueden ser afectadas- pero ¿no es eso pensar en el bien de todos para que “ninguno pase necesidad” -como relata el texto de hechos sobre la primera comunidad cristiana (Hc 4, 34)-? Muchas frases y sentimientos altruistas profesamos, pero llega la hora de ponerlos en práctica y parece que la fe no tiene nada que ver con la vida.

Un grave aspecto que hoy vivimos es el populismo de “palabras”, o mejor, los relatos construidos con mentiras sin ningún sustento. Los creyentes se supone que seguimos al Jesús “camino, verdad y vida” (Jn 14,6) o al Jesús que nos afirma que “la verdad nos hará libres” (Jn 8, 32). Pero no parece que esto se buscara verdaderamente, sino que se apoya el relato que justifica mis posturas, aunque esté lleno de mentiras. Lo repiten de manera tan convincente que se lo creen. No están dispuestos a escuchar otras voces. Ejemplos recientes son el “Castrochavismo” que tanto se invoca, sustentado en dos personajes que ya murieron o el comunismo en el que vamos a caer si no votamos por los personajes de la derecha más derecha. Esto acaba de ocurrir en Estados Unidos y es absurdo pensar que el candidato que ganó las elecciones es comunista, como lo afirmaron en la campaña para desprestigiarlo. Pero parece que muchos de los que no lo votaron así lo creen.

Todo eso no está lejos de la historia vivida en Colombia con el referendo por la paz. Las mentiras de que el Acuerdo tenía perspectiva de género o de que para sostener a los desmovilizados iban a gravar las pensiones de los jubilados y muchas más cosas -evidentemente falsas- motivaron a media Colombia a votar por el “no”. Conocí a muchos cristianos que así lo hicieron y lo peor a muchos clérigos y religiosos/as. Y, todavía hoy, siguen torpedeando la paz y no hay manera de aceptar la gran equivocación que tuvieron.

También la situación de Bolivia es muy compleja, pero podría ser un caso representativo de lo que nos cuesta a los católicos perder la hegemonía del poder religioso y valorar lo indígena y sus culturas ancestrales. Una cosa es hablar en el Sínodo de Amazonia del mundo indígena y repetir hasta el cansancio las maravillas de sus tradiciones, creencias y costumbres y otra muy distinta que haya un gobierno indígena y gane protagonismo.

El discurso del vicepresidente electo David Choquehuanca mostró otra cosmovisión -muy distinta a la nuestra- pero muy valiosa y llena de principios que en nada desdicen de la experiencia cristiana. Pero, por supuesto, una cosa es que lo digamos nosotros, llevando la hegemonía y otra que lo propongan otros y nos quiten el protagonismo. Tendrán muchos errores y contradicciones, pero ¿qué gobierno no los tiene? Solo que cuando vienen del ala que nos desinstala, construimos relatos que nos justifican y no hacemos el esfuerzo suficiente para mantener el diálogo y abrirnos a propuestas que también tienen elementos de verdad, aunque no sean las que nos gustan o a las que estábamos acostumbrados. Es difícil mantenernos en una crítica seria para salvar lo positivo y transformar lo negativo.

“Cuando vienen del ala que nos desinstala, construimos relatos que nos justifican y no hacemos el esfuerzo suficiente para mantener el diálogo”

No se comprende tampoco la altísima votación de los migrantes latinos por un candidato que denigra de los migrantes. Parece que una y otra vez se cumple lo que ya se advertía al pueblo judío: “no maltratarás ni oprimirás al extranjero porque ustedes también fueron extranjeros en Egipto” (Ex 22,21) pero se olvida con facilidad y, como dice el adagio popular, “no hay cuña que mas apriete que la del mismo palo”.

Otros ejemplos podrían señalarse, pero la intención es volver a preguntarnos si la fe que profesamos se refleja en todos los aspectos de la vida o si rezamos mucho, pero a la hora de decidir por los destinos de nuestros pueblos actuamos como los que no tienen fe buscando solo el interés propio y sin un amor real y comprometido con los más necesitados de cada tiempo.

Ser cristiano es muy difícil porque defender la vida no se limita a slogans universales y descontextualizados, sino que pasa por asumir seriamente la situación presente, mantener una conciencia crítica frente a ella y, sobre todo, apostar por los valores del evangelio que, nos guste o no, parece los representan, en este tiempo, más las políticas de corte social de sectores de centro, izquierda y muchas veces ateos que los que afirmando algunas posturas morales apoyadas desde el cristianismo, proponen políticas que solo favorecen a unos pocos, enmarcadas en contextos de exclusión, marginación o descarte como denuncia el papa Francisco en su última encíclica.

No todas las épocas se configuran de la misma manera, pero en la actualidad las derechas tienen todo menos de evangelio, de defensa de la vida, de fraternidad/sororidad. Lamentablemente han sido apoyadas por numerosos cristianos y parece que lo seguirán haciendo.

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Leonardo Boff: “La fe, como una bicicleta, tiene dos ruedas: la de la religión y la de la política”

Lunes, 9 de noviembre de 2020
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Migrantes-menores-EEUU_2154094576_13868519_660x371La dimensión política de la fe hoy

“Muchos reducen la religión solo a la rueda de oración y celebraciones, especialmente las cadenas de televisión católicas. Estas son generalmente de un cristianismo meramente devocional, de misas, santos, rosarios”

“Casi nunca se habla de justicia social, del drama de los millones de desempleados, del grito de los oprimidos ni del grito de la Tierra. En este campo hay que comprometerse, tomar partido, para escapar del cinismo ante una realidad con tantas iniquidades”

“El que es sordo ante los sufrimientos humanos no tiene nada que decir a Dios”

La fe no es un acto al lado de otros actos. Es una actitud que engloba todos los actos, a toda la persona, el sentimiento, la inteligencia, la voluntad y las opciones de vida. Y una experiencia originaria de encuentro con el Misterio que llamamos Dios vivo y con Jesús resucitado y con el Espíritu. Ese encuentro cambia la vida y la forma de ver todas las cosas. Por la actitud de fe vemos que todo está ligado y religado a Dios, como Aquel Padre/Madre que ha creado todo, acompaña todo y atrae todo para que todos puedan vivir con espíritu fraterno, con cuidado de unos a otros y con cuidado de la naturaleza. Este amor social constituye el mensaje central de la nueva encíclica del Papa Francisco Fratelli Tutti. La fe no solo es buena para la eternidad, lo es también para este mundo.

En este sentido, la fe engloba también la política con P mayúscula (política social) y con p minúscula (política partidaria). Siempre se puede preguntar: ¿en qué medida la política, ya sea social o partidaria, es instrumento para la realización de los bienes del Reino como el amor social, la fraternidad sin fronteras, la justicia personal y social, la solidaridad y la tolerancia? En qué medida la política crea las condiciones para que las personas se abran a la cooperación y no se devoren unas a otras mediante la competición sino en comunión unos con otros y con Dios. Esta es llamada en la reciente encíclica del Papa Francisco Fratelli Tutti: “la Política Mejor”, que incluye el corazón y también la ternura y la gentileza, como de forma sorprendente se dice en ella.

La fe como una bicicleta

La fe no es sólo una experiencia personal de encuentro con Dios y con Cristo en el Espíritu. Se traduce concretamente en la vida. Es como una bicicleta, tiene dos ruedas a través de las cuales se vuelve concreta: la rueda de la religión y la rueda de la política.

La rueda de la religión se realiza mediante la meditación, la oración, las celebraciones, la lectura de la Biblia, incluso la popular, las peregrinaciones, los sacramentos, en una palabra, por el culto.

Muchos reducen la religión solo a esta rueda, especialmente las cadenas de televisión católicas. Estas son generalmente de un cristianismo meramente devocional, de misas, santos, rosarios y de ética familiar. Casi nunca se habla de justicia social, del drama de los millones de desempleados, del grito de los oprimidos ni del grito de la Tierra. En este campo hay que comprometerse, tomar partido, para escapar del cinismo ante una realidad con tantas iniquidades. Este tipo de cristianismo hace difícil entender por qué Jesús fue preso, torturado, juzgado y condenado a muerte en una cruz. Este tipo de cristianismo es un cristianismo cómodo como si Jesús hubiera muerto de viejo y rodeado de seguidores.

Más grave es el tipo de fe proclamada por las iglesias neo-pentecostales con sus televisiones y sus programas multitudinarios. Allí no se escucha nunca el mensaje del Reino de amor, de justicia, de fraternidad y de perdón. Nunca se escucha la palabra fundamental del Jesús histórico: “Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios… ¡ay de vosotros, ricos, porque ya tuvisteis vuestro consuelo!” (Lc 6,20.24). En su lugar, se vuelve a un tipo de lectura del Antiguo Testamento (raramente la tradición profética) donde se destacan los bienes materiales. No predican el evangelio del Reino, sino el evangelio de la prosperidad material.

La mayoría son pobres y lógicamente necesitan una infraestructura material básica. Es el hambre real que martiriza a millones de creyentes. Pero “no sólo de pan vive el hombre”, dijo el Maestro. El ser humano tiene fundamentalmente otro tipo de hambre: hambre de reconocimiento negado a las mujeres, a los más humildes, a los negros, a los homoafectivos, a los LGBT, hambre de belleza, de trascendencia, hambre de un Dios vivo que es un Dios de ternura y amor hacia los más invisibles. Todo esto, esencia del mensaje del Jesús histórico, no se escucha en las palabras de los pastores. La mayoría de ellos son lobos con piel de oveja, ya que explotan la simple fe de los más humildes para su propio beneficio. Y lo peor es que son políticamente conservadores y hasta reaccionarios, actúan de forma partidista, normalmente, apoyando a políticos de conducta dudosa, interfiriendo, como ocurre hoy en Brasil, en la agenda del gobierno, indicando nombres para altos cargos. No respetan la Constitución que prescribe la laicidad del Estado. El actual presidente, que una vez fue católico, se aprovecha por conveniencia de estas iglesias neo-pentecostales como base de apoyo para su gobierno de sesgo reaccionario, autoritario y fascistoide.

Junto a ellos, hay un grupo de católicos nostálgicos del pasado, conservadores que se oponen incluso al Papa, al Sínodo Pan-Amazónico, usando verdaderas mentiras, noticias falsas (fake news) y otros ataques por medio de sus youtubes. Pueden ser católicos conservadores, pero nunca cristianos según la herencia de Jesús, porque en esa herencia no cabe el odio, las mentiras y las calumnias que difunden.

La rueda de la política, la segunda, es su lado práctico. La fe se expresa mediante la práctica de la justicia, la solidaridad, la denuncia de la opresión, la protesta y la práctica de la solidaridad sin fronteras, el amor social y la fraternidad universal, como subraya el Papa en Fratelli Tutti (n.6). Como puede verse, la política aquí es sinónimo de ética.

Manifestacion-favor-inmigrantes-refugiados-EEUU_1871522966_12732870_660x371Tenemos que aprender a equilibrarnos en ambas ruedas para poder andar correctamente. Entre los que viven una ética de solidaridad, de respeto y de búsqueda de la verdad, hay muchos que se confiesan ateos. Admiran la figura de Jesús por su profunda humanidad y su coraje para denunciar los males sociales y, por eso, sufrir persecución y ser crucificado. El Papa Francisco lo enfatiza bien: prefiero estos ateos éticos a los cristianos que son indiferentes al sufrimiento humano y a las clamorosas injusticias del mundo. Aquellos que buscan la justicia y la verdad están en el camino que termina en Dios, porque su verdadera realidad divina es de amor y de verdad. Tales valores valen más que las muchas oraciones si en ellas no están presentes la justicia, la verdad y el amor. El que es sordo ante los sufrimientos humanos no tiene nada que decir a Dios y sus oraciones no son escuchadas por Él.

En las Escrituras judeocristianas la rueda de la política (ética) aparece más importante que la rueda de la religión institucional (culto, cf. Mt 7:21-22; 9:13; 12:7; 21:28-31; Gál 5:6; Stg 2:14 y los profetas del AT). Sin ética, la fe es vacía e inoperante. Son las prácticas y no las prédicas lo que cuenta para Dios. De nada sirve decir “Señor, Señor” y organizar así toda una celebración y una aeróbica religiosa; más importante es hacer la voluntad del Padre que es amor, misericordia, justicia y perdón, todas cosas prácticas, por lo tanto, éticas (cf. Mt 7,21).

Por ética en la política se entiende la dimensión de responsabilidad, la voluntad de construir relaciones de participación y no de exclusión en todos los ámbitos de la vida social. Significa ser transparente y aborrecer la corrupción. Hoy en día, problemas como el hambre, el desempleo, el deterioro general de las condiciones de vida y la exclusión de las grandes mayorías son de naturaleza social y política, y por lo tanto éticos. Aquí la fe debe mostrar su poder de movilización y transformación (Fratelli Tutti n.166)

Política social (P) y política partidaria (p)

Como dijimos anteriormente, hay dos tipos de política: una escrita con P mayúscula y otra con p minúscula: Política social (P) y política partidaria (p).  Política social (P): es todo lo que concierne al bien común de la sociedad, o bien es la participación de las personas en la vida social. Por ejemplo, la organización de la salud, la red escolar, el transporte, la apertura y el mantenimiento de las calles, el agua y el alcantarillado, etc. tiene que ver con la política social, así como la lucha por conseguir un puesto de salud en el barrio, reunirse para llevar la línea de autobuses hasta arriba del monte: todo esto es política social. Definiéndolo brevemente podemos decir: política social o política con P mayúscula es la búsqueda común del bien común.

Política partidaria (p): es la lucha por el poder del estado, para conquistar el gobierno municipal, estatal y federal. Los partidos políticos existen para alcanzar el poder del estado, ya sea para cambiarlo (proceso libertario) o para ejercerlo tal como está constituido (para gobernar el statu quo existente). El partido, como la misma palabra dice, es parte y parcela de la sociedad, no toda la sociedad. Cada partido tiene detrás los intereses de grupos o clases que elaboran un proyecto, dirigido a toda la sociedad. Si llegan al poder del estado (gobierno) dirigirán las políticas públicas de acuerdo con su programa y su visión particular de los problemas.

En cuanto a la política de partidos, es importante que la persona de fe considere los siguientes puntos:

– ¿Cuál es el programa del partido?

– ¿Cómo entra el pueblo en este programa? Si se ha discutido a nivel de base; si satisface las demandas reales y urgentes del pueblo; si prevé la participación popular a través de sus movimientos y organizaciones; si se le ha escuchado en su concepción, implementación y control.

– ¿Quiénes son los candidatos que representan el programa?

– Qué biografía tienen, si siempre han mantenido un vínculo orgánico con las bases, si son verdaderos aliados y representantes de las causas de la justicia y la transformación social con más justicia y derechos, o si quieren mantener las relaciones sociales tal como están, con las contradicciones e incluso con las iniquidades que encierran.

Hoy en día, ante la ascensión del pensamiento conservador y fascistoide en Brasil y en otros países del mundo, es necesaria la participación de cristianos conscientes y comprometidos para recuperar la democracia en riesgo de ser demolida, los derechos personales y sociales y también los derechos de la naturaleza, devastada por la codicia del capital brasileño y mundial, responsable, entre otros, de los grandes incendios de la Amazonia y del Pantanal.

Estos sencillos criterios bastan para comprender el perfil del partido y de los candidatos, de derecha (si quieren mantener inalterada la relación de fuerzas que favorece a los que están en el poder); de izquierda (si pretenden cambios sustanciales para superar las estructuras perversas que marginan a las grandes mayorías), o de centro (los partidos que equilibran la izquierda y la derecha, buscando siempre ventajas para ellos mismos y para los grupos que representan). Para los cristianos, es necesario analizar en qué medida estos programas están en sintonía con el proyecto de Jesús y los apóstoles, cómo ayudan a la liberación de los oprimidos y marginados, y en qué sentido abren espacio para la participación de todos. Pero es importante destacar: la decisión partidista es un asunto de cada conciencia y un cristiano sabe qué dirección tomar.

Dada la coyuntura de exclusión social debida a la lógica del neoliberalismo, la financiarización de la economía y el mercado, la fe apunta a una política partidaria que debería revelar una dimensión popular y libertaria, de abajo hacia arriba y de dentro hacia fuera, como ha proclamado el Papa Francisco a los movimientos sociales populares y en la encíclica Fratelli Tutti (n.141-151). Esta política apunta a otro tipo de democracia: no sólo la democracia representativa/delegada, sino una democracia participativa por la cual el pueblo con sus organizaciones ayuda a discutir, decidir y orientar los asuntos sociales.

Por último, es importante inaugurar una democracia socio-ecológica que incorpore como ciudadanos con derechos a ser respetados a la Tierra, a los ecosistemas y a los seres de la creación con los que tenemos vínculos de interdependencia. Todos somos “Fratelli Tutti” según las dos encíclicas del Papa Francisco, Laudato Sì: sobre el cuidado de la Casa Común“de 2015 y la reciente de 2020 Fratelli Tutti.

La política partidaria, tiene que ver con el poder, que para ser fuerte quiere tener siempre más poder. En esto hay un riesgo, el riesgo del totalitarismo de la política, de politizar todas las cuestiones, de ver sólo la dimensión política de la vida. Contra esto debemos decir que todo es político, pero la política no lo es todo. La vida humana, personal y social, aparece con otras dimensiones, como la afectiva, la estética, la lúdica y la religiosa.

Conclusión: la memoria peligrosa de Jesús

bajarcruzpobresLos cristianos pueden y deben participar en la política a todos los niveles, con P mayúscula y con p minúscula. Su acción se inspira en el sueño de Jesús, que implica un impulso de transformación de las relaciones sociales y ecológicas, presentado con valentía en la encíclica Fratelli Tutti. Sin embargo, no debemos olvidar nunca que somos herederos de la memoria peligrosa y libertaria de Jesús. Debido a su compromiso con el proyecto del Reino del amor, de justicia, de intimidad filial con el Padre y, específicamente, debido a su compasión con los humillados y ofendidos, fue llevado a la muerte en la cruz. Resucitó para, en nombre del Dios de la vida, animar la insurrección contra una política social y partidista que penaliza a los más pobres, elimina a los profetas y persigue a los predicadores de una mayor justicia, y para fortalecer a todos los que quieren una sociedad nueva con una relación de hermandad y cuidado hacia la naturaleza, con todos los seres, amados como seres humanos, y con el Dios de ternura y de bondad.

Traducción de Mª José Gavito  Milano

Fuente Religión Digital

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José María Castillo: “Son muchos los curas que se sirven de la religión para hacer carrera, tener poder, vivir seguros… Esto es intolerable”

Martes, 22 de septiembre de 2020
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Iglesia-poder_2266883315_14891837_660x371“Hay políticos que utilizan la Religión para sus intereses. Y los que defienden tanto la Religión, no le hacen caso al Evangelio”

“Jesús rezó mucho. Pasaba las noches enteras en oración. Pero, para rezar, no se iba al templo. Se iba a sitios solitarios. La religiosidad que nos enseña el Evangelio no es como la religiosidad que nos enseña la Religión”

Las noticias, que nos dan en estos días los medios de comunicación, sobre las violencias y disparates, que se han cometido en España, en los años pasados, nos obligan a pensar (una vez más) en el peligro que puede llegar a ser la religión. Peligro para la paz, para la política, para la sociedad y para la convivencia de los ciudadanos, etc., etc.

Lo que acabo de decir no es una novedad. Es un hecho bien conocido y soportado. Y no me refiero solamente a hechos del pasado. Lo estamos viviendo estos días. Ángeles y demonios en los diarios de políticos de alto rango. La religión dirigiendo la política, atacando o defendiendo a los políticos, para bien de unos, para desgracia de otros. ¿Estamos locos? Y afirmo que, en el cristianismo y en nuestra Iglesia, esto se ha metido hasta el tuétano de nuestras creencias. Como también es verdad que son muchos los ciudadanos que, por esta sarta de disparates, han abandonado la religión. Estamos ante un asunto de suma importancia. Para bien o para mal, no sólo de la política, sino igualmente de la religión.

En el cristianismo, lo tenemos claro. La desgracia es que, con demasiada frecuencia, los clérigos no enseñan esto como lo tendrían que enseñar. Porque hay clérigos que son parte interesada en el asunto. Y son muchos los curas que se sirven de la religión para hacer carrera, tener poder, vivir seguros y ser personas importantes. Esto es intolerable.

¿Qué solución le dio Jesús a este asunto, tan delicado y tan grave? Jesús desplazó la religión: la sacó del templo, se enfrentó a los sacerdotes, no participó jamás en las ceremonias del “lugar sagrado”. Jesús rezó mucho. Pasaba las noches enteras en oración. Pero, para rezar, no se iba al templo. Se iba a sitios solitarios. La religiosidad que nos enseña el Evangelio no es como la religiosidad que nos enseña la Religión.

Por esto precisamente Jesús se desentendió de la política. Jamás habló contra el Emperador. Ni contra Poncio Pilatos. Ni se enfrentó a los legionarios romanos. Cuando Herodes degolló a Juan Bautista, en una noche de juerga, Jesús no dijo ni palabra. Y cuando le dijeron a Jesús, ante una masa de gente, que Pilatos había degollado a unos samaritanos cuando estaban celebrando un acto religioso, Jesús no dijo ni palabra contra Pilatos. Al contrario: a la gente que tenía delante, les dijo: “Y vosotros, si no os convertís y cambiáis de vida, vais a terminar como esos samaritanos”. Más aún, en el relato de la pasión de Cristo, ¿quién estuvo en contra de Jesús? Los sacerdotes. Y ¿quién defendió a Jesús resistiéndose a condenarlo? Poncio Pilatos. Es más, cuando Jesús agonizó y murió en la cruz, ¿quién hizo el primer acto de fe, reconociendo a Jesús como el “Hijo de Dios”? No fueron los apóstoles, que se resistieron a creer. Los primeros creyentes en Jesucristo fueron “El centurión y los romanos” (Mt 27, 54 par) a los que acompañaban las mujeres (Mt 27, 55-56), las que ahora se ven incapacitadas por la religión, para poder ser iguales en dignidad y derechos a los hombres.

Más aún, en el relato de la pasión de Cristo, ¿quién estuvo en contra de Jesús? Los sacerdotes. Y ¿quién defendió a Jesús resistiéndose a condenarlo? Poncio Pilatos

Todo esto ocurría desde mucho antes de que Dios se hiciera presente en el mundo, en la persona y en la vida de aquel pobre nazareno, que fue Jesús. Y sigue ocurriendo ahora: hay políticos que utilizan la Religión para sus intereses. Y los que defienden tanto la Religión, no le hacen caso al Evangelio. Para Jesús, lo primero no eran las ceremonias y los rituales. Para Jesús, lo primero eran los seres humanos, sobre todo los que más sufren, los enfermos, los pobres, los niños, los pecadores, las mujeres.

¿Cuándo vamos a dejar de aprovecharnos de la Religión, para sacar de ella dinero e importancia, por más que disfracemos nuestros intereses de lo que más nos conviene? ¿Cuándo veremos a los cristianos, en masa, identificados en todo cuanto pueden con los últimos de este mundo? Y termino pidiendo, sobre todo a nuestros obispos, que “sigan a Jesús”, que vivan el Evangelio, que sean (y seamos todos) presencia de Jesús en este mundo. Los obispos enseñarán el Evangelio de Jesús cuando los veamos viviendo como vivió Jesús. Y otro tanto hay que decir de obispos, de religiosos, de clero en general. Y eso mismo tenemos que hacer quienes decimos que el cristianismo tiene su razón de ser. No es cuestión de argumentos. Es lo que decide si somos o no somos creyentes en Jesucristo.

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José M. Castillo: “Para la Iglesia de Almería, salvar de la muerte a los que quieren escapar de la muerte es “meterse en política”

Martes, 14 de enero de 2020
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Cruz-Lampedusa-construida-personas-migrantes_2194290591_14241427_660x371De su blog Teología sin censura:

La ‘Cruz de Lampedusa’ no llega a Almería ¿Estamos locos?

Me resulta escandaloso que a no pocos clérigos les abrumen las preocupaciones cuando, en política, gana la izquierda, por lo que algunos prelados y no pocos sacerdotes piden a sus feligreses que recen

Que recen, ¿para qué? ¿para que el clero no se vea privado de los beneficios y privilegios que disfruta? Para Jesús, lo decisivo no era la ética de los políticos, sino la conducta de la gente

“La Cruz de Lampedusa” recientemente ha estado en Málaga. De Málaga, la iban a llevar a Almería, pero de Almería ha venido la orden de que “allí no se meten en política”. Y no han podido llevar esa cruz a Almería

En el momento decisivo de la Pasión, quien defendió la inocencia de Jesús fue Pilatos, que se resistió a condenar a Jesús, mientras que quienes querían matar al Hijo de Dios fueron precisamente los sacerdotes

Como es bien sabido, el reciente y escaso triunfo de la política de izquierdas le está quitando el sueño a algunos obispos y a no pocos clérigos en España. Debe ser por eso, por lo que algunos prelados y no pocos sacerdotes piden a sus feligreses que recen. Que recen, ¿para qué? ¿para que el clero no se vea privado de los beneficios y privilegios que disfruta? ¿para que la gente que lo está pasando peor salga de la miseria en que vive?

A mí me resulta escandaloso que a no pocos clérigos les abrumen las preocupaciones cuando, en política, gana la izquierda. ¿Y no les preocupa lo mismo cuando gana y manda la derecha, de forma que no dicen “ni pío” cuando los políticos corruptos (sean de la tendencia que sean) roban cientos de millones a la población humilde y trabajadora, que se ve desamparada? ¿Entonces – precisamente entonces – es cuando los “hombres de Iglesia” no se meten en política?

 

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Insisto en que todo esto es más escamante de lo que algunos se imaginan. Por la sencilla razón de que estas conductas, que la Iglesia tolera, son escándalos patentes, que alejan a la gente, de forma que ya es la mayoría de la población la que no quiere saber nada ni de Dios, ni de la religión. Lo digo como lo siento: mucha gente de Iglesia es la que tiene la culpa. Porque se rige más por sus intereses que por las necesidades de los ciudadanos.

El Evangelio es elocuente en este orden de cosas. Cuando Herodes asesinó a Juan Bautista (Mc 6, 17-29; Mt 14, 1-12; Lc 9,7-9), Jesús no dijo ni palabra. Y cuando Pilatos degolló a unos galileos cuando ofrecían un sacrificio religioso en el templo, Jesús no protestó contra Pilatos, sino que le dijo a la gente: ¿“Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás… Os digo que no; y si no cambiáis de vida, todos vais a perecer también” (Lc 13, 1-5). Para Jesús, lo decisivo no era la ética de los políticos, sino la conducta de la gente.

Pero lo más notable, que hay en el Evangelio, en cuanto se refiere a este asunto, es que cuando llegó el momento decisivo de la Pasión, lo más chocante es que quien defendió la inocencia de Jesús y no quería que lo mataran, fue el Procurador romano, Pilatos, que se resistió a condenar a Jesús, mientras que quienes querían matar al Hijo de Dios fueron precisamente los sacerdotes. Y se empeñaron en matarlo de la manera más humillante, colgándolo de una cruz, cosa que los profesionales de “lo sagrado” no pararon hasta que lo consiguieron. Y quienes se burlaron de Jesús crucificado cuando agonizaba, fueron también los sacerdotes. Mientras que el primero que bien en Jesús muerto en la cruz al Hijo de Dios, fue, no un sacerdote, sino un centurión romano (Mc 15, 39). Es evidente que “lo sagrado” fue más cruel con Jesús que “lo político”.

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Todo esto me hace pensar en lo que está pasando ahora en España. Me obliga a pensar en “la Cruz de Lampedusa”, que recientemente ha estado en Málaga. De Málaga, la iban a llevar a Almería, pero de Almería ha venido la orden de que “allí no se meten en política”. Y no han podido llevar esa cruz a Almería. Porque, para quien lo haya decidido, sin duda alguna, salvar de la muerte a los que quieren escapar de la muerte, eso es “meterse en política”.

¿Quién se mete más en política? ¿Quien defiende a toda costra sus intereses, privilegios y ganancias? ¿O quien más se parece a la conducta de Jesús?

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“Hay obispos que nos piden que recemos, porque ven amenazados sus privilegios y beneficios económicos”, por José M. Castillo, teólogo.

Martes, 7 de enero de 2020
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9E989579-F515-4B42-954F-9D057D2BC010De su blog Teología sin censura:

Los políticos que más propugnan el cristianismo son lo que demuestran comportamientos tan anticristianos”

“Con motivo de las elecciones para designar al presidente del gobierno en España, estamos asistiendo a la demostración más patente de lo que es (y cómo funciona) una religiosidad falsificada”

“Un cristianismo, que siembra y propaga la división y el odio, eso podrá ser un “buen fariseísmo”. Pero, de cristiano, ahí no hay nada”

“Los mismos obispos que no han pedido oraciones cuando nos hemos enterado de los abusos que se han cometido en el trato que se les ha dado a los niños, a las mujeres, a los inmigrantes y a tanta gente que sufre indefensa”

En los últimos días y con motivo de las elecciones para designar al presidente del gobierno en España, estamos asistiendo a la demostración más patente de lo que es (y cómo funciona) una religiosidad falsificada.

Es un hecho tan patente, que sería necesario estar ciegos para no darse cuenta del lamentable espectáculo al que estamos asistiendo. Y es que, como bien ha dicho el profesor de la Universidad de Dortmund, Thomas Ruster, “la experiencia religiosa de todos nosotros ya no es de fiar, porque nos remite a la falsa religión” (El Dios falsificado, Salamanca, Sígueme, 2011, 228).

3A50B67E-845A-4A4A-82D5-0ECE0F415F2F¿Por qué digo esto? Porque es chocante (e indignante) que los partidos políticos y las instituciones religiosas, que socialmente son considerados como los más religiosos – y en algunos casos, hasta religiosos por vocación y profesión – esos precisamente son los que dicen y hacen las cosas más irreligiosas que, en estos días precisamente, estamos viendo, oyendo y palpando.

Y si no, ¿cómo se explica que quienes más defienden la enseñanza de la religión en la escuela y en los planes de estudio, ésos precisamente son los que más insultan a quienes se oponen a lo que ellos dicen, los que más ofenden a sus adversarios, los que siembran más odio y resentimiento?. De lo que resulta que quienes más propugnan el cristianismo, ésos son lo que demuestran comportamientos tan anticristianos, que, en problemas que interesan o preocupan mucho a la gente, defienden y difunden lo que más daña esa pobre gente. ¿No es eso un “religión falsificada”? Un cristianismo, que siembra y propaga la división y el odio, eso podrá ser un “buen fariseísmo”. Pero, de cristiano, ahí no hay nada. Eso justamente es lo que más rechazó Jesús, como enseña insistentemente el Evangelio.

Y si de los políticos, pasamos a los obispos, la situación (en buena parte de España, al menos), da pena. Y escandaliza. Hay obispos que nos piden que recemos. ¿Cuándo? ¿Para qué? En pocas palabras: porque ven amenazados sus privilegios y beneficios económicos. Los mismos obispos que no han pedido oraciones cuando nos hemos enterado de los abusos que se han cometido en el trato que se les ha dado a los niños, a las mujeres, a los inmigrantes y a tanta gente que sufre indefensa. Los mismos obispos que han hablado públicamente contra el papa Francisco. Los obispos que han ofendido a los homosexuales y se han callado ante los corruptos.

Franco-obispos-cruzada_2174492536_14064404_660x371El citado profesor Ruster, refiriéndose a lo que sucedió en la Alemania nazi de la última guerra mundial, dejó escrito esto: “El holocausto se produjo dentro de una cultura conformada por el cristianismo. No solo los campos de concentración estaban ubicados cerca de los museos, auditorios y bibliotecas…, sino que la mayoría de aquellos facinerosos habían recibido durante años clases de religión cristiana, asistían con frecuencia al culto divino y escuchaban sermones e instrucciones morales. Existió un cristianismo que hizo posible Aushwitz, o al menos no lo impidió” (o. c., 32). Por eso “hay que preguntarse ya en qué difieren la “providencia” de Hitler y su “Todopoderoso”, por una parte, y Dios por otra”.

Si nos atenemos a los preocupantes números, en el gobierno y el desgobierno, hay que preguntarse: ¿a dónde va España en este momento? Y a la Iglesia, ¿qué futuro lo espera?

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José M. Castillo: “La religión y la política han cambiado mucho en veinte siglos, pero el Evangelio sigue siendo el mismo”

Lunes, 30 de diciembre de 2019
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50387_N_04-04-12-0-42-02Las relaciones entre religión y política se mantuvieron hasta finales del s. XVIII, cuando en 1789 cuajó legalmente la Ilustración

Para Jesús, lo determinante y lo que necesita este mundo no es que tengamos gobernantes ejemplares, sino que seamos nosotros, los ciudadanos, los que vivamos de una manera ejemplar

¿Se metió Jesús en política? Si respondemos a esta pregunta desde lo que se vivía y cómo se vivía, en el mundo romano del siglo I, a nadie se le ocurriría pensar que la religión y la política estuvieran separadas. Roma afirmaba que su imperio era tal por mandato de los dioses (Warren Carter). Por eso, mientras duró el Imperio y en los siglos posteriores del medievo, tanto los políticos como los hombres de la religión, no sólo mantuvieron el firme convencimiento de que “lo religioso” y “lo político” se necesitaban mutuamente, sino que además lo decían en público y lo defendían a toda costa.

Este criterio fue firme. Incluso ya bien entrado el Renacimiento, después de 1513, Maquiavelo dejó escrito: “Los príncipes o los estados que quieran mantenerse incorruptos deben sobre todo mantener incorruptas las ceremonias de su religión, y tener a ésta siempre en gran veneración, pues no hay mayor indicio de la ruina de una provincia que ver que en ella se desprecia el culto divino (Discursos sobre la primera década de Tito Livio, libro 1, 12). Y así se mantuvieron las relaciones entre religión y política hasta finales del s. XVIII, cuando en 1789 cuajó legalmente la Ilustración.

Pero yo no hablo aquí de las relaciones entre religión y política, sino de Evangelio y política. La religión y la política han cambiado mucho en veinte siglos. El Evangelio sigue siendo el mismo. Ahora bien, en el Evangelio está patente que Jesús no puso el centro de su mensaje en el cambio de los gobernantes y sus programas de gobierno, sino en el cambio de los gobernados y sus conductas. La mentalidad de Jesús aparece, en los Evangelios, tan patente como desconcertante.

“¿No lo estamos viendo ahora, en el silencio y las cosas extrañas, que oímos a no pocos “hombres de la religión”, que defienden su poder y sus privilegios, aunque las mujeres, los extranjeros y los desamparados tengan que seguir soportando lo más duro de la vida?”

Cuando Herodes mandó degollar a Juan Bautista, en una noche de juerga (Mc 6, 14-29 par), los Evangelios ni mencionan denuncia o protesta alguna de Jesús por semejante atrocidad. Y cuando le contaron a Jesús que Pilatos había asesinado a unos galileos, precisamente cuando ofrecían un sacrificio religioso en el templo, Jesús le dijo a la gente lo que nadie seguramente esperaba. En vez de rechazar el crimen de Pilatos, lo que Jesús le dijo a la gente fue tremendo: “Os digo que si no os enmendáis (si no cambiáis de vida), todos vosotros vais a morir igual” (Lc 13, 1-5). Para Jesús, lo determinante y lo que necesita este mundo no es que tengamos gobernantes ejemplares, sino que seamos nosotros, los ciudadanos, los que vivamos de una manera ejemplar.

¿No hemos pensado nunca que el tremendo relato de la pasión de Cristo nos enseña, entre otras cosas, que quien se resistió a condenar a muerte a Jesús no fue el “poder religioso”, sino el “poder político”? Al final, Pilatos cedió. Pero fue porque el “poder religioso”, en el momento decisivo, confesó a gritos su verdadera creencia: “No tenemos más rey que el César” (Jn 19, 15).

Es tremendo, pero hay que reconocerlo, si es que creemos en el Evangelio: el poder religioso cree más en su propio poder, venga de donde venga, que en la fidelidad a Jesús hasta el último suspiro. ¿No lo estamos viendo ahora, en el silencio y las cosas extrañas, que oímos a no pocos “hombres de la religión”, que defienden su poder y sus privilegios, aunque las mujeres, los extranjeros y los desamparados tengan que seguir soportando lo más duro de la vida? ¿Por qué el papa Francisco tiene que soportar tanto rechazo precisamente de quienes no se cansan de insistir que ellos son los conservadores más íntegros de la religión? La política es importante. Pero es más importante nuestra honradez.

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La Fe que no es política, no es Fe cristiana

Viernes, 22 de noviembre de 2019
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Jesús indignadoCarta Abierta a los políticos
Benjamín Forcano, teólogo,
Madrid.

1. ¿Rechazo de Jesús de Nazaret o de la Iglesia?

ECLESALIA, 08/11/19.- Comienzo por expresarles mi respeto como personas y como ciudadanos a quienes miles de españoles van a elegir para representarles y realizar un determinado modelo de política.

Entenderán que les hable con llaneza, pues compartimos muchos aspectos que nos son comunes dentro de esa marco que se llama España aun cuando la vivencia de esa España la tengamos elaborada de diversa manera.

Me interesa la política por cuanto es propia de toda comunidad humana y con ella vivimos tras aprobar principios y leyes que regulan nuestro convivir.

Puede que les extrañe si les digo que en España todo ciudadano se encuentra condicionado por un prisma religioso mayoritariamente cristiano. Condicionado no quiere decir determinado, pero sí influenciado, sin negar la libertad de aceptarlo o rechazarlo.

Pero, paradójicamente, tal prisma no proyecta preciso el mensaje de Jesús de Nazaret. Porque ser cristiano significa hacer propio el estilo de vida de Jesús, un estilo que afecta al ser entero. Y el prisma vigente no refleja la sustancia original del cristianismo, que es Jesús de Nazaret, sino más bien el seguimiento que de él ha hecho la Iglesia, configurado en los últimos siglos en forma piramidal antidemocrático.

Y es a esa forma a la que la sociedad desde la Reforma, el Renacimiento, la Ilustración y las Revoluciones modernas cuestionan y rechazan por verla distanciada y hasta incompatible con la moderna autonomía de la razón y del progreso.

Cierto que en todas las generaciones, el Nazareno fue fuente, camino y meta de nueva vida para muchos. Pero en el camino y estructuras eclesiásticas de la historia el paradigma de Jesús se fue desvaneciendo, hasta derivar en formas de cultura y organización ajenas al mismo Evangelio. De modo que el hijo del hombre, que venía marcando la historia y cultura, e incluso el calendario de Occidente, quedó relegado cuando no eclipsado en la Casa de nuestro convivir humano.

Suyos eran en relevancia máxima, los principios de la igualdad, de la justicia, de la fraternidad, del amor, de la primacía de los últimos (los más vulnerables, los más empobrecidos y los más explotados), de un Dios aliado con su causa, de una denuncia profética, de un afrontar la muerte violenta de la cruz sin doblegarse ante el poder del Imperio Romano y del Sanedrín judío.

2. La frustrada renovación del concilio Vaticano II

Este panorama vino a agravarse con un hecho reciente del concilio Vaticano II. Han pasado casi 60 años. En el concilio (1962-1965) explosionó una mentalidad que venía fraguándose en la sociedad y en el interior mismo de la Iglesia: replantear la visión tradicional cristiana, aportando presupuestos para una relación nueva con el mundo, la ciencia, la cultura, la economía, la política y toda la realidad humana planetaria. Un parto de vida con valiosas propuestas de cambio y transformación.

Pero, este posconcilio renovador duró pocos años. Los aires comenzaron a soplar en dirección claramente anticonciliar. La llegada del Papa Juan Pablo II, con la posterior del Papa Benedicto XVI, marcaban dirección con vuelta al pasado: era la Restauración.

Siguió como consecuencia una progresiva decepción y estancamiento, sin que la cristiandad tuviera acceso a la renovación del concilio, y la congelación se extendió por más de 35 años, que agravaron el atraso de siglos pasados.

Esto explicaría el imparable éxodo eclesial de muchos y, sobre todo, el que muchos cristianos no pudieran asimilar el espíritu y sabiduría aportados por el concilio Vaticano II,éste se convirtió en un libro cerrado para la mayoría. Y sin él, siguió la inercia de un convivir guiado por la rutina, el ritualismo, la obediencia a los preceptos de siempre, el autoritarismo jerárquico, la garantía de un uniforme y estereotipado pensar y obrar cristianos.

El “hijo del Hombre”, encasillado como respuesta ilusoria de un mundo trascendente y misterioso, se hizo irrelevante en el curso de la vida de cada uno y de la humanidad. Y cundió cada vez más la instintiva y superficial huida del Nazareno.

Claro que, los empeños de este tipo, jamás pudieron borrar el hecho histórico de la Resurrección de Jesús, que lo acredita como humano-divino y, en consecuencia, como Principio y Fin de la vida , Alfa y Omega del universo creado: “Nunca, de nadie, en ningún lugar, se dijo lo que de Jesús: ha resucitado”.

3. Retorno a Jesús: la fe que no es política, no es fe cristiana

El Papa Francisco, con un cambio de timón marcó nueva dirección y volvieron los aires renovadores, reabrió el concilio, reivindicó la persona de Jesús de Nazaret, fundamento y medida de los valores de la dignidad humana y de la imagen del Dios Amor- Liberador.

Bien, ¿y que tiene que ver todo esto con la presencia y compromisos de Jesús en la vida política?

Jesús se sentía con la misión de implantar el Reino de Dios en este mundo y no podía desentenderse de allí donde estuviera ausente o pervertido. Se podría decir que el vivir – morirjesuánico reveló factores esenciales del drama humano, que los afrontó sin abdicar de su dignidad y señaló el camino para no transigir con la codicia, la soberbia y la hipocresía de quienes gobiernan pegados a su egoísmo e intereses.

La pregunta se hace entonces ineludible: ¿Hay en Jesús un código de ética humana, que acoge el grito de los más empobrecidos y excluidos de la sociedad y repudia a quienes no se avergüenzan de maltratarlos y explotarlos?

Ese código es un retrato de la vida de Jesús, de su comportamiento con los ciudadanos, las autoridades, el quehacer cotidiano de la vida, la naturaleza, el cosmos, Dios mismo.

Jesús a sus 30 años, anunció algo que conmovió a sus paisanos y les resolvía problemas importantes. Su proyecto atrajo la mirada de todo el poder político y religioso, no concordaban con él y tuvo que afrontar el dilema: o se callaba o lo cuestionaba; si lo cuestionaba, tenía que atenerse a las consecuencias.

Consecuencias que tienen que ver necesariamente con la política, pues en toda comunidad se construye un proyecto de vida común que trata de regular la política.

Entre esos proyectos, está el de Jesús de Nazaret que se convierte para el creyente cristiano, en paradigma de vida y convivencia humanas. Paradigma que él anuncia como Reino de Dios, al que todos nacen invitados para conocerlo y vivirlo por originarse en sujetos de innata capacidad y universal dignidad. Por ello, resulta connatural afirmar que la fe cristiana, desarrollada en convivencia, no puede renunciar a una política que haga realidad el proyecto de Jesús.

4. Capitalismo y cristianismo incompatibles

El capitalismo neoliberal conoce la fuerza y extensión que el cristianismo ha tenido en la historia y nada como él es capaz de romper la iniquidad que es consustancial al sistema capitalista. Desenmascarar la ideología neoliberal, es poco menos que herirlo de muerte. Pero el sistema procede astutamente y, en lugar de atacar directamente al cristianismo le asigna un lugar privilegiado pero no en el mundo terrenal y político, sino en el mundo posterior del cielo.

Para ello, aduce que la fe cristiana poco o nada tiene que ver con las preocupaciones y problemas humanos de la tierra; lo suyo es atender a la salvación de las almas, a sobrellevar con humildad, paciencia, las mil privaciones, sufrimientos y contradicciones de la vida, viendo en ellas pruebas para santificarse y acumular méritos en el cielo.

El Reino de Dios, del que habla Jesús, no sería para ser implantado en este mundo sino en el más allá; por lo que a la Iglesia le correspondería irlo haciendo crecer en el interior de cada persona, ya que la política es terreno vedado para la fe.

Desde esta perspectiva, el orden socioeconómico en el que se teje la convivencia, quedaría a merced de la política, tocaría a ella fijarlo, y es ella la que determinaría que ese orden es efecto de la voluntad divina, la cual establece la existencia de clases en ricos y pobres, como consecuencia de sostener que los pobres no trabajan y una minoría, que se erige en propietaria del proceso comercial-económico, extrae de él una plusvalía que le asegure beneficios ilimitados e incontrolados.

5. Histórica complicidad con el capitalismo

Este “legalizado” procedimiento no hubiera tenido lugar si en la política hubiera estado reconocido el proyecto de Jesús. Pero no lo estuvo y es para preguntarse si no lo estuvo porque la Iglesia –en su vertiente clerical de poder- se alió cómplicemente con la lógica del capitalismo neoliberal. Aunque hoy corregido por el Vaticano II, conviene no olvidar algunos textos – cito solo algunos- propios del Magisterio eclesiástico:

  • “Por su misma naturaleza, la Iglesia es una sociedad desigual con dos categorías: la jerarquía y la multitud de fieles; sólo en la Iglesia Jerarquía reside el poder y la multitud no tiene más derecho que el de dejarse conducir y seguir dócilmente a sus pastores” (Pío X, Vehementer, 12.)
  • “La diferencia de clases en la sociedad civil tiene su origen en la naturaleza humana y, por consiguiente, debe atribuirse a a la voluntad de Dios” (Pío IX, Syllabus, Enchiridin Symbolorum, 1960, (1540) .
  • “No se puede ser verdadero católico y verdadero socialista” (Pío XI, Quadragessimo anno, 12).
  • “Es injurioso decir que es necesaria una cierta restauración o regeneración de la Iglesia para hacerla volver a su primitiva incolumidad” (Gregorio XVI, Mirari Vos, 16).
  • “Defender y profesar que todo hombre es libre para abrazar aquella religión que, guiado por la razón, juzgara ser verdadera, es una doctrina condenada” (Pío IX, Syllabus, Enchiridion Symbolorum, 1960 (1540).
  • “Las mayores infelicidades vendrían sobre la religión y sobre las naciones si se cumplieran los deseos de quienes pretenden la separación de la Iglesia y el Estado, y se rompiera la concordia entre el sacerdocio y el poder civil” (Colección de encíclicas y documentos pontificios, Madrid, 1955, pp. 1).

Esta complicidad entre el capitalismo y la Iglesia preconciliar, hizo posible que el capitalismo reemplazase al Dios de Jesús por el dios dinero, que anula los valores de la igualdad y la justicia.

La fe cristiana reconoce al Dios de Jesús –Dios Amor y Padre de todos- como base y principio de una política fraterna, en tanto que la burguesía reconoce al dios dinero -dios egoísta- que enemista, divide y mata.

6. No se puede servir a Dios y al dinero

Se quiera o no, los cristianos capitalistas adoran al dios dinero, a quien rinden culto sin descanso ni fiestas de guardar, dando lugar a la herejía moderna de “cristianos por el capitalismo”.

Y nada puede negar el hecho contundente de que la persecución y crucifixión de Jesús se debió a la adoración idolátrica del dios dinero, encarnada en el imperio romano y en el sanedrín judío y no a la voluntad de un Dios que exigiría como reparación la sangre de una víctima de valor infinito para perdonar los pecados cometidos.

El cristianismo ofrece respuesta a fundamentales interrogantes y problemas del ser humano, terrenal ciertamente, pero ligado también a un ser transcendente, manifestado históricamente en la humanidad de Jesús.

El capitalismo se desentiende del contenido ético-político del proyecto de Jesús y cierra toda puerta que no sea para rendir culto al dios dinero.

Como comenta Juan Moreno en su artículo “El capitalisparásitodel catolicismo” el capitalismo es el parásito que se aposenta dentro del cristianismo, lo vacía de su contenido y lo rellena con la omnipotencia venenosa del dios dinero. Y alimenta la conciencia de que esa es la voluntad de Dios, que bendice a los que obtienen prosperidad y éxito en su trabajo, aunque sea apropiándose de lo que les pertenece a otros.

El dios capitalista es voraz y excluyente: exige adoración sin tregua ni compasión, desprecia los anhelos más naturales del ser humano y no le importa tener que afrontar un mundo de odio y de guerra, aun a costa de agitar un mar de lágrimas, soledad y desespero.

7. Nuestra solidaridad con las víctimas, camino para construir un mundo nuevo

Una mirada sociológica al mapa de España, nos muestra el grado de riqueza existente y la gran desigualdad con que está distribuida:

  • Un 28,6 % (1 de cada 4) apenas llega al final de mes con recursos para atender las necesidades diarias.
  • Más de 7 millones no llegan a los mil euros al mes, en tanto que 120.000 españoles cobran más de 20.000 € al mes. A pesar de la crisis, el número de ricos en España ha aumentado en estos últimos años.
  • España cuenta con 979.000 personas con un patrimonio de más de un millón de dólares (897.000 euros), 33.000 más que el año 2018.
  • Se ha calculado también el número de ultrarricos, que superan los 50 millones de dólares. En España serían 2.198 ultrarricos, lo que supone un 5,3 % más que el año 2018. Y de estos, 67 tienen patrimonios por encima de los 500 millones de dólares

(Globait Welt Report, Investigación de Credit Suisse, El País, 22-Octubre-2019).

Estos datos muestran la cruel paradoja de que en una sociedad que en gran parte presume de cristiana, existan desigualdades tan innecesarias y, por lo mismo, tan cruel y enormemente injustas. Y que haya políticos que no renuncian a su nominación cristiana, aún sabiéndose estar en la antítesis del Evangelio .

Dios no puede ser Padre de todos sin reclamar justicia para todos aquellos que son excluidos de una vida digna. Su modo de ser es la compasión que brota del amor y tiende a interiorizarse en nosotros para llegar a amar como El mismo nos amó.

El amor lo hizo acampar entre nosotros humanamente, entregado al servicio y liberación de los oprimidos y a la denuncia de los opresores.

Su grito más revolucionario fue que los que no interesan a nadie, los que no cuentan para la política oficial, los que son considerados sobrantes, esos precisamente son los que ocupan un lugar preferente en el corazón de Dios, tan preferente que serán los primeros

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

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Tadeo meza, candidato independiente gay que quiere llegar al congreso de Baja California

Viernes, 24 de mayo de 2019
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D0zENR2WoAEMy8KTadeo Meza es un hombre abiertamente gay que se encuentra en una batalla por convertirse en diputado de Baja California. El objetivo de Tadeo es llegar al legislativo local debido a que asegura que los partidos políticos postulan a los mismos políticos de siempre, los cuales cambian de partido cada vez que tienen la oportunidad para llegar a los curules.

“Yo creo en que lo personal es político, que es una frase de la lucha feminista. Todo lo personal es político y siempre incide en nosotros, y creo que si hemos llegado a un punto de impunidad tan grande como el que tenemos es porque nosotros no hemos ocupado los espacios de representación ciudadana”, señaló Meza en entrevista con el portal Animal Político.

Además, agrega: “Esta es una vía en la que nosotros podemos ocupar los espacios para evitar que los mismos de siempre continúen con la corrupción y con la impunidad en este ciclo”.

Tadeo, quien quiere llegar al congreso por medio de la vía independiente, señala que a lo largo de su vida ha sido objeto de discriminación y rechazo por su orientación sexual, incluso por su propia familia.

El joven candidato independiente explica que para su campaña solo ha intentado gastar el 1 % de lo que gastan los partidos. Su estrategia de difusión en su campaña es ingeniosa y busca economizar, pues pide donaciones de llaves viejas para posteriormente pulirlas y regalarlas como si se tratará mercancía publicitaría.

La idea con la que se obsequian es que representan las llaves para que los ciudadanos ingresen con él al Congreso del Estado.

“Una vez llegando al Congreso vamos a defender los derechos de las personas por el hecho de ser personas. Así como defendemos los derechos de las mujeres por ser personas, no específicamente por ser mujeres; igual las personas de la diversidad sexual lo que estamos defendiendo es nuestros derechos por ser personas, no por ser gays”, señala el político.

Además, agrega: “Nuestra intención no es un cargo público por un cargo público, es hacer ciudadanía desde un espacio libre de alianzas con grupos de poder. Y si bien es cierto coincido en las propuestas de austeridad e inclusión que abandera Morena, no me siento identificado con sus alianzas con los partiditos satélite que han acompañado a los mismos de siempre”.

Fuente desastre.mx. Con información de Animal Político.

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El presidente filipino Rodrigo Duterte califica de ‘gays’ a sus rivales

Jueves, 25 de abril de 2019
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flipinas-duterte-convictos-homosexuales-696x522El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, ha cuestionado la sexualidad de los candidatos de la oposición. El líder de extrema derecha apuntó al ex procurador general Florin Hilbay, que se presenta en las elecciones del 13 de mayo como candidato a senador de la coalición de oposición Otso Diretso.

Según el periódico Manila Bulletin, Duterte le insultó durante un evento de campaña. Dijo: “Este hijo de p*ta Hilbay. No hizo nada cuando era procurador general. Llenó su oficina de homosexuales. Actúa como un hombre y finge que Agot es su novia. Sé fiel a ti mismo. Tú eres gay. No te escondas detrás de un cobertor. Fuiste creado por Dios. Dios cometió un error. Sólo porque sea un Dios no significa que sea incapaz de cometer errores”.

El líder, conocido por sus extraños arrebatos, añadió: “A los gays: no se enojen conmigo. Una vez fui gay. Es verdad.”

También difamó a otros dos candidatos de la oposición, el senador Antonio Trillanes IV y el abogado de derechos humanos Chel Diokno. Dirigiéndose a Trillanes, dijo: “¿Es Trillanes un hombre o una mujer? ¿No quieres creer? Pregúntale a tus amigos gays. Te reto.” De Diokno, Duterte añadió: “No sabes si es mujer u hombre.”

Rodrigo Duterte tiene antecedentes contra el colectivo LGBT

Sin embargo, Filipinas es uno de los países asiáticos más amigos de la comunidad LGBT, y una encuesta realizada en 2014 reveló que el 73 por ciento de los filipinos cree que la homosexualidad debería ser aceptada.

Pero Duterte es conocido por hacer comentarios extravagantes y ofensivos sobre las personas LGBT+. En febrero, afirmó que el 40 por ciento de los combatientes rebeldes son homosexuales.

En 2017, afirmó que los criminales están más allá de toda ayuda porque las prisiones convierten a las personas en gays. Dijo: “[Los convictos] ya son monstruos en el sentido de que son incapaces de establecer una relación con una mujer. Desarrollan una aberración de la mente. No quieren salir de la cárcel porque consiguen comida gratis allí….y tienen amantes, quieren volver a la cárcel [para estar] con sus amantes”.

En 2016, el entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, canceló una reunión con Duterte después de que éste hiciera comentarios homofóbicos sobre el embajador estadounidense Philip Goldberg. Duterte había dicho: “Tuve una discusión con su embajador gay, el hijo de puta. Él me hizo pedazos.”

Fuente Cromosomax

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“¿Cómo puede ser xenófobo un político cristiano? “, por Alejandro Córdoba

Miércoles, 27 de marzo de 2019
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candidato-VOX-Santiago-Abascal-hospitalizado_EDIIMA20160907_0186_20De su blog Creyentes y responsables:

No entiendo al político que considerándose cristiano basa su razonamiento en un discurso racista y xenófobo.

En la Biblia queda muy claro que: Al forastero que reside junto a vosotros, lo miraréis como a uno de vuestro pueblo; y lo amarás como a ti mismo; pues forasteros fuisteis vosotros…. Venid, benditos de mi Padre, porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis…..

 Me da miedo el político que se dice creyente pero que desprecia y manipula al pobre y olvida que los inmigrantes son hijos de Dios.

 Me da miedo la visión sesgada de la realidad que tiene un político que no reconoce que los inmigrantes no son invasores sino personas desesperadas que huyen del hambre  y de la violencia.

 Me da miedo que un político no quiera abordar las causas por las que tantos inmigrantes huyen de sus países.

 Me da miedo el político que no quiere reconocer el interés de las multinacionales, con la complicidad de su gobiernos, por hacerse con los  recursos de países que merced a esos recursos no son pobres pero sí empobrecidos, ya que no les dan ni las migajas de los beneficios obtenidos.

 Me da miedo el político que fomenta el odio y cuyo discurso está en contra del humanismo que emana de los Derechos Humanos y de la Doctrina Social de la Iglesia.

 La inmigración es, ciertamente, un asunto complicado y difícil. No lo va resolver el buenismo demagógico de unos políticos ni los discursos xenófobos y racistas de otros. Hay que abordarlo con visión política asentada en la solidaridad y el sentido de justicia.

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Fuente Religión Digital

Cristianismo (Iglesias), General , , , , ,

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